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Tia demasiado mala/cap1

Tia demasiado mala/cap1CAPITULO 1




Paloma y  Carlos vivían en el segundo anillo de la gran ciudad. Carlos trabajaba en el departamento de ventas de una empresa de maquinaria internacional y Paloma era cajera en una gran superficie comercial.






Tenían treinta y cinco años y llevaban casados seis años. Llevaban una vida normal y satisfactoria de casados, se encontraban con amigos, entraban salían, hacían algún que otro viaje.




El grupo de amigos era muy distendido y se conocían casi todos desde la adolescencia, por lo que había mucha confianza de esa que da asco.




- La que es tetona es tetona Paloma, y tu eres una tetona, hija!




Le dijo aquella tarde hablando entre risas, Marisa una de las amigas del grupo de siempre a Paloma.




La verdad es que Paloma era la “tetona” del grupo. En todo grupo de amigas siempre hay una que es la tetona, y que es como la miel que atrae las moscas, en este caso mejor dicho los moscones. Y en este grupo ese cántaro de miel era Paloma.




Paloma no era especialmente guapa, de 1,65, tenía unos ojos negros pequeños y redondos, una nariz rectilínea normal, unas sonrosadas mejillas y unos labios perfilados y apetitosos, de rostro era más bien normal, con las cejas hechas en la esteticista en forma de curva perfecta, un poco de rímel en las pestañas, algo de colorete en las mejillas y pintalabios húmedos en tonos carmesí o rosa y a la calle. Tenía una melena bien cuidada lacia y sedosa, peinada con raya al medio y cuyas puntas le llegaban a la mitad de la espalda, su color natural era el castaño oscuro, pero se lo teñía desde los dieciséis años de rubio beige, el color de pelo favorito de Carlos.




Pero como ya hemos dicho el punto fuerte de Paloma eran sus enormes tetazas que llenaban una talla 100 y una copa H  de sujetador, en forma de gotaza de lluvia, desbordándose por los costados como si estuvieran a punto de desprenderse del pecho de Paloma y aplastar a quien estuviera debajo de ellos y que a pesar de darle el pecho a la niña no habían perdido absolutamente en nada su turgencia y lozanía, y cuando colgaban libres tenían sus pezones erectos mirando al frente.




Paloma era la tetona del grupo y los tiempos de los celos entre las chicas ya habían pasado. Además en el pasado golfo y salidor del grupo antes de tener todas novio, los wonderbras de una y hasta dos tallas menos de Paloma, combinado con sus generosos escotes, le daban a Paloma un aspecto explosivo y los grupos de chicos las merodeaban como hienas hambrientas.




La única con la que había cierto pique era Raquel, “la loba”, como la llamaban las demás. Era la más alta del grupo midiendo más o menos 1,72 cm, con unas piernas de locura, pelo castaño claro, preciosos ojos azules, y labios muy sensuales, tenía un gran ego. Se vestía siempre muy sexy, trabajaba en una perfumería del centro y tenía el record de ser la chica que más hombres atendía de la perfumería, de lo que ella presumía arrogantemente. Con apenas una  talla ochenta de sujetador, sus pechos siempre la habían acomplejado frente a Paloma , así que ahorro durante un tiempo y se operó los pechos, poniéndose una talla 95. Las demás amigas lo consideraron “unfair”, eso y su forma de vestir siempre impecable, siempre sexy y provocador sin importar la circunstancia, hizo que Marisa, que era la más calavera y callejera de las amigas la rebautizase en su propia cara como “la loba”, ante las explosiones de risa de las otras cuatro amigas.






Entonces comenzó la sana competición entre las chicas por ver cual tenía el mejor culo.






El punto álgido de esta competición fue un fin de semana que pasaran las cinco parejas en una casa rural, mientras los chicos estaban viendo un partido de futbol, ellas pasadas de gin-tonics se quedaron en tangas y bragas y empezaron a desfilar una por una delante de las otras. El tema del culo estaba muy reñido. Las cinco amigas tenían unos bonitos culos, Laura y Sonia, que eran las más normalitas del grupo, se entrenaban duro en el gimnasio donde las cinco se habían apuntado y hacían grupito, Marisa era un poco la más desaliñada y poco sacrificada del grupo. Aun así el hecho de que las cinco tomaban de 3 a 5 horas de clases de spinning, aerobic o cualquier otro curso de cardio arrastraba a Marisa a tomar parte en esos entrenamientos. De esa manera las cinco tenían unos culos soberbios, firmes duros, sin celulitis ni piel de naranja.






Pero el ego de la “loba” era demasiado alto y estaba demasiado herido por la atención que los hombres siempre dispensaban a las mamazas de Paloma, por lo que necesitaba que su amigas declarasen su culo como el mejor, por lo menos de entre los suyos. Pero el ego de la “loba” era algo que repateaba a las otras cuatros mujeres. Paloma que sabía de la rivalidad y la enjundia hacia ella de Raquel, intentaba ponerse al margen. Pero las otras mujeres guiadas por el carisma de Marisa decidieron para retorcido castigo de Raquel “la loba” que el mejor culo era el de Paloma.




 - Perras, que sois unas perras, sobre todo tu Marisa!




Les gritaba Raquel, al tiempo que le arrojaba a esta su vacío vaso de plástico.




-  Estoy seguro que los hombres, que son los que de verdad tienen que decidir no tendrían duda de cuál es el mejor culo.




