Cornudo por impotente

Mi esposa Magaly tiene 49 años, gracias a que frecuenta diariamente el gimnasio exhibe un cuerpo espectacular: tiene unos senos más grandes del tamaño normal que a pesar de su edad los tiene bien paraditos; sus caderas son bastante anchas que hacen resaltar mucho sus nalgas que son espectaculares, tiene la piel blanca, cabello de color castaño no muy largo que le da hasta la base del cuello, sus ojos hermosos color miel.
El sábado 13 de abril alrededor de las 11 de la mañana recibimos la visita inesperada de Roberto un gran amigo de mi esposa desde cuando eran adolescentes. Roberto y ella tienen la misma edad visitándonos con frecuencia, ya que se encuentra solo debido a que su esposa lo dejó por otro hombre hace ya como dos años. Él es una persona agradable y en cierta forma nos parecemos por el carácter. Por cierto, mi nombre es Aurelio y soy 2 años mayor.
—Hola Roberto, qué gusto de verte mi hermano, pasa adelante compadrito –le saludé.
—Caray, disculpen que les moleste, es que pasaba por aquí y justamente quise aprovechar el momento para saludarles.
Mi esposa como se encontraba cerca a la puerta se acercó curiosa.
—¡Hola Roberto! ¡Qué tal amigo! ¿Cómo van las cosas contigo, qué dice el trabajo, todo bien? –le dijo mi esposa Magaly saludándole con un beso en la mejilla– siéntate por favor Roberto, bienvenido amigo mío… mmmm, si mal no recuerdo hoy es tu cumpleaños ¿verdad Roberto?
—¡Te acordaste Magaly! Sí, hoy es mi cumpleaños. Caray, no quiero incomodarles, tal vez tengan planeado otra cosa para este día.
—No, no, no te preocupes amigo –le aseguré– mas bien caíste como anillo al dedo ya que no sabíamos qué hacer en este día, así que hoy vamos a celebrar tu cumpleaños Roberto.
Mi esposa en esos momentos tenía puesto un pequeño short variopinto de licra que resaltaban sus nalgas con sus caderas, con unas piernas de infarto; una camiseta de basquetbolista de color amarillo que se translucía sus grandes pezones; calzaba unas sandalias negras de goma con el talón ligeramente alto, lo que llamó bastante la atención de nuestro amigo.
Compramos cerveza, pedimos a la pollería pollo a la brasa bien trozado, algunos bocaditos, pusimos música y nos dispusimos a disfrutar de la reunión, pasaron las horas entre bromas, risas y bastante licor, ya avanzada la tarde estas bromas se hacían cada vez más candentes, hablábamos en doble sentido producto del alcohol.
Ya casi cerca de las 4.30 de la tarde Magaly nos dice:
—Chicos, me van a disculpar un segundo, voy a tomarme un buen baño porque el calor ya no lo soporto. No demoro, ahorita estoy con ustedes, mientras tanto sigan disfrutando de la cerveza que está deliciosa.
—Sigue, sigue nomás Magaly –respondió Roberto– de aquí no nos movemos.
Mi esposa al momento de levantarse pudimos notar el semejante trasero que se manejaba, además también pudimos observar que sus glúteos resaltaban exquisitamente bien, puesto que a ella le gusta usar tangas hilo dental. Observé la erección de Roberto, y lo más increíble es que me dio morbo que deseara a mi esposa.
Nos quedamos a disfrutar del momento y de la buena cerveza. Ya estábamos bastante bebidos y me comentó que cuando la conoció a Magaly era bastante delgada y ahora a cambiado radicalmente, pero para mejor.
Después de aproximadamente 20 minutos se aparece mi esposa envuelta con una toalla blanca que apenas le cubría los senos y las nalgas, con el cabello húmedo y gotas de agua en las partes del cuerpo que estaban descubiertas.
Nosotros al ver ese espectáculo erótico nos quedamos estupefactos, y por supuesto más Roberto. Mi esposa se sentó a mi lado en el sofá con las piernas dobladas hacia su derecha encima del mueble con los pies desnudos, claro está que en esa posición se podía apreciar el comienzo de las nalgas de Magaly y justamente frente a Roberto que se le salían los ojos.
—A ver chicos, si me sirven un vaso con cerveza, que me muero de sed –solicitó ella.
—Claro que sí Magaly, no faltaba más – respondió Roberto.
Cuando mi esposa se acomodó para recibir el vaso con cerveza se le abrió un poco la toalla por la pierna y Roberto se quedó mirando fijamente, notamos que estaba un poco excitado por el paquete en su entrepierna que había aumentado de tamaño.
—Mmmm, está riquísima, con las ganas que tenía de tomarme una cervecita bien helada. Gracias Roberto.
Seguimos conversando los tres de diferentes temas, algunas anécdotas que tenían mi esposa y Roberto, de los amigos de ellos cuando eran jóvenes, etc. Luego de algún tiempo mi mujer se excusó porque tenía que ir al baño nuevamente.
—Aurelio, te felicito amigo, en verdad tienes una esposa estupenda en todo el sentido de la palabra, aparte de ser hermosa tiene un cuerpo espectacular. Espero que no te moleste lo que estoy diciendo.
—No Roberto, para nada –le respondí– no te preocupes si tienes toda la razón. Mas bien aprovechando que ella no está, te voy a confesar algo muy íntimo, pero por favor que quede entre nosotros Roberto, ¿me das tu palabra amigo?
—Claro Aurelio, para eso son los amigos, ten confianza en mí no te preocupes, además tú ya me conoces como soy.
—Bueno –proseguí– la verdad es esta Roberto, soy operado de la próstata, y como entenderás el “muñeco” ya no me funciona como debe ser, y tú sabes Magaly a pesar de sus 49 años se conserva muy bien, es una mujer bien caliente, quien no sabe su edad tranquilamente puede pasar como una mujer de 40. Tú sabes hermano, que toda mujer necesita sexo y yo hace como dos años nada de nada.
—Caray amigo mío –dijo Roberto– no pensé que tuvieras ese problema, pero no te preocupes Aurelio, de aquí no sale nada, te doy mi palabra… y ¿dime mi hermano cómo haces para complacerla sexualmente?
—Eso es precisamente el fondo del tema que quiero hablarte, pero por favor no lo tomes a mal, ni mucho menos te vayas a escandalizar.
—¡Por favor Aurelio, somos personas maduras y serias! –me respondió Roberto.
—Quiero que te conviertas en el amante de mi esposa.
—¡Qué, qué, qué!... cof, cof,cof, –Roberto se había atorado con la cerveza debido a mi confesión– no, no, no te entiendo Aurelio.
—Pues eso –le respondí yo– quiero que seas el amante de Magaly, si te lo he propuesto es porque sé con quién estoy tratando.
—Caray Aurelio, gracias por la confianza y el privilegio, tratándose de Magaly, es más, no voy a dudar que tu mujer me gusta, la deseo, no tengo ningún inconveniente en lo que me propones, pero ¿estás seguro de lo que me estás proponiendo?
