La vida a veces te da muchas sorpresas y sobre todo cuando ni siquiera sospechas que podría suceder. Esto sucedió hace unos años, yo tenía 22 años. Si bien ya había tenido encuentros con mujeres, todavía necesitaba seguir masturbándome, no paraba un segundo y cada vez más morboso, buscando cosas nuevas para ver.
Uno de esos días en lo que el calor ya era sofocante no solo en el clima si no corporalmente hablando, viene a mi casa una prima de mi vieja. Vino a comer un sábado al mediodía. Comimos, nada raro, contaban sus anécdotas como siempre que venía un familiar. En ese momento, ella tendría unos 28 años era la prima más joven de la familia.
Luego del almuerzo, mientras mi vieja lavaba los platos, nos pusimos a charlar en el sillón del living con el aire acondicionado a todo lo que daba. Se acercó a mi y me tocaba las piernas, se reía de mis chistes malos, preguntaba cosas fuera de lugar como si seguía tal o cual actriz porno. Habíamos tomado vino pero tampoco para chuparnos, se la veía alegre y me buscaba.
En un momento mira para la cocina, se da vuelta rápido y me da un beso, lo sigo, no lo corto y se me va la mano automáticamente hacia las tetas. Toco y noto que están operadas, eran grandes. Escuchamos algo en la cocina y cortamos rápidamente. Patricia, la prima de mi vieja, era alta, corpulenta, rubia (teñida), muy buen culo (se notaba el gimnasio) y tetas grandes, bien para el cuerpo que ostentaba. La verdad que un minon, sin duda alguna.
Nos miramos, nos reímos y cuando vimos que mi vieja se fue al baño nos volvimos a besar pero ahora ya las manos y los brazos iban por todo el cuerpo, ella me buscó la verga (muy dura ya) y yo la cola y seguía con las tetas. Seguimos unos minutos hasta que escuchamos la puerta del baño y paramos. Me percaté que mi vieja no me pueda ver y me fui directo a mi habitación, ya no podía más de lo dura que la tenía. En eso escucho que la prima le decía que quería una relación más fuerte conmigo porque quedó sola después de la muerte de la madre y que necesitaba hablar con alguien de su edad. Mi vieja no sospechó nada y permitió que fuera a mi habitación. No alcanzó a entrar que cerramos la puerta y comenzamos a besarnos pero ahora ya era por demás de caliente. Nos volvimos a tocar, ella sacó mi verga, me masturbó y después me la chupó. Mientras yo estaba boca arriba ella me la chupaba y yo le tocaba las tetas. Después comenzó a bajar, cada vez más hasta mi culo y comenzó a lamerlo. Nunca me lo habían hecho y se sentía muy bien, seguía ahí, volvió a subir, se puso a mi lado y me volvió a besar.
Luego, me preguntó y si quería que siguiéramos o si me hacía acabar con un pete a lo que le contesté que me la quería coger. Sonrió y me dijo "bueno". Nos seguimos besando y yo tocando, ella masturbándome. Estaba casi desnuda, no dejó que le sacara el jean, se paró al costado de la cama y se bajó los pantalones. Tenía una tanga hermosa blanca y en ese momento vi como se le notaba un bulto. Se saca la tanga y se le ve la verga. Me mira, se ríe y me dice "no seguimos si no queres". Yo no hablaba, no emitía sonido y solo miraba como la verga de ella se paraba cada vez más. Ella tampoco me hablaba, me estaba esperando. Yo seguía sin habla ni sonido. "Y?" me dice. "Seguimos?" me pregunta. Ni siquiera la miro a los ojos y le agarro la verga y empiezo a masturbarla, se observa una sonrisa en su cara y un pequeño gemido. Después de unos segundos, la traigo hacia a mi y se la empiezo a chupar. Ella no entendía nada y yo tampoco, era mi primera verga, no tenía idea de como hacerlo pero tenía experiencia en ver porno (algo es algo). Se ve que le gustó porque me pedía más y gemía. Se acostó arriba a mío, hicimos un 69 hermoso, muy tranquilo. Después ella se sentó arriba mío y la empecé a coger muy lento, hasta que se lubricó bien y empezó a saltar arriba. Se paró, se acostó y se puso las patitas al hombro, me la seguí cogiendo hasta que veo que acabó y ese era mi momento, le dejé todo adentro del culo.
