Soy Daniela, 28 años, morocha de ojos claros, con mucha curva, pechos grandes, no paso desapercibida, estoy teñida de rubio porque a mi pareja, Toni le parece que me queda mejor, que me hace más sexy, en la intimidad mientras hacemos el amor me dice que parezco más puta. Trabajo en una oficina, y estoy terminando mis estudios universitarios, mi novio Toni, que tiene un par de años más que yo, trabaja por su cuenta, hace dos años que vivimos juntos, recientemente, conseguimos comprar nuestro primer departamento, es un tres ambientes bastante lindo en un barrio tranquilo. Ni bien llegamos al edificio, pude notar como el encargado me miraba de una forma, vamos, que parecía que me desnudaba con la mirada, es un hombre cincuentón y un poco más, con una generosa panza, bastante pelado, usa una de esas camisetas musculosas blancas que se usaban antes en las casas, mi abuelo usaba una de esas para dormir, que se le ve cuando tiene los botones de su camisa de trabajo abierta, tiene unos abundantes pelos canosos en el pecho, me molestó desde el primer encuentro que me mirara tan descaradamente, mi pareja pareció no darse cuenta o restarle importancia, cuando se lo comenté mientras empezábamos a acomodar las cosas de la mudanza, desestimo el tema, me dijo que seguramente yo estaba acostumbrada a llamar la atención, que pobre señor, era un hombre mayor, no le hacía mal a nadie mirar un poco, los dos nos reímos, esa noche hicimos el amor muy tranquilos, los dos estábamos muy cansados de la mudanza.
Cada día que me cruzaba con Carlos, el encargado, era siempre muy educado conmigo, siempre me miraba de esa manera, tan caliente diría, a veces cuando volvía del gimnasio, que voy tres veces por semana coincidía con él que volvía del bar, de tomar algo con sus amigotes, solía volver bastante tomado, me hacía pasar delante de él, sentía como me comía el culo con la mirada mientras me hacía pasar, pero a pesar de que me asustara un poco que me hiciera algo siempre era muy correcto, cerraba la puerta del ascensor, marcaba mi piso, después el de él, que era el último y solía decirme algo así.
-Como estuvo el día señora Daniela?… está haciendo calor últimamente, ya se acomodaron en el edificio?, cualquier cosa que necesiten me avisan… -algo así repetía casi a diario, pasaron casi dos meses y todo era más o menos rutina normal, una tarde que volví más temprano a casa porque tenía que estudiar, Carlos estaba hablando con una señora, unos cuarenta y pico, de formas muy atractivas, fuerte diría mi marido, charlaban animadamente. Más adelante me enteré, por una vecina, una señora mayor, que se la pasaba siempre a los gritos con el marido y que era la chusma del edificio, que era una señora que venía a cuidar a una vecina mayor, me dijo que era la amante del portero, que cuando la señora que cuidaba se dormía, el subía al departamento a hacerlo con la cuidadora.
-No tienen vergüenza… la pobre esposa del portero, todo el día trabajando y el roñoso este la engaña con la fulana esta…
Cada vez estaba más atenta a las miradas, los comentarios de Carlos, pero él solo me miraba de esa manera tan descarada, pero nunca me había dicho y ni siquiera había intentado rozarme, me había excitado mucho pensar que realmente lo pudiera hacer con esa señora, me parecía mucho para él, seguramente la vecina estaría celosa y le gustaba hablar para matar el tiempo.