—En verdad Roberto esta propuesta ya la había pensado hace varios meses y quería tener la oportunidad de poder conversártelo y ¿ya ves? hoy se dio esta oportunidad sin quererlo.
—Bueno, pero hay un detalle amigo mío –me respondió Roberto– ¿Y si a Magaly no le gusta la idea, o no le gusto como hombre?
—No creo compadre, yo me doy cuenta que eso no es así, aparte Roberto, Magaly está bien “aguantada” hermano, yo te lo digo, sé que tú le gustas, así que muy bien puedes “trabajar” allí, y estoy seguro que contigo no habría problema.
—Bueno Aurelio, gracias por levantarme el ánimo y el ego, haremos el intento, nada se pierde –me respondió Roberto.
—Entonces Roberto –le dije– comienza ya desde ahora. Mira ella ha ingresado al cuarto de baño otra vez, seguramente para darse otra ducha y acostumbra a dejar la puerta sin seguro. Anda allí como que vas a ocuparte y haces que te olvidaste que ella se encontraba en el cuarto de baño a ver qué sucede.
—Mmmm, bueno, tienes razón, vamos a ver qué sucede.
Enseguida Roberto se levantó he hizo como le dije, abrió la puerta del baño ingresó y la cerró. Magaly se encontraba dentro de la regadera, había terminado de bañarse, de secarse el cuerpo y salía de la ducha.
—Hola cariño, qué rica está el agua mi cielo, pero… –mi mujer se quedó atónita al ver que no era yo sino Roberto.
—¡Caray Magaly discúlpame por favor, me olvidé que estabas aquí!, la verdad es que ya no aguanto más, es que con tanta cerveza…
—¡Ay Roberto! Me has asustado, pensé que era Aurelio, jajajaja no te preocupes amigo, micciona nomás, yo entiendo que es la cerveza, mientras tanto termino de secarme el cabello –respondió ella completamente desnuda.
—Pucha Magaly tienes un cuerpo de campeonato. Te felicito, pero, ¿no te incomoda si micciono de una vez? Es que ya no aguanto Magaly.
—Baaah, todos los penes son iguales cariño –le respondió Magaly– ¡Caray Robertito, tienes una buena pieza, mis respetos! ¿Cómo será esa verga cuando esté erecta?
Fue lo que le dijo mi mujer a Roberto cuando estaba miccionando. Después de aquello Roberto recorrió con sus ojos el cuerpo espectacular de mi esposa.
—¡Roberto!, ¿qué miras? ¿Nunca has visto una mujer desnuda?
–Disculpa Magaly, pero no pude resistir la tentación de verte –respondió nuestro amigo y se le puso la polla bien dura observando la desnudez de mi esposa.
—Guauuu, ya lo dije yo. En verdad amigo tienes una polla impresionante… ya, ya, ya, sal de aquí, que Aurelio puede pensar mal. ¡Carajo, ya me arrechaste Roberto! Enseguida estoy con ustedes.
Al acercarse a la sala donde estábamos bebiendo vi que Roberto estaba excitadísimo, porque no podía disimular el bulto que levantaba su pantalón, y luego que se hubo sentado me contó todo lo que había ocurrido en el baño.
–¿Ya ves amigo? –le dije– es un buen comienzo, de seguro que va a ser más fácil de lo que suponemos para que la conquistes.
—Bueno, vamos a ver cómo se suceden las cosas hermano, y en verdad ya estoy con unas ganas locas por coger a tu mujer Aurelio.
—Jajajaja —no pude evitar reírme.
Después de unos minutos sale del baño Magaly con la toalla blanca envolviéndole su cuerpo, que apenas le cubría sus tetas y sus nalgas, después de caminar unos pasos voltea dándonos la espalda y recoge un papel que se encontraba en el suelo y nos muestra su culo grande y ancho, dándonos una exhibición espectacular.
Luego ella se sienta nuevamente a mi lado y como siempre al frente de nosotros se encuentra Roberto, viendo el espectáculo que le daba mi esposa, y ella a propósito abría más sus piernas para que pueda gozar de la hermosa vista de su vulva bien depilada. Así estuvimos casi media hora, cuando de repente tocan a la puerta.
—Caray, ¿quién podrá ser a estas horas? – preguntó mi esposa.
—Mmmm, voy a abrir –dije.
—No mi amor, no te molestes, sigan ustedes, voy yo – respondió Magaly.
Al momento de abrir la puerta se apareció Julio, otro amigo nuestro que trabaja conmigo en la empresa.
–Ho,ho, hola Magaly –dijo Julio perplejo al verla vestida con la toalla de baño– disculpa amiga, ¿por si acaso se encuentra por aquí Roberto? Es que hoy es su cumpleaños y pensé que tal vez lo pudiera encontrar por aquí.
—Hola Julito, pasa, pasa nomás, disculpa que te reciba en estas fachas es que hace un calor terrible y acabo de salir de la ducha.
Julio es un amigo que trabaja conmigo hace ya varios años, él debe tener como 40 años. Magaly y yo lo conocemos hace mucho tiempo, es una persona de confianza.
—No, no te preocupes Magaly – respondió Julio y al ver dentro de la casa a Roberto y a mí, dijo:
—¡Hola muchachos, qué gusto de verlos! Roberto amigo, feliz cumpleaños la están pasando bien ¿eh? Hola Aurelio, que gusto verte colega…
—Pasa, pasa Julio, acomódate por favor y toma unos tragos con nosotros –le dije– aquí festejando el cumpleaños de Roberto. Amor, ven acércate por favor.
Julio se sentó en el mismo sofá donde se encontraba Roberto, es decir, justo al frente de nosotros y lógicamente también él iba a disfrutar del espectáculo que les ofrecía mi esposa.
Ella se acomodó en el mismo lugar, y tanto Roberto como Julio le quedaban mirando en una forma lujuriosa, deseándola, puesto que se le notaba su impresionante y grande busto; sus hermosas piernas bien torneadas.
Esa morbosidad que aparecía en la cara de mis amigos al ver a mi mujer en un atuendo bastante sensual, hizo que ella se excitara más, puesto que a propósito abrió un poco las piernas para que mis amigos del frente pudieran ver mejor la obscena exhibición que les brindaba mi esposa Magaly.
Luego seguimos los cuatro bebiendo y picando algunos bocaditos que se encontraban en la mesita del centro.
—¿Y qué tal Julito? –pregunta mi esposa- ¿cómo va el trabajo?
—Bien Magaly, gracias a Dios todo va viento en popa. La próxima semana probablemente estemos viajando a una reunión de trabajo.
—Y ¿qué tiempo van a estar por allá?
—Yo creo que no más de tres días, como siempre –respondió Julio.
—¿Te has dado cuenta Julio lo hermosa que está Magaly? –preguntó Roberto.
—Claro, claro que sí mi amigo. En verdad Aurelio, tu mujer está cada vez más linda. Disculpa el atrevimiento.
