El Onlyfans de mi hermana. Parte 13 (FINAL)

Dejados atrás


Pocos resabios de instintos fueron quedando en el ser humano a medida que su cerebro fue creciendo y desarrollando un sistema basado en el raciocinio. Unos de los instintos sobrevivientes en bebés son el de búsqueda y succión, sumamente vitales para alimentarse. Ellos sin necesidad de que nadie les enseñe nacen con la cualidad de buscar y succionar el seno de su madre cuando tienen hambre o rozan sus labios con ellos para despertar su instinto de succión.
Aunque no estaba científicamente probado, para Juan el propietario del 7B, pensaba que había que incluir otro instinto nato que sobrevive y despierta en los hombres durante la adultez, y es el de ayudar a un vehículo que necesita empuje en la calle o a una vecina acarreando muebles en una mudanza.
- ¿Entonces, no tienen relación con los propietarios? Firmaron y ya. – Preguntó ubicando un lavarropas en el pequeño lavadero junto a la cocina siguiendo las indicaciones de la nueva inquilina, una mujer llamada Pamela que se mudaba con su pareja. Esta venía atrás junto con otro familiar que prestaba su ayuda con una pesada cómoda de roble.
Superaba los treinta, tenía el pelo castaño lacio largo y una nariz muy pronunciada para su gusto, por lo demás, no había nada que destacar salvo que tenía un excelente cuerpo. Su pareja, un hombre calvo bastante mayor, se llamaba Carlos y tenía un empleo relacionado a la dirigencia social, como todo empleado administrativo su volumen también evidenciaba años de abuso de facturas. Juan no quería prejuzgar, aunque terminaba haciéndolo y pensando que ella era la típica mujer trofeo del gordo sindicalista con plata.
- Exacto. – Explicó Pamela, algo extrañada por las preguntas de su ayudante. – Vimos el precio, llamamos a la inmobiliaria, firmamos, lo usual. A Carly le encanta esta zona y hacía rato queríamos pasar de casa a un departamento lindo porque ya no tenemos tiempo de ocuparnos del patio y preferimos una zona más céntrica.
- Y el precio les resulto raro…
- Estaba regalado, como ya dije. – Concluyó tajante que, aunque había agradecido al por mayor la ayuda brindada por el musculoso del 7B, ya olía algo a raro en su constante interrogatorio. - ¿Eras Juan, no?
- Si.
- ¿Vos tenías algo que ver con los que vivían acá? Porque te notó muy interesado en si los conocía de antes, en saber dónde están, en cualquier información que tenga de ellos…
Era una manera muy decorosa de que ya le había inflado los ovarios con tantas preguntas.
Se hizo un silencio en el que el pecho de él se hinchó y no precisamente porque le faltara el aire.
- Acá vivía mi novia, María José. – Confesó compungido, aún sin poder controlar su lenguaje corporal cada vez que enseñaba su herida recién abierta. - De un día para otro, ella y su hermano se tomaron el palo. Pregunté al portero y se habían ido hacía unas horas… - Juan se secó el sudor de su frente con su remera y encaró rumbo a la puerta para iniciar un nuevo viaje. – Perdón, sé que estoy pesado, es que no me explico cómo pudieron irse así, uno se queda sintiéndose una mierda, como esas cosas sin valor que a uno no le importa llevar a una nueva casa y deja tiradas.
Pamela se llevó la mano a la boca sorprendida.
- ¡No te puedo creer Juan! Tan buenita que parecía. – Expresó realmente compungida. - Igual, te diría que no te preocupes tanto, están en la casa de la madre me dijeron, calculo que debes saber dónde queda, nosotros obvio que no porque no nos incumbe, lo escuchamos a la pasada. – Se atajó por si se venía una nueva marejada de preguntas.
- Emmm no, la verdad fuimos novios poco tiempo, no conocí a mi suegra ni su casa, aunque conozco a alguien que sí ahora que lo pienso.
– La mujer se fue de viaje a vivir a Capilla del Monte y les dejó la casa, ellos lo pensaron y prefirieron alquilar acá y vivir allá, lo cual tiene sentido. Me dijeron que tienen una casa preciosa.
Juan hizo silencio. Le habían dicho que su madre había muerto, que necesitaban un tiempo a solas para ordenar las cosas de su casa, para hacer el duelo y él respetó el pedido como un imbécil. Para cuando quiso volver a ser una de las esquinas de ese excitante triángulo amoroso, se encontró con habitaciones vacías y muchas preguntas. Se sintió dejado atrás como una mera caja mohosa y húmeda.
- Si fueron novios por poco tiempo y recién empezaban a salir tenés todo el tiempo del mundo para conocer a otra. – Mencionó frunciendo el entrecejo. – No es por entremeterme he, es que tendrías que seguir adelante, conocer a otras chicas, si esta chica se fue así sin decirte nada no debe tener los patitos en fila, o sus prioridades no estaban bien ordenadas.
- Es que, aunque fue corto fue muy intenso, no me es tan fácil mover la página. – Admitió sintiéndose un tonto sentimental, encima frente a una desconocida.
- ¿Querés dejar acá? No tengo problema, ya nos ayudaste un montón, con Carly te vamos a invitar a comer algo un día, si es que entrar no te pone bajón jajaja.
- No hay drama, igual falta poco. Aunque más no sea bajo a subir algunas cajas más.
- Gracias. – Aceptó comprensiva la castaña, viendo al musculoso vecino en el ascensor y la puerta cerrarse como una criatura de acero que lo comía y este, impávido, no parecía importarle ser engullido por la garganta de acero.
Más que algunas cajas, fueron como cuatro subidas y bajadas más. Trabajó el triple de lo que trabajó Carlos, eso era seguro (se agitaba con solo subir un apoya vasos). El esfuerzo físico le ayudaba a despejarse y reordenar sus ideas, también cada vez que pasaba por la entrada era un buen momento para demostrarle su aprecio al portero con un bien merecido “fuck you” en señal de enojo con quién creía su amigo.
- ¡Hey, ya te dije! No es nada personal, macho, no podía decirte nada, es secreto profesional.
- Seee, seguro, vos nunca hablas de más sobre los inquilinos. – Dijo chorreando tanto sarcasmo como su cuerpo sudor. – Quedamos así, cuando haya que votar con el consorcio para reemplazarte por una cámara con IA ya vas a ver.