Les inquirió Raquel despechada.




 - Si, seguro “loba”! Cuando vieran ese equipo perfecto que hacen el culo y las tetas de Paloma, tu pasarías más desapercibida que una colilla en la acera.




Contesto Marisa.




- Zorra, más que zorra!




Le chillo Raquel a Marisa llena de rabia y abalanzándose sobre ella para agarrarle los pelos. Pero Laura se interpuso entre ellas, separándolas y haciéndolas callar:




- Callaros, callaros, locas. Esa es una buena idea, Raquel. Porque no hacemos que los hombres opinen?




- Si, si, que sean los hombres los que decidan cual de nosotras tiene el mejor culo, y veréis perdedoras!




Profirió Raquel encarándoseles desafiante.




- No creo que a Antonio le haga mucha gracia que salga delante de sus amigos en tanga, chicas.




Dijo Sonia segura e incrédula respecto al juego que había pensado Laura.




- Pensaron durante un rato hasta que Paloma pregunto:




Nenas os habéis traído leggins?




Las otras cuatro mujeres afirmaron con la cabeza. A Paloma le encantaba ponerse en el buen tiempo los leggings y hacer como que no escuchaba las salvajadas, que le decían los más atrevidos sobre sus glúteos de granito, sus  firmes muslos  y sus labios delanteros y las miradas de deseo que le arrojaban desde los tobillos a la cintura.




- Siiiiii!!!!.




Respondieron todas la unísono con entusiasmo beodo.




Después vestidas con sus leggins fueron al comedor donde el partido acababa de concluir y propusieron a los hombres el concurso del “mejor culo”. Al principio estos no supieron cómo reaccionar, se miraban unos a otros  y a veces intercambiaban medias sonrisas picaras. Ellos también iban bien cargaditos de cerveza.






Las chicas habían pensado en todo, para garantizar la imparcialidad el “concurso” y que los hombres no estuvieran condicionados por sus parejas se iba a celebrar en el pasillo, donde frente a una puerta había una ventana, de forma que utilizarían los cierres enfrentados para sostener  sabanas y mantas, y dejar una obertura a la altura de la cintura por donde las chicas expondrían su culo a través de sus leggings, el pasillo estaría a oscuras y pondrían  música muy alta. Las chicas andarían sobre tacones y Marisa le asignaría a cada culo un número para que desfilase antes de empezar la música y los hombres apuntarían con sus linternas al hueco para no perderse detalles de sus culos. Cada hombre era un voto y el campeón debía ser por unanimidad.






Todos reían divertidos, cuando Marisa los llamó al orden, grito el número uno, puso la música en marcha y se dirigió al hueco del pasillos. Moviendo sus caderas desafiante, se dio la vuelta pegando sus nalgas al hueco, se agacho como para tocarse los pies mostrando toda la redondez de su nalgas, después subió una pierna y se dio una palmada en la nalga elevada, y después hizo los mismo con la otra nalga, y después colocando su culo completamente sobre el hueco empezó a agitar rítmicamente las nalgas al ritmo de la música, se alejaba balanceando sus caderas y sus glúteos y luego volvía a agitar sus nalgas frente a los hombres.






- Woooooooowwwww!!!






Grito uno de ellos ante el espectáculo mientras los otros silbaban y aplaudían al ritmo de la música y las chicas explotaban en risas escandalosas.






Así pasaron una tras otra, agitando rítmicamente los glúteos, masajeándose sexy y lentamente sus nalgas, lanzándose cachetazos en ellas y balanceando las caderas y el culo al ritmo de la música ante las luces fijas de las linternas de los hombres, que excitadísimos estallaban entre ellos en risas de entusiasmo, afirmando la buena idea de las chicas mientras no dejaban de lanzar tragos a sus cervezas.






Después de dos pasadas empezaron las votaciones. La votación quedo muy reñida entre el culo 3 y el 5. Así que Marisa hablo en voz alta desde el otro lado del pasillo:






- Como el asunto está empatado y muy reñido, las chicas volverán a bailar, pero ahora en tanga. Aquí nos conocemos todos y  hemos ido muchas veces juntos a la piscina y la playa , y  no hay diferencia entre un tanga y la parte de abajo del bikini. Entendido.






 El silencio incomodo reino por unos momentos tras la proposición de Marisa. Hasta que uno de los hombres aulló y los demás le acompañaron con palmadas y gritos, mientras las chicas estallaban en carcajadas, al tiempo que las chicas de los culos 3 y 5 se quitaban los leggings, la 3 llevaba un tanga de encaje negro y la 5 blanco de lycra. Después la música volvió a sonar y Marisa volvió a nombrar por su número y por turnos  los esplendidos culos.






Esta vez el baile  era mucho más lento y picante, las chicas  agitaban los glúteos sexymente al ritmo de la música libres y firmes en su movimiento, se apretaban las nalgas con fuerza,  y se lanzaban palmetazos elevando las piernas y para subir más la temperatura hacían tentativas de bajarse el tanga cogiéndolo por el lateral con su finos dedos con sus cuidadas uñas y bajándoselos hasta el final del arco de las nalgas para volvérselos a subir a su sitio lentamente, lo hacían con el culo pegado al hueco a mitad de camino cuando balanceabas las caderas al ritmo de la música inclinándose levemente para exhibir más la firmeza del culo. Los tíos gritaban entusiasmados, ardiendo como un volcán y llevándose de vez en cuando la mano a la bragueta.






