Serie anterior que engancha con esta-----> Mi mamá Silvina - Adiós Belén
El comienzo de toda esta saga------> Mi hermana Belén
Me arrodillé en el suelo y mientras el pequeño Noah chupaba de una teta yo lo hacía de la otra. Dos primeros lengüetazos y comencé a chupar.
- Aghhhh que bien se siente – decía mi hermana
- Mmmmm – yo chupaba ahora con fuerza
Belén había vuelto y en la primera oportunidad que teníamos ya le estaba chupando las tetas. Bueno, una sola en este caso.
Era muy morboso el cuadro de que el bebé y yo estuviéramos chupándole las tetas a mi hermana. Ella se retorcía de gusto y miraba alternativamente a los dos: a su hijo y a su hermano. Yo no dejaba de chupar su pezón oscuro y duro como una piedra. Le pasaba la lengua un rato y volvía a chupar con fuerza.
Empezó a brotar la leche y la fui tomando. Era riquísima, yo bebía y la miraba a mi hermana a los ojos.
Pude ver su cara de terror mirando hacia la puerta.
No escuché que mi tía había entrado y contemplaba la libidinosa escena, a la vez que maternal. Era una cosa surrealista.
Mi tía nos miraba de pie en la entrada del comedor y nos decía:
- ¿Que hacen? ¿Están enfermos?
- No, tía, yo solo quería…
- ¿Que querías? – casi gritaba mi tía a esta altura
- Saber el gusto que tenía – dije yo como intentando excusarme
- ¿Y vos? – mi tía miraba a mi hermano
- Yo lo dejé… es mi hermano – se excusaba ahora Belén
- ¿Ustedes están locos?
- No, tía
- Ahora, cuando el bebé se duerma, quiero que me cuenten que tipo de relación hay entre ustedes. Los dos juntos, ya que ni tu mamá, no vos Belén nunca quisieron contarme.
Nos encontrábamos en una encrucijada. ¿Teníamos que confesar con mi tía lo que habíamos hecho con mi hermana?
Cuando todo se calmó un poco mi tía se puso a preparar el pescado mientras se daba vuelta a controlar que alguno de nosotros dos estuviera siempre a la vista. Luego de un rato, nos llamó y nos dijo:
- No me olvidé, vengan que quiero que me cuenten
Nos sentó en la cocina y nos preguntó sin demora.
- ¿Qué tipo de relación tienen ustedes dos?
- Yo te voy a contar todo, tía – le dije y no sé por qué motivo le agarré la mano
Ella miró mis manos, el largo de mis dedos y acarició, o eso me pareció, mi dedo mayor cuando la dejaba. En ese momento, recordé que mi madre le había comentado por chat que yo tenía una buena verga y me imaginé que quizás eso se le cruzaba por la cabeza a mi tía.
Decidí que era el momento de tomar el toro por las astas y sabiendo que yo contaba con información privilegiada, me jugué a no dejarla hablar a mi hermana.
- Mirá tía, lo que tenemos con Belén es cosa nuestra
- ¡¿Que?! ¿Vos queres que le cuente a tu mamá?
- ¡Tía! Mamá ya sabe algo y tampoco le pienso contar detalles a ella
- Pero. ¡La que faltaba! ¡Que te hagas el ofendido vos!
El tono de indignación de mi tía era total. Creo que me había excedido aun sabiendo que estaba en falta así que determiné que era el momento de recalcular.
- ¡No tía, no te equivoques! No me hago el ofendido
- ¿Ah no?
- No, no. Yo sé que son cosas que no deben hacer dos hermanos
Mi hermana me miraba y no decía palabra. Mi tía esperaba una explicación lógica y cruzada de brazos aguardaba que termine mi alocución
- Pero aun sabiendo que está mal no me parece que tengamos que ventilar nuestras intimidades con nadie. No se lo dije a nuestra madre, no te lo voy a decir a vos.
- Está bien, no quiero intimidades – dudó mi tía
- Entonces…
- Quiero entender que hacías…emmmm…bueno, chupándole una teta a tu hermana
Mi tía se ruborizaba.
