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La puta de la casa 2

Hola bbs, aquí les va la continuación de los albañiles y yo, pero si no comentan, ya no subiré más relatos

Se pusieron a mi alrededor y me tomaron de mi cabello, de una forma muy tosca, me lastimaban al jalarlo, pues me empujaban contra sus vergas haciendo que me las tragara hasta la garganta, lo que me atragantaba y me causaba ganas de volver el estómago, pero lo soporté, me sacaban lágrimas, me sentía utilizada, y comencé a disgustarme porque me estaban tratando de una forma muy agresiva, no terminaba de mamársela a uno cuando otro ya me estaba jalando del cabello para atragantarme con su verga que entraba hasta el fondo de mi garganta, dejando mis labios rojos pegados hasta la base de su verga, así estuvieron peleándose por meter sus vergas en mi boca durante unos 15 minutos. Pude verme en el espejo y tenía el rímel escurrido por mis lágrimas de atragantamiento


Uno de ellos me levantó jalándome del cabello y me dio una bofetada no muy fuerte, pero me dejo ardiendo la mejilla, supe que solo lo hizo para castigarme, pues yo les pedí que me causaran mucho dolor, así que me aventó a la cama.
La puta de la casa 2

—¡Estás bien buena mamacita! ¡Tienes un culo bien rico! ¡Empínate para metértela por el culo! —Obedecí para que no me fuera a golpear otra vez. Me excitó mucho sentirme sumisa.

Miguel le dijo a uno de sus chalanes, wey vete por unos condones a la camioneta, están en la guantera, al escuchar yo eso, mientras estaba empinada sobre la cama voltee con mi cara de puta y les dije, lo quiero sin condón, llenenme la vagina y corranse adentro, por favor
Miguel sorprendido, me dijo segura que quieres que te penetremos sin condón y que te llenemos, sí, por favor.

Okey muchachos, ya dijo la puta está que se corran adentro de ella
Me incliné extendiendo mis brazos y dejando pegados los senos sobre el colchón, curveando mi espalda hacia abajo, dejando completamente empinado mi hermoso y suave culito con forma de corazón, mi ano rosita y lubricado estaba siendo entregado a ese albañil sucio para que me embistiera brutalmente, sentí mucho miedo porque él era quien tenía la verga más larga y gruesa de todos, estaba mucho más gruesa que el plug anal, sentí como con sus manos toscas y sucias me abrió las nalgas y coloco la punta de su verga en mi ano, me tomo muy fuerte de la cintura.
¿Quieres que te la meta toda de golpe?

—Sí, me gusta mucho sentir que me la meten muy fuerte, ustedes cójanme, aunque me duela mucho.

—Ya métele toda la verga. Sí, ya métesela, se ve que es bien puta la morrita. —Dijeron los demás albañiles, ansiosos de ver cómo me rompían el culo.

—¡Sí, ya cógeme! ¡Cógeme! —Le rogaba que me rompiera el culo, le arrimaba mis nalgas empinadas.

El albañil me dio un fuerte jalón contra su cuerpo al mismo tiempo que empujo su verga embistiéndome salvajemente, sentí como mi ano se abrió desgarradoramente, me provocó un tremendo ardor y una punzada horrible en mi ano, esa verga se abrió paso en mi interior brutalmente, sentí como topó a fondo en mi interior, dejando a su paso un ardor insoportable.
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—¡Aaajjj! ¡Aaajjj! ¡Aaajjj! —Grité muy fuertemente, estoy segura que se escuchó hasta la calle.

Mi ano estaba punzando, fue una sensación muy dolorosa, como si tuviese fuego por dentro. Rompí en llanto del que no te deja hablar, tenía mucho sentimiento y contrastantemente el saberme tan lastimada me causo un placer que superaba por mucho el dolor causado. Aquella sensación de estar siendo vulnerada y lastimada tan fuertemente me causó un placer delicioso digno de una masoquista.

—¡¿Te duele mucho morrita?! —Me preguntó morbosamente el albañil, mientras me restregaba su verga hasta el fondo, como si quisiera llegar más adentro, con embestidas lentas, pero muy duras mientras me tomaba del cuello y de mi cintura
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—¡Sí, me duele! —Le dije con mi llanto entrecortado, haciéndole señas con la mano para que continuara—. ¡No te detengas! ¡Sigue!

