Mi esposa me echó de casa para coger con su macho

Era un día de semana. Por esas casualidades del destino, se alinearon los planetas para que a Mariana y a mí nos tocara hacer home office el mismo día y yo volvía a casa después de dejar a los chicos en el colegio. Todo dado. Escenario ideal. Le mandé un mensajito unas cuadras antes: "Esperame desnudita en la cama"


Entré a casa, fui directo a nuestra habitación y ahí estaba ella, lista, preparadísima para gozar de nuestro día de ser como noviecitos otra vez, los dos solos en casa, sin los niños. Besos, abrazos, nos fuimos desnudando, todo el romance, todo piel, música romántica. Era de día, pero estábamos como reviviendo nuestra noche de bodas. Enamorados y apasionados. Ibamos a hacer el amor todo el día, todo lo que pudiéramos, estábamos dispuestos a todo, dejando el trabajo de lado o haciendo lo mínimo al menos...

Desnudos los dos, voy recorriendo con mis labios todo su hermoso cuerpo desnudo, hasta abrirla de piernas y empiezo a besar su vagina, a lamer su clítoris, siento cómo se va mojando, excitando cada vez más, cómo empieza a gemir. Me acaricia la cabeza, juega con mi cabello mientras yo sigo lamiendo su hermosa conchita llena de jugo delicioso, llevo uno, luego dos dedos al interior de su vagina caliente, ella se retuerce de placer, intensifico el ritmo de mis lamidas en su clítoris y la cojo con mis dedos. Goza, gime, grita... Y se viene... Se viene ese orgasmo de ella en mi boca mientras corcovea para refregar más su concha en mi boca, en mi lengua en mi cara. ¡Explota de placer en un orgasmo mágico!

Me chupo los dedos para seguir saboreándola, me incorporo, mi pija como un palo apuntando a su concha, nos miramos fundidos de pasión, me preparo a subirme arriba de ella para fusionarnos en un misionero enamorado, romántico y lujurioso.

Hasta que escucho un ruido de llaves abriendo la puerta del departamento. Siento miedo. La pija se me encoge y vuelve a su tamaño de manicito lamentable. Intento levantarme y salir hacia el encuentro del ladrón que penetra en nuestro santo hogar. Pero ella me agarra de un brazo. La miro. Me mira. Niega con la cabeza. Sonríe. Pícara. Sus ojos lanzan chispas divertidas. No entiendo nada. Me quedo callado, temblando, estupefacto. Escucho cómo la puerta se cierra. Pasos. Luego siento ruidos que al principio no logro descifrar. Pero termino reconociendo el sonido de ropa, cinturón, zapatos... El intruso se estaba desnudando. Escucho pasos de sus pies desnudos acercándose. Sigo tembloroso. Ella muy cómoda con la situación, se acomoda en la cama, se acaricia el cuerpo desnudo suavemente. La miro sin entender nada, con la mente en blanco.

Y entra él. Un hombre de unos 50 años. Maduro. Alto. Totalmente desnudo. Erecto. Viril. Con el cuerpo bien cuidado. Pelo blanco. Corto. Rostro bien delineado. Ojos claros. Piel morena. Experto. Un amante experto, se nota apenas lo veo cruzar la puerta de nuestra habitación. No se detiene. Camina lento. Me mira, me sonríe y hace un pequeño gesto con la cabeza, en modo de saludo. Sigue, avanza, ya pone una rodilla en nuestra cama. Ella lo recibe, se funden en un abrazo y un beso con sus lenguas dándolo todo. Caricias. 

Recién ahí ella me dirige la palabra: "Andate"

Una sola palabra: "Andate". Sin poder parpadear ni hablar y casi ni respirar, pero con la pija dura de nuevo, empoderada, firme, me levanté, agarré mi ropa, mi celular, mi laptop. Y entre caricias, besos, gemidos tímidos de mi esposa y su macho me fui alejando de mi habitación, que ahora era de ellos. Agarré mis llaves, que ahora estaban colgadas al lado de las de él, y me fui. 

Totalmente erecto y excitado me fui a la calle, a un bar, a trabajar, hasta que se hiciera la hora de ir a buscar a los chicos al colegio, o hasta la hora en la que ella me dijera que podía volver a casa. Entre correos y mensajes de WhatsApp del trabajo, me iban llegado audios, fotos, videos de mi esposa y su macho gozando en mi casa, en mi habitación, en mi cama. 

Unas 8 horas después, me llamó, me pidió que fuera a buscar a los niños, que pase a hacer las compras y que cocinara al llegar. Ella se iba a duchar y a dormir, estaba exhausta. 

Cuando se despertó para cenar, saludó a los niños, se sentó a la mesa, me besó y me dijo: "¿Te gustó?"

"Me encantó", respondí.

5 comentarios - Mi esposa me echó de casa para coger con su macho

MrNeo87
Excelente, así como muchos, queremos ver todo lo q te mando jeje
JuanElCuernos +1
😄
Ahorai
Bien ahi! Volviste a publicar!
JuanElCuernos
¡Hola! ¡Sí! Nuevas aventuras, nuevos relatos 🔥