—No, no, de ninguna manera Julio. Si también Roberto opina lo mismo. Mi esposa está cada día, no solamente más hermosa, sino también más voluptuosa y exuberante.
—Jajajaja, ay, ustedes son unos exagerados –dijo Magaly– no es para tanto chicos, jijijiji, por eso les voy a traer un par de cervezas más y aprovecho mi amor para llamar a mi mamá, no se vayan ¿eh?
En los instantes que nos quedamos a solas los tres varones, Roberto le comenta a Julio después de pedir mi consentimiento, de lo arrecha que es mi mujer y del problema de la disfunción sexual en que me encontraba.
—Caray Aurelio, no te preocupes, todo eso queda entre nosotros –respondió Julio para no preocuparme– somos amigos desde hace muchos años y esta amistad no se va a terminar. Todo lo que suceda aquí va a ser de absoluta discreción y responsabilidad.
—En verdad amigos –les dije a los dos– en lugar de cabrones extraños, que no conozco follen a mi mujer, prefiero que se la follen mis mejores amigos. Por favor, que ella no sepa nada de lo que hemos conversado, porque si no me armo un problemón con ella, que todo suceda naturalmente si llega a suceder.
En eso Magaly regresa de la cocina con un par de botellas de cerveza, contorneándose coquetamente. Estoy seguro que ya estaba más arrecha, teniendo a su alrededor a tres hombres que la admiraban y la deseaban con lujuria. Se le veía hermosa, sensual, libidinosa, cubierta con esa toalla blanca y que durante su caminar se le apreciaba sus hermosas piernas, a ella no le parecía importarle nada, se exhibía con total naturalidad.
Y así estuvimos charlando por espacio de una hora, contándonos chistes subidos de tono, riéndonos por tonterías, y mi mujer que cruzaba las piernas de un lado para otro, y mis amigos producto del alcohol no cesaban en halagarla.
—Mmmm, Magaly que lindas piernas tienes, quien como Aurelio que puede disfrutar de esas bellezas en cualquier momento –dijo Roberto.
—Jajajaja, ay, las cosas que dices Roberto, ¿te parezco amigo atractiva? –respondió Magaly ya notoriamente bien cachonda– sin embargo, tu amigo Julio no dice nada de mis piernas ¿te gustan mis piernas Julito?
–¿Qué si me gustan? Esa pregunta ni se pregunta Magaly ¡me encantan! ¡me encantan! Son una preciosidad –respondió Julio.
Y en eso que mi esposa se levanta y se inclina hacia adelante para echar las cenizas de su cigarro en el cenicero que se encuentra en la mesita del centro de sala, se le desata el nudo de la toalla cayéndose al piso detrás de ella quedándose completamente desnuda ante nuestros ojos.
—Ay, ay, ¡carajo! ¡Se me cayó la toalla!, jijijji –solamente atinó a decir eso y al voltearse para recoger la toalla les mostró a mis amigos su voluminoso culo, sus ricas tetas colgando y su vulva bien depilada. Fue un espectáculo verdaderamente morboso, sensual, obsceno. Después que la hubo recogido nuevamente se la anudó a la altura de su pecho y dijo:
—¡Puuuchaaa chicos! Disculpen por favor, jijijijiji, ayy ¡qué vergüenza! ¡qué van a pensar ustedes! Aurelio, mi amor, Julio y Roberto me han visto calata, desnuda, ¡qué vergüenza amorcito!...
—Cariño –le comenté a Magaly– no tienes por qué sentirte mal, estás en tu casa, estás conmigo, estás con nuestros amigos y sobre todo que tienes un cuerpo espectacular, que yo diría que es digno de admirar. Lo hermoso se tiene que exhibir mi cielo.
—Ay gracias mi cielo por tu comprensión y a ustedes también chicos, mmmm aunque creo que gozaron del espectáculo que les dí ¿no? Jajajaja...
—Jajajaja, Magaly por favor no te sientas mal, deberías preocuparte si tuvieras un cuerpo horrible –manifestó Roberto- pero tu cuerpo es hermoso y voluptuoso amiga, jamás había visto un cuerpo tan bien formado como el tuyo.
—Claro Magaly, aparte de eso eres una mujer muy linda –confirmó Julio- tienes unos ojos preciosos.
—Ay gracias chicos –respondió mi esposa– con galanes como ustedes da ganas de andar desnuda todo el tiempo, jajajaja, jajajaja…
—Jajajaja, -reímos todos.
—¿Saben qué chicos? –dijo Magaly– mejor me voy a cambiar de ropa.
—Noooo –protestaron mis amigos– no te molestes amiga, así estás bien.
—Jajajaja, –rió mi esposa– ¡qué vivos! Jajajaja. Se me ha ocurrido algo. Ahorita regreso, no se preocupen, les voy a dar una sorpresa.
Los tres nos quedamos mirándonos, y continuamos tomando nuestras cervezas y hablando de Magaly que estaba estupenda, que tenía un cuerpo de campeonato, que era muy sensual, que ya se encontraba arrecha, etc. Y mis compañeros estaban super calientes, super cachondos, que no dejaban de hablar de los atributos de mi mujer.
Pasaron como más o menos media hora, ya era de noche, cuando mi esposa ingresa a la sala donde estábamos nosotros. Tenía puesto una lencería de infarto de color rojo intenso. Ésta consistía en un brasier que apenas le cubría los pezones con un par de tiritas que se anudaban en la nuca, un tanga igualmente atrevido que apenas le cubría la hendidura de su vagina y por detrás un hilo dental donde se podía apreciar su grande culo con sus anchas caderas notándose claramente la hendidura de la raja de su trasero. Unas sandalias de taco alto también de color rojo, que hacía que su figura resalte estrepitosamente ante los ojos de los varones que la apreciábamos. Se quedó de pie ante nosotros por unos segundos, giró 360 grados sobre sí misma y dijo:
—Y qué tal chicos, ¿cómo me veo?
—¡Caray Magaly! –expresó Roberto– ¡te ves increíblemente espectacular!
—¡Pareces una diosa voluptuosa! Amiga, mis respetos ¿eh? Te ves super sensual, excitante, lujuriosa, hermosa, en verdad te veo espléndida, muy provocativa –manifestó Julio.
—Gracias chicos. Son ustedes muy amables, todos unos caballeros –dijo mi esposa– bueno, bueno, sírvanme un vaso de cerveza muchachos que estoy con sed.
Mi mujer regresó nuevamente a sentarse conmigo en el sofá, se quitó las sandalias y se acomodó de costado con ambas piernas encima del mueble. En realidad, se le veía increíble, ya estaba completamente cachonda.
Seguimos bebiendo y fumando, consumiendo mucha cerveza, ya casi estábamos ebrios y fue así que Roberto sacó a bailar a mi esposa una balada de Luis Miguel a la cual ella aceptó encantada. Los brazos de Magaly estaban sobre los hombros de Roberto y éste a su vez con sus manos acariciaba la cintura y caderas de ella. Julio ni corto ni perezoso apagó la luz de la sala donde nos encontrábamos y encendió la lámpara por cuanto solamente se podía distinguir las siluetas de ellos.