- No seas así flaco, me dijeron que no podía decirte ni una palabra, igual pasó tan rápido que ni hubiera tenido tiempo.
El triángulo se había roto para él, sin embargo, si uno giraba el plano en el que estaba para observarlo desde la perspectiva opuesta, había otro ángulo exterior que había sido expulsado de la figura y era la única persona a la que Juan podía comunicarle la información sonsacada.
En una pequeña plazoleta cercana al edificio, sentándose en el escalón de un monumento todo vandalizado de Julio Argentino Roca aprovechó a tomar aire y realizar una llamada.
- Hola, Noe ¿Te acordás de mí?
- Hablamos hace unos días, obvio nene. – Contestó cortante la rubia que por su exceso de gustos frikis lo trataba como a un menor de edad, además lo había conocido en una merienda en el departamento de Gabriel, la última vez que los vio allí. Juan no la confrontó porque sabía que tenía tantos motivos para estar cabreada como él, incluso más. – Hacela corta que vine al baño del trabajo para atenderte, ¿paso algo importante?
- Ayudé a los nuevos inquilinos en la mudanza, como te dije. – Apresurando su relato. – Me dijeron que la madre no murió, nos mintieron. Se mudó a Capilla del Monte y ellos volvieron a su antigua casa entre gallos y medianoche. Huyeron del edificio como dos bandidos.
Pensó que esa revelación causaría un gran impacto en la rubia, quizás hasta una puteada al viento, el lanzamiento de un objeto contundente, un golpe contra el cubículo de baño, algo. Solo le regresó un suspiro de resignación.
- Ya sabía, me lo dijo Gabriel. Me cortó por mensaje de texto y me lo dijo.
- ¿¡Y ahora me lo decís!? Entre como un caballo, me podrías haber dicho así no hacía de James Bond de la Salada.
- No es nada agradable decir que a una le cortaron por mensaje como a una cualquiera, así que si estás pensando en que te diga donde viven o que te acompañe a confrontarlos olvidate, re contra olvidate, ya fue, haceles la cruz como yo y seguí adelante, es lo único que te puedo decir.
- No es tan sencillo, pase de verlos a diario a que ni siquiera estén en el edificio, no puedo quedarme sin una explicación de…
- No Juan, no sigas, basta. Espera que quiero ver si estoy sola… - Se escuchó el rechinar de una puerta, sin dudas estaba hablando en un cubículo de baño y revisaba que siguiera sola. – Bien, escucha esto último que te voy a decir, los conozco de hace años, aunque él siempre me gusto, cuando están los dos juntos es otra cosa, dan una vibra rara, muy rara, no sé si me explico. Siempre estuvieron viviendo solos, siempre juntitos de acá para allá, él se mudó y al toque ella lo siguió… digamos que son peor que Milei y la hermana, con eso te digo todo.
Ahora el que hizo un silencio fue Juan.
- Prometí no decir nada, pero visto que se fue todo al carajo… yo sé toda la verdad sobre eso.
- ¿La verdad? ¿Qué verdad? Habla pendejo. – Aunque ella sabía que para paliar la crisis de la pandemia Gabriel le había abierto un OF a su hermana, quería saber si Juan por ser más cercano a ellos tenía escenas tabú extras en la película de sus vidas.
- Dijiste que no te gustó que te cortaran por mensaje, a mi algo gordo como esto no me gusta quemarlo por teléfono, preferiría hablarlo personalmente. – Elaboró el misterio demostrando que no era tan pendejo como creía. Los últimos sucesos ocurridos le habían dotado de algunos puntitos extra de confianza en el build de su carácter.
- ¿Estás invitándome a una cita?
Se hizo un 3er silencio, el último de la conversación, en el que el muchacho buscó en su diccionario mental las palabras perfectas para poder concretar un encuentro con la rubia ex (o algo así) de Gabriel.
- Si estás decidida a dar vuelta la página, mejor hacelo habiendo leído cada párrafo. – Soltó provocando un “mmmm” de interés en el otro lado de la línea. – Quiero contarte todo así vas a saber porque me es bastante duro dejarlos ir… son raros, sí, igual también me gustaba estar con ellos.
- Okey, okey, eso último sonó raro, muy raro, si la mano viene por donde creo que viene quiero oírlo todo, así que como ya tenes mi número, cuando salga del trabajo arreglamos, no puedo estar quince minutos hablando encerrada en un baño; ah, y vos pagas, el dueño del chisme siempre paga la cuenta.
- No conocía esa regla.
- Ahora la conocés, bueno, estamos en contacto… Juan. – Nombrándolo antes de cortar como viéndose sorprendida por el repentino interés en él, interés que la llevó a llamarlo por su nombre y no sus adjetivos descalificativos. El propietario del 7B en cambio estaba pletórico, a puño cerrado encamino la vuelta al departamento con un nuevo norte en el horizonte.
- Una cita con una rubia así de fuerte me van a ayudar a dejar toda esa locura atrás. – Mencionó en un soliloquio mientras ingresaba al edificio y le hacía un nuevo “fuck you” a Miguel, cada vez de forma más impertinente.
Miguel rió con estruendo, sin tragarse el supuesto enojo de su amigo: - ¡Hey, flaco, no te zarpes que soy el portero he! ¡Respeta la autoridad sino querés tener problemas con el sindicato! – Lo amenazó en tono reacio como de comisario rural, riendo por lo bajo. - ¡Somos muy poderosos!
- ¿A quién vas a amenazar traidor, patovica de pelotero? – Le dijo Juan antes de perderse escaleras arriba entusiasmado con sus nuevos planes.
Una vez solo, Miguel sonrió, esta vez no de una manera afable, como la sonrisa de los gordos simpáticos que tanto abunda, sino de forma maliciosa, como la de un sobreactuado villano de telenovela. Congraciándose en su victoria secreta, las mejores victorias a su manera de ver, abrió el celular y reviso en su galería de imágenes el “pago” de la famosa Majito por su obediente silencio.
- Si habré deseado ver ese culito desnudo que tenés Majito, cada vez que lo veía pasar… - Dijo revisando su galería, como un atleta consagrado se pasea por su vitrina de trofeos. – Que me perdone Juan, jaja por estos regalitos soy capaz de entregar a mi vieja a la policía …


