Hola, antes que todo quiero aclarar que este es un relato ficticio que alguien creo y publicó en la red. Yo lo que hice fue tomar ese relato pero reversionarlo de una manera más "argentinizada" si se quiere. Espero que sea de su agrado y que lo disfruten.
El bully de mi hijo.
Hola, mi nombre es Claudia, para que me conozcan un poco, tengo 37 años, mi altura es de 1.60 metros y tengo un cuerpo de complexión delgada, aunque con unas piernas y culo muy trabajados por el ejercicio, me gusta mucho entrenar y mantenerme en forma desde que era joven, además de que tengo unas tetas muy grandes y naturales por genética de mi madre.
Desde la secundaria notaba que mis compañeros e incluso hombres muy mayores se enloquecían y excitaban mucho cuando me veían, pues tengo unas curvas muy notorias que me hacen sentir orgullosa y segura. Aunque nunca tuve mucha actividad con nadie pues siempre fui muy reservada y con una estricta educación cristiana.
Tengo un hijo llamado Daniel que actualmente está en la secundaria, mi relato comienza precisamente un día que me llamaron de su escuela, para decirme que a mi hijo lo habían golpeado en la escuela, así que fui a buscarlo y saber que había pasado exactamente.
Al llegar a la escuela pude ver que los jóvenes de ahora son más malos que antes, pude ver a unos chicos fumando a escondidas, las chicas vestidas con faldas muy cortas y escotes muy pronunciados, incluso vi a una pareja besándose muy intensamente en el patio, mientras el chico metía su mano en la tanga de la chica por debajo de la falda, una total locura.
Cuando entré a la oficina de la directora pude ver a mi hijo sentado con la ropa sucia, y sangre saliéndole por la nariz y un brazo. Inmediatamente me acerque a abrazarlo y ayudarle a limpiarse las heridas. La directora fue a la puerta y llamo a un tal Gabriel, que era quien había abusado de mi hijo,
Imaginen mi sorpresa al ver que Gabriel era precisamente el chico que vi metiendo su mano en la tanga de la chica en el patio. Era un joven muy alto y pesado, vestía una campera gruesa, pues estábamos en invierno, la verdad es que era un chico guapo, lo cual me molestó bastante pues además de ser un abusón, seguro también tenía muchas mujeres a sus pies.
Ya estando los 4 en la oficina, la directora me relató lo sucedido, y que Gabriel había molestado a mi hijo, luego sentenció a Gabriel a una suspensión de 4 semanas de la escuela y un ultimátum de que si lo volvía a hacer lo expulsarían. Gabriel pidió disculpas a mi hijo, pero soltó una sonrisa que la directora no logró ver, pero era un claro gesto de que sus disculpas no eran honestas, y la cosa no iba cambiar realmente.
Al salir de ahí, manejé hasta casa con mi hijo de copiloto, y le pregunté como se sentía al respecto, él me comentó que daba igual lo de la suspensión y la disculpa, que el acoso de Gabriel ya llevaba varios meses y aunque él había hablado con la directora antes, en realidad todo quedaba en un pequeño regaño, y luego mi hijo terminaba pagándola con una golpiza aún mayor la próxima vez.
Escuchar esto me dejo en shock, ¿qué tan mala madre soy para no haberme dado cuenta que a mi hijo lo molestaban desde hace varios meses? Y lo peor es que nadie había hecho nada al respecto, me sentí muy mal y decidí pensar que hacer para resolverlo.
Al siguiente día me puse en acción, mi esposo se encontraba fuera de la ciudad por cuestión de trabajo, así que decidí ir a la casa de Gabriel por mi propia cuenta, para hablar con sus padres y tratar de dar solución a este asunto.
Llamé a la puerta y por desgracia quien me abrió fue el mismo Gabriel.
Hola Gabriel, ¿están tus papás?
-No, están trabajando y no vendrán hasta la noche.
Que mal, pensé, eso no me lo esperaba, ahora mi venida será totalmente una pérdida de tiempo. Ahora no sabía que hacer ahí con Gabriel, que debo confesar, me sorprendió verlo con ropa más ligera, traía una camiseta de mangas cortas que dejaban ver unos brazos muy fuertes y musculosos, al igual que sus pectorales, además llevaba shorts que dejaban ver unas lindas piernas.
-Vaya mala suerte, le dije, soy la madre de Daniel, seguro me recuerdas.
-Claro que si, me sorprendió cuando la conocí, no pensé que un chico tan feo y tonto como Daniel pudiera tener una mama tan buena y hermosa.
No me esperaba esa respuesta. Desde luego, aquel chico era un desvergonzado y un guarro, que no guardaba ningún tipo de respeto por una señora como yo, que podría ser su madre. Lo que más me jodía era que seguramente su desparpajo unido a su gran atractivo físico lo convertirían en un ligón, en el más deseado por las chicas. A las mujeres nos ponen los chicos malos. Pero esa clase de chicos solían acabar mal. Debo confesar que su comentario me gustó un poco.
-Mmm gracias, supongo.
-Porque no pasás hermosa?, y me contás a qué viniste.
Caminé hacia dentro de la casa, él mirándome el culo me dijo:
-Wow pero que tremendo orto tenés, se nota que lo trabajas bien en el gym, seguro muchos hombres ahí te quieren cojer.
Pero con quién se creía que hablaba este hijo de puta. Yo no era una de aquellas pendejas inmaduras que piensan aún con la concha y no con la mente. Yo era una mujer decente y enamorada que no se iba a dejar intimidar por las groseras palabras de un desubicado, sin importar lo sexy que se veía en ese momento.
-Mira, pibe. Tené un poco de respeto hacia una mujer casada de 37 años que es madre de dos hijos. Y deja en paz a Daniel, él es un buen chico y no merece que lo maltraten.
-Mire, yo a su hijo lo maltrato solo porque me divierte, necesita que lo pongan en su lugar y aprenda a respetar a sus superiores, y podría hacer lo mismo con su esposo si hiciera falta.
Vaya, pensé, la cosa no sera tan fácil como imagine, este chico esta decidido a seguir molestando a mi hijo, y lo que dice sobre mi esposo seguro es verdad, Gabriel a pesar de ser mucho más joven, es muy alto y fuerte, se nota mucho que hace pesas y sabemos que entrena kickboxing en las tardes, es un completo animal que disfruta la violencia... Y sus brazos, wow están impresionantes, mi esposo en cambio es un hombre bueno y delgado, jamás a estado en una pelea.
-Por favor Gabriel, deja en paz a mi hijo. ¿Qué querés que haga para convencerte?
-Señora...
-Claudia..
-Ok, Claudia, que te parece si compras la paz de tu hijo con tu cuerpo, estas buenísima y me encantaría darte una buena cojida, con eso tal vez podría pensarlo, de verdad deseo muchísimo cojerme ese culo y esas tetas.
Pero ¿cómo se atrevía este pendejo desubicado a decirme eso?! Fue una completa falta de respeto, una total guarrada, y lo peor es que eso me empezó a excitar, el saber que un chico tan joven se sentía deseoso de mi a pesar de mi edad, dudé un poco y le respondí:
-No puedo hacer eso Gabriel, entendé que soy una mujer casada.
-Bah, casada con un inútil pito chico, a leguas se le nota que esta mal cojida, Claudia a usted le hace falta un macho de verdad.
-Pará por favor...
-No lo niegues Claudia, desde que llegaste no has dejado de mirarme los brazos y la entrepierna.
¿Cómo lo supo? Pensé, acaso fui demasiado obvia; estaba en problemas, empecé a sentir como mi rostro se empezaba a sonrojar con esas palabras... me hice la fuerte y respondí:
-Entendeme Gabriel, pedís demasiado.
