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El inicio de mi nueva vida sexual II

El inicio de mi nueva vida sexual II

Continuamos con la historia anterior, la historia de mi vida, es cierta y veridica, procederé a contarla de a poco porque me veo obligada a ello, como dije anteriormente, para mantener la pareja y por salud mental. 

Ni que decir tiene que después de ese maldito viernes, sabíendo que mi marido Juan Carlos no vendría y Ana (mi hija) tampoco me pase el fin de semana masturbándome, mirando por las ventanas de mi casa si veía a Emilio y pensando alguna estrategia para acercarme a él o contactar con él. 

Utilice series de tv, películas, libros, musica... Cualquier cosa valía para apartar de mi mente a Emilio pero no lo conseguía, aparecía en mis pensamientos, y cuanto más resistía más húmeda estaba por dentro. 

Por momentos me veía sucia, busqué incluso en internet posibles causas de ese exceso de humedad en mi vagina, pero en el fondo sabía a que se debía esa humedad, y lo que me exigía la vagina, porque ella era la que controlaba mis decisiones. 

Empezó una nueva semana y los siguientes días fueron un caos en mi vida, realizaba las labores cotidianas del día a día, aumente mis niveles de deporte saliendo incluso a correr que hacia años que lo había dejado. Todo ello para no pensar en Emilio, me dediqué en cuerpo y alma a la empresa familiar realizando pedidos, facturas, nóminas y trabajando más horas para poder pensar menos. 

Tenía un objetivo claro, pasar el resto de semana sin masturbarme, sin pensar en Emilio atendiendo los asuntos cotidianos y concentrándome en ellos. Incluso uno de los días hice una visita rápida a mi hija Ana en Madrid, para cambiar de aires, llevarla ropa que necesitaba debido a que volvía el buen tiempo y sobre todo para no pensar en Emilio.
Posiblemente ese día logré pensar menos en él pero de vuelta en el pueblo el asunto cambiaba. 

Y era muy costoso dejar de pensar en él, no podía quitármelo de la cabeza, sobre todo por las tardes cuando pasaba de camino a mi casa y miraba la ventana de su habitación esperando encontrarlo, pero sabía por sus padres que estaba estudiando en Madrid y volvía de vez en cuando a pasar el fin de semana.

Logré pasar la semana sin masturbarme pero no lo pude sacar de mi cabeza. 
Si el fin de semana anterior había estado lleno masturbación y diversión sexual, este fin de semana se antojaba triste y apagado ya que venía mi marido Juan Carlos. 

Una vez se acomodó apenas compartimos tiempo juntos, pase el fin de semana haciendo deporte y esquivandolo en casa. En varias ocasiones le dije que tenía uno de esos días malos debido al trabajo y a las preocupaciones relacionadas con la empresa. En la cama dormimos obviamente juntos pero ninguno de los dos hizo un movimiento sexual hacia el otro. 

Juan Carlos a pesar de no trabajar hasta el lunes se fué el domingo por la mañana, de ahí mis sospechas que tenía una amante, una despedida fría y volvía a estar sola, sola, solaaaa! Y triste. 

Desde hacía varios años comencé a sospechar que Juan Carlos se estaba viendo con alguna otra mujer o que incluso podría contratar una prostituta, y la verdad es que ni antes ni ahora me importaba ya que tenía una vida cómoda sin preocupaciones dedicándome a lo que me gustaba y Juan Carlos sabía perfectamente que en el caso de divorcio tendría mucho que perder. 

Hace meses se hizo más notable las ausencias de Juan Carlos que incluso pasaba 2 meses sin venir al pueblo a verme y me imaginaba a mi marido con su amate (aunque no sabía si tenía una amante me lo imaginaba) y me excitaba pensar en ellos. 

¿Que edad tendría ella? ¿Sería más joven? ¿Española o extranjera? ¿Donde se encontrarían? ¿Sospecharia mi hija Sara también de su padre? ¿Como lo follaría? ¿Follaría mejor que yo? 

Estos pensamientos me hacían sentir sucia en ocasiones, pero también me proporcionaban placer imaginándome situaciones perversas e incluso imaginaba que Juan Carlos un día la traía a casa y teníamos sexo juntos, con ese pensamiento me masturbaba como loca. 

Esta última fantasía me daba muchas noches de placer pero también mañanas de remordimientos por esos sucios pensamientos. 

Me preguntaba que pensaría Emilio de lo que vi ya que obviamente habían pasado dos semanas y guardaba silencio. Yo tenía claro que no iba a decir nada a nadie y también tenía claro que el por vergüenza no diría que le miré por la ventana mientras se masturbaba, eso era obvio. 

