Está historia la guardé hace tiempo pero creo que el usuario que la había publicado ya no existe, quería compartirla porque es una de mis favoritas
Lo que había ocurrido con mi hermano había sido la pasada más rica y extraña que jamás imaginé, seguro todos se preguntó taran ¿donde estaba su cabeza para meterse con su propio hermano? pero ¿en realidad importa? Existen cosas peores y son menos señaladas y juzgadas, pero será un tema demasiado difícil de debatir, mejor continuaré con lo que ocurrió después de Leo.
En realidad fue demasiado desacostumbrarse a no masturbarse a diario con mi hermano, fue como descubrir un mundo nuevo fuera del cuarto al llegar de clases, él se la pasaba más tiempo con sus novia, y pues cada vez hacia menso falta; la pornografía resultó ser una buena aliada para esos momentos en los que necesitaba descargarme, pero sentía que después del contacto físico, no es suficiente una revista, una película y una chaqueta antes de dormir.
El tema “homosexual” era muy complicado como para salir a gritar que necesitaba sexo; no era como ahora, ahora prácticamente puedes levantar una piedra y encontrarlo en donde sea; por un lapso largo me mantuve con mi propia mano, entonces fue cuando ese vago sentimiento regreso.
De pronto mis ojos se fijaron de nuevo en mi padre, con los años la edad le iba asentando más, era ese tipo de hombres maduros que portaban brazos de albañil, espalda ancha y piernas de futbolista americano; y con su forma tan varonil de comportarse sólo lograba llamar más mi atención.
Amaba verlo caminar en casa en ropa interior; rara vez usaba bóxers, siempre usaba trusas, y cuando eran fin de semana solía ponerse solo los shorts de licra, sin nada por debajo; su verga se columpiaba y podías tener un amplio panorama de su tamaño, vaya que me excitaba verlo así.
—¿y Leo?—Preguntó mi padre, estaba llegando del taller, tenía la playera blanca sucia, y los pantalones el doble de mugrosos, olía a sudor, era muy penetrante su aroma—¿y Dani?
—Salió a jugar soccer con sus amigos
—¿Tu le diste permiso? ¿Hizo su tare?
—así, o dejé que saliera antes de acabar sus obligaciones, incluso me ayudo a lavar la ropa ¿Quieres que te lave esa que traes puesta?
Noté que mi padre traía algo de olor a alcohol, y siempre cuando llegaba así, se bebía unas cervezas más de las que siempre tenía en el refri y después se quedaba mirando la tv, hasta quedarse dormido.
—Tomaré una ducha ¿Quieres pedir algo para cenar?
—No, me las arreglo con lo que haya en el refrigerador—mientras platicábamos de pie, se fue retirando la ropa, primero la playera, luego el pantalón, quedando solo en calcetas y una trusa de esas ajustadas que me ponían a temblar.
Al quitarse la playera noté la perfecta musculatura que aún que en reposo seguía siendo muy evidente en sus pectorales y en su brazos, quizá del abdomen había perdido algo de definición, pero vaya que no se miraba nada mal, tenía mucho vello, del ombligo iba hacia arriba hasta firmar como una enorme T con sus pechos.
Se retiró los pantalones con algo de dificultad, siempre se le trababan los bajos en los pies, calzaba de 10, era una persona grande, y vaya que sus piernas intimidaban; su volumen era grande y sus pantorrillas eran perfectas, también abundaba mucho vello oscuro, pero lo que más me gustaba era esos enormes huevos que se dibujaban en la tela.
—¿Puedes lavarme esto? —Extendió su mano; sin problemas recogí su ropa.
—¿Quieres que te lave los calzones igual?—No perdía nada con intentar ver un poco más; después de todo no pasaría a más.
—Cuando me bañe te los entrego, mientras beberé una cerveza; y cuando acabe de bañarme, cenamos juntos— Camine hacia el lavadero, mientras caminaba fantaseaba con el.
Su ropa olía a macho; nunca dejaba de recordar aquella ocasión cuando pude ver su pené erecto; y Vaya que me hacía recordar al ver su imagen robusta en calzones; puse la ropa en la lavadora y regresé para no perderme nada.
Al entrar escuché que el agua de la regadera rompía con el piso—¿Tienes más ropa para lavar?
—¡Espera!—Gritó, abrió la puesta, me entregó su ropa interior y dos playeras que tenía en la cesta del baño—Es todo.
Solo logro ponerme más morboso, quería entrar de golpe e inventar algo para mirarlo desnudó una vez más; pero no era prudente; así que solo me limité a oler sus calzones, coloqué mi nariz a la altura de los huevos, olía demasiado rico; no olía a sucio, era un aroma a genitales, ese aroma que todos portamos por naturaleza; vaya que me soltó una erección de imaginar lo rico que habría sido quitarle yo mismo la ropa.
Quería sacarme la verga y deslecharme sobre esa prenda, pero no era prudente, así que tuve que guardar pudor, bajarme la dureza y regresar a la cocina; al llegar están con una toalla sujetada en su cintura, estaba descalzo y se bebía la segunda cerveza; cenamos y al rato las dos botellas se habían convertido en varias e ellas, estaba bostezando y luchando contra sus ojos.
Vaya que no perdía el tiempo, cada vez que su cabeza caía a la par con sus ojos que iban cerrándose lentamente, aprovechaba para mirar su casi desnudó cuerpo, sus gruesas pantorrillas reposadas en el piso descalzo, sus muslos casi abiertos y cuenteros por una toalla, los vellos de su ombligo a sus pectorales, y sus manos caídas a los costados como si no tuviera fuerza.
En cuanto escuché su ronquido mis neuronas dieron un shock por todo mi cuerpo, mis nervios se pusieron de punta experimentando una sensación de curiosidad y ganas de quitarle todo; estaba entre la espada y la pared, no quería romper ese buen lazo que teníamos, estaba analizando contras de mis acciones recientes a realizar, incluso pensé en no hacerlo, pero mi morbo pudo más que mi pudor.
Me puse de pie y caminé hasta el sofá donde él estaba reposando; me senté a su lado; en múltiples ocasiones nos tirábamos a ver tele juntos en el mismo sofá, incluso llegué a acostarme sobre sus piernas usándolas como almohadas, no era algo que lo intimidara e incomodara, lo hacíamos los tres hijos, así que no era algo extraño para el; y es justo lo que hiceC me recosté sobre sus piernas dejando mis cabellos sobre su pierna.
