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Infiel por venganza, putita anal por instinto

Me llamo Dariana, soy una chica de 21 años, vivo en una ciudad mediana en el norte de México que se llama XXXX, en el estado de XXXX.
Físicamente soy de estatura media, con piel muy clara, casi pálida... cabello negro muy cortito, ojos cafés y rasgos faciales finos, con un lunar pequeño en el mentón. ¡Soy muy, muy delgada! No sé por qué, pero por más que como no puedo engordar... aunque supongo que eso es una bendición, jaja. Y bueno, además de ser muy flaca, mis pechos nunca crecieron a pesar de mi edad... soy muy plana del pecho, prácticamente no tengo senos, solo dos pezones chiquitos y cafés.
Infiel por venganza, putita anal por instinto


Aunque... bueno, quizá no tenga pechos, pero creo que tengo suerte porque... pues, porque tengo las nalgas grandes. Muy muy grandes. Siempre he sido muy nalgona, mi culo sobresale mucho y es muy notorio, en especial cuando uso ropa como shorts chiquitos, leggins, faldas cortas o jeans ajustados.
De personalidad soy tranquila, alegre y amable. Siempre intento ser cortés y linda con la gente, a menos que me hagan enojar, claro.
anal


Vivo sola en un apartamento (acabo de mudarme hace unos meses), estudio Ingeniería Ambiental en el Instituto Tecnológico de XXXX, y tengo un novio que se llama Jorge. Jorge es... lindo, atento. A veces tenemos problemas porque... bueno, porque algunas veces me ha sido infiel, se ha metido con otras chicas y... pues, lo he perdonado. Quizá no deba de seguirlo perdonando, pero lo amo mucho y confío en que va a cambiar algún día.

Hoy llegué a mi casa temprano, estaba muy feliz porque cancelaron mi última clase y pude volver temprano a mi casa. Tenía pensado relajarme y descansar el resto de la tarde, pero... recibí un mensaje en el momento en que entré a mi casa. Era de mi amiga Sofía.
"Disculpa, Dariana... odio tener que ser yo quien te dice esto, pero tienes que saberlo. Ayer estaba en una fiesta, y... vi a tu novio Jorge con otra chica."
Mi corazón se detuvo un momento cuando leí eso. No me gustaba para nada que Jorge fuera a fiestas, pero... anoche, cuando me dijo que iba a ir a una fiesta, confié en él y... ay, no. Otra vez no, por favor, no.
Sin embargo, seguí leyendo el mensaje.
"Me sentí mal por ti, así que me acerqué y lo detuve. Me puse furiosa, le grité, lo regañé... pero luego de eso, me pidió que lo acompañara al baño para hablar. Intentó ofrecerme dinero para que no te dijera nada, pero sólo le di una cachetada y lo dejé solo."
Ni siquiera termino de ver el resto del mensaje. Ya sé lo que pasó, ha pasado muchas veces antes, y no sé por qué esta vez esperaba que fuera diferente. Tomo mi celular de nuevo, con las manos temblando, y busco el número de Jorge.
"Eres un pinche imbécil" le grito inmediatamente cuando contesta.
"¿Dariana? ¿Qué pasó? ¿Por qué estás enojada?"
"¿En serio me estás haciendo esa pregunta?" le grito, muy alterada. "Te voy a dar una oportunidad para ser honesto, para que me digas la verdad. Si no lo haces, voy a colgar el teléfono."
"No entiendo, ¿de qué estás hablando?"
"¿Ya te acostaste con ella?" le grito, pero él no responde. "Está bien" le digo, y cuando apenas está empezando a hablar, lo interrumpo con un "adiós" y cuelgo el teléfono.
Me la paso el resto de la tarde llorando. Me duele el corazón, y me duele todo el cuerpo. Me siento... sucia, traicionada, y estoy muy, muy molesta. Me quedo en casa toda la tarde, sin hacer nada. A veces me duermo, otras veces estoy despierta, pero llorando, y luego de varias horas me despierto y noto que ya es de noche.
Me levanto de mi cama y me dirijo al baño. Me doy un baño largo, muy largo, con agua caliente y abundante, y... no sé por qué, pero me siento mejor. El agua relaja mis músculos y me ayuda a pensar con claridad. No sé si es el baño, o el hecho de que estoy sola y no me siento observada, pero... siento que estoy mucho mejor.
Una vez que termino mi baño, me seco y me miro desnuda en el espejo. Puedo ver la marca de lágrimas en mi cara, puedo ver mi cara hinchada, pero, aun así, me siento hermosa. Mi piel blanca brilla por el calor del agua, y mi cabello negro se encrespa en una forma hermosa. Mis ojos, a pesar de llorar tanto, brillan con fuerza. Puedo ver el lunar en mi mentón, y me siento... hermosa. Jorge es un imbécil. Antes me dolía saber que me engañaba, me hacía sentir fea, insuficiente, pero hoy... no sé por qué, pero hoy me doy cuenta de que el insuficiente es él.
Miro mi cuello, mis hombros... mi pequeño pecho plano. No tengo curvas, ni tengo senos, pero me gusta. Miro mi cuerpo y puedo ver mi vientre plano, mis piernas largas y flacas, mis brazos... ay, mis nalgotas. Miro mi culo. Es... grande. No tengo manera de negarlo. Es enorme y es muy, muy redondo. Miro mis piernas, luego miro mis nalgotas... me gustan. Sobresalen muchísimo, pero... me gustan. Me siento bien conmigo misma, y de repente me doy cuenta de que ya no quiero seguir con Jorge. Lo quiero, pero ya no quiero seguir con él.
Y entonces tengo una idea... podría vengarme antes de terminar con él para siempre. Puedo vengarme. Quiero vengarme. Miro el reloj: son las 9pm. La hora perfecta para salir y...
Sin dudarlo por un momento, voy a mi closet y empiezo a buscar ropa. Algo lindo, algo... corto. Ajustado, revelador. Algo que me haga ver... ay, me da tanta pena pensarlo así, pero... algo que me haga ver muy puta. Lo primero que encuentro es una tanga de seda roja, y la pruebo. Ay, es demasiado pequeña... y se ve tan sexy. Empiezo a subirla despacito desde mis piernas hacia arriba, sintiendo cómo la tela suave toca mi piel mientras van subiendo y subiendo... y me pongo tan caliente cuando la tanga alcanza mi vagina, cuando siento el hilo en la parte de atrás entrando entre mis nalgas. Se siente tan bien, y también se siente tan prohibido. Es pequeña, tanto que parece un cordón entre mis nalgotas... pero me gusta, y lo voy a usar.
Empiezo a buscar un brasier, pero... me miro en el espejo, mi pechito tan plano y lindo, y... ¿por qué no mejor sin uno? Eso me hace sentir aún más sexy.
Ahora necesito encontrar un top, una falda... quiero algo corto, algo que muestre todo. Empiezo a buscar en mi ropa, y la encuentro. Un top blanco de tirantes muy, muy corto. Tan corto que mi ombligo y mis costillas quedan a la vista. Tan corto que siento que mis pezones van a salir de él, pero no importa. Después, sigue mi falda. Busco por un rato, y empiezo a sentirme desanimada porque mis faldas más nuevas son largas, pero... de pronto encuentro algo que... ay, ¿en serio me voy a atrever a tanto?
culona

