Con mi hijo mayor

Tengo 55 años, soy viuda desde hace 5 años, quedé con un buen pasar económico, tengo dos hijos, Emanuel de 30 y Nahuel de 25 años, ambos casados, pero el mayor desde hace dos meses se separó y está viviendo en casa, ese sábado al no tener que salir con mis amigas le pregunté que tenía planeado para la noche, me contestó que se quedaba como todos los fines de semana terminando trabajos y mirando televisión, le dije si quería cenar unas pizzas, beber lo que teníamos en el freezer, aceptó, así que encargué para las 21,30.- El pedido llegó con 15 minutos de retraso, comenzamos a cenar bebiendo latas de cerveza, la conversación giró sobre su separación, como se encontraba anímicamente, quedando bien satisfecha con lo que me había contado, hasta que me hizo la pregunta que nunca esperé en ese momento, debido a tanto tiempo transcurrido, si había intentado buscar nuevamente pareja o de vez en cuando tener sexo con alguien, contestándole me dediqué a tu padre cinco años antes de fallecer por su delicada enfermedad, ya pasaron varios años ya, en total 10 años, nunca pensé en volver a relacionarme, desde esa época no tuve más sexo, me siento bien.- Hubo un silencio, terminamos de cenar, levantamos todo, me senté nuevamente, le dije me voy a acostar pues me duele la espalda y parte del cuello, Emanuel expresó yo te doy unos masajes, vas a quedar bien, se puso detrás de mi silla, me pidió que me sacara mi blusa, pusiera mi cara con los brazos sobre la mesa, así trabajaba sobre mis hombros, cervical y columna, así lo hice, sentí sus manos recorrer distintas zonas de mi espalda con suaves masajes, fue una sensación hermosa, tal es así que me quedé dormida un buen rato, me desperté al sentir la voz de mi hijo, comenzó a besarme los hombros diciéndome que hermosa mujer que eres, sus manos tomaron mis grandes senos, con sus dedos jugó con mis pezones, sentí un cosquilleo en mi cuerpo, mis partes íntimas estaban húmedas, parece que el efecto de la bebida alcoholica (tomamos 4 latas c/u) nos alteró, me levanté rapidamente, lo miré a sus ojos, le dijo no hijo esto no puede suceder, me fui a mi habitación, me senté en la recamara a desvestirme,

Con mi hijo mayor
pensar lo antes sucedido, de repente mi hijo salió del baño tapado con una gran toalla la mitad de su cuerpo, se acercó, diciéndome que lo perdone, pero no podía dejar de pensar en mi, al verme desnuda en ese momento, me dijo, mira lo que produces en mi persona, abrió la toalla dejando al descubierto su pene largo, grueso, bien erecto, al verlo le dije, es más grande que el de tu padre, se puso delante mío para que lo observara bien, lo miré puse mis manos sobre ese monstruo, llevándolo a mi boca,

vaginal
comencé a jugar con esa hermosura bastante tiempo, hasta que al sentir que se corría lo saqué, eyaculando sobre mi cara y cuerpo, nunca había hecho esto, así que comencé a saborear y tragar ese rico semen, deseaba ser penetrada, así que me arrodillé, expuse mis glúteos incitándolo a que lo hiciera, sentí sus manos en mi cintura, la cabeza de su miembro rozaba mi ano y vagina, lentamente lo fue introduciendo en mi zona vaginal, le dije despacio es muy grande, hasta que entró la totalidad de su pene, comenzó a entrar y salir, tuve varios orgasmos,

semen
volví a nacer sexualmente, hasta que mi vagina se llenó del caliente semen de mi hijo, continuamos moviéndonos hasta que terminé rendida, fui a mi cama, me acosté, quedando dormida profundamente, me desperté sobresaltada, ya que Emanuel estaba detrás mío con su gruesa cabeza intentando penetrar mi recto, sentí un dolor intenso, me quedé callada y quieta, hasta que lo

penetrada
acomodo perfectamente dentro mío, comenzó a entrar, salir, mientras su mano jugaba con mi clitoris, en el momento que se estaba llenando mi conducto anal, vinieron varios orgasmos por el trabajo de sus dedos dentro de mi vagina, luego nos besamos, abrazamos, el me tomó de atrás puso su cuerpo y pene pegado al mío, quedándonos dormidos.....   así comenzamos nuestra hermosa relación de estar juntos los dos y satisfacernos sexualmente  ....

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