Cuando el diagnóstico reveló la variante del virus de cambio de género mi cuerpo, cada día se convirtió en una amalgama de experiencias únicas.
Las batallas diarias por abrocharme el sostén se volvieron rituales que enfrentaba con paciencia y destreza,pues ahora poseía unas tremendas tetas copa D que no eran fáciles de ocultar mientras que me colocaba una tanga que se adhería a mi enorme tracero y la sensación de incrustarse entre mis nalgas se convirtieron en mis aliadas inseparables, marcando la singularidad de mi nueva fisiología.
Al principio quería combatir esta femeninidad pero simplemente no pude y termine dejando que me consumiera.
Dejé la escuela y me distancié de amigos, una decisión respaldada sorprendentemente por mi padre.
En el hogar, asumí responsabilidades, incluso renuncié a la ayuda de limpieza externa. Mis días se llenaron con tutoriales de maquillaje y cocina, explorando no solo la expresión externa, sino también la conexión con mi nueva identidad.
Frente al espejo, las batallas con el sostén se combinaban con momentos de reflexión íntima. Tenia que aceptar mi realidad, ahora entre la piernas tenia un coño...Cada relajante bañodonde contemplaba mi cuerpo con asombro y aceptación, apreciando la feminidad que había surgido de esta inusual transformación. La sensación del agua acariciando mi piel se volvía un recordatorio constante de mi nueva realidad.Sin embargo, en medio de esta transformación, un pensamiento persistente se arraigó en mi mente. Un secreto, como una sombra, empezó a pesar en mi corazón. Este pensamiento añadió una complejidad inesperada a mi historia
Viví toda mi vida solo con mi padre después de que mi mamá se fuera cuando era más pequeño. Aunque la veía ocasionalmente durante las vacaciones, mi día a día transcurría junto a mi papá tome como Moo varias prendas de mi madre desde blusas hasta vestidos
Desde que tengo memoria, él había estado soltero, sin citas desde mi época de escuela primaria. Ahora, con mi cuerpo voluptuoso lleno de curvas con unas tetas enormes y un culo bien formado las cosas se volvieron un tanto extrañas.
En público, la gente asumía que éramos una pareja, no familia. Mi papá y yo solíamos reírnos de ello al principio, pero con el tiempo, empecé a cuestionarme si realmente parecíamos una pareja ideal a pesar de mis 26 años y el de 47 no era mala idea después de todo
La expresión cansada en su rostro, una mezcla de depresión y soledad debido a su largo periodo sin pareja, me impulsó a querer aliviar su carga.
Notaba que desde que el virus de género llegó a nuestras vidas, mi padre parecía más feliz teniendo esa compañía femenina que tanto le faltaba.
Aunque al principio eran solo suposiciones, con el tiempo empecé a preguntarme si yo podría ser la clave para cambiar su expresión cansada por una de felicidad y plenitud. ¿Podría ser la compañía que él necesitaba tanto? ¿Sería yo capaz de aliviar esa sensación de soledad que había llevado consigo durante tanto tiempo?Estos pensamientos complejos me llevaban a explorar mis propios deseos, deseando ser más que su hija. Fantaseaba con la idea de ser la compañera que cambiaría su expresión cansada por una de felicidad y plenitud. Sin embargo, también era consciente de los límites y las complejidades que esta fantasía podría traer a nuestra relación.
En el va y ven de mis emociones y deseos, me encontraba en una encrucijada entre la realidad y las posibilidades que solo existían en mis sueños Muchas noches, mientras fantaseaba con ser más que su familia, también vislumbraba la posibilidad de llenar el vacío en su vida como su compañera y amante. Estos pensamientos añadían una capa adicional de complejidad a nuestra relación, llevándome a explorar el deseo de ser algo más para él.
Estos pensamientos complejos me llevaban a explorar mis propios deseos, deseando ser más que su hija. Fantaseaba con la idea de ser la compañera que cambiaría su expresión cansada por una de felicidad y plenitud. Sin embargo, también era consciente de los límites y las complejidades que esta fantasía podría traer a nuestra relación.
