Para poner en contexto, cómo ya se imaginarán (por el nombre de usuario y relatos anteriores) hace muchos años que disfruto de portar una abultada cornamenta en mi vida íntima. Mi pareja lo entiende, lo acepta, lo disfruta y lo aprovecha. Con el correr del tiempo hemos ido encontrando distintas formas de vivir este juego siempre buscando el disfrute de todas las partes y llevando el morbo a límites insospechados.
Lo cierto es que este tipo de juegos los vivimos como por “temporadas” por así decirlo. Hay momentos en donde mi mujer ha llegado a tener hasta cuatro amantes en simultáneo a los que frecuentaba con cierta regularidad y en otras oportunidades quizá pasan meses enteros en donde decide no tener aventuras de ese tipo y enfocarse en otras cuestiones como trabajo, amistades o familia. Estas “temporadas” están atadas al deseo de ella ya que de mi lado estoy siempre dispuesto a ver crecer mis cuernos y como podrán imaginar pretendientes nunca le faltan.
Les comparto a continuación una foto de ella para que ayude a poner imágenes al relato. (las fotos siempre las elige ella y edita algunas partes para tapar tatuajes. Dicho sea de paso, esta foto se la compartió ella misma a algunos compañeros míos de trabajo, pero esa anécdota quedará para otra oportunidad)
La siguiente historia ocurrió hace algunos años en la ciudad de La Plata. Las situaciones descritas son cien por ciento reales y dan cuenta de que las pesadillas de algunos pueden ser escenarios soñados para otros.
Una tarde noche de diciembre de muchísimo calor fui invitado al cumpleaños de un amigo mio de la infancia al cual hacía un tiempo que no veía ya que había estado viviendo algunos años en el sur del país. El festejo tuvo lugar en la casa de sus padres, en el barrio de La Loma, el lugar contaba con un espacio cómodo con quincho, parrilla y un patio con verde y una pileta de lona para refrescarnos.
En ese entonces mi novia estaba con la líbido a flor de piel, y ya tenía algunos amantes fijos, cómo se imaginaran el calor le sienta muy bien a semejantes curvas, y como la reunión era algo íntima y con gente de cierta confianza eligió vestir un mini short de jean muy cortito (de esos que dejan escapar sutilmente la parte inferior del glúteo) y una remerita negra sin mangas.
Cuando llegamos ya estaban presentes varios de los invitados, entre ellos el hermano menor de mi amigo, un jóven de unos 22 años llamado Dante al cual no veía hacía mucho tiempo y que sin dudas había crecido para transformarse en un hombre sumamente atractivo, con una onda “skater” en su vestimenta (lo cual es una de las debilidades de mi mujer)
Por las características de Dante y la forma de actuar de ella al verlo e interactuar con él me di cuenta rápidamente que era un potencial candidato a ser espectador privilegiado de la desnudez de mi novia y de la lujuria escandalosa que entrega cuando un hombre la seduce de verdad.
La tarde transcurrió con normalidad, siendo un momento ameno entre viejos conocidos. Noté a Dante observando a mi mujer en varias oportunidades y con cierto disimulo sobre todo cuando ella se refrescaba en la pileta luciendo una pequeña bikini blanca sobre su piel bronceada. En un momento de la charla salió el tema del trabajo (mi novia tiene un oficio que implica un trato directo con el cliente) y Dante no dudó en aprovechar esta excusa perfecta para pedirle sus redes alegando que quería ver sus trabajos y escribirle en un tiempo porque le interesaba.
La noche terminó sin sobresaltos y ya en el auto volviendo mi mujer me confesó que aquel jóven le había parecido atractivo y no podía negar también que le entusiasmaba la idea de tener sexo con alguien cercano a nuestro circulo, jugar con ese velo misterioso de secretismo y tensión se mostraba como una idea tentadora para ambos.
Al cabo de unos días, según me contó mi mujer, Dante comenzó una charla por instagram, la conversación fluyó de manera natural, aquel jóven además de atractivo mostraba sus dotes sociales y fueron entre ambos, muy de a poco, llevando la charla a terrenos un poco más íntimos. Dante le comentó a mi mujer que le habían llamado la atención sus tatuajes y eso llevó a que se intercambien algunas fotos. Dejo acá alguna foto de las que mi mujer le compartió a Dante.
Podrán imaginarse que la charla y las intenciones subieron de tono…
Luego de un tiempito de histeriqueo Dante dio el paso y propuso fecha y lugar para juntarse a compartir unas pitadas de cannabis y a charlar más de cerca, la fecha sería un miércoles por la tarde. El lugar: la casa de Dante, quien se encargó de aclararle a mi mujer que iban a estar tranquilos ya que su hermano (mi amigo) que también vivía en esa casa no iba a estar presente ese día.