Es una falda negra, y no es mía. Es de mi hermanita menor... quizás me traje esta falda por error a esta casa cuando me mudé. La tomo entre mis dedos, la miro detenidamente... se ve tan, tan corta, tan... no sé si vaya a caberme. Estoy a punto de dejarla de lado, pero...
Antes de poder pensarlo mucho, ya me la estoy poniendo, mirándome fijamente en el espejo mientras lo hago. Cuando pasa por el área de mis nalgotas se me dificulta un poco seguirla subiendo, pero al fin lo logro, sintiendo cómo se ajusta alrededor de mi cintura, me doy la vuelta, me veo en el espejo de espaldas, y... ay, Dios...
Esto es muchísimo más corto de lo que imaginé. Mi trasero es enorme, sobresale por completo, y aunque la falda se ajusta perfectamente a mi cintura, no alcanza a cubrir la parte inferior de mi trasero, en especial cuando doy vueltas. Me siento... expuesta, indecente, y... me excito tanto. Puedo ver la tanga roja entre mis nalgotas, el hilo que se mete entre ellas, y siento que me veo tan bien.
trio


No me doy tiempo de dudar. Tomo unos tacones negros altos, mi celular, mi bolso y... salgo a la calle. XXXX es una ciudad pequeña, pero hay suficientes bares y antros donde podría ir. Apenas salgo a la calle, le hago una seña a un taxi.
El chofer es un señor mayor, de unos 50 años, algo gordo y de aspecto amable. Me sonríe, y yo le sonrío también. "Buenas noches, señor. ¿Me podría llevar a... un bar? No importa cuál. Uno con mucha gente. Con música fuerte" le digo una vez que me subo, cruzando mis piernas, sintiendo cómo la faldita sube todavía más arriba en mis muslos.
El señor asiente, y luego de un rato de conducir, me mira de lado y sonríe. "Disculpe, señorita... es usted una chica muy bonita, y no tome esto a mal pero... creo que usted debería tener cuidado. Una chica joven, hermosa, sola..."
Lo miro detenidamente, sintiendo cómo sus ojos recorren mis muslos. "¿Sí?" le pregunto, frotando mis dedos contra la piel suave de mi pierna. "¿Cree que me podría pasar algo malo?" pregunto... y ni siquiera sé por qué lo hago. Mi voz es baja, suave, y me muerdo un labio mientras le hago esa pregunta.
Él me sigue mirando de lado y asiente con la cabeza, sonriendo. "Sí, señorita. A una chica tan joven y tan bonita como usted, podría pasarle cualquier cosa" dice, mientras llegamos a una avenida un poco oscura.
Hay mucho tráfico, y nos detenemos frente a un semáforo. No sé por qué, pero... me ajusto un poco en el asiento, sentándome de lado, de manera que... que mis nalgas están apuntando directamente al chofer. "¿Algo como qué, señor?" le pregunto, sintiendo mis nalgotas tan expuestas, casi completamente descubiertas, solamente el hilo de mi tanga cubre mi vaginita y mi culo. "No creo que me pase nada. Míreme, ni siquiera tengo tetas" le digo, recorriendo mi pecho plano con una mano, aunque es obvio que estoy exhibiendo mis nalgas para él.
"Bueno..." dice, y se gira para mirarme por completo. Me observa un momento, pero luego levanta su mano derecha y... la apoya justo en mi culo, acariciando mi nalga izquierda. "Creo que tiene usted demasiado que ofrecer. Una chica con un culo como este podría hacer mucho dinero" me dice, y me muerdo un labio cuando siento su mano acariciando mi culo.
"¿Mucho dinero?" le pregunto con una risita coqueta. "No me interesa el dinero, señor. La verdad..." le digo, mirando cómo su mano aprieta mi nalga, sintiendo sus dedos toscos y fuertes hundiéndose en mi piel. "Mi novio me fue infiel. Se metió con otra, y... hoy tengo pensado vengarme" le digo con una sonrisita de complicidad. Se siente tan bien admitirlo, decirlo en voz alta, saborear las palabras de mi delito entre mis labios, sobre mi lengua. "Hoy voy a ser infiel yo. Por eso quiero ir a un bar... quiero buscar a un chico fuerte y guapo que me coja. O... quizás a dos" agrego con un guiño.
flaca


