El sábado siguiente lo esperábamos en casa, ella con un vestido cortísimo, negro, sin ropa interior, unas medias muy cortas, solo a la altura de la pierna, eran caladas le quedaban deliciosas, por suerte el profe era discreto, nadie había hecho ningún comentario ni parecía saber nada de nuestra aventura, esta vez el encuentro no me incluyo demasiado, fue como algo más entre ellos, yo realmente podría no haber estado, ella le abrió la puerta, se abrazaron y se besaron, le acarició el culo sobre el vestido y lo levantó un poco acariciándoselo, ella se enredo con sus piernas en él, que la levantó y la apoyó contra la pared.
-Sos un chico muy malo… -le dijo. La tiró en la cama, ella seguía con los pies alrededor de él, parecía no querer soltarlo se estuvieron besando y acariciando un montón de tiempo, se salió y se desnudó, la puso en cuatro sobre la cama y la penetró, la llenaba de una manera increíble con esa herramienta, era re gruesa, ella gemía cada vez que la penetraba, se volvía loca con esa verga, le daba bien duro todo el tiempo salía llena de sus jugos, no paraba de gemir, el parecía afirmar, con sonidos guturales también, la fue cogiendo en cuatro en la cama, de pie contra la pared, arrodillada sobre el sillón, quisieron que yo también me desnudara, me miraban de a ratos sin decir nada, parecían divertirse, él le decía algo al oído que parecía que les causaba mucha gracia, él se sentó después y ella lo montó, subía y bajaba sobre esa verga que la llenaba de una manera increíble, siempre que los veía, pensaba como podía entrar esa cosa tan gruesa dentro de ella, le manoseó el culo groseramente un largo rato, fuertes cachetazos en el culo le dio también, solo la hacían gemir y quejarse más, está vez estaban totalmente olvidados de mi presencia, había desaparecido para ellos,
-Oh por Dios… oh por Dios… que pedazo de verga… -se quejaba ella gozosamente. La agarraba y la movía sobre él su culazo subía y bajaba.
-Te gusta culona…? –ella solo seguía repitiendo o x Dios. O o mi Dios… -la puso de espaldas a él, la volvió a poner en cuatro en la cama, ella no paraba de gemir y él de hacer sonidos guturales, se acostó en la cama y ella lo montó, estaba más excitada que otras veces, se complementaban de una manera increíble, seguían moviéndose, la envolvió con sus brazos apretándola contra él, yo veía el movimiento de su culazo subiendo y bajando sobre él, su culito se abria y cerraba acompañando el movimiento, se dio la vuelta y lo montó de espaldas a él, que miraba hipnotizado el movimiento de su culazo, su melena rubia cayendo sobre su espalda, de a ratos le manoseaba los glúteos, le daba suaves cachetazos, jugaba con sus dedos por la puerta de su culito, la volteó sobre la cama como estaban y le siguió dando cada vez más duro, ella se quejaba de a ratos, era más profunda la penetración ahora, la aplastaba sobre la cama, se salió y la atrajo hacia él, ahora la tenía más levantada, apoyado en sus rodillas le daba igualmente bien duro y profundo, se salió un poco, tomó una toalla y se secó la transpiración, volvió a clavarla, ella no se había movido esperándolo, con el dedo gordo empezó a jugar en su culo, haciendo círculos y metiéndolo de a ratos, ella todo el tiempo se quejaba a Dios, era lo único que decía la acostó boca arriba y siguió en la tarea, seguía ella quejándose todo el tiempo, él se acostó después y ella lo fue a chupar, arrodillada entre sus piernas lo chupaba con devoción, otra vez la montó sobre él, parecía una muñeca que subía y bajaba sobre él, cada vez era más salvaje como la cogía, volvió a volcarla sobre la cama y siguió dándole bien duro, el mundo no existía para ninguno de los dos, sentía que me temblaba el cuerpo, por primera vez no la sacó cuando estaba acabando, veía el pulsar de su pija y se clavaba cada vez más duro, ella había enrollado sus piernas alrededor de la espalda de él ofreciéndose muy abierta para que la llenara, mi pija también empezó a escupir leche, no podía detenerlo, era un orgasmo poderosísimo el que estaba teniendo, él fue hasta el baño a limpiarse, ella me miro pero como si no me viera, tenía la mirada perdida parecía que me traspasaba con la mirada, se puso de costado en la cama, sacando culo, él volvió del baño con la pija bien dura, se acomodó y la penetró de nuevo, ella guió su miembro hacia su conchita, otra vez se quejaba y decía lo bien que se sentía, la notaba tan sensible, parecía no poder parar de acabar, como en una especie de marea constante, se volvió a acostar en la cama, ella lo montó, ahora salían resto de su corrida resbalando por su palo, siempre se había ido después del primer polvo, hoy parecían no tener apuro, me sentía plenamente excluído, parecía que ella se iba a desmayar, dando saltitos montándolo, le cacheteaba el culo, la hacía subir y bajar, no paraba un segundo, así siguieron hasta que él volvió a llegar, se salió de ella y se fue a bañar, se dio una ducha rápida y lo acompañe hasta abajo, cuando volví ella estaba boca arriba en la cama, un montón de restos de la corrida por fuera de su conchita, ella se acariciaba suavemente, hizo que me acercara a verla, estaba rebosante del semen de él, era impresionante la cantidad ya habíamos visto como acababa cuando la tiraba sobre ella, pero esta vez, la había dejado toda adentro, yo recupere mi erección, me acomodé sobre ella y la monté.
-Te gusto ver como me cogió…?
-Me sentí un poco excluido…
-Si… me compenetré mucho con él… la tiene tan gruesa… tan dura… y lo hace tan bien…
-Te gusta puta eh…?
-Me encanta… tenes buen ojo para elegirme amantes…
-Lo vas a seguir viendo…
-Lo que hagamos tiene que ser juntos… sería una lástima dejar de verlo… no te parece… con lo bien que elegiste…
La seguí clavando bien duro, ella estaba relajada, dejándome hacer, no se si estaba sintiendo algo en realidad, pero me acariciaba la nuca y me daba besos muy suaves.
-Que bueno que Fede quiso jugar futbol… eh..?
Le di bien duro sin decir nada hasta que me vacie bien profundo, dejando caer mi cabeza a un lado de la de ella, sentía una profunda angustia.
1 comentarios - Mi esposa y el entrenador de futbol de mi hijo 5