Hizo unos sonidos, entre abrió los ojos pero solo se acomodó para darme espacio, abrió un poco más las piernas , y echó la cabeza hacia atrás; me recosté de lado para simular ver la televisión en lo que volvía a quedarse dormido, puso una de sus manos sobre mi costilla, y en cosa de quince minutos los ronquidos comenzaron a presentarse de nuevo.
Hice varios movimientos para ver si había alguna reacción, pero en esta ocasión no hubo más que su fuerte respirar, un movimiento leve sobre su mano y varios síntomas de un suelo profundo; como pude pose mis manos detrás de mi nuca, como si hicieran el papel de soporte entre mi cabeza y su magro muslo, pero la verdadera razón era para poder tocarlo un poco.
Sentir lo duro de su músculo, los vellos gruesos entre mis dedos, solo me dieron ganas de llegar más haya, inmediatamente me dirigí a esa toalla que apenas colgaba de manera frágil en sus afiladas caderas, al desprenderse, valieron a los lados, tuve que ayudar con mis manos a colocarlos de tal forma que me dejaran mirar de reojo su desnudez, la sorpresa es que no estaba desnudó, tenía otra de sus trusas que tanto que gustaban, y estaba dispuesto a tocar sobre ellas.
Rose mi mano sobre la tersa piel y los ásperos pelos que cubrían toda la zona, mis dedos fueron bajando hasta toparse con el elástico del calzón, del borde salían unos vellos majados e inmediatamente el montículo del paquete se sobre alzaba imponentemente a un costado de mi cara, con mucho cuidado rose sobre la tela apenas tocando con las yemas de mis dedos, se sentía suave pero grueso, comencé a buscar la forma para saber que estaba tocando.
Pude identificar muy rápido su pene, tenía unos 10 cm dormidos, y tal y como lo recordaba su grosor hacía más que obvia su posición, baje un poco más si entiendo sus huevos colgantes y ajustados contra la prenda; al mismo tiempo mi corazón no dejaba de acelerarse, mis dedos temblaban por la posición, y mi cuello comenzaba a incomodarse, así que decido arriesgarme a moverme para quedar boca abajo y y así poder moverme con mayor flexibilidad.
Logré hacerlo pero tuve que esperar unos minutos más por si se hubiera despertado, de nuevo mi mano palpó su abultado paquete, pero esta vez con mayor confianza comencé a tocar, oprimir y manejar su equipado bulto—Es más grande de lo que me imaginaba— me decía mientras oprimía y oprimía.
Mis ganas no se quedaron ahí, yo quería mirarlo, quería sentirlo, incluso probarlo, así que me dispuse a sacarlo de su guarida para poder deleitarme un poco; si algo ayudaba mucho es que mi papá siempre tuvo sueño pesado, siempre nos ocurría que cuando de descansar se trataba era una piedra inamovible, así que por esa parte podría estar tranquilo.
Comencé tirando del calzón para mirar lo que había dentro, se notaba un matorral de pelos entrelazados con un miembro dormido; el tamaño resaltaba entre los vellos y su olor desprendía un afrodisíaco aroma; metí mi mano, estaba muy cálido por dentro, seguía suave, no podía creer que estaba tocando el pene de mi padre; quería ingeniármelas para quitarle todo el calzón, aún que con semejante tamaño, sería complicado intentarlo.
Era imposible hacer que sus enormes piernas, y sus gruesas nalgas se levantarán sin despertarlo, así que hice algo estúpido pero ingenioso, arriesgado y a la vez algo que no tendría alguna forma de justificación, así que ser atrapado, sería lo peor que pudiera ocurrirme; me levanté, fui al cierto de Dani, busqué entres sus cosas y saqué unas tijeras para cortar los costados del calzón.
En verdad eso iba a ser lo más loco que se me haya ocurrido hacer, cualquiera en su sano juicio se habría limitado solo a mirar y todas lo que se hubiera podido, pero yo siempre quería más, siempre quería complacer lo que se me apetecía, así que con cuidado crucé el primer borde de la tela y corte lento, el sonido del corte parecía ser tan agudo como para despertarlo, aún que a esas alturas cualquier sonido me parecía exagerado.
El primer corte salió a la perfección, inmediatamente el calzón dejó de estar tenso, arrojándose hasta el otro extremo que aún se sostenía, con eso era suficiente como para poder tener más amplitud del panorama, pero yo quería destaparlo por completo, así que con mucho cuidado estiré mi mano con los dedos colocados en los arillos de la herramienta, corté aún que se me complicó un poco, tuve que hacer contra peso sobre la pierna de mi papá, pero por fin había logrado lo que quería.
Tomé aire, el calzón cortado caía por entre sus huevos, vaya belleza, tremendos testículos, y un pene tan lindo, aún así mi inconformidad quería que literal estuviera sin el calzón, así podría bien confundir a mi papá para que pensara que no se puso ropa interior; así que comencé a tirar de la prenda rota para ver si así lograba sacarlo debajo de sus nalgas; era muy difícil, así que solo corté el molde de la trusa que colgaba para dejar de pensar en ello y poder concentrarme.
Tomé su pené flácido, y comencé a subir y bajar su prepucio, tocaba sus huevos, intentaba memorizar cómo era para luego tener con que más turbarme; no tenía reacción alguna, y mis ojos estaban atrapados como un tiburón hambriento, quería llevármelo a la boca, quería sentir más que solo la piel, incluso sentía morbo de ser penetrado por mi progenitor, era tan excitante.
Cuando me di cuenta ya me había arrimad tanto quedando con la cara frente a su miembro, entonces no dude en probarlo, lo metí en mi boca sin hacer fuerza ni succión, quería primero sentir como se sentía, y después evitar que despertara.
Comencé a succionarlo, a chuparlo, a pasar mi lengua sobre el, subía y bajaba su prepucio mientras el glande permanecía en mi boca, y fue cuando comencé a ver una baga reacción, su tamaño si no me equivocaba estaba teniendo reacción, así que continué con lo mío; no están equivocado ¡si estaba reaccionando!
Mi lengua recorría todo el glande, y podía mirar cómo iba aumentando su tamaño, bastaron unos minutos para cuando el tamaño había duplicado su tamaño, y creo que ahora sabía la razón de mis 22 cm, y del gran grosor de mi verga, pues mi papá tenía una idéntica a la mía, están dura, palpitante, radiante y con una erección a un 80%.