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Definición de paraíso

Paraíso:
(Del lat. paradīsus, este del gr. παράδεισος, y este del avéstico pairidaēza, cercado circular, aplicado a los jardines reales).

1. m. En el Antiguo Testamento, jardín de delicias donde Dios colocó a Adán y Eva.

2. m. Cielo, lugar en que los bienaventurados gozan de la presencia de Dios.

3. m. En algunos teatros, conjunto de asientos del piso más alto.

4. m. Sitio o lugar muy ameno.

Para Gabriel, existía una quinta definición de dicha palabra que para él era la verdadera: “Dónde quiera que esté ella…” pensó mientras la veía posar del otro lado del lente, María José… su musa predilecta, su tentación prohibida, estirando su cuerpo de contorsionista, sonriendo como una nena en un cumpleaños, exhibiendo un cuerpo que era una invitación a cada pecado carnal existente.
- Mmm majito, si esta no es la mejor pega en el palo. – Menciono su hermano mayor, gatillando más que en una película de Rambo.
- Y también Gabbo vos me queres hacer posar todos los días, me siento explotada. - Admitió en un falso lloriqueo.
- Ya sabes que vos te lo buscaste, no hubieras crecido así de fuerte, así de… flexible.
Todo el ambiente era el ideal. Era una noche tan calma que se sentían a la deriva en el espacio sideral, estaban donde crecieron y su amor germinó, estaban solos, tan solos que ya no tenían que preocuparse por hacer ruidos molestos ni poner música, de hecho, Gabriel se daba el gusto de poner la música que se le cantaba y ese día sonaba un compilado en el que se lucía “Como un diamante” de Airbag, dado que parecía ilustrar el momento…
“Hoy brillas en el Luna Park
Las luces están esperando por vos
No podés fallar, no pueden parar
Ese fuego en vos que nos incendia hoy
Que nos incendia hoy”

Y sin dudas que con su nuevo corte de pelo y su outfit tan provocativo brillaba más que una estrella: lucía un body de red con más agujeros que la trama de una película de Marvel, borcegos de plataforma estampados con motivos de recortes de diario, y una bata corta de tul abierta, tan trasparente que era tan útil para cubrir su desnudez como un paraguas para atajar una lluvia de asteroides. Como frutilla del postre, una tanga negra a juego con su bata, era el negro en la película de terror de los 90, esa tanga iba a ser boleta en cualquier momento.

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- ¿Voy bien hermano? – Preguntó con la única intención de recordarle que era su hermana.
- Como siempre, no… mejor que nunca. – Admitió sinceró, viéndola flexionar su cuerpo para él, o mejor dicho, para todos los que pagaran su suscripción al OF.

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- La verdad… no dejo de pensar en que te tendría vestida así todos los días, hasta para ir de compras.
- ¡Me cago de frío! ¿Estás loco? Además, se me re ven los timbres. – Dijo dedicándole una mirada escandalizada mientras apretaba sus pechos.

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Era un deleite que iba en crescendo y parecía no conocer ningún techo. Cuando se hablaba tanto del famoso “techo de cristal” cuando se hablaba del límite profesional al que podían aspirar las mujeres, Majo en su propio terreno, el de la sensualidad, había demostrado que podía llegar hasta donde quisiera y ese día Gabriel la iba a tomar de la mano para ir al estrellato con ella.
Ya no era necesaria ninguna orden o consejo, María José por su cuenta se despachaba sus prendas haciéndolas volar como hadas de cuento, su cuerpo desnudo florecía frente a sus tres ojos los dos orgánicos y el de la cámara, encargado de inmortalizarla una vez más. Si había un firmamento para el erotismo al servicio del negocio esa producción se lo tenía más que ganado. Pronto quedo con su exquisito sexo al desnudo, al igual que sus dos pechitos de colegiala que estaban perdiendo la carrera del crecimiento contra su culo, aunque a Gabriel poco le importaba, aunque se quedaran medianos, igual le parecían hermosos a más no poder, dignos de degustarse a diario a rabiar.

