Me caliento con el encargado del edificio, señor mayor 4
Pasado ese momento intenso de calentura, caí en la cuenta que me hacía mal engañarlo a Toni, y Toni, no era el tipo de hombre al que le gustara compartir su hembra con otro hombre, ni siquiera en sus fantasías, cuando hablábamos de nuestras fantasías mientras lo hacíamos jamás pensó ni siquiera imagino algo semejante a que yo lo hiciera con alguien más. Tenía que alejarme de Carlos, para eso traté de salir a las mañanas siempre con Toni, trataba de no volver a casa temprano, salía del trabajo y arreglaba con Toni para volver juntos, le dije a Toni, que estaba asustada, que tenía miedo que algo me pasara en la calle, cuando tenía que ir al gimnasio, me llevaba la ropa al trabajo y me iba directo hacia allá, Toni me buscaba siempre a la salida del gym y volvíamos juntos. Igualmente notaba lo caliente que estaba, algunas tardes sola en casa, me había comprado un consolador anal y me masturbaba mucho, como esa tarde, tenía un conjunto rojo, que me encanta, con mucho encaje, me sentía caliente, me miraba en el espejo y me decía que era una puta, levanté el sujetador sobre mis pechos y me acaricié suavemente, me puse de culo al espejo y me bajé sensualmente la tanga moviendo el culo, pero a la vez pensaba que me encantaría que alguien gozara de ese culo como Carlos lo hacía, pero Toni no era lo que más disfrutaba, trate de borrar la imagen pero mientras me bajaba la tanga frente al espejo pensaba que era para Carlos para quien me desnudaba, y eso me excito un montón, agarré mis glúteos con mi mano, me sacudí frente al espejo y me escuché diciendo, te gusta Carlos…? Me acaricié los pechos… como te deleitas chupándolos… sentía que me estaba exhibiendo para él, sola en el living de mi casa, tomé el consolador y lo empecé a chupar, mientras con la otra mano me sobaba mi pecho, no podía dejar de pensar en Carlos ni un segundo, me incline un poco, ensalivé mis dedos y me fui preparando el culito, tomé el consolador y me empecé a coger el culito con él, lo iba metiendo de a poco, cada vez más caliente, me cogí el culo con el consolador, siempre el mismo pensamiento en mi cabeza, acabe de una manera increíble cogiéndome el culo con el consolador, pensando que era Carlos quien lo hacía.
Le dije a Toni que ya me sentía más tranquila y más segura, por dos meses había tratado de evitar encontrarme con Carlos y me había dado cuenta que no podía evitar sentir lo que sentía, que necesitaba algo más que lo que hacía con Toni, y que Carlos complementaba un costado de mi sexualidad que me hacía sentir en plenitud, compre un short elastizado muy corto, un top súper ajustado que me quedaba delicioso, unas medias negras a medio muslo, llegué ese día del trabajo, sola, por primera vez después de tanto tiempo. Carlos estaba solo sentado en su escritorio. Me miro, yo traía una camisa blanca y una minifalda que uso para trabajar. Lo mire
-Buenas tardes Carlos…
-Buenas tardes, señora Daniela… hacía mucho que no la veía sola…
-Carlos, discúlpeme… podrá subir en cinco minutos… necesito mostrarle algo que me compré… necesito su opinión…
-Claro… quédese tranquila… enseguida subo…
Estaba excitadísima en el ascensor mismo, mientras subía, me puse ese conjunto que había comprado, golpeó la puerta, el corazón me latía otra vez alocadamente, como si hubiera estado en abstinencia por mucho tiempo y volviera al consumo de una sustancia prohibida, abrí la puerta, parecía que los ojos se le iban a salir,
-Siéntese Carlos… póngase cómodo… -le dije haciéndolo pasar, se desnudó de la cintura para abajo, su pija ya estaba bien dura, se sentó en el sillón del living. Lo miré pero volví a lo mío, me paré frente al espejo, de espaldas a él, jugaba con mi pelo, movía mis caderas sensualmente, él jugaba con su pija, la acariciaba miraba con detenimiento el show, me apreté mis pechos de frente al espejo, empecé a jugar con el short, lo subí un poco más clavándolo en mi culazo, me puse de costado al espejo, dándole la espalda todavía a Carlos, que no decía nada, seguí un rato más acariciándome frente al espejo, jugando con mi pelo, haciendo poses para él, me giré de frente a él y le sonreí,
-Te gusta lo que ves…?
-Me encanta… pensé que no lo iba a volver a ver…
Giré para él, le di un primer plano de mi culazo, le encantaron las medias a medio muslo.
-Se me mete demasiado en el culo no…? El short…? Vos que opinas…?