Él me sigue mirando de lado, sin dejar de acariciar mi culo, pero ahora usa su otra mano para frotar su entrepierna. "Vaya... eres muy traviesa, ¿no?" dice con una risita. "Me encantan las chicas juguetonas."
El resto del camino el señor sigue manoseando mis nalgas, y yo... lo permito. Me excita tanto sentir sus dedos tocando mi piel, apretando mi carne. Tengo muchas ganas de llegar al bar, y me acomodo de lado en mi asiento para que él siga acariciando mi trasero. El taxi parece tomar una eternidad para llegar al bar, pero al fin llegamos. "¿Cuánto le debo?" le pregunto, sonriendo y empezando a abrir la puerta.
"No te preocupes por el pago, chiquita. Me gusta ayudar a las chicas traviesas como tú" dice con una risita, y yo asiento con la cabeza, saliendo del taxi.
"Bueno, entonces... le agradezco mucho el viaje, señor" le digo, y me agacho para que él pueda ver mi culo. "¿Le importa si le doy una despedida especial?" le pregunto, y él sonríe y asiente con la cabeza.
Me apoyo contra la ventana del taxi, empinando mi culo hacia él, y... me inclino un poco más, apoyando mis manos en las rodillas. "Adelante, señor" le digo, y él no lo piensa dos veces: se acerca a mí, y sus manos se disparan hacia mis nalgas.
"Ay, chiquita... tu trasero es tan... tan grande" dice, apoyando sus manos en mis cachetes, acariciándolos. "No mames, ni siquiera me caben en las manos" dice, y yo río un poco por lo bajo, sintiéndome muy caliente y muy puta mientras él sigue manoseando mi culote. Después de un ratito corto, el señor al fin se aparta... pero antes de que se aparte por completo, yo misma empujo mi culote hacia atrás, chocando con su rostro. "Ohhhhhhh..." gruñe el señor, y luego de un momento se aparta y sonríe. "Te gustó, ¿no? Ay, mírate, tan juguetona, tan traviesa... qué va a decir tu novio" dice, y yo solo río un poco.
"Va a decir que soy una pinche putita" le contesto, me acomodo la falda y me bajo del taxi al fin. Antes de irme, me apoyo en la ventana, mirando hacia adentro. "¿Usted qué piensa, señor? ¿lo soy?"
El señor me mira detenidamente, con sus ojos fijos en mi culo. "Sí, chiquita. Eres una putita. Pero una muy, muy bonita" dice, y yo solo río un poco, me despido y salgo del taxi.
Miro el local frente a mí, y... ay, es enorme. Hay muchísima gente dentro, la música está muy alta. Me acerco al guardia, que es un sujeto fornido, con una camisa ajustada que me permite ver todos los músculos de sus brazos. "Hola" le digo con una sonrisa. "Me gustaría entrar, por favor. ¿Hay problema?"
El guardia me mira detenidamente, desde mis pies hasta mi rostro. Su mirada se queda en mis nalgas durante unos segundos, y luego niega con la cabeza. "No, chiquita. Pasa" me dice, y yo lo agradezco y entro al bar.
La cantidad de ruido y gente adentro es... embriagante. Música electrónica con alto volumen, gente bailando, bebiendo, comiendo, conversando... es un bar con muchas mesas en la zona alta, y una pista de baile enorme. Me siento... muy pequeña, muy expuesta. Y estoy tan caliente. La música suena muy fuerte, y me cuesta escuchar mis propios pensamientos. Siento que mis latidos se acompasan con la música, y miro alrededor.
El lugar está lleno de personas, casi todos son chicos. Están sentados en las mesas, tomando, hablando, bailando... pero la gran mayoría están en la pista de baile. Una gran multitud de hombres, muchos chicos más mayores que yo... y... ay, mierda, ¿por qué tengo tantas ganas?
Es una sensación extraña, pero no me molesta. Siento que... estoy muy, muy caliente. Quiero ser tocada, quiero ser cogida. Quiero ser... usada. Respiro profundo para calmar mis nervios, pero decido que necesito un poco de alcohol para relajarme completamente. Camino hasta la barra y me siento en una silla alta, dándole la espalda a la pista de baile.
"Hey, chiquita... ¿qué te sirvo?" pregunta el barman. Es un sujeto alto, fornido, con una camisa blanca ajustada que deja a la vista sus bíceps.
"Algo fuerte" le digo, sintiendo mis nervios a tope, mis labios temblando un poco, pero también estoy sonriendo. "Algo que me ponga muy pendeja, muy rápido" le digo juguetonamente.
Él asiente con la cabeza, y empieza a prepararme algo. No sé qué me sirve, y no me interesa. Lo bebo todo de un trago, y... ay, está muy fuerte, pero también está delicioso. Siento el alcohol quemando desde mi garganta hasta mi estómago, y... me da calor, pero no me molesta. "Otra, por favor" le digo, y el sujeto asiente con la cabeza.
Cuando me sirve mi segundo trago, lo bebo despacio. Me gusta sentir el sabor y el calor recorriendo mi cuerpo mientras bebo. Siento mi rostro ardiendo un poco, mis manos y piernas también. Me acomodo en mi silla, y... no. No puedo estar sentada. Saco un billete de mi bolso, de suficiente valor para pagar por ambas bebidas, y sin mirar atrás empiezo a caminar hacia la pista de baile.
La multitud de gente se va haciendo más densa a medida que entro a la pista. La gente se mueve rápido, hay muchas manos moviéndose, gente bebiendo, bailando... y todos parecen estar disfrutando mucho. Yo estoy muy feliz de estar aquí, disfruto de la música, del sonido, del movimiento... y, ¿por qué no? Disfruto también del alcohol que me está calentando muy, muy bien.
Miro a todos lados, buscando a alguien que... no. No busco. Cierro los ojos, empiezo a menear las caderas, y... empiezo a bailar, sola. Soy hermosa. Estoy tan rica, me veo tan bien con esta falda... no necesito buscar a nadie, no. Con estas nalgotas, vestida así de puta, lo único que debo hacer es bailar. Me muevo en la pista de baile, sintiendo cómo la música suena a todo volumen, sintiendo cómo se me unen otros cuerpos. Miro a los lados, y veo a varias parejas de chicos, y... y chicas, besándose, abrazándose... y yo también quiero eso.
Aprovecho la música para mover mi cuerpo, para bailar. Sé que mi culo se mueve mucho, pero no me importa. Sé que se están mirando muchos chicos, que me están viendo, que me están apreciando... y eso me excita tanto.
infiel