-Dale Claudia, se nota que lo deseas, tenés una cara de puta que no podés con ella, tu cuerpo tan rico merece una buena cojida, te confieso que después de verte en la escuela, llegue a mi casa a masturbarme pensando en ti.
Nuevamente otra grosería, este chico no tenia remedio, seguía insultándome y cada vez sus palabras me excitaban mas y molestaban menos.
-Gabriel, aceptarías cerrar el trato solo con un pete??
No se por qué se lo propuse, ni se lo dije de esa manera; quedé como tremenda trola. Yo llevaba 18 años casada con Enrique, había llegado virgen al matrimonio y siempre le había sido fiel. Pero soy madre y, aunque siempre he sido una mujer decente y recatada, por mis hijos haría cualquier cosa. Ellos están por encima de mi catolicismo.
-Jajajaja está bien, acepto, pero seguro una vez que empecemos no podrás parar.
Subimos a su habitación, yo estaba muy nerviosa, vine a esta casa a hablar con sus padres y ahora estaba a punto de hacerle un pete, además, no tenía ni ninguna certeza de que luego él cumpliese su palabra. Si él quería podía convertirme en su puta particular y seguir con lo suyo, lo miré con los ojos llorosos y dije:
-¿Me garantizas que si te la chupo no volvés a molestar a Daniel?
-Sí, no te preocupes, la vida de Daniel mejorara una vez que cumplas con esto.
Por un lado, me sentía halagada de atraer a un muchacho tan joven, y deseaba cojer con semejante machote, ademas lo hacía por mi hijo así que no sería infidelidad. Pero por otra parte, si que sería traicionar al gran amor de mi vida. Por no hablar de lo indigno que sería tener sexo con el chico que le había estado haciendo la vida imposible a mi hijo: él golpeaba e insultaba a mi hijo y a cambio recibía el premio de cojer conmigo.
Además tenía miedo: mi vida sexual siempre había sido muy tradicional, y quién sabe que clase de guarradas se le podrían ocurrir a este depravado.
Llegamos a su habitación, y me miró lascivamente.
-Estás lista? -me dijo.
-Sí.
Él se acero hacia mí y empezó a besarme, aparte de mi marido, que siempre ha sido muy torpe en cuanto a besos, solo había besado levemente a otro chico cuando era muy jovencita, pero este beso de Gabriel fue muy superior a esos dos, abrí nuevamente mi boca para sentir su lengua, cuando él empezó a acariciar muy suavemente mi seno izquierdo a través de la ligera tela de mi blusa ¡Mi talón de Aquiles! Lo sentí tan bien, que las rodillas me temblaron, me empezaba a excitar de verdad.
Acto seguido se quitó la camiseta y no puedo explicar la calentura que me agarró. Delante mío tenia un macho impresionante todo musculoso y marcado, con unos pectorales bien tonificados y unos bíceps increíbles que ya me dieron ganas de chupar.
Me dijo: -y bien puta era esto lo que esperabas?.
-No, es más de lo que me esperaba. Le dije.
-Bueno, entonces vení acá y empezá a chuparlos.
Y me tire encima de esos bíceps grandes y duros como la piedra y se los empecé a chupar y a morder, era una sensación increíble. Su virilidad me tenia conmovida (o más bien, caliente).
Seguí besando un poco más ahora sus pectorales y bajando por su abdomen.
Él levanto mi cara para besarme, y luego me saco mi blusita, y desabrochó mi corpiño dejando mis tetas al aire, se quedó un rato contemplándolas. Eran grandes, firmes y con unos pezones rosados, me las tocó, mientras me las sobaba, estaba como hipnotizado; creo que nunca había estado con una mujer con pechos como los míos, me chupó el cuello sin apartar sus manos de mis tetas. Bajó su lengua hasta mis pechos. Me comió las tetas, me las chupó y me las lamió. No quise, pero me gustó sentir su lengua en mis pezones, por lo que le agarré su cabeza y la apreté sobre mi, estaba cada vez mas cachonda.
Mientras me succionaba las tetas con la boca, uso sus manos para desabrocharme la falda y quitármela, dejándome solo en bombacha. Acto seguido me agarró del pelo y me dijo:
-Bueno Claudia, a lo que viniste...
Y me empujó hacia abajo, poniéndome de rodillas cerca de su bragueta, había llegado el momento de cumplir mi promesa...
Se bajo la bragueta y por fin sacó la pija, lo que vi me dejo impactada, era la pija más grande que jamas hubiera visto, unos 27 cm que dejaban ridículos los penes de mi marido y de mi hijo, además era de un grosor imponente, realmente me calenté al ver esa herramienta poderosa.
Empecé a chupársela, muy lentamente al principio, su sabor era maravilloso, una verga deliciosa y grande que casi no cabía en mi boca. Recorría con gusto la pija desde el glande hasta los huevos.
Con lo excitada que estaba, empece a tocarme la concha sobre mi bombacha, estaba muy mojada, no lo podía creer, ese chico tan joven me tenia en un estado de calentura total.
Seguí chupándole la pija cada vez más rápido, se la chupaba con ganas, me la metía lo más profundo que podía y me quedaba ahí un rato mientras le pasaba la lengua por todo los costados de la verga, mi cabeza subía y bajaba con velocidad frenética comiéndome el tronco de Gabriel, él acompañaba los movimientos con su mano en mi nuca mientras decía entre gemidos: ¡dale, dale…así…chupa, chupa, chupa…dale! Que boquita de petera que tenés, yo no me equivoqué, siempre dije que esa boca era de una petera reprimida". Luego me agarró del pelo, me dijo que abriera bien grande la boca y entonces empezó a mover la cadera para adelante y para atrás metiéndome la pija en la boca… si, me estaba cojiendo por la boca como si no hubiera un mañana, y me estaba gustando demasiado.
Me volvió a hundir la cabeza en su pija y luego agarró la base de su verga y la empezó a mover de un lado a otro de mi boca, con el glande empezó a hacer presión en mis mejillas desde adentro. Gabriel me sacaba la pija de la boca y me la refregó por la cara, me pegaba con la verga como si fuera un garrote.. en las mejillas, la boca, la pera e incluso hacía presión con la cabeza de esa tremenda pija en mi nariz mientras decía "oleme la pija hija de puta, sentí el olor de un verdadero hombre»... ese olor me puso a mil y me excito aún más..., era como el perfume que siempre quise oler.
Yo estaba que no cabía en mi, tenia la concha completamente mojada, jamas me habían excitado de esta manera, realmente quería sentir su enorme verga dentro de mi, pero no podía, habíamos pactado solamente un pete y ya lo había cumplido, podía levantarme en ese momento y retirarme del lugar, pero realmente estaba disfrutando mucho de esa pija, de ese macho...
En eso Gabriel me tiró del pelo e hizo que me levantara, me dio un beso en el cuello y me apretó el orto fuertemente, jamas me habían apretado tan fuerte el culo, sentí un dolor muy rico que me encanto, podía sentir las poderosas manos de Gabriel sobre mi... en eso me levantó y me cargó con mis piernas alrededor de su cintura, se movió hacia su cama y me tiró dejándome caer ahí cual trapo de piso, esa brutalidad, no se por qué pero me encantaba.
Nos recostamos en la cama y pude sentir sus manos que acariciaban el sedoso interior de mis muslos. Cuando no pudo resistir, sus manos empujaron el borde de mi bombacha, toda mojada por mi excitación, hacia un lado y pude sentirlo masajeando suavemente mi concha. Contacto directo, es lo que necesitaba. Gemí.
-¡Aaaaaahhh! ¡aaaaaahhh! ¡siiiiiiiií! ¡aaaaaaaaaahhhh! -¡Aaaaah! ¡aaaaah!
