Dos semanas pasaron desde que vi a mi suegra María cogiendo con el verdulero del barrio, Raul. La verdad, no tenia nada que reclamarle, ella no tenia marido, y mi relación con ella era puramente sexual, igual, me enoje porque me mintió, me dijo que no se la había cogido nadie hace años, y entonces voy y la encuentro cogiendo con Raul, que se quedaba corto para el tremendo culo de mi suegra, era un tipo desagradable. Y lo peor, por plata, mi suegra era una puta, y al parecer, desde hace bastante.
Esas dos semanas la ignoraba, nuestra relación pasó a ser fría y distante, en la casa a veces quedábamos solos y no ocurría nada, a pesar de que le fichaba el culo cuando la veía pasar.
Volvimos a hablar una mañana, que estábamos solos en la casa.
—Buen día.— la saludé normalmente.
—Buen día Luis. ¿Ya se fue Lucia?
—No, se volvió invisible.— respondí seriamente, boludeandola un poco.
—Andas con los cables cruzados.
—No te interesa.
—Ay andate a la mierda sabes.— me dijo ya de mala manera.
En ese momento me hizo enojar.
—Ándate vos, hacete coger por Raul.
Esa frase desató todo.
—¿Qué te debo alguna explicación acaso? Yo ya soy grande, elijo con quien coger sabes nene, además no te hagas el ofendido que cuando me culeabas estando mi hija en la casa no te hacías el moralista.— respondió María enojada.
Ya estábamos discutiendo.
—Andate a la mierda trola, bien que te re calentabas cuando te garchaba y te mencionaba a tu hija. ¿Qué necesidad tenias de cogerte al viejo de mierda ese? ¿Qué precisas plata? ¿hace cuanto te coge?
En mi enojo, arranqué a preguntarle todo lo que me había guardado a mi suegra.
—No, no preciso plata, ahora no, hace años si hubo una época que precisaba, ahí por casualidad termine con Raul y ta, me cogia y me pagaba.
—¿Y por que te lo cogiste ahora?
—No se Luis no se, hace años no me cogía, hace días me había tirado una indirecta en la verdulería de que andaba con plata, de arranque no le dí pelota, pero luego ta, pensé en hacer unos pesos extra nada mas.
Me quedé en silencio.
—¿Qué acaso estas celoso de que el viejo me cogio?
Me acerqué a mi suegra y le comí la boca en la sala. Estaba enojado, pero esta hembra culona me llamaba. Arranqué a manosearla toda.
—Ay Luis que te pasa?
—Cállate puta, vos sos mía ¿te gusta coger con viejos por plata? Puta barata.
María llevaba una remera, la cual le rompí con fuerza para descubrirle las tetas, apretándoselas.
—Mmm bruto.
—Si te encanta hija de puta, el viejo te trataba peor.
Lleve mi mano y sentí la concha de mi suegra completamente mojada.
La agarré de un brazo y apurándola la lleve al cuarto, al llegar, la puse de espaldas y le saqué yo mismo toda la ropa, luego de dos semanas, ese ojete se veía mas rico que nunca. La empujé contra la cama, dejándola solo con la tanga puesta.
—Dale María, abrite ese orto que te voy a dar lo que te gusta.
Mi suegra obedeció, abriéndose esas nalgas con ambas manos.
Le clavé la pija de una, chocando con su culo que rebotaba como gelatina.
—Mm aaay Luis lpm.
—¿Qué putita?
—Que rico me coges.
—Este culo es mío puta de mierda.
Seguí dándole hasta acabar, llenándole la concha de leche. Pero no terminó ahí, en segundos ya tenia la pija dura otra vez, esa mañana no hice casi nada, estuvimos dos horas cogiendo, me saqué la rabia y la leche que había guardado, cocha, culo, cara, acabé por todo el cuerpo de mi suegra, la cual se dedicaba a gemir y disfrutar.
Ya terminado, estábamos los dos acostados.
—Perdón por lo de Raul.— se disculpó María.
—No deja, perdón por estas dos semanas.
—Ahora si ya no le doy mas pelota. Ya tengo un macho en casa que me deja sin ganas.— dijo mi suegra, manoseando mi verga.