Cuando mi mujer me contó comencé a sentir palpitaciones. Esa extraña e increíble mezcla de químicos que suelta mi cerebro cuando sé que es probable que un hombre nuevo descubra la íntima belleza de mi novia me embriaga, de repente ya casi nada importa tanto y el hecho de que sea alguien cercano de algún modo hacía todo más interesante.
Para cuando llegó el momento de la cita, ella ya me había incluido en el ritual de ayudarla a depilarse, a pasarle cremas, masajearla, ayudarla a maquillarse y a elegir la ropa interior por si algo ocurría. La bombachita elegida fue una que le había regalado yo, diminuta y abierta que deja su cola perfecta enmarcada por dos pequeños hilos en su contorno, por un momento pensé: “cuando El pendejo vea esto, no lo va a poder creer”.
Minutos antes de irse, mi mujer sugirió llevar el juego un escalón más arriba. Hacía poco habíamos comprado una jaula de castidad y me dijo que me la ponga con el candado y que ella llevaría las llaves con ella así de ese modo no podía masturbarme pase lo que pase. Sin dudarlo un segundo acepté entusiasmado como un niño en navidad.
Cuando se fué y me encontré solo y con el pene enjaulado el éxtasis fue total. Si pensaba demasiado en que el hermanito de mi amigo se iba a encamar con mi chica el pene comenzaba a latir intentando erectarse pero enseguida sentía la presión y el dolor de la jaula, aquella experiencia es un desafío mental muy fuerte y altamente recomendable para todos los colegas cornudos.
La tarde se convirtió en noche y no tenía todavía novedades de la petiza, me puse a ordenar la casa y limpiar para distraerme y al cabo de unas horas mi teléfono vibró. Era ella, desde el baño de la casa de dante, su mensaje fue alentador:
“Te crecieron mucho los cuernos bebé, este pendejo me dio vuelta como una media”
La felicidad fue absoluta, de a poco me fui enterando más detalles. Un juego recurrente en ella es decirle a sus chongos que le saquen fotos y la filmen haciendo lo que a ellos les gustaría ver en un only fans y eso mismo le propuso a Dante, me mandó algunas fotos, el pendejo la había hecho posar de varias formas y aprovechó la oportunidad para llevarla de a poco a la calentura máxima. La primer foto que me compartió ella aquella tarde/noche desde el baño fue esta:
El resto del material no tengo permiso de mostrarlo por ahora pero sí puedo describir cómo terminó. El clima se fue calentando más con el correr de las imágenes y Dante llegó a grabar varios videos desde el teléfono de mi novia. La tuvo un largo rato en cuatro dándole fuertes chirlos que la hacían soltar grititos. Sobre el final del acto se quitó el forro y comenzó a masturbarse se paró junto a la cama y le dijo a mi amada esposa: “Arrodillate puta!”, Ella no dudó en obedecer mientras le pedía casi gritando: “Sii, dame toda la leche pendejo…” y abría la boca entornando los párpados.
Y claro, fue eso lo que pasó. Un largo torrente de semen espeso terminó regado sobre el hermoso rostro de la petiza, otra gran parte de la leche fue a parar a su boca y ella no dudó en continuar felando a Dante hasta las últimas consecuencias. Lo único incómodo de aquel encuentro fue que al vestirse y dirigirse al baño (desde donde me contó todo y me mandó los archivos) pudo ver que mi amigo se encontraba en la habitación contigua y ellos no lo habían escuchado llegar. Hasta el día de hoy me queda la duda, pero estoy seguro de que mi amigo escuchó todo y jamás se atrevió a contármelo.
Dante se cogió a mi mujer durante unos largos meses, con el tiempo se fueron conociendo y los videos y las fotos fueron cada vez mejores. Cuando nos cruzábamos ocasionalmente se hacía el desentendido y actuaba como si nada con total soltura, jamás se enteró que mientras él vaciaba sus huevos en la boca de mi mujer yo la esperaba en casa con la pija enjaulada.
Luego de un tiempo se mudó a Australia por trabajo y lamentablemente mi mujer perdió un chongo que accedía a filmarla y lo hacía muy bien.
Espero que les haya gustado esta historia. Si les interesa y desean seguir leyendo/viendo más sobre nuestras fantasías comenten. Es la primera vez que ella se anima a subir algunas fotos. Si le gusta la idea quizá se vengan más relatos con fotitos, hay muchísimas experiencias por contar.
