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dandole pija a mi mujer

Mi esposa sabe preparar muy bien su cuerpo para la penetración anal. Definitivamente, "al que le gusta, le sabe". Desde recién casados, ella me manifestó su deseo por ser penetrada analmente, yo había tenido algo de experiencia al respecto y le indiqué ciertas cosas a tener en cuenta, en lo que muy rápidamente se volvió experta.

Una tarde me llamó a la oficina para pedirme el favor: Que, en lo posible, llegara muy temprano a casa después del trabajo, para que le ayudara con un informe que debía presentar el día siguiente. Pude cuadrar para salir una hora antes de lo acostumbrado y llegué a casa.  Sólo cuando entré a la casa y percibí esa deliciosa fragancia de mango de una crema corporal especial que usa la mona, fue cuando sospeché que me esperaba una "ardua ayuda con el informe".

Cuando estaba por entrar a nuestro cuarto salió mi hermosa esposa con su baby doll blanco, que es su preferido y descalza. Después de darme un tierno beso en la boca, me susurró al oído: Refréscate con una duchita y te espero en la sala para lo del "informe". Habitualmente hacemos el amor en nuestro cuarto pero algunas veces que podemos aprovechamos para usar un sillón donde hacemos ricuras. Ella siguió hacia la sala y yo me quedé mirándola... amo su manera de caminar. El velo del baby doll dejaba ver su tanguita blanca perdiéndose entre sus hermosas nalgas. Después de ducharme me sequé rápidamente y envuelto en la toalla fui a la sala.

 me esperaba recostada de medio lado  en el sillón grande. Me acerqué y la besé dulcemente en la boca mientras acariciaba su lindo cabello. Luego de darle suaves besos en todo su rostro, tomé algo de distancia para poder apreciarla bien... ¡qué delicia de mujer, qué silueta tan bella, qué piel tan deseable! Nuevamente la besé en la boca y acaricié sus hermosos senos... rozarlos con mi mano sobre la delicada tela del baby doll es una sensación muy especial. Luego hice una línea de besitos iniciando en medio de su pecho y al llegar al ombligo se estremeció un poco por cosquillas. Ella se puso de pie, quitó mi toalla y mamó mi pene deliciosamente. La tomé de una mano para que se pusiera de pie, la llevé hasta un extremo del sofá y después de ubicar dos cojines, la hice recostar sobre ellos quedando sus nalgas sobre el apoyabrazos. Ella echó sus brazos hacia atrás quedando muy relajada y yo me acomodé entre sus piernas, corrí la tanguita y lamí su rosada vulva, que ya estaba lubricada. A los pocos minutos ella misma levantó las piernas y con sus manos abrió sus nalgas dejando expuesto su apetecible ano rosado que tanto me gusta. De inmediato pasé mi lengua por su ano, luego lo besé. Tatiana me pasó el lubricante que acostumbramos a usar, puse algo de esa gel sobre el dedo pulgar de mi mano derecha y con él acaricié su ano haciendo un poco de presión mientras con mis labios y lengua recorría su ya empapada vulva. Cuando mi dedo entró un poco, lo moví circularmente. Después volví a lamer su ano, luego lo chupé suavemente, después lo chupé fuertemente y ella gimió de placer. Mi pene erecto reflejaba el tremendo estímulo que significa para mí este juego de caricias, besos, lamidas y chupadas a su ano.

Ella me pidió que me sentara en el sillón y luego arrodillada frente a mi mamó nuevamente mi pene, también lamía mis testículos mientras me miraba a los ojos y acariciaba mi pene con su mano. Ella se levantó, se quitó el baby doll y lo puso a un lado, luego se sentó sobre mí y me besó en la boca mientras se movía rítmicamente para que mi pene entrara y saliera de su vagina. Puso sus senos al alcance de mi boca y lamí y chupé sus rosados y bien marcados pezones... ¡wowww! ¡Cuánto me gustan! Verla frente a mi con esos movimientos y con esos gestos de placer me enloquecen. Mete un dedito en mi colita, me pidió. Eché un poco de lubricante en el dedo medio de mi mano derecha y al presionar suavemente sobre su ano, simplemente entró sin dificultad. Que delicia mi amor, me decía en voz alta, aprovechando que estábamos solos en casa. Ahora quiero dos dedos en mi colita, dijo con tono de "orden" que obedecí sin dudar. Los gemidos de Tatiana me embriagaban de placer, su mirada fija a mis ojos hacían que mi excitación aumentara más y más. Cuando está así sobre mí me encanta observar sus senos moviéndose al compás de su cabalgata. Sin decirme una palabra se levantó, se arrodilló sobre el sillón a mi lado derecho y mamó mi pene, luego lo acarició con su mano derecha mientras besaba mi boca.

Mi esposa se arrodilló en el borde del sillón apoyando su pecho sobre el mismo de tal manera que sus muy bellas nalgas quedaran bien hacia arriba. Yo me puse de pie para poder contemplarla todita... ¡Qué delicia de mujer! Ver en primer plano sus nalgas firmes y redonditas, a continuación su espalda y nuca... a veces no sé dónde será mi siguiente caricia, mi siguiente beso. Al acercarme más puedo ver su marcada cintura... ¡definitivamente tiene un cuerpo espectacular! Teniendo esas nalgas frene a mi no puedo tardar mucho en abrirlas con mis manos para besar, lamer y chupar nuevamente su delicioso ano. Es algo que disfruto mucho. En ocasiones esa colita está "muy cerrada" o "rebelde" como dice ella. Yo feliz, pues me toca acariciarla más, besarla más, lamerla y chuparla más para que se relaje y se dilate suficientemente dando lugar a la entrada de mi pene.