Al fin abro los ojos, y me doy cuenta de que alguien me está mirando. Son dos tipos de unos 30 años, quizá más... se ven altos, grandes, uno es algo gordo y otro un poco flaco, pero con los brazos y el pecho bien definidos... me están mirando fijamente, y yo sólo les sonrío y sigo bailando, esperando a que ellos hagan el primer movimiento.
"Hola" me dice el más gordo, acercándose a mí. "Te ves muy linda, chiquita. ¿Estás sola?" me pregunta, y yo solo asiento con la cabeza, sin dejar de bailar.
"Sí, estoy solita" le contesto con un tono coqueto, haciendo una mueca exagerada de tristeza. "¿Y ustedes? ¿dónde están sus novias?" les pregunto mientras sigo meneando las caderas.
El otro chico se acerca a mí, se coloca detrás de mí, y... de la nada lo siento. Lo siento en la parte de atrás de mi falda, frotando su entrepierna contra mi culote. "Tengo suerte. Mi novia está aquí, y eres tú" me dice, y yo río un poco y me empino más contra él.
"Ay, no me digas..." le digo con una risita. "Yo sí tengo novio, ¿saben?" les digo, sintiendo cómo el flaco me toma la cintura y se frota contra mí desde atrás mientras el gordo me toma por adelante, ambos moviéndose lento contra mí, bailando conmigo muy cerca, muy despacio.
"¿Y dónde está?" me pregunta el gordo, y yo solo río un poco.
Yo me enojo de hombros y le sonrío. "No sé. No me importa, yo vine aquí hoy a... hacer amigos" le digo, poniendo mis manos sobre su pecho, sintiendo sus cuerpos presionando contra el mío por adelante y por atrás. "¿Ustedes quieren ser mis amigos?" le pregunto con una risita.
El flaco asiente con la cabeza, y su mano derecha baja desde mi cintura hasta... ay, se puso a tocar mi culote. Me gusta sentir sus dedos tocando mi trasero, sintiendo cómo aprieta mi carne con sus manos. "Está bien, chiquita. Nosotros somos tus amigos" me dice, y yo sonrío.
"Bueno... me llamo Dariana" le digo, sin intentar detener sus manos, permitiendo que me toquen el culo y la cintura.
"Encantados de conocerte, Dariana. Soy Carlos" me dice el gordo. "Y este es mi amigo Jorge" le digo, y yo les sonrío, sintiéndome cada vez más y más caliente.
"Ay wey" exclama Jorge, el flaco, desde atrás de mí. "Estás muy flaquita como para tener un culo así, ¿eh? No mames, ni siquiera cabe en mis manos" dice, y yo río un poco.
"Sí" me dice Carlos, acercándose a mí. "Eres muy, muy delgada... y no tienes tetas, ¿cierto?" me pregunta, mirándome fijamente.
Me muerdo un labio muy fuerte, y niego con la cabeza. "No... tengo mi pecho plano, plano" le digo, pasando mis dedos sobre mis pechos inexistentes. "Espero que no te moleste, Carlos."
"Claro que no" me dice, tomándome de la cintura y apretándose contra mí. "Me gustan las chicas con tetas pequeñas. O sin tetas."
"Entonces yo soy tu chica perfecta" le digo, y el sujeto solo ríe.
"Si quieres, sí" me dice.
Los dos siguen bailando conmigo. Estoy atrapada entre ambos, y... me gusta. Me gusta sentir sus cuerpos grandes, fornidos, moviéndose contra mí. Jorge se frota lentamente contra mí trasero, y puedo sentir su pene duro apretado contra mi culote. Carlos está delante de mí, y siento que su entrepierna también se está endureciendo. La música sigue sonando fuerte, hay mucha gente a nuestro alrededor, y siento que... que todos nos están mirando, que todos ven lo que estamos haciendo, y... no me importa.
Jorge pasa sus manos por debajo de mi top, tocando mis costillas, mis pezones... me duele un poco, porque están muy sensibles y él está siendo muy brusco, pero me gusta. "No tienes tetas, pero tienes los pezones muy duros" me dice, frotando mis pezones muy fuerte con sus dedos.
nalgona