Finalmente hubo un campeón, el culo del tanga negro de encaje, que se llevó los cinco votos. El culo número 3. Que era como no, el culo de Paloma!  Ni siquiera el otro finalista era el culo de Raquel, sino el de Sonia. Raquel silenciosa y vencida, con la mirada perdida, se puso detrás de su marido Alberto, permaneciendo en silencio, Marisa le lanzo una mirada pero no quiso hacer sangre.






 No se podría decir al cien por cien que el mejor culo era el de Paloma, pero al no ser alta, 1, 65 cm,  sus torneadas piernas y sus perfectas y anchas caderas le daban a su culo una preciosa esfericidad, destacando un culo completamente redondo con unas nalgas curvas y duras, algo increíble con aquel estomago liso y duro como una tabla que tenía, y aquellas ubres apetitosas.






Al acabar el concurso todos los hombres se refregaban cachondos y borrachos contra el cuerpo de sus parejas. La fiesta acabo ahí, y todas las parejas fueron a sus respectivos cuartos entre arrumacos y besos.




A la mañana siguiente las chicas bromeaban paseando alrededor de la casa, comparando cuál de sus maridos les había echado el mayor número de polvos aquella noche.






Así transcurría la vida de Paloma, entre el trabajo, su vida con Carlos y su círculo de amigos. Hasta ese septiembre, en el cual había aparecido Alberto en su vida.




Alberto era el hijo del padrino de Carlos. Un chico de dieciséis años, serio, delgado y moreno, tímido y muy buen estudiante, sobre todo de temas tecnológicos.




 En la ciudad donde vivían Carlos y Paloma se encontraba uno de los mejores institutos tecnológicos del país, el lugar ideal para que Alberto completase el bachillerato antes de pasar a la universidad. El problema era que su padre, el padrino de Carlos, era un agricultor del pueblo y no podía permitirse pagar el mantenimiento en la ciudad de Alberto. El padrino de Carlos, lo era porque en algunos malos momentos económicos de su familia en el pasado los había ayudado mucho, casi sostenido. Además Carlos y él se llevaban muy bien, se tenían mucho afecto.






Todos estos argumentos le había dado Carlos a Paloma, cuando le comento la situación, y le pregunto si podía proponerle a su padrino que Alberto viviera con ellos mientras estudiaba en el instituto tecnológico. A Paloma no le hizo mucha gracia, por la intimidad de la pareja y todo eso. Es verdad que tenían una habitación que podía ocupar el chico, pero a ella le incomodaba. Carlos y el chico apenas se saludaban. Alberto era bastante tranquilo e introvertido un chico de esos que siempre parece que no está. Y para Carlos y su familia poder hacerle ese favor a su padrino tenía mucho valor. Así que Paloma accedió, y el chico fue con ellos al empezar el curso en septiembre.






Pero ahora era en algunos aspectos un fastidio, le comentaba a Marisa, mientras tomaban un café a media tarde sentadas en un bar:




-       Si el chico es muy bueno, disciplinado, ordenado, limpio, callado, etc.. Pero no tenemos la misma intimidad que antes. Hay que tener cuidado con lo que llevas y cuando lo llevas, ya me entiendes.




Le dijo Paloma a Marisa. Marisa sonrió maliciosamente y dio un sorbo a su café antes de contestar:




-       Vamos que no puedes pasearte en pelotas por la casa, ni follar en el salón si os apetece a ti y a Carlos, por si aparece el niño? No!




-       Jajajaja, que animal eres Marisa, jajaja!




Respondió Paloma estallando en carcajadas.




-       Yo no suelo ir en pelotas por la casa. Ya soy bastante famosa en la escalera por mis tetas y mi culo, como para provocar que algún vecino me espié o incluso me grabe, andando desnuda por el piso. No es eso, es que ya sabes que me gusta andar cómoda por casa y claro Alberto, será introvertido y todo lo que quieras, pero no deja de ser un hombre, y además en la edad en la que esta!




Aclaro Paloma con expresión de fastidio.




La verdad es que a Paloma le gustaba ir muy cómoda por casa, sin sujetador con camisetas ajustadas o de tirantes, que dejaban a la vista sus enormes melones balanceándose en el vacío o con blusas holgadas y medio abotonadas, con mayas de gimnasia, leggings, shorts o boxers, donde se marcaba su maravilloso culo y sus perfectos muslos, sobre todo cuando volvía de trabajar y se quitaba el uniforme.




-       Así que imagínate, cuando me pongo así. Los ojos del chaval se le salen de las orbitas, se queda como petrificado, siguiéndome con la mirada allá por donde me muevo, parece un perro famélico delante de un sabroso jamón.




Comento Paloma a Marisa.




-       Seguro que se mata a pajas pensando en esas tetazas y ese culo tuyo. El camarero casi nos tira encima el café solo para echarle un mejor vistazo a tus globazos a través de la apertura del escote de la blusa de tu uniforme. Jajajaja.




Contesto  descaradamente Marisa.




-       Y el chico no dice nada, o se queda como un pasmarote. O agacha la cabeza y se aleja. Y en la mesa habla conmigo sin mirarme, tranquilo y tenso a la vez. El peor es Carlos, que me reniega,  me pide que ponga un batín, o alguna ropa más holgada. Cuando sabe que mis tetazas ni con la más holgada de las camisetas o de los jerséis se pueden disimular.  




