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Masturbación

M estaba acostado en la cam. Sentía una intensa necesidad de liberar la tensiónacumulada en su cuerpo, una urgencia que no podía ignorar. Con un suspiroprofundo, decidió ceder a sus impulsos.
Bajó su calzoncillo, dejando quesu pija, ya dura y palpitante y sin perder tiempo, envolvió su manoalrededor de su grueso tronco. Comenzó a masturbarse lentamente, disfrutandodel placer que cada movimiento de su mano le proporcionaba. Su mente se llenabade imágenes de C, de cómo ella lo complacía con devoción, de cómo su boca secerraba alrededor de su pija, llevándolo al borde de la locura.
A medida que continuaba, Mcomenzó a sentir el familiar goteo de líquido preseminal, esa sustancia viscosay cálida que emanaba de la punta de su pene. El líquido se deslizó por sutronco, humedeciendo su mano mientras seguía trabajando su pija con movimientoslentos y calculados. Excitado llevó uno de los dedos a su boca y probó su sabor. Pero no se detuvo allí, M dejóque el líquido preseminal cubriera sus dedos antes de llevar su mano haciaabajo, más allá de su pija, hacia su culo.
Con su mano derecha continuandola masturbación, M usó su mano izquierda para empezar a jugar con su ano,extendiendo el líquido preseminal sobre la entrada de su culo. La sensación eraincreíblemente excitante, y mientras sus dedos acariciaban el borde de su ano,notó cómo su cuerpo respondía de inmediato, relajándose ante el contacto húmedoy cálido.
La mezcla de sensaciones eraintoxicante. M sentía cómo su cuerpo se llenaba de un calor profundo, mientrassu mente se sumergía en un estado de pura lujuria. Sus dedos, ahora bienlubricados con su propio líquido preseminal, comenzaron a presionar con másfirmeza. El primer dedo entró con facilidad, deslizándose dentro de su culo conuna fricción que lo hizo gemir de placer. No era la primera vez que lo hacía,pero cada vez se sentía diferente, cada vez era un juego nuevo de control yplacer.
El ritmo de su mano en su pija semantuvo constante, pero dentro de él, la necesidad de más crecía. Un dedo noera suficiente. M retiró el primer dedo lentamente, solo para volver a empujardentro con dos esta vez. La sensación de llenura era intensa, el placer casiabrumador. M dejó que sus dedos se movieran dentro de él, acariciando lasparedes internas de su culo mientras su otra mano seguía trabajando su pija conhabilidad.
La mezcla de la masturbación y lapenetración simultánea lo llevó a un estado de éxtasis que lo acercabapeligrosamente al orgasmo. M sentía que estaba por eyacular, el calor seacumulaba en su abdomen, y su pija palpitaba con cada movimiento. Pero en lugarde dejarse llevar, M decidió prolongar el placer. Reguló sus movimientos,disminuyendo el ritmo de su mano en su pija y controlando los movimientos desus dedos dentro de su culo. Quería que este momento durara, quería disfrutarcada segundo de la excitación que lo consumía.
En un movimiento casiinstintivo, M agarró una de las tangas de C que había quedado en la cama. Conla tela entre sus manos, comenzó a limpiar el líquido preseminal de su pija,impregnando la tanga con su olor y su esencia. La sensación de la tela suave yhúmeda contra su piel sensible lo excitó aún más.
Guiadopor un impulso oscuro y morboso, llevó la tanga empapada de líquido preseminala su boca, probando su propio sabor. El semen era espeso y salado, una mezclaque lo sorprendió y lo excitó aún más. Había algo perverso en probar su propiosemen, algo que lo hacía sentir más conectado con su placer, más inmerso en laexperiencia.
Con la tanga aún en su boca, Mvolvió a concentrarse en su pija, aumentando el ritmo de su masturbaciónmientras sus dedos seguían trabajando su culo con precisión. La presión en suabdomen se acumulaba de nuevo, y esta vez no tenía intención de detenerla. Losespasmos de placer que recorrían su cuerpo eran intensos, cada movimiento de sumano lo acercaba más y más al clímax.