Sus manos separaron mis piernas y con gentileza ahuecó la húmeda suavidad de mi conchita a través de mi bombacha. Pensé que la a iba a mojar más de lo que ya estaba. Se sentía tan bien. Pensé dejarlo unos minutos más y entonces lo obligaría a detenerse. Gabriel hizo a un lado la tela de mi bombacha, y ya su mano estaba en mí, puso su dedo sobre la cerrada abertura de mi concha y empezó a meterlo despacito, conforme me humedecía más y más, él me metía más dedos.
Me estaba metiendo en problemas, este no era parte del trato, solo era hacerle un pete y ya está, débilmente trate de detenerlo:
-Basta Gabriel, ya cumplí mi parte del trato, debemos parar de una vez...
-Calláte puta, no podés ocultar que estas disfrutando de lo lindo, dentro un rato vas a pedir que te rompa toda la concha.
No Gabriel, por favor uff, aaahhh sii que ricooo aaahhhh Gabriel ¿qué me estas haciendo? aaaahhhhhh Dios que delicia.
Finalmente gemí: Gabriel tenemos que parar, me estoy excitando demasiado, no debo estar acá. Por respuesta, él puso sus labios sobre mi clítoris, por encima de la tela. ¡Va a comerme toda la concha! Eso es algo que mi esposo nunca ha hecho. Cuando empezó a sacarme la bombacha finalmente lo detuve, le dije que nos estábamos dejando llevar demasiado y que no podía permitir que eso pasara. Él me dijo que entendía y prometió que todo estaría bien, y que se detendría en cuanto yo se lo pidiera...
Con esas promesas levanté mis caderas para permitirle que me sacara la bombacha. Quería realmente sentir su boca sobre mi concha.Me recosté de espaldas mientras él empezaba a besar despacio alrededor de mis labios vaginales, antes de empezar a lamer mi muy humedecido clítoris. Mientras hacía esto continuaba apretando mis pezones con una mano y metiendo sus dedos en mi conchita con la otra. Yo estaba en éxtasis, esto era tal y como lo había imaginado que sería. Él sabía cómo tratar a una mujer, qué hacerle y cómo hacerlo. No tardé en sentir cómo se forjaba un orgasmo dentro de mí. Decidí que necesitaba ese orgasmo, mi esposo raramente logra hacerme venir, así que decidí llegar hasta la culminación del orgasmo y entonces podría detenerme. Lo necesitaba tanto. Estaba tan excitada ahora que gemía fuertemente muy alto, entonces lo sentí... un orgasmo terriblemente intenso recorría mi cuerpo como un escalofrío, lo sentía desde mis piecitos hasta mi cabeza, era un éxtasis total. Hasta creo que se me pusieron los ojos en blanco de tremendo orgasmo que tuve. Parecía poseída por un demonio, aunque realmente lo estaba por su pija.
Estaba tan excitada y embrutecida que no me di cuenta en que momento él se sacó la ropa y se puso entre mis piernas. Cuando sentí que sus labios tocaban los míos, abrí los ojos para encontrarme con que estaba arriba de mí y vi hacia abajo para verlo poniendo su grueso instrumento entre mis estremecidos labios vaginales. Era enorme, de mas del doble de tamaño del de mi esposo, y tal vez el triple del de mi hijo. Temblé por el descomunal tamaño conforme él empezaba a metermelo.
-Gabriel no, pará, no podemos, su respuesta me sorprendió “Te prometo que la saco enseguida, sólo quiero sentirme dentro de ti unos momentos, oh sí se siente delicioso”- decía mientras empujaba otros centímetros dentro de mí. Estaba horrorizada, él no iba a parar. ¡Me iba a cojer! ¡No, me estaba cojiendo! Protesté nuevamente: no Gabriel por favor, por favor no, por favor- supliqué. -No puedo, ooohhh, nooo aaah ufff siiii..
No podría creer lo que estaba pasando, pero me resultaba tremendamente emocionante ser cojida por alguien que no era mi marido, peor aún era el chico que humillaba a mi hijo, ahora me estaba haciendo su puta, me estaba pegando tremenda cojida y me estaba gustando, me tenía en completo trance, mi marido jamás me había puesto así de caliente.
Traté de cerrar mis piernas pero era demasiado tarde, estaba empezando a correrme conforme él penetraba más, abriendo mi canal vaginal más de lo que nunca lo había estado. Mi cuerpo me traicionó y mis caderas empezaron a levantarse empujando contra él mientras un orgasmo gigante tomaba posesión de mí. No podía evitarlo, no podía ni hablar, sólo gemía muy alto y empujaba contra él mientras me follaba para hacerme correr.
-¡Ahh, ahh, asiií, ahhh, ahhh, asiií, ahhh, ahhh!
-¡Ahh, ahh, asiií, ahhh, ahhh, asiií, ahhh, ahhh! –Jadeaba
Él metía y sacaba su pija metiéndola cada vez más adentro con cada empujón hasta que finalmente toda su herramienta estuvo completamente dentro de mí. Su pelvis pegada con la mía. Iba a empezar a protestar nuevamente cuando sentí su grueso palo empujar aún más profundo y tocar mi cérvix a la entrada de mi útero. Eso fue todo. Exploté en el mayor orgasmo de mi vida. Pensé que me desmayaría mientras oleada tras oleada de placer recorrían mi cuerpo. Estaba en el cielo!!!
Cuando finalmente recuperé el sentido comprendí que mi concha se había ajustado plenamente a su grueso tamaño y su inmenso tronco estaba entrando y saliendo suavemente de mi húmeda grieta. Todos mis pensamientos sobre mi esposo y mi hijo habían desaparecido. Estaba enamorada de esa tremenda pija. Mi cuerpo finalmente tenía lo que había estado esperando toda la vida. Yo gemía mientras él se adentraba en mí, relamiéndome con el placer puro que su verga me estaba dando.
En este punto yo ya gemía como una perra en celo y pegaba gritos, Gabriel no bajó el ritmo y prosiguió en la misma pose a seguir con la cojida que me estaba dando, un rato después volví a acabar en otro potente orgasmo. Gabriel se acostó boca arriba y me puso arriba de él, me dijo: "vení putita y cabalgáme la pija", yo empecé a saltar con mis manos en los pechos de él, metiéndome toda la pija dentro de mi… pegando un gemido más que notorio, llegué a mi 4º orgasmo en menos de 20 minutos, Gabriel siguió acostado boca arriba, y me dijo que me de vuelta dándole la espalda a él, mirando hacia el espejo.
Así seguí en esa pose cabalgando la gruesa verga de Gabriel, él me agarraba de la cadera y acompañaba el movimiento, estaba disfrutando como una verdadera puta en celo y así llegue al 5º orgasmo en menos de media hora (yo no sabía que era multiorgásmica, al menos nunca pude acabar tantas veces antes).
No podía creer lo que estaba haciendo, me estaba dejando cojer por el bully de mi hijo, él era el macho alfa, y no solo eso, sino que lo estaba disfrutando... aún más que eso, me estaba enamorando de él! Pero no me importaba, solo quería que me siguiera cojiendo. Ya me había hecho su puta, y eso no iba a cambiar de mi parte.
Él me ordenó que me ponga en 4, y comenzó a cojerme en la pose del perrito, agarrándome del pelo comenzó sus embestidas, yo ya empezaba a perder la voz de tanto gritar, empecé a suplicarle: "Cógeme, cógeme, cógeme…así, así, así…si, si, si, si, si, ahhhh, ahhhhh, ahhhhh…aaaaaahhh… sos un dios en la cama hijo de puta, que buena cojida", esa frase elevaba el ego de Gabriel y aumentó aún más la violencia con la que me estaba cogiendo a provocándome un nuevo orgasmo...