Y comencé una nueva semana motivada, ideando planes para hacerme con su número de teléfono u otra forma de contactar con el. 
La semana paso rápido, y en el tema sexual todas las noches no podía faltar a mi cita con algún video, foto o pensamiento que me hiciera humedecer. Pero estaba lejos de mis orgasmos del día que ví a Emilio, ese día fue memorable. 

Llegó el fin de semana, no vendría Sara y mucho menos Juan Carlos por lo que estaba nerviosa como una joven, esperaba encontrarlo, era viernes, el día que suele volver Emilio de Madrid y miraba por la ventana cada vez que pasaba un coche para saber si era el suyo pero no vino y todas mis ilusiones se desvanecieron. 

Mi optimismo se acabó ese mismo viernes, ya NO estaba húmeda, NO estaba llena de vida, estaba apagada y este fin de semana lo iba a pasar sola y triste para no variar. Por lo que planeé visitar a Ana en Madrid para realizar unas compras y pasar el sábado con ella. Fue la primera vez en toda la semama que no me masturbé, estaba apagada y seca, me dormí pronto para madrugar al día siguiente. 

El sábado me desperté antes que de costumbre, como dije quería ir a Madrid a visitar a Ana, cuando estaba sacando el coche del garaje ví a Emilio, parecía despreocupado, me miró, no me saludó y continuó su camino. En esos segundos que cruzaron nuestras miradas note un leve enrojecimiento de su piel, se obligó a apartar la mirada y aceleró el paso. 

Ahí estaba él, y yo volvía a tener el cosquilleo de una adolescente, tenía que idear un plan para este fin de semana, rápido, y el plan comenzó llamando a Ana de que no iba a poder ir a Madrid, porque no quería distraerla de los estudios. 

Soy buena para inventame excusas, funcionó al 100% y mi segunda parte del plan era intentar coincidir con Emilio, para ello tenía el resto del sábado y el domingo ya que el lunes volvía a la universidad. 

Vigilé los movimientos de sus padres desde mi ventana, sus salidas y entradas, a el no le vi el resto del sábado y eso me estaba poniendo nerviosa. 
Emilio era mi presa y yo era la cazadora, tenía que intentar encontrarme a solas con el y ya solo quedaba el domingo. 

El sábado por la noche volví a retomar mi masturbación, volví a estar húmeda y pasé un rato agradable pensando en posibles situaciones con Emilio, imaginando los posibles resultados de mi plan me humedecian la vagina volviendo a tener un rato placentero. 

El domingo me desperté muy pronto, excitada, motivada y húmeda, hoy era el día. Era difícil porque sus padres los fines de semana no suelen salir de casa y así sucedió. Pasaban las horas y continué trabajando con mi portátil al lado de la ventana por si lo veía.
En el fondo no estaba trabajando nada, estaba más pendiente de la ventana que del ordenador. 

Que tonta estaba, ¡claro! ¡El ordenador! 
Puedo fingir que internet se ha cortado, que no puedo trabajar y si voy a su casa le pido que me lo arregle. Sus padres no pondrán ningún impedimento y eso me dará el tiempo necesario para poder ejecutar mi trampa. 

Desenchufé el router, y deje la clavija mal colocada, pensé en vestirme de normal y eso hice con la parte superior pero con la inferior decidí llamar su atención. Por lo que opte por un sujetador push up para levantar mis tetas caídas, una camiseta normal sin enseñar nada, un cardigan color crema porque hacía algo de frío por la mañana y unos leggings deportivos color negro. Los leggings estaban algo desgastados, yo lo sabía y por eso me puse un tanga blanco prácticamente invisible pero al estar desgastado el legging iba a notarse bastante. Mi trampa estaba lista y solo quedaba que callera en ella. 

A eso de las 11:00 de la mañana toque a su puerta y abrió Emilio. No me sorprendí, pero el si, se lo veía nervioso y yo tenía q tejer mi tela de araña para cazarlo. 

S- ¿Que tal Emilio? Te funciona Internet, estaba trabajando y hace rato que no me conecta. 

E- Pues si, no tengo ningún problema. 
No me saludó, fué una respuesta fría y notaba que tenía prisa de finalizar la conversación. Tenía que llevarlo a mi terreno. Se empezaba a poner colorado y más nervioso. 

S- ¿Que raro? ¿Puedes mirar mi router o lo que quiera que sea que le pase? Y si sigue sin funcionar llamo a la compañía para saber el problema. 