—¿Qué les parece chicos? Así está mejor, para disfrutar de la balada.
—Jajajaja, tú te pasas Julio –dijo mi mujer.
Me pareció buena la idea de Julio. Entre tanto seguíamos disfrutando de la cerveza, observábamos en la penumbra que Roberto estaba morreando a mi mujer y con sus manos acariciaba las nalgas de ella.
—Caray Julio, en verdad mi mujer está bien cachonda –dije yo- mira cómo se le está regalando fácil a Roberto.
—Sí Aurelio, ya veo, en verdad tu mujer está como para majarla toda la noche. Aparte de hermosa, tiene un cuerpo divino, un cuerpo escultural. Magaly lo tiene todo completo, en serio es una buena hembra amigo.
—Caray Julio, lástima que no pueda follar a mi mujer como ella quisiera, pero para eso están ustedes, quiero que esta noche sea el punto de inflexión y yo lo voy a disfrutar a mi manera.
Después de la balada que bailaron mi esposa y Roberto, ellos regresaron nuevamente con nosotros, y entonces Julio sacó a bailar a Magaly la siguiente balada.
—Magaly, estás preciosa mi reina, estás estupenda, nos tienes a Roberto y a mí con el garrote tieso –le susurraba al oído Julio, mientras le sobaba el culo.
—Jijijiji, y por qué están así, yo qué he hecho, jajajaja, –le respondió mi mujer y a la vez que su mano le tocó el pene por encima del pantalón cuando Julio se encontraba de espaldas a nosotros– ay sííí, tienes la polla bien parada Julito.
En eso Julio, aprovechando de la semi oscuridad del recinto, le sacó la teta derecha y se la comenzó a mamar.
—Ooooh, ooooh, ooooh, pero qué haces Julito, mi marido nos puede ver, aaaah, aaaah, aaaah, sigue cariño, sigue. Julito estoy arrecha amor –decía mi esposa.
Gemía de placer mi mujer. Luego le sacó la teta izquierda e hizo lo mismo que con la anterior y al terminar la pieza musical, Magaly en apuros se cubrió los senos con el brasier. Luego se acercaron a nosotros.
Pasaron más de una hora en que estuvimos bebiendo, riéndonos, divirtiéndonos, cuando bailaban mis amigos se aprovechaban en acariciar las zonas íntimas de Magaly que la ponían más cachonda; ya todos prácticamente estábamos ebrios.
—Ay chicos, la cabeza me da vueltas, voy a acostarme, por favor discúlpenme, chau guapos, se quedan en buena compañía. Aurelio mi amor, por si acaso estoy dejando la puerta abierta de nuestro dormitorio, hace mucho calor y no podría descansar ¿sí? –se despedía Magaly con una sonrisa coqueta e insinuante.
Roberto y Julio le dieron las buenas noches a mi mujer, sin antes reclamarle que se quede un rato más, pero ella hizo caso omiso subiendo a nuestro dormitorio que se ubica en el segundo piso.
—¿Saben una cosa muchachos? –dijo Julio- tengo una idea, esperemos unos 20 minutos a que se quede dormida y subimos todos a su habitación, a ver si sale lo que estamos deseando.
—Buena idea compadre –comentó Roberto- me parece excelente. Salud muchachos, salud por Magaly.
Después de casi media hora, decidimos ir al segundo piso, a la habitación, los tres pudimos observar a mi esposa echada en la cama boca abajo con la lencería puesta sin sandalias, la pierna derecha doblada hacia el mismo lado y sus manos a los costados de su cabeza. Mis amigos se quedaron con la boca abierta, viendo ese lujurioso espectáculo que se les ofrecía allí mismo. Ingresamos los tres a semi oscuras, la única luz que nos alumbraba era la del pasillo.
–Bueno muchachos –dijo Roberto– es ahora o nunca, esto es lo que ella está buscando, que la follemos sin cesar, y le vamos a dar gusto, pero sin ninguna violencia.
Fue entonces que Roberto se acomoda en la parte inferior de la cama, cerca de las piernas de mi mujer.
—Aurelio, compadrito, las piernas y los pies de tu mujer son una belleza hermano –comentaba Roberto- en verdad todo el cuerpo de Magaly es una hermosura, y también, un mar de sensualidad.
El dormitorio que compartimos mi esposa y yo es una habitación amplia. Nuestra cama se encuentra a dos metros de la puerta de ingreso. A la derecha de ésta,  aproximadamente también a dos metros se encuentra el baño y a la izquierda el clóset o ropero más o menos a la misma distancia. La cabecera de la cama se apoya en una pared y la ventana que da a un patio se encuentra entre el clóset y la cama.
Roberto comienza a besar y pasar su lengua por el talón del pie derecho de mi esposa, luego va recorriéndole la planta, chupa y lame cada uno de sus dedos, va subiendo poco a poco con dirección a su muslo. Entre tanto, Julio no esperó más, se sacó toda la ropa inmediatamente, y se dejó ver como llegó al mundo, se arrodilló cerca a la espalda de Magaly y empezó a besarle los hombros muy despacio, continuando después por el centro de su espalda. Yo me senté en la cabecera de la cama para ver cómo mis dos amigos comenzaban a disfrutar del cuerpo de mi mujer. Ya Roberto había llegado hasta el muslo de ella y antes de proseguir también él comenzó a desnudarse por completo. A mis dos amigos se les podía notar que se encontraban bastante excitados, las dos pollas eran bastante largas, gordas y venudas en comparación de la mía. Roberto prosiguió besando el muslo de la pierna de Magaly, entretanto Julio hacía lo mismo con la espalda, los hombros y brazos de mi mujer. Esta escena, a pesar de mi disfunción eréctil, hacía que por mi pene saliera líquido seminal, disfrutaba mucho ver cómo dos hombres estaban deleitándose con el cuerpo de mi esposa. En eso ella hace un quejido, nosotros nos quedamos estáticos unos segundos, ella se voltea boca arriba.
 —¿Qué les parece si le vamos sacando la ropa muy despacio? –les dije en voz baja a mis amigos.
—Sí, mejor así –respondió Julio- pero con mucho cuidado para que no se levante.
Fue así que Roberto empezó a sacarle el brasier en forma muy cuidadosa, Julio y yo le sacamos la tanga. Mi esposa quedó completamente desnuda a merced de nosotros tres.
—Puuchaa, en verdad está buena tu mujer Aurelio –dijo Roberto– aparte que es muy linda hermano. Mira esas tetas hermosas y grandes, esa concha deliciosa que se muestra ante nuestros ojos, en fin, que delicia es todo ese cuerpo.
Prosiguieron mis dos amigos disfrutando del bello cuerpo de mi mujer. Ahora Julio le estaba chupando los pezones en forma suave y despacio. Roberto había puesto sus piernas dobladas apoyando los pies sobre la cama. Llegó a su coño pasándole la lengua por su clítoris y sus labios vaginales.