Una parte de mi quería detenerse, sabía que mi boca solo haría más vulnerable su sueño, aún así no me detuve, mientras más erecto se ponía, más chupaba, más tragaba, más disfrutaba de su rico polla dura, estaba muy cómodo sintiendo como su gruesa herramienta llegaba hasta el fondo de mi garganta obligándola a entrar toda.
Sentí que mi cuerpo se congeló, mis nervios estallaban por todos mis sentidos; la mano de mi padre había caído sobre mis nalgas, estaba pesada, peluda y caliente; sentí como mientras seguía chupando daba leves movimientos como intentando llegar A mi ano, disimuladamente abría mis nalgas adentrando sus gruesos dedos entre mi culo; vaya sensación tan excitante, obligadamente comencé a mover a abrir mis piernas para que lograra su objetivo.
Sabía que mi el calor entres mis nalgas, y esa succión que sabía hacer con mi ano lograría despertar más sus ganas de penetrarme. Y no tardo en comencé a mover su dedo circularmente ondeando al rededor de mi estrecha entrada; era tan excitante sentir como haciéndose al dormido su mano intentaba violar el buen culo que gracias a él había heredado.
Su pené parecía que cada ves se inflamaba más entre aquellas venas gruesas, oprimía con fuerza y notaba cómo lubricaba demasiado, lo recogía con mi lengua, y entre mi paladar y mi lengua degustaba ese rico sabor; el placer fue el doble cuando por fin me dio señal de estar consciente y de acuerdo con lo que ocurría, pues había escupido sobre sus dedos para penetrante con ellos.
Cuando su gordo dedo entró lance un gemido, llevó su dedo hasta el fondo y comenzó a moverlo lento y cada vez un poco más rápido, en un par de minutos ya estaba introduciendo el segundo dedo.
Mi culo se dilataba demasiado rápido cuando estaba excitado, quise darle más placer y mientras él se entretenía con mi culo, baje mi lengua tratando de alcanzar sus enormes bolas para chuparlas una a una.
Después de un rato me coloqué en posición de perrito y dejé que me metiera su tercer dedo, mientras comencé a besar su abdomen, pasado ese camino de vellos hasta sus lindas tetillas; mientras me daba placer con su mano, yo le lamía los pezones con pequeños mordiscos que noté que le gustaban; y en ningún momento le solté el amor me miembro que por su tamaño era fácil de alcanzar.
Notaba cómo se agitaba, tuve que dejar su polla un rato para poder besar su cuello, se retorcía con cada beso, se estremecía cuando mi lengua pasaba cerca de sus orejas, entonces en un intento de lamer su oreja, y el de sacudir la cara por la extrema sensibilidad, sus labios se encontraron con los míos haciendo un irresistible beso.
Fue lo más extraño que pude hacer en mi vida sexual, pero en esos minutos no pasó por mi mente que fuera mi padre, era como estar con un amigo sexual o un amante, vaya que ante los ojos del morbo no existe parentesco ni límites, ese rato fue tan intenso como para romperle los labios a besos mientras él me rompía el culo a base de sus dedos que cada vez pedían el cariño, convirtiendo a mi padre en una bestia.
Al final lo último que quedó era amor de padre, con cada beso y lamida sobre su barba nos olvidábamos un poco más de nuestra posición familiar; sin dejar que sus labios descansen me cambie de posición para montar sus piernas, sentado sobre ese par de muslos, mis nalgas estaban educadas para tratar vergas y hombres de su nivel.
Mis meneos y mi ágil cadera bailaba al rededor de su pene, podía sentir cómo iba intentando empujar con sus fuertes piernas, siendo frenado por el control que ejercía; cuando sentía que quería entrar me levantaba un poco, quería que deseara caprichosamente entrar en mi, para sentir su verdadero desempeño de macho intentando robarme las riendas.
Entonces posó sus manos grandes y gruesas sobre mi cadera, y de un solo movimiento se puso de pie para cargarme por completo, había pedido toda movilidad, con mis piernas abrazaba su cadera y sus duras nalgas, dio unos pasos, sentía como acomodaba su enorme verga en mi ano, estaba tan dilatado que no le costaba a su polla darme fuertes entrenes a la entrada de mi cavidad.
Tres pasos más adelante y con duras embestidas y sin dejarme caer sentí como me iba insertando con mi propio peso, ahora si me había dolido sentir como se introducía esos 22 cm.
En ese momento comprendí completamente cuando mi hermano me detuviera por qué lo lastimara; siempre que le tocaba ser el pasivo y el pobre se quejaba de mi enorme verga, y ahora el Karma me estaba regresando el favor.
Mi papá estaba tan lubricado que no costó mucho comenzar a perforarme, se movía de una manera asombrosa, y eso que estaba de pie en una posición poco cómoda, no quería imaginar cómo me clavaría en un lugar más estático, aún que moría de ganas por que lo hiciera; camino un poco más dejándome caer sobre el sofá donde él estaba sentado, aún estaba impregnado su calor, de nuevo su enorme chile se metió en mí con más fuerza.
Era en verdad un semental, podía sentir como su gran verga salía dejando un gran vacío en mi, para luego entrar hasta el fondo llenándome de golpe, apenas me daba segundos para un respiro antes de volver a poner los ojos en blanco, antes de volver a oprimir sus duras nalgas con mis piernas enrolladas en el; sus huevos se estrellaban contra mis nalgas, y podía sentir perfectamente como lo hacían.
Estuvimos así un rato más hasta que mi señor padre quiso probar otra posición, me levantó y me inclino sobre el sillón separando mis piernas, ambos estábamos de pie, me abrazo por la cintura y comenzó a besar mi cuello, sus barba me raspaba la espalda y se sentía muy bien.
Su pecho peludo se apoyaba en mi espalda, era áspero y la calentura de su piel quemaba; tiraba mi cabeza hacia atrás, me quebraba con sus besos, y yo solo quería que siguiera penetrándome, pero al parecer el estaba descansado un poco.
No sé si era para evitar que se viniera tan rápido, o por que quería consentirme un rato con su boca, pero en verdad estaba estallando mis zonas erógenas con sus caricias; lentamente bajo hasta llegar a mi culo, su barba posaba entre los nalgas lamiendo toda la raya de arriba a abajo; se detuvo al descender por mi ano, y comenzó a lamerme muy cerca de mis huevos, se sentía como el cielo, su dura lengua hacia círculos y un mundo de movimientos en esa zona, la cual me hacía estremecer a manos de mi papá.
