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Hice el amor con mi Madre pt.2

Era otro día y me desperté tarde. Mamá ya estaba en la cocina, preparando el desayuno. Llevaba una blusa ajustada que se pegaba a cada curva y unos pantalones que marcaban su trasero grande y redondeado. Cada vez que se movía, no podía evitar fijarme en cómo su culo se movía de un lado a otro.
 
Me acerqué por detrás, con la intención de sorprenderla. La rodeé con los brazos, sintiendo su cuerpo suave contra el mío. Le di un beso en la cabeza, algo que solíamos hacer, pero hoy lo hice con una intención un poco más intensa. Ella se rió suavemente, un sonido que me hizo sonreír.
 
Sin decir una palabra, me incliné más cerca y mi pene rozó su trasero. Sentí cómo su cuerpo reaccionaba al contacto, y me moví un poco más para frotarme contra ella. Ella se quedó quieta por un momento, sintiendo el roce, y luego empezó a moverse ligeramente, como si estuviera disfrutando del contacto.
 
—¡Ay! ¿Qué estás haciendo? —dijo, su voz sonando sorprendida pero también juguetona.
 
—Solo quería darte un abrazo. —respondí, con una sonrisa mientras continuaba el contacto—. ¿Qué pasa?
 
Ella soltó una risa nerviosa y su trasero se movió un poco más contra mí, como si estuviera buscando el roce.
 
—No te hagas el inocente. —dijo, aún sin girarse—. ¿Qué planes tienes para hoy?
 
—Nada especial, solo pensaba que podríamos hacer algo juntos. —dije, notando cómo su cuerpo seguía pegado al mío—. ¿Qué te parece si hacemos algo diferente?
 
Ella permaneció en la misma posición, con su culo presionando contra mi pene, y me miró por encima del hombro.



—Papá me llamó esta mañana. Dijo que se quedará en el trabajo por dos semanas. Así que pensé que podríamos hacer algo divertido. —dijo—. ¿Qué te parece si pintamos una habitación? O tal vez salir a bailar o aprender algo nuevo.
 
Mientras hablaba, su cuerpo se movió ligeramente, y sentí cómo su trasero se frotaba más contra mí. Ella parecía estar respondiendo al contacto, ajustándose más cerca.
 
—¡Eso suena genial! —dije, con una sonrisa—. Me encantaría pasar el tiempo contigo y hacer algo diferente.
 
Ella rió y continuó moviéndose ligeramente contra mí, como si estuviera disfrutando del roce.
 
—Perfecto, entonces. Vamos a hacer algo divertido. —dijo, acariciando mi brazo con una sonrisa y aún arrimándose—. Estoy emocionada de pasar tiempo contigo.
 
La forma en que su cuerpo respondía al contacto me hacía sentir una chispa de deseo. La idea de estar solo con ella durante las próximas semanas se sentía más atractiva con cada momento que pasábamos juntos. La tensión entre nosotros era palpable, y no podía esperar para ver cómo se desarrollarían las cosas.
 
Estábamos listos para pintar la habitación. Mamá llegó con una camiseta suelta amarrada justo debajo del pecho, mostrando su ombligo y un pedazo de su abdomen. El short que llevaba era tan corto que casi no cubría nada, dejando sus piernas gruesas y firmes a la vista. La vi y casi se me cae la mandíbula. Cada vez que se movía, la camiseta se le levantaba y el short se le pegaba a ese culo grande. Era imposible no mirarla.
 
Yo estaba en un short y una camiseta normal, pero me estaba costando concentrarme. Cada vez que ella se movía, se estiraba o se agachaba, mi mirada se iba sola hacia ella.
 
Ella se inclinó para abrir una lata de pintura, y el short se le subió aún más, mostrando más de esas piernas que me volvían loco. Mientras pasaba por detrás de mí para agarrar una brocha, sentí su trasero pegándose contra mí. No fue un accidente; lo sentí claramente, y el calor y la humedad de su cuerpo me golpearon de inmediato.
 
—Ups, perdón —dijo ella con una sonrisa traviesa mientras se movía contra mí.
 
—No te preocupes —le respondí, tratando de disimular lo incómodo que me sentía.
 