—Ooooh, mmmm, ooooh, mmmm, mmmm, mmmm –gemía en voz baja Magaly, sensible a los estímulos de sus dos amantes.
Julio y Roberto seguían estimulando a mi esposa, ahora con más ahínco. Mi mujer movía su cabeza de un lado a otro, sintiendo las arremetidas de los labios y lenguas de mis amigos.
—Aaaah, ooooh, ooooh, ooooh, amor, amor, Aurelio –jadeaba más fuerte mi mujer. Suponía que, en esos instantes, producto de la borrachera, mi esposa estaba teniendo un sueño húmedo conmigo.
—Mmmm, mmmm, mmmm, aaaah, aaaah, ooooh, ooooh, siiii, siiii, ooooh, ooooh, mmmm, mmmm, mmmm, siii, siii, siii, ooooh, aaaaah, aaaah, aaaah, aaaah, ssssiii –Magaly explotó en un ruidoso orgasmo, y fue que al término de éste ella se despertó desconcertada sin saber dónde estaba y con quién, para tranquilizarla le doy un beso en la boca.
 —Calma mi amor, soy yo cariño, tu Aurelio,  todo está bien mi vida –la reconforté y a la vez se dio cuenta que no estábamos solos.
—Pe, pe, pero ¡¿qué hacen Roberto y Julio en nuestra cama?! –preguntó ella.
Antes de responderle, Roberto levanta las piernas de mi mujer, le coloca sobre sus hombros y le incrusta la verga en su concha de un solo empujón.
—Aaaag, aaaag, aaaag, ooooh, ooooh, ooooh, aaaah, aaaah, mmmm, mmmm, mmmm. ¡Aurelio este hijo de puta me está metiendo su pinga! Aaaah, –me reprochó Magaly, y al mismo tiempo quería desprenderse de las arremetidas de mi amigo, pero sin embargo no pudo puesto que Roberto la tenía bien ensartada con un mete y saca persistente.
—Ooooh, ooooh, ooooh, Roberto, ¡eres una cagada! ¡Mierda, me has metido la pinga hasta el útero cabrón! –reclamaba Magaly– mmmm, mmmm, mmmm…
—Siiii mi amor, siiii –trataba de apaciguar a mi esposa– déjalo cariño, déjalo mi amor, está disfrutando de tu delicioso y hermoso cuerpo, lo estás necesitando mucho mi cielo.
—Aayy, Aurelio – me contestó con reproche mi esposa– ¿cómo has permitido esto mi amor? ¡Yo soy tu esposa! Aaaah, mmm, ooooh, se siente rico. Roberto, tienes mmmm, mmmm, mmmm, la pichula grande amigo, más grande que la de mi esposo, ooooh, mmmm, mmmm. Bueno, ¡qué mierda, total tú lo has permitido Aurelio! Sigue, sigue cabrón, aaaah, aaaah, aaaah, me gusta, me gusta tu tronco, ooooh, la siento rica, Aurelio, Aurelio, me vengo, me vengo, aaaah, aaaah, aaaah…
Así mismo, Julio ya más tranquilo continuó mamándole los pezones a mi mujer, ahora con más entusiasmo todavía, ya que ella se estaba consintiendo.
—¡¿Y tú huevón?! –mi esposa se dirigía a Julio- ¡¿También quieres cachar a la mujer de tu amigo?! Mmmm, mmmm, mmmm, ¡qué rico me chupas las tetas Julito! Ooooh, rico, rico, sigue cariño, sigue, ¡chúpale las tetas a la mujer de tu amigo! Ooooh, aaaag, aaaag, aaaag, me voy a correr otra vez, mmmm, mmmm, mmmm, me corro, me corro, meee coooorrooo —mi esposa explotó en un nuevo orgasmo producto que dos hombres disfrutaban de ella: Julio chupándole las tetas y por otro lado Roberto incrustándole su polla sin cesar.
Yo veía ese lujuriante espectáculo y no lo podía creer, no podía creer que me daba morbo, me excitaba, me ponía muy arrecho ver a mi mujer con dos hombres que la estaban follando ante mi presencia, y no solamente eso, sino el vocabulario que estaba empleando, no era propio de ella, nunca se lo había escuchado.
Yo solamente participaba de vez en cuando dándole un beso profundo y animándola a que continúe follando con mis amigos.
—¿Te gusta la pinga Magaly? –Roberto le preguntaba a mi esposa- ¿te gusta cómo te la meto amor?
—Siiii, me gusta mucho Roberto, sigue por favor, sigue, ooooh, ooooh, la siento todita, aaaah, aaaah, la siento bien adentro amor, me gusta, me gusta. Aurelio, mi vida, mi cornudito, mmmm, mmmm, ¿te gusta cómo le meten la verga a tu esposa? Aaaah, aaaah, aaaah. Hace tiempo que no me como una polla, ooooh, ooooh, ooooh. Ay chicos, ay chicos, me vengo otra vez, aaaah, aaaah, aaaah, siiii, siiii, siiii…
Roberto continuaba metiendo y sacando su polla dentro del coño de mi mujer de forma rápida y paulatina. Ese cuadro lujurioso, que parecía una escena de una película porno la estábamos disfrutando nosotros cuatro. Entre tanto, Julio dejó de chuparle las tetas a Magaly, agarró su verga con su mano y se la metió muy despacio dentro de la boca de mi mujer. Ella la recibió gozosa y comenzó a engullirla, a disfrutarla con bastante vehemencia, como si fuera un delicioso helado. ¡Yo no lo podía creer, mi mujer entregada a esos dos hombres, parecía una puta, mucho más que una puta, una ninfómana disfrutando todo lo que le hacían en su precioso cuerpo!
Después de algunos minutos en que Roberto follaba rico a mi esposa y Julio le taladraba su boca, el primero le dijo a mi mujer:
—Cariño, ponte en la pose del perrito por favor, quiero ver tu hermoso y voluminoso culo.
—Lo que tú digas amorcito –le respondió Magaly. Yo sin creer las palabras que salían de la boca de mi esposa– ¿así, así Roberto, te gusta esta pose?
—Si Princesa, mmmm, que rico tu culo preciosa –expresó Roberto– mira Aurelio el rico culo que tiene tu mujer, este culo que dentro de unos instantes me lo voy a follar.
—Miren muchachos sus enormes y preciosas tetas cómo le cuelgan. Mira Aurelio, ¡qué hermosa es tu mujer hermano! –le secundó Julio.
—Sí muchachos, mi esposa es la más hermosa y la del mejor cuerpo en todo Chiclayo, es una diosa amigos –les respondí.
—Gracias chicos, a pesar que son unos violadores, son bien galantes, ooooh, ooooh, ooooh, mmmm, mmmm, mmmm –dijo mi esposa que al mismo tiempo Roberto le incrustaba su garrote dentro de su vagina– son ustedes unos caballeros, ooooh, ooooh, ¡qué rica tu verga Roberto y que grande mi amor! Aurelio, papito ¿Te gusta ver cómo estos, aaaah, aaaah, aaaah, rico, rico… dos caballeros se la están cachando a tu queridísima esposa mi vida?