Finalmente, M sintió cómo sucuerpo alcanzaba el punto de no retorno. El orgasmo llegó con una fuerzaarrolladora, y su semen brotó en gruesos chorros, cubriendo la tanga que aúnsostenía. La tela se empapó rápidamente, absorbiendo la esencia de su placer.Sus dedos, aún dentro de su culo, intensificaron cada contracción, prolongandoel orgasmo hasta que su cuerpo se relajó completamente.
Exhausto pero satisfecho, M serecostó en la cama, disfrutando del calor residual que recorría su cuerpo.Había explorado un nuevo nivel de placer, uno que combinaba control y sumisiónde una manera que lo dejaba ansioso por más. Mientras descansaba, con la tangade C aún en su mano, M supo que había tocado una parte profunda de su deseo, unlugar donde el placer y el morbo se encontraban en un equilibrio perfecto.
Más tarde, sintiéndose sucio porla experiencia, M decidió que era hora de limpiarse. Se dirigió al baño,llevando la tanga empapada consigo. Cuando llegó, la dejó a un lado, planeandolavarla después de que terminara su ducha.
El agua caliente comenzó acorrer, llenando el baño con vapor mientras M entraba bajo la ducha, dejandoque el calor relajara sus músculos. El agua corría sobre su cuerpo, limpiandolos rastros de semen de su abdomen y su pija, mientras él cerraba los ojos,disfrutando del momento. Con el jabón en la mano, comenzó a enjabonar sucuerpo, moviéndose lentamente, disfrutando del contacto de sus manos sobre supiel.
Cuando llegó a su culo, M se tomóun momento para explorar. El jabón hacía que todo fuera resbaladizo y suave, yla sensación bajo sus dedos era increíblemente excitante. Recordó la intensaexperiencia que había tenido antes, y su deseo se reavivó, más oscuro yperverso que nunca. Dejó que sus dedos se deslizaran sobre su ano, jugando conla entrada, sintiendo cómo su cuerpo respondía al estímulo.
De repente, una idea nueva ymorbosa cruzó su mente. Sus ojos se fijaron en el grifo de la ducha, con suboquilla redondeada y metálica, y la posibilidad de usarlo de una manera quenunca había considerado antes lo hizo sonreír de manera lasciva. El agua seguíacorriendo, y M decidió explorar este nuevo deseo.
Se inclinó ligeramente haciaadelante, una mano apoyada en la pared para mantener el equilibrio, mientras laotra alcanzaba el grifo de la ducha. Con movimientos lentos y calculados,dirigió la boquilla hacia su culo. La sensación fría del metal contra su piel lo hicieron estremecerse deanticipación.
Con cuidado, comenzó a insertarla boquilla en su culo, sintiendo cómo su cuerpo se adaptaba lentamente alnuevo intruso. La sensación era diferente, más intensa que antes. M se tomó sutiempo, disfrutando de cada segundo mientras el grifo de la ducha se deslizabamás y más dentro de él.
El placer que sentía eraabrumador, una mezcla de excitación y una extraña sensación de liberación. Mcomenzó a mover el grifo dentro y fuera de su culo con un ritmo lento yconstante, cada empuje enviando ondas de placer por su cuerpo. La sensación delagua de la ducha, del jabón, del metal, todo se combinaba en una experiencia que lo llevabaal borde.
Su mano libre, ahora temblorosapor la excitación, volvió a su pija, comenzando a masturbarse de nuevo, estavez con más urgencia. El placer era tan intenso que sus gemidos resonaban en elbaño, mezclándose con el sonido del agua corriendo. M sabía que no podríaaguantar mucho tiempo, la mezcla de sensaciones era demasiado poderosa.
Con el grifo aún dentro de suculo y su mano trabajando frenéticamente en su pija, M alcanzó el clímax unavez más. Su cuerpo se arqueó mientras el orgasmo lo atravesaba, su semenbrotando en chorros que se mezclaban con el agua de la ducha, siendo arrastradoinmediatamente por el desagüe. La intensidad del momento lo dejó sin aliento,cada contracción de su cuerpo amplificada por el grifo aún en su lugar.
Finalmente, cuando la última ondade placer se desvaneció, M retiró lentamente el grifo de su culo, dejando queel agua limpiara los últimos rastros de jabón y semen de su cuerpo. Se quedóbajo la ducha por unos momentos más, recuperando el aliento y procesando lo queacababa de experimentar.
 

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