Ella siguió moviéndose por la habitación. En un momento, se inclinó para recoger algo y su culo se pegó a mí con un roce más fuerte. Sentí el calor y la presión de su trasero contra mi cuerpo. Ella se rió mientras lo hacía.
 
—Tienes que moverte más rápido si quieres evitar estos "accidentes" —comentó con un tono juguetón.
 
Más tarde, pasó por mi lado y me dio otro arrimón. Esta vez, el roce fue más evidente, y el calor de su cuerpo contra mí se hizo más intenso. Ella se giró para mirarme con una sonrisa traviesa.
 
—¿Cómo te va con la pintura? —preguntó, con su culo aún presionado contra mí.
 
—Más distraído que pintando —dije, con una risa nerviosa.
 
Cuando se inclinó para recoger algo del suelo, su culo se pegó a mí con una presión mucho más fuerte. Sentí que ella estaba un poco mojada y me di cuenta de que todo esto no era casualidad. Ella estaba claramente disfrutando la situación y quería que yo también lo notara.
—¿Qué piensas de estos "accidentes"? —dijo, levantándose lentamente y mirándome con una sonrisa pícara.
 
—Definitivamente no parecen accidentes —respondí, dándome cuenta de que todo esto era a propósito.
 
Pasó por detrás de mí y su culo se pegó a mí de forma intencional. Sentí cómo se movía contra mí, y el calor de su cuerpo se hacía más evidente. Ella me miró con una sonrisa traviesa mientras su trasero se frotaba contra mí, y supe que ella también estaba atraída por mí.
 
—¿No tienes nada que decir sobre estos "accidentes"? —preguntó, divertida.
 
—Solo que me estás haciendo pensar en todo menos en la pintura —dije, con una sonrisa que no podía ocultar.
 
Ella se acercó para limpiar un poco de pintura de mi cara, y el roce de sus dedos hizo que la tensión fuera aún más palpable.
 
—Me gusta mantenerte en alerta —dijo, sonriendo con complicidad.
 
Era imposible concentrarse en la pintura con todos esos roces y la cercanía constante. Cada vez que se movía, esos arrimones me mantenían pensando en cualquier cosa menos en el trabajo.
 




Mientras estábamos pintando, mi mamá se inclinó para recoger algo, y su culo se frotó contra mí. El contacto fue directo y húmedo, y noté cómo su short se ajustaba aún más, con gotas evidentes. Sentí el calor y la humedad de su cuerpo, y me di cuenta de que estaba bastante excitada.
 
—¡Ups! —exclamó, al ver la gran mancha de pintura blanca en mi camiseta negra—. Creo que te he hecho un lío.
 
—No te preocupes —le respondí, riendo—. Ahora tengo una camiseta de edición limitada.
 
Ella se acercó con una sonrisa traviesa y decidió ofrecerse a limpiar la mancha. Tomó un pedazo de su camiseta por la parte de abajo, lo humedeció con un poco de saliva y se acercó a mí. Mientras lo hacía, su cuerpo se frotó contra el mío, y sus tetas se estrellaron contra mi pecho. No pude evitar notar cómo sus pechos se movían con cada roce.
 
—Déjame ayudarte con eso —dijo, su voz cargada de coquetería mientras sus tetas presionaban contra mi pecho.
 
Intentó limpiar la mancha, pero no parecía tener mucho éxito. Ella se dio cuenta de que la camiseta estaba demasiado manchada y se rió.
 
—Creo que esto no va a funcionar —dijo, con una sonrisa—. Mejor te quito la camiseta y la lavas después.
 
Sin esperar respuesta, me quitó la camiseta con una rapidez que me tomó por sorpresa. Mientras lo hacía, vi cómo sus ojos recorrían mi torso tonificado, y noté cómo se mordía los labios, claramente admirando lo que veía.
 
—Vaya, parece que has estado trabajando duro en el gimnasio —comentó, con un tono de admiración—. Estás bastante en forma.
 
Me miró mientras mantenía mi camiseta en sus manos, y la tensión entre nosotros estaba al máximo. No podía evitar sentir el roce constante de su cuerpo contra el mío, y la situación se volvía cada vez más intensa mientras ambos bromeábamos y reíamos.
 
 
 

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