—Sí mi cielo, me excita mucho, me encanta verte gozar de esa manera con mis dos amigos, ellos te están dando lo que yo no puedo darte princesa. Disfrútalo mucho mi corazón, gózalo –le decía a mi mujer y a la vez animándola para que continúe follando con Roberto y Julio.
Después de varios minutos en que mi mujer estaba siendo follada por Roberto y Julio debajo chupándole los pezones, no pudo evitar que se le viniera otro orgasmo. Entonces Roberto y Julio cambiaron de lugar: Roberto se echó en la cama para chuparle las tetas entre tanto Julio le empujó su verga dentro de la vagina de mi esposa.
—Aaaah, aaaah, aaaah, ¡eres un cerdo Julio, me has metido toda tu tranca que me ha llegado hasta el útero so pendejo! Rico, rico, rico, mmmm, mmmm, mmmm, para la próxima avisa cariño, ooooh, ooooh, ooooh, tienes la polla del tamaño de un garrote, aaag, aaaag, aaaag– respondió mi esposa.
Inmediatamente después Magaly explota en un prolongado orgasmo. Luego Roberto sale debajo de mi mujer dejándole de chupar sus pezones, para luego arrodillarse en la cama cerca de la boca de ella y le introduce su miembro.
—Sluuuup, sluuuup, sluuuup, mmmm, mmmm, mmmm, deliciosa tu pichula Robertito, sluuuup, sluuuup, sluuuup, es un manjar –disfrutaba mi esposa del falo de Roberto. Aproveché para meterme debajo del cuerpo de Magaly para chuparle las tetas, mientras que Julio continúa taladrándole el coño.
—Aaaah, así amor, así Aurelio mi vida —me decía bien cachonda mi esposa— chúpame las tetas mi príncipe, ooooh, tú sabes cómo me encanta, mmmm, que me mames mis pezones que son bien grandes, aaaah, aaaah, aaaah…
Mi esposa estaba en su gloria, nunca pensó en su vida que tres hombres al mismo tiempo le iban a follar tan rico como lo estábamos haciendo en esos momentos. La cama sonaba y sonaba en un trac-trac-trac-trac-trac-trac, a los vaivenes de las embestidas de Julio. Luego Julio y Roberto vuelven a cambiar de lugar: Julio se la clava hasta la garganta y Roberto se le mete por la vagina.
—Cof, cof, cof, cof, ¡oye Julio huevón de mierda!, cof, cof, cof, cof, mmmm, mmmm, Robertito siento tu estaca recorriendo mi vagina, aaaah, aaaah, ¡crees que mi garganta es de jirafa!, —le reclamaba Magaly a Julio por la forma tan violenta que le incrustó su polla por la boca— sluuuup, sluuuup, sluuuup, ahora sí Julito, ooooh, ooooh, tienes que tratarme como una dama, sluuuup, sluuuup, sluuuup… ssssiiiii, hagan que esta puta, se sienta más puta todavía, ooooh, ooooh, ooooh, me gusta, me gusta, que ustedes dos se turnen, ooooh, para disfrutar de mis agujeros, mmmm, mmmm, mmmm. Mi amor ¿Te gusta cómo me están follando tus mejores amigos? ¿Te gusta cómo están volviendo una puta a tu mujercita? Ooooh, siiii Robertito, papaciiiito, ooooh, me gusta tu pichula cariño, ssiiii, sigue, sigue amor…
—Princesa, me encanta, me excita, me pone arrecho ver a mis mejores amigos follándose a la mujer que amo, mmmm, tus tetas mi amor, son un manjar, mmmm, además de grandes son lindas mi vida —le respondí a mi esposa.
Mis dos amigos prosiguen con su rutina sexual de seguir copulando con mi esposa. Roberto metiéndole la pinga dentro de su vagina y Julio cachándosela por la boca. Así estuvieron como un espacio de 10 minutos, y la cama con su misma música de siempre: trac-trac-trac-trac-trac-trac…
—Aurelio, ¿Me permites un momento amigo? —me dijo Roberto.
Yo me retiré de abajo, donde me encontraba chupándole las tetas a mi mujer, cuando Roberto se mete debajo de ella tomando mi lugar y le dice a Julio:
—Julio compadrito, permíteme por favor, así echado como estoy meterle la pinga a esta ramera —continuó diciendo Roberto— y tú Magaly amor mío ponte a horcajadas y desciende sobre mi tronco.
Yo imaginaba las intenciones que tenía Roberto para con mi mujer, estaban claras: él quería hacerle el sándwich, mientras él echado y mi mujer cabalgando sobre su polla y por detrás Julio taladrándole el ano.
—Uuuuy Roberto, mmmm, mmmm, mmmm, ¡qué cerdo eres cariño!, me gusta esa pose mi amor, aaaah aaaah, aaaah, ¡Qué rica se siente toda tu gruesa y larga pinga amor! Mmmm, mmmm, mmmm. ¡Ya! Ya me la metí todita amor, mmmm, mmmm, mmmm, me llegó hasta el cuello del útero, ooooh, ooooh, se siente delicioso amor, ooooh, ooooh, ooooh —deliraba mi esposa ante la descomunal verga de mi amigo.
En eso Magaly empieza a cabalgar sobre los genitales de Roberto. Vemos con Julio, que la pichula de Roberto, aparece y desaparece dentro de la concha de mi esposa.
—Aaaay, uuuuy, uuuuy, uuuuy, ooooh, ssssiiii, —jadeaba mi esposa incansablemente del placer que Roberto le estaba dando—mmmm, ssssiiiii, sssiiiii, Roberto mi amor, papacito, dame más, dame más, dame más amor, me gusta, me gusta, me gusta, aaaah, aaaah, aaaah…
Magaly no soporta más el extremo placer que le estaba dando Roberto y explota en un orgasmo espectacular. En eso para no quedar mirando solamente, Julio y yo procedemos a chuparle los pezones a mi mujer, Julio toma el pezón izquierdo y yo el pezón derecho, y comenzamos a disfrutarlos deliciosamente.
-Ooooh, ooooh, ooooh, Julito, Julito mi vida, mi cachero, chupa, chupa, chupa las tetas de la mujer de tu amigo, aaaah, sigue, sigue papacito, sigue Julito amor, ooooh... ¿tú también Aurelio, mi cornudito? ¿Mamándole las tetas a tu esposa la ramera? Mmmm, mmmm, mmmm, sssiiiii, chúpala, chúpala amor, sssiiiiii, mira cariño, mira amor, cómo me están cogiendo tus amigos, ooooh, ooooh, qué rico, qué rico, mmmm, me gusta, me gusta —sollozaba mi esposa del inmenso placer que le estábamos proporcionando los tres.
—Si cariño, estoy viendo —le decía yo— estoy viendo cómo mis dos amigos están disfrutando de tu hermoso cuerpo y a mí me gusta que te disfruten y te metan caña por todos tus agujeros. Soy tu cornudito Princesa.