Caí desplomada de panza al colchón, estaba bañada en sudor y totalmente satisfecha, se me notaba en la sonrisa lujuriosa del rostro, nunca me habían cojido tanto y tan bien.
Gabriel se puso sobre mi y volvió a penetrarme, era impresionante el aguante que tenía, yo estaba totalmente satisfecha, pero si me seguían cojiendo, por mí, maravilloso.
-"Gabriel mi amor, no puedo creerlo, sos un verdadero Dios del sexo, me diste la mejor cojida de mi vida, mi esposo no se compara con vos, no te llega ni a los talones, vos sos una máquina, una bestia imparable.»
_”Así es perrita, a partir de ahora sos mía, y te voy a cojer todas las veces que yo quiera.”
-Si mi amor, soy toda tuya, cojeme cuando se te cante, quiero complacerte en todo. Soy tu puta a partir de hoy.
Dicho esto, Gabriel metió nuevamente su enorme pija dentro de mí, y empezó a bombearme fuerte en posición de misionero; era fantástico tener adentro este tronco grande, poderoso y prohibido, ya sentía forjarse en mi estómago un nuevo orgasmo rápidamente. ¡Me iba a correr nuevamente! El empuje de Gabriel se hizo más frecuente y me di cuenta de que él estaba a punto de correrse también. Estaba un poco decepcionada porque sabía que la sacaría y terminaría antes de que me corriera yo otra vez, y yo estaba tan cerca.
En eso lo sentí. La sensación que he estado buscando todo este tiempo, empujó su cuerpo entero y sentí como la punta de su glande se apretaba contra mi cérvix. Él gruñó con fuerza y lanzó el primer chorro de semen profundamente dentro de mí. No iba a sacarla. Se estaba corriendo en mis entrañas. Me llenó de sentimientos encontrados de éxtasis y terror, traté de empujarlo, pero ya era muy tarde. Sus manos sujetaban las mías y estaba empujándose dentro de mí con toda la fuerza e intensidad de su orgasmo. Lo que más me sorprendió es que se sentía muy bien. Cuando mi esposo se viene, su semen tan sólo escurre fuera de él. Con Gabriel en cambio podía sentir su caliente líquido literalmente disparando dentro de mí. Salía con tal fuerza y cantidad suficiente que podía sentir verdaderamente cada chorro prohibido bañar mi cérvix y penetrar mi útero. Dijiste que la sacarías- sollocé – oh… puedo sentirte cuando te corres dentro de mí. Oh no, ahora no…ooohh.. se siente tan bien… Me estoy corriendo!!!!… ooooohh
Mis caderas nuevamente empezaron a empujar duro en contra él sin que mi voluntad lo hiciera. El más intenso orgasmo que haya tenido en mi vida, me invadió mientras él continuaba bombeando dentro de mí y todo lo que yo hice fue agarrarlo por las nalgas y pegarlo contra mí aún más. Mi conciencia entera estaba enfocada en este placer entre mis piernas y grité de placer con la mayor experiencia sexual de mi vida. Oleada tras oleada de éxtasis recorrían mi cuerpo mientras lo envolvía con mis piernas y lo pegaba hacia mí, más profundamente. Era maravilloso. Podía sentir su semen desbordando de mí y escurriendo por el agujero de mi culo, mientras él continuaba eyaculando. No podía creer que tuviera tanto.
Mientras las oleadas se desvanecían poco a poco, podía sentir su tibia descarga expandiéndose en mis entrañas buscando mis ovarios, sólo me quedé ahí recostada unos minutos en un estado de semiinconsciencia con la sensación de lo que ocurría dentro de mí.
Se sentía un asombroso placer el pensar que estaba permitiéndole a otro hombre preñarme intencionalmente. Era la mayor traición que podía hacerle a mi marido, pero en ese momento, me importaba muy poco la verdad. Sabía que eso era lo que me había excitado tan tremendamente y logrado un orgasmo tan intenso.
Tomé una almohada y la coloqué debajo de mis nalgas para elevar mi útero. Quería mantener su calidez dentro de mí un poco más. Estaba tan abierta mi concha que pensaba si volvería a sentir el pitito de mi marido cuando me lo metiera. Gabriel se rió y me dijo que este sería nuestro secreto.
“Gracias Gabriel, esto ha sido maravilloso, jamás me habían dado tanto placer, a sido el mejor día de mi vida” -”Yo también lo disfruté, tenés un cuerpo y un culo tremendo, te voy a volver a cojer muchas veces, putita”. -”Si por favor, haceme tuya mi amor, solo quiero ser tuya.” Después de esto nos dimos un beso intenso, como una verdadera pareja de enamorados (de hecho yo ya lo estaba de él), y caímos dormidos un rato...
Después de unos 20 minutos me levanté y me tambaleé al caminar mientras me escurría semen por el interior de los muslos. Nunca había visto algo como esto, sabía que no podía llegar a casa en estas fachas, así que me metí a la ducha para lavarme tanto como se pudiera. Aunque siendo sincera, no me importaba llegar así a mi casa, quería que mi familia me viera como una puta reventada a la que le habían dado la cojida de su vida (porque estaba segura que eso me excitaría mucho, pero no quería arriesgarme por ahora). Cuando terminé, regresé y vi a Gabriel durmiendo en la cama con su maravilloso y pegajoso tronco recargado sobre su estómago. Me vestí y salí de ahí, preguntándome si alguna vez podría volverlo a ver, pero no quería arriesgarme a volverlo a incitar tampoco, antes de irme le deje mi número de teléfono como si fuera una prostituta que se regala por cualquier cosa. Podía sentir su descarga aún chorreando de mi concha en el camino a casa, y esperaba que mi bombacha toda mojada pudiera retenerla, llegué a mi casa (no sin antes limpiar el asiento de conductor del auto porque lo había dejado todo húmedo entre lo mojada que estaba y la leche de Gabriel) y dormí inmediatamente con toda la leche adentro, estaba exhausta.
Al otro día, mi hijo me preguntó que tal me había ido con Gabriel, lo cuál respondí que me fue bien y que ya no lo volvería a molestar.
Poco tiempo después me di cuenta de que estaba embarazada de Gabriel, lo cual suponía lógico después de tremenda corrida que tuvo dentro de mí, así que cuando mi esposo regresó de su viaje no tarde en acostarme con él y hacerlo venir dentro de mí, el sexo con mi esposo fue terrible, apenas podía sentir su pequeño miembro dentro de mí, tardo 4 minutos en correrse y fue suficiente para poder hacerle creer que el hijo que esperaba era suyo.
Daniel estaba muy contento por tener otro hermanito (si supiera que es de Gabriel...).
De solo pensar que se lo estaba encajando al cornudo de mi marido, se me mojaba toda la concha.
En cuanto al problema de mi hijo, quedó solucionado desde ese día, Gabriel no volvió a molestarlo más, e incluso lo defendió en un par de ocasiones que quisieron meterse con él, desde entonces mi pequeño es mucho más feliz, y eso me pone feliz a mí también.
Gabriel por su parte se puso de novio con una chica súper linda, es la más hermosa y sexy de su escuela, y seguro se la está cojiendo riquísimo como él sabe hacerlo. Cuando le dije que iba a ser padre se puso muy feliz, y se cagó de risa cuando le comenté que se lo iba a encajar al cornudo de mi esposo jeje.
-No le digas así, pobre jaja - me dice.
-Y bueno, es lo que vos lograste. Se lo ganó por pito chico jaja. Le digo.
-Y sí, la verdad que tenes razón - me retruca él.
Aún lo veo de vez en cuando y él me hace el amor como el verdadero macho que es, desde entonces soy su puta y él puede hacer conmigo lo que se le cante.