Tomé lubricante y eché un poco sobre su ano mientras la penetraba vaginalmente, sin dejar de empujar mi pene en su vagina metí mi dedo pulgar por completo en su ano, luego lubriqué los dedos índice y medio de mi mano derecha y los metí en su ano sin dejar de empujar mi pene en su vagina. Saqué mi pene de su vagina y lo llevé a su boca, mientras ella lo lamía metí nuevamente dos dedos en su ano y los movía empujándolos cada vez con más fuerza lo más profundo que podía. De nuevo me hice atrás de ella, abrí sus nalgas y lamí su ano. Ella reaccionaba con gemidos, mi lengua comprobaba que su ano se dilataba cada vez más. Chupé con fuerza su ano provocando un sonido como de beso, luego metí de nuevo dos dedos y los podía mover fácilmente en forma circular. Los saque y abrí sus nalgas y esta vez pude ver su ano abierto como pidiendo ser penetrado. Esa imagen de su rosado ano bien dilatado es todo un afrodisiaco para mí.

Eché algo de lubricante en mi pene y puse mi glande justo en la entrada de su lindo ano, ayudándome con mi mano moví mi pene en forma circular presionando suavemente sobre el ano, cuando ya el glande entró, lo saqué y chupé de nuevo su ano... ¡wowww cómo me excita eso! Los gemidos que le provoco de esta manera a la mona aumentan más mi excitación. De nuevo puse mi pene sobre su ano y después de ejercer un poco de presión entró un poco más que la vez anterior. Otra vez hice los movimientos circulares con parte de mi pene dentro de su ano, les llamamos "circulitos de placer". Mi pene ya había entrado hasta la mitad cuando lo saqué y lo llevé a la boca de Tatiana y lo mamó apresuradamente como si se tratara de una paleta que se derretía. Luego eché un poco más de lubricante y esta vez mi pene entró más fácilmente... solo faltaba un poquito más... con paciencia, con ternura, con pasión hacía los circulitos de placer alternando con lamidas y chupadas.

Para que ella descansara un poco sus rodillas volví a ubicarla boca arriba con sus nalgas sobre el apoyabrazos, esta vez le quité la tanguita para no tener que estarla corriendo a un lado. Me arrodillé para poner mi cara entre sus piernas y después de abrir sus nalgas con mis manos lamí y chupé su ano. Cuando ella tiene el ano así bien dilatado me encanta meter bien profundo mi lengua y moverla en círculos, noto que esto le causa mucho placer a mi deliciosa esposa. Me puse de pie y empujé suavemente mi pene en su ano hasta que entró completo. Luego me moví hacia adelante y hacia atrás para rozar con mi pene las paredes internas de esa rica colita. Tatiana disfruta mucho la penetración anal, eso hace que yo como hombre experimente gran placer. Saqué mi pene de su ano y lo llevé a su boca para que lo lamiera, también lamió mis testículos mientras acariciaba mi pene con la mano. De nuevo penetré su ano y esta vez ya era muy fácil meterlo y moverlo, pude moverlo más vigorosamente. Saqué mi pene de su ano y lo metí a su vagina, esa combinación la disfrutamos muchísimo. Pasé mi pene de la vagina al ano y del ano a la vagina varias veces y luego lo llevé a su boca para que lo mamara de nuevo. Después volví a meterlo en su ano y lo moví muy fuertemente empujando mi pene hasta el fondo, cuando ella gimió fuertemente saqué mi pene y lamí su ano, subí resbalando mis labios y lengua sobre su muy empapada vulva.

Tatiana me pidió que me sentara en el sillón y nuevamente se hizo sobre mi para cabalgar mi pene con su vagina, después de disfrutar un rato así se levantó para que mi pene se saliera y ella misma lo acomodó en la entrada de su ano, luego empujó todo su cuerpo hacia abajo y mi pene entró profundamente en su ano. Ella se movió haciendo una especie de contorsión con todo su cuerpo... ¡que ricura! Luego se movió apoyada sobre sus rodillas para dar mayor firmeza a sus movimientos con mi pene dentro de su deliciosa colita. Ella gemía cada vez más fuerte y eso me enloquecía de placer. Le dije que tenía muchas ganas de eyacular, pero ella me pidió que resistiera un poco más. Yo necesitaba que ella se detuviera un poco, de lo contrario expulsaría mi semen. En ese momento ella se bajó y se acostó sobre el sillón diciéndome que le regalara esa lechita caliente que ella misma había fabricado con sus ricuras. Para ese momento ya no aguantaba más las ganas y le pregunté dónde la deseaba, ella contestó que la chorreara donde me provocara... sólo me masturbé un momento intensamente sobre ella y al escucharla decir "dame esa lechita espesa y caliente" ya no la podía contenerla más y pensé inicialmente echarla sobre sus senos, pero al ver como se saboreaba pasando su lengua sobre sus labios, dirigí la eyaculación hacia su cara cubriéndola con abundante semen.

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