-Deliciosa como siempre…
-Mejor lo sacamos… -dije agachándome delante de él y empezando a sacarlo, inclinada dándole un primer plano de mi culo. Otra vez me estuve mirando en el espejo, girando, moviéndome, tomé el aceite que tenía en la mesa del living, puse en una mano, lo repartí entre las dos y dándole la espalda, me masajee los cachetes mirándome de frente en el espejo, tenía un grado de excitación increíble, lo hacía como si él no estuviera, pero sabiendo que lo hacía para él, me puse un poco más de aceite y me lo pase por la pancita y la cola también, su respiración se empezaba a agitar más, empecé a caminar por el living, me alejaba y me acercaba a él, caminando sensualmente, caminé hacia él, me arrodillé entre sus piernas que estaban separadas, acaricié sus muslos con los restos de aceite que tenía en mis manos, tomé su pija y la llevé a mi boca, lo chupe un largo rato mirándolo a los ojos, ninguno de los dos decía nada. Tomé un lubricante que había comprado y le lubriqué bien la pija, me puse de pie, de espaldas a él, me agaché delante de él, puse lubricante en mi mano y le di un primer plano de cómo preparaba mi culo para él, era un lubricante nuevo, que me había recomendado una amiga, me acomodé de espaldas a él, tome su pija y la fui guiando en su camino, me costó un poco al principio, la metí hasta el fondo y de a poco empecé a moverme sobre él. Cada vez más caliente.
-Me compre un consolador anal… no podía dejar de pensar que era tu pija la que me cogía… cuando me pajeaba…
No contestó nada, me moví bien duro sobre él, me quedé clavada en un momento, estaba teniendo un orgasmo de esos que me conmueven, me pareció que él sonreía. Me moví un poco más sobre él, me salí, me arrodille entre sus piernas.
-Te la quiero chupar después que me la metiste en el culo… -le dije empezando a chuparlo. Se salió de debajo de mi, me dejó en cuatro sobre el sillón, lo escuché tomar el lubricante, sentí como tiraba un generoso chorro sobre mi culo, sentí que estaba frío y me encantó que sintiera que podía hacer lo que se le diera la gana conmigo, sentí la punta de su pija, y como se iba metiendo toda dentro de mi, haciéndome gemir de una manera increíble. Giré mi cabeza para mirarlo mientras lo hacía.
-Te gusta tener a tu perra en cuatro eh…?
Su única respuesta fue seguir taladrándome el culo cada vez más duro.
-Si… partimelo… me encanta como me coges por el culo…
Siguió dándome bien duro, hasta que escuché sus quejidos y sentí su corrida en mi culo, me hizo que expulsara su leche, me daba vergüenza el sonido de mis peditos cuando salía su leche, él estaba encantado.
Durante mucho tiempo seguimos teniendo una relación así, fuerte, sexual, sin demasiados limites, empujándome cada vez a probar cosas nuevas. Pero esa es otra historia.
Pasado ese momento intenso de calentura, caí en la cuenta que me hacía mal engañarlo a Toni, y Toni, no era el tipo de hombre al que le gustara compartir su hembra con otro hombre, ni siquiera en sus fantasías, cuando hablábamos de nuestras fantasías mientras lo hacíamos jamás pensó ni siquiera imagino algo semejante a que yo lo hiciera con alguien más. Tenía que alejarme de Carlos, para eso traté de salir a las mañanas siempre con Toni, trataba de no volver a casa temprano, salía del trabajo y arreglaba con Toni para volver juntos, le dije a Toni, que estaba asustada, que tenía miedo que algo me pasara en la calle, cuando tenía que ir al gimnasio, me llevaba la ropa al trabajo y me iba directo hacia allá, Toni me buscaba siempre a la salida del gym y volvíamos juntos. Igualmente notaba lo caliente que estaba, algunas tardes sola en casa, me había comprado un consolador anal y me masturbaba mucho, como esa tarde, tenía un conjunto rojo, que me encanta, con mucho encaje, me sentía caliente, me miraba en el espejo y me decía que era una puta, levanté el sujetador sobre mis pechos y me acaricié suavemente, me puse de culo al espejo y me bajé sensualmente la tanga moviendo el culo, pero a la vez pensaba que me encantaría que alguien gozara de ese culo como Carlos lo hacía, pero Toni no era lo que más disfrutaba, trate de borrar la imagen pero mientras me bajaba la tanga frente al espejo pensaba que era para Carlos para quien me desnudaba, y eso me excito un montón, agarré mis glúteos con mi mano, me sacudí frente al espejo y me escuché diciendo, te gusta Carlos…? Me acaricié los pechos… como te deleitas chupándolos… sentía que me estaba exhibiendo para él, sola en el living de mi casa, tomé el consolador y lo empecé a chupar, mientras con la otra mano me sobaba mi pecho, no podía dejar de pensar en Carlos ni un segundo, me incline un poco, ensalivé mis dedos y me fui preparando el culito, tomé el consolador y me empecé a coger el culito con él, lo iba metiendo de a poco, cada vez más caliente, me cogí el culo con el consolador, siempre el mismo pensamiento en mi cabeza, acabe de una manera increíble cogiéndome el culo con el consolador, pensando que era Carlos quien lo hacía.