Regresó a mi ano, pero por delante su mano comenzó a masturbarme, en ese momento debió sentirse honrado y orgulloso del pedazo de verga que me había regalado su genética; concentrado en mi polla llevo su lengua en mi culo una vez más y comenzó a succionarme como tofo u profesional, un poco más de ello y mi leche hubiera sido suya, pero se detuvo para colocarse detrás de mi.
El silencio volvió a romperse cuando su verga me entró completa de la nada, Las paredes estaban temblando de la dura cogida que me estaba poniendo al igual que mis piernas con el cogidón que mi padre estaba regalándome.
Tomaba mis caderas y las traía a él una y otra vez, sentía mi alma perforada y mis gemidos comenzaron a ser más y más devastadores, tuve que taparme la boca, no podía evitarlo, lo peor es que gritaba de placer, aún que cualquiera hubiera jurado que estaba sufriendo sus 22 cm.
Después de un rato, me giró, y de nuevo se entretuvo en mis labios; pero bastaron unos segundos para bajarme con su mano hasta quedar arrodillado ante su hermosa verga—¿Quieres que te llene de leche como la ves que te bañe de niño?¿Recuerdas que te dije que no podías tomarla? Hoy si te la puedes beberla, no te detendré.
Vaya forma de romper el hielo; una escena muy similar a la de años atrás, muy cerca de la verga de papá, con el pito a tope de dura, con su macana restregándola en su mano, semejante pedazo de carne que parecía un amasador de pizzas; y el niño desnudó e ingenuo a un costado esperando ver lo que seguía; esperando la leche caliente de papa, con la lengua de fuera arrodillado como su perra.
Comenzó a masturbarse dando unos paso más adelante para dejar mi lengua en sus bolas; me asfixiaba con sus enormes huevos cubriendo mi boca y mis fosas nasales, chupaba sus huevos mientras se masturbaba casi sobre mi frente, sentía el peso de su verga sobre mi cara y el sabor de sus huevos sudados en mis papilas.
Sentí durante unos minutos las delgadas y suaves bolsas que contenían los testículos, an tes de pasar a ordeñar esos 22 cm que me habían dado la vida; camine detrás de sus huevos regresándole el favor, y noté que le excitaba sentir mi lengua cerca de su culo.
Después tiro mi cara con su mano para regresarla frente a su verga y comencé a metérmela; yo quería ir lento, pero para él era un hoyo más donde meter su polla, mi garganta quedó saturada de su trozo hasta lograr hacerme lagrimar, quería que saliera y ala vez quería que me la metiera mas, cuando la sacaba por completo estaba cubierta de mi saliva.
Amaba ver esa cabeza roja a punto de explotar, sabía que no faltaba mucho para recibir su semen, tenía muchos años deseando volver a sentir ese jugo caliente, mientras se masturbaba mi lengua acariciaba su glande esperando el gran momento.
Ya estaba más que listo, miraba con una mano estirándose la huevos y con la otra masturbar con fuerza de tallo a punta; estaba con la lengua de fuera cuando un chorro se semen me dejó casi ciego por la fuerza y la cantidad, otra cayó en mi frente y varias gotas en mi pecho, después con su mano logro donar su enorme bestia guiándola hacia mi boca.
Me están inundando la garganta con su néctar, vaya que tenía mucho contenido—¿todo eso pude producirle?— me preguntaba mientras veía como se contraía y se retorcía en las últimas gotas.
Por fin termino de vaciar todo su semen, y tomó la trusa cortada para limpiarme, me lo lanzo como si fuera uno de de fútbol americano y noté su sonrisa por la travesura de cortar uno de sus calzones—No era necesario hacer esto, nunca estuve dormido.
Vaya forma de hacerme sentir estúpido, pero lo hecho, estaba, me levante y me dirigí a el baño para darme una ducha; dejé la puerta abierta por si quería alcanzarme, aunque en realidad él había quedado más que limpio, aún así conservaba la esperanza de que me ayudara a bañarme como cuando era pequeño.
Escuché la puerta abrirse, era el, y seguía desnudó, su pené columpiaba de un lado a otro, y entró al agua caliente compartiendo una misma ducha, vaya que era existente ver semejante cuerpo muy cerca de mi, apenas y dábamos dentro de la regadera y eso nos hacía estar aún más juntos; su vera rodaba mis nalgas más de una vez, y entendí que no sería la única ni la primera vez.
¿Cuantas veces se repitió? ¡Wow! Podría escribir todo un libro; mi padre fue la experiencia más intensa que pude vivir, después de esa noche nuestro instinto despertó para no dormirse, puedo presumir que le exprimí hasta donde ya no pude, y estoy seguro que no habrá alguien que logre llenarlo como lo hice, aún que prácticamente el que me llenaba casi todas las noches era el.
¿Que ocurrió con nosotros? ¿Seguimos haciéndolo? la verdadera pregunta es ¿tiene realmente importancia? Dejare que termine con el mejor final que puedan imaginarse.
Pero les contaré solo un poco mas; cuando salimos de la ducha, salimos completamente desnudos, el muro del pudor estaba más que roto, se miraba tan sexy caminar con esas nalgas peludas, y ni que decir de esos besos que nos metimos mientras nos intentábamos secar el agua del cuerpo.
Esa noche dormimos en su cuarto, como un par de amantes, me gustaba meter mi mano dentro de su trusa y sentir su polla dormida; yo me encargaba de despertarla y de hacerla vomitar.
Comencé a dormir con él intentando que Dani no se diera cuenta; Leo ya no vivía con nosotros, nos resultó demasiado precoz con eso de la novias.
Muchas veces nos preguntamos si estábamos haciendo las cosas mal ¿Hacemos mal? ¿Esto está bien? ¿Seré castigado por esto? Siempre llegamos a la misma conclusión, existen cosas peores y no son tan señaladas; nos limitamos a disfrutarnos, y vaya forma de hacerlo.
Se que quedan muchas incógnitas sueltas, pero es mejor así, el amor es amor, y existen mil maneras, por eso no tiene definición, quizá esta historia sea mi definición de amor, y quizá tú tengas otra, o no significa que alguna esté mal, solo es amor.
