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Nuestro anfitrión y nuestra primera vez... Parte II

Mi corazón retumbaba en mis entrañas, me subía un calor por todo el cuerpo, me sudaban mis manos, sin haberlo planeado estaba poniéndome de acuerdo con mi esposo sobre la posibilidad de tener nuestra primera experiencia sexual con otro hombre en mi vida. 

Nos olvidamos de cenar y cuando nos dimos cuenta estábamos cerca del hotel … nos fuimos a la habitación, ordenamos la cena a la habitación, debo confesarles que solo picamos la cena, la euforia de lo que podría pasar o no, el hormigueo en mi estómago, en mi vientre, que se yo, pudo más que mi apetito. Cuando “terminamos de cenar” le pregunte a mi marido:


  - ¿ Estás seguro?. 



Sin titubear, me respondió que iríamos hasta donde yo lo permitiera. Todo recaía en mí, que difícil… y más cuando me sentía como la niña de secundaria que acaba de quedar a la salida para verse con el galán de la generación. Comencé a ver que me ropa me pondría, un vestido azul, corto, pegado al cuerpo con transparencias a los costados o quizá un vestido más fresco y cómodo con caída al cuerpo, mi marido como siempre; tuvo la última palabra. Terminó eligiendo el vestido amarillo a flores con caída al cuerpo, de una tela muy delgada que se adapta sin problema a cada contorno de mi silueta, satén, escotado, con delgados tirantes que dejan mi espalda y hombros expuestos en su totalidad, sexy, cómodo y muy decente. En el calzado no tenia muchas alternativas, lo único que llevaba para salir a bailar o a cenar, era un par de sandalias de pulsera en color negro y de tacón alto, el outfit estaba decidido. 

Nos duchamos y comenzamos a arreglarnos para salir… comencé a producirme, un poco de maquillaje, seleccioné mi ropa interior, una tanga negra de satén, sin sostén. Terminé de arreglarme, hablábamos poco, estábamos especulando sobre algo que habíamos buscado tiempo atrás y que no teníamos la certeza de que pudiera pasar, mucho menos un plan o un guion para abordar el tema con nuestro anfitrión. Llegada la hora, sonó el teléfono de la habitación, nos avisaban desde recepción que nuestro invitado nos esperaba en el lobby, tomé mi bolso y al salir, mi marido me tomó de las manos, colocó mis palmas contra la puerta de la habitación, levantó mis caderas levemente, abrió mis piernas ligeramente, metió sus manos debajo de mi vestido y posándose detrás mí, me quito la tanga. 


- Te prefiero sin nada de ropa interior esta noche. 



Me susurró al odio mientras me nalgueaba la pompa derecha con cierta intensidad, de esos golpes certeros que te prenden en lugar de arder. 

La vida nocturna comenzaba, salimos del hotel dispuestos a disfrutar y si bien es cierto, como turista visitas lugares en base a las recomendaciones y el nivel de reputación de las aplicaciones móviles destinadas para eso, siempre tienes el temor a que lo que fue de agrado para otros, al final no sea de agrado para ti, pero esta ocasión era diferente, nos aventurábamos a conocer los mejores lugares de la zona y con guía particular, nadie mejor que él para ir a la segura, diversión garantizada. 

Cuando llegamos al lobby nos identificó de inmediato, el vestía un pantalón de lino muy ligero de color beige y una camisa blanca de manga corta, un estilo  fresco sin perder ese toque de formalidad. Se acercó a mi y con seguridad me sorprendió con un beso en la mejilla izquierda y otro en la derecha, olía riquísimo. Estrechó fuertemente la mano de mi marido y de inmediato nos señaló la salida.  Caminamos en dirección a la Quinta Avenida, dos cuadras abajo del hotel en donde nos hospedábamos, era una noche fresca  en el lugar que nuestro anfitrión llamó "La ciudad del pecado", llegamos al primer bar e iniciamos un pre copeo en "Abolengo", brincamos en busca de más ambiente en el "Mandala", ya enfiestados nos dirigimos a una de las mejores Discotecas: "Coco Bongo", para disfrutar de un show verdaderamente espectacular, pasada la media noche nos cambiamos a un antro más pequeño pero sin lugar a dudas con un ambiente imperdible, “La Vaquita”, el lugar estaba a reventar, el ambiente era buenísimo, escribo esto y el corazón me palpita,  conseguimos lugar en la parte alta del antro, el lugar era magnífico, tenias vista hacia el centro de la pista principal, aunque el espacio era un poco reducido entre los sillones y el barandal , podías bailar cómodamente, así que mientras ellos ordenaban las bebidas, yo me dirigí a disfrutar del lugar, dando la espalda hacia ellos mientras bailaba, disfrutando de la vista, de los performance que durante toda la noche mostraban su basto repertorio, no dejaban de sorprenderte. 