El albañil sacó su verga por completo, para ensartarla nuevamente de forma muy violenta, hasta el fondo de mi culo. Sentí como mi ano se abrió de forma intempestiva provocándome un fuerte ardor y la punzada se volvió más dolorosa, pues mi culo estaba siendo penetrado brutalmente. Pude escuchar el sonido del impacto de su cuerpo contra mis nalgas.

—¡Aaajjj! ¡Aaajjj! —Yo estaba sufriendo mucho, pero el placer por el dolor era una delicia. Estaba roja por el dolor que sentía, podía ver mi rostro con el maquillaje escurriendo por mi llanto, mi rostro blanco totalmente rojo por el dolor y el placer, mi boca abierta de donde salían gritos y gemidos
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El hombre continuó sacando su verga por completo y ensartándola profunda y violentamente. Mi ano estaba siendo forzado a recibir esa verga que entraba a empujones, desgarrando mi ano con cada embestida que me daba. Así transcurrieron aproximadamente 5 minutos de tormento. Paulatinamente el dolor fue despidiéndose, para dar llegada al placer absoluto.

—¡Aaay! ¡Que rico! ¡Cógeme! ¡Más rápido! ¡Más duro! —Yo estaba gozando muchísimo—. ¡Aaajjj! ¡Aaajjj! ¡Ay que rico! ¡Aaay! ¡Aaajjj!
Sentía un calor delicioso en mi ano, era ya una necesidad de sentir su verga entrando hasta el fondo y saliendo de mi interior, cada que la sacaba deseaba mucho que me la volviera a ensartar.
Mientras los demás estaban masturbándose, preparando su pene para follarme
—¡Aaajjj! ¡Que rica verga tienes! ¡Aaay! ¡Me lastimaste! ¡Aaajjj! —El albañil me lastimaba al impactar dentro de mi culo con la punta de su verga.

—Pero bien que te gusta putita, se ve que disfrutas mucho que te la meta bien duro. — Yo le apretaba la verga con mi esfínter anal, como si se la mordiera con el ano.
—¡Cógeme más duro! ¡Aaay! ¡Que rico! ¡Así, más rápido! ¡Se siente bien rico! ¡Ay que rico! ¡Me arde muy rico! ¡Fuck me! ¡Fuck me! —Yo aventaba mis nalgas contra el albañil, quería que me la ensartara más adentro, sentía delicioso. Quería que me partiera en 2
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La puta de la casa 2

Dicho esto, el albañil me tomó de la cintura muy fuerte y me jaló contra su verga violentamente, comenzó una penetración frenética. Sentía mi culo adolorido y cansado, podía escuchar el sonido del impacto de nuestros cuerpos al estar piel con piel. Me jalaba del cabello hacia atrás y me dolía, así que yo aventaba mis nalgas contra su verga para atenuar el dolor. Continuó penetrándome analmente aproximadamente 15 minutos hasta que escuché los jadeos del albañil que se estaba corriendo, unos chorros de semen caliente, estaban llenándome por dentro, me sentí muy excitada, pues ese hombre acababa de eyacular en mi interior, haciéndome su zorra.
Entonces saco su verga de mi ano y sentí como su semen salía de mi ano y se derramaba en las sábanas.

—¡Ay güey, se le quedó abierto el ano! ¡Se puede ver adentro de su culo! ¡No mames, le abriste el culo! —Dijeron los demás albañiles, al ver mi ano dilatado.

—Sí, esta morrita está bien buena, se siente bien chingón meterle la verga. Tiene el culo bien caliente por dentro, aprieta bien rico y está bien limpia, se ve que ya se la habían cogido por atrás.
Entonces introduje los dedos en mi ano y pude sentir que estaba totalmente abierto, perdí la fuerza en el esfínter anal y quedó dilatado listo para seguir recibiendo más vergas, al mirar mis dedos mojados de semen pude ver que también había sangre y eso me excitó mucho pues fue el resultado de una penetración anal violenta, que me hizo sentir mucho dolor y ser vulnerada por ese hombre. Los otros 4 albañiles continuaron turnándose para penetrarme analmente hasta eyacular todos en mi interior. Mientras esperaban su turno para penetrarme, me tocaban los senos y me atragantaban con sus vergas. Así lo hicimos aproximadamente durante una hora.