Lo que había ocurrido con mi hermano había sido la pasada más rica y extraña que jamás imaginé, seguro todos se preguntó taran ¿donde estaba su cabeza para meterse con su propio hermano? pero ¿en realidad importa? Existen cosas peores y son menos señaladas y juzgadas, pero será un tema demasiado difícil de debatir, mejor continuaré con lo que ocurrió después de Leo.
En realidad fue demasiado desacostumbrarse a no masturbarse a diario con mi hermano, fue como descubrir un mundo nuevo fuera del cuarto al llegar de clases, él se la pasaba más tiempo con sus novia, y pues cada vez hacia menso falta; la pornografía resultó ser una buena aliada para esos momentos en los que necesitaba descargarme, pero sentía que después del contacto físico, no es suficiente una revista, una película y una chaqueta antes de dormir.
El tema “homosexual” era muy complicado como para salir a gritar que necesitaba sexo; no era como ahora, ahora prácticamente puedes levantar una piedra y encontrarlo en donde sea; por un lapso largo me mantuve con mi propia mano, entonces fue cuando ese vago sentimiento regreso.
De pronto mis ojos se fijaron de nuevo en mi padre, con los años la edad le iba asentando más, era ese tipo de hombres maduros que portaban brazos de albañil, espalda ancha y piernas de futbolista americano; y con su forma tan varonil de comportarse sólo lograba llamar más mi atención.
Amaba verlo caminar en casa en ropa interior; rara vez usaba bóxers, siempre usaba trusas, y cuando eran fin de semana solía ponerse solo los shorts de licra, sin nada por debajo; su verga se columpiaba y podías tener un amplio panorama de su tamaño, vaya que me excitaba verlo así.
—¿y Leo?—Preguntó mi padre, estaba llegando del taller, tenía la playera blanca sucia, y los pantalones el doble de mugrosos, olía a sudor, era muy penetrante su aroma—¿y Dani?
—Salió a jugar soccer con sus amigos
—¿Tu le diste permiso? ¿Hizo su tare?
—así, o dejé que saliera antes de acabar sus obligaciones, incluso me ayudo a lavar la ropa ¿Quieres que te lave esa que traes puesta?
Noté que mi padre traía algo de olor a alcohol, y siempre cuando llegaba así, se bebía unas cervezas más de las que siempre tenía en el refri y después se quedaba mirando la tv, hasta quedarse dormido.
—Tomaré una ducha ¿Quieres pedir algo para cenar?
—No, me las arreglo con lo que haya en el refrigerador—mientras platicábamos de pie, se fue retirando la ropa, primero la playera, luego el pantalón, quedando solo en calcetas y una trusa de esas ajustadas que me ponían a temblar.
Al quitarse la playera noté la perfecta musculatura que aún que en reposo seguía siendo muy evidente en sus pectorales y en su brazos, quizá del abdomen había perdido algo de definición, pero vaya que no se miraba nada mal, tenía mucho vello, del ombligo iba hacia arriba hasta firmar como una enorme T con sus pechos.
Se retiró los pantalones con algo de dificultad, siempre se le trababan los bajos en los pies, calzaba de 10, era una persona grande, y vaya que sus piernas intimidaban; su volumen era grande y sus pantorrillas eran perfectas, también abundaba mucho vello oscuro, pero lo que más me gustaba era esos enormes huevos que se dibujaban en la tela.
—¿Puedes lavarme esto? —Extendió su mano; sin problemas recogí su ropa.
—¿Quieres que te lave los calzones igual?—No perdía nada con intentar ver un poco más; después de todo no pasaría a más.
—Cuando me bañe te los entrego, mientras beberé una cerveza; y cuando acabe de bañarme, cenamos juntos— Camine hacia el lavadero, mientras caminaba fantaseaba con el.
Su ropa olía a macho; nunca dejaba de recordar aquella ocasión cuando pude ver su pené erecto; y Vaya que me hacía recordar al ver su imagen robusta en calzones; puse la ropa en la lavadora y regresé para no perderme nada.
Al entrar escuché que el agua de la regadera rompía con el piso—¿Tienes más ropa para lavar?
—¡Espera!—Gritó, abrió la puesta, me entregó su ropa interior y dos playeras que tenía en la cesta del baño—Es todo.
Solo logro ponerme más morboso, quería entrar de golpe e inventar algo para mirarlo desnudó una vez más; pero no era prudente; así que solo me limité a oler sus calzones, coloqué mi nariz a la altura de los huevos, olía demasiado rico; no olía a sucio, era un aroma a genitales, ese aroma que todos portamos por naturaleza; vaya que me soltó una erección de imaginar lo rico que habría sido quitarle yo mismo la ropa.
Quería sacarme la verga y deslecharme sobre esa prenda, pero no era prudente, así que tuve que guardar pudor, bajarme la dureza y regresar a la cocina; al llegar están con una toalla sujetada en su cintura, estaba descalzo y se bebía la segunda cerveza; cenamos y al rato las dos botellas se habían convertido en varias e ellas, estaba bostezando y luchando contra sus ojos.
Vaya que no perdía el tiempo, cada vez que su cabeza caía a la par con sus ojos que iban cerrándose lentamente, aprovechaba para mirar su casi desnudó cuerpo, sus gruesas pantorrillas reposadas en el piso descalzo, sus muslos casi abiertos y cuenteros por una toalla, los vellos de su ombligo a sus pectorales, y sus manos caídas a los costados como si no tuviera fuerza.
En cuanto escuché su ronquido mis neuronas dieron un shock por todo mi cuerpo, mis nervios se pusieron de punta experimentando una sensación de curiosidad y ganas de quitarle todo; estaba entre la espada y la pared, no quería romper ese buen lazo que teníamos, estaba analizando contras de mis acciones recientes a realizar, incluso pensé en no hacerlo, pero mi morbo pudo más que mi pudor.
Me puse de pie y caminé hasta el sofá donde él estaba reposando; me senté a su lado; en múltiples ocasiones nos tirábamos a ver tele juntos en el mismo sofá, incluso llegué a acostarme sobre sus piernas usándolas como almohadas, no era algo que lo intimidara e incomodara, lo hacíamos los tres hijos, así que no era algo extraño para el; y es justo lo que hiceC me recosté sobre sus piernas dejando mis cabellos sobre su pierna.