Después de varios minutos en que nos encontrábamos en esa posición dándole mucho placer a mi esposa, Roberto le dice a Julio:
—Julio, compadrito —decía Roberto— vete a la parte de atrás de Magaly y métele la polla por el culo —al mismo tiempo que Roberto abrazaba a Magaly y la inclinaba hacia su pecho para que ella levantara el orto.
—¡Noooo, noooo chicos! Por favor por allí no —se quejó mi esposa— ¡por el culo no, no sean malitos por favor!
Magaly luchaba por escaparse de los brazos de Roberto, pero éste le agarraba bien fuerte, Julio también la aprisionaba de la cintura y justo en esos momentos él se encontraba atrás apuntando su verga en el ano de mi mujer, dejó caer un poco de saliva en el culo y poco a poco se la fue metiendo.
—Ay, ay, ay. No por favor chicos, por allí no, me duele cabrones salvajes, no Julio, no seas pendejo, —mi mujer blandía su culo para evitar la penetración, puesto que sabía que la verga de Julio era descomunal, tanto como la de Roberto y ya había recorrido la mitad del recto de ella— no seas malito por favor, ay, ay, ay, nadie me ha metido la pinga por mi culo, no sean malitos…
Mi esposa protestó, pero de nada le servía ya, demasiado tarde, la pichula de Julio estaba recorriendo el recto de ella.
-Aaaaayyyyy, conchadesumadres, mmmm ¡son ustedes unos hijos de puta! —y dirigiéndose a mí— ¿y tú cornudo de mierda, aaaayyyyy, te quedas quitecito? Mmmm, mmmm, ¿No ves que a tu mujer la están violando por el culo?
El cuadro era morboso, lujurioso, salvaje, excitante; nunca había experimentado tanto placer en mi vida, al ver a mi esposa entregada sexualmente con dos hombres ante mis ojos.
Después de que Julio introdujo toda su pinga dentro del recto de mi esposa se quedó allí quieto cerca de un minuto aproximadamente.
—Julio, quédate quieto por unos instantes compadre —dijo Roberto— para que el culo de Magaly se vaya adaptando.
-Aaayyyyy, ¡son ustedes unos salvajes! —y mirándome a mí dijo nuevamente— ¿Y tú? ¡Como un cojudo viendo a tus amigos como me rompen el culo!
Yo me sonreí, y solo atiné a decirle a mi esposa:
—Cariño, no te preocupes mi amor, vas a ver que de aquí vas a disfrutar mi vida, y vas a querer siempre que te lo encajonen en tu culo.
—¡Disfrutar, disfrutar huevón! ¡Como no es tu culo! –me respondió quejándose.
—Bueno muchachos —dijo Roberto— a trabajar. Tú Aurelio, chúpale las tetas a tu mujer, mientras Julio y yo recorremos sus entrañas.
Yo obediente procedí a hacer lo que Roberto había ordenado, mientras que mis dos amigos comenzaron a hacer un mete y saca lentamente tanto en la vagina como en el ano de mi esposa.
—Aayyyy, ¡desgraciados, son ustedes unos conchadesumadres! ¡aaayyyyyy —se quejaba Magaly, mientras que Roberto la abrazaba fuertemente sobre su pecho— ¡suéltame Roberto, eres una mierda carajo!
—Mi amorcito, no te preocupes cariño —dijo Julio— vas a ver que de aquí a unos segundos vas a disfrutar de esta pinga.
Efectivamente, después de unos segundos ya Magaly no se quejaba, cerró sus lindos ojos color miel, sentía pensativa cómo dos buenas pichulas le estaban recorriendo tanto el culo como la vagina. Ella atinó a dejarse caer sobre el pecho de Roberto, para recibir mejor las embestidas de Julio sobre su ano.
Mis amigos seguían taladrándole sus dos agujeros, ahora a paso lento pero seguro y a profundidad. Julio la tenía agarrada de su cintura para evitar que cualquier movimiento brusco de ella saliera su verga. Mi esposa seguía recostada sobre el pecho de Roberto, yo solo me quedé observando esa escena espectacular, de ver que mis mejores amigos le estaban horadando la vagina y el culo de mi amada mujercita. En estos momentos comenzó el primer suspiro de placer de mi esposa:
—Mmmm, mmmm, mmmm, ooooh, despacio Julito por favor amor, despacio cariño, así, así, así amor, aaaah, aaaah, aaaah —Magaly ya empezaba a gozar de la embestida de Julio.
—Mmmm ¡Qué rico ano tienes Magaly, qué sensación tan deliciosa me das amorcito! —musitaba Julio.
Yo me levanté de la cama y me puse detrás de Julio para observar detenidamente cómo ingresaba la pinga de él dentro del culo de mi esposa; y la pinga de Roberto en la concha de ella. ¡Qué hermosa vista para tan lujuriosa, para tan espectacular, para tan morbosa! Observaba cómo la verga de Roberto y de Julio desaparecían y volvían a aparecer dentro del cuerpo de mi mujer. En definitiva, habíamos vuelto a mi esposa una prostituta y estoy seguro que de aquí en adelante mis dos amigos se van a servir de ella cuando les plazca y mi esposa gustosamente les va a complacer de inmediato.
—Magaly, Magaly, amor mío, te ves hermosa, deliciosa, lujuriosa, ooooh —decía Roberto lleno de placer.
—Ooooh, aaaah, aaaah, aaaah, ssssiiii, sssiii papi —mi esposa comenzaba a disfrutar de los dos inmensos falos que recorrían sus entrañas— mmmm, mmmm, mmmm,  aaaag, aaaag, me gusta, me gusta, rico, rico, rico, siiiiii papitos, denle duro a esta ramera, que mire bien el cornudo de Aurelio, denle rico a esta puta, me han convertido en una puta, aaaah, aaaah, aaaah —Magaly explotó en un intenso orgasmo— Aurelio, amor, tus amigos me están perforando el culo y la concha, aaaah, rico, rico, ooooh, sigan, sigan mis cacheros, rómpeme el culo Julito, así, así mi amor, sigue Julito, me encanta tu polla recorriendo mi recto, ooooh, mis amores, mis amores, aaaag, qué delicia, qué delicia, ahora tengo tres maridos sí, sí, sí, ooooh y tú Roberto, cariño mío yo soy tu regalo de cumpleaños, aaaah, disfrútalo amor, mmmm, siento, siento rica tu pinga dentro de mi vagina es sabrosa, mmmm recórreme todas mis entrañas cariño, ooooh, ooooh, ooooh…
Nuevamente mi esposa tuvo otro orgasmo. Los tres cuerpos formado por mi esposa y mis dos amigos, ya formaban uno solo. La habitación tenía un olor a mezcla de semen y de flujos vaginales. Sonidos de excitación, de placer, llenaban la habitación, tanto de mi esposa como de mis dos amigos, por un momento temí que los vecinos podrían escuchar, pero no me importó, más placer operaba en mí esos gemidos de deleite, sobre todo los de mi esposa, y que de algún modo me excitaba más la probabilidad que mis vecinos inmediatos podrían escuchar.