Tomé la botella de vodka y le di un buen trago, que me dejó rendida, y mi entrega hacia esos hombres se volvió mayor.
—Me gustaría que me penetren anal y vaginalmente al mismo tiempo, nunca lo he hecho. —Les propuse un poco ebria y cachonda, con mi voz de escuincla ninfómana.

—Te cogemos como quieras mamacita. Quien se iba a imaginar que, fueras tan puta, se ve que te encanta la verga ¿Verdad?

—Sí, me gusta mucho que me cojan, se siente muy rico. Quiero que me sigan cogiendo muy fuerte.

—Esta morrita me pone bien dura la verga. A mí ya se me puso bien dura otra vez. También a mí, ya la tengo bien pinche dura otra vez. —Se comentaban sorprendidos entre ellos.

Yo sabía que el viagra estaba haciendo efecto y que en consecuencia me iban a seguir disfrutando mucho. Entonces uno de ellos se acostó en la cama boca arriba con su verga bien ensanchada, erecta, descubierta y babosa de semen. Me monté sobre aquel hombre puse la punta de su deliciosa y jugosa verga en mi vagina y simplemente, me dejé caer rendida ensartándome ese miembro viril venoso. Yo no tenía fuerzas en mis piernas, su verga se abrió paso en mi interior, a través de mis paredes vaginales, sentía como mi cuerpo se complementaba era como si mi vagina hubiese estado esperando desde hace tiempo una verga gorda y larga que la llenara, el albañil me tomó de las nalgas y me llevaba hacia arriba y hacia abajo cogiéndome a su antojo, puso sus manos en mis senos, los frotaba y pellizcaba mis pezones, me excitaba mucho, tenía los pezones muy duros y me castigaba pellizcándolos muy fuerte y jalándolos, cuando de pronto sentí otro hombre detrás de mí que se colocó pegado a mis espaldas y me inclino, sentí como coloco su verga gruesa en la entrada de mi ano y me lo fue ensartando hasta el fondo, en ese momento ya tenía dos vergas dentro de mí, era delicioso sentir una verga en la vagina y otra en el ano, podía sentir como esas dos vergas entraban hasta el fondo topando en mi interior muy fuertemente. Cada verga iba a su ritmo, mi vientre se sentía muy cálido, constantemente sentía contracciones en mi abdomen, mis senos estaban muy sensibles y excitados ya que el albañil que estaba atrás de mi penetrándome analmente, me abrazaba y acariciaba los senos mientras me lamía el cuello.
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—¡Ay que rico! ¡Aaajjj! ¡Aaay! ¡Sí! ¡Aaajjj! ¡Aaay, que rico! ¡Sí! ¡Cójanme rico! ¡Más fuerte! ¡Más! ¡Más! ¡No se detengan! ¡Aaay, que rico! —Me estaba sintiendo muy querida y gozada por esos hombres.

Súbitamente un sentimiento de vulnerabilidad me invadió y me erizó la piel. No tenía fuerza en las piernas, las sentía entumidas, un calor en mi vagina me estaba avisando que venía un orgasmo que, sería fuerte pues estaba experimentando una doble penetración.

—¡Aaajjj! ¡Aaajjj! ¡Me voy a venir! ¡Aaay que rico! ¡Que rico! ¡Aaajjj! —Mis pezones rositas se me endurecieron más y se me alargaron como montañitas.
Mis hombres comenzaron a trabajar más fuerte para mí, sentí que yo era suya y ellos míos, tanto haberles calentado la verga había valido la pena. Todo el dolor que sentí estaba siendo compensado con placer, de pronto sentí un calor delicioso en mi vientre, estaba teniendo un tremendo orgasmo; quedé rendida.

—¡Aaajjj! ¡Aaajjj! ¡Aaajjj! ¡Aaajjj! ¡Ay que rico! ¡Aaajjj! —El hombre que estaba debajo de mí penetrándome vaginalmente, me acariciaba los senos y pellizcaba los pezones. Y el albañil que estaba detrás de mi penetrándome analmente me abrazaba y metía su lengua en mi oído.
Yo estaba en clímax, mientras ellos continuaban cogiéndome muy duro hasta que sentí como comenzaron a dispararme chorros de semen caliente en mí vagina y en el ano, fue algo delicioso. Cuando sacaron sus vergas de mi interior sentí como si me faltara algo, tal como si me hubiesen quitado una golosina. Yo necesitaba que otras vergas me cogieran, quería volver a sentir esos chorros de semen dentro. Mi ninfomanía me pedía más, me veía tan hermosa y cachonda pidiéndoles más a esos albañiles. Ellos se turnaron para satisfacerme durante horas, cambiándome de posiciones en la cama, llevándome contra el espejo grande que había en mi habitación para cogerme de pie, me hicieron cuanto quisieron, eyacularon en mi boca varios de ellos y yo me tragué hasta la última gota de su semen, otros se corrieron en mi cara, adentro de la vagina, en mi culo, yo estaba llena de semen.