Continuará?
Reversionado por Pibe Alzado, Poringa, 2024
El bully de mi hijo.
Hola, mi nombre es Claudia, para que me conozcan un poco, tengo 37 años, mi altura es de 1.60 metros y tengo un cuerpo de complexión delgada, aunque con unas piernas y culo muy trabajados por el ejercicio, me gusta mucho entrenar y mantenerme en forma desde que era joven, además de que tengo unas tetas muy grandes y naturales por genética de mi madre.
Desde la secundaria notaba que mis compañeros e incluso hombres muy mayores se enloquecían y excitaban mucho cuando me veían, pues tengo unas curvas muy notorias que me hacen sentir orgullosa y segura. Aunque nunca tuve mucha actividad con nadie pues siempre fui muy reservada y con una estricta educación cristiana.
Tengo un hijo llamado Daniel que actualmente está en la secundaria, mi relato comienza precisamente un día que me llamaron de su escuela, para decirme que a mi hijo lo habían golpeado en la escuela, así que fui a buscarlo y saber que había pasado exactamente.
Al llegar a la escuela pude ver que los jóvenes de ahora son más malos que antes, pude ver a unos chicos fumando a escondidas, las chicas vestidas con faldas muy cortas y escotes muy pronunciados, incluso vi a una pareja besándose muy intensamente en el patio, mientras el chico metía su mano en la tanga de la chica por debajo de la falda, una total locura.
Cuando entré a la oficina de la directora pude ver a mi hijo sentado con la ropa sucia, y sangre saliéndole por la nariz y un brazo. Inmediatamente me acerque a abrazarlo y ayudarle a limpiarse las heridas. La directora fue a la puerta y llamo a un tal Gabriel, que era quien había abusado de mi hijo,
Imaginen mi sorpresa al ver que Gabriel era precisamente el chico que vi metiendo su mano en la tanga de la chica en el patio. Era un joven muy alto y pesado, vestía una campera gruesa, pues estábamos en invierno, la verdad es que era un chico guapo, lo cual me molestó bastante pues además de ser un abusón, seguro también tenía muchas mujeres a sus pies.
Ya estando los 4 en la oficina, la directora me relató lo sucedido, y que Gabriel había molestado a mi hijo, luego sentenció a Gabriel a una suspensión de 4 semanas de la escuela y un ultimátum de que si lo volvía a hacer lo expulsarían. Gabriel pidió disculpas a mi hijo, pero soltó una sonrisa que la directora no logró ver, pero era un claro gesto de que sus disculpas no eran honestas, y la cosa no iba cambiar realmente.
Al salir de ahí, manejé hasta casa con mi hijo de copiloto, y le pregunté como se sentía al respecto, él me comentó que daba igual lo de la suspensión y la disculpa, que el acoso de Gabriel ya llevaba varios meses y aunque él había hablado con la directora antes, en realidad todo quedaba en un pequeño regaño, y luego mi hijo terminaba pagándola con una golpiza aún mayor la próxima vez.
Escuchar esto me dejo en shock, ¿qué tan mala madre soy para no haberme dado cuenta que a mi hijo lo molestaban desde hace varios meses? Y lo peor es que nadie había hecho nada al respecto, me sentí muy mal y decidí pensar que hacer para resolverlo.
Al siguiente día me puse en acción, mi esposo se encontraba fuera de la ciudad por cuestión de trabajo, así que decidí ir a la casa de Gabriel por mi propia cuenta, para hablar con sus padres y tratar de dar solución a este asunto.
Llamé a la puerta y por desgracia quien me abrió fue el mismo Gabriel.
Hola Gabriel, ¿están tus papás?
-No, están trabajando y no vendrán hasta la noche.
Que mal, pensé, eso no me lo esperaba, ahora mi venida será totalmente una pérdida de tiempo. Ahora no sabía que hacer ahí con Gabriel, que debo confesar, me sorprendió verlo con ropa más ligera, traía una camiseta de mangas cortas que dejaban ver unos brazos muy fuertes y musculosos, al igual que sus pectorales, además llevaba shorts que dejaban ver unas lindas piernas.
-Vaya mala suerte, le dije, soy la madre de Daniel, seguro me recuerdas.
-Claro que si, me sorprendió cuando la conocí, no pensé que un chico tan feo y tonto como Daniel pudiera tener una mama tan buena y hermosa.
No me esperaba esa respuesta. Desde luego, aquel chico era un desvergonzado y un guarro, que no guardaba ningún tipo de respeto por una señora como yo, que podría ser su madre. Lo que más me jodía era que seguramente su desparpajo unido a su gran atractivo físico lo convertirían en un ligón, en el más deseado por las chicas. A las mujeres nos ponen los chicos malos. Pero esa clase de chicos solían acabar mal. Debo confesar que su comentario me gustó un poco.
-Mmm gracias, supongo.
-Porque no pasás hermosa?, y me contás a qué viniste.
Caminé hacia dentro de la casa, él mirándome el culo me dijo:
-Wow pero que tremendo orto tenés, se nota que lo trabajas bien en el gym, seguro muchos hombres ahí te quieren cojer.
Pero con quién se creía que hablaba este hijo de puta. Yo no era una de aquellas pendejas inmaduras que piensan aún con la concha y no con la mente. Yo era una mujer decente y enamorada que no se iba a dejar intimidar por las groseras palabras de un desubicado, sin importar lo sexy que se veía en ese momento.
-Mira, pibe. Tené un poco de respeto hacia una mujer casada de 37 años que es madre de dos hijos. Y deja en paz a Daniel, él es un buen chico y no merece que lo maltraten.
-Mire, yo a su hijo lo maltrato solo porque me divierte, necesita que lo pongan en su lugar y aprenda a respetar a sus superiores, y podría hacer lo mismo con su esposo si hiciera falta.
Vaya, pensé, la cosa no sera tan fácil como imagine, este chico esta decidido a seguir molestando a mi hijo, y lo que dice sobre mi esposo seguro es verdad, Gabriel a pesar de ser mucho más joven, es muy alto y fuerte, se nota mucho que hace pesas y sabemos que entrena kickboxing en las tardes, es un completo animal que disfruta la violencia... Y sus brazos, wow están impresionantes, mi esposo en cambio es un hombre bueno y delgado, jamás a estado en una pelea.
-Por favor Gabriel, deja en paz a mi hijo. ¿Qué querés que haga para convencerte?
-Señora...
-Claudia..
-Ok, Claudia, que te parece si compras la paz de tu hijo con tu cuerpo, estas buenísima y me encantaría darte una buena cojida, con eso tal vez podría pensarlo, de verdad deseo muchísimo cojerme ese culo y esas tetas.
Pero ¿cómo se atrevía este pendejo desubicado a decirme eso?! Fue una completa falta de respeto, una total guarrada, y lo peor es que eso me empezó a excitar, el saber que un chico tan joven se sentía deseoso de mi a pesar de mi edad, dudé un poco y le respondí:
-No puedo hacer eso Gabriel, entendé que soy una mujer casada.
-Bah, casada con un inútil pito chico, a leguas se le nota que esta mal cojida, Claudia a usted le hace falta un macho de verdad.
-Pará por favor...
-No lo niegues Claudia, desde que llegaste no has dejado de mirarme los brazos y la entrepierna.
¿Cómo lo supo? Pensé, acaso fui demasiado obvia; estaba en problemas, empecé a sentir como mi rostro se empezaba a sonrojar con esas palabras... me hice la fuerte y respondí:
-Entendeme Gabriel, pedís demasiado.
-Dale Claudia, se nota que lo deseas, tenés una cara de puta que no podés con ella, tu cuerpo tan rico merece una buena cojida, te confieso que después de verte en la escuela, llegue a mi casa a masturbarme pensando en ti.