Hizo unos sonidos, entre abrió los ojos pero solo se acomodó para darme espacio, abrió un poco más las piernas , y echó la cabeza hacia atrás; me recosté de lado para simular ver la televisión en lo que volvía a quedarse dormido, puso una de sus manos sobre mi costilla, y en cosa de quince minutos los ronquidos comenzaron a presentarse de nuevo.
Hice varios movimientos para ver si había alguna reacción, pero en esta ocasión no hubo más que su fuerte respirar, un movimiento leve sobre su mano y varios síntomas de un suelo profundo; como pude pose mis manos detrás de mi nuca, como si hicieran el papel de soporte entre mi cabeza y su magro muslo, pero la verdadera razón era para poder tocarlo un poco.
Sentir lo duro de su músculo, los vellos gruesos entre mis dedos, solo me dieron ganas de llegar más haya, inmediatamente me dirigí a esa toalla que apenas colgaba de manera frágil en sus afiladas caderas, al desprenderse, valieron a los lados, tuve que ayudar con mis manos a colocarlos de tal forma que me dejaran mirar de reojo su desnudez, la sorpresa es que no estaba desnudó, tenía otra de sus trusas que tanto que gustaban, y estaba dispuesto a tocar sobre ellas.
Rose mi mano sobre la tersa piel y los ásperos pelos que cubrían toda la zona, mis dedos fueron bajando hasta toparse con el elástico del calzón, del borde salían unos vellos majados e inmediatamente el montículo del paquete se sobre alzaba imponentemente a un costado de mi cara, con mucho cuidado rose sobre la tela apenas tocando con las yemas de mis dedos, se sentía suave pero grueso, comencé a buscar la forma para saber que estaba tocando.
Pude identificar muy rápido su pene, tenía unos 10 cm dormidos, y tal y como lo recordaba su grosor hacía más que obvia su posición, baje un poco más si entiendo sus huevos colgantes y ajustados contra la prenda; al mismo tiempo mi corazón no dejaba de acelerarse, mis dedos temblaban por la posición, y mi cuello comenzaba a incomodarse, así que decido arriesgarme a moverme para quedar boca abajo y y así poder moverme con mayor flexibilidad.
Logré hacerlo pero tuve que esperar unos minutos más por si se hubiera despertado, de nuevo mi mano palpó su abultado paquete, pero esta vez con mayor confianza comencé a tocar, oprimir y manejar su equipado bulto—Es más grande de lo que me imaginaba— me decía mientras oprimía y oprimía.
Mis ganas no se quedaron ahí, yo quería mirarlo, quería sentirlo, incluso probarlo, así que me dispuse a sacarlo de su guarida para poder deleitarme un poco; si algo ayudaba mucho es que mi papá siempre tuvo sueño pesado, siempre nos ocurría que cuando de descansar se trataba era una piedra inamovible, así que por esa parte podría estar tranquilo.
Comencé tirando del calzón para mirar lo que había dentro, se notaba un matorral de pelos entrelazados con un miembro dormido; el tamaño resaltaba entre los vellos y su olor desprendía un afrodisíaco aroma; metí mi mano, estaba muy cálido por dentro, seguía suave, no podía creer que estaba tocando el pene de mi padre; quería ingeniármelas para quitarle todo el calzón, aún que con semejante tamaño, sería complicado intentarlo.
Era imposible hacer que sus enormes piernas, y sus gruesas nalgas se levantarán sin despertarlo, así que hice algo estúpido pero ingenioso, arriesgado y a la vez algo que no tendría alguna forma de justificación, así que ser atrapado, sería lo peor que pudiera ocurrirme; me levanté, fui al cierto de Dani, busqué entres sus cosas y saqué unas tijeras para cortar los costados del calzón.
En verdad eso iba a ser lo más loco que se me haya ocurrido hacer, cualquiera en su sano juicio se habría limitado solo a mirar y todas lo que se hubiera podido, pero yo siempre quería más, siempre quería complacer lo que se me apetecía, así que con cuidado crucé el primer borde de la tela y corte lento, el sonido del corte parecía ser tan agudo como para despertarlo, aún que a esas alturas cualquier sonido me parecía exagerado.
El primer corte salió a la perfección, inmediatamente el calzón dejó de estar tenso, arrojándose hasta el otro extremo que aún se sostenía, con eso era suficiente como para poder tener más amplitud del panorama, pero yo quería destaparlo por completo, así que con mucho cuidado estiré mi mano con los dedos colocados en los arillos de la herramienta, corté aún que se me complicó un poco, tuve que hacer contra peso sobre la pierna de mi papá, pero por fin había logrado lo que quería.
Tomé aire, el calzón cortado caía por entre sus huevos, vaya belleza, tremendos testículos, y un pene tan lindo, aún así mi inconformidad quería que literal estuviera sin el calzón, así podría bien confundir a mi papá para que pensara que no se puso ropa interior; así que comencé a tirar de la prenda rota para ver si así lograba sacarlo debajo de sus nalgas; era muy difícil, así que solo corté el molde de la trusa que colgaba para dejar de pensar en ello y poder concentrarme.
Tomé su pené flácido, y comencé a subir y bajar su prepucio, tocaba sus huevos, intentaba memorizar cómo era para luego tener con que más turbarme; no tenía reacción alguna, y mis ojos estaban atrapados como un tiburón hambriento, quería llevármelo a la boca, quería sentir más que solo la piel, incluso sentía morbo de ser penetrado por mi progenitor, era tan excitante.
Cuando me di cuenta ya me había arrimad tanto quedando con la cara frente a su miembro, entonces no dude en probarlo, lo metí en mi boca sin hacer fuerza ni succión, quería primero sentir como se sentía, y después evitar que despertara.
Comencé a succionarlo, a chuparlo, a pasar mi lengua sobre el, subía y bajaba su prepucio mientras el glande permanecía en mi boca, y fue cuando comencé a ver una baga reacción, su tamaño si no me equivocaba estaba teniendo reacción, así que continué con lo mío; no están equivocado ¡si estaba reaccionando!
Mi lengua recorría todo el glande, y podía mirar cómo iba aumentando su tamaño, bastaron unos minutos para cuando el tamaño había duplicado su tamaño, y creo que ahora sabía la razón de mis 22 cm, y del gran grosor de mi verga, pues mi papá tenía una idéntica a la mía, están dura, palpitante, radiante y con una erección a un 80%.