Le dije a Toni que ya me sentía más tranquila y más segura, por dos meses había tratado de evitar encontrarme con Carlos y me había dado cuenta que no podía evitar sentir lo que sentía, que necesitaba algo más que lo que hacía con Toni, y que Carlos complementaba un costado de mi sexualidad que me hacía sentir en plenitud, compre un short elastizado muy corto, un top súper ajustado que me quedaba delicioso, unas medias negras a medio muslo, llegué ese día del trabajo, sola, por primera vez después de tanto tiempo. Carlos estaba solo sentado en su escritorio. Me miro, yo traía una camisa blanca y una minifalda que uso para trabajar. Lo mire
-Buenas tardes Carlos…
-Buenas tardes, señora Daniela… hacía mucho que no la veía sola…
-Carlos, discúlpeme… podrá subir en cinco minutos… necesito mostrarle algo que me compré… necesito su opinión…
-Claro… quédese tranquila… enseguida subo…
Estaba excitadísima en el ascensor mismo, mientras subía, me puse ese conjunto que había comprado, golpeó la puerta, el corazón me latía otra vez alocadamente, como si hubiera estado en abstinencia por mucho tiempo y volviera al consumo de una sustancia prohibida, abrí la puerta, parecía que los ojos se le iban a salir,
-Siéntese Carlos… póngase cómodo… -le dije haciéndolo pasar, se desnudó de la cintura para abajo, su pija ya estaba bien dura, se sentó en el sillón del living. Lo miré pero volví a lo mío, me paré frente al espejo, de espaldas a él, jugaba con mi pelo, movía mis caderas sensualmente, él jugaba con su pija, la acariciaba miraba con detenimiento el show, me apreté mis pechos de frente al espejo, empecé a jugar con el short, lo subí un poco más clavándolo en mi culazo, me puse de costado al espejo, dándole la espalda todavía a Carlos, que no decía nada, seguí un rato más acariciándome frente al espejo, jugando con mi pelo, haciendo poses para él, me giré de frente a él y le sonreí,
-Te gusta lo que ves…?
-Me encanta… pensé que no lo iba a volver a ver…
Giré para él, le di un primer plano de mi culazo, le encantaron las medias a medio muslo.
-Se me mete demasiado en el culo no…? El short…? Vos que opinas…?
-Deliciosa como siempre…
-Mejor lo sacamos… -dije agachándome delante de él y empezando a sacarlo, inclinada dándole un primer plano de mi culo. Otra vez me estuve mirando en el espejo, girando, moviéndome, tomé el aceite que tenía en la mesa del living, puse en una mano, lo repartí entre las dos y dándole la espalda, me masajee los cachetes mirándome de frente en el espejo, tenía un grado de excitación increíble, lo hacía como si él no estuviera, pero sabiendo que lo hacía para él, me puse un poco más de aceite y me lo pase por la pancita y la cola también, su respiración se empezaba a agitar más, empecé a caminar por el living, me alejaba y me acercaba a él, caminando sensualmente, caminé hacia él, me arrodillé entre sus piernas que estaban separadas, acaricié sus muslos con los restos de aceite que tenía en mis manos, tomé su pija y la llevé a mi boca, lo chupe un largo rato mirándolo a los ojos, ninguno de los dos decía nada. Tomé un lubricante que había comprado y le lubriqué bien la pija, me puse de pie, de espaldas a él, me agaché delante de él, puse lubricante en mi mano y le di un primer plano de cómo preparaba mi culo para él, era un lubricante nuevo, que me había recomendado una amiga, me acomodé de espaldas a él, tome su pija y la fui guiando en su camino, me costó un poco al principio, la metí hasta el fondo y de a poco empecé a moverme sobre él. Cada vez más caliente.
-Me compre un consolador anal… no podía dejar de pensar que era tu pija la que me cogía… cuando me pajeaba…
No contestó nada, me moví bien duro sobre él, me quedé clavada en un momento, estaba teniendo un orgasmo de esos que me conmueven, me pareció que él sonreía. Me moví un poco más sobre él, me salí, me arrodille entre sus piernas.
-Te la quiero chupar después que me la metiste en el culo… -le dije empezando a chuparlo. Se salió de debajo de mi, me dejó en cuatro sobre el sillón, lo escuché tomar el lubricante, sentí como tiraba un generoso chorro sobre mi culo, sentí que estaba frío y me encantó que sintiera que podía hacer lo que se le diera la gana conmigo, sentí la punta de su pija, y como se iba metiendo toda dentro de mi, haciéndome gemir de una manera increíble. Giré mi cabeza para mirarlo mientras lo hacía.
-Te gusta tener a tu perra en cuatro eh…?
Su única respuesta fue seguir taladrándome el culo cada vez más duro.
-Si… partimelo… me encanta como me coges por el culo…
Siguió dándome bien duro, hasta que escuché sus quejidos y sentí su corrida en mi culo, me hizo que expulsara su leche, me daba vergüenza el sonido de mis peditos cuando salía su leche, él estaba encantado.
Durante mucho tiempo seguimos teniendo una relación así, fuerte, sexual, sin demasiados limites, empujándome cada vez a probar cosas nuevas. Pero esa es otra historia.
1 comentarios - Me masturbo analmente pensando en el encargado
Culpa por serle infiel a un buen marido, deseo por disfrutar la pija que te hace gozar còmo nunca, y saca la puta reprimida que llevàs adentro tuyo.