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Garche inesperado en el parque

Hola! Soy Abril y volvi para contarles lo que me pasó el año pasado, en una hermosa noche de verano. 
Mi hermana vive en un complejo de edificios dentro de un barrio cerrado, rodeado de un parque con arboles, arbustos y pastizales. Al parque acceden tanto los vecinos que viven dentro del complejo, como los vecinos del barrio lindante. 
Esa tarde, mi hermana me llamó para que vaya a su casa para cuidarle los perritos. Me explicó que se había ido temprano y que regresaría a la madrugada, por lo que no quería dejar a los perritos encerrados todo el día. 
Yo encantada, a mi me gusta caminar en el parque con los perritos y más una noche calurosa como esa. Estaba vestida con una pollera de jean clarita, una musculosa blanca y zapatillas, y tenía en el pelo, un rodete, tenía la cara despejada porque en la noche se sentía la humedad. 
Ese noche, después de caminar un rato largo con los perritos, me quedé sentada, en uno de los bancos del parque, entonces pasó un vecino que andaba cerca. Nos miramos un rato largo, me había llamado la atención sus ojos y su gorrita de su trabajo. No recordaba haberlo visto antes. Hasta que me dijo que, estaba caminando por ahí y que había comprado unas cervezas, me ofreció una latita para tomar con él. Me pareció buena idea. Los perritos ni yo queríamos entrar a la casa todavía.
Así fue que entre trago y trago nos tomamos la primera. La charla era fluida y nos dio hambre, así que él me preguntó si quería comer empanadas... 
Yo le dije que me copaba la idea, así que mientras él se cruzó al quiosco de enfrente para pedir las empanadas, yo subí al dpto de mi hermana para ir al baño, y darle de comer a los perritos.
Cuando bajo del departamento, él ya me estaba esperando con las empanadas y un par de latitas más de cervezas. 
Comimos y nos tomamos las cervezas. Con el calor que hacía nos quedamos con ganas de más. Así que fuimos a comprar otras dos para tomar dentro del parque.
Mientras bajamos la tercera latita, empezamos a dar vueltas por el parque, hablando de la vida, sexo, sentía que había cierta tensión y entre el calor y las cervezas, me sentía muy suelta. En un momento, él se sentó en uno de los banquitos del parque donde había mesas tipo plazita. Me agarró de la cintura y me pidió un beso. Yo quedé sorprendida, me sentía rara por chapar en el parque como si fuera una adolescente. Él me volvió a insistir, así que le dije: "bueno dale". Me gustó el beso, fue largo, me metió la lengua hasta el fondo y me empezó a tocar la cola. Hasta que le dije: "Pará, siento que vas muy rápido". Terminé de decir eso, y miro hacia un costado: una familia con dos nenes, estaba entrando al barrio. Me sentí incómoda, y avergonzada. Me sentía desubicada haciendo eso ahí, por dentro pensaba: "y si alguien conocido me ve ?".
Pero al segundo, él me agarró la cara y sin preguntarme me dio otro beso. Más largo y más caliente. Me apretó contra su cuerpo y yo le pasé la mano por arriba de su bermuda. Pude sentir su pija que estaba dura. Me calenté y seguí chapando. Él me quiso levantar la pollera y meterme un dedo. Pero le saqué la mano. Le dije "acá no". 
Él: bueno, subamos a lo de tu hermana, dale.
Yo, que ya estaba re caliente, mojada y medio en pedo, le dije: "esta bien, vamos."
Mientras subimos al dpto, me había arrepentido de decirle para coger adentro. Era la casa de mi hermana y ella me había confiado para que cuide a sus perritos y no metiera a nadie. 
Pero las ganas me pudieron más, había manoseado la poronga por arriba del pantalón y quería saber cómo era.
Además, la situación me ponía más caliente. 
Apenas entramos al comedor, él me agarró de espaldas y me chapó fuerte. Me metió la mano dentro de la remera y me iba tocando una teta, mientras yo le iba desabrochando la bermuda. 
Estaba empapada, quería chupar y coger todo eso.
Le bajé el boxer y él me agarró del cuello y me tiró para abajo, para que le chupara su verga. Me arrodillé y mientras él se había quedado parado empecé a chuparle bien toda la pija. Era muy rica. Venosa y estaba bien dura. Le pasé la lengua por toda la cabeza gorda y después por los huevos. Estaban suaves, todo mientras lo masturbaba con una mano. Con la otra mano, me iba tocando por encima de la cola less. 
Él me dijo "vamos a la cama de tu hermana, a coger."
Y yo, sentí un remordimiento por coger en la misma cama que mi hermana con su pareja. Así que le dije que no.
Enseguida, me dio vuelta, me subió la pollera, me bajó la cola less y me metió la pija. Me llevó con la pija puesta hasta la pared. Me dijo "abrí más las piernas." Las abrí y su pija entró más adentro. Yo hervía de calentura. El sexo espontáneo en un lugar prohibido me ponía muy caliente. Empecé a gemir, trataba de contenerme, pero sentir su pija tan dura tan adentro, con su fuerte respiración hizo que se me escapara un par de gritos.
Le grité "seguí así, que rico". Me cogía parado con todas sus fuerzas; yo estaba gediendo cada vez más fuerte, hasta que le dije: "seguí así que ya me falta poco " . En eso, me agarró de los hombros, aplastó mi cara contra la pared y me dio una embestida más fuerte que me salió un grito acompañado de un orgasmo liberador.
Después de eso, me percate que estaba en el comedor de mi hermana, y que sus vecinos eran bastantes chismosos. Nadie podía saber que había metido a alguien sin el permiso de mi hermana. 
Todo eso lo pensé en un segundo, porque después del orgasmo, él paró y me volvió a coger parado de espaldas. Así que le dije: "Pará estamos haciendo mucho ruido " "no podemos seguir "
Él: "bueno, vamos abajo, todavía no acabé."