Los saluda, desde la ciudad de las diagonales su cornudo favorito: “El cornudo platense”
Lo cierto es que este tipo de juegos los vivimos como por “temporadas” por así decirlo. Hay momentos en donde mi mujer ha llegado a tener hasta cuatro amantes en simultáneo a los que frecuentaba con cierta regularidad y en otras oportunidades quizá pasan meses enteros en donde decide no tener aventuras de ese tipo y enfocarse en otras cuestiones como trabajo, amistades o familia. Estas “temporadas” están atadas al deseo de ella ya que de mi lado estoy siempre dispuesto a ver crecer mis cuernos y como podrán imaginar pretendientes nunca le faltan.
Les comparto a continuación una foto de ella para que ayude a poner imágenes al relato. (las fotos siempre las elige ella y edita algunas partes para tapar tatuajes. Dicho sea de paso, esta foto se la compartió ella misma a algunos compañeros míos de trabajo, pero esa anécdota quedará para otra oportunidad)
La siguiente historia ocurrió hace algunos años en la ciudad de La Plata. Las situaciones descritas son cien por ciento reales y dan cuenta de que las pesadillas de algunos pueden ser escenarios soñados para otros.
Una tarde noche de diciembre de muchísimo calor fui invitado al cumpleaños de un amigo mio de la infancia al cual hacía un tiempo que no veía ya que había estado viviendo algunos años en el sur del país. El festejo tuvo lugar en la casa de sus padres, en el barrio de La Loma, el lugar contaba con un espacio cómodo con quincho, parrilla y un patio con verde y una pileta de lona para refrescarnos.
En ese entonces mi novia estaba con la líbido a flor de piel, y ya tenía algunos amantes fijos, cómo se imaginaran el calor le sienta muy bien a semejantes curvas, y como la reunión era algo íntima y con gente de cierta confianza eligió vestir un mini short de jean muy cortito (de esos que dejan escapar sutilmente la parte inferior del glúteo) y una remerita negra sin mangas.
Cuando llegamos ya estaban presentes varios de los invitados, entre ellos el hermano menor de mi amigo, un jóven de unos 22 años llamado Dante al cual no veía hacía mucho tiempo y que sin dudas había crecido para transformarse en un hombre sumamente atractivo, con una onda “skater” en su vestimenta (lo cual es una de las debilidades de mi mujer)
Por las características de Dante y la forma de actuar de ella al verlo e interactuar con él me di cuenta rápidamente que era un potencial candidato a ser espectador privilegiado de la desnudez de mi novia y de la lujuria escandalosa que entrega cuando un hombre la seduce de verdad.
La tarde transcurrió con normalidad, siendo un momento ameno entre viejos conocidos. Noté a Dante observando a mi mujer en varias oportunidades y con cierto disimulo sobre todo cuando ella se refrescaba en la pileta luciendo una pequeña bikini blanca sobre su piel bronceada. En un momento de la charla salió el tema del trabajo (mi novia tiene un oficio que implica un trato directo con el cliente) y Dante no dudó en aprovechar esta excusa perfecta para pedirle sus redes alegando que quería ver sus trabajos y escribirle en un tiempo porque le interesaba.
La noche terminó sin sobresaltos y ya en el auto volviendo mi mujer me confesó que aquel jóven le había parecido atractivo y no podía negar también que le entusiasmaba la idea de tener sexo con alguien cercano a nuestro circulo, jugar con ese velo misterioso de secretismo y tensión se mostraba como una idea tentadora para ambos.
Al cabo de unos días, según me contó mi mujer, Dante comenzó una charla por instagram, la conversación fluyó de manera natural, aquel jóven además de atractivo mostraba sus dotes sociales y fueron entre ambos, muy de a poco, llevando la charla a terrenos un poco más íntimos. Dante le comentó a mi mujer que le habían llamado la atención sus tatuajes y eso llevó a que se intercambien algunas fotos. Dejo acá alguna foto de las que mi mujer le compartió a Dante.
Podrán imaginarse que la charla y las intenciones subieron de tono…
Luego de un tiempito de histeriqueo Dante dio el paso y propuso fecha y lugar para juntarse a compartir unas pitadas de cannabis y a charlar más de cerca, la fecha sería un miércoles por la tarde. El lugar: la casa de Dante, quien se encargó de aclararle a mi mujer que iban a estar tranquilos ya que su hermano (mi amigo) que también vivía en esa casa no iba a estar presente ese día.