Repentinamente, llegó a mi lugar el Argentino y comenzó a bailar a un lado mío, sin titubear me giré hacia él y tomé la iniciativa de corresponder a su invitación de bailar, me volteé hacia mi marido, el continuaba observándonos desde el sillón,     bailaba ahora para mi marido sin  descuidar a mi otro chico, cuidaba a toda costa el lugar preferencial que ya había ganado. Recargada sobre el barandal, con el dedo índice le hacía la "sexy seña" para que viniera hacia nosotros, negó con la cabeza acompañado de una sonrisa coqueta, rostro de pícaro, me guiñó el ojo, sacó su celular y comenzó a tomarnos fotos mientras bailábamos, volteé con nuestro anfitrión y le tomé del cuello, moviendo mi cuerpo al ritmo de la música, con un toque de sensualidad y coqueteo, el se notó un poco titubeante, subió las manos al ritmo de música, bailaba con los brazos estirados hacia arriba casi en todo momento, cuando por fin se atrevió a bajar sus brazos, lo hizo colocándolos en sus muslos, lo tomé de sus toscas muñecas y estando frente a él, lleve sus manos a mis caderas, intencionalmente agitaba mis caderas de izquierda a derecha y de derecha a izquierda,  era un buen bailarín, volteaba hacia mi marido y lo invitaba nuevamente a unirse a la fiesta, estaba completamente segura de que él disfrutaba vernos bailar, las bebidas llegaron a la mesa, nuestro anfitrión regresó a servirnos las copas, me acercó mi bebida y regresó de inmediato al sillón para acompañar a mi marido a tomar unos tragos mientras me veían bailar, en instantes bailaba de espaldas viendo hacia la pista y en instantes volteaba a bailar para ellos, tenían sus miradas puestas en mí, aun cuando el lugar estaba repleto de mujeres hermosas con cuerpos divinos, me excitó ser su punto de atención, sentí como un calor invadió mi vientre de arriba a abajo, nuevamente un bochorno recorrió mi cuerpo , me sentí sonrojada y volví a darles la espada, de pronto sentí unas manos que tomaron mis caderas por detrás, eran las inconfundibles manos de mi marido, giré levemente la cabeza hacia atrás para verlo de reojo, mientras me gritaba al oído:


 - Seduce a nuestro anfitrión.



Me pidió que me dejara llevar por mi instinto. Otro bochorno me invadió súbitamente por todo mi ser, las piernas se me aflojaron, me sujeté fuerte del barandal y comencé a recuperar mi firmeza bailando  para él, restregando mi trasero en el cuerpo de mi marido,  un tanto torpe, mi marido intentó seguirme el ritmo, bailando a su modo , no ha sido el mejor bailarín que una chica tan bailadora como su mujer alguna vez esperó, pero siempre hacia el intento, voltee hacia a mi marido y lo besé sin dejar de bailar, mis movimientos eran más sugerentes, cada vez más subidos de tono, subiendo y bajando frente a su cuerpo, quedando de espaldas pegada a él y restregando mis pompas sobre su miembro, mientras él me sujetaba de  la cadera, por un instante me olvide de que teníamos un invitado disfrutando quizá de ese espectáculo , ignoro si nos veía o no, la verdad es que no precisé el momento de voltearlo a ver, estaba bailando para mi hombre y sinceramente nada más me importaba de lo que pasaba a mi alrededor. 

Entrada la madrugada, nos cambiamos al último club de playa “Blue Parrot”. Cuando entramos al lugar la fiesta de espuma había comenzado… me jalé a mis dos chicos y comencé a bailar para ellos, primero bailé frente a uno dando la espalda al otro y después repitiendo la misma rutina, ahora de frente a mi otro chico, dando rienda suelta al va y ven de mis caderas, el ambiente era increíble, nos unimos a la fiesta como si hubiésemos pasado la noche entera allí, mis movimientos eran aún más insinuantes para ambos, irrumpía la timidez y el respeto de nuestro invitado hacia la mujer de otro hombre de forma constante , mientras baila de espaldas hacia él, tomaba sus manos y las llevaba a la altura de mi vientre, restregándome sobre su persona, cuando sus manos volvían a intimidarse, yo las volvía a tomar y las guiaba sobre el contorno de mi cuerpo, a los costados de mis caderas, recorriendo de mi vientre hacia la altura donde comienzan mis pechos y viceversa… la madrugada comenzaba a subir de tono. Después de haber bailado por escasos 45 minutos, el antro se preparaba para cerrar, así que decidimos terminar la fiesta y continuar el "after" en nuestra habitación.

 Salimos del club al rededor de las 3:00 de la mañana, entre risas y el efecto de la copas el regreso al hotel fue menos largo de lo que esperaba… al llegar al hotel, de la nada mi corazón comenzó a latir con intensidad, podría jurar que eran tan fuertes que tenía la idea de que se escuchaban al exterior, por todos los pasillos del hotel,  los nervios en mí estaban a flor de piel, me sentía abochornada, un calor invadía con frecuencia mi vientre, mis pómulos, mis manos, las piernas me temblaban… entramos los tres a la habitación...

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