E- Vale ahora me acerco. 
Se puso más colorado esta vez e inmediatamente salió detrás mía, iba en un chándal cómodo de diario. 
Y se le notaba que andaba a disgusto, no quería acompañarme y yo le di algo de conversación. 

S- ¿Que tal los estudios? Ya queda poco para acabar las clases. 
E- Ahí van, de momento todo aprobado. 
Después de abrir y cerrar la puerta tras el paso de Emilio le indique donde estaba el router, el no iba a sacar conversación por lo que tenía q ir despacio y con cuidado. 

S- ¿Que crees que le pasa? 
E- Creo que es el cable
Quito el enchufe y volvió a colocarlo rápidamente en su sitio, bien puesto y al cabo de unos segundos se encendieron las luces correctas y esperamos tensamente hasta que el móvil conectará al WiFi. 
Aproveche el tiempo que tardaba para dejar el cardigan y esperar que se viera bien el tanga blanco tras el legging. 

S- Ven, siéntate un momento en lo que conecta en móvil, tengo que hablar contigo de una cosa. 
E- Dime, tengo prisa porque deje pendiente el estudio. 
Emilio evitaba sentarse y tenía intenciones de irse cuanto antes, debía convencerlo inmediatamente. Por lo que me desplacé de la entrada al salón sin mirar atrás y el continuó como un perrito tras mio. 
Y sí, de costado note que me miro el culo unos segundos, vio el tanga y eso ya me hizo muy feliz. 

S- Tenemos que hablar de lo del otro día, de lo que ví el otro día. Siéntate porque es algo muy serio. 
Emilio cabizbajo fue directo al sofá y me senté enfrente de él, en una silla alta. El pobre no era capaz de mirarme a la cara y yo debía de dominar la situación. 

S- Lo que vi el otro día a través de la ventana no... 
E- Lo siento, lo siento, no volverá a ocurrir, no cuentes nada, de verdad. Me moriría de la vergüenza, por favor, que no se entere nadie. 
Emilio me corto rápidamente, comenzó a ponerse colorado como al principio y a pedirme casi suplicarme que no contará nada. 
No pensaba que lo estuviera pasando tan mal, el pobre creía que yo se lo contaría a sus padres, pero en el fondo era otra cosa lo que deseaba y el plan estaba saliendo mejor de lo esperado. 

S- Tranquilo Emilio, no pasa nada, es muy normal que a tu edad hagas ese tipo de cosas. 
E- No cuentes nada por favor, quería venir a hablar contigo antes pero me daba vergüenza. 
Realmente estaba pasando un mal rato, muy nervioso y cambié la silla en la que estaba sentada por el sofá. Me senté a su izquierda, guardando algo de distancia pero deseando que fuera una distancia menor. 

S- Tranquilo Emilio, mejor que te haya visto yo que te conozco de pequeño que otra persona menos comprensible o algún cotilla de turno. Te has disculpado y eso está bien, vamos a dejarlo pasar.
E- ¿No se lo contaste a nadie? ¿sólo lo sabes tú? 
El pobre no se fiaba y aproveche para acercarme algo más a él e intentar terminar de calmarlo. 

S- Emilio, tranquilo, no lo sabe nadie y no se lo contaré a nadie. 
Dejé una pausa para ver su cara de alivio y coger fuerzas para lo que venía, que era lo más difícil. 

S- Pero Emilio, tienes que hacer algo por mí si quieres que te haga el favor de guardar ese secreto. 
E- Mientras no lo cuentes me parece bien
El pobre tontito no se imaginaba nada de lo que estaba pasando y ahora lo tenía comiendo de mi mano. Pobre tonto, como me estaba empezando a calentar pero tenía que calmarme y ser fría. 
Me acerqué un poco más a él y llevé mi mano derecha hacia su cintura y luego al abdomen. 

S- Emilio, te conozco desde que eras pequeño y los favores se deben devolver. 
E-Lo siento yo... 
Intentó levantarse del sofá al mismo tiempo que apartaba mi mano de su abdomen, pero al ser de complexion delgada y yo imprimir mayor fuerza no pudo. Posteriormente intentó hacerse a un lado pero agarre fuertemente su  camiseta y volví a acercarme aún más a él. 
Tenía que jugar mis cartas ahora o sería demasiado tarde. 

E-Emilio, tienes dos opciones, o me devuelves el favor o se lo cuento a tus padres inmediatamente. O mejor aún se lo cuento al resto de gente y que se enteren tus padres más tarde. 
Me salió la frase en modo película, y el se quedó quieto, su mano izquierda que antes intentaba apartar mi mano de su abdomen perdió toda la fuerza. Apoyó ambas manos en el sofá y evitó mi mirada. 
Había ganado la batalla y ahora haría lo que yo quisiera. Me acerque aún más a él, mi pierna ahora estaba pegada a la suya. 