Cada vez trataba de llamar la atención de Carlos un poco más, cuando volvía del gimnasio, me miraba en el espejo, si él estaba presente, sacando bien culo, o me levantaba un poco los pechos, cuando lo venía venir del bar, me quedaba esperando que el entrara, me entretenía mirándome en el espejo, y cuando entraba me hacía la que no me había dado cuenta que el venía, me abría la puerta del ascensor, pasaba delante de él, pero nada, nunca intentaba nada conmigo, en realidad lo quería calentar, pero no sabía que haría si él intentaba algo,
En varias oportunidades lo vi hablando con esta señora que venía a cuidar a la vecina, se notaba que algo pasaba entre ellos, me sentía celosa en algunos momentos, pero me olvidaba de eso me parecía una locura, muchas veces me calentaba un montón cuando me miraba en el espejo cuando él venía, era un ritual que me encantaba, la forma en que sentía que me miraba y como me miraba el culo cuando entraba al ascensor de una manera tan descarada. Una noche de esas, entramos en el ascensor, me miré el culo en el espejo de costado del ascensor y me corrí un poco hacia atrás, buscando el contacto con Carlos, ni bien sintió mi contacto se corrió un poco para atrás, le pedí disculpas, no me di cuenta la dije. Me parecía una locura pero algunas veces me masturbaba pensando en él, pensando en cómo lo haría con la señora que era su amante. No sé realmente que esperaba de la situación con él, pero seguía pendiente del tema, un día le pregunte si conocía a alguien que supiera algo de electricidad, teníamos un problema con la lámpara del comedor.
-Yo se la puedo revisar señora Daniela, la de arriba es…?
-Si la del techo…
-Llevo la escalera y la reviso, cuando usted pueda me dice…
-Puede alrededor de las cinco?, cuando vengo del trabajo…
-Cuando usted quiera Daniela…
Entre al edificio, charlaba con la señora que decían era su amante, yo no estaba segura, entramos en el ascensor, sentía su mirada clavada en mi culo, entramos a casa, el tocó la perilla, reviso un poco, me dijo que iba a buscar la escalera, que debía ser algo arriba, trajo la escalera, lo hice pasar, se subió a la escalera y empezó a trabajar, le pregunte si quería tomar algo pero me dijo que estaba bien, gracias.
-Carlos me voy a cambiar para el gimnasio, si necesita algo me llama… -desde donde él estaba se veía el espejo del cuarto, agarre la ropa del gym, me desnude frente al espejo, quedando solo en ropa interior, sentía que el corazón me latía con fuerza, no sabía si me estaría mirando o no, hice unas poses sensuales, me puse la calza, y me la incruste bien a fondo, mirando mi culo en el espejo, salí de la habitación él estaba mirando hacia arriba, pero noté un bulto grande en su pantalón, me sentí más caliente todavía, me acerque a la escalera mirándole el bulto, cuando el miró para abajo disimule, pero me quedé parada a la altura de su bulto, el me hizo un comentario que había que cambiar uno de los cables, que lo compraba y después lo cambiaba. Bajó de la escalera, me preguntó si no me molestaba que dejara la escalera ahí, así mañana o cuando viniera a hacer el trabajo no tenía que cargarla de nuevo, le dije que no había problema, cuando llegó Toni, me dijo que el arreglaba con el encargado para que viniera al día siguiente que él iba a estar, sentí una especie de decepción, en realidad no sabía que pretendía, seguía sin tenerlo claro. Cuando volví del gimnasio, lo esperé a Carlos que venía a media cuadra, hice mi rutina de mirarme al espejo, el me miró cuando pase delante de él, pero otra vez todo fue normal, le dije que estaba mi pareja mañana
-Mejor… así no la molesto a ud. Daniela…
Me sentía casi decepcionada, no entendía que me pasaba con toda esta situación. Las cosas siguieron más o menos igual, una tarde noche, estaba por salir con unas amigas, tenía una pollera corta un top que marcaba mis tetazas, llamé al ascensor, cuando paro en el piso Carlos abrió la puerta, había un montón de bolsas de la basura, me dijo que lo vaciaba y me lo mandaba
-No, subo igual, no hay problema…
-No hay mucho lugar señora…
Me acomodé como pude y con el poco lugar mi culo quedó apoyado de lleno sobre el bulto de él, quedamos apoyados así, me sentía como una adolescente de la calentura que sentía, no dijo ni hizo nada, pero noté como crecía su bulto contra mi. Me bajé del ascensor casi muerta de vergüenza, no dijo nada, pero noté que estaba colorado. Al día siguiente cuando volví del trabajo, Carlos me dijo.
