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PDB 48 Aisha… (2)




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Compendio III


-¡Vamos, Aisha! – le pregunté, mientras le chupaba los pechos. - ¿Puedes decirme qué pasó entre tú y Calliope?

Pero Aisha se sentía avergonzada. No estaba dispuesta a compartir ese vergonzoso secreto conmigo. Aun así, no podía resistir mis ojos… mi pene dentro de ella… y mis insidiosas chupadas…

PDB 48 Aisha… (2)

¡Marco! - respiró Aisha agitada, con la voz temblorosa por la excitación y los nervios. - Es… complicado.

Pero a finales de enero de este año, esta modesta y exótica dueña de casa ni siquiera pensaba que le sería infiel por primera vez a su esposo…

Ni mucho menos que iba a tener una relación incestuosa con su hija mayor.

Nuestros ojos se encontraron, mientras chupaba suculentamente su pezón. Me aparté de ella y la busqué con la mirada.

-¡Aisha, necesito saberlo! – demandé con seriedad.

Sus palabras empezaron a escapar en una vergonzosa confesión, sintiéndose más ligera al revelar su secreto…

Pero antes de poder compartirlo con usted, estimado lector, debo darle el contexto de su vida de casada antes de conocerme…

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Aisha proviene de Mobile, Alabama, donde conoció a David a una muy temprana edad. En ese tiempo, David era un habilidoso veinteañero que recientemente había sido ascendido a primer oficial en un navío carguero. Su relación se desarrolló rápidamente, aunque considerando que, en la actualidad, Aisha está a punto de cumplir 36 y que a Calliope le faltan meses para los 21, entenderán que la relación no fue bien recibida por la familia de Aisha tras su repentino embarazo. Pero a pesar del rechazo, David tomó a Aisha bajo su cuidado, de una manera parecida a la que hice yo con Marisol.

Su vida juntos los llevo a recorrer el mundo. Aisha vivió en las Bahamas, Francia e Inglaterra antes de establecerse en Australia cuando su hija mayor, Calliope, cumplió los 12 años, coincidiendo con el ascenso de David a capitán de navío. Sin embargo, las demandas laborales de David desgastaron el matrimonio. Aunque amaba a Aisha y a Calliope, su pasión por el mar era mayor, manteniéndole fuera del hogar por varios meses. Aisha permaneció como una esposa devota, pero las separaciones prolongadas le fueron pasando factura.

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Durante las ausencias de David, la relación entre Aisha y Calliope se fortaleció. La hija empezó a resentirse con su padre no solamente por sus constantes y prolongadas ausencias, sino que también lo consideraba como un vago cuando estaba en casa. Los extensos periodos hicieron que Aisha anhelara aún más la intimidad con David. Fue durante uno de esos periodos cuando Aisha quedó embarazada de Sophie, esperanzada que otro hijo les uniera más. Pero en lugar de eso, la relación se deterioró más, puesto que David permaneció con sus viajes prolongados.

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A medida que Sophie crecía, Calliope a menudo adoptó un rol de cuidador para su hermana pequeña, que solo profundizó su resentimiento hacia David. Mientras tanto, Aisha se sentía cada vez más aislada, anhelando compañía y reconocimiento.

Pero fue para la víspera del año nuevo 2024, cuando David se encontraba trabajando una vez más, que Calliope le sugirió a su madre que debería conocer a alguien más.

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Alguien que le hiciera sentir viva, querida y apreciada…

Y dio la casualidad de que, durante la última reunión de padres y apoderados, ella conoció a alguien especial…

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Uno de los padres se mostró bastante impresionado con que la amiga de su hijo, Lily, supiera leer y quería felicitar a la esforzada madre, lo cual la conmovió grandemente.

Y tal cual como Aisha le había augurado, él había visto algo especial en ella.

Sobra decir que la persona que conoció fue su servidor, el padre de Bastián…

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AISHA Y CALLIOPE

Luego de nuestros primeros encuentros, algo cambió en Aisha. Pudo darse cuenta de que, dentro de su idílica relación de mujer casada, David le dejaba insatisfecha en la intimidad.

Inconscientemente, se halló a si misma comparando nuestras virilidades, quedando en evidencia una instancia en donde había preparado salchichones para la cena y en lugar de probarlos, se quedó contemplándolos en silencio.

PDB 48 Aisha… (2)

Solamente Calliope se percató de este cambio de actitud de su madre, por lo que se ofreció voluntariamente a lavar los trastos junto con ella. Fue en esta oportunidad que le habló de mí por primera vez.

Sorpresivamente para ella, Calliope le brindó su apoyo y le confesó que también me había conocido, al encontrarse conmigo casualmente cuando bajaba de la habitación tras llegar de la universidad.
Este fue el primer cimiento de la relación de complicidad que mantendrían a espaldas de David.

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Aun así, las constantes charlas con las chicas y el hecho de verme día a día fueron generando mayor ansiedad en Aisha. El sexo anal con David, que durante años había sido su consuelo, ya no era suficiente.

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Mientras su esposo la bombeaba incesantemente, Aisha se encontró fantaseando en mí y en la manera que mis brazos la rodeaban. Peor aun fue que, antes que ella alcanzara su orgasmo, David ya había acabado dentro de ella, dejándola con una sensación insaciable entre sus piernas. Fue de esta manera que Aisha descubrió el placer producto de la masturbación.