"Es que me gusta que me toquen el pecho" le contesto, "aunque lo tenga planito."
Carlos asiente, y su mano también va a mi pecho. "Sí, te tocamos el pecho" dice, y su mano baja a mi vientre plano. "¿Te gusta que te toquemos el vientre?"
"Sí" le contesto, sintiendo sus dedos tocando mi ombligo, sintiendo la mano de Jorge jalando mis pezones, duros como rocas. "Ay... oigan... tengo que..." susurro, sintiendo cómo mi voz se quiebra, sintiendo cómo el alcohol empieza a tener efecto en mí.
"¿Qué?" pregunta Carlos, y Jorge detiene sus manos, sosteniendo mis pezones entre sus dedos.
"Tengo que ir al baño" les digo a ambos, sintiendo mis piernas temblando de... emoción, miedo, excitación, curiosidad.
Ambos me miran, y luego intercambian una mirada. Jorge asiente con la cabeza, y Carlos se ríe. "¿Quieres que te acompañemos?"
"Sí" les digo, sintiendo cómo mi cuerpo se siente muy pesado. "Estoy muy borrachita. Podría pasarme algo si voy sola" les digo, con voz de inocencia exagerada, un brillo travieso y de complicidad en mis ojos cafés.
Ambos se miran y asienten, apartándose un poco, y comienzan a guiarme hacia el baño, caminando uno a cada lado de mí... y siento cómo cada uno de ellos me agarra una nalga, metiendo sus manos bajo la falda, tocando mi piel desnuda, frotando sus manos contra mi carne. "Estás bien borrachita" dice Carlos, y Jorge asiente, apretando su mano contra mi culo.
"Mucho" le contesto. Al fin llegamos a los baños; Jorge abre la puerta y Carlos me jala con fuerza hacia adentro. Siento la desesperación en su mano, en la forma en que me toma de la cintura, en la manera en que cierra la puerta tan rápido. El baño es individual, un cuarto chiquito con una puerta de madera, una taza de cerámica y un lavamanos, y es bastante oscuro. Hay un pequeño interruptor de luz que Jorge enciende, y... al fin puedo verlos.
"Gracias por traerme" les digo, retrocediendo un poco hacia atrás, apoyando mi culo contra el lavamanos. "Son muy buenos amigos."
"No hay problema, chiquita" me dice Carlos. Ambos están parados, viéndome fijamente... se siente tan bien ser el centro de atención, saber que tengo a dos tipos a mis pies justo aquí, justo ahora...
Y me doy la vuelta, ahora apoyando mis manos contra el lavamanos y saltando mi culo hacia ellos. "Oigan, ¿tengo algo aquí en el muslo?" les pregunto, levantando mi falda hasta arriba. "Siento que algo me... molesta" les digo, mordiendo mi labio, sabiendo que sólo es un pretexto tonto para mostrarles mi culo. Quiero que vean mi tanga, quiero que vean lo bien que me queda, que me digan cositas ricas, que... que me falten al respeto. Y a juzgar por la manera en que abren los ojos cuando notan mi tanga tan chiquita, está funcionando.
"Wey..." exclama Jorge, acercándose a mí y agachándose para mirar mejor. "Ay, verga wey. Mira esto..." le dice, y Carlos se acerca también. "Tiene una tanga de seda, verga, es una puta" le dice, y yo solo río un poco.
"Ay, qué grosero" le digo, meneando un poco el culo para que vean cómo mis nalgotas se tragan la parte trasera de la tanga.
"No es grosero. Es la verdad" me dice Jorge, y entonces pasa sus manos por todo mi culo, pasando sus dedos por encima de la tanga. "Mira cómo se mete esto entre tus nalgas. Te ves tan caliente, tan..."
"Díganmelo" les digo, les ruego, mordiendo mi labio muy fuerte, gimiendo mientras hablo. "Díganmelo, por favor, no se contengan. No... no me respeten" les digo, y eso es suficiente para terminar de encenderlos.
"Eres una pinche puta" me dice Jorge, y me toma de la barbilla y me besa. Siento sus labios presionando contra los míos, su lengua rozando contra mis dientes, su saliva mezclándose con la mía, y... se siente tan bien. Yo también lo beso, moviendo mi lengua contra la suya, y de pronto... siento a Carlos acomodándose detrás de mí.
"Sí, eres una puta" dice, y luego sus manos se dirigen a mi culo, haciendo fuerza contra mis glúteos, apretándolos, acariciándolos. "Mira cómo mueves el culo. ¿Qué va a decir tu novio cuando se entere de que dejaste que dos hombres te tocaran el trasero?"
"Que soy una puta" le digo, gimiendo, mordiéndome el labio, sintiendo cómo Carlos empieza a jalar mi tanga, empujándola hacia abajo, exponiendo más y más de mi trasero.
sin tetas