Dijo Paloma en tono reivindicativo.




-       Jajajajaja. El chico calladito y tímido que debe estar en su habitación cada noche pelándosela como un loco soñando con tu cuerpo. Jajajaja. Te imaginas toda esa fuerza joven. Ese semen nuevo y potente en tu boca, perraza. Jajajaja.




Apunto Marisa acercándose a Paloma en un tono lujurioso y lascivo.




-       Jajajaja, calla Zorra loca. Si solo es un niño y más corto que las mangas de un chaleco. Encerrado en sus libros y su ordenador, que hay que sacarle las palabras con sacacorchos….huuuumm aunque probar semen joven…. Huuuumm suena tentador….jajajaja.






Respondió provocativamente Paloma al tiempo que cogía con su dedo índice una nube de crema de su café con leche y se chupaba el dedo con la punta de la lengua muy promiscuamente.




Lo cierto es que las dos amigas tenían cierto fetichismo por el semen masculino. Al principio habían rechazado incluso hacer felaciones a sus parejas, era algo asqueroso y las pollas olían a orina. Pero una noche pasada de copas y poseída por la lujuria Marisa le había hecho una mamada a su entonces pareja e incluso se había bebido el semen del chico, ante su excitación y su entusiasmo. Así había convencido a Paloma a que hiciera lo mismo. A partir de entonces las amigas habían compartido sus experiencias sobre los tipos de semen y los diferentes sabores del mismo.






Incluso una noche un médico que ligaba con ellas, les convenció incluso enseñándoles recortes de estudios etc… de que el semen llevaba sustancias antidepresivas y muy nutritivas. Marisa y Palomas hicieron ver que aquello les resultaba repulsivo. Al final de la noche le pidieron al médico que les llevase a casa en su coche. Le ataron y le hicieron dos mamadas cada una, seguidas, bebiéndosele hasta la última gota. Al médico no le quedaron  fuerzas ni para irse a su casa, y paso la noche en el coche.






-       Si ya conozco tus gustos perra. Bien dulce y bien denso, como si fuera leche condensada…jajajaja.






Exclamo  Marisa, sin dejar de reír.




-       Y te repito no puedo decir nada malo de Alberto. Pero Carlos preocupado por que pensara, y porque no se dé cuenta de que estamos follando, cuando lo hacemos, siempre esta distraído. Tapándome la boca para que no se oigan mis gritos, preocupándose de que no hagamos ruido, concentrándose para no gritar y acabar pronto. Incluso lo hacemos menos que antes.




Protesto airada Paloma.




-       No me digas Nena hasta ahí hemos llegado!




Dijo Marisa sorprendida.




-       Y repito no puedo quejarme del chico…aunque…jajajaja… el otro día salí a cenar con Carlos. Lo estaba esperando y decidí ponerme el vestido de tubo negro de lycra, con el escote en pico, minifalda y tacones negros….




-       Si, si, el vestido “tumbabarcos”, ese vestido que parece que las tetas te van a explotar, que te las eleva y te las redondea al máximo y deja ver casi dos terceras partes de ellas. Que hace que todos los tíos a tu alrededor  monten la tienda de campaña.




Interrumpió Marisa a  Paloma.




-       Si, si, ese mismo, jajajaja….sali con él al comedor y allí estaba Alberto. Abrió tanto la boca que la mandíbula le llegaba a los tobillos….jajajaa. Se quedó pasmado de pie ante mí y como si hablase solo dijo algo así como que era la mujer más sexy del universo. Jajajaja.


 
Acabo de explicar Paloma.




-       Jajajaja pobre chaval ahora vive con una buenorra mejor que todas las que pueda encontrar por internet. Jajajaja…tienes que vigilarle las manos, las debe tener superencallecidas de tanto pajearse  pensando en ti…jajajaja




Se burló Marisa.




-        Calla Zorra….jajajaja Lo peor es que Carlos se cabreo por el vestido. Y poco más que me acuso de provocar al chico. Eso ya fue el colmo. Tuvimos una pelotera enorme, como si no tuviera bastante con aguantar a todos los babosos de mi curro, jefe, compañeros, vigilantes, y clientes. Como para que además tuviera que aguantar que voy provocando en mi propia casa. En más de una ocasión le dije que el chico salía esa misma noche por la puerta de casa. Al final transigió y conseguí ir por mi propia casa como me dé la gana, no habrá más reproches, se relajara y asumirá que Alberto es nuestro invitado, que es nuestra casa y que deberá convivir con nuestras costumbres y hábitos de comodidad. Después echamos un polvo de reconciliación, pero él seguía tenso y preocupado de que Alberto se diera cuenta de que estábamos follando, y yo aunque no disfrute, grite como una perra, en parte  indignada. Pero en fin…Además, Marisa! El chico no se ha quejado en absoluto, no ha dicho ni un pero a nada.




Explico Paloma.




-       Como se va a quejar Alberto, si no le hace falta recorrer internet para encontrar con que pajearse. Solo necesita esperar a que tu llegues a casa te pongas una camiseta de tirantes y un short de rizo marcando culo y mostrando el bamboleo de tus domingas, para tener con que masturbarse…jajajaja




Se burló de nuevo Marisa.




-       Que salvaje eres perraca…jajajaja






Contesto Paloma, al tiempo que levantaba la mano para pedir la cuenta.  Pagaron, se dirigieron a la puerta, se dieron un beso y cada una se fue a su casa.