-Señora Daniela, anda bien la luz…
-Si Carlos… quedó bárbara…
-Me queda una duda… sino le molesta me gustaría subir a revisar una cosa en los cables de arriba…
Sentí mi corazón latir con fuerza, no me parecía que fuera casualidad.
-Subo la escalera si no le molesta y le pego una revisada… así nos quedamos tranquilos…
-Bueno Carlos… pero no tarde… que me tengo que cambiar para ir al gimnasio…
Le abrí la puerta, el corazón me parecía que me iba a salir por la boca, me sentí muy excitada, el subió a la escalera.
-Haga tranquila Daniela…
-Otra vez quedé en ropa interior frente al espejo, hice un par de poses sensuales, cuando miré hacia la puerta estaba parado ahí, instintivamente agarré la remera del gimnasio y me cubrí los pechos, él me estaba mirando el culo en el espejo,
-Dese la vuelta Daniela… así lo veo de frente… no por el espejo… -me giré casi automáticamente hacia él moviendo mi culo sensualmente, se acercó hacia mí y me abrazó desde atrás apoyándome contra él, sus manos fueron a acariciar mis pechos, solté la remera, sacó mis pechos sobre el sujetador y me sobaba los pechos y pellizcaba mis pezones, no decía nada solo me sobaba a gusto, me giró hacia él, me atrajo hacia él agarrándome del culo, agarró mi mano derecha y la llevó a su bulto, lo apreté sobre el pantalón. Me empujó de los hombros y así en ropa interior quede arrodillada delante de su bulto, lo miré a los ojos, me hizo un gesto como diciéndome que siguiera con lo que tenía que hacer, estaba demasiado caliente, le desabroche los botones de su pantalón de trabajo, tenía un bóxer viejo, notaba el tamaño de su bulto, lo apreté sobre el bóxer, lo mordí con mis labios, saqué la cabeza por encima del elástico y la chupe por detrás, el me acariciaba la nuca suavemente, le bajé los bóxer, tenía una herramienta muy grande, pero sobre todo muy gruesa, la empecé a chupar con deleite, tenía un sabor amargo, pero me encantaba su olor, él no decía nada, seguía acariciándome la nuca con una mano y con la otra volvió a pellizcar mis pezones, me hizo levantar y por primera vez me beso, fue raro sentir el sabor de su boca, desde que estaba con Toni, no había estado con ningún otro hombre, sus manos manosearon mi culo, se separó de mí, se desnudó y se acostó en la cama matrimonial, me pareció un gesto tan decidido, me calentó, me acomodé sobre él, corrí la tanga a un lado y me acomodé su herramienta que fue entrando despacio, era bien gruesa, sentía como me llenaba por completo, se me escapo un fuerte gemido, puso ambos pechos sobre el sujetador y me hizo acercarme y los empezó a chupar como un desesperado, me daba suaves mordiscos en los pezones, que me producían una especie de descarga, me tomó fuerte del culo y me empezó a subir y bajar bien duro sobre él, no tarde mucho en tener mi primer orgasmo, me dejo clavada sobre él, yo me había derrumbado sobre su pecho y lo besaba metiéndole mucha lengua, me dejó descansar un poco, me puso de perrito, me desnudo del todo, veía mi cuerpo reflejado en el espejo del armario y a Carlos acomodando su herramienta, penetrándome, lo sentí entrar mientras veía mi imagen en el espejo, me empezó a dar bien duro, me agarraba de la cintura, de a ratos de los pechos, seguía sin decir nada, se incorporó un poco. Acomodó su mano apoyada en mi culo y con su dedo gordo empezó a jugar con mi ogetito, metía el dedo mientras seguía dándome duro por mi conchita.
-Donde quiere mi lechita… señora Daniela… -dijo con un tono caliente.
-Donde usted quiera Carlos…
-Deme la boquita entonces…
Me giré hacia él, quedé arrodillada en la cama chupándolo, volvió a acariciarme la nuca.