Yo le acariaba las nalgas.
—Ah si? Bueno, acordate que este culo es mío.—respondí, apretándole una nalga.
Luego de ese día, todo volvió a la normalidad. Con María volvimos a coger normalmente, arriesgándonos cada vez mas.
Una tarde, volvía del laburo y me encuentro a María en la cocina, en la mesa, pero no sola, estaba hablando con su hermana, Julia, tía de Lucia.
Julia era igual a María, cuerpo grande, con un tremendo culo igual al de su hermana, aunque la conocía, nunca tuve mucho trato. Al llegar escuche las risas, pero se detuvieron cuando me vieron.
—Holaaa Luis.— Me saludó Julia alegremente.
—Julia ¿Cómo andas? Tanto tiempo.
—Sii, acá ando, pasé a saludar, aprovechando que ando de licencia.
—Ah mirá que bien, bueno las dejo, voy a cambiarme.
Julia vivía en otra ciudad, por eso la veíamos pocas veces al año. Descubrí que se iba a quedar unos días con nosotros, obviamente, días en que no podría hacer nada con María, pues cuando Julia aparecía, vivía pegada a su hermana.
Igual serian solo unos días, nada que no pudiera aguantar, y tenia a Lucia para quitarme las ganas.
El sábado llegó, ese día saldría a comer con Lucia de noche, pues era nuestro aniversario, María y Julia iban a salir ellas solas a tomar algo tranqui. Bueno, llegamos al lugar, comimos y la pasamos bien con mi novia, hasta que a mitad de la cena, tanteo mi bolsillo y me congelo al no sentir mi billetera, luego recordando que había quedado en casa. Me quería matar.
Hablé con el mozo y me dijo que no había problema que podía ir por ella, obviamente Lucia quedó ahí, ya que no sabia manejar. Fui embalado a la casa, en veinte minutos ya estaba ahí.
Enseguida noté algo, las luces de adentro se veían encendidas, cosas rara, porque cuando no hay nadie solemos dejarlas apagadas. Ta, pensé que se habrían olvidado María y Julia.
Entró y escucho música leve, además de murmullos de lo que parecía mi suegra y Julia. Pero algo mas, una risa de unos hombres. En ese momento un frio recorrió mi espalda, sospechando algo, pero no podría ser, era imposible.
Despacio me acerco a la habitación de mi suegra, pero no la ví a ella, de rodillas, Julia, su hermana, le chupaba la pija a un viejo.
Sentados en el sillón, otros dos miraban eso y se pajeaban, entre los que estaba Raul. Yo no entendía nada, lo que sucedió luego me revolvió el estomago, una puerta se abrió y salió María, con una lencería negra, igual que su hermana. Acercándose y parándose a un lado, su ojete se lucia en esa ropa.
Se arrodillo y ayudo a su hermana a petear aquella pijita del viejo, mientras paraban para comerse la boca entre ellas.
—Uff que putas de mierda.— dijo el viejo al que le chupaban la pija.
—Jaja ¿viste? Siempre fueron igual estas dos, una mas puta que la otra, de chicas ya eran así.— respondía riendo Raul.
—Ay callate vos atrevido.— contestó Julia, mientras María le robaba la pija y arrancaba a chuparla.
—Como chupa tu hermanita.
—¿Viste? Es peor que yo esta.
—Bien que de arranque no queria saber nada.— dijo Raul.
—Jaja bueno es que nos vemos poco, hay que aprovechar que estamos juntas para hacer las fiestitas.— respondió Julia.
—Y como les gustan, si les habremos hecho fiestitas a estas putas.— contaba Raul.
Yo no podía creer lo que escuchaba, mi suegra y la hermana eran terribles putas.
Entonces se detuvieron y fueron al sillón, en donde se arrodillaron de nuevo y arrancaron a petear a Raul entre las dos. Yo tenia una vista privilegiada de esos dos brutos ortos.
—Aaaah si María, como me gusta. Mira que arranqué con tu hermana, pero vos sos mucho mejor.
—¿Te acordas cuando nos descubrió hace años? Jaja— reía Julia.
¿Entonces Raul arrancó a cogerse a Julia primero?
