Secreto con mi abuela

Mi abuela  es una señora gordita simpática y siempre fue buena para la jarana, la fiesta y el baile. Cuando falleció mi Tata, ella se sintió libre y organizaba fiestas en su casa. Varias veces me quede a alojar y simpre ella se acostaba después de beber un wisky y ver tele.
Una tarde en que me encontraba en su casa, se quejó de un dolor y calambre de piernas, y me ofrecí para darle un masaje. Nunca me había fijado que mi abuela tenía una bonitas piernas y un trasero excepcionalmente grande y parado. Su piel era suave y hacerle masaje la verdad es que me dejó caliente. Dos días después me pidió otro masaje y esta vez fui algo mas osado, metí mi mano hasta tocar las nalgas, cosa que me abuela agradeció con un gemido de placer. Seguí y mi erección era visible. Mi abuela me dijo que si deseaba parar este era el minuto de hacerlo. Como me quedé en silencio y segui masajeando, ella se relajó, se puso completamente boca abajo y abrió las piernas. Toque sus muslos carnosos, su culo duro y suave y finalmente su concha deliciosa. Ella gimió con fuerza y me exite muchísimo. Con algo de torpeza le baje el pantaloncito y las bragas y le quite la blusa: dos espectaculares tetas quedaron desnudas, toqué y chupe mucho rato y ella gemia y gritaba de placer sobre todo cuando le mordí los pezones, luego meti un dedo en la concha, su vagina era grande, peluda y de prominentes labios. Gemia y sollozoba, yo tenia ganas de probar a una mujer mayor, asi es que me comencé a desnudar para no perder esta oportunidad.
La escena era muy caliente, ambos desnudos, mi abuela boca abajo, el culo desnudo, exquisito y mi verga erecta listo para entrar. Pero mi abuela se gira y me mama la verga, es una experta. Se la pasa por la cara, los ojos y las orejas.  Enseguida le pido que vuelva a ponerse boca abajo, ella se rie, obedece y separa las piernotas gruesas; me monto encima de sus nalgas y empujo. Mi verga fue literalmente devorada por su culo. Gritaba, gemia y sollozaba de placer. A los 5 minutos gritó fuerte y acabó, me seguí meneando, entrando y saliendo de su vagina que chorreaba jugos sexuales y acabé. Con algo de vergüenza me sali, le limpié la creampi que chorreaba y me fui. No supe que decirle. Nunca lo hemos hablado y esta es la primera vez que lo cuento.