Al llegar Paloma se recogió su preciosa y sedosa melena rubia beis en una coleta y quito los zapatos y se puso unas cómodas sandalias en forma de mocasín, después se quitó su uniforme y se puso una malla de gimnasia azul y una camiseta de tirantes roja dejando caer libremente sus tetazas dentro de la camiseta.






Salió al salón  justamente cuando por allí pasaba Alberto. El chico tiro el cuello hacia atrás como si hubiese visto un aparecido, al tiempo que habría mucho los ojos como casi siempre que se encontraba de esa manera a Paloma. Paloma no había acabado de contar la verdad a Marisa. Ella se encontraba muy cómoda con la turbación que provocaba en el chico, le daba mucho morbo. Sabía que haya por donde iba mostrando su cuerpo todos los hombres babeaban, pero aquello era distinto, aquel chico tan joven, callado, tenso y sudoroso, cada vez que ella se presentaba ante él, viviendo bajo su techo, le daba un morbo especial.






-       Hola que tal ha ido hoy en el instituto, Alberto?




Pregunto inocentemente Paloma.




-       Muy bien, muy bien ahora me dirigía a mi cuarto a seguir estudiando. Tengo que preparar un trabajo con Paco y Ángel, los chicos con los que me encontré en la puerta, el día aquel que nos coincidió el camino y me acompañaste hasta e instituto, recuerdas?




Respondió Alberto.




-       Si, si, ya me acuerdo.




Respondió Paloma. Claro que se acordaba, como se acordaba de los comentarios de los otros chicos, que también la recibieron con los ojos abiertos como platos, para contemplar su culo grande y perfecto en su falda de tubo de uniforme y su blusa de gasa donde sus tetas parecían dos enormes y maduros melones, como babeaban y como oía ella disimuladamente los comentarios obscenos y a la vez inteligentes sobre sobre su cuerpo de diosa de playboy, y sobre la suerte de Alberto de estar bajo el mismo techo.




-       Lo prepararemos por Skype en multiconferencia.




Le comento Alberto.




-       Ah pues muy bien! Cenaremos a las 21:00 y luego me gustaría que me ayudaras con algo, te parece bien?




Pregunto Paloma  poniendo morritos sensualmente al concluir la frase.






-       Si, si, perfecto.




Respondió Alberto al tiempo que tragaba saliva y no podía reprimir fija la mirada en sus enormes y preciosas mamas.






Se sentaron a cenar uno frente al otro, y Paloma se soltó el pelo de la coleta muy sensual y lentamente, sin dejar de sonreír al chico. Carlos estaría de viaje de negocios desde ese jueves hasta el próximo miércoles.




Durante la cena Paloma dejaba que indistintamente los tirantes de su camiseta le cayeran de los hombros volviendo a subírselos con sus finos y preciosos dedos con aquellas perfectas y arregladas uñas, en incluso se inclinaba o movía dejando a la vista toda la redondez de sus tetazas, así como la enormidad de su areola y la turgencia de sus pezones. El chico tragaba saliva y se volvía loco por la turbación sin saber hacia donde mirar.






Una vez acabada la cena Paloma le pidió ayuda a Alberto para colgar la colada. Cuando estaban en espacios reducidos Paloma probaba de rozarse con Alberto sobre todo con su culo. En una ocasión le había parecido percibir un enorme bulto en el pantalón del chico, y le mataba la curiosidad. Quería saber si era acertada su apreciación o sus ojos la habían engañado.




Por eso jugaba a provocarle una erección. Además por naturaleza Paloma era muy promiscua, y con todos sus complejos y precauciones, Carlos la tenía un poco por debajo de su satisfacción. Lo que hacía que todo aquel morbo aún la excitase más.




Junto al balcón de la galería donde colgaban la ropa, Paloma se acomodaba la melena sensualmente, mientras le pedía a Alberto que le pasase la ropa que había que tender. Entonces tembloroso Alberto le paso un tanga.




-       Sabes Alberto, las tangas no son lo más cómodo, pero son las que hacen mejor culo, sobre todo con prendas ajustadas, no crees?




Pregunto Paloma a Alberto al tiempo que cogía el tanga y le daba vueltas en sus manos como examinándolo.




-       Huuuummmm. No sé que decir, supongo que sí!




Dejo el chico intentando mantener la compostura, mientras tragaba saliva.




-       Mira, mira bien mi culo, a través de las mayas azules a que no se nota que llevo el tanga, no crees que es mejor así?




Le provocaba Paloma, mientras tendía el tanga. El chico no sabía cómo actuar Paloma se daba cuenta y sonreía maliciosamente.




-       Pero dime, que te parece mi culo con tanga?




Siguió provocándole Paloma juntando y agitando sus nalgas.




-       Si, si, si, tienes razón el culo se ve así, mucho mejor!




Respondía Alberto tartamudeando mientras una gota de sudor, recorría su frente.




-       Pásame eso, por favor!




Le dijo Paloma a Alberto señalándole un enorme y precioso sujetador rosa de lycra. El chico lo cogió mirando asombrado majestuoso tamaño de sus copas y se lo paso a Paloma como si quemara.




-       No creas que es fácil encontrar sujetadores bonitos con mi talla. La variedad de sujetadores son para las chicas con poco pecho. Que te parece este sujetador?




Le pregunto Paloma a Alberto sonriendo provocativamente. El chico no dejaba de tragar saliva, rojo por la turbación y movió los hombros como indicando desconocimiento.