-Muy bien Danielita… buena chica… vamos a ser muy amigos ahora eh…? Vamos a tener una relación muy linda los dos…
Su mano grande, peluda, presionó mi cabeza tomándome de la nuca, clavándome contra su pelvis, sentí que se estaba vaciando en mi boca, yo me acariciaba mi conchita, estaba recaliente, fue soltando la presión en mi nuca a medida que se iba vaciando. Yo fui tragando su corrida a medida que me la iba dando, fue bastante abundante para alguien de su edad, supuse. Quedé sentada en la cama, el me beso, me acarició un rato suavemente los pechos, me acostó boca abajo y me masajeo el culo suavemente un largo rato.
-Quedo bien arreglada la lámpara… -me dijo, se vistió y me hizo que lo acompañara desnuda hasta la puerta me estuvo acariciando y besando un largo rato.
Cada día que me cruzaba con Carlos, el encargado, era siempre muy educado conmigo, siempre me miraba de esa manera, tan caliente diría, a veces cuando volvía del gimnasio, que voy tres veces por semana coincidía con él que volvía del bar, de tomar algo con sus amigotes, solía volver bastante tomado, me hacía pasar delante de él, sentía como me comía el culo con la mirada mientras me hacía pasar, pero a pesar de que me asustara un poco que me hiciera algo siempre era muy correcto, cerraba la puerta del ascensor, marcaba mi piso, después el de él, que era el último y solía decirme algo así.
-Como estuvo el día señora Daniela?… está haciendo calor últimamente, ya se acomodaron en el edificio?, cualquier cosa que necesiten me avisan… -algo así repetía casi a diario, pasaron casi dos meses y todo era más o menos rutina normal, una tarde que volví más temprano a casa porque tenía que estudiar, Carlos estaba hablando con una señora, unos cuarenta y pico, de formas muy atractivas, fuerte diría mi marido, charlaban animadamente. Más adelante me enteré, por una vecina, una señora mayor, que se la pasaba siempre a los gritos con el marido y que era la chusma del edificio, que era una señora que venía a cuidar a una vecina mayor, me dijo que era la amante del portero, que cuando la señora que cuidaba se dormía, el subía al departamento a hacerlo con la cuidadora.
-No tienen vergüenza… la pobre esposa del portero, todo el día trabajando y el roñoso este la engaña con la fulana esta…
Cada vez estaba más atenta a las miradas, los comentarios de Carlos, pero él solo me miraba de esa manera tan descarada, pero nunca me había dicho y ni siquiera había intentado rozarme, me había excitado mucho pensar que realmente lo pudiera hacer con esa señora, me parecía mucho para él, seguramente la vecina estaría celosa y le gustaba hablar para matar el tiempo.
Cada vez trataba de llamar la atención de Carlos un poco más, cuando volvía del gimnasio, me miraba en el espejo, si él estaba presente, sacando bien culo, o me levantaba un poco los pechos, cuando lo venía venir del bar, me quedaba esperando que el entrara, me entretenía mirándome en el espejo, y cuando entraba me hacía la que no me había dado cuenta que el venía, me abría la puerta del ascensor, pasaba delante de él, pero nada, nunca intentaba nada conmigo, en realidad lo quería calentar, pero no sabía que haría si él intentaba algo,
En varias oportunidades lo vi hablando con esta señora que venía a cuidar a la vecina, se notaba que algo pasaba entre ellos, me sentía celosa en algunos momentos, pero me olvidaba de eso me parecía una locura, muchas veces me calentaba un montón cuando me miraba en el espejo cuando él venía, era un ritual que me encantaba, la forma en que sentía que me miraba y como me miraba el culo cuando entraba al ascensor de una manera tan descarada. Una noche de esas, entramos en el ascensor, me miré el culo en el espejo de costado del ascensor y me corrí un poco hacia atrás, buscando el contacto con Carlos, ni bien sintió mi contacto se corrió un poco para atrás, le pedí disculpas, no me di cuenta la dije. Me parecía una locura pero algunas veces me masturbaba pensando en él, pensando en cómo lo haría con la señora que era su amante. No sé realmente que esperaba de la situación con él, pero seguía pendiente del tema, un día le pregunte si conocía a alguien que supiera algo de electricidad, teníamos un problema con la lámpara del comedor.