- Eso te lo puedo explicar.
- Escucho – dijo ella
- Nosotros jugamos entre nosotros y este fue parte de un juego. Yo le dije que tenía ganas y ella me lo permitió
- Pero saben que está mal… - quiso aclarar mi tía
- Lo sabemos, pero aun así no nos importa
- Bueno, está bien
- Si Querés contarle a mamá, estás en todo tu derecho, no te lo voy a impedir – me envalentoné
- Ya veré – dijo mi tía
La cosa quedó ahí. Mi hermana terminó mirándome con una cara de devoción que me dieron ganas de cogérmela ahí mismo.
Llegó la noche, mi tía hizo el pescado. Estaba buenísimo. Para chuparse… los dedos, dije yo en un momento. Mi tía me sonrió y mi hermana también. Mi madre no se dio por aludida.
Esa noche mi mamá salió y me fui detrás de mi tía a su habitación
- ¿Que haces acá, Kevin?
- Nada tía, quiero hablar con vos
- Podemos ir a la cocina
- No quiero que me escuche Belén. Aparte está con el bebé.
- Si, decime – mi tía cruzaba los brazos
- Dos cosas, ahora que estamos solos
Mi tía me miró con intriga.
En principio, sabía que ella sentía cierta curiosidad por mi verga y eso iba a explotarlo a mi favor.
En segundo lugar, mi tía estaba muy buena, era más joven que mi mamá, con mejor culo que ella, pero con menos pechos, ya que mi mamá se había operado y mi tía era un poco más plana y delgada.
- ¿Que? – me preguntó intrigada
- Primero, gracias por no contarle a mi mamá
- No tenés que agradecerme
- Sí, quiero agradecerte – le dije
- Bueno ¿y la segunda?
- Si estás intrigada por lo que hacemos con mi hermana, solo te voy a decir que empezamos jugando y se nos fue de las manos
- Ayyy Kevin, ya me imaginaba eso
- Es que entre las tetas y el culo de Belén
- Bueno, sobri, no hace falta que seas tan gráfico
- Y que yo tengo una buena… - me señalé el pantalón que estaba bastante hinchado
- ¿Ah sí? – me dijo curiosa
- Si, cuando quieras te la muestro – le dije desafiándola
- ¿Y que te hace pensar que la quiero ver?
- Te juro que cuando la veas no te vas a arrepentir
Sabía que me estaba haciendo el canchero y ese no era el papel que mejor me salía, pero tenía que jugar esa ficha para intentar tener a mi tía bajo mi dominio.
- ¿Y vos serías capaz de mostrármela así nomás?
- Claro, tía
- Mirá que atrevido mi sobrino
- Bueno, no sería más que mostrártela
- Entonces deduzco que tu hermana te la vio.
- ¡Que curiosa que sos, tía!
- Bueno, ¿me vas a contar algo o no?
Se estaba un clima tenso, pero esta vez, en el buen sentido de la palabra. Nos estábamos calentando los dos, podía notarlo. Creí que era momento de acelerar.
- Te puedo contar algo…
- Pero…
- Pero vos me tenés que dar algo…
- Que te puedo dar
- Hagamos un trato pequeño
- A ver… - mi tía ya estaba en mis garras
- Yo te cuento alguna cosa que hice con mi hermana y vos me mostrás tus tetas…
- Vos estás loco?
Hizo ese comentario, pero se reía. No estaba enojada
- Bueno, entonces tan curiosa no sos por lo que veo
- Esperá – me dijo
Mi tía salió de la habitación y volvió a los 5 minutos. Cuando la vi entrar no lo podía creer. Se le notaba perfectamente, se había sacado el corpiño y estaba en remera con los pezones muy marcados.
- Fui a ver si tu hermana había acostado a Noah y si se acostaba ella.
- ¿Y?
- Ya está
- Y también a sacarte el corpiño, ¿no?