Paloma se acercó y coloco su muslo en la entrepierna del chico al tiempo que divertida le colocaba el sujetador por sombrero.




-       Jajajaja, Alberto mis tetas son tan grandes como tu cabeza, jajajaja!




El chico estaba inmóvil intentando sonreír. Y entonces Paloma sintió su erección sobre su maya azul, grande y fuerte, aquel paquete era enorme.




El chico se retiró un poco alterado.




-       Tengo que irme a acabar mi trabajo de mañana.
Se excusó Alberto.




-       No te preocupes, Alberto ya acabo yo esto, y después me daré una ducha y me meteré en la cama.




Le respondió Paloma mientras el chico desaparecía por el pasillo trastabillándose, y provocando la sonrisa burlona de Paloma, que mordiéndose la yema de su dedo índice se preguntaba cuán grande podía ser la polla del pobre chico introvertido.   






Paloma colgó mientras se dirigía al baño a ducharse. Había vuelto a pelearse al teléfono con Carlos. Últimamente se peleaban por todo, primero había sido por Alberto, ahora por esta forma de promocionar pasando tantos días fuera de casa, incluidos algunos fines de semana. Además de la ausencia el sexo últimamente estaba siendo bastante malo.




Paso cariacontecida por la puerta del cuarto del chico camino del baño:




-       Alberto me voy a duchar, dejare la puerta entre abierta, grítame si necesitas algo.




Dijo en tono despreocupado Paloma, sin esperar la respuesta del chico.




Entro en el baño dejando la puerta entre abierta un palmo. Se cogió el pelo en una coleta y empezó a desvestirse sacándose primero la camiseta de tirantes dejando balancearse en el vacío sus enormes mamazas y después se sacó lentamente su malla de gimnasio azul que llevaba, dejando a la vista su raja depilada con maquinilla que necesitaba un repasito, y su perfecto y esférico culo.




 Se dirigía hacia la ducha cuando por el rabillo del ojo le pareció ver algo. Entro en el plato de la ducha y abrió el agua, observando disimuladamente. Vaya, vaya, el correcto e introvertido Alberto le estaba espiando. La gravaba mientras se duchaba, con un palo de selfie ubicado entre la puerta y su marco sostenía su móvil enfocando el espejo del baño, que enfrente del plato reflejaba toda la escena de la ducha de Paloma, y el móvil  con su palo apenas podían verse reflejados en la ranura del cristal del baño, y allí era donde Paloma lo había visto.






Paloma miro disimuladamente al suelo y sonrió picaronamente. Le iba a dar al chico un espectáculo que no olvidaría fácilmente.




Dejo abierta la puerta de la ducha y tomado la alcachofa de la ducha empezó a mojarse todo el cuerpo al tiempo que tarareaba dulcemente, acompañando al agua que caía desde la alcachofa sobre su cuerpo como si se acariciara, desarrollando todo esto frente al espejo.






Cuando estuvo completamente mojada, roció sobre su vulva abundante espuma de afeitar y empezó a afeitarse su monte de venus, haciéndolo todo muy despacio y sin parar de tararear una melodía dulce y suave, al tiempo que movía ligeramente sus hombros cada vez que se agachaba a rasurarse el pubis, balanceando sus enormes globos frente al espejo. Cuando hubo acabado volvió a mojarse con la alcachofa, y después paso a enjabonarse, lentamente, sin dejar de tararear, extendiendo el jabón con sus muslos, por sus nalgas siempre colocándose de la mejor forma posible para mostrarse frente al espejo del baño. Mostrando su raja, sosteniendo sus melones con ambas manos, dedicándose delicadamente primero a uno y su areola y luego al otro, levantándolos con ambas manos y luego dejándolos caer al vacío, extendiendo su mano enjabonaba por su vientre plano y sus deliciosas caderas, hasta llegar a su raja.






Mientras Alberto sostenía el palo de selfie al tiempo que gravaba a Paloma en máxima tensión, atento a no descubrirse, y sin dejar de tragar saliva y respirar aceleradamente, evitando las tentaciones de llevar su mano a su bragueta para frotarse su enorme erección que quería escapar del pantalón.






Paloma salió de la ducha después de enjuagarse. Sin dejar de disimular su sonrisa, aquello aún no había terminado, pensó para si divertida y algo cachonda, porque negarlo. La situación le encantaba, y el morbo que le provocaba aún más.  Se secó con una toalla que tenía a mano, y se ajustó la toalla a la altura de la cintura dejando suspendidas en el aire húmedo del cuarto de baño sus enormes tetazas. Cogió una crema hidratante y se situó sobre una alfombra de baño a la distancia suficiente para dar un buen plano en el espejo del baño.






Empezó extendiéndose y frotándose los brazos con la crema hidratante, continuo con los brazos y sus finas y preciosas manos. Después bajo al pubis, a las piernas y los muslos donde se detuvo, extendiéndose la crema cuidadosamente, luego se concentró en las nalgas. Lanzándose severos palmetazos a las nalgas poniéndose de perfil y ofreciéndole a Alberto un perfecto plano de aquel culo tonificado y sin rastro de piel de naranja, ni de celulitis, que temblaba ferozmente sexy como un trozo de gelatina firme ante cada palmetazo de Paloma. Finalmente extendió varios chorros sobre sus esféricos y perfectos globos en forma de gota de lluvia, y empezó a masajeárselos al tiempo que gemía calladamente, extendía sus manos por toda la superficie de sus mamazas extendiendo la crema, para después tomándolas desde abajo, apretarlas cerrando las manos sobre ellas, y a continuación empezar a frotárselas violentamente, como si estuviese haciendo una cubana a una paja imaginaria. Con tanto jueguecito la raja de Paloma estaba empapada.