Las dos hermanas continuaban peteando y manoseándose entre si.
Entonces los otros dos se acercaron y arrancaron a manosear a ambas, mi suegra paró el culo para facilitarlo.
Uno de los dos no aguantó y clavó a María, mientras la hermana era manoseada y le chupaba la pija a Raul.
Esto siguió por media hora, yo perdí el sentido del tiempo mientras veía esto.
Vi como aquellos viejos hacían de todo con aquellas dos milf, de la cual una era mi querida suegra, la cual me había vuelto a “cagar” de cierta forma, seguro por la insistencia de su hermana de hacer aquella fiestita. Luego de que los tres acabaran, María y Julia siguieron tocándose entre ellas, se besaban, manoseaban, se pajeaban entre hermanas, mientras los otros tres se volvían a pajear viendo aquella escena.
Finalmente, me fui al ver las notificaciones en el celular, era Lucia. Volví lo mas rápido que pude con la billetera. Esa noche, al volver estaba todo normal, como si nada hubiera ocurrido, de hecho no había rastro de mi suegra ni de Julia, no se si se fueron a tomar o a seguir la orgia a otro lado.
Finalmente decidí no decirle nada a María de lo que vi, aunque si ya no me la cogía como antes, de a poco me la dejé de culear al recordar aquella escena y sentir cierto resentimiento.
Un día mi novia me llama llorando, diciendo que se quería ir de la casa, ya que llegó de improvisto y al entrar…bueno, básicamente encontró a su madre semi en pelotas siendo manoseada por un viejo, no era Raul, era alguien mas, seguro algún otro que se cogería.
Al final María y Lucia terminaron peleándose por eso, y con Lucia nos mudamos. Aún recuerdo que el último día, antes de irme esa tarde, me acerqué a María y le dí una cogida de despedida, a pesar de que hace meses no hacíamos nada, ella se entregó.
Ella lloraba pidiéndome perdón por traicionar mi confianza.
Yo me le acerqué y le dije.
—Si ya lo hiciste antes, en aquella fiestita con la puta de tu hermana y los amigos de Raul, o te pensas que no te vi? Trola.
MI suegra quedó pálida, sin saber que decir, yo junte mis cosas y esa tarde me fui de la casa con Lucia. Días después vi el whatsapp de mi suegra y me había bloqueado.
Esas dos semanas la ignoraba, nuestra relación pasó a ser fría y distante, en la casa a veces quedábamos solos y no ocurría nada, a pesar de que le fichaba el culo cuando la veía pasar.
Volvimos a hablar una mañana, que estábamos solos en la casa.
—Buen día.— la saludé normalmente.
—Buen día Luis. ¿Ya se fue Lucia?
—No, se volvió invisible.— respondí seriamente, boludeandola un poco.
—Andas con los cables cruzados.
—No te interesa.
—Ay andate a la mierda sabes.— me dijo ya de mala manera.
En ese momento me hizo enojar.
—Ándate vos, hacete coger por Raul.
Esa frase desató todo.
—¿Qué te debo alguna explicación acaso? Yo ya soy grande, elijo con quien coger sabes nene, además no te hagas el ofendido que cuando me culeabas estando mi hija en la casa no te hacías el moralista.— respondió María enojada.
Ya estábamos discutiendo.
—Andate a la mierda trola, bien que te re calentabas cuando te garchaba y te mencionaba a tu hija. ¿Qué necesidad tenias de cogerte al viejo de mierda ese? ¿Qué precisas plata? ¿hace cuanto te coge?
En mi enojo, arranqué a preguntarle todo lo que me había guardado a mi suegra.
—No, no preciso plata, ahora no, hace años si hubo una época que precisaba, ahí por casualidad termine con Raul y ta, me cogia y me pagaba.
—¿Y por que te lo cogiste ahora?
—No se Luis no se, hace años no me cogía, hace días me había tirado una indirecta en la verdulería de que andaba con plata, de arranque no le dí pelota, pero luego ta, pensé en hacer unos pesos extra nada mas.
Me quedé en silencio.
—¿Qué acaso estas celoso de que el viejo me cogio?
