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Haciendo que Marta M no este triste

Habíamos quedado unas cuantas parejas amigas para cenar y tomar algo luego. En la cena la note rara, y en la disco estaba sentada en el sofá del reservado, sin bailar y con cara de preocupada. Marta iba con una camisa vaquera de manga larga, que remarcaba sus pechos grandes y una minifalda negra sin ajustar, que dejaba ver casi enteros sus muslos gordos y el resto de sus piernas, tapadas por unas medias negras tupidas. Me senté a su lado y la pregunté que la pasaba. Marta me comento que llevaba un tiempo mal con su marido y que no tenía muchas ganas de bailar, ni de nada. Habían tenido varias discusiones e incluso llevaban casi una semana sin sexo. Pose una mano en uno de sus gordos muslos y lo acaricie, mientras le decía que lo que la hacía falta para animarse eran unos buenos polvazos. Esta se rio y seguimos charlando, cuando terminamos la copa le dije que mejor la siguiente nos la tomábamos en mi casa. Esta me sonrió y lo tomé como un sí, momento en el que mi mano apretó su muslazo y la di un beso. Todos allí sabían que ambos tenemos relaciones abiertas, por lo que no había ningún problema en hacerlo. Tras avisar a mi novia que me iba con Marta a casa y me acerqué a Miguel, marido de Marta, y le dije que me la llevaba para darla una buena noche, que la hacía falta.
Fuimos en su coche, donde me siguió contando sus penas. Yo la dejaba desahogarse, mientras acariciaba su pierna y la besaba cuando podía. Al llegar a mi casa, nos sentamos en el sofá y tomamos algo. A media copa, la dije que ya no pensara más en nada y que solo disfrutara. Comencé a besarla apasionadamente, con una mano en su muslo gordo y la otra en sus tetazas. Comencé a desabrochar su camisa, mientras besaba su cuello. Cuando llevaba media camisa desabrochada, metí mi mano para acariciar sus tetas solo con el sujetador negro liso, de aro, que llevaba. Le hacia un canalillo maravilloso al juntar esas tetazas gordas que tenía y no tarde en meter mi cabeza para comérselo. Comencé a morder esas tetazas con el sujetador puesto, además de seguir gozando con el canalillo. Mis manos acariciaban sus muslos, hasta dentro de la cortita falda, llegando a su tapado coño.
Acabe de desabrochar su camisa, abriéndola bien. Cogí mi copa y rocié su canalillo con mi bebida, lamiéndolo sin parar. Saque sus tetazas del sujetador, las rocié también y se las devore. Las comí y acaricié fuerte, mordiéndolas y pellizcándolas incluso. Me puse un hielo en la boca y lo pasé por sus gordos pezones. Cuando se pusieron durísimos solté el hielo y se los lamí al principio, para terminar, mordiéndolos y estirándolos hasta que Marta chillaba de dolor.
Sentado, me quite el pantalón y Marta se puso de rodillas. Nos besamos, mientras ella me masturbaba y yo acariciaba sus tetazas. Cuando se me puso dura la polla, Marta se colocó a gatas y empezó a hacerme un mamadón con su enorme boca. Subí su minifalda y comencé a acariciar y azotar su gordo culo. Cuando Marta cogía velocidad en la mamada, sus tetazas se movían para todos lados poniéndome más cachondo, y una de mis manos jugaba con ellas. Mi mano dejo de azotarla, para acariciar su tapado coño.
Cuando la tuve muy dura, me levanté, dejándola a gatas. Me puse frente a su cara y la golpeé con mi polla dura y llena de sus babas. La pase por sus labios y la metí hasta el fondo de su bocaza, provocándola una arcada. La deje respirar y recuperarse, mientras volvía a golpear su carita con mi polla, para inmediatamente empezar a follarla duro la boca. Agarre su pelo y tire fuerte de él. Con mi otra mano, la daba buenas tortas.