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Fue cuando demostraba sus dotes para la gimnasia artística abriéndose de piernas entre dos sofás que el hombre dejó la cámara de lado e incapaz de aguantarse, se ubicó para darle placer a su vagina ya desnuda. Por sorpresa y sin anunciarse, se arrojó al suelo como un soldado haciendo cuerpo a tierra y comenzó a lamer su conchita.
- Mmmm. Te hiciste tardar. – Susurró Majito cuando de sorpresa, sintió una lengua muy conocida acariciándole la vulva de principio a fin, desde el clítoris hasta la delicada telita de su huequito, con una lengua que parecía alargarse con cada cunnilingus que pasaba.
Gabriel lamió entre los labios vaginales el tajito rosado de su hermana con esmero, tirado desde abajo, teniendo el platillo servido con las piernas abiertas a lo Jean-Claude Van Damme sosteniéndose con ambos sofás. Cosas así solo podían conseguirse con las gimnastas y tenía que aprovecharlo, la sensación de la vagina apoyándose contra su boca cada vez que Majito dejaba ceder su cuerpo y flexionaba sus ya de por sí estirados músculos era impagable.
- Hoy estas… más rica que nunca. – Expreso extasiado con el saborcito de la conchita de su hermana, que parecía saber que ese día descorcharía de alguna forma y estaba emanando polvo de feromonas por todo el ambiente. Cada gotita que emanaba de sus agujeritos era más deliciosa que la anterior. Majito se abrió los labios de mariposa con los dedos y su hermano le acaricio el pequeño orificio urinal con la punta de su lengua, de manera delicada, y en su placer, con los ojos en blanco Majito le obsequió un chorrito dorado de recompensa por su buena labor.
- Mmmm más, dame un poquito más. – Rogó desde abajo relamiéndose, sin dejar de estimular el pequeño orificio con su lengua mientras la miraba como un pobre esclavo sediento bajo el sol del desierto.
Majito se esforzó y aferrándose de sus tetitas dejo caer un 2do hilillo de orina, que Gabriel saboreó y bebió de inmediato, aunque la mayor parte impactó en su rostro volcándose hacia los costados.
- No pensé que te gustarían estas cosas, de haberlo sabido antes… por mí me podés hacer las lluvias doradas que se te antojen, podes dibujarme un pijama amarillo de la cabeza hasta la punta de los pies, déjame más amarillo que un Minion.
- Es algo que me salió en el momento, sorry… no tengo más que estas gotitas. – Aunque las mujeres no se sacudían, Majito oprimía su vagina para que cayeran los últimos chorritos en la boca de su hermano. - Quería ver como reaccionabas, como siempre sos un baboso pervertido sabía que te iba a gustar.
- Y puedo ser peor, ya sabes lo peor que puedo ponerme…
A esta altura de partido no valía la pena describir el cunnilingus de forma exaustiva, era moneda corriente, la figurita más repetida del álbum, tras varios minutos de degustación vaginal, el hermano pasó del platillo principal al postre, y aunque el anilingus también era algo común, Gabriel necesitaba unos últimos minutos de degustación anal para terminar de decidir por que agujerito hacer debutar.
- ¿Podes aguantar en la pose un rato más? Quiero comerme el culito.
- Si, más si me vas a chupar el ano… eso me sube todas las pilas.
- Sabía que ibas a decir eso. – Se congració posicionándose un poco más atrás, teniendo el culito sobre su boca sintiéndose como un insecto siendo apuntado por una lupa.
Gabriel se entretuvo pasándole la lengua por todo el asterisco como realizando una caricia húmeda, luego atacó el centro del ano de su hermana pujando con fuerza, intentando introducir su lengua tan adentro como el anillo de cuero virgen le permitía.
- Uuuh, aaa, uuuh, aaaa, ah, ah, ah. – Comenzó su sinfonía de gemidos suaves Majo, estirándose la colita con las manos para deformar el agujero y dejarle el camino servido a su hermano. Este lejos, lejísimos de acobardarse, aprovecho el obsequio y le metió la lengua tan adentro que le toco las paredes. – Cada vez… que me tocas a los lados siento como una descarga, no lo puedo creer, me tiemblan las piernas, no aguanto más.
- Arodillate, descansa. – Cedió Gabriel. – Sentate en mi boca, quiero seguir un rato más, así te lo preparo para hacerte la colita. Tengo que humedecerlo lo más profundo que pueda.
- ¿Entonces… te decidiste? ¿Tengo que encender un humo en la chimenea para anunciarlo? – Preguntó colocando los cantos con sumo cuidado sobre el rostro de su hermano, de la forma más simétrica posible, asegurándose de que el anillo de cuero le quede bien sobre la boca.
- Habemus decisión, y en un rato habemus anal… - Dijo abriendo los glúteos duritos de Majo para hundirse bien entre ellos y tras dejarlos caer, quedar apresado entre sus cantos. – Brbrbrbrbrbr Dios, déjame preparártelo bien, si no te lo lleno de saliva no va a entrar.
Y estaba en lo cierto, dado que Majo estaba sentada sobre Gabriel con las manos desocupadas, aprovechó para descubrir la verga de su hermano y esta no daba más de grande, dura, y venosa. Parecía latir con un corazón propio ubicado en algún punto de su grueso tronco. No se cansaba de verla, de tocarla, y pronto la sentiría donde nadie la sentiría.
- Mmmm hermano, asegúrate de lubricarme bien o no va a entrar, hoy la tenes súper gorda y venosa. – Dijo jugueteando con él, frotándose la zanja de atrás hacia adelante contra su rostro. Haber chupado su concha con su pis incluido y ahora su culo se la había puesto toda tiesa, más dura que garrote de cavernícola.
- Mmm Gabbo, me vas a partir al medio, te late como loca, me va a explotar entre las manos. – Dijo comenzando a masturbarlo con suavidad, estirándole el cuero venoso sabiendo que esas venas latientes debían de sentirse como el cielo dentro de su recto. – ¿Cuándo terminas ahí abajo? Me estas volviendo loca, no puedo esperar más… tenes una pija demasiado linda hermano.
- Falto poco, muy poquito… - Dijo presionando el centro del ano hasta que la lengua zafaba por las líneas del asterisco de piel.
Ya no había necesidad de describir todo lo que aconteció antes de su primer anal porque ya lo habían hecho todo. Desde que su Onlyfans había nacido con la excusa de salvar el departamento se habían besado de cien formas posibles, en cien lugares del cuerpo distintos. Si los besos dejaran marcas en la piel sus pieles tendrían más señales que los campos minados de Vietnam. Ahora solo quedaba admirar el cuerpo desnudo de su hermana sobre él, con la curva perfecta de su espalda cayendo como una cascada hasta perder el nombre y ganar el de culo, dónde Gabriel estaba zambullido de lleno, ahogándose a sí mismo en esas aguas corpóreas, espesas y agitadas.
- Es hora, acomódate con las piernas abiertas como recién y déjate caer.