Nuevamente otra grosería, este chico no tenia remedio, seguía insultándome y cada vez sus palabras me excitaban mas y molestaban menos.
-Gabriel, aceptarías cerrar el trato solo con un pete??
No se por qué se lo propuse, ni se lo dije de esa manera; quedé como tremenda trola. Yo llevaba 18 años casada con Enrique, había llegado virgen al matrimonio y siempre le había sido fiel. Pero soy madre y, aunque siempre he sido una mujer decente y recatada, por mis hijos haría cualquier cosa. Ellos están por encima de mi catolicismo.
-Jajajaja está bien, acepto, pero seguro una vez que empecemos no podrás parar.
Subimos a su habitación, yo estaba muy nerviosa, vine a esta casa a hablar con sus padres y ahora estaba a punto de hacerle un pete, además, no tenía ni ninguna certeza de que luego él cumpliese su palabra. Si él quería podía convertirme en su puta particular y seguir con lo suyo, lo miré con los ojos llorosos y dije:
-¿Me garantizas que si te la chupo no volvés a molestar a Daniel?
-Sí, no te preocupes, la vida de Daniel mejorara una vez que cumplas con esto.
Por un lado, me sentía halagada de atraer a un muchacho tan joven, y deseaba cojer con semejante machote, ademas lo hacía por mi hijo así que no sería infidelidad. Pero por otra parte, si que sería traicionar al gran amor de mi vida. Por no hablar de lo indigno que sería tener sexo con el chico que le había estado haciendo la vida imposible a mi hijo: él golpeaba e insultaba a mi hijo y a cambio recibía el premio de cojer conmigo.
Además tenía miedo: mi vida sexual siempre había sido muy tradicional, y quién sabe que clase de guarradas se le podrían ocurrir a este depravado.
Llegamos a su habitación, y me miró lascivamente.
-Estás lista? -me dijo.
-Sí.
Él se acero hacia mí y empezó a besarme, aparte de mi marido, que siempre ha sido muy torpe en cuanto a besos, solo había besado levemente a otro chico cuando era muy jovencita, pero este beso de Gabriel fue muy superior a esos dos, abrí nuevamente mi boca para sentir su lengua, cuando él empezó a acariciar muy suavemente mi seno izquierdo a través de la ligera tela de mi blusa ¡Mi talón de Aquiles! Lo sentí tan bien, que las rodillas me temblaron, me empezaba a excitar de verdad.
Acto seguido se quitó la camiseta y no puedo explicar la calentura que me agarró. Delante mío tenia un macho impresionante todo musculoso y marcado, con unos pectorales bien tonificados y unos bíceps increíbles que ya me dieron ganas de chupar.
Me dijo: -y bien puta era esto lo que esperabas?.
-No, es más de lo que me esperaba. Le dije.
-Bueno, entonces vení acá y empezá a chuparlos.
Y me tire encima de esos bíceps grandes y duros como la piedra y se los empecé a chupar y a morder, era una sensación increíble. Su virilidad me tenia conmovida (o más bien, caliente).
Seguí besando un poco más ahora sus pectorales y bajando por su abdomen.
Él levanto mi cara para besarme, y luego me saco mi blusita, y desabrochó mi corpiño dejando mis tetas al aire, se quedó un rato contemplándolas. Eran grandes, firmes y con unos pezones rosados, me las tocó, mientras me las sobaba, estaba como hipnotizado; creo que nunca había estado con una mujer con pechos como los míos, me chupó el cuello sin apartar sus manos de mis tetas. Bajó su lengua hasta mis pechos. Me comió las tetas, me las chupó y me las lamió. No quise, pero me gustó sentir su lengua en mis pezones, por lo que le agarré su cabeza y la apreté sobre mi, estaba cada vez mas cachonda.
Mientras me succionaba las tetas con la boca, uso sus manos para desabrocharme la falda y quitármela, dejándome solo en bombacha. Acto seguido me agarró del pelo y me dijo:
-Bueno Claudia, a lo que viniste...
Y me empujó hacia abajo, poniéndome de rodillas cerca de su bragueta, había llegado el momento de cumplir mi promesa...
Se bajo la bragueta y por fin sacó la pija, lo que vi me dejo impactada, era la pija más grande que jamas hubiera visto, unos 27 cm que dejaban ridículos los penes de mi marido y de mi hijo, además era de un grosor imponente, realmente me calenté al ver esa herramienta poderosa.
Empecé a chupársela, muy lentamente al principio, su sabor era maravilloso, una verga deliciosa y grande que casi no cabía en mi boca. Recorría con gusto la pija desde el glande hasta los huevos.
Con lo excitada que estaba, empece a tocarme la concha sobre mi bombacha, estaba muy mojada, no lo podía creer, ese chico tan joven me tenia en un estado de calentura total.
Seguí chupándole la pija cada vez más rápido, se la chupaba con ganas, me la metía lo más profundo que podía y me quedaba ahí un rato mientras le pasaba la lengua por todo los costados de la verga, mi cabeza subía y bajaba con velocidad frenética comiéndome el tronco de Gabriel, él acompañaba los movimientos con su mano en mi nuca mientras decía entre gemidos: ¡dale, dale…así…chupa, chupa, chupa…dale! Que boquita de petera que tenés, yo no me equivoqué, siempre dije que esa boca era de una petera reprimida". Luego me agarró del pelo, me dijo que abriera bien grande la boca y entonces empezó a mover la cadera para adelante y para atrás metiéndome la pija en la boca… si, me estaba cojiendo por la boca como si no hubiera un mañana, y me estaba gustando demasiado.
Me volvió a hundir la cabeza en su pija y luego agarró la base de su verga y la empezó a mover de un lado a otro de mi boca, con el glande empezó a hacer presión en mis mejillas desde adentro. Gabriel me sacaba la pija de la boca y me la refregó por la cara, me pegaba con la verga como si fuera un garrote.. en las mejillas, la boca, la pera e incluso hacía presión con la cabeza de esa tremenda pija en mi nariz mientras decía "oleme la pija hija de puta, sentí el olor de un verdadero hombre»... ese olor me puso a mil y me excito aún más..., era como el perfume que siempre quise oler.
Yo estaba que no cabía en mi, tenia la concha completamente mojada, jamas me habían excitado de esta manera, realmente quería sentir su enorme verga dentro de mi, pero no podía, habíamos pactado solamente un pete y ya lo había cumplido, podía levantarme en ese momento y retirarme del lugar, pero realmente estaba disfrutando mucho de esa pija, de ese macho...
En eso Gabriel me tiró del pelo e hizo que me levantara, me dio un beso en el cuello y me apretó el orto fuertemente, jamas me habían apretado tan fuerte el culo, sentí un dolor muy rico que me encanto, podía sentir las poderosas manos de Gabriel sobre mi... en eso me levantó y me cargó con mis piernas alrededor de su cintura, se movió hacia su cama y me tiró dejándome caer ahí cual trapo de piso, esa brutalidad, no se por qué pero me encantaba.
Nos recostamos en la cama y pude sentir sus manos que acariciaban el sedoso interior de mis muslos. Cuando no pudo resistir, sus manos empujaron el borde de mi bombacha, toda mojada por mi excitación, hacia un lado y pude sentirlo masajeando suavemente mi concha. Contacto directo, es lo que necesitaba. Gemí.
-¡Aaaaaahhh! ¡aaaaaahhh! ¡siiiiiiiií! ¡aaaaaaaaaahhhh! -¡Aaaaah! ¡aaaaah!