Una parte de mi quería detenerse, sabía que mi boca solo haría más vulnerable su sueño, aún así no me detuve, mientras más erecto se ponía, más chupaba, más tragaba, más disfrutaba de su rico polla dura, estaba muy cómodo sintiendo como su gruesa herramienta llegaba hasta el fondo de mi garganta obligándola a entrar toda.
Sentí que mi cuerpo se congeló, mis nervios estallaban por todos mis sentidos; la mano de mi padre había caído sobre mis nalgas, estaba pesada, peluda y caliente; sentí como mientras seguía chupando daba leves movimientos como intentando llegar A mi ano, disimuladamente abría mis nalgas adentrando sus gruesos dedos entre mi culo; vaya sensación tan excitante, obligadamente comencé a mover a abrir mis piernas para que lograra su objetivo.
Sabía que mi el calor entres mis nalgas, y esa succión que sabía hacer con mi ano lograría despertar más sus ganas de penetrarme. Y no tardo en comencé a mover su dedo circularmente ondeando al rededor de mi estrecha entrada; era tan excitante sentir como haciéndose al dormido su mano intentaba violar el buen culo que gracias a él había heredado.
Su pené parecía que cada ves se inflamaba más entre aquellas venas gruesas, oprimía con fuerza y notaba cómo lubricaba demasiado, lo recogía con mi lengua, y entre mi paladar y mi lengua degustaba ese rico sabor; el placer fue el doble cuando por fin me dio señal de estar consciente y de acuerdo con lo que ocurría, pues había escupido sobre sus dedos para penetrante con ellos.
Cuando su gordo dedo entró lance un gemido, llevó su dedo hasta el fondo y comenzó a moverlo lento y cada vez un poco más rápido, en un par de minutos ya estaba introduciendo el segundo dedo.
Mi culo se dilataba demasiado rápido cuando estaba excitado, quise darle más placer y mientras él se entretenía con mi culo, baje mi lengua tratando de alcanzar sus enormes bolas para chuparlas una a una.
Después de un rato me coloqué en posición de perrito y dejé que me metiera su tercer dedo, mientras comencé a besar su abdomen, pasado ese camino de vellos hasta sus lindas tetillas; mientras me daba placer con su mano, yo le lamía los pezones con pequeños mordiscos que noté que le gustaban; y en ningún momento le solté el amor me miembro que por su tamaño era fácil de alcanzar.
Notaba cómo se agitaba, tuve que dejar su polla un rato para poder besar su cuello, se retorcía con cada beso, se estremecía cuando mi lengua pasaba cerca de sus orejas, entonces en un intento de lamer su oreja, y el de sacudir la cara por la extrema sensibilidad, sus labios se encontraron con los míos haciendo un irresistible beso.
Fue lo más extraño que pude hacer en mi vida sexual, pero en esos minutos no pasó por mi mente que fuera mi padre, era como estar con un amigo sexual o un amante, vaya que ante los ojos del morbo no existe parentesco ni límites, ese rato fue tan intenso como para romperle los labios a besos mientras él me rompía el culo a base de sus dedos que cada vez pedían el cariño, convirtiendo a mi padre en una bestia.
Al final lo último que quedó era amor de padre, con cada beso y lamida sobre su barba nos olvidábamos un poco más de nuestra posición familiar; sin dejar que sus labios descansen me cambie de posición para montar sus piernas, sentado sobre ese par de muslos, mis nalgas estaban educadas para tratar vergas y hombres de su nivel.
Mis meneos y mi ágil cadera bailaba al rededor de su pene, podía sentir cómo iba intentando empujar con sus fuertes piernas, siendo frenado por el control que ejercía; cuando sentía que quería entrar me levantaba un poco, quería que deseara caprichosamente entrar en mi, para sentir su verdadero desempeño de macho intentando robarme las riendas.
Entonces posó sus manos grandes y gruesas sobre mi cadera, y de un solo movimiento se puso de pie para cargarme por completo, había pedido toda movilidad, con mis piernas abrazaba su cadera y sus duras nalgas, dio unos pasos, sentía como acomodaba su enorme verga en mi ano, estaba tan dilatado que no le costaba a su polla darme fuertes entrenes a la entrada de mi cavidad.
Tres pasos más adelante y con duras embestidas y sin dejarme caer sentí como me iba insertando con mi propio peso, ahora si me había dolido sentir como se introducía esos 22 cm.
En ese momento comprendí completamente cuando mi hermano me detuviera por qué lo lastimara; siempre que le tocaba ser el pasivo y el pobre se quejaba de mi enorme verga, y ahora el Karma me estaba regresando el favor.
Mi papá estaba tan lubricado que no costó mucho comenzar a perforarme, se movía de una manera asombrosa, y eso que estaba de pie en una posición poco cómoda, no quería imaginar cómo me clavaría en un lugar más estático, aún que moría de ganas por que lo hiciera; camino un poco más dejándome caer sobre el sofá donde él estaba sentado, aún estaba impregnado su calor, de nuevo su enorme chile se metió en mí con más fuerza.
Era en verdad un semental, podía sentir como su gran verga salía dejando un gran vacío en mi, para luego entrar hasta el fondo llenándome de golpe, apenas me daba segundos para un respiro antes de volver a poner los ojos en blanco, antes de volver a oprimir sus duras nalgas con mis piernas enrolladas en el; sus huevos se estrellaban contra mis nalgas, y podía sentir perfectamente como lo hacían.
Estuvimos así un rato más hasta que mi señor padre quiso probar otra posición, me levantó y me inclino sobre el sillón separando mis piernas, ambos estábamos de pie, me abrazo por la cintura y comenzó a besar mi cuello, sus barba me raspaba la espalda y se sentía muy bien.
Su pecho peludo se apoyaba en mi espalda, era áspero y la calentura de su piel quemaba; tiraba mi cabeza hacia atrás, me quebraba con sus besos, y yo solo quería que siguiera penetrándome, pero al parecer el estaba descansado un poco.
No sé si era para evitar que se viniera tan rápido, o por que quería consentirme un rato con su boca, pero en verdad estaba estallando mis zonas erógenas con sus caricias; lentamente bajo hasta llegar a mi culo, su barba posaba entre los nalgas lamiendo toda la raya de arriba a abajo; se detuvo al descender por mi ano, y comenzó a lamerme muy cerca de mis huevos, se sentía como el cielo, su dura lengua hacia círculos y un mundo de movimientos en esa zona, la cual me hacía estremecer a manos de mi papá.