Me acerqué a mi suegra y le comí la boca en la sala. Estaba enojado, pero esta hembra culona me llamaba. Arranqué a manosearla toda.
—Ay Luis que te pasa?
—Cállate puta, vos sos mía ¿te gusta coger con viejos por plata? Puta barata.
María llevaba una remera, la cual le rompí con fuerza para descubrirle las tetas, apretándoselas.
—Mmm bruto.
—Si te encanta hija de puta, el viejo te trataba peor.
Lleve mi mano y sentí la concha de mi suegra completamente mojada.
La agarré de un brazo y apurándola la lleve al cuarto, al llegar, la puse de espaldas y le saqué yo mismo toda la ropa, luego de dos semanas, ese ojete se veía mas rico que nunca. La empujé contra la cama, dejándola solo con la tanga puesta.
—Dale María, abrite ese orto que te voy a dar lo que te gusta.
Mi suegra obedeció, abriéndose esas nalgas con ambas manos.
Le clavé la pija de una, chocando con su culo que rebotaba como gelatina.
—Mm aaay Luis lpm.
—¿Qué putita?
—Que rico me coges.
—Este culo es mío puta de mierda.
Seguí dándole hasta acabar, llenándole la concha de leche. Pero no terminó ahí, en segundos ya tenia la pija dura otra vez, esa mañana no hice casi nada, estuvimos dos horas cogiendo, me saqué la rabia y la leche que había guardado, cocha, culo, cara, acabé por todo el cuerpo de mi suegra, la cual se dedicaba a gemir y disfrutar.
Ya terminado, estábamos los dos acostados.
—Perdón por lo de Raul.— se disculpó María.
—No deja, perdón por estas dos semanas.
—Ahora si ya no le doy mas pelota. Ya tengo un macho en casa que me deja sin ganas.— dijo mi suegra, manoseando mi verga.
Yo le acariaba las nalgas.
—Ah si? Bueno, acordate que este culo es mío.—respondí, apretándole una nalga.
Luego de ese día, todo volvió a la normalidad. Con María volvimos a coger normalmente, arriesgándonos cada vez mas.
Una tarde, volvía del laburo y me encuentro a María en la cocina, en la mesa, pero no sola, estaba hablando con su hermana, Julia, tía de Lucia.
Julia era igual a María, cuerpo grande, con un tremendo culo igual al de su hermana, aunque la conocía, nunca tuve mucho trato. Al llegar escuche las risas, pero se detuvieron cuando me vieron.
—Holaaa Luis.— Me saludó Julia alegremente.
—Julia ¿Cómo andas? Tanto tiempo.
—Sii, acá ando, pasé a saludar, aprovechando que ando de licencia.
—Ah mirá que bien, bueno las dejo, voy a cambiarme.
Julia vivía en otra ciudad, por eso la veíamos pocas veces al año. Descubrí que se iba a quedar unos días con nosotros, obviamente, días en que no podría hacer nada con María, pues cuando Julia aparecía, vivía pegada a su hermana.
Igual serian solo unos días, nada que no pudiera aguantar, y tenia a Lucia para quitarme las ganas.
El sábado llegó, ese día saldría a comer con Lucia de noche, pues era nuestro aniversario, María y Julia iban a salir ellas solas a tomar algo tranqui. Bueno, llegamos al lugar, comimos y la pasamos bien con mi novia, hasta que a mitad de la cena, tanteo mi bolsillo y me congelo al no sentir mi billetera, luego recordando que había quedado en casa. Me quería matar.
Hablé con el mozo y me dijo que no había problema que podía ir por ella, obviamente Lucia quedó ahí, ya que no sabia manejar. Fui embalado a la casa, en veinte minutos ya estaba ahí.
Enseguida noté algo, las luces de adentro se veían encendidas, cosas rara, porque cuando no hay nadie solemos dejarlas apagadas. Ta, pensé que se habrían olvidado María y Julia.
Entró y escucho música leve, además de murmullos de lo que parecía mi suegra y Julia. Pero algo mas, una risa de unos hombres. En ese momento un frio recorrió mi espalda, sospechando algo, pero no podría ser, era imposible.