A medida que avanzaba el tiempo, me di cuenta de que quería expresar mis sentimientos hacia mi figura paterna de una manera sutil, indirecta, sin tener que abordar directamente la complejidad de mis fantasías. En cada oportunidad, intentaba tejer mensajes subyacentes, pequeñas señales que reflejaran mi deseo de ser más que su hija.
Durante nuestras salidas, elegía cuidadosamente mi atuendo y buscaba ocasiones para elogiar su apariencia, tratando de transmitir un tono más íntimo en nuestras interacciones. Compartía risas, anécdotas y momentos cómplices, esperando que cada gesto fortaleciera la conexión entre nosotros.
En las noches, mientras cocinábamos o veíamos películas, buscaba excusas para estar más cerca, quizás un roce sutil de manos o un abrazo prolongado. Sin embargo, a pesar de mis esfuerzos, la barrera entre ser su "hija soft” y ser algo más, pero parecía permanecer inquebrantable.
Mis intentos de dejar pistas en sus pensamientos resultaban infructuosos. La distancia entre nuestras identidades seguía siendo evidente, y aunque notaba la felicidad en su rostro, no podía determinar si era el resultado de mi presencia o simplemente de la compañía en general.
A medida que mis esfuerzos se encontraban con murallas invisibles, me debatía entre la esperanza y la resignación. Cada oportunidad perdida se convertía en un recordatorio de la complejidad de nuestros lazos y la dificultad de expresar lo que estaba latente en mi corazón.
La frustración y la impaciencia comenzaron a nublar mi juicio. A medida que la fase 2 se desplegaba, me encontré invadiendo sin contemplaciones la privacidad de mi figura paterna. Revisaba sus mensajes, sus expresiones en redes sociales, buscando pistas o señales que confirmaran mis deseos. Cada acto invasivo estaba impulsado por la esperanza de descubrir algún indicio de reciprocidad, pero solo encontraba la realidad de su vida cotidiana.
En casa, decidí adoptar atuendos más reveladores, desafiando las normas de la modestia con la esperanza de despertar algo más en él. Vestía con audacia, buscando captar su atención y provocar algún comentario, pero sus respuestas seguían siendo imperturbables.
Mis intentos por romper las barreras parecían solo aumentar la distancia emocional entre nosotros. Aunque mis atuendos sugerentes y mi invasión de su privacidad eran intentos desesperados de revelar mis sentimientos, la realidad era que cada esfuerzo parecía alejarnos más.
La frustración se mezclaba con el miedo de haber cruzado límites, y la sensación de soledad persistía. En mi búsqueda de conexión, me di cuenta de que había perdido de vista la importancia de la comunicación abierta y el respeto mutuo. La travesía emocional que inicié se convirtió en un recordatorio doloroso de que el amor y la comprensión no pueden construirse sobre actos invasivos y la ausencia de límites.
Array
Entonces un día, frustada y cansado por su rechazo, hice un movimiento, lo intersepte en. La cosina y abrí mi blusa, mostrando mis grandes pechos, le pregunté si le gustaba lo que veía, mi madre nunca había destacado por sus senos ey yo lucía unos grandes, jugoso y ordeñables senos. Entre la grimas, Le dije que quería hacerlo sentir mejor, quería que tuviera a alguien a quien amar de verdad y con quien fuera feliz, quería ser alguien más para él que el bago recuerdos que tenia de mi.
El solo respondió que eres hermosas pero que no era la correcta. Enojada me fui a llenar mi habitación. Pero no eatab dispuesta a rendime, bajo en manto de la oscuridad mi plan era ahora hacerlo tener sexo con mingo a la fuerza,
Justo cuando iba a quedarme dormida él entró ami habitación y comenzó por disculpase y expreso que si era una mujer hermosa y también se disculpo por no considerar mis sentimientos estuvo oyendolo por varios minutos hasta que dijo "abre las piernas te voy a hacer mia"
En mi mente rogaba que me follara, que me la metiera entera hasta el fondo, quería sentirla dentro de mí, quería sentir como entraba y como se retiraba, quería ser su mujer, su compañera, su amante, su coñito, lo deseaba tanto que… rompió mi blusa para dormir dejando expuestas mis enormes tetas lo hizo muy masculinamente ejerciendo fuerza para después comenzar a chupar y comer mi tetas parecía un bebé esperando a que saliera leche de ellas arrebatadamente ya que no había estado con una mujer en mucho tiempo y mucho menos una tetona como yo “yo le dije tranquilo no saldrá leche jaja”
Sin que me lo esperara su glande se fue metiendo en mi vagina, empezó a hundir su pene hasta el fondo de ella lentamente, muy despacio sin pararse hasta que me lleno, me la había metido todo lo que mi vagina en ese momento había dilatado, quedándose allí unos segundos, haciendo de esos segundos una delicia que no olvidaré jamás, mi cabeza se había echado hacia atrás con mis ojos cerrados fuertemente y con la boca abierta un grito sordo que no llegaba nunca y solo cuando se empezó a retirar a sacármela igual de despacio como la había metido, pude exhalar el aire provocando un gemido delicioso
navegando en mi interior hasta que freno, introdujo su pene hasta el fondo y explotaste como un volcán lanzándome una enorme cantidad de semen dentro de mí, en mi vagina, llenándome por completo.
