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La masajista veterana del barrio. Parte 4

Con Romi ya éramos amantes habituales y durante un tiempo largo mantuvimos la calentura. Si bien para afuera siempre se mantenía igual yen el pueblo nadie notaba nada, en nuestros encuentros se soltaba cada vez más.

Con el tiempo se fue poniendo cada vez más MILF. Se maquillaba y usaba ropa muy provocativa, lencería. Me preguntaba que me gustaba, que me calentaba y me cumplía todas las fantasías. Yo también las de ella.

Chateábamos mucho en tono sexual. Nos calentábamos y nos mandábamos fotos y videos. Teníamos encuentros tranquilos en su casa y a veces,la calentura de los chats nos hacía tener encuentros rápidos para hacer lo que se pudiera.

Uno de esos, por ejemplo, pasó un día que estábamos en una fiesta de cumpleaños de un vecino. Ella estaba en modo señora y estaba vestida sin llamar la atención. En un momento me llega una foto de ella en la que me estaba mostrando su tanga. Se había ido al baño del club donde era el festejo y me mandaba eso.

-           Que lindo saber que abajo de ese pantalón de señora hay una tanga de milf para mi.
-           Para vos nenito, siempre está todo lo que quieras ver, tocar, chupar…y coger
-           Volvé al baño y mostrame las tetas

El mensaje tardaba en responderse, hasta que me entra una foto en la que se veía una sala del club, que estaba alejada del salón y decía. “Las tetas te esperan acá”

Como había mucha música y todos muy entretenidos con el baile. Me fui despacio para ese lugar. Estaba atrás y nadie iba porque era como un depósito.

Cuando llegue no se veía nada. “Romi” dije despacio. “Hay nene, ya me estaba tocando sola”, escuché desde el fondo.

Llegué y estaba Romi con las tetas al aire y su mano en la concha. Sin decirnos nada me abalancé sobre las tetas, ella me sacó la pija y me pajeaba. Fue todo muy rápido, intenso.

Me senté en una silla, así sin sacarnos la ropa, pero con mi pija al aire y su concha libre, se sentó y me cabalgó fuerte. Ahogábamos los ruidos de placer porque no queríamos hacer mucho ruido.

Romi subía y bajaba con mis manos ayudándola desde su cola y acabó gimiendo en el oído, lo que me hizo acabar a mi también.

Así agitada como estaba, se paró, se acomodó y se volvió ala fiesta. Yo me tomé un rato para acomodarme y aparecer más tarde.

La relación con Romi siguió a full, con mucho sexo que ya les seguiré contando.

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