Me coloque detrás de ella y pase mi polla por su gordo culo, notando la raja de él marcada en las medias. Me senté en el suelo y comencé a besarlo y acariciarlo. Pase a morderlo y azotarlo bien fuerte, haciendo que Marta soltara gritos de dolor.
Las medias de Marta eran bien gruesas y con las manos no podía romperlas, por lo que fui a por unas tijeras. Volví con ellas y le hice un agujero redondo y grande por donde se veía su tanga negro. Me tumbe con la cabeza debajo de su coño. Aparte el tanga y empecé a comérselo. Mis manos agarraron sus tetazas, jugando con ellas. Mi lengua cada vez se movía más rápido dentro de su coño y sus tetas empezaron a ser ordeñadas, sintiendo sus duros pezones. Me metí más adentro y comencé a comerla las tetazas. La hice sentarse sobre mí, aparto su tanga y se metió mi polla en el coño. Comenzó a moverse como una loca, follando, mientras seguía disfrutando de sus tetazas.
Sali de debajo y me puse de rodillas tras ella. Me puse un condón, aparte su tanga y metí nuevamente mi polla en su coño. Volvimos a follar y ahora lo hice bien duro, mientras la azotaba fuerte. De vez en cuando agarraba las medias, por los rotos, estirando y soltándolas para que golpearan su culo y su cintura. Metí mi polla por su culo y me eché sobre su espalda. Comencé a follárselo fuerte, mientras agarraba sus tetazas y nos besábamos.
Me senté en el sofá y Marta se sentó sobre mí. Volvió a meterse mi polla en su coño y cabalgo, mientras mi cabeza disfrutaba entre sus tetazas comiéndoselas y apretándolas con mis manos. Cuando Marta se corrió, apretó fuerte mi cabeza contra ella, ahogándome con sus tetazas. Cuando me soltó, nos besamos y seguí follándola un poco más el coño empapadísimo. Gire a Marta y se sentó dándome la espalda. Metió mi polla en su culo y se movió en círculos. Le quite la camisa. agarre sus tetazas y esta se echó para atrás, giro su cabeza y nos besamos. De vez en cuando metía uno de mis dedos en su mojado coño, masturbándola. Sacaba mi dedo empapado de sus jugos y entre los dos lo lamiamos. Agarre sus pezones, pellizcándolos y estirándolos, provocándola gritos de dolor, solo tapados por nuestros besos.
Marta se arrodillo entre mis piernas y me quito el condón. Metió mi polla entre sus tetazas y me hizo una tremenda cubana. No la avise que me iba a correr y mi semen salió disparado manchando su cara y sus tetazas. Tenía bastante acumulado por lo que salieron varios chorros de buena cantidad, que la dejaron bien blanquita.
Marta se reía y comenzó a lamerse lo que la había caído en las manos. Le dije que parara y la senté en el sofá. La pedí que abriera bien las piernas y se echara el tanga a un lado, para ver bien su rojo coño. Cogí el móvil y la hice una foto, la cual mandé a su marido para que viera lo bien que la estaba cuidando.

Me lleve a Marta al baño para que se limpiara. Mientras lo hacía, me puse detrás de ella, agarrándola de la cintura y besándola el cuello. La desabroche y quite la falda. Me arrodillé y metí mi cabeza entre sus piernas, comiéndola de nuevo el coño. No pare hasta que volvió a correrse. Entonces me levante, se giró y volvimos a besarnos, con mis manos en sus tetazas y una de las suyas con mi polla agarrada.
Cogí a Marta y la llevé a la habitación. La tire en la cama y me tire sobre ella. Nos besamos y acaricie y aprete fuerte sus tetazas. Mordí y lamí sus gordos pezones, hasta ponérselos bien duritos. Saqué de un cajón unas pinzas con una cadena y se las puse en sus pezones. Según enganchaba cada pezón, Marta soltaba un fuerte grito de dolor. Cogí la cadena y tiré fuerte, haciéndola tener un fuerte dolor. Me agache para volver a besarnos y hacer que la costara gritar, pues mi lengua estaba dentro de su bocaza. Una de mis manos bajo hasta su coño y la empecé a masturbar.