Los dos nos mirábamos con la cara desencajada, sonreíamos y reíamos dándonos un beso profundo, sudoroso y todavía con su pene dentro de mí. pronto saco su pene de mi interior y acompañado brotó su semen dentro los más profundo de mi vagina como muestra de mi devoción hacía el lo recogí con el dedo y lo lleeve ami boca...
Fue primera vez que lo hicimos fue bastante incómodo, creo que ambos no estábamos seguros de si era algo correcto o no, pero después del primer orgasmo supe que había tomado la decisión correcta aunque el prometió que sería nuestras primera y última vez que lo haciamos, por suerte una promesa que ninguno de los 2 respeto El sexo, los orgasmos, las duchas juntos, rogando simplemente sentirlo dentro de mí, besarlo y abrazarlo, todo fue perfecto.
A pesar de los intentos fallidos y la incomodidad inicial, descubrí que mi estrategia audaz había surtido efecto. La complicidad entre nosotros creció, y finalmente, crucé el umbral de ser más que su hijo.
Estaba más que feliz de haberme convertido en la nueva esposa de mi figura paterna. Nuestro vínculo se transformó en una conexión más profunda y significativa. explorando juntos todos los límites del sexo convencional teniendo sexo anal... tener una pene duro en un lugar tan personal que losnhacia tan íntimos, Ahora, compartíamos un grado de intimidad que antes solo existía en mis fantasías más osadas.
Orgullosos el uno del otro, podíamos decir abiertamente que éramos pareja.
La sociedad podía vernos como una pareja, y lo más importante, yo era la mujer de mi figura paterna, y él, con orgullo, podía afirmar que era mi hombre. Este cambio marcó una nueva fase en nuestra relación, donde la complicidad y el amor florecieron, desafiando las convenciones pero llenando nuestras vidas de una felicidad que ambos habíamos anhelado.
Anticipo que cuando mi madre me haga una visita durante las vacaciones de este año, su reacción será de sorpresa. No puedo dejar de reflexionar sobre cómo percibirá la transformación en mi vida y, en particular, la relación que he forjado con un hombre tan excepcional.
Nisiquira le eh dicho que contrage este virus
La incertidumbre flota en el aire mientras me preparo para su llegada. ¿Cómo asimilará mi madre nuestra nueva realidad, especialmente considerando la notable evolución en mi conexión con este hombre que ha traído tanta alegría a mi vida?
hasta que llegó el día ella entró ala casa y nos vio cogiendo ferozmente en la cocina mis tetas rebotaban mientras que papá me la metía con fuerza yo gritaba como toda una puta cuando nos dimos cuenta de su presencia paramos y le explicamos todo ella simplemente no podía digerir que su hijo ahora cargaba con semejantes pechos más grandes que las suyas y en vez de preocuparse sintió celos de que su ahora hija tuviera un cuerpo descomunal diseñado por lo dioses hacho para satisfacer los deseos más carnales y por si fuera poco le revelamos que nos casaríamos el siguiente mes pues resulta que estaba embarazada todas las corridas dentro de mi útero habían dado frutos ella simplemente no lo podía creer y mientras me colocaba mi bra mis tetas dispararon leche evidenciando lo preñada que me había dejado mi padre así que no tuvo más que resignarse a irse de nuestras vidas
Las batallas diarias por abrocharme el sostén se volvieron rituales que enfrentaba con paciencia y destreza,pues ahora poseía unas tremendas tetas copa D que no eran fáciles de ocultar mientras que me colocaba una tanga que se adhería a mi enorme tracero y la sensación de incrustarse entre mis nalgas se convirtieron en mis aliadas inseparables, marcando la singularidad de mi nueva fisiología.
