¡Buenas! D.T.N, espero que estén bien. Me he puesto a escribir estos relatos con la intención de que a alguien más le gusten mis días a día. Sé que no demuestro tanto erotismo explícito, pero espero encontrar a alguien que comparta mis mismas inquietudes. Sin más rodeos, les dejo la experiencia que tuve hace unos días.
Hace dos días en la noche, como les mencionaba, llegué temprano a casa y me puse a hacer deberes y demás tareas. En ese momento me sentía bastante indiferente, después de tantos rechazos sexuales por su parte. No solo rechazos, sino también indiferencia y provocaciones. Ella se vistió con esa ropa de dormir tan seductora que tanto me gusta, dejando ver debajo de la bata sus pezones grandes y puntiagudos, y un poco más entre sus piernas al sentarse en el sofá. Antes de eso, tuvo que bañarse porque sudó mucho intentando practicar ese baile tan erótico moviendo las nalgas. Como tiene muchas, se veía muy provocativa. Al mirarla tanto, no pude resistirme y me lancé sobre ella.
La besé apasionadamente en esos labios carnosos, sintiendo su frescura y su lengua. Después de tanto suspirar y exhalar pasión, recorrí su cuello con mi nariz, oliendo cada parte de él y mordiéndolo un poco. Emitió un gemido que me excitó aún más. Tenía muchas ganas de besarla y practicar sexo oral, así que no resistí y bajé lentamente desde su cuello hasta sus pechos, acariciando sus pezones y chupándolos como si fueran dos frutas maduras. Después bajé hacia su ombligo, recorriendo cada centímetro con mi lengua, hasta encontrarme frente a su vagina, donde percibí un leve aroma a feromonas, un olor tan atrayente que me embriagó. Lo olí intensamente hasta satisfacerme, luego la disfruté completamente, mordiéndola, besándola y explorando con mi lengua todo ese flujo delicioso y viscoso.
A cada rato la besaba mientras sentía con mis dedos el calor y la humedad entre sus piernas, tocando sus labios vaginales tan sensibles y hermosos. Ella cada vez sentía más el deseo irresistible de que la penetrara, pero por despecho, yo no quería. Quería que ella sintiera algo de la indiferencia y el rechazo que me había demostrado durante tantos días. La acosté pero la hice levantarse para que se pusiera a cuatro patas, mirando en dirección opuesta a mí, mostrándome todo entre sus grandes glúteos y los labios de su vagina tan carnosos.
Nuevamente enterré mi rostro en ese esplendor de carne que tanto me mostraba y gustaba, embriagándome con su delicioso aroma. Recorrí con mi lengua desde lo más alto hasta lo más bajo, dejando de producir saliva por el esfuerzo.
Después de un rato allí, ya no pude aguantar más, aunque quería aparentar fortaleza. Entonces, la hice acostarse de nuevo boca arriba, busqué condones y lubricante. Ese día había comprado un juguete anal porque realmente quería ser duro con ella por hacerme esperar tanto. Le mostré el juguete y ella se sorprendió por mi decisión en ese momento.
Después de ponerme el condón, le pedí que se calmara y respirara porque iba a usar el juguete anal. Lo lubricamos bien y le transmití mis intenciones. Poco a poco introduje la primera esfera; ella se quejó. Luego la segunda, más grande, y se quejó nuevamente, contrayéndose un poco. Finalmente, introduje la tercera esfera, la más grande, con fuerza, y ella se contrajo más y gritó.
Bueno e estado publicando varios post con respecto a mi vida sexual con mi esposa, espero que le pueda gustar, no se si esto lo estará viendo alguien.
Compartan y disfruten, no olviden dejar sus puntos por favor me ayudan a seguir
Nota: si me apoyan bien y dejan puntos subo una foto del culo de mi esposa.
Hace dos días en la noche, como les mencionaba, llegué temprano a casa y me puse a hacer deberes y demás tareas. En ese momento me sentía bastante indiferente, después de tantos rechazos sexuales por su parte. No solo rechazos, sino también indiferencia y provocaciones. Ella se vistió con esa ropa de dormir tan seductora que tanto me gusta, dejando ver debajo de la bata sus pezones grandes y puntiagudos, y un poco más entre sus piernas al sentarse en el sofá. Antes de eso, tuvo que bañarse porque sudó mucho intentando practicar ese baile tan erótico moviendo las nalgas. Como tiene muchas, se veía muy provocativa. Al mirarla tanto, no pude resistirme y me lancé sobre ella.
La besé apasionadamente en esos labios carnosos, sintiendo su frescura y su lengua. Después de tanto suspirar y exhalar pasión, recorrí su cuello con mi nariz, oliendo cada parte de él y mordiéndolo un poco. Emitió un gemido que me excitó aún más. Tenía muchas ganas de besarla y practicar sexo oral, así que no resistí y bajé lentamente desde su cuello hasta sus pechos, acariciando sus pezones y chupándolos como si fueran dos frutas maduras. Después bajé hacia su ombligo, recorriendo cada centímetro con mi lengua, hasta encontrarme frente a su vagina, donde percibí un leve aroma a feromonas, un olor tan atrayente que me embriagó. Lo olí intensamente hasta satisfacerme, luego la disfruté completamente, mordiéndola, besándola y explorando con mi lengua todo ese flujo delicioso y viscoso.
A cada rato la besaba mientras sentía con mis dedos el calor y la humedad entre sus piernas, tocando sus labios vaginales tan sensibles y hermosos. Ella cada vez sentía más el deseo irresistible de que la penetrara, pero por despecho, yo no quería. Quería que ella sintiera algo de la indiferencia y el rechazo que me había demostrado durante tantos días. La acosté pero la hice levantarse para que se pusiera a cuatro patas, mirando en dirección opuesta a mí, mostrándome todo entre sus grandes glúteos y los labios de su vagina tan carnosos.
Nuevamente enterré mi rostro en ese esplendor de carne que tanto me mostraba y gustaba, embriagándome con su delicioso aroma. Recorrí con mi lengua desde lo más alto hasta lo más bajo, dejando de producir saliva por el esfuerzo.
Después de un rato allí, ya no pude aguantar más, aunque quería aparentar fortaleza. Entonces, la hice acostarse de nuevo boca arriba, busqué condones y lubricante. Ese día había comprado un juguete anal porque realmente quería ser duro con ella por hacerme esperar tanto. Le mostré el juguete y ella se sorprendió por mi decisión en ese momento.
Después de ponerme el condón, le pedí que se calmara y respirara porque iba a usar el juguete anal. Lo lubricamos bien y le transmití mis intenciones. Poco a poco introduje la primera esfera; ella se quejó. Luego la segunda, más grande, y se quejó nuevamente, contrayéndose un poco. Finalmente, introduje la tercera esfera, la más grande, con fuerza, y ella se contrajo más y gritó.
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1 comentario - La lucha silenciosa: Noche de pasion pt1