Yo no pierdo el tiempo. En el momento en que me terminan de quitar la falda y la tanga, sintiendo mis nalgas completamente expuestas, inmediatamente comienzo a desabrochar sus pantalones, uno con cada mano. Jalo ambos hacia abajo, dejando caer sus pantalones, y luego me giro hacia Carlos, y...
Ay, Dios, no puedo creerlo. Lo primero que veo son las bolas de Carlos, enormes y gordas. Su pene está tan duro, tan lleno de vida, tan largo, tan grueso... su glande está completamente enrojecido, y está goteando líquido preseminal...
"Ay Dios" le digo, acercando una mano lentamente, enredando mis dedos alrededor de la base de su pito. "Qué vergota tan gruesa tienes, Carlos."
"Sí, chiquita. ¿Te gusta?" me dice, y yo asiento con la cabeza, frotando mi mano contra su pene, sintiendo cómo el calor de su verga se extiende por mis dedos, cómo su glande rozando contra la palma de mi mano... y entonces veo la verga de Jorge, y la tomo con mi mano libre. No lo puedo creer, pero aquí estoy, masturbando a dos tipos que acabo de conocer, masturbando dos vergotas al mismo tiempo.
"Qué vergotas tienen los dos. Están bien gruesas, bien largas" les digo a ambos, apretando más fuerte con mis dedos, jalando las vergas de los dos.
"Mira que puta eres. Apenas nos conoces, y ya nos estás tocando las vergas" dice Jorge, y yo río un poco. Y entonces... me pongo de rodillas, lentamente, en frente de los dos. Ay, Dios... no sé qué hacer, estoy tan... excitada, tan borracha, tengo dos vergotas tan duras y largas y gruesas aquí en frente de mí, y...
"Mira la cara que tiene" dice Carlos, mirándome hacia abajo, viéndome en silencio, haciéndome sentir tan pequeña y avergonzada. "Tiene cara de puta. Mira esos labios" dice, y pasa un dedo por mis labios, separándolos. "Tienes los labios perfectos para chupar verga."
"Sí" le dice Jorge, agachándose detrás de mí, tomándome del mentón, jalando mi cabeza hacia atrás. "Mira cómo los tienes, tan grandes, tan rojos... tienes los labios perfectos para chupar pitos."
"¿Puedo?" pregunto, acercando mi cara lentamente a la verga de Carlos. "¿Quieres que te mame la verga, mi amor?" le pregunto intensamente.
Carlos solo me mira, y sonríe. "Claro que puedes, chiquita. Pero espe... oh..."
No me lo pienso dos veces. Empiezo a chupar el pito de Carlos, sintiendo cómo su glande se hunde en mi boca, sintiendo su sabor salado en mi lengua, en mis dientes, en mi paladar. Siento mi boca llena de verga, siento mis labios estirarse alrededor de su grosor, siento que...
Siento cómo Jorge me agarra del cabello, y me jala hacia atrás, alejándome de Carlos. "Dejas de chuparle la verga a este hijo de puta y chupa la mía, puta" dice, y yo solo sonrío y asiento con la cabeza, tragándome todo el calor del momento.
cabello negro


No sé cuánto tiempo pasa. 10 o 20 minutos, probablemente, durante los que me mantengo de rodillas, mamando y masturbando vergas a cambio de... nada. Absolutamente nada. Y lo amo. Amo cómo me ven, cómo me tratan... amo cómo me dicen puta, amo cómo me insultan, amo cómo me hablan, amo sentir sus penes en mi boca.
"Ya" dice Carlos finalmente, desesperado, con la verga extremadamente dura, roja, húmeda. "Ya no aguanto más, Dariana. Quiero cogerte ahora" me dice, y yo me levanto de un salto.
"¿Me quieres meter la verga, papi?" le digo, sonando todavía más desesperada que él. "¿Te quieres coger a una putita tonta como yo aquí, en un baño público?" le pregunto, alzando mis brazos y quitándome la blusa, al fin quedando completamente desnuda frente a los dos.
Jorge ríe. "Chiquita, parece que eres una putita muy... expresiva" me dice, paseando sus dedos por mis pezones, apretándolos y jalándolos.
"Agárrala, Jorge" dice Carlos, cerrando con candado la puerta del baño. "Contra el lavamanos, que no se mueva."
"¡Ay!" exclamo cuando Jorge me toma de los brazos, me da la vuelta y me hace apoyar las manos contra el lavamanos, haciéndome levantar el culo. "Hey... h-hey" le digo a Carlos, viéndolo por el espejo, viendo cómo se acerca, con su verga bien dura. "¿Tienen condones?" pregunto nerviosamente. Y empiezo a sentir... miedo. De verdad estoy aquí, de verdad permití esta situación, encerrada con dos hombres, sometida contra el lavamanos sin poder moverme. No hay vuelta atrás... aunque quisiera irme, retractarme, estos dos tipos me van a coger de todas formas. Me van a coger como quieran, cómo se les dé la gana, sin protección alguna, sin importarle qué tengo en mente.
"No" me contesta Jorge, sonando tan confiado, tan rudo.
"Pero no necesitamos condones, Darianita" dice Carlos, poniendo ambas manos sobre mis nalgas... y empiezo a sentir cómo presiona su verga contra... contra...
"Hey, no" digo, sintiendo una ola de pánico, caliente y fría a la vez, recorriendo mi cuerpo. "No, porfa, por ahí no" le digo con voz sumisa, asustada.
"Cállate" me dice Jorge, y empieza a masturbarse, mirándome desde arriba, viendo cómo Carlos se frota su verga contra... contra...
"No, no, no" me digo a mí misma, respirando con dificultad, sintiendo cómo Carlos presiona su verga contra mi... contra mi ano. "Me vas a lastimar, me vas a... yo nunca he..."
"Cállate, puta" me dice Carlos, y lo siguiente que siento es... ¿dolor? ¿no? ¿por qué no... duele?
Carlos empuja su verga, y puedo ver en su reflejo la sorpresa en su mirada, lo... incrédulo, impactado que está. Estaba tan aferrado a mis nalgas, tan listo para penetrarme con dificultad, pero... sólo siento lo fácil que su verga entra en mi ano, sin ninguna dificultad, siento el interior de mi culito abriéndose de par en par para recibir su pito, sintiendo cómo se mete dentro de mí, lento pero seguro, sintiendo cómo mi cuerpo... se adapta a su tamaño, aceptándolo.
plana