Cuando ya se habían cansado de penetrarme, habiéndome usado a su antojo, quise experimentar algo más que, ni si quiera con nadie había intentado, ya que me daba un poco de vergüenza pedírlo. Estaba tan ebria que dejé salir por completo lo putita que soy, al fin que jamás volvería a ver a esos hombres. Así que tomé el lubricante femenino que había dejado en la cama.
—Don Miguel hay algo que tengo curiosidad de hacer, pero, me da vergüenza —Le dije con voz cachonda.

—¿Por qué preciosa? ¿Qué es lo que quieres hacer? —Me preguntó mientras miraba mi cuerpo muy morbosamente.

—Es que he visto videos porno en internet y hay algo que se llama “fisting”, se trata de que usted meta dentro de mí, y me gustaría que me haga eso en el ano pero, si no quiere pues no —Le dije nerviosa y muriendo de vergüenza por lo puta y enferma que me sentí al pedir eso.
—¡Sí! ¡Sí te lo hago! Ya lo he visto también y me han dado muchas ganas de hacerle eso a una mujer, pero pues no he tenido a una mujer con quien pueda hacer eso. Y si tu quieres pues lo intentamos. —Me contestó muy emocionado y con la cara roja de lujuria.

—Sí, hágalo por favor —Le contesté muy excitada—. Acérquese para ponerle lubricante en su mano

—A ver preciosa. —Él extendió su mano derecha y le apliqué lubricante en toda la mano que, por cierto, estaba sucia de cemento, lo que me excitó más.

—Tiene que estar muy lubricada para que no me lastime tanto y entre más fácil. —Le dije muy nerviosa y temerosa mientras observaba sus dedos toscos y gruesos.

—No te preocupes preciosa, lo voy a hacer con cuidado. Te voy a ir dedeando hasta que veamos que ya entra completamente y tú me vas diciendo.
Me incliné en la cama con mis senos bien pegados al colchón y la espalda curveada hacia abajo, dejando muy bien empinado mi culo y le pedí que metiera toda su mano hasta la muñeca dentro de mi ano. Entonces él comenzó a dedearme.

—A ver preciosa, te voy a meter tres dedos porque veo que ya los aguantas ¿verdad? —Me dijo mientras introducía sus tres dedos en mi ano—. Sí, preciosa te entran bien rico ¿verdad?

—Sí, ¡Aaajjj! ¡Aaajjj! Se siente bien rico, a ver métame cuatro. —Fue algo muy lindo sentir los dedos de un hombre dentro de mi ano.

—Ya te están entrando, tienes mis cuatro dedos adentro ¿Como te sientes?

—Se siente muy rico, me duele un poquito ¡Aaajjj! ¡Aaay! Ya métame la mano completa, suavecito, con mucho cuidado.
—Ya está entrando mi mano, pero te siento muy apretada, tú me dices si te duele. —Yo sentí como mi ano se estaba desgarrando, jamás lo había sometido a tal estiramiento, sentía mucho ardor, como si se me fuera a reventar y me dio miedo, pero la excitación me rebasaba.

—¡Aaay! ¡Aaajjj! ¡Me duele mucho! ¡Aaay! ¡Aaay! ¡Ya hágalo! ¡Más Fuerte! —Mi ano se estaba estirando, estaba abriéndose más y más. Me ardía alrededor del ano, pero era placentero.

—Te la voy a meter un poquito más fuerte. —Cuando dijo eso me sentí muy excitada y el deseo de sentir esa gruesa, sucia y tosca mano dentro de mí. Me hizo aventar mis nalgas, entregándoselas para que su mano entrara completamente hasta la muñeca.
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—¡Aaajjj! ¡Aaajjj! ¡Aaay! ¡Me duele muchísimo! ¡Aaajjj! ¡Me duele! ¡Aaay! —Sentí mi ano desgarrado y el culo muy abierto. Ya no pude contenerme y rompí en llanto, lágrimas negras y saladas escurrían el rímel de mis pestañas, rodando por mis mejillas.