Como todo pajero, tenía un rollo de servilletas escondido en el armario, se lo di para que se limpiara, se cambió y se fue al baño. Después volvió, me dio su numero de teléfono y nos seguimos viendo hasta que se fue de la ciudad.
Uno de esos días en lo que el calor ya era sofocante no solo en el clima si no corporalmente hablando, viene a mi casa una prima de mi vieja. Vino a comer un sábado al mediodía. Comimos, nada raro, contaban sus anécdotas como siempre que venía un familiar. En ese momento, ella tendría unos 28 años era la prima más joven de la familia.
Luego del almuerzo, mientras mi vieja lavaba los platos, nos pusimos a charlar en el sillón del living con el aire acondicionado a todo lo que daba. Se acercó a mi y me tocaba las piernas, se reía de mis chistes malos, preguntaba cosas fuera de lugar como si seguía tal o cual actriz porno. Habíamos tomado vino pero tampoco para chuparnos, se la veía alegre y me buscaba.
En un momento mira para la cocina, se da vuelta rápido y me da un beso, lo sigo, no lo corto y se me va la mano automáticamente hacia las tetas. Toco y noto que están operadas, eran grandes. Escuchamos algo en la cocina y cortamos rápidamente. Patricia, la prima de mi vieja, era alta, corpulenta, rubia (teñida), muy buen culo (se notaba el gimnasio) y tetas grandes, bien para el cuerpo que ostentaba. La verdad que un minon, sin duda alguna.
Nos miramos, nos reímos y cuando vimos que mi vieja se fue al baño nos volvimos a besar pero ahora ya las manos y los brazos iban por todo el cuerpo, ella me buscó la verga (muy dura ya) y yo la cola y seguía con las tetas. Seguimos unos minutos hasta que escuchamos la puerta del baño y paramos. Me percaté que mi vieja no me pueda ver y me fui directo a mi habitación, ya no podía más de lo dura que la tenía. En eso escucho que la prima le decía que quería una relación más fuerte conmigo porque quedó sola después de la muerte de la madre y que necesitaba hablar con alguien de su edad. Mi vieja no sospechó nada y permitió que fuera a mi habitación. No alcanzó a entrar que cerramos la puerta y comenzamos a besarnos pero ahora ya era por demás de caliente. Nos volvimos a tocar, ella sacó mi verga, me masturbó y después me la chupó. Mientras yo estaba boca arriba ella me la chupaba y yo le tocaba las tetas. Después comenzó a bajar, cada vez más hasta mi culo y comenzó a lamerlo. Nunca me lo habían hecho y se sentía muy bien, seguía ahí, volvió a subir, se puso a mi lado y me volvió a besar.
Luego, me preguntó y si quería que siguiéramos o si me hacía acabar con un pete a lo que le contesté que me la quería coger. Sonrió y me dijo "bueno". Nos seguimos besando y yo tocando, ella masturbándome. Estaba casi desnuda, no dejó que le sacara el jean, se paró al costado de la cama y se bajó los pantalones. Tenía una tanga hermosa blanca y en ese momento vi como se le notaba un bulto. Se saca la tanga y se le ve la verga. Me mira, se ríe y me dice "no seguimos si no queres". Yo no hablaba, no emitía sonido y solo miraba como la verga de ella se paraba cada vez más. Ella tampoco me hablaba, me estaba esperando. Yo seguía sin habla ni sonido. "Y?" me dice. "Seguimos?" me pregunta. Ni siquiera la miro a los ojos y le agarro la verga y empiezo a masturbarla, se observa una sonrisa en su cara y un pequeño gemido. Después de unos segundos, la traigo hacia a mi y se la empiezo a chupar. Ella no entendía nada y yo tampoco, era mi primera verga, no tenía idea de como hacerlo pero tenía experiencia en ver porno (algo es algo). Se ve que le gustó porque me pedía más y gemía. Se acostó arriba a mío, hicimos un 69 hermoso, muy tranquilo. Después ella se sentó arriba mío y la empecé a coger muy lento, hasta que se lubricó bien y empezó a saltar arriba. Se paró, se acostó y se puso las patitas al hombro, me la seguí cogiendo hasta que veo que acabó y ese era mi momento, le dejé todo adentro del culo.
Como todo pajero, tenía un rollo de servilletas escondido en el armario, se lo di para que se limpiara, se cambió y se fue al baño. Después volvió, me dio su numero de teléfono y nos seguimos viendo hasta que se fue de la ciudad.
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