"Wey, verga, no mames" le susurra a Jorge. "Está entrando... ay wey..." gime mientras mi culo sigue absorbiendo cada milímetro de su verga como una aspiradora. "Está entrando bien fácil, no mames."
"¿Qué?" me pregunta Jorge, sorprendido.
"Wey, verga... mira" le contesta Carlos, haciendo espacio para que Jorge se asome y vea cómo su verga desaparece dentro de mí, lentamente, sin ninguna dificultad. "Ay, chinga tu madre" exclama Jorge, y luego su mano se dirige a mi culo, y empieza a tocarme las nalgas. "No mames, Darianita, te estás tragando su verga con tu culito."
"No... no..." susurro, gimiendo como loquita, pero es inútil negarlo. Puedo sentir mi culito abriéndose con tanta facilidad, devorando la vergota tan gruesa y dura de Carlos... y cuando al fin entra toda, cuando termina de meterla hasta el fondo, ahí es cuando pierdo el control. Mi cerebro se apaga, mi vista se pone borrosa, mi boca se abre... siento cómo estoy babeando, cómo los ojos me empiezan a llorar... me estoy viniendo.
Jorge lo nota inmediatamente, y... comienza a burlarse. Me mantiene sometida contra el lavamanos mientras Carlos me sigue cogiendo, me sigue violando, y se burla de mí. "No mames, ¿te estás viniendo, Darianita? ¿te estás viniendo con una verga en tu culo, puta? ¿te gusta tanto que te llenen el culo de verga?" me dice, y yo solo jadeo, gimiendo como una puta, sintiendo cómo mis muslos y piernas tiemblan mientras los dos me usan a su antojo.
"N-no" contesto, gimiendo, llorando. "Sácamela, por favor, no me cojas por mi culito, Carlos" le ruego, y puedo escuchar lo patética y quebrada que suena mi voz. "Por favor, papito, no me cojas mi culito, me lo vas a romper, me lo vas a dejar bien abierto" insisto, llorando como tonta.
Carlos me agarra del cabello con su mano, jala mi cabeza hacia atrás y me mira a los ojos. "No, Dariana. Te vas a quedar aquí hasta que me venga. Voy a llenarte el culo de mi leche, y luego te va a coger Jorge" me dice, y yo solo gimo y lloro, y no puedo hacer nada más que aceptar mi destino.
Es una locura, pero lo estoy disfrutando tanto. Siento cómo Carlos me agarra con fuerza, siento cómo su verga se hunde en mi culo cada vez más, siento su piel golpeando contra mí, siento cómo mis nalgotas rebotan contra su pelvis, siento cómo se mete dentro de mí, cómo me llena, cómo me llena, cómo me llena. "La tienes bien grande Carlos, me siento bien llena..." gimo patéticamente.
Carlos se ríe entre dientes, y yo no puedo hacer más que gemir, sintiendo cómo me embiste cada vez más rápido, sintiendo cómo su verga se mueve en mi interior, rozando contra todas partes, frotándose contra mis paredes anales... y no puedo evitarlo. Comienzo a tener otro orgasmo, y esta vez es más intenso.
"Ay, Dios" me digo a mí misma, sintiendo cómo me desvanezco por completo, sintiendo cómo mis piernas me fallan, sintiendo cómo Carlos me sujeta para que no me caiga.
cabello corto


"Wey, no mames. Esta pinche perrita me está ordeñando la verga, aprieta bien rico cada que tiene un orgasmo" dice Carlos, y yo no puedo evitar llorar, sintiendo cómo mi culito se aprieta contra su pito, sintiendo cómo su vergota empieza a palpitar, y...
"Ay, chinga tu madre, Darianita" dice Carlos, y yo siento cómo su verga se endurece más, siento cómo sus manos agarran con fuerza mis nalgas, siento cómo su cuerpo se tensa... y lo siento. Lo siento en mi culo. Siento cómo su verga se estremece, y luego... siento cómo su semen se desliza por mis entrañas, caliente, espeso, abundante. Se viene en mi culo, y me llena de leche completamente... siento el semen caliente a través de mis intestinos, lo siento en el estómago, me siento como... si estuviera llena, como si acabara de terminar de comer una buena comida.
Y después de un momento... lo siento salir. Su verga ya no está dentro de mí. Siento su pene sacarse lentamente de mi culo, y apenas tengo tiempo para respirar profundamente una vez cuando siento a Carlos sometiéndome ahora, y a Jorge tomar su lugar detrás de mí.
"Te va a encantar, wey" Carlos le dice. "Tiene el culito bien caliente, bien suavecito. Y su culito se aprieta bien rico cuando la haces venirse, no mames. Es como si te estuviera ordeñando la verga."
Jorge no dice nada, solo ríe y me toma de la cintura, y yo sólo puedo ver mi propio reflejo en el espejo frente a mí, veo cómo Jorge se acerca, se coloca detrás de mí, se frota su pene contra mi ano... y él también entra tan fácil, sin ningún esfuerzo.
"Verga, verga, verga" Jorge gime, hundiendo su verga dentro de mi ano. "Cuando dijiste que entró muy fácil pensé que iba a tener el culo suelto y flojo, pero... ay wey, es muy apretado el culo de la putita" exclama, y empieza a embestirme, comenzando a cogerme su verga, usando mi culo para masturbarse.
"No..." sollozo, tratando de moverme, tratando de salir de este hechizo, tratando de controlarme... "no me violen, ay... me están violando, me están violando el culito" gimo con desesperación, intentando en vano mover mis brazos, mis piernas, levantarme, pero yo soy tan flaca y débil y ellos tan grandes y fuertes que simplemente no puedo.
Infiel por venganza, putita anal por instinto