- Ffffff, que nervios, me vas a separar en dos con esa poronga. – Mencionó Majo mientras ponía una pierna en el sofá, luego la otra, quedando estirada formando una “T” invertida. Debajo de ella, Gabriel se arrastró por el suelo alfombrado como un mecánico debajo de un vehículo hasta que su aceitada herramienta estuvo debajo de su desembocadura digestiva.
- Dejate caer, controla los tiempos, baja de a poquito. – Le indicó manteniendo la verga dura y derecha con la mano, envuelta entre los glúteos sólidos de Majo que demostrando una sincronización admirable, se iba dejando caer para que con su peso lograra ensartarse en su hermano.
- Mmmmgh, no entra, es muy grande. – Mencionó mirando hacia atrás como si quisiera estacionar un vehículo… aunque la metáfora se volvía realidad cuando se notaba que en cierta forma sí estaba estacionando su carrocería en una maniobra inédita para ella.
- Tenele paciencia… tenete paciencia, va a entrar, siento salivita por todo el agujerito. – La alentó frotando el glande contra el ano, sintiendo como resbalaba contra el sin esquinas.
El hombre separó uno de sus glúteos para dilatar el orificio y el anillo de cuero “besó” el extremo del glande prometiéndole el primer vistazo de su interior a su serpiente de un ojo.
Por fin, el anillo de cuero cedió lo suficiente como para dejar pasar el ancho de tres dedos juntos y abrazo al glande al completo dando el inicio a una nueva vida. El estigma de la virginidad estaba a una inyección de carne vía recto de quedar atrás.
- Oooh, oooh, oooh, puta como se siente, se re siente. – Describió las sensaciones Majito.
- Dejalo reposar adentro un rato, quiero sentirte el huequito contra la cabeza. – Dijo Gabriel antes de comenzar cualquier movimiento, con las manos sobre las caderas de su hermana, casi fundidas a su piel de tanto que la tenía ahí.
De a poquito, el hombre puso primera y comenzó a levantar su cadera con mesura, sintiendo el anillo de cuero entre el glande y la piel, presionándolo con fuerza, también sintiendo los roces con la carne en el interior del culo, dónde sus ojos no podían llegar. A dónde si podían llegar era a ver el duraznito de su hermana sobre su verga, tragándosela despacio como un ser que come a contramano, una de las visiones más hermosas que jamás creyó que vería.
- Mmmm hermana, como come verga tu culito, baja un poco más, déjalo que coma… - Le dijo presionando un poco las caderas para que baje.
Obediente, la castaña miró para atrás para ver la cara de éxtasis de su hermano, debajo de ella, y se dejó caer un poco para que el ano ahora este abrazando la piel de la verga, es decir, el cuero que cubría el tronco. Juraba que podía sentir más de una vena latiendo contra el anillo dilatado, o quizás era su culo el que latía.
- Son tantas cosas… me partís al medio, y tu pija me abre toda adentro. – Menciono con las rodillas temblorosas, aunque firmes, dado que si se dejaba caer quedaría ensartada como churrasco de croto.
En eso las manos firmes de su hermano se posicionaron sobre sus glúteos como si hiciera bíceps y comenzaron a ayudarla a moverse. Parecía poder leer la mente de su hermana como si los atara un vínculo telepático y antes de que las piernas de esta dijeran basta o la dominen los miedos, le daba una mano con fuertes brazos para que el ano hiciera su satisfactorio recorrido ascendente y descendente por la pija, desde la punta del glande hasta un cuarto de tronco.
- Un poquito más… no tengas miedo, deja que tu culito coma más verga, déjate caer un poco que tu hermano te sostiene.
- Mmm para hijo de mil…
Majo se mordió el labio ante la forma en la que Gabriel le hablaba (y su elección de palabras) y se dejó caer un poco más… y otro poco, y siguió cayendo, hasta que su vagina rozó sus huevos y ya no podía ir más abajo. La flexibilidad de sus piernas estaban a tope, y no solo de sus piernas. Su ano estaba dilatado como nunca, y eso que era de las que disfrutaba de dedearse con varios dedos, alguna hortaliza fálica como los pepinos y hasta desodorantes cilíndricos. Aun así, una verga caliente y latiente era distinto a todo, más cuando esa verga era la excitante probóscide de su hermano y este la comenzaba a mover de abajo a arriba arqueando su cadera.
- Aah, aah, aaah, aaaah, aaaaah, eso, eso, eso es un anal en toda regla, aaah… - Comenzó a gemir, ahora más relajada y confiada de que nada malo pasaría. Casi tres cuartos de verga estaban en ella y el cabezal de carne de Gabriel se había abierto camino dentro suyo sin problemas, aún sin ningún aceite lubricante.
Había comenzado el anal como ella dijo y las palabras fueron reemplazadas por las onomatopeyas, las de gemidos por, sobre todo. Sin decirse una palabra, se sincronizaron como esos gemelos de películas y series de terror con poderes y sin mucha planificación, adoptaron toda clase de posiciones, sin que Gabriel en ningún momento desentierre su espada de la piedra.
Primero le dio por detrás estando él en el suelo y ella con las piernas abiertas formando una línea recta, hasta que sus músculos estirados no dieron más y optaron por cambiar de pose. Majito se giró con cierta dificultad, dado que seguía ensartada. En dicha pose su hermano no solo se deleitó con la expresión de sumo placer de su hermana, su vagina inflándose como un capullo queriendo abrirse y la sensación de su culo, algo más suelto, llegando más profundo y más cómodo dentro de él, también con sus tetas bamboleándose sobre él hasta que las cazó al vuelo como frutos a punto de caer y sintiendo sus pezones endureciéndose en sus palmas, le dio caña a su ano por varios minutos.
La tercera posición fue un griego con ella inclinada sobre el sofá, como una mascota cansada apoyando el hocico y él, siempre desde atrás, ahora sobre ella, dejaba caer su cadera como un martillo neumático para taladrarle el hoyo a más no poder. Fue el punto crítico de profundidad alcanzada, también de dilatación. Su ano jamás estuvo más abierto y comenzaba a ser demasiado para una primera vez.
- Ooh, aaaah, oooh, aaaaah, mmmnhaa, Gabooo, me rompeees, oooh, ooh, ooh, aah, ooh. – Gemía ya sin control de los sonidos que su boca emanaba. Tenía el rostro hundido en el apoyabrazos del sofá y este estaba mojado con el sudor y la saliva que soltaba. Gabriel le corrió los pelos pegoteados de la cara para ver su rostro colorado y se dejó caer para darle un jugoso beso en la boca.
- Hermanita, vos sabes que es importante entrenar este músculo también. – Le dijo comenzando a sacar la verga de manera suave del orificio, sintiendo cada punto de agarre estirándole el cuerito hasta que el glande quedo apenas rozando el ano, como dándole un tierno beso de despedida, antes de entrar de nuevo, lento y parejo, hasta que las bolas encontraron carne y se aplastaron contra ella.