Al principio quería combatir esta femeninidad pero simplemente no pude y termine dejando que me consumiera.
Dejé la escuela y me distancié de amigos, una decisión respaldada sorprendentemente por mi padre.
En el hogar, asumí responsabilidades, incluso renuncié a la ayuda de limpieza externa. Mis días se llenaron con tutoriales de maquillaje y cocina, explorando no solo la expresión externa, sino también la conexión con mi nueva identidad.
Frente al espejo, las batallas con el sostén se combinaban con momentos de reflexión íntima. Tenia que aceptar mi realidad, ahora entre la piernas tenia un coño...Cada relajante bañodonde contemplaba mi cuerpo con asombro y aceptación, apreciando la feminidad que había surgido de esta inusual transformación. La sensación del agua acariciando mi piel se volvía un recordatorio constante de mi nueva realidad.Sin embargo, en medio de esta transformación, un pensamiento persistente se arraigó en mi mente. Un secreto, como una sombra, empezó a pesar en mi corazón. Este pensamiento añadió una complejidad inesperada a mi historia
Viví toda mi vida solo con mi padre después de que mi mamá se fuera cuando era más pequeño. Aunque la veía ocasionalmente durante las vacaciones, mi día a día transcurría junto a mi papá tome como Moo varias prendas de mi madre desde blusas hasta vestidos
Desde que tengo memoria, él había estado soltero, sin citas desde mi época de escuela primaria. Ahora, con mi cuerpo voluptuoso lleno de curvas con unas tetas enormes y un culo bien formado las cosas se volvieron un tanto extrañas.
En público, la gente asumía que éramos una pareja, no familia. Mi papá y yo solíamos reírnos de ello al principio, pero con el tiempo, empecé a cuestionarme si realmente parecíamos una pareja ideal a pesar de mis 26 años y el de 47 no era mala idea después de todo
La expresión cansada en su rostro, una mezcla de depresión y soledad debido a su largo periodo sin pareja, me impulsó a querer aliviar su carga.
Notaba que desde que el virus de género llegó a nuestras vidas, mi padre parecía más feliz teniendo esa compañía femenina que tanto le faltaba.
Aunque al principio eran solo suposiciones, con el tiempo empecé a preguntarme si yo podría ser la clave para cambiar su expresión cansada por una de felicidad y plenitud. ¿Podría ser la compañía que él necesitaba tanto? ¿Sería yo capaz de aliviar esa sensación de soledad que había llevado consigo durante tanto tiempo?Estos pensamientos complejos me llevaban a explorar mis propios deseos, deseando ser más que su hija. Fantaseaba con la idea de ser la compañera que cambiaría su expresión cansada por una de felicidad y plenitud. Sin embargo, también era consciente de los límites y las complejidades que esta fantasía podría traer a nuestra relación.
En el va y ven de mis emociones y deseos, me encontraba en una encrucijada entre la realidad y las posibilidades que solo existían en mis sueños Muchas noches, mientras fantaseaba con ser más que su familia, también vislumbraba la posibilidad de llenar el vacío en su vida como su compañera y amante. Estos pensamientos añadían una capa adicional de complejidad a nuestra relación, llevándome a explorar el deseo de ser algo más para él.
Estos pensamientos complejos me llevaban a explorar mis propios deseos, deseando ser más que su hija. Fantaseaba con la idea de ser la compañera que cambiaría su expresión cansada por una de felicidad y plenitud. Sin embargo, también era consciente de los límites y las complejidades que esta fantasía podría traer a nuestra relación.
A medida que avanzaba el tiempo, me di cuenta de que quería expresar mis sentimientos hacia mi figura paterna de una manera sutil, indirecta, sin tener que abordar directamente la complejidad de mis fantasías. En cada oportunidad, intentaba tejer mensajes subyacentes, pequeñas señales que reflejaran mi deseo de ser más que su hija.