Cuando mi mujer me contó comencé a sentir palpitaciones. Esa extraña e increíble mezcla de químicos que suelta mi cerebro cuando sé que es probable que un hombre nuevo descubra la íntima belleza de mi novia me embriaga, de repente ya casi nada importa tanto y el hecho de que sea alguien cercano de algún modo hacía todo más interesante.
Para cuando llegó el momento de la cita, ella ya me había incluido en el ritual de ayudarla a depilarse, a pasarle cremas, masajearla, ayudarla a maquillarse y a elegir la ropa interior por si algo ocurría. La bombachita elegida fue una que le había regalado yo, diminuta y abierta que deja su cola perfecta enmarcada por dos pequeños hilos en su contorno, por un momento pensé: “cuando El pendejo vea esto, no lo va a poder creer”.
Minutos antes de irse, mi mujer sugirió llevar el juego un escalón más arriba. Hacía poco habíamos comprado una jaula de castidad y me dijo que me la ponga con el candado y que ella llevaría las llaves con ella así de ese modo no podía masturbarme pase lo que pase. Sin dudarlo un segundo acepté entusiasmado como un niño en navidad.
Cuando se fué y me encontré solo y con el pene enjaulado el éxtasis fue total. Si pensaba demasiado en que el hermanito de mi amigo se iba a encamar con mi chica el pene comenzaba a latir intentando erectarse pero enseguida sentía la presión y el dolor de la jaula, aquella experiencia es un desafío mental muy fuerte y altamente recomendable para todos los colegas cornudos.
La tarde se convirtió en noche y no tenía todavía novedades de la petiza, me puse a ordenar la casa y limpiar para distraerme y al cabo de unas horas mi teléfono vibró. Era ella, desde el baño de la casa de dante, su mensaje fue alentador:
“Te crecieron mucho los cuernos bebé, este pendejo me dio vuelta como una media”
La felicidad fue absoluta, de a poco me fui enterando más detalles. Un juego recurrente en ella es decirle a sus chongos que le saquen fotos y la filmen haciendo lo que a ellos les gustaría ver en un only fans y eso mismo le propuso a Dante, me mandó algunas fotos, el pendejo la había hecho posar de varias formas y aprovechó la oportunidad para llevarla de a poco a la calentura máxima. La primer foto que me compartió ella aquella tarde/noche desde el baño fue esta:
El resto del material no tengo permiso de mostrarlo por ahora pero sí puedo describir cómo terminó. El clima se fue calentando más con el correr de las imágenes y Dante llegó a grabar varios videos desde el teléfono de mi novia. La tuvo un largo rato en cuatro dándole fuertes chirlos que la hacían soltar grititos. Sobre el final del acto se quitó el forro y comenzó a masturbarse se paró junto a la cama y le dijo a mi amada esposa: “Arrodillate puta!”, Ella no dudó en obedecer mientras le pedía casi gritando: “Sii, dame toda la leche pendejo…” y abría la boca entornando los párpados.
Y claro, fue eso lo que pasó. Un largo torrente de semen espeso terminó regado sobre el hermoso rostro de la petiza, otra gran parte de la leche fue a parar a su boca y ella no dudó en continuar felando a Dante hasta las últimas consecuencias. Lo único incómodo de aquel encuentro fue que al vestirse y dirigirse al baño (desde donde me contó todo y me mandó los archivos) pudo ver que mi amigo se encontraba en la habitación contigua y ellos no lo habían escuchado llegar. Hasta el día de hoy me queda la duda, pero estoy seguro de que mi amigo escuchó todo y jamás se atrevió a contármelo.
Dante se cogió a mi mujer durante unos largos meses, con el tiempo se fueron conociendo y los videos y las fotos fueron cada vez mejores. Cuando nos cruzábamos ocasionalmente se hacía el desentendido y actuaba como si nada con total soltura, jamás se enteró que mientras él vaciaba sus huevos en la boca de mi mujer yo la esperaba en casa con la pija enjaulada.
Luego de un tiempo se mudó a Australia por trabajo y lamentablemente mi mujer perdió un chongo que accedía a filmarla y lo hacía muy bien.
Espero que les haya gustado esta historia. Si les interesa y desean seguir leyendo/viendo más sobre nuestras fantasías comenten. Es la primera vez que ella se anima a subir algunas fotos. Si le gusta la idea quizá se vengan más relatos con fotitos, hay muchísimas experiencias por contar.
Los saluda, desde la ciudad de las diagonales su cornudo favorito: “El cornudo platense”
13 comentarios - Cuernos memorables en La Plata
Saludos desde la plata tmb!
Felicitaciones