- Ooohh, oooh, Dios, es demasiado… ooh... – Gimió dándolo todo por soportar el ariete a contramano, dándolo todo para resistir el doloroso debut anal. Su hermano volvía a sacarla lentamente para volverla a meter, dándole la forma que quería al canal, moldeando su recto con la figura y la medida exacta de su verga.
- Tranquila, vas bien, ya estas más abiertita que antes… - Le dijo girándose para sentir como el glande friccionaba contra sus paredes internas antes de comenzar a bombear en ella, ahora presionando contra uno de sus costados internos.
El griego prosiguió unos minutos más, a veces más lento y en otras más rápido, aunque siempre llegando a fondo, hasta que la cadera encastraba con la de ella como una pieza de rastri. Antes de que la posición se gastase, cambiaron los esquemas y paso a darle de sentado, con ambas piernas de Majito abiertas sobre los apoyabrazos y dejándose caer a la vez que Gabriel le daba de empellones. Desde allí quedaba a la altura justa para saborearle las tetas, comerle la boca, verle la cara ida de placer y de dolor por las antagonistas sensaciones del sexo anal.
- Schuuick, schuuick, sluuurp, mmmmfh. – Sumó a la larga lista de onomatopeyas mientras succionaba de sus pezones como si se alimentara de ellos de manera profusa.
Las manos del hombre se posicionaron sobre los glúteos duritos de Majo y los apretujaron hasta que hundió sus dedos y sintió en la verga toda enfundada, fue allí cuando se puso intenso de verdad…
- Aaah, aaah, aaaah, aaaah, aaah, aaaaah, aaaah…
Sin hablar ningún idioma que no sea el del placer, Majito gimió como nunca antes, desatada gracias a la intimidad de daba una casa convencional sin paredes de ningún tipo pegadas, sin oídos indiscretos ni lenguas sueltas, ahora que se había librado de las limitaciones de un departamento podía ser ella y gemir tanto como le pareciera, tanto como le viniera en gana.
Gabriel, que succionaba uno de los pezones en punta de su hermana lazo la vista para ver el rosto desencajado y enrojecido de su hermana, con los cabellos castaños empapados y despeinados. Por unos minutos no conectaron sus miradas hasta que ella miró hacia abajo y se miraron fijamente listos para darle un punto final al acto.
Entre el traqueteo de las carnes chocando entre sí, el sofá crujiendo ante aquella prueba de rigor y su ensordecedora hermana, que chillaba como puerquita separada de la teta de su madre, puso quinta, descubrió que tenía sexta, también la puso, y casi formando un puente con su cadera le puso firma al debut anal con un grueso chorro de leche que se perdió en lo más recóndito de la cavidad abusada de Majo, una y varias veces sintió el semen brotar y ni bien la última gota estuvo ofrendada a su glorioso culo, la retiró dejando un orificio abierto que exponía su interior.
Gabriel tomó a Majo de la nuca y le encajó un glorioso beso de felicitación, tan cargado de saliva que esta comenzó a chorrearle hasta su pecho. Para su sorpresa, cuando sus bocas se despegaron formando varios colgajos de baba, con las piernas algo temblorosas Majito se bajó del sofá para ubicarse entre sus piernas y darle una mamada a su verga muerta, así como estaba, aún calentita y horneada de tanta fricción dentro de su culo.
- Eso es… buena hermanita. – Dijo acariciándole el cabello todo pegajoso de sudor, quitándole los mechones pegoteados a su frente. – Limpie bien la verga de su hermano después de usarla. – Expreso con los ojos llorosos por el esfuerzo, el orgullo y la indescriptible sensación de sentirse el rey del mundo.
- Sluurp, sluuurp, sluuurp, sluuuurp, chuiiick, chuick… - Se escuchaba mientras ambos disfrutaban de la parte que les correspondía. No había nada más placentero que sacar una verga ardiendo y caliente de un culo apretado para sentir de inmediato una refrescante boca de mujer dándole una segunda vida, curando donde ardía, limpiando donde era requerido, soplando con su respiración para refrescar el incendio. La babita tibia se chorreaba desde el glande por todo su tronco y ella se la esparcía con la lengua por toda la verga, sorbiéndola de manera ruidosa para volverla a escupir, formando una pasta pegajosa y espesa muy olorosa.
Muy excitado por ver a su hermana sacar todos los trucos de su cuaderno de perversiones, la tomó de los cabellos para hacerle tragar toda la verga y mantenerla ensartada por varios segundos sintiendo la saliva goteando por todas partes y el glande presionando el fondo de su garganta.
- Mmmm eso es, trague toda esa verga, cómetela toda mi putita… - Susurró presionando contra su garganta un poco más, manteniéndola ensartada de manera firma con su mano, observándola respirar con dificultad a la vez que su rostro se enrojecía y el aire entrando y saliendo de su nariz provocaba un sopleteo que salpicaba algo de mucosidad.
Majito sentía cada uno de sus sentidos invadido por la verga de su hermano, en especial el del olfato y el sabor. Teniendo una pija semejante impidiéndole respirar comenzaba a reconocer que había concluido una etapa de su vida para iniciar otra más grande e importante. Sentía que todas las enseñanzas de su hermano mayor, todas sus lecciones y su paciencia vertida habían dado sus frutos. Desde que la cámara había empezado a gatillar frente a su cuerpo desnudo por primera vez, su hermano la había estado preparando para empezar la vida sexual más envidiable y perfecta posible. Ahora que estaban solos y habían encontrado su camino podían dar rienda suelta a cada fantasía que se les cruzara por la cabeza y nadie los detendría, nadie podría juzgarlos, ni su madre, ni la multitud de Cristos colgados en las paredes ni los espejos… ya no importaba más que lo que tenían juntos.
Por fin su hermano se acordó de que era el mayor y debía resguardarla y empezó a desenfundar su verga lentamente, permitiéndole respirar con normalidad una vez más, aunque le olor y el sabor a pija parecía que lo tenía impregnado para siempre.
Por más minutos de los que Gabriel esperaba, Majo le chupó la pija de punta a punta, de los huevos al glande y de los huevos al culo, del que nunca se olvidaba y al que siempre le pegaba una visita cargada de lamidas profundas y besos amorosos. Con su boca de artista le dibujó un calzoncillo de baba refrescante hasta que estuvo al palo de nuevo y lista para un segundo round…
- Ya te hice la colita, te la llené de leche, me mamaste la verga, ¿ahora qué tenes en mente? – Pregunto intrigado ante la transformación libidinosa de su hermana. Parecía que había mudado de piel frente a sus ojos para enseñarle su transformación final.