-Yo se la puedo revisar señora Daniela, la de arriba es…?
-Si la del techo…
-Llevo la escalera y la reviso, cuando usted pueda me dice…
-Puede alrededor de las cinco?, cuando vengo del trabajo…
-Cuando usted quiera Daniela…
Entre al edificio, charlaba con la señora que decían era su amante, yo no estaba segura, entramos en el ascensor, sentía su mirada clavada en mi culo, entramos a casa, el tocó la perilla, reviso un poco, me dijo que iba a buscar la escalera, que debía ser algo arriba, trajo la escalera, lo hice pasar, se subió a la escalera y empezó a trabajar, le pregunte si quería tomar algo pero me dijo que estaba bien, gracias.
-Carlos me voy a cambiar para el gimnasio, si necesita algo me llama… -desde donde él estaba se veía el espejo del cuarto, agarre la ropa del gym, me desnude frente al espejo, quedando solo en ropa interior, sentía que el corazón me latía con fuerza, no sabía si me estaría mirando o no, hice unas poses sensuales, me puse la calza, y me la incruste bien a fondo, mirando mi culo en el espejo, salí de la habitación él estaba mirando hacia arriba, pero noté un bulto grande en su pantalón, me sentí más caliente todavía, me acerque a la escalera mirándole el bulto, cuando el miró para abajo disimule, pero me quedé parada a la altura de su bulto, el me hizo un comentario que había que cambiar uno de los cables, que lo compraba y después lo cambiaba. Bajó de la escalera, me preguntó si no me molestaba que dejara la escalera ahí, así mañana o cuando viniera a hacer el trabajo no tenía que cargarla de nuevo, le dije que no había problema, cuando llegó Toni, me dijo que el arreglaba con el encargado para que viniera al día siguiente que él iba a estar, sentí una especie de decepción, en realidad no sabía que pretendía, seguía sin tenerlo claro. Cuando volví del gimnasio, lo esperé a Carlos que venía a media cuadra, hice mi rutina de mirarme al espejo, el me miró cuando pase delante de él, pero otra vez todo fue normal, le dije que estaba mi pareja mañana
-Mejor… así no la molesto a ud. Daniela…
Me sentía casi decepcionada, no entendía que me pasaba con toda esta situación. Las cosas siguieron más o menos igual, una tarde noche, estaba por salir con unas amigas, tenía una pollera corta un top que marcaba mis tetazas, llamé al ascensor, cuando paro en el piso Carlos abrió la puerta, había un montón de bolsas de la basura, me dijo que lo vaciaba y me lo mandaba
-No, subo igual, no hay problema…
-No hay mucho lugar señora…
Me acomodé como pude y con el poco lugar mi culo quedó apoyado de lleno sobre el bulto de él, quedamos apoyados así, me sentía como una adolescente de la calentura que sentía, no dijo ni hizo nada, pero noté como crecía su bulto contra mi. Me bajé del ascensor casi muerta de vergüenza, no dijo nada, pero noté que estaba colorado. Al día siguiente cuando volví del trabajo, Carlos me dijo.
-Señora Daniela, anda bien la luz…
-Si Carlos… quedó bárbara…
-Me queda una duda… sino le molesta me gustaría subir a revisar una cosa en los cables de arriba…
Sentí mi corazón latir con fuerza, no me parecía que fuera casualidad.
-Subo la escalera si no le molesta y le pego una revisada… así nos quedamos tranquilos…
-Bueno Carlos… pero no tarde… que me tengo que cambiar para ir al gimnasio…
Le abrí la puerta, el corazón me parecía que me iba a salir por la boca, me sentí muy excitada, el subió a la escalera.
