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Capítulo 4: "Entrega Total: El Placer de la Dominación"

M se acercó aún más a C, excitado por la forma en que su calza ajustada realzaba su cola. Presionó el ano de C con su palma sobre la ropa y verificó con placer que ella llevaba puesto el plug anal, tal como le había ordenado por teléfono.
"Buena chica," la elogió M, agachándose para acariciarle el pelo. "Estás aprendiendo."
"Soy tu putita," murmuró C, con ojos llenos de deseo y sumisión.
La confesión, tan cruda y sincera, encendió aún más a M, quien sonrió con satisfacción.
"Hoy te voy a romper la cola," susurró M, provocando un estremecimiento en C.
"Ahora, abre la boca, C."
C obedeció sin dudar, abriendo la boca de par en par y sacando su lengua. Él extendió la mano e introdujo dos dedos en su boca.
"Eso es, nena. Humedécelos bien," susurró M, disfrutando de la sensación de su boca húmeda en sus dedos mientras ella los chupaba con fervor, dejándolos resbaladizos con su saliva.
Los pezones de C se endurecieron y se notaba la mancha de humedad en su calza. M no pudo resistirse y le quitó la calza, revelando la diminuta tanga que apenas cubría su intimidad. Con un gesto decidido, la puso en posición de perrito, disfrutando de la vista de su culo. Apartó la tanga a un lado y sacó el plug anal de C, quien gimió ante la sensación de vacío.
M retiró los dedos de su boca y los llevó hacia el culo de C. Le separó las nalgas y empujó sus dedos contra su ano. C jadeó cuando M le introdujo el dedo índice, sintiendo su interior apretado y caliente. "Eso es. Relájate," dijo M con voz suave pero autoritaria, mientras empezaba a empujar el dedo dentro de ella, sintiendo cómo se dilataba en su ano.
C gemía de placer empujando su culo contra la mano de M, animándolo a penetrarla más.
M introdujo ahora los dedos índice y mayor y comenzó a moverlos con más fuerza, sintiendo cómo se estrechaba alrededor de ellos mientras aumentaba el ritmo. C gemía cada vez más fuerte, su cuerpo retorciéndose de placer.
"¿Te gusta, putita?" le preguntó M, disfrutando del poder que tenía sobre ella.
La sensación de sus dedos moviéndose dentro de C, combinada con su sumisión absoluta, era excitante. 
"Sí, amo. Me encanta," gimió C, empujando de nuevo contra su mano, buscando más. Cada movimiento de los dedos de M dentro de ella la hacía gemir y retorcerse, su cuerpo respondiendo a cada estímulo con una mezcla de placer y necesidad. M, sintiendo su poder y control, disfrutaba de la manera en que C se entregaba completamente a él, dispuesta a cumplir cada uno de sus deseos.
Sin previo aviso, M retiró los dedos. "Ahora, voy a coger tu culo," dijo M con voz firme.
Con esas palabras, escupió saliva sobre el ano expuesto de C, lubricándolo aún más. Colocó la punta de su pija contra su ano y, con un movimiento lento pero decidido, comenzó a empujar dentro de ella. C gritó, una mezcla de dolor y placer mientras M la llenaba completamente. M se detuvo un momento, permitiéndole que su ano se adaptase a su pija, luego comenzó a moverse con fuerza y rapidez. Cada embestida era una afirmación de poder, una declaración de dominio.
C, completamente entregada, gemía y suplicaba por más, su cuerpo temblando bajo el control de M. La habitación se llenó con el sonido de sus cuerpos chocando, los gemidos de C y los gruñidos de M. Sentía el control total que tenía sobre ella, y eso la encendía aún más.
"Eso es, tómalo todo," gruñó, sus palabras cargadas de autoridad. "Muéstrame lo puta que eres."
C, en un estado de éxtasis absoluto, respondió con un gemido ahogado.
"Sí, amo" gimió, empujando su cuerpo hacia atrás para encontrarse con cada embestida. Sentía cómo el orgasmo se acumulaba dentro de ella, el placer intensificándose con cada movimiento de M.
M sentía cómo su cuerpo se tensaba con la intensidad del momento. "Voy a llenar tu culo" le dijo a C y con un último empujón profundo, eyaculó en su culo.
C gimió de placer, sintiendo cómo él la llenaba completamente.
M se quedó quieto por un momento, disfrutando de la sensación de dominio.
Luego, retiró su pija lentamente.
"Buena chica," susurró, acariciando su cabello con ternura mientras ella se arrodillaba frente a él. Sabía que debía limpiarle la pija. Con una mirada intensa, C tomó la pija de M en su boca, limpiándola completamente con su lengua, asegurándose de que no quedara ni rastro de semen.
M la observó con satisfacción, su mano acariciando su cabello mientras ella terminaba de limpiar cada centímetro. A partir de ahora, el culo de C sería penetrado con más frecuencia. Ya había perdido su virginidad anal.

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