Me senté en la cama, contra el cabecero y ordené a Marta que se pusiera a gatas a mamármela. Cuando se colocó y comenzó a comérmela, agarre la cadena y volví a estirar sus pezones, haciéndola que gritara, con mi polla casi entera en su boca. Mi otra mano azoto su culo gordo, hasta que volví a masturbarla. De vez en cuando tiraba de la cadena para provocarla dolor. Me estire para poder sacar del cajón un vibrador. Lo puse al máximo y lo metí en su culo. Lo volví a azotar y seguí masturbándola. Marta no sabía si gemir de placer o de dolor, pero se la veía disfrutando a tope.
La di un condón y tiré fuerte de la cadena, mientras la ordenaba que me lo pusiera. Cuando lo hizo me puse de rodillas tras ella. Aparte su tanga y metí mi polla en su coño, follándoselo. Mis manos estaban en sus grandes glúteos y los azotaba muy a menudo. Me incline sobre su espalda y agarre la cadena, tirando de ella, y subiendo la velocidad de las penetraciones en su coño. Marta estaba casi llorando, pero no me pedía que parara.
Bajé de la cama y fui al armario a por un collar de cuero, con una cadena de donde salían esposas para las muñecas y los tobillos y a por un consolador de más de 20 cm. La espose con las manos en la espalda y las piernas dobladas y abiertas hacia atrás. La empujé haciéndola caer tumbada boca abajo, sin que Marta pudiera moverse mucho. Le saqué el vibrador del culo y se lo metí en el coño. Abrí bien su culo y se lo follé con el consolador largo, metiéndoselo casi entero.
Me senté de rodillas frente a Marta y la folle la boca, Me incline lo necesario para seguir follando su culo con el consolador. Al rato folle su boca también con el consolador, a turnos con mi polla, provocándola arcadas cuando la metía el consolador casi entero. Me coloque de rodillas detrás de Marta. Me tumbe sobre ella, aplastando su cuerpo, metiendo mi polla en su culo y follándoselo. Comencé a morder su cuello, mientras acariciaba sus muslos. Cuando comenzó a gemir y decir que se estaba corriendo, mi mano apretó su cabeza, ahogándola con el colchón. Solo soltaba su cabeza un par de segundos, para que cogiera aire, antes de volver a ahogarla contra el colchón. Mi polla seguía follando duro su culo.
Cuando me corrí dentro de él, la saque, me quité el condón y me puse delante de ella. Restregué mi polla sucia por su cara, antes de meterla en su boca para que me la comía y limpiara. Cuando lo hizo, volví a ponerme tras ella y le azoté fuerte. Cambie el vibrador a su culo y la folle el coño con el consolador. No pare hasta que volvió a correrse. Entonces metí mi cabeza entre sus piernas y la comí el coño, disfrutando de su corrida.

Quite las esposas y el consolador a Marta y nos tumbamos en la cama. La abrace y lamí los pezones rojos por las pinzas, mientras ella me agradecía que la estuviera levantando el ánimo de esa forma tan deliciosa. Le dije que no tenía nada que agradecerme y me respondió que eso no era así. Agarro mi polla y la comenzó a menear para todos lados. Se puso a gatas y comenzó a comérmela. Cuando la tuve bien dura, la metió entre sus tetazas haciéndome una tremenda cubana, de nuevo.
Marta se desnudó completamente y se puso de rodillas a mi lado. Me puso un condón y se sentó, metiéndose mi polla en su coño, cabalgando como una loca. Sus tetazas se movían para todos lados sin parar, hasta que estire mis manos para agarrárselas. De vez en cuando, se inclinaba para pudiera comérselas, pero volvía a ponerse recta y cabalgar como una loca.
