Mi putita es Licenciada en Administración de Empresas.
No ejerce su profesión, pero algo que le ha dado “placeres”, ha sido dar clase de apoyo en Matemática a aspirantes para ingresar a la universidad.
Lo hace por varios motivos.
En primer lugar, es muy buena profesora, y le gusta interactuar con sus alumnos.
Y además, le permite conocer jóvenes de alrededor de 20, que son su debilidad.
Por otro lado, en muchas ocasiones, ellos son tímidos. Y estos la encienden.
Hace varios meses fue contratada por un cincuentón, que la conoció en el gimnasio, para que le diera clases a domicilio, a su hijo de 19 años.
La realidad, es que el tipo está que se muere por ella, y hablando un día se enteró que ella daba apoyo personalizado, y decidió que era una excelente oportunidad para tenerla en su casa y avanzarla.
El primer día, mi nena fue vestidita muy formal, para dar una buena primera impresión.
Camisa blanca suelta, falda hasta las rodillas, tacos, lentes y una chaqueta corta.
Inevitable que sus tetas inflaran la camisa, y que su cola formara un bulto redondo y duro en su pollera.
Imposible no calentarse mirándola.
Esa noche ella me contó que le encantó su alumnito, porque era muy tímido, y no dejaba de mirarle las tetas.
Se propuso calentarlo, solo para divertirse, porque le fascinaba cuando él se quedaba sin palabras cada vez que ella se agachaba detrás de él, y apoyaba sus tetas en su espalda, para darle alguna indicación.
Cada clase era una diversión para ella. Y cuando el jovencito, tartamudeaba y se ponía nervioso, disfrutaba.
Cada vez que ella llegaba a la casa, se colgaba de su cuello y le daba un beso en la mejilla, apoyando sus tetas en su pecho, y se quedaba un rato así.
Varias veces notó su erección. Eso la divertía, y la encendía.
Un día me comentó que había decidido que, para estimularlo, había decidido proponerle, que cada vez que resolviera correctamente un ejercicio, ella le daría un beso.
Le contó a su alumno su idea, y él contestó tartamudeando que le parecía bien.
Ese mismo día, recibió dos besos en su mejilla, pero el tercero, se lo dió en el cuello.
Mi putita se rió a carcajadas cuando vio la cara de él totalmente roja luego de ese beso.
La traviesa fue modificando su indumentaria, llevando camisas ajustadas, escotes profundos, minis muy cortitas, y no poniéndose ropa interior.
No perdía oportunidad de rozarlo con su cola, con sus tetas, o tocarlo en el brazo o pasar su mano por sus hombros cuando le explicaba algo.
El pobre pibe más de una vez pidió permiso para ir al baño, y ella sabía a qué iba. Y lo esperaba con una sonrisa de satisfacción. Le daba placer ponerlo en ese estado de calentura.
Pero también ella empezó a calentarse con el juego.
Se puso cada vez más atrevida.
Una noche, mientras nos tocábamos desnudos, me confesó que había decidido que al día siguiente, se lo cogería. Que quería sentirlo acabar dentro de ella, y dejarlo exhausto.
Así que esa mañana se preparó, depilándose, y limpiando su colita, porque había decidido que habría mucho anal.
Cuando llegó a la casa, justo el padre salía, y le abrió la puerta.
La recorrió de los pies a la cabeza con la mirada, la tomó atrevidamente de la cintura para besarla y le comentó que su hijo de pronto amaba las Matemáticas, y ahora él veía el porqué.
Ella rió, y no dijo nada.
Entró sabiéndo que le estaba mirando la cola luego de despedirse.
El joven estaba nervioso, como siempre. Ella se le colgó del cuello y le dio un beso en la mejilla, pero en la comisura de sus labios, y se apretujó un instante contra él, que la abrazó por la cintura y la atrajo contra su cuerpo, quedando pegados varios segundos.
Ese día los roces fueron más calientes. Inclusive en un momento ella se paró a su lado, apoyándole la cadera en el brazo. Hasta podía sentir cómo los latidos de su corazón hacían vibrar todo su cuerpo y ella los sentía en su cadera.
A propósito le dio ejercicios muy fáciles para que los resolviera rápidamente, y los besos fueron intensos, todos en el cuello.
En un momento, se sentó a su lado, muy cerca, sus piernas se tocaban, pasó su brazo por sus hombros, y apoyando sus tetas en su cuerpo, acercó su boca a su oído, y le susurraba la explicación en un murmullo sensual.
Él le dijo que necesitaba ir al baño.
La putita dejó pasar unos segundos, y le golpeó la puerta, diciéndole que necesitaba entrar también.
Cuando le contestó nerviosamente que le faltaba, ella tomó el picaporte y abrió la puerta.
Lo encontró con los pantalones bajos y una erección a punto de estallar.
El pobre no sabía cómo esconderse, rojo hasta las medias.
“Eso es por mí?”, le preguntó descarada, sonriendo burlona.
El chico no supo qué responder.
Entonces se le acercó, lo abrazó, y le dijo al oido, “Vamos a resolver esto juntos…”
Le agarró la pija, mientras le plantó un beso en los labios.
Al principio el pibe estaba como en shock, pero de a poco fue reaccionando.
La abrazó y luego empezó a tocar su cola, sus tetas y acarició toda su espalda.
La putita se arrodilló, y empezó a mamarle la verga como solo ella sabe hacerlo.
Besos, lamidas, chupada de bolas, garganta profunda, la punta de su lengua en el frenillo.
Él deliraba, respiraba profundo, gemía.
Entonces ella le dijo que fueran al dormitorio.
Lo llevó de la mano por un pasillo, y abrió una puerta. Era el dormitorio de sus padres. Siguió hasta la puerta siguiente, y entraron al cuarto de él.
La cama estaba deshecha, y había una mancha en la sábana. Señal de que él se había masturbado.
Lo puso entre ella y la cama, y lo empujó haciéndolo caer de espalda a la cama.
Le sacó las zapatillas y los pantalones, y luego ella se desabrochó la camisa, dejando sus tetas afuera. Bajó el cierre de su falda y se la quitó.
Desnuda volvió a darle una chupada, mojando la pija con abundante saliva. Se le subió montándolo. Pasó dos dedos por sus labios, escupiéndolos y los llevó a su ano. Agarró la verga y la guió entre sus nalgas, hacia su culo.
Hizo movimientos circulares con su pelvis, tragándose toda la verga.
Era una buena pija, como de 20 cms, gorda y cabezona.
Empezó a moverse hacia adelante y atrás, apoyando sus manos sobre el pecho del joven. Le quitó la remera, y se agachó a mamarle las tetillas, besar su pecho, su cuello y su boca, metiéndole la lengua profundamente.
Le tomó las manos y las llevó a sus tetas. Él las amasó fuerte, y chupó sus pezones. Luego ella agarró su cabeza y la puso entre ambas tetas y lo apretó, besándolo, y diciéndole, “Cogeme! Dame con todas tus ganas! Llename de leche el culo!”
No duró mucho.
Venía con mucha calentura acumulada.
Ese día le sacó dos acabadas más.
Una ella en 4, y la última mamándosela y tragando su leche.
Esta fue la primera de varias cogidas que gozó la putita en esa casa.
Pero eso, se los contaré en otro post….
1 comentarios - Profe con derecho a rose 1P