Durante nuestras salidas, elegía cuidadosamente mi atuendo y buscaba ocasiones para elogiar su apariencia, tratando de transmitir un tono más íntimo en nuestras interacciones. Compartía risas, anécdotas y momentos cómplices, esperando que cada gesto fortaleciera la conexión entre nosotros.
En las noches, mientras cocinábamos o veíamos películas, buscaba excusas para estar más cerca, quizás un roce sutil de manos o un abrazo prolongado. Sin embargo, a pesar de mis esfuerzos, la barrera entre ser su "hija soft” y ser algo más, pero parecía permanecer inquebrantable.
Mis intentos de dejar pistas en sus pensamientos resultaban infructuosos. La distancia entre nuestras identidades seguía siendo evidente, y aunque notaba la felicidad en su rostro, no podía determinar si era el resultado de mi presencia o simplemente de la compañía en general.
A medida que mis esfuerzos se encontraban con murallas invisibles, me debatía entre la esperanza y la resignación. Cada oportunidad perdida se convertía en un recordatorio de la complejidad de nuestros lazos y la dificultad de expresar lo que estaba latente en mi corazón.
La frustración y la impaciencia comenzaron a nublar mi juicio. A medida que la fase 2 se desplegaba, me encontré invadiendo sin contemplaciones la privacidad de mi figura paterna. Revisaba sus mensajes, sus expresiones en redes sociales, buscando pistas o señales que confirmaran mis deseos. Cada acto invasivo estaba impulsado por la esperanza de descubrir algún indicio de reciprocidad, pero solo encontraba la realidad de su vida cotidiana.
En casa, decidí adoptar atuendos más reveladores, desafiando las normas de la modestia con la esperanza de despertar algo más en él. Vestía con audacia, buscando captar su atención y provocar algún comentario, pero sus respuestas seguían siendo imperturbables.
Mis intentos por romper las barreras parecían solo aumentar la distancia emocional entre nosotros. Aunque mis atuendos sugerentes y mi invasión de su privacidad eran intentos desesperados de revelar mis sentimientos, la realidad era que cada esfuerzo parecía alejarnos más.
La frustración se mezclaba con el miedo de haber cruzado límites, y la sensación de soledad persistía. En mi búsqueda de conexión, me di cuenta de que había perdido de vista la importancia de la comunicación abierta y el respeto mutuo. La travesía emocional que inicié se convirtió en un recordatorio doloroso de que el amor y la comprensión no pueden construirse sobre actos invasivos y la ausencia de límites.
Array
Entonces un día, frustada y cansado por su rechazo, hice un movimiento, lo intersepte en. La cosina y abrí mi blusa, mostrando mis grandes pechos, le pregunté si le gustaba lo que veía, mi madre nunca había destacado por sus senos ey yo lucía unos grandes, jugoso y ordeñables senos. Entre la grimas, Le dije que quería hacerlo sentir mejor, quería que tuviera a alguien a quien amar de verdad y con quien fuera feliz, quería ser alguien más para él que el bago recuerdos que tenia de mi.
El solo respondió que eres hermosas pero que no era la correcta. Enojada me fui a llenar mi habitación. Pero no eatab dispuesta a rendime, bajo en manto de la oscuridad mi plan era ahora hacerlo tener sexo con mingo a la fuerza,
Justo cuando iba a quedarme dormida él entró ami habitación y comenzó por disculpase y expreso que si era una mujer hermosa y también se disculpo por no considerar mis sentimientos estuvo oyendolo por varios minutos hasta que dijo "abre las piernas te voy a hacer mia"
En mi mente rogaba que me follara, que me la metiera entera hasta el fondo, quería sentirla dentro de mí, quería sentir como entraba y como se retiraba, quería ser su mujer, su compañera, su amante, su coñito, lo deseaba tanto que… rompió mi blusa para dormir dejando expuestas mis enormes tetas lo hizo muy masculinamente ejerciendo fuerza para después comenzar a chupar y comer mi tetas parecía un bebé esperando a que saliera leche de ellas arrebatadamente ya que no había estado con una mujer en mucho tiempo y mucho menos una tetona como yo “yo le dije tranquilo no saldrá leche jaja”
Sin que me lo esperara su glande se fue metiendo en mi vagina, empezó a hundir su pene hasta el fondo de ella lentamente, muy despacio sin pararse hasta que me lleno, me la había metido todo lo que mi vagina en ese momento había dilatado, quedándose allí unos segundos, haciendo de esos segundos una delicia que no olvidaré jamás, mi cabeza se había echado hacia atrás con mis ojos cerrados fuertemente y con la boca abierta un grito sordo que no llegaba nunca y solo cuando se empezó a retirar a sacármela igual de despacio como la había metido, pude exhalar el aire provocando un gemido delicioso
navegando en mi interior hasta que freno, introdujo su pene hasta el fondo y explotaste como un volcán lanzándome una enorme cantidad de semen dentro de mí, en mi vagina, llenándome por completo.