Me acomodé rápido la ropa, él también se subió los pantalones y bajamos del departamento casi corriendo pero silenciosos para que nadie nos viera.
Caminamos unos metros hasta llegar a una parte del parque que da salida a una calle oscura, poco transitada. 
Él me dijo para seguir cogiendo ahí. Me parecía buena idea, porque era dentro del parque. Sin salir a la calle porque no quería exponerme a un robo.

Él se sentó en una especie de escalones, del último edificio, que daban a la ventana del dormitorio del departamento de planta baja.
Sacó su pija, que estaba re larga y dura, chorreaba sus jugos y me dijo "chupa".
Me agaché, metí mi cabeza entre sus piernas y le empecé a chupar con ganas. Estaba más caliente que antes, y me había quedado con ganas de más. Le comí la pija unos minutos, siempre dejando toda mi baba para que se mezclara con sus líquidos y fuera más rico. Pero fue poco tiempo, porque ya estaba gemiendo mientras se lo chupaba. Él se dio cuenta que estaba muy excitada, y se acomodó para que me sentara arriba, se bajó un poco el pantalón, y sacó su pija. Recuerdo que la poronga estaba re dura, parada, parecía un mástil que me estaba llamando. Segundos después, me senté suavemente sobre su pija, en esa posición lo sentía demasiado rico. Apenas empecé a moverme, sentí que mi cuerpo se había estremecido, lo agarre de los hombros, y empecé a moverme más y más rápido, y a gemir cada vez más, hasta que se me salió otro orgasmo. 
Pero todavía él no había acabado. Sentí una excitación tan grande y con tanta energía por todo mi cuerpo que después de eso no pude continuar cogiendo. Me había quedado sin energía.
Así que él me agarró y me puso tipo en cuatro, apoyando las manos sobre los escalones, para disimular que estaba cogiendo, me metió la pija de a poco, y empezó a moverse suavemente, pero yo me sentía muy caliente otra vez así que empecé a gemir fuerte, y cada vez más, y él se acomodó, se olvidó que estaba en el parque frente a una ventana, y me empezó a coger re fuerte, sin disimular el sexo, yo ya estába en 4 y el cogiendo re fuerte con los pantalones por el piso. Yo bajé la cabeza y empecé a disfrutar más, me dejé llevar, estaba muy caliente gozando de su verga mientras él me sacudía para todos lados.
Yo: qué rico
Él: te gusta así? 
Yo: si, seguí así, me encanta.
No podía aguantar la calentura que tenía, la cerveza se me había subido a la cabeza y sentía que mi conchita estaba super mojada, latiendo re fuerte.
Con cada embestida, yo gritaba más y más, otra vez sintiendo todo ese calor intenso recorriendo mi cuerpo, le pedí: "seguí así, dale, más, más fuerte" . Hasta que sentí que él aceleró los movimientos y me dio toda la leche. Sentir cómo la leche iba saliendo de su pija, hizo que también yo, pudiera acabar otra vez. Inhale y exhale profundamente como si hubiera corrido una maraton. Me sentía satisfecha y exhausta. Se me fue toda la calentura y por fin me agarró sueño. Así que nos saludamos, le agradecí por la comida y la cogida, porque no esperaba ver una pija esa noche, y subí al dpto para dormir.

1 comentarios - Garche inesperado en el parque

taxilibre
Venís a cuidarme los perritos q te recontra cojo gracias por compartir +10