- Uy, pero que observador que está mi sobrino hoy…
Continuará…
Pueden dejarme sus comentarios en reybaco2005@hotmail.com
O en Telegram @reybaco2005
El comienzo de toda esta saga------> Mi hermana Belén
Me arrodillé en el suelo y mientras el pequeño Noah chupaba de una teta yo lo hacía de la otra. Dos primeros lengüetazos y comencé a chupar.
- Aghhhh que bien se siente – decía mi hermana
- Mmmmm – yo chupaba ahora con fuerza
Belén había vuelto y en la primera oportunidad que teníamos ya le estaba chupando las tetas. Bueno, una sola en este caso.
Era muy morboso el cuadro de que el bebé y yo estuviéramos chupándole las tetas a mi hermana. Ella se retorcía de gusto y miraba alternativamente a los dos: a su hijo y a su hermano. Yo no dejaba de chupar su pezón oscuro y duro como una piedra. Le pasaba la lengua un rato y volvía a chupar con fuerza.
Empezó a brotar la leche y la fui tomando. Era riquísima, yo bebía y la miraba a mi hermana a los ojos.
Pude ver su cara de terror mirando hacia la puerta.
No escuché que mi tía había entrado y contemplaba la libidinosa escena, a la vez que maternal. Era una cosa surrealista.
Mi tía nos miraba de pie en la entrada del comedor y nos decía:
- ¿Que hacen? ¿Están enfermos?
- No, tía, yo solo quería…
- ¿Que querías? – casi gritaba mi tía a esta altura
- Saber el gusto que tenía – dije yo como intentando excusarme
- ¿Y vos? – mi tía miraba a mi hermano
- Yo lo dejé… es mi hermano – se excusaba ahora Belén
- ¿Ustedes están locos?
- No, tía
- Ahora, cuando el bebé se duerma, quiero que me cuenten que tipo de relación hay entre ustedes. Los dos juntos, ya que ni tu mamá, no vos Belén nunca quisieron contarme.
Nos encontrábamos en una encrucijada. ¿Teníamos que confesar con mi tía lo que habíamos hecho con mi hermana?
Cuando todo se calmó un poco mi tía se puso a preparar el pescado mientras se daba vuelta a controlar que alguno de nosotros dos estuviera siempre a la vista. Luego de un rato, nos llamó y nos dijo:
- No me olvidé, vengan que quiero que me cuenten
Nos sentó en la cocina y nos preguntó sin demora.
- ¿Qué tipo de relación tienen ustedes dos?
- Yo te voy a contar todo, tía – le dije y no sé por qué motivo le agarré la mano
Ella miró mis manos, el largo de mis dedos y acarició, o eso me pareció, mi dedo mayor cuando la dejaba. En ese momento, recordé que mi madre le había comentado por chat que yo tenía una buena verga y me imaginé que quizás eso se le cruzaba por la cabeza a mi tía.
Decidí que era el momento de tomar el toro por las astas y sabiendo que yo contaba con información privilegiada, me jugué a no dejarla hablar a mi hermana.
- Mirá tía, lo que tenemos con Belén es cosa nuestra
- ¡¿Que?! ¿Vos queres que le cuente a tu mamá?
- ¡Tía! Mamá ya sabe algo y tampoco le pienso contar detalles a ella
- Pero. ¡La que faltaba! ¡Que te hagas el ofendido vos!
El tono de indignación de mi tía era total. Creo que me había excedido aun sabiendo que estaba en falta así que determiné que era el momento de recalcular.
- ¡No tía, no te equivoques! No me hago el ofendido
- ¿Ah no?
- No, no. Yo sé que son cosas que no deben hacer dos hermanos
Mi hermana me miraba y no decía palabra. Mi tía esperaba una explicación lógica y cruzada de brazos aguardaba que termine mi alocución
- Pero aun sabiendo que está mal no me parece que tengamos que ventilar nuestras intimidades con nadie. No se lo dije a nuestra madre, no te lo voy a decir a vos.
- Está bien, no quiero intimidades – dudó mi tía
- Entonces…
- Quiero entender que hacías…emmmm…bueno, chupándole una teta a tu hermana
Mi tía se ruborizaba.