Regresó a mi ano, pero por delante su mano comenzó a masturbarme, en ese momento debió sentirse honrado y orgulloso del pedazo de verga que me había regalado su genética; concentrado en mi polla llevo su lengua en mi culo una vez más y comenzó a succionarme como tofo u profesional, un poco más de ello y mi leche hubiera sido suya, pero se detuvo para colocarse detrás de mi.
El silencio volvió a romperse cuando su verga me entró completa de la nada, Las paredes estaban temblando de la dura cogida que me estaba poniendo al igual que mis piernas con el cogidón que mi padre estaba regalándome.
Tomaba mis caderas y las traía a él una y otra vez, sentía mi alma perforada y mis gemidos comenzaron a ser más y más devastadores, tuve que taparme la boca, no podía evitarlo, lo peor es que gritaba de placer, aún que cualquiera hubiera jurado que estaba sufriendo sus 22 cm.
Después de un rato, me giró, y de nuevo se entretuvo en mis labios; pero bastaron unos segundos para bajarme con su mano hasta quedar arrodillado ante su hermosa verga—¿Quieres que te llene de leche como la ves que te bañe de niño?¿Recuerdas que te dije que no podías tomarla? Hoy si te la puedes beberla, no te detendré.
Vaya forma de romper el hielo; una escena muy similar a la de años atrás, muy cerca de la verga de papá, con el pito a tope de dura, con su macana restregándola en su mano, semejante pedazo de carne que parecía un amasador de pizzas; y el niño desnudó e ingenuo a un costado esperando ver lo que seguía; esperando la leche caliente de papa, con la lengua de fuera arrodillado como su perra.
Comenzó a masturbarse dando unos paso más adelante para dejar mi lengua en sus bolas; me asfixiaba con sus enormes huevos cubriendo mi boca y mis fosas nasales, chupaba sus huevos mientras se masturbaba casi sobre mi frente, sentía el peso de su verga sobre mi cara y el sabor de sus huevos sudados en mis papilas.
Sentí durante unos minutos las delgadas y suaves bolsas que contenían los testículos, an tes de pasar a ordeñar esos 22 cm que me habían dado la vida; camine detrás de sus huevos regresándole el favor, y noté que le excitaba sentir mi lengua cerca de su culo.
Después tiro mi cara con su mano para regresarla frente a su verga y comencé a metérmela; yo quería ir lento, pero para él era un hoyo más donde meter su polla, mi garganta quedó saturada de su trozo hasta lograr hacerme lagrimar, quería que saliera y ala vez quería que me la metiera mas, cuando la sacaba por completo estaba cubierta de mi saliva.
Amaba ver esa cabeza roja a punto de explotar, sabía que no faltaba mucho para recibir su semen, tenía muchos años deseando volver a sentir ese jugo caliente, mientras se masturbaba mi lengua acariciaba su glande esperando el gran momento.
Ya estaba más que listo, miraba con una mano estirándose la huevos y con la otra masturbar con fuerza de tallo a punta; estaba con la lengua de fuera cuando un chorro se semen me dejó casi ciego por la fuerza y la cantidad, otra cayó en mi frente y varias gotas en mi pecho, después con su mano logro donar su enorme bestia guiándola hacia mi boca.
Me están inundando la garganta con su néctar, vaya que tenía mucho contenido—¿todo eso pude producirle?— me preguntaba mientras veía como se contraía y se retorcía en las últimas gotas.
Por fin termino de vaciar todo su semen, y tomó la trusa cortada para limpiarme, me lo lanzo como si fuera uno de de fútbol americano y noté su sonrisa por la travesura de cortar uno de sus calzones—No era necesario hacer esto, nunca estuve dormido.
Vaya forma de hacerme sentir estúpido, pero lo hecho, estaba, me levante y me dirigí a el baño para darme una ducha; dejé la puerta abierta por si quería alcanzarme, aunque en realidad él había quedado más que limpio, aún así conservaba la esperanza de que me ayudara a bañarme como cuando era pequeño.
Escuché la puerta abrirse, era el, y seguía desnudó, su pené columpiaba de un lado a otro, y entró al agua caliente compartiendo una misma ducha, vaya que era existente ver semejante cuerpo muy cerca de mi, apenas y dábamos dentro de la regadera y eso nos hacía estar aún más juntos; su vera rodaba mis nalgas más de una vez, y entendí que no sería la única ni la primera vez.
¿Cuantas veces se repitió? ¡Wow! Podría escribir todo un libro; mi padre fue la experiencia más intensa que pude vivir, después de esa noche nuestro instinto despertó para no dormirse, puedo presumir que le exprimí hasta donde ya no pude, y estoy seguro que no habrá alguien que logre llenarlo como lo hice, aún que prácticamente el que me llenaba casi todas las noches era el.
¿Que ocurrió con nosotros? ¿Seguimos haciéndolo? la verdadera pregunta es ¿tiene realmente importancia? Dejare que termine con el mejor final que puedan imaginarse.
Pero les contaré solo un poco mas; cuando salimos de la ducha, salimos completamente desnudos, el muro del pudor estaba más que roto, se miraba tan sexy caminar con esas nalgas peludas, y ni que decir de esos besos que nos metimos mientras nos intentábamos secar el agua del cuerpo.
Esa noche dormimos en su cuarto, como un par de amantes, me gustaba meter mi mano dentro de su trusa y sentir su polla dormida; yo me encargaba de despertarla y de hacerla vomitar.
Comencé a dormir con él intentando que Dani no se diera cuenta; Leo ya no vivía con nosotros, nos resultó demasiado precoz con eso de la novias.
Muchas veces nos preguntamos si estábamos haciendo las cosas mal ¿Hacemos mal? ¿Esto está bien? ¿Seré castigado por esto? Siempre llegamos a la misma conclusión, existen cosas peores y no son tan señaladas; nos limitamos a disfrutarnos, y vaya forma de hacerlo.
Se que quedan muchas incógnitas sueltas, pero es mejor así, el amor es amor, y existen mil maneras, por eso no tiene definición, quizá esta historia sea mi definición de amor, y quizá tú tengas otra, o no significa que alguna esté mal, solo es amor.
2 comentarios - Sexo en la ducha con mi padre
¡Muy Bien!
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