Alberto intentaba contener los jadeos, cerrando la boca, y aguantaba como podía firmemente el palo de selfie para que no temblase y temblase así la imagen. Con su otra mano ya no podía evitarlo y no dejaba de frotarse la ardiente polla por encima del pantalón. Que espectáculo, mejor que cualquier video en internet.






Paloma se cogió los pezones con los dedos índices y corazón y empezó a acariciárselos y a pellizcárselos, hasta que se pusieron inertes y duros como piedras. Estaba cachondisima, y Alberto ya había tenido más que suficiente para pajearse. Dejo caer la toalla y lentamente se dirigió hacia la puerta con ademán de cerrarla. Alberto con rápidos reflejos dejo de frotarse la entrepierna, y rápida y sigilosamente retiro el palo de selfie y el teléfono, casi al mismo tiempo que Paloma acompañaba la puerta suavemente con la mano.






Maldita sea pensó Alberto, aquella puerta no tenía cerrojo a través del cual poder mirar, cuando los jadeos de Paloma atravesaban la puerta. Se estaba masturbando. Alberto no lo dudo más, reflejo de un pudor contenido todas aquellas semanas, miro hacía ambas partes, y después se sacó la polla del pantalón y empezó a masturbarse salvajemente  estimulado por los gemidos y jadeos de Paloma y no tardo en correrse entre gemidos sordos, contra la puerta del baño empapándola toda, se limpió como pudo, y sacándose unos pañuelos de papel del bolsillo, limpio la puerta rápidamente, ya estaba por irse, cuando los grititos de placer de Paloma atravesaron la puerta, ella también se había corrido.








Paloma contemplaba fijamente a Marisa, mientras esta se destornillaba de risa, sentada junto a la mesa de la cafetería donde solían reunirse las dos amigas.




-       Jajajaja, asi que el santo y modosito Alberto, aprovecho la ocasión para espiar a la diosa tetuda con la que comparte casa y tener material con la que machacársela. Jajajaja, jajajaja…. El introvertido…..jajajaja




Decía Marisa riéndose.




-       Bueno yo tampoco se lo tengo tan en cuenta. Esto es lo normal esta en esa edad, por mucho que vaya por ahí de calladito y mirando para otro lado. Es una olla a presión de hormonas. Además a mí me sirvió de preliminares, me puse tan cachonda que me corrí espectacularmente. Como hacía meses que no me corría.




Contesto Paloma poniendo expresión de suficiencia.




-       Como que como hacía meses que no te corrías? Nena pensaba que estabas más que satisfecha con Carlos.




Expreso con sorpresa Marisa.




-       Últimamente las cosas no van muy bien en la cama con Carlos. Lo de que le cohibía la presencia del chico, creo que era una excusa. No sé creo que la rutina, el estrés en el curro. Las cosas no son como hace unos meses en la cama…. Y tú ya sabes que yo soy muy promiscua y necesito sexo con mucha regularidad.




Dijo esto último Paloma susurrando con disimulo.




-       Jejejeje….tu y yo somos un buen par de ninfómanas, aunque tú lo disimules más y mejor que yo, jejejeje.




Contesto burlonamente en voz baja Marisa, mientras Paloma esbozaba una sonrisa cómplice.




-       Bueno este fin de semana me quedo sola con Alberto, menudo planazo!




Expreso con fastidio Paloma mientras le daba un sorbo a su cortado.




-       Le darás otro espectáculo cachondo de tu cuerpo explosivo?  Jajajaja….




Se reía burlona Marisa.




-       Nooo! Ni en sueños, si me grabo, ya tiene material con el que matarse a pajas. Este fin de semana que deambule por casa como siempre, como un fantasma asustadizo tratando de hacer ver que no está.




Contesto Paloma.




-       Jajajaja, que cabrona eres Paloma, jajajaja.




Respondió Marisa. Al poco tiempo se levantaron y se marcharon, no sin antes saludar al dueño que las conocía como clientes habituales y no por ello dejaba de mirarlas de arriba abajo desnudándolas con la mirada cada vez que estaban en su local.






Aquella tarde de viernes se había sorprendido a si misma coqueteando con uno de los guardias de seguridad de los grandes almacenes donde trabajaba.  Retirándose sensualmente con sus finos y femeninos dedos su cabello sedoso y lacio rubio beige mientras hablaba con él, con su voz suave de niña buena, con una falda negra de tubo entallada que se ajustaba a su magnífico culo y le acababa unos dedos por debajo de las rodillas, y su blusa blanca de uniforme, llevaba puesto un wonderbra blanco liso de licra, que se cerraba y abría por delante y que sostenía y cubría solamente  la mitad de su pecho. Aquella tarde  había habido problemas con el aire acondicionado, por lo que hacía más calor del habitual y Paloma llevaba la blusa desabotonada por arriba más de lo normal dejando a la vista gran parte de sus tetazas de copa talla H.