Los dos nos mirábamos con la cara desencajada, sonreíamos y reíamos dándonos un beso profundo, sudoroso y todavía con su pene dentro de mí. pronto saco su pene de mi interior y acompañado brotó su semen dentro los más profundo de mi vagina como muestra de mi devoción hacía el lo recogí con el dedo y lo lleeve ami boca...
Fue primera vez que lo hicimos fue bastante incómodo, creo que ambos no estábamos seguros de si era algo correcto o no, pero después del primer orgasmo supe que había tomado la decisión correcta aunque el prometió que sería nuestras primera y última vez que lo haciamos, por suerte una promesa que ninguno de los 2 respeto El sexo, los orgasmos, las duchas juntos, rogando simplemente sentirlo dentro de mí, besarlo y abrazarlo, todo fue perfecto.
A pesar de los intentos fallidos y la incomodidad inicial, descubrí que mi estrategia audaz había surtido efecto. La complicidad entre nosotros creció, y finalmente, crucé el umbral de ser más que su hijo.
Estaba más que feliz de haberme convertido en la nueva esposa de mi figura paterna. Nuestro vínculo se transformó en una conexión más profunda y significativa. explorando juntos todos los límites del sexo convencional teniendo sexo anal... tener una pene duro en un lugar tan personal que losnhacia tan íntimos, Ahora, compartíamos un grado de intimidad que antes solo existía en mis fantasías más osadas.
Orgullosos el uno del otro, podíamos decir abiertamente que éramos pareja.
La sociedad podía vernos como una pareja, y lo más importante, yo era la mujer de mi figura paterna, y él, con orgullo, podía afirmar que era mi hombre. Este cambio marcó una nueva fase en nuestra relación, donde la complicidad y el amor florecieron, desafiando las convenciones pero llenando nuestras vidas de una felicidad que ambos habíamos anhelado.
Anticipo que cuando mi madre me haga una visita durante las vacaciones de este año, su reacción será de sorpresa. No puedo dejar de reflexionar sobre cómo percibirá la transformación en mi vida y, en particular, la relación que he forjado con un hombre tan excepcional.
Nisiquira le eh dicho que contrage este virus
La incertidumbre flota en el aire mientras me preparo para su llegada. ¿Cómo asimilará mi madre nuestra nueva realidad, especialmente considerando la notable evolución en mi conexión con este hombre que ha traído tanta alegría a mi vida?
hasta que llegó el día ella entró ala casa y nos vio cogiendo ferozmente en la cocina mis tetas rebotaban mientras que papá me la metía con fuerza yo gritaba como toda una puta cuando nos dimos cuenta de su presencia paramos y le explicamos todo ella simplemente no podía digerir que su hijo ahora cargaba con semejantes pechos más grandes que las suyas y en vez de preocuparse sintió celos de que su ahora hija tuviera un cuerpo descomunal diseñado por lo dioses hacho para satisfacer los deseos más carnales y por si fuera poco le revelamos que nos casaríamos el siguiente mes pues resulta que estaba embarazada todas las corridas dentro de mi útero habían dado frutos ella simplemente no lo podía creer y mientras me colocaba mi bra mis tetas dispararon leche evidenciando lo preñada que me había dejado mi padre así que no tuvo más que resignarse a irse de nuestras vidas
2 comentarios - Le quite el puesto a mi madre ahora soy la mujer de mi padre