Sus manos separaron mis piernas y con gentileza ahuecó la húmeda suavidad de mi conchita a través de mi bombacha. Pensé que la a iba a mojar más de lo que ya estaba. Se sentía tan bien. Pensé dejarlo unos minutos más y entonces lo obligaría a detenerse. Gabriel hizo a un lado la tela de mi bombacha, y ya su mano estaba en mí, puso su dedo sobre la cerrada abertura de mi concha y empezó a meterlo despacito, conforme me humedecía más y más, él me metía más dedos.
Me estaba metiendo en problemas, este no era parte del trato, solo era hacerle un pete y ya está, débilmente trate de detenerlo:
-Basta Gabriel, ya cumplí mi parte del trato, debemos parar de una vez...
-Calláte puta, no podés ocultar que estas disfrutando de lo lindo, dentro un rato vas a pedir que te rompa toda la concha.
No Gabriel, por favor uff, aaahhh sii que ricooo aaahhhh Gabriel ¿qué me estas haciendo? aaaahhhhhh Dios que delicia.
Finalmente gemí: Gabriel tenemos que parar, me estoy excitando demasiado, no debo estar acá. Por respuesta, él puso sus labios sobre mi clítoris, por encima de la tela. ¡Va a comerme toda la concha! Eso es algo que mi esposo nunca ha hecho. Cuando empezó a sacarme la bombacha finalmente lo detuve, le dije que nos estábamos dejando llevar demasiado y que no podía permitir que eso pasara. Él me dijo que entendía y prometió que todo estaría bien, y que se detendría en cuanto yo se lo pidiera...
Con esas promesas levanté mis caderas para permitirle que me sacara la bombacha. Quería realmente sentir su boca sobre mi concha.Me recosté de espaldas mientras él empezaba a besar despacio alrededor de mis labios vaginales, antes de empezar a lamer mi muy humedecido clítoris. Mientras hacía esto continuaba apretando mis pezones con una mano y metiendo sus dedos en mi conchita con la otra. Yo estaba en éxtasis, esto era tal y como lo había imaginado que sería. Él sabía cómo tratar a una mujer, qué hacerle y cómo hacerlo. No tardé en sentir cómo se forjaba un orgasmo dentro de mí. Decidí que necesitaba ese orgasmo, mi esposo raramente logra hacerme venir, así que decidí llegar hasta la culminación del orgasmo y entonces podría detenerme. Lo necesitaba tanto. Estaba tan excitada ahora que gemía fuertemente muy alto, entonces lo sentí... un orgasmo terriblemente intenso recorría mi cuerpo como un escalofrío, lo sentía desde mis piecitos hasta mi cabeza, era un éxtasis total. Hasta creo que se me pusieron los ojos en blanco de tremendo orgasmo que tuve. Parecía poseída por un demonio, aunque realmente lo estaba por su pija.
Estaba tan excitada y embrutecida que no me di cuenta en que momento él se sacó la ropa y se puso entre mis piernas. Cuando sentí que sus labios tocaban los míos, abrí los ojos para encontrarme con que estaba arriba de mí y vi hacia abajo para verlo poniendo su grueso instrumento entre mis estremecidos labios vaginales. Era enorme, de mas del doble de tamaño del de mi esposo, y tal vez el triple del de mi hijo. Temblé por el descomunal tamaño conforme él empezaba a metermelo.
-Gabriel no, pará, no podemos, su respuesta me sorprendió “Te prometo que la saco enseguida, sólo quiero sentirme dentro de ti unos momentos, oh sí se siente delicioso”- decía mientras empujaba otros centímetros dentro de mí. Estaba horrorizada, él no iba a parar. ¡Me iba a cojer! ¡No, me estaba cojiendo! Protesté nuevamente: no Gabriel por favor, por favor no, por favor- supliqué. -No puedo, ooohhh, nooo aaah ufff siiii..
No podría creer lo que estaba pasando, pero me resultaba tremendamente emocionante ser cojida por alguien que no era mi marido, peor aún era el chico que humillaba a mi hijo, ahora me estaba haciendo su puta, me estaba pegando tremenda cojida y me estaba gustando, me tenía en completo trance, mi marido jamás me había puesto así de caliente.
Traté de cerrar mis piernas pero era demasiado tarde, estaba empezando a correrme conforme él penetraba más, abriendo mi canal vaginal más de lo que nunca lo había estado. Mi cuerpo me traicionó y mis caderas empezaron a levantarse empujando contra él mientras un orgasmo gigante tomaba posesión de mí. No podía evitarlo, no podía ni hablar, sólo gemía muy alto y empujaba contra él mientras me follaba para hacerme correr.
-¡Ahh, ahh, asiií, ahhh, ahhh, asiií, ahhh, ahhh!
-¡Ahh, ahh, asiií, ahhh, ahhh, asiií, ahhh, ahhh! –Jadeaba
Él metía y sacaba su pija metiéndola cada vez más adentro con cada empujón hasta que finalmente toda su herramienta estuvo completamente dentro de mí. Su pelvis pegada con la mía. Iba a empezar a protestar nuevamente cuando sentí su grueso palo empujar aún más profundo y tocar mi cérvix a la entrada de mi útero. Eso fue todo. Exploté en el mayor orgasmo de mi vida. Pensé que me desmayaría mientras oleada tras oleada de placer recorrían mi cuerpo. Estaba en el cielo!!!
Cuando finalmente recuperé el sentido comprendí que mi concha se había ajustado plenamente a su grueso tamaño y su inmenso tronco estaba entrando y saliendo suavemente de mi húmeda grieta. Todos mis pensamientos sobre mi esposo y mi hijo habían desaparecido. Estaba enamorada de esa tremenda pija. Mi cuerpo finalmente tenía lo que había estado esperando toda la vida. Yo gemía mientras él se adentraba en mí, relamiéndome con el placer puro que su verga me estaba dando.
En este punto yo ya gemía como una perra en celo y pegaba gritos, Gabriel no bajó el ritmo y prosiguió en la misma pose a seguir con la cojida que me estaba dando, un rato después volví a acabar en otro potente orgasmo. Gabriel se acostó boca arriba y me puso arriba de él, me dijo: "vení putita y cabalgáme la pija", yo empecé a saltar con mis manos en los pechos de él, metiéndome toda la pija dentro de mi… pegando un gemido más que notorio, llegué a mi 4º orgasmo en menos de 20 minutos, Gabriel siguió acostado boca arriba, y me dijo que me de vuelta dándole la espalda a él, mirando hacia el espejo.
Así seguí en esa pose cabalgando la gruesa verga de Gabriel, él me agarraba de la cadera y acompañaba el movimiento, estaba disfrutando como una verdadera puta en celo y así llegue al 5º orgasmo en menos de media hora (yo no sabía que era multiorgásmica, al menos nunca pude acabar tantas veces antes).
No podía creer lo que estaba haciendo, me estaba dejando cojer por el bully de mi hijo, él era el macho alfa, y no solo eso, sino que lo estaba disfrutando... aún más que eso, me estaba enamorando de él! Pero no me importaba, solo quería que me siguiera cojiendo. Ya me había hecho su puta, y eso no iba a cambiar de mi parte.
Él me ordenó que me ponga en 4, y comenzó a cojerme en la pose del perrito, agarrándome del pelo comenzó sus embestidas, yo ya empezaba a perder la voz de tanto gritar, empecé a suplicarle: "Cógeme, cógeme, cógeme…así, así, así…si, si, si, si, si, ahhhh, ahhhhh, ahhhhh…aaaaaahhh… sos un dios en la cama hijo de puta, que buena cojida", esa frase elevaba el ego de Gabriel y aumentó aún más la violencia con la que me estaba cogiendo a provocándome un nuevo orgasmo...
Caí desplomada de panza al colchón, estaba bañada en sudor y totalmente satisfecha, se me notaba en la sonrisa lujuriosa del rostro, nunca me habían cojido tanto y tan bien.