Al principio se había acercado a preguntarle una nimiedad, pero luego cuando vio la expresión en los ojos de Paco, el seguridad, completamente abiertos como platos, había seguido hablando con él sin importar el tema, el tiempo, la última película que habían visto con su voz melosa y dulce, cruzando los brazos bajo sus enormes melones, casi exponiéndoselo al seguridad, que estaba literalmente babeando sin saber a donde dirigir la mirada. Como le había calentado.  Una llamada al walkie, le había obligado a despedirse de ella, no sin antes lanzar una última mirada. Ella se había puesto tan caliente que se lo habría follado allí mismo si hubiera seguido la conversación cinco minutos más.






Ahora estaba en casa y era viernes por la noche. Se había pajeado en su cuarto en cuanto llego a su casa. Pero aquello no era suficiente.




Con un short blanco y una camiseta de tirantes rosa con un dibujo de comic justo debajo de un escote que era como un enorme balcón. Aquella era una de las prendas más escotadas que tenía, se veía un 60% de sus preciosos globos, el resto estaba comprimido por los laterales de la camiseta de tirantes dándole una mayor volumen y redondez.




Así y con sus sandalias se dirigió al sofá y pasar la velada viendo una peli en la tele. Alberto cenaba fuera de casa.




Apenas había empezado la película cuando se abrió la puerta y apareció Alberto. Muy mono él con su pelo engominado una camisa de manga larga y unos vaqueros.




-       No estabas cenando?




Pregunto sorprendida Paloma.




-       Si pero ya acabamos de cenar y tengo mucho que hacer mañana así que he preferido volver.




Respondió tímidamente Alberto intentando dirigir la mirada hacia otro lugar que no fuera el escotazo salvaje de Paloma.




-       Bien, bien…. Te apetece ver la película conmigo.




Pregunto desinteresadamente Paloma dirigiendo su mirada al frente, el chico estaba muy mono así vestido, pensó Paloma retorciéndose en el sofá donde se encontraba sentada con ambos piernas sobre él.




-       Qué película es?




Pregunto tímidamente Alberto.




-       Lo mejor que hay hoy en la tele es esta de terror, la estrenaron hace un año en el cine, así que podríamos decir que es  una novedad en televisión. Vamos Alberto mírala conmigo, no me dejes verla sola, que me cago de miedo.




Le dijo Paloma lanzándole con una expresión de lastima en la mirada.




-       Vale la veo contigo.




Contesto Alberto esbozando una sincera sonrisa.




El chico se sentó en el sofá, solo un bol con palomitas que había traído de la cocina Paloma los separaba.  Paloma se recompuso en el sofá ofreciéndole palomitas a Alberto y agitando sus enormes tetazas al hacerlo. El chico con la vista fija en aquellos preciosos y gigantescos melones respiro hondo, para satisfacción de Paloma.




Paloma sobre el sofá con las piernas  dobladas seximente saltaba con cada sobresalto de la película de terror, balanceando seximente sus enormes globos, Alberto más relajado seguía la película con la mirada, y sin desviar la misma metía la mano en el bol para coger palomitas. Paloma se dio cuenta y solo metía la mano en el bol para coger palomitas, cuando la mano de Alberto estaba dentro con el objetivo de rozarse y provocar que instintivamente la mirara, sin poder evitar lanzarle una mirada fija y lasciva a sus tetazas allí para él expuestas. Ella quería ponerlo cachondo, eso la ponía a cien verlo sufrir y tragar saliva, lanzándole esas miradas de borrego contenido y lujurioso, y después como el otro día en el baño un poco de aceite lubricante y  se destrozaría con su dedo.




El bol de palomitas no tardo en acabarse. Lanzando una mirada y una sonrisa pícara a Alberto retiro el bol, y se acercó al chico hasta que se agarró a su brazo incrustando sus tetazas contra su brazo.




-       Joder esta peli, da mucho miedo deja que me coja a ti, Alberto.




Musito Paloma lastimeramente apretando sus pechotes aún más fuerte contra el chico, que permanecía sentado, con todos los músculos del cuerpo en máxima tensión, respirando acompasadamente mientras sentía el roce de los pezonazos de Paloma.




Cada escena inesperada o de terror extremo, Paloma se abrazaba más fuerte a Alberto hasta llegar a colocar su brazo más cercano entre sus tetazas, que daban enormes respingos en todos y cada uno de los sobresaltos, saliendo en más de una ocasión completamente del amplísimo balcón de su escote, para volver agitadamente a ponerse dentro de la camiseta de tirantes. El chico totalmente tenso respiraba aceleradamente sobre todo cuando Paloma completamente abrazada a él ponía su otro brazo o peor aún su cabeza sobre su pecho, tapándose la vista. Que bien olía pensaba Alberto, ese perfume tan sensual y femenino que siempre desprendía, ella y toda su ropa. Se le estaba poniendo la polla muy burra.






Al llegar a un intermedio Paloma se levantó dulcemente y dirigiéndose al mueble bar puso una botella de licor de melocotón en la mesa junto al sofá. Al tiempo que se dirigía a la cocina a buscar hielo y le pedía a Alberto que sacase dos copas.




-       Voy un momento al baño, Paloma.




Dijo Alberto tras dejar las copas junto a la mesa del sofá.




-       Bien pero no tardes mucho, la peli casi está acabando y estoy acojonada. Ven enseguida o me enfadare.




Le grito autoritaria Paloma ante la cara de intimidación de Alberto entrando en el baño. Paloma quería así evitar que el chico se hiciera una paja y se relajase..........




CONTINÚA 


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