Poniéndose de pie sobre él, tomó su culo con ambas manos y lo abrió para enseñarle el dilatado agujero una vez más, incluso frunciéndolo y dilatándolo como un ojo que parpadeaba. Gabriel hundió dos dedos en él y no le dio ningún trabajo llegar a fondo, hasta que el nudillo impactó con su glúteo y las yemas de sus dedos dieron con grumos de semen.
- ¿Para qué te pensas que te pare la verga? ¿La vas a usar o me vas a dejar el culo con hambre?
- Parece que ese culito es insaciable. - Dijo apuntando al irreconocible agujero. Dónde antes Majito tenía un asterisco diminuto y apenas pigmentado, ahora se veía un boquete como los que hacen los presos para escapar.
- Sí, dame más, ahora que ya no soy una debutante tengo experiencia, dame, dame, dame.
- ¡Para loca! Dejaste de ser virgen de la cola hace diez minutos, no te excedas.
María José dejo caerse un poco y envolvió el glande con su sortija dilatada. – Dale que me enfrío, no me cortés la inspiración.
A pesar de su estado, no le había izado la bandera por nada y esperaba un 2do round. En su balanza el placer había terminado por ganar el pesaje y se sentía lista para darlo todo una vez más. “Okey, aquí vamos” Gabriel puso sus manos en su cadera y con firmeza, la hizo bajar y subir. Majito volteaba la cabeza para dedicarle miradas de puta a la vez que flexionaba sus piernas para sentarse en la verga.
- En la silla de enfrente te estás comiendo una torta, ¿no? – Bromeo Gabbo haciéndole sacar una sonrisa, aun teniendo tanta carne invadiéndole el ano una vez más.
Por varios más las carnes de ambos tamborilearon cada vez que se encontraban en un sentón profundo como si de un solo de tambor se tratase. Gabriel incluso disfruto del concierto en primera fila, apoyando su espalda en el sillón, viendo y escuchando cada vez que Majito dejaba bajar su culo para hacerlo sonar (“tap, tap, tap, tap, tap”) acompañando la percusión con un suave gemidito de dolor.
- Aah, aah, aaaaau, aaaaau, aauu, aaauuum, mmmm, hermano, me partís al medio. – Expresó sin dejar de sacarle filo a la verga. - ¿Cuándo te corres?
- ¿No era lo que querías? ¿Debutar y de una hacerte la Sasha Grey?
- Uuuuum me falta mucho para ser tan buena como Sasha… si la quiero alcanzar tengo que recuperar el tiempo perdido. - Admitió Majito que para su sorpresa, se le acomodaba encima para improvisar una nueva posición, empezando por inclinarse hacia atrás, pegándose a él, momento en que su hermano aprovecho para acariciarle las tetas y besarle la boca.
- No te preocupes mi amor, me voy a ocupar de que recuperes todo el tiempo perdido y alcances a quien quieras.
- Que sacrificado lo tuyo he.
Sin que la pija se saliera del culo, estando con su espalda pegada contra su pecho, trabajosamente apoyó un pie en el muslo de su hermano como si fuera un escalón, y luego el otro, siguió con el anal haciendo equilibrio sobre sus muslos dejándose caer a la vez que Gabriel movía su cadera para penetrarla. Lo que le parecía fantástico del anal era que además de sentir el anillo de carne apretándole el tronco con la fuerza justa, con cada posición rozaba en una nueva parte dentro de su culo.
- Aaah, aaaah, aaaah, aaaah, aaaah, ooh god, oooh god… - Gimió imitando el gemido marca registrada de la famosa Sasha Grey.
- Para que estas cayendo en infracciones de copyright.
- Solo vos podes decir semejante boludez en medio de una culeada.
Gabriel aprovecho que tenía las manos libres tanto para masajear sus tetas como para acariciar su vagina, que estaba tan húmeda y caliente que de haber sido un acto a ciegas y desconociendo el contexto, hubiera pensado que tocaba una sangrante y profunda herida, los dedos de hombre casi que resbalaban de tan lubricado que tenía el tajito. Lo que no parecía estar herida, era la férrea voluntad de Majo que, aun teniendo su ano bajo una rigurosa prueba de calidad, seguía subiendo y bajando su cuerpo para darle placer a su hermano a costas de la integridad de su orificio.
Fue cuando Majo se dio vuelta para quedar cara a cara de su hermano, abrazada a él en el que sería un gesto muy tierno de no ser por lo que acusaba sus expedientes (contaminado de incesto desde hace más de un año), cuando ambos dieron todo el resto que les quedaba y Gabriel volvió a eyacular en el culo de Majito, que suspirando como una enamorada, se dejó caer de frente sobre el cuerpo de su hermano, relajando sus músculos, sintiéndose pegajosa y agitada como un niña que jugó por horas y solo quería dormirse a upa de su hermano mayor.
Su verga de a poco fue retrayéndose hasta escapar del abrazo astringente de su ano hasta reposar dormida entre sus glúteos, desconectándolos luego de más de veinte minutos de conexión continua, intensa, ardiente. Si a él le ardía la verga de tanta fricción no quería imaginarse como le había quedado el culo por dentro.
- Si fuera fumador este sería el momento ideal para prenderme uno. – Dijo más preocupado en decir algo y romper el silencio que por decir algo con sentido. – A ver, Majito, que ya pesas bastante.
- ¿Me estás diciendo gorda? Adelgace 5 kilos con este polvazo. – Expreso levantándose con cierta dificultad. No hacía falta preguntar, le dolía el culo como nunca. – Y olvídate de fumar, causa disfunción eréctil y te necesito 10 puntos de ahora en más.
- Estuviste increíble, todavía no puedo creer todo lo que duraste. – Expresó apretándole un glúteo y dándole una nalgueada a la pasada. Había que reconocerle el empeño puesto en exprimirle la berenjena dos veces consecutivas y a fuerza de sentones, se había mandado en su debut una performance digna de una anal queen profesional.
Al rato Majo regresó hecha un desparpajo y se sentó en el sofá de enfrente, con el top de red todo desgarrado, un pie desnudo y el otro conservando el borcego de plataforma (ninguno se enteró cuando perdió al compañero), despeinada, traspirada y desnuda, con las piernas ligeramente abiertas enseñando un tajito que más que estar lubricado de placer bien podría estar llorando del terror ante el debut brutal que se le venía. Mirando fijamente a su hermano destapo una botella de coca y tomo del pico frente a él, dando un fuerte suspiro al terminar de refrescarse. Parecía una felatriz muy venida a menos.
- Es de mala educación beber del pico, maleducada. – Bromeó más por costumbre que otra cosa. Las ganas que tenía de comer algo y de dormir eran legendarias.
- ¿Y ahora qué? ¿Cómo sigue todo esto? – Preguntó la castaña, que parecía tan despierta como al principio. Le recordó a un viejo meme de Hatsune Miku bebiendo energizante.
Gabriel se levantó y tomando de la misa coca de su hermana, besó su frente con ternura y se dirigió a la ducha triunfal mientras se despojaba de su ropa.
- Ahora, se viene lo mejor hermanita, el comienzo de una nueva vida.