"Tú quisiste esto, Darianita" me dice Carlos, sosteniendo mi cuerpo con fuerza. "Querías que te cogieran, ¿cierto? Querías que nos cogiéramos tu culito, que nos cogiéramos a la puta más rica que hemos visto. Querías que te hiciéramos nuestra putita anal, ¿verdad?" me dice, y yo solo lloriqueo, gimiendo, sintiendo cómo Jorge me folla en mi propio reflejo.
"Dime que sí" me ordena Carlos, y yo solo asiento con la cabeza, sintiendo las lágrimas resbalando por mis mejillas, sintiendo cómo Jorge me embiste con su verga.
anal


"Sí..." gimo, y Jorge me toma de la cintura con fuerza.
"Dime que eres nuestra putita anal" me ordena, y yo asiento.
"Sí, soy su putita anal, soy su putita anal, Carlos, soy su puta anal" gimo, y él solo me sonríe, y entonces su mano sube lentamente, y me pega con fuerza en la mejilla.
"Ah" grito, y mi cuerpo se tensa, y entonces... mi vista se pone borrosa, siento que me desvanezco...
No sé cuánto tiempo pasa. No sé cuántos minutos u horas paso en ese baño, siendo usada por Carlos y Jorge, pero después de una eternidad siento mis sentidos regresando y veo mi propia imagen reflejada en el espejo, completamente desnuda, con el cuerpo mojado de sudor, el pelo en un desastre, la cara manchada de lágrimas, la boca llena de saliva, y... veo a Jorge y Carlos de pie junto a mí, vistiéndose.
"Ay, Dios" susurro, sentándome en el suelo, sintiendo mi cuerpo adolorido. "¿Qué... qué acaba de pasar?" les pregunto.
Jorge se ríe, y Carlos sonríe. "Nada. Simplemente nos metimos unos tragos contigo. Y te cogimos el culo" dice Carlos.
Me miran, y yo no puedo hacer otra cosa que llorar. "Ay, Dios... estoy... estoy sucia" les digo, llorando, sintiendo cómo mi culo arde, sintiendo el semen escurriendo hacia afuera de mi ano. "Qué rico" digo, sintiendo una sonrisa temblorosa apareciendo en mis labios, con lágrimas en mis mejillas. "Ay, qué rico estuvo."
"Sí, Dariana" me dice Carlos, sonriéndome. "Estuvo bien rico."
"Gracias" les digo, sintiendo cómo mi corazón empieza a calmarse. Lentamente y con piernas temblorosas me pongo de pie, buscando mi falda y mi tanga, mi blusa, comenzando a vestirme como puedo, sintiendo cómo los dos me miran fijamente, cómo mis pechos casi desnudos se asoman por debajo de mi blusa, cómo mi culote está expuesto y cubierto de semen, cómo mis muslos están manchados de leche. "Me la pasé bien con ustedes, chicos. Muchas gracias" les digo, y ellos solo asienten con la cabeza.
culona


Me despido de ambos con un beso en la mejilla, intercambiamos números telefónicos, y salgo a paso lento del bar, que ya está casi vacío. Miro el reloj y son las 4am; y cuando salgo a la banqueta y detengo un taxi, me doy cuenta de que el chofer es el mismo de hace un rato.
"Buenas noches, señorita" me dice, sonriéndome con un brillo travieso en los ojos.
"Buenas noches" le digo, cerrando la puerta y suspirando. Me recargo contra el asiento, miro la ventana, y me doy cuenta de que hoy... cambié. Hoy cambié para siempre, y no puedo creer lo que acabo de hacer.
Cuando llego a mi departamento, me siento aliviada y muy cansada. Al fin me desnudo, y me meto a la ducha. Pensaba que sentiría vergüenza, vergüenza al verse a mí misma desnuda en el espejo, pero... no. Me veo exactamente igual a siempre: piel muy pálida, ojeras debajo de mis ojos cafés, labios muy rojos, pechos pequeños, ombligo, vientre plano, y... y un culo enorme, redondo, perfecto.
Termino de bañarme después de un largo rato dejando que el agua cálida limpie mi cuerpo, y decido dormir desnuda. Me siento en mi cama, envuelta en la toalla, y saco mi teléfono. Le envío un mensaje a Jorge, una única palabra que al fin me libera, de una vez por todas: "Adiós." Me deshago de la toalla, y me quedo profundamente dormida.
trio


Esa noche duermo mejor que nunca, y cuando despierto por la mañana, me siento renovada, renacida, completa.
flaca

15 comentarios - Infiel por venganza, putita anal por instinto

sebas_ht45 +1
🔥🔥
KieranKatnell
😊
sebas_ht45 +1
@KieranKatnell me encantan los relatos con ilustraciones, 10/10
Sinsuenonunca +1
Pero que suerte de tipos, que ganas de tener esa suerte
KieranKatnell +2
Jeje, muchas gracias!!
Fernando3395
que app usas para las imagenes? dejo mis 10
KieranKatnell
Holaa!! Uso NovelAI, hay una función para meter fotos reales y convertirlas en imagen animada 😊 te la recomiendo
palanqueitos +1
Hermoso
KieranKatnell
Que lindo, muchas gracias!!
palanqueitos +1
@KieranKatnell si me re calente imaginando cada situación. Que linda putita sos
LP_oronga +1
Me pusiste caliente bebe q delicia sos
LP_oronga +1
Hey ahi te la dejo bien dura en el chat a ver si te gusta
slash2006 +1
Muy bueno. El relato específico de cada situación te ponen justo en el momento y en el lugar. Fue como estar viendo en vivo y en directo cada situación. Excelente. Van +10
The_horla +1
excelente relato muy bien narrado y exitante