-Haga tranquila Daniela…
-Otra vez quedé en ropa interior frente al espejo, hice un par de poses sensuales, cuando miré hacia la puerta estaba parado ahí, instintivamente agarré la remera del gimnasio y me cubrí los pechos, él me estaba mirando el culo en el espejo,
-Dese la vuelta Daniela… así lo veo de frente… no por el espejo… -me giré casi automáticamente hacia él moviendo mi culo sensualmente, se acercó hacia mí y me abrazó desde atrás apoyándome contra él, sus manos fueron a acariciar mis pechos, solté la remera, sacó mis pechos sobre el sujetador y me sobaba los pechos y pellizcaba mis pezones, no decía nada solo me sobaba a gusto, me giró hacia él, me atrajo hacia él agarrándome del culo, agarró mi mano derecha y la llevó a su bulto, lo apreté sobre el pantalón. Me empujó de los hombros y así en ropa interior quede arrodillada delante de su bulto, lo miré a los ojos, me hizo un gesto como diciéndome que siguiera con lo que tenía que hacer, estaba demasiado caliente, le desabroche los botones de su pantalón de trabajo, tenía un bóxer viejo, notaba el tamaño de su bulto, lo apreté sobre el bóxer, lo mordí con mis labios, saqué la cabeza por encima del elástico y la chupe por detrás, el me acariciaba la nuca suavemente, le bajé los bóxer, tenía una herramienta muy grande, pero sobre todo muy gruesa, la empecé a chupar con deleite, tenía un sabor amargo, pero me encantaba su olor, él no decía nada, seguía acariciándome la nuca con una mano y con la otra volvió a pellizcar mis pezones, me hizo levantar y por primera vez me beso, fue raro sentir el sabor de su boca, desde que estaba con Toni, no había estado con ningún otro hombre, sus manos manosearon mi culo, se separó de mí, se desnudó y se acostó en la cama matrimonial, me pareció un gesto tan decidido, me calentó, me acomodé sobre él, corrí la tanga a un lado y me acomodé su herramienta que fue entrando despacio, era bien gruesa, sentía como me llenaba por completo, se me escapo un fuerte gemido, puso ambos pechos sobre el sujetador y me hizo acercarme y los empezó a chupar como un desesperado, me daba suaves mordiscos en los pezones, que me producían una especie de descarga, me tomó fuerte del culo y me empezó a subir y bajar bien duro sobre él, no tarde mucho en tener mi primer orgasmo, me dejo clavada sobre él, yo me había derrumbado sobre su pecho y lo besaba metiéndole mucha lengua, me dejó descansar un poco, me puso de perrito, me desnudo del todo, veía mi cuerpo reflejado en el espejo del armario y a Carlos acomodando su herramienta, penetrándome, lo sentí entrar mientras veía mi imagen en el espejo, me empezó a dar bien duro, me agarraba de la cintura, de a ratos de los pechos, seguía sin decir nada, se incorporó un poco. Acomodó su mano apoyada en mi culo y con su dedo gordo empezó a jugar con mi ogetito, metía el dedo mientras seguía dándome duro por mi conchita.
-Donde quiere mi lechita… señora Daniela… -dijo con un tono caliente.
-Donde usted quiera Carlos…
-Deme la boquita entonces…
Me giré hacia él, quedé arrodillada en la cama chupándolo, volvió a acariciarme la nuca.
-Muy bien Danielita… buena chica… vamos a ser muy amigos ahora eh…? Vamos a tener una relación muy linda los dos…
Su mano grande, peluda, presionó mi cabeza tomándome de la nuca, clavándome contra su pelvis, sentí que se estaba vaciando en mi boca, yo me acariciaba mi conchita, estaba recaliente, fue soltando la presión en mi nuca a medida que se iba vaciando. Yo fui tragando su corrida a medida que me la iba dando, fue bastante abundante para alguien de su edad, supuse. Quedé sentada en la cama, el me beso, me acarició un rato suavemente los pechos, me acostó boca abajo y me masajeo el culo suavemente un largo rato.
-Quedo bien arreglada la lámpara… -me dijo, se vistió y me hizo que lo acompañara desnuda hasta la puerta me estuvo acariciando y besando un largo rato.
4 comentarios - Me caliento con el encargado del edificio, señor mayor
A Danielita la hicieron gozar còmo nunca y la van a convertir en putita sumisa. Van puntos y espero la continuaciòn