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Era sola de papá (Antonella - Parte I)

Era sola de papá (Antonella - Parte I)

Era sola de papá (Parte I)

Hola, soy Zaheel

Hace años que formo parte de la comunidad, pero como lurker. Este es mi primer post. Escribo erótica hace años y ahora me estoy animando a publicar. Aveces les voy a traer historias mias, de amigos y amigas, o situaciones ficticias. Pero hoy les traigo una historia sobre un muy buen papa, y una pendejita virgen que quiere aprender un montón de cosas nuevas con el. 

La experiencia viene de un(a) cliente que me comisiono este  fic, y me autorizo a subirlo acá siempre y cuando cambiara algunas cosas que daban a conocer su identidad. 

Me contó los detalles y yo los novelicé. 
Ahora tengo el gusto de compartirlo con ustedes.


(Todos los personajes en esta historia tienen 18 años o mas. La historia esta basada en hechos reales.)

papa



Siempre supe que mi virginidad era sola de papá. Se la iba a entregar a el, por que nunca ame a nadie mas, y por que siempre había sido el hombre de mi vida. Nunca quise admitirlo, por que esta mal. Se muy bien que esta mal, y es por eso que me calienta tanto.

Esto empezó cuando llegue del viaje de egresados el año pasado. En mi grupo de amigas era la única pelotuda que seguía virgen a los dieciocho, y todas me cargaban. Solo una de mis amigas, Mica, sabia que mi crush era mi propio padre, y de vez en cuando me hacia algún comentario sobre el. Así que cuando volví a casa super caliente, empece a planear como hacerlo. Como convencer a mi padre, que siempre fue alguien muy bueno y cariñoso, de dejarse corromper por su propia nena.

Durante los últimos meses había tenido una primera “relación” con un compañero de clase. Al principio estaba re caliente con el, pero la verdad, fue aburridisimo. Este pibe se comía los mocos, yo me tiraba encima de el prácticamente, y nunca se avivo. Al volver a casa entendí que era cosa del destino, que estaba bien que la relación no me llevara a nada sexual. Tuvimos una pelea fuerte en Bariloche antes de empezar el viaje a Buenos Aires, y cortamos. Solo me basto con ver a mi padre arreglando su auto en el garaje el día que volvimos para entender que solo este hombre podía cogerme como lo merezco.

Mis viejos se habían separado cuando yo era muy chica, y lamentablemente me tuve que quedar viviendo con mi madre. Pero el me venia a buscar todos los findes. Siempre tuve una relación muy estrecha con papa. Todo el mundo notaba que el vinculo con el era mucho mas intenso que el que tenia con mis hermanas, que eran bastante mayores a mi. Noelia me llevaba doce años, y Juli me llevaba 9. Yo, Antonella, era la mas chiquita, y papa siempre me trato como una princesita. Ahora lo veía como el macho que era. Se llama Fernando, y es un hombre hermoso. Bien cuidado, con una melena de pelo negro con líneas grises hasta los hombros, y una barba espesa. Se que todas las minas que andan cerca se lo quieren garchar, por que me lo dice Laura, su mujer. La hija de puta lo tiene bastante controlado. Cada vez que pienso en ella me hierve la sangre del odio que le tengo.

Desde que me di cuenta de que me gustaban los hombres, me empezaron a gustar los mayores, y para la época en la que paso todo esto, mi papa estaba por cumplir los 50. Yo ya estaba decidida a darle el mejor regalo de cumple que un padre puede desear.

Me baje de el bondi con mi valija, entre por el garaje que estaba abierto, como todas las tardes que se pasaba arreglando ese motor. Me acerque, y al escuchar los pasos cerro el capó del auto y se dio vuelta. Me temblaban las piernas de lo caliente que estaba. “Hola papi,” le dije. Se dio vuelta y agarro una toalla para limpiarse las manos, que estaban llenas de