Ya podía notar por los jadeos de mi esposa que le faltaba casi nada para llegar a un nuevo orgasmo, uno de varios, que ya perdí la cuenta.
—Aaaag, ooooh, mmmm, si, si, si, mmmm, me vengo, me vengo  —sollozoba mi esposa de placer— no los saquen, no los saquen, sigan taladrándome mis agujeros papitos, ooooh, ya me vengo, papitos, no los saquen, ooooh, ooooh, ooooh, rico, rico, rico, ssssiiiiiiiii, ssssiiiiii, me vengo, me vengo, me vengo, me vengoooo,  aaaaaaaaahhhhhhhh…
Y al mismo tiempo, tanto Julio como Roberto, también llegaron al orgasmo con un ruido impresionante que retumbó por toda la casa. A mi esposa le inundaron tanto el recto como la vagina de abundante esperma.
Después de algunos segundos, llegó el relajo para los tres y mi esposa se dejó caer sobre el pecho de Roberto, y Julio se dejó caer sobre la espalda de Magaly. Minutos después Julio se separó de mi esposa y se tumbó al lado izquierdo de la cama, mientras tanto yo ayudé a mi mujer a salirse de Roberto y la recosté al lado derecho. Los tres se quedaron profundamente dormidos y enseguida yo también me recosté al costado de mi esposa y me quedé dormido.
Ya de muy noche me despierta unos gemidos: aaaah, aaaah, aaaah, siiiiiii, dame, dame papi, sigue, sigue amor, ooooh. Era muy oscuro que no veía nada, entonces encendí la luz y solamente vi en la cama profundamente dormido a Julio. Mi esposa y Roberto, estaban follando, él tenía a Magaly con las piernas sobre sus hombros follándola incansablemente, en un mete y saca persistente por varios minutos, hasta que descargó su esperma dentro del coño de mi esposa y ella lanzó un grito de placer que significaba que llegaba al orgasmo.
—Disculpa compadrito —me dijo Roberto— es que nos dieron ganas de cachar y no quisimos perder la oportunidad.
—Jijijiji, Ayyy sí mi amor, discúlpanos cariño —le siguió mi esposa— yo ya no aguantaba más cielo. Ahora sí vamos a dormir tranquilos Roberto, ya que me has dejado la concha satisfecha. Apaga por favor la luz Aurelio.
Luego de no sé cuánto tiempo habrá transcurrido en la madrugada cuando nos quedamos dormidos, cuando nuevamente escuché unos jadeos:
—Ay, ay, ay, sssiiiiii, sssiiiiii,  papacito, sigue, sigue mi amor, mmmm, mmmm, mmmm, rica tu pinga Julito, métemela bien amor ooooh,ooooh, ooooh, me gusta amor, me gusta, aaaah, aaaah, la tienes bien grande mi rey, rico, qué delicia tu tronco ooooh, aaaah, aaaah, me vengo, me vengo, me vengooooooo, —era mi esposa follando con Julio. Ella estaba encima de él cabalgándolo, y se estaba echando su enésimo orgasmo. Sin duda mi mujer estaba sacándoles toda la leche a mis dos amigos, estaba disfrutándolos sin conmiseración.
—Ay mi amor, perdón otra vez cariño —me decía mi esposa— disculpa mi príncipe, es que tienes una esposita bien arrecha y ante la presencia de tantos machos, ya no pude más, que me dieron ganas de hacerlo nuevamente. Me desperté con ganas de follar y comencé a chuparle la pinga a Julio, y ya vez mi vida, nos encontraste en un rico cache.
—Sí Aurelio, disculpa que te hayamos despertado, pero caray, más pueden las ganas y con la mujercita que tienes, no está para desperdiciar nada mi amigo, jajajaja…
—Jajajaja, está bien muchachos —les dije a ambos— no se preocupen, voy a apagar la luz. Buenas noches.
Ya al día siguiente me levanté temprano a preparar el desayuno que cuando ingresé a la ducha pude ver a mi mujer dándole trámite a mis dos amigos: mientras que a Julio le hacía una mamada de infarto a su polla, Roberto le atravesaba la vagina en un mete y saca impresionante. Yo me retiré al comedor a tomar mi desayuno y desde allí se escuchaban los alaridos de placer de mi esposa:
-Ay, ay, ay, aaaag, aaaag, Roberto, Roberto, ooooh, amorcito, amorcito, me gusta, me gusta, tu verga, así, así, métemela todita, ooooh, sssiiiiii, sluuuup, sluuuup, sluuuup, ay Julito, ¡qué bárbaro de líquido seminal segregas por la pinga amor! Me gustan, aaaah, tus jugos cariño, aaaah, aaaah, sluuuup, sluuuup, sluuuup, sssiiiii —mi mujer disfrutaba de las vergas de mis amigos— aaaah. Ahora mis cabrones, cambien de lugar —Julio le comenzó a taladrar su coño mientras que Roberto se lo metía en su boca— así, así, así mis machos, disfruten de esta puta, mmmm, mmmm, mmmm, sluuuup, sluuuup, sluuuup, ay, me voy a correr, me corro, me corro, aaaaaaaahhhh…
A la vez Julio inundó su coño con bastante leche, al mismo tiempo Roberto derramó todo su semen dentro de la garganta de Magaly.
Pude reconocer que mi esposa tuvo incontables orgasmos en ese día.
Después de eso, los tres salieron de la ducha desnudos, y procedieron a acompañarme en la mesa. Conversamos de lo que había pasado y me prometieron que de su boca no iba a salir nada de esto, pero aseguraron que lo iban a repetir, y mi esposa dijo que cuando ellos gustasen, que a partir de esos momentos ella iba a ser su puta, la mujer que satisfaga sus deseos sexuales, su puta estaría dispuesta a sacarles toda la leche de sus huevos.
Y fue así que todas las semanas recibíamos la visitas tanto de Roberto como de Julio en diferentes días, claro está que yo me encontraba en mi trabajo. En varias ocasiones Magaly me hacía una video llamada y yo podía ver que en algunas ocasiones era Julio en que se la follaba y en otras era Roberto y en algunos sábados la visita de los dos juntos, donde se servían de mi esposa para hacerla gozar rico y ella feliz de la vida con sus nuevos amantes.

1 comentario - Cornudo por impotente

jlucas84
Imagino llegar al trabajo el lunes y q desde el escritorio d la recepcionista, Julio m grite "llegaste justito para traernos 2 cafés, Luli". Yo: jaja q gracioso Julio!. J: "Don Julio para vos, Luli y dale, no seas CORNUDITO, servime esos cafés".
jlucas84
Ese comentario m dejaría helado; sumisamente llevaría los cafés viendo en la recepcionista una sonrisa burlona q se volvería carcajada al oírme decir "Don Julio, puedo hablar con ud un seg?".