Gabriel se puso sobre mi y volvió a penetrarme, era impresionante el aguante que tenía, yo estaba totalmente satisfecha, pero si me seguían cojiendo, por mí, maravilloso.
-"Gabriel mi amor, no puedo creerlo, sos un verdadero Dios del sexo, me diste la mejor cojida de mi vida, mi esposo no se compara con vos, no te llega ni a los talones, vos sos una máquina, una bestia imparable.»
_”Así es perrita, a partir de ahora sos mía, y te voy a cojer todas las veces que yo quiera.”
-Si mi amor, soy toda tuya, cojeme cuando se te cante, quiero complacerte en todo. Soy tu puta a partir de hoy.
Dicho esto, Gabriel metió nuevamente su enorme pija dentro de mí, y empezó a bombearme fuerte en posición de misionero; era fantástico tener adentro este tronco grande, poderoso y prohibido, ya sentía forjarse en mi estómago un nuevo orgasmo rápidamente. ¡Me iba a correr nuevamente! El empuje de Gabriel se hizo más frecuente y me di cuenta de que él estaba a punto de correrse también. Estaba un poco decepcionada porque sabía que la sacaría y terminaría antes de que me corriera yo otra vez, y yo estaba tan cerca.
En eso lo sentí. La sensación que he estado buscando todo este tiempo, empujó su cuerpo entero y sentí como la punta de su glande se apretaba contra mi cérvix. Él gruñó con fuerza y lanzó el primer chorro de semen profundamente dentro de mí. No iba a sacarla. Se estaba corriendo en mis entrañas. Me llenó de sentimientos encontrados de éxtasis y terror, traté de empujarlo, pero ya era muy tarde. Sus manos sujetaban las mías y estaba empujándose dentro de mí con toda la fuerza e intensidad de su orgasmo. Lo que más me sorprendió es que se sentía muy bien. Cuando mi esposo se viene, su semen tan sólo escurre fuera de él. Con Gabriel en cambio podía sentir su caliente líquido literalmente disparando dentro de mí. Salía con tal fuerza y cantidad suficiente que podía sentir verdaderamente cada chorro prohibido bañar mi cérvix y penetrar mi útero. Dijiste que la sacarías- sollocé – oh… puedo sentirte cuando te corres dentro de mí. Oh no, ahora no…ooohh.. se siente tan bien… Me estoy corriendo!!!!… ooooohh
Mis caderas nuevamente empezaron a empujar duro en contra él sin que mi voluntad lo hiciera. El más intenso orgasmo que haya tenido en mi vida, me invadió mientras él continuaba bombeando dentro de mí y todo lo que yo hice fue agarrarlo por las nalgas y pegarlo contra mí aún más. Mi conciencia entera estaba enfocada en este placer entre mis piernas y grité de placer con la mayor experiencia sexual de mi vida. Oleada tras oleada de éxtasis recorrían mi cuerpo mientras lo envolvía con mis piernas y lo pegaba hacia mí, más profundamente. Era maravilloso. Podía sentir su semen desbordando de mí y escurriendo por el agujero de mi culo, mientras él continuaba eyaculando. No podía creer que tuviera tanto.
Mientras las oleadas se desvanecían poco a poco, podía sentir su tibia descarga expandiéndose en mis entrañas buscando mis ovarios, sólo me quedé ahí recostada unos minutos en un estado de semiinconsciencia con la sensación de lo que ocurría dentro de mí.
Se sentía un asombroso placer el pensar que estaba permitiéndole a otro hombre preñarme intencionalmente. Era la mayor traición que podía hacerle a mi marido, pero en ese momento, me importaba muy poco la verdad. Sabía que eso era lo que me había excitado tan tremendamente y logrado un orgasmo tan intenso.
Tomé una almohada y la coloqué debajo de mis nalgas para elevar mi útero. Quería mantener su calidez dentro de mí un poco más. Estaba tan abierta mi concha que pensaba si volvería a sentir el pitito de mi marido cuando me lo metiera. Gabriel se rió y me dijo que este sería nuestro secreto.
“Gracias Gabriel, esto ha sido maravilloso, jamás me habían dado tanto placer, a sido el mejor día de mi vida” -”Yo también lo disfruté, tenés un cuerpo y un culo tremendo, te voy a volver a cojer muchas veces, putita”. -”Si por favor, haceme tuya mi amor, solo quiero ser tuya.” Después de esto nos dimos un beso intenso, como una verdadera pareja de enamorados (de hecho yo ya lo estaba de él), y caímos dormidos un rato...
Después de unos 20 minutos me levanté y me tambaleé al caminar mientras me escurría semen por el interior de los muslos. Nunca había visto algo como esto, sabía que no podía llegar a casa en estas fachas, así que me metí a la ducha para lavarme tanto como se pudiera. Aunque siendo sincera, no me importaba llegar así a mi casa, quería que mi familia me viera como una puta reventada a la que le habían dado la cojida de su vida (porque estaba segura que eso me excitaría mucho, pero no quería arriesgarme por ahora). Cuando terminé, regresé y vi a Gabriel durmiendo en la cama con su maravilloso y pegajoso tronco recargado sobre su estómago. Me vestí y salí de ahí, preguntándome si alguna vez podría volverlo a ver, pero no quería arriesgarme a volverlo a incitar tampoco, antes de irme le deje mi número de teléfono como si fuera una prostituta que se regala por cualquier cosa. Podía sentir su descarga aún chorreando de mi concha en el camino a casa, y esperaba que mi bombacha toda mojada pudiera retenerla, llegué a mi casa (no sin antes limpiar el asiento de conductor del auto porque lo había dejado todo húmedo entre lo mojada que estaba y la leche de Gabriel) y dormí inmediatamente con toda la leche adentro, estaba exhausta.
Al otro día, mi hijo me preguntó que tal me había ido con Gabriel, lo cuál respondí que me fue bien y que ya no lo volvería a molestar.
Poco tiempo después me di cuenta de que estaba embarazada de Gabriel, lo cual suponía lógico después de tremenda corrida que tuvo dentro de mí, así que cuando mi esposo regresó de su viaje no tarde en acostarme con él y hacerlo venir dentro de mí, el sexo con mi esposo fue terrible, apenas podía sentir su pequeño miembro dentro de mí, tardo 4 minutos en correrse y fue suficiente para poder hacerle creer que el hijo que esperaba era suyo.
Daniel estaba muy contento por tener otro hermanito (si supiera que es de Gabriel...).
De solo pensar que se lo estaba encajando al cornudo de mi marido, se me mojaba toda la concha.
En cuanto al problema de mi hijo, quedó solucionado desde ese día, Gabriel no volvió a molestarlo más, e incluso lo defendió en un par de ocasiones que quisieron meterse con él, desde entonces mi pequeño es mucho más feliz, y eso me pone feliz a mí también.
Gabriel por su parte se puso de novio con una chica súper linda, es la más hermosa y sexy de su escuela, y seguro se la está cojiendo riquísimo como él sabe hacerlo. Cuando le dije que iba a ser padre se puso muy feliz, y se cagó de risa cuando le comenté que se lo iba a encajar al cornudo de mi esposo jeje.
-No le digas así, pobre jaja - me dice.
-Y bueno, es lo que vos lograste. Se lo ganó por pito chico jaja. Le digo.
-Y sí, la verdad que tenes razón - me retruca él.
Aún lo veo de vez en cuando y él me hace el amor como el verdadero macho que es, desde entonces soy su puta y él puede hacer conmigo lo que se le cante.
Continuará?
Reversionado por Pibe Alzado, Poringa, 2024
0 comentarios - El bully de mi hijo (reversionado).