Despacio me acerco a la habitación de mi suegra, pero no la ví a ella, de rodillas, Julia, su hermana, le chupaba la pija a un viejo.
Sentados en el sillón, otros dos miraban eso y se pajeaban, entre los que estaba Raul. Yo no entendía nada, lo que sucedió luego me revolvió el estomago, una puerta se abrió y salió María, con una lencería negra, igual que su hermana. Acercándose y parándose a un lado, su ojete se lucia en esa ropa.
Se arrodillo y ayudo a su hermana a petear aquella pijita del viejo, mientras paraban para comerse la boca entre ellas.
—Uff que putas de mierda.— dijo el viejo al que le chupaban la pija.
—Jaja ¿viste? Siempre fueron igual estas dos, una mas puta que la otra, de chicas ya eran así.— respondía riendo Raul.
—Ay callate vos atrevido.— contestó Julia, mientras María le robaba la pija y arrancaba a chuparla.
—Como chupa tu hermanita.
—¿Viste? Es peor que yo esta.
—Bien que de arranque no queria saber nada.— dijo Raul.
—Jaja bueno es que nos vemos poco, hay que aprovechar que estamos juntas para hacer las fiestitas.— respondió Julia.
—Y como les gustan, si les habremos hecho fiestitas a estas putas.— contaba Raul.
Yo no podía creer lo que escuchaba, mi suegra y la hermana eran terribles putas.
Entonces se detuvieron y fueron al sillón, en donde se arrodillaron de nuevo y arrancaron a petear a Raul entre las dos. Yo tenia una vista privilegiada de esos dos brutos ortos.
—Aaaah si María, como me gusta. Mira que arranqué con tu hermana, pero vos sos mucho mejor.
—¿Te acordas cuando nos descubrió hace años? Jaja— reía Julia.
¿Entonces Raul arrancó a cogerse a Julia primero?
Las dos hermanas continuaban peteando y manoseándose entre si.
Entonces los otros dos se acercaron y arrancaron a manosear a ambas, mi suegra paró el culo para facilitarlo.
Uno de los dos no aguantó y clavó a María, mientras la hermana era manoseada y le chupaba la pija a Raul.
Esto siguió por media hora, yo perdí el sentido del tiempo mientras veía esto.
Vi como aquellos viejos hacían de todo con aquellas dos milf, de la cual una era mi querida suegra, la cual me había vuelto a “cagar” de cierta forma, seguro por la insistencia de su hermana de hacer aquella fiestita. Luego de que los tres acabaran, María y Julia siguieron tocándose entre ellas, se besaban, manoseaban, se pajeaban entre hermanas, mientras los otros tres se volvían a pajear viendo aquella escena.
Finalmente, me fui al ver las notificaciones en el celular, era Lucia. Volví lo mas rápido que pude con la billetera. Esa noche, al volver estaba todo normal, como si nada hubiera ocurrido, de hecho no había rastro de mi suegra ni de Julia, no se si se fueron a tomar o a seguir la orgia a otro lado.
Finalmente decidí no decirle nada a María de lo que vi, aunque si ya no me la cogía como antes, de a poco me la dejé de culear al recordar aquella escena y sentir cierto resentimiento.
Un día mi novia me llama llorando, diciendo que se quería ir de la casa, ya que llegó de improvisto y al entrar…bueno, básicamente encontró a su madre semi en pelotas siendo manoseada por un viejo, no era Raul, era alguien mas, seguro algún otro que se cogería.
Al final María y Lucia terminaron peleándose por eso, y con Lucia nos mudamos. Aún recuerdo que el último día, antes de irme esa tarde, me acerqué a María y le dí una cogida de despedida, a pesar de que hace meses no hacíamos nada, ella se entregó.
Ella lloraba pidiéndome perdón por traicionar mi confianza.
Yo me le acerqué y le dije.
—Si ya lo hiciste antes, en aquella fiestita con la puta de tu hermana y los amigos de Raul, o te pensas que no te vi? Trola.
MI suegra quedó pálida, sin saber que decir, yo junte mis cosas y esa tarde me fui de la casa con Lucia. Días después vi el whatsapp de mi suegra y me había bloqueado.
2 comentarios - Mi suegra María 8: ¿Final?