Dos meses después



Muchas cosas podían pasar en un mes, y en dos ni que hablar. Más tras un suceso que sin que ellos lo supieran marcaba un cierre en sus vidas. Se había terminado la etapa de jugar a escondrijos, de los silencios y las farsas. Estaban desatados para expresarse todo su amor cuando y como quisieran dentro de esas cuatro paredes. Podían ser hermanos y bromear como sonsos o pelear por tonterías si se les antojaba o ser los amantes más pasionales, aquellos que están unidos por compartir un amor prohibido e inquebrantable.
Tras una noche tranquila, Gabriel se despertaba con el inconfundible sonido del despertador haciendo “tap, tap, tap, tap, tap, tap” y también su deliciosa sensación.
- Uuuugh. – Bramó como un oso saliendo de su hibernación. La noche anterior ese oso había fotografiado a su osita, le había hecho el culo tras calentarse con las fotos y se había quedado hasta tarde editando y subiendo las fotografías, lo normal. Ahora el despertador lo sacaba de la cama de la forma más hermosa posible.
Gabriel abrió los ojos y notó que le habían bajado el bóxer, lo habían destapado, y una suave mano harto conocida le hacia una deliciosa paja mañanera.
- Daleee, me dijiste que a las diez te despertara. – Le susurró Majito a su lado. – Tenes que fotografiar a una quinceañera, dale levántate.
- La puta madre. – Se quejó como ignorando que su hermana le estaba haciendo una paja para sacarlo de la cama. Tenía una cita profesional en la conocida Plaza Italia de Palermo junto al monumento de Giuseppe Garibaldi. – Podría dejarlo… llamar y decirles que tengo anginas o algo así, digo, duplicaste tus seguidores, podríamos vivir solo de eso.
- ¡Ni en pedo! – Ilustrando su válida postura apretujándole las bolas. – Vos vas a seguir juntando plata como fotógrafo de quinceañeras, de eventos y después sacándome fotos a mí. ¿Estamos? Además, empecé a estudiar el curso de secretariado administrativo para tener un ingreso más y si yo me mato estudiando lo mínimo que podés hacer es trabajar de lo que sabes.
- Lo que vos digas, mi amor. – Dijo estirándose para encontrar sus labios y besarla. Mientras el beso progresaba, la mano de Majito que apretaba sus testículos pasó a acariciarlos y luego retomó la paja.
- Estamos un poquito más avanzados que esto. – Expresó relajándose y dejando que su hermana hiciera su rica manualidad.
- Lo sé, igual esta bueno recordar nuestras raíces. Antes de que me revientes el orto cada noche nos la pasábamos haciendo cositas más sanas como esta. – Expresó mientras besaba su cuerpo con cariño y aceleraba la intensidad de la masturbación.
Gabriel aceptó el juego y mientras su hermana lo pajeaba al ritmo que le gustaba, él descubrió su vagina para acariciarle el tajito de arriba hacia abajo. Como cada mañana la tenía calentita y edulcorada como le gustaba, cada tanto no podría evitar llevarse los dedos a la nariz para olerlos y luego a la boca para probaros, de paso así se ayudaba a correrse dado que no era fácil después de tantas sensaciones vividas.
- Mmm un poquito más, seguí, seguí, deslechále los huevos a tu hermano. – Dijo mientras le frotaba toda la mano en la concha, sabiendo que entre labio y labio estaba el único tesoro que quedaba inexpugnable en ese cuerpo, aquel que no se habían decidido si debía tomar o no por todo el peso simbólico que tenía. Que su propio hermano le rasgara la telita (con su portentosa herramienta, además) con el riesgo de un embarazo de por medio era un umbral que por el momento no querían cruzar y quizás era mejor así, después de todo ambos encontraban el agujerito trasero tan placentero como cualquiera.
Gracias a esas hermosas sensaciones (y pensamientos) se vino más rápido y una vez que los primeros chorros de semen salieron escurriéndose en la mano de Majito, consideró que su día podía empezar.
- Así me gusta. Mmmm por la mañana es más potente. – Dijo la castaña lamiendo un grumo particularmente grueso de sus dedos.
- Vos también sos más rica por las mañanas…
Tras unos minutos, mientras se vestía, exteriorizó por primera vez un pensamiento que le rondaba la cabeza con demasiada frecuencia.
- ¿Habrá otros como nosotros afuera? A veces sueño que nos espían desde la ventana, veo figuras misteriosas bajo la lluvia, sombrías… dejan una invitación húmeda bajo la puerta y se van. Cuando la abro hay un sitio de internet que nunca llego a recordar.
- Debe haber, el problema es que no sé cómo los encontraríamos, tampoco creo que deberíamos. – Pensó abrazándose a él desde atrás. - ¿Querrías descubrir que lo nuestro no es único? ¿O exponerlo para que lo descubran después de que nos costó tanto tener nuestro templo?
- La verdad que sí. Quisiera saber si hay otros como yo, como nosotros, quisiera saber cómo llegaron a descubrir lo que son, como lo manifiestan en sus días, como viven sus vidas con lo que sienten… no sé, capaz es un pensamiento tonto.
- No tiene nada de tonto buscar gente con los mismos intereses, por más cuestionables que sean, el problema es que en nuestro caso sería muy peligroso.
- Tenés toda la razón. – Dijo girando el rostro para estamparle un jugoso beso en los labios antes de desayunar y seguir con un día normal, o eso es lo que creía que le aguardaba al cruzar la puerta.
No importaba a cuantas jovencitas risueñas fotografiase, llenas de sueños y esperanzas (mínimo esperanzas de un cumpleaños de 15 a todo trapo) ni que tan elaborados eran sus vestidos, o que tan bella era la localización de la sesión, ninguna de esas capturas en su trabajo llegaban a un 10% de la belleza que tomaba en su hogar, donde vivía con su amada, su primer y único amor. Sin embargo, esa mañana por azares del destino, esa quinceañera en particular tenía un cuerpo atlético como el de Majito (le dijo que jugaba al hockey), cabellos castaños lacios y un rostro de niñata que era un primor, irradiaba tal inocencia, tal dulzura en sus gestos y en su voz, que a Gabriel se le escurrió una pequeña lágrima sin que se diera cuenta cuando un pensamiento demoledor lo invadió sin previo aviso. En algunas fotos el rostro de su hermana se le aparecía en el lente en el cuerpo de aquella joven…
No habían pasado muchos años desde que María José había protagonizado una sesión semejante a esa, entre sonrisas de lo más joviales. Él había estado a un lado junto a su madre, con la mochila repleta de responsabilidades, creyendo que para Majito tendría que ocupar el lugar que había dejado vacío su padre, sin saber que jugaría un rol muy distinto a ese en un futuro.
- ¿Pasa algo? ¿Estás bien, corazón? – Preguntó la mujer preocupada. Estaba acompañada de su hijo mayor y de nadie más. Las similitudes con aquel día que creyó olvidado no se detenían en el parecido físico de la jovencita con Majo.
- Estoy bien, es un recuerdo nada más. – Respondió sin dejar de sacar fotos. – Me pasa a menudo, nunca se sabe el recuerdo que una foto puede traer.
- Awwww es un amor, me muero. – Expresó enternecida en un principio, hasta que se percató que podía deberse a otra cosa. – Ay, no me digas que te recuerda a alguien que perdiste.
- Más o menos, no la perdí… es solo que todo cambió. – Dijo mostrando un lado sentimental que no solía mostrarle a nadie, y menos a extraños. Ese día parecía haberse levantado más sensible de lo habitual.
- Estoy bien, no se preocupe, sigamos que el día es hermoso y tenemos que aprovechar. – Expresó mientras sacaba fotos como un autómata y para sus adentros llegaba a una conclusión.
“Yo la cambié… yo la transformé sin que haya vuelta atrás… y todavía no sé cómo hacer para lidiar con la culpa de haber sacrificado a mi hermanita para hacerla mi amante.”


Anilingus
tabu
OnlyFans

Fin

Alxandra kroha
El Onlyfans de mi hermana. Parte 13 (FINAL)
anal
sexo

Palabras finales

Ufff que largo fue el viaje ¿no? Pensar que todo arrancó durante la pandemia, para hacerse eco mediante una historia de un tema que nos golpeó a todos. Espero que el recorrido haya valido la pena, soy el primero en arrojar la piedra a mi mismo admitiendo mi lentitud con los capítulos, en especial la tanda final y la verdad no tengo palabras para agradecer tanto aguante y espero que este último capítulo sea de su agrado.


Ya saben, si les gusto tanto este capítulo final, como mi regreso, revientenlo a puntos, denle duro como Gabriel al orto de Majito jaja

4 comentarios - El Onlyfans de mi hermana. Parte 13 (FINAL)

SrDiablo94 +1
Buen cierre , me queda de intriga que pasó con juan y la rubia.. un abrazo, van 10
SrDiablo94 +1
@El_Cochinoco okis ,.es genia el punto de vista , capaz a mi parecer como.que abriste una puerta a lo.que pido surgir ,. onda no me qiede con la.nena.me.re..cojo a la rubia ,.o si siguieron los mensajes del portero, se que son secundarios pero nada.
SrDiablo94 +1
@SrDiablo94 muy buena saga y gracias por tu tiempo abrazo
El_Cochinoco
Lo del portero fue para justificar que Majo y Gabriel se fueran sin que Juan se entere, fue una epsecie de soborno. Pensaba incluir a Juan y Noe en más capítulos pero quedó así, se hizo todo muy largo y preferí dejar sus "destinos" abiertos jaja
ArgyAbby99 +1
Valio la pena? Cada maldito segundo 😍 que mansa culeada jaja y el vaginal? Capaz se puede contar en un capitulo extra o algo asi
El_Cochinoco
Por el momento la historia queda así, si algun día extraño a la modelo y se me ocurre un capitulo spin-off lo haré pero no es algo en lo que pienso ahora.
Rubiacam +1
Jamás pensé que vería esto terminar, que genio chabon!
El_Cochinoco
Se tardó bastante jaja igual sempre tenía "algo" nunca estuvo en 0, pero colgé mucho hasta que la considere terminada.