Marta no se bajó de mi polla hasta que se corrió, momento en el que se tumbó sobre mí y nos besamos, mientras seguía follándola y agarrando sus tetazas. Cuando me corrí, Marta me quito el condón y me lamio la polla. Se volvió a tumbar a mi lado y nos quedamos dormidos, abrazados y besándonos.

Mi móvil me despertó por la mañana. Era mi novia, que se había quedado a dormir en casa de otra amiga nuestra y su novio. Sali de la habitación para no molestar a Marta y acabé en la cocina hablando con mi novia, a la que le conté lo bien que lo había pasado con Marta. Marta apareció en la cocina y puse el manos libres para que ella también hablara con mi novia.
No me pude resistir y comencé a comerla las tetazas a Marta, mientras ella hablaba con mi novia. Cogí un bote de chocolate y rocié bien sus tetazas, poniéndome a lamérselas y comérselas. Marta se empezó a poner cachonda y le dijo a mi novia, que tenía que colgar pues teníamos que ponernos a desayunar. Colgó y dejo mi teléfono en la encimera.
La ordene que abriera la boca y la eche chocolate en ella, haciendo que algo cayera en sus labios. Nos empezamos a besar, pasándonos el chocolate. Marta se arrodillo y comenzó a comerme la polla. No tardo en ponerse bien duro, debido al calentón mañanero que llevaba. Rocié mi polla con chocolate y esta siguió mamando sin descanso. Volví a rociar mi polla con chocolate y empecé a golpear su cara con mi polla, antes de empezar a follarla la boca ahora.
La levante y volví a comer sus tetazas, llenas de chocolate. Saqué un brik de leche y rocié sus tetazas con leche, comiéndoselas nuevamente. La subí a la encimera y seguí comiendo sus tetazas, mientras la masturbaba. Me puse un condón y comenzamos a follar. Nos besábamos y ella misma se echaba chocolate en las tetas para que se las comiera. Subí una de sus piernas a mi hombro para metérsela más a fondo aún. Con una de mis manos, acariciaba la pierna levantada y con la otra acariciaba y pellizcaba sus pechos.
La baje y la coloque dándome la espalda, con las manos apoyadas en la encimera. Me agaché y comencé a morderla y azotarla el culo gordo. Metí mi cabeza entre sus piernas y la comí el coño, mientras seguía azotando su culo. Cuando se corrió, volví a levantarme. Metí mi polla en su culo y se lo follé a una alta velocidad, mientras mis manos, estiradas, agarraban fuerte sus tetazas, disfrutando de ellas.
Marta volvió a arrodillarse y me quito el condón. Me volvió a hacer un mamadón, mientras me miraba fijamente. Metió mi polla entre sus tetazas para apretarlas fuerte y hacerme una estupenda cubana. Mi mano acariciaba su cabeza y estiraba mi mano, para que me lamiera los dedos de la mano.
Cogí un vaso y lo lene de leche. Saque mi polla de sus tetazas y pedí que me masturbara, apuntando al vaso. Cuando me corrí, mi semen cayo en el vaso, mezclándose con la leche y tras la segunda salida de semen, Marta volvió a comérmela, tragándose el semen y limpiándomela. Marta se levanto cuando me la dejo bien limpia y la di el vaso para que se bebiera la leche con mi semen. Esta lo hizo de un trago, tras el cual nos dimos un buen beso, con mis manos agarrando sus tetazas.

Fuimos al salón a desayunar. Tras hacerlo, nos volvimos a besar y le dije a Marta de darnos una buena ducha para limpiarnos el chocolate del cuerpo. Bajo la ducha no paramos de besarnos. Comenzamos a masturbarnos mutuamente, a la vez, hasta que ambos nos corrimos.
Tras la rica ducha, nos vestimos. Marta se tomo un nuevo café, antes de marcharse a su casa, mucho mas contenta de lo que había salido.

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