- Eso te lo puedo explicar.
- Escucho – dijo ella
- Nosotros jugamos entre nosotros y este fue parte de un juego. Yo le dije que tenía ganas y ella me lo permitió
- Pero saben que está mal… - quiso aclarar mi tía
- Lo sabemos, pero aun así no nos importa
- Bueno, está bien
- Si Querés contarle a mamá, estás en todo tu derecho, no te lo voy a impedir – me envalentoné
- Ya veré – dijo mi tía
La cosa quedó ahí. Mi hermana terminó mirándome con una cara de devoción que me dieron ganas de cogérmela ahí mismo.
Llegó la noche, mi tía hizo el pescado. Estaba buenísimo. Para chuparse… los dedos, dije yo en un momento. Mi tía me sonrió y mi hermana también. Mi madre no se dio por aludida.
Esa noche mi mamá salió y me fui detrás de mi tía a su habitación
- ¿Que haces acá, Kevin?
- Nada tía, quiero hablar con vos
- Podemos ir a la cocina
- No quiero que me escuche Belén. Aparte está con el bebé.
- Si, decime – mi tía cruzaba los brazos
- Dos cosas, ahora que estamos solos
Mi tía me miró con intriga.
En principio, sabía que ella sentía cierta curiosidad por mi verga y eso iba a explotarlo a mi favor.
En segundo lugar, mi tía estaba muy buena, era más joven que mi mamá, con mejor culo que ella, pero con menos pechos, ya que mi mamá se había operado y mi tía era un poco más plana y delgada.
- ¿Que? – me preguntó intrigada
- Primero, gracias por no contarle a mi mamá
- No tenés que agradecerme
- Sí, quiero agradecerte – le dije
- Bueno ¿y la segunda?
- Si estás intrigada por lo que hacemos con mi hermana, solo te voy a decir que empezamos jugando y se nos fue de las manos
- Ayyy Kevin, ya me imaginaba eso
- Es que entre las tetas y el culo de Belén
- Bueno, sobri, no hace falta que seas tan gráfico
- Y que yo tengo una buena… - me señalé el pantalón que estaba bastante hinchado
- ¿Ah sí? – me dijo curiosa
- Si, cuando quieras te la muestro – le dije desafiándola
- ¿Y que te hace pensar que la quiero ver?
- Te juro que cuando la veas no te vas a arrepentir
Sabía que me estaba haciendo el canchero y ese no era el papel que mejor me salía, pero tenía que jugar esa ficha para intentar tener a mi tía bajo mi dominio.
- ¿Y vos serías capaz de mostrármela así nomás?
- Claro, tía
- Mirá que atrevido mi sobrino
- Bueno, no sería más que mostrártela
- Entonces deduzco que tu hermana te la vio.
- ¡Que curiosa que sos, tía!
- Bueno, ¿me vas a contar algo o no?
Se estaba un clima tenso, pero esta vez, en el buen sentido de la palabra. Nos estábamos calentando los dos, podía notarlo. Creí que era momento de acelerar.
- Te puedo contar algo…
- Pero…
- Pero vos me tenés que dar algo…
- Que te puedo dar
- Hagamos un trato pequeño
- A ver… - mi tía ya estaba en mis garras
- Yo te cuento alguna cosa que hice con mi hermana y vos me mostrás tus tetas…
- Vos estás loco?
Hizo ese comentario, pero se reía. No estaba enojada
- Bueno, entonces tan curiosa no sos por lo que veo
- Esperá – me dijo
Mi tía salió de la habitación y volvió a los 5 minutos. Cuando la vi entrar no lo podía creer. Se le notaba perfectamente, se había sacado el corpiño y estaba en remera con los pezones muy marcados.
- Fui a ver si tu hermana había acostado a Noah y si se acostaba ella.
- ¿Y?
- Ya está
- Y también a sacarte el corpiño, ¿no?
- Uy, pero que observador que está mi sobrino hoy…
Continuará…
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28 comentarios - Belén regresa a casa con mi tía Marcela 2
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