Con el pasar de los días, la necesidad de sexo vaginal se hizo cada vez más imperiosa, al punto que, tras volver de la escuela, Aisha se encontró a sí misma masturbándose cada vez más en la cocina, aprovechando que su marido dormía hasta el mediodía. Para este punto, la intimidad con David había cesado, limitándose a darle mamadas y masturbarlo, antes de sentirlo dentro de ella y que la dejase insatisfecha.

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Fue en una de estas oportunidades donde se encontró sola, satisfaciéndose a si misma, que Calliope la sorprendió. Aprovechando la tina caliente del gimnasio de su casa, se metió completamente desnuda. Decía que las vibraciones y las burbujas de los ardientes chorros de agua la hacían más consciente de su propia necesidad.

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Y fue de esta manera que Aisha empezó a experimentar con una de las botellas de agua olvidadas de Calliope, a modo de consolador.

A medida que iba alcanzando orgasmos, su cuerpo demandaba más. Prosiguió introduciendo la botella más profundamente en su interior, a medida que masajeaba y estimulaba sus hermosos pechos color chocolate. Sentía los pezones tan duros, que creía poder romper diamantes.

Sus caderas empezaron a meterse a su propio ritmo, facilitando el deslizamiento de la botella entre sus tejidos. La sensación era insoportable, pero necesitaba más. Con cada embestida, la botella la presionaba de manera precisa, con olas de placer atravesando su cuerpo.

Con un grito de liberación, se volvió a correr, con su cuerpo temblando a medida que el orgasmo le llegaba. A medida que las sensaciones empezaban a desvanecerse, abrió los ojos, con la mirada borrosa de placer. Todavía podía sentir la botella en su interior, pero ya no le causaba el mismo nivel de satisfacción.

De repente, escuchó el crujir de la puerta del gimnasio. Estaba medio abierta y del otro lado, encontró a su asombrada hija Calliope.

A medio vestir, salió en su búsqueda, habiéndose refugiado en su dormitorio. Afortunadamente, la hija ofreció refugio a la avergonzada madre y aprovechó de confesarse, puesto Aisha temía que, si no lo hacía, se volvería loca.

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El hecho que Calliope no fuera virgen y que hubiese experimentado en la universidad le trajo alivio. Le pudo confesar a su hija todos los sentimientos que yo le ocasionaba. Una vez más, Aisha se vio sorprendida que Calliope fuese tan comprensiva.

Y fue ahí que Calliope le confesó a su madre que me encontraba guapo. Que su primera reacción al verme fue pensar “¡Buen trabajo, mamá!” y que ese fue el primer momento donde se planteó la posibilidad de compartirme con su hija.

Por supuesto, la idea impactó a la hija. Pero la madre, con mayor experiencia, le contó que yo tengo uno de esos penes que la hacen mojarse cuando piensa en mí. Que la hacían babear, sedienta por chuparla. Y que, cuando me vengo en ella, hago todo su mundo explotar, aspecto que la joven vida de Calliope probablemente no había experimentado.

Pero fue entonces que Calliope le ofreció una alternativa diferente: que, si necesitaba privacidad para masturbarse, podía usar su dormitorio, ya que Calliope se pasaba el día entero en la universidad…
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Que incluso, no le molestaba volver a verme haciéndolo…- confesó Aisha, mirándome entre enternecida y avergonzada.

El morbo de pensar en Calliope viendo a su madre masturbarse me tenía alzado hasta el techo y Aisha también se había dado cuenta.

Y sin darme tiempo para procesar todo, metió mi pene entre sus deliciosas tetas.

Los ojos se me iban para atrás, sintiendo su cálida, tibia piel rodeándome, volviéndome loco. Había fantaseado con algo así varias veces, pero la realidad parecía mejor que lo que mi imaginación pudiese esperar.

Aisha empezó a apretar sus pechos juntos, creando un canal celestial donde me podía deslizar hacia dentro y hacia fuera. Sus pezones rozaban mi erección con cada movimiento, dándome escalofríos por toda mi espalda. Aisha me contemplaba atentamente, con sus ojos llenos de una mezcla de amor, lujuria y una pizca de posesión.

PDB 48 Aisha… (2)

La visión de verla tan confiada y seductora era una droga para mí. Podía sentir cómo me volvía a endurecer, con mi pene hinchándose entre sus pechos.

Nos movíamos juntos, en una danza silenciosa de pasión, con nuestros cuerpos hablando un lenguaje propio que solo ellos entendían. El dormitorio estaba repleto de la esencia de sexo y de deseo, aroma que parecía inundar hasta el mismo aire.

A medida que me aproximaba al orgasmo, Aisha se acercó, con sus labios morenos abiertos en anticipación. Sabía que iba a volver a probarme, a tragar cada gota de mi corrida, saboreando mi propia esencia.

Cuando me vine, ella la tomó toda en su boca, sin parar de mirarme. Tragó mis jugos sedienta, con el salado y espeso sabor de mi semilla bañando su lengua.

Era como si me declarase su amor y adicción hacia mí, de una promesa silenciosa de la cual, ella nunca tendría suficiente.

Nuestros ojos se encontraron, mientras que ella afanosamente limpiaba mi erección. Pero dada la hora y su sonrisa, era claro que no había tenido suficiente…

Y que me esperaba ansiosa y caliente en la ducha…


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2 comentarios - PDB 48 Aisha… (2)

lenguafacil +1
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metalchono
Gracias por comentar. Ahí publiqué la 3era parte.
eltrozo896 +1
Esperando 3ra parte
EXCELENTE !!!
metalchono +1
Muchas gracias por comentar. Acabo de publicar la 3era parte. Espero que sea de tu agrado.