—Ya te entró preciosa, tengo toda mi mano adentro de tu culito, se siente muy rico, está muy caliente. ¿Te duele mucho verdad? ¿Quieres que te la saque? —La mano de aquel hombre me tenía destrozada, sentí como mi ano intentaba contraerse y apretaba la mano del albañil.

—No, no me la saque, déjela un rato ahí adentro. Quiero disfrutarla, siento mucho dolor, pero es muy lindo, siento bonito.

—Está bien preciosa, entonces te la dejo adentro un rato. —Así la dejó durante 5 minutos.
Yo me sentía desbordando de lujuria y excitación, esa mezcla de dolor y placer, me hacía sentir plena. El saber que un hombre tenía su mano adentro de mi causándome tal sufrimiento, fue el alimento perfecto para mi masoquismo.

—A ver ahora intente cerrar su puño adentro de mí —Le pedí sabiendo que eso me dolería más—. ¡Aaajjj! ¡Aaajjj! ¡Me duele mucho! ¡Aaajjj! ¡Me gusta! Ahora, saque su mano con mucho cuidado por favor, muy suavemente.
Cuando Don Miguel, sacó su mano de mi culito por completo, todos pudieron ver como mi ano quedo abierto, mostrándoles a todos el interior de mi culito, como si pidiera más, eso me hizo sentir mucha vergüenza, ya que perdí la fuerza en el esfínter y se me quedó abierto durante algunos segundos. Le pedí a Don Miguel, que la volviera a meter, así lo hizo y comenzó a meter y sacar toda su mano con facilidad. Después le pedí que sacara su mano y me penetrara con el puño cerrado en repetidas ocasiones. Cuando lo hizo sentí como mi ano se abría más por dentro provocándome un poco de dolor, pero era muy excitante saber que tenía esa mano tosca adentro de mí. Los demás albañiles al ver eso, se excitaron mucho y se peleaban por meter su mano también. Al verlos tan excitados y deseosos de meter su mano en mi culo, los fui llamando para ponerles lubricante y dejar que me hicieran “fisting”, así lo hicieron con el puño cerrado entrando y saliendo de mi ano durante media hora aproximadamente.
Después de haber recibido ese “fisting” delicioso, y teniendo los albañiles sus vergas muy erectas nuevamente por el efecto del viagra. Me recosté en la cama y les pedí que eyacularan sobre todo mi cuerpo, así que se masturbaron y me bañaron con chorros de semen. Me quedé rendida en la cama, llena de semen, con mi culito y mi vagina rotos de dónde brotaba leche, mi culito sangraba y mi abdomen me dolía horrible, no habíamos visto el reloj, ya era muy tarde casi las 9 de la noche, faltaba poco para que llegara mi mamá, así que los albañiles se bajaron para terminar de enjarrar la barda con cemento. Recogieron sus cosas justo cuando mi mamá iba llegando, le entregaron la obra bien hecha y se retiraron. Entre tanto, yo me bañé y me vestí con mi pijama. Cambie las sábanas pues estaban mojadas y olían a fluidos sexuales.

Cuando sentí que se me bajo un poco el efecto del alcohol, bajé a la cocina por algo de cenar, pues no había comido nada. Mis piernas estaban temblorosas, mi vagina sensible y mis ojos brillosos por el placer recibido. Saludé a mi mamá y me senté junto con ella, a ver la televisión con mi culo completamente roto y todavía muy adolorido, me recosté en el sillón porque no me podía sentar, estaba con el culo destruido, mi abdomen sentía mucho dolor, por como me movía mi mamá me preguntó que si me sentía mal y le dije que si y me dijo que te hsbra hecho daño y yo en mi mente, ser tan puta y que me cogieran 5 machos vergudos y me acomodarsn el útero.

5 comentarios - La puta de la casa 2

babruce86
Es muy largo y faltan fotos tuyass
Kaos566
A usted le encanta el abuso y maltrato es lo más le da morbo que la castiguen sin piedad y respeto y no la suelten hasta que los machos queden satisfechos y la dejen tirada como un juguete maltratado
emtranoqw
Me encanta cada uno de tus relatos,como me encantaria toparme contigo para dejarte sin caminar
JohnnyParky
Mmm pero que rico relato excelente, una pena no haber sido de esos albañiles y de harte con tu culito bien abierto +10