S- Muy bien, veo que entendiste
E- Pero Sara, no se que pretendes 
Emilio se hacía el tonto, era su última opción, pero lo que el no sabía era que ya había perdido. 
El corazón me iba a mil, estaba nerviosa pero no tenía que mostrarlo. 
Él no había realizado ningún movimiento brusco por lo que aceptaba jugar a mi juego y en el fondo no quería marcharse. 

S- Cállate de una vez. 
Con mi mano izquierda que hasta entonces no había entrado en juego la llevé hasta su boca cerrándola y apretando su mandíbula fuertemente. Incluso le dí un pequeño tortazo cuando parecía que iba a hablar, mientras acercaba mi cara a pocos centímetros de su cara, se le notaba nervioso, olía su colonia mezclado con sudor por la situación y mi vagina ante esas acciones estaba llamándome a gritos. 

Obligué a Emilio a girar la cabeza y me miró, por lo que aproveche para besarlo, aunque más bien le comí los labios ya que el no los movió, mis manos lo atraían a mi pero el ponía algo de resistencia, lo cual me daba más morbo. 

Siendo incapaz de besarlo correctamente y estando a su lado bajé mi mano izquierda hacia el pantalón y sin pensarlo la introduje debajo del calzoncillo con habilidad. Emilio en ese momento se estremeció y note que esa polla velluda que tanto deseaba estaba despierta, por lo que no podía negar que le estaba gustando. 

Emilio rápidamente intento sacar mi mano de su pantalón pero la fuerza de mi mano derecha impidió sus movimientos ya que involuntariamente su mano izquierda se encontraba debajo de mi culo, no por que el lo quisiera sino porque al acercarme a él había previsto la situación y me senté encima de su mano por lo tanto era su mano derecha la que peleaba con mi mano derecha por el poder de la situación. 

Poco podía hacer Emilio encontrándose cercado por el reposabrazos del sofá en su lado derecho y yo en su lado izquierdo, su polla crecía bajo mi movimiento experto.

Sorprendentemente disminuyó su forcejeo con el brazo derecho y su cara giró hacia la izquierda a pocos centímetros de la mía que miraba atentamente debajo del pantalón, para cuando yo gire mi rostro hacia él ahora sus labios buscaron los mios. El buscaba mi boca, mi lengua y llevaba la iniciativa en el beso, mi corazón, vagina y cuerpo palpitaron por ese inesperado giro de la situación. 

Emilio me deseaba y nuestras lenguas se buscaban y se encontraban continuamente, tenía una lengua nerviosa y juguetona, deseaba penetrar mi boca con ella y lo estaba consiguiendo. Mi mano derecha ya no paraba la suya solo la rozaba, y mi mano izquierda seguía jugando con su polla de buen tamaño. 

Continuamos en esa situación un buen tiempo, ahora sus manos estaban quietas (su mano izquierda disfrutaba debajo de mi culo) y mi mano izquierda lo estaba masturbándo tras el pantalón de chándal. 

Mi coño palpitaba y se hinchaba, quería más y los ricos besos que nos dábamos me humedecian aún más. 

El tiempo se detuvo, para mi fué un momento único, duradero y lleno de deseo. No se cuantos minutos fueron, pero ese fuego que sentía entre las piernas me estaba matando por dentro y me costaba respirar de manera normal. 

Era como una araña, había tejido una tela donde Emilio como una mosca había caído, me sentía pletórica, tenía lo que había deseado, mi vagina palpitaba al igual que mi corazón, me quedaba sin aliento por momentos y creyéndome la dueña de la situación no me di cuenta que Emilio había sacado izquierda que apretaba mi culo contra el sillon y desplazandome hacia un lado se levanto de inmediato, cruzó el salón sin que pudiera detenerlo, abrió y cerró la puerta rápidamente. 

Se había ido, pero no estaba triste, su polla había respondido a los estímulos y su boca había buscado la humedad de la mía, Emilio en el fondo no podría quitarse este momento de la cabeza y yo debería de jugar mis cartas para que ese chico no se escapara de la telaraña. 

La semilla estaba sembrada y ahora solo tocaba esperar su desarrollo y recoger los frutos. 

2 comentarios - El inicio de mi nueva vida sexual II

thewhiteman77
Emilio.. como te vas a ir sin cogerte esa concha sedienta de pija
jefftom
xqeeeeeeeeee se tenia q marchar Emilio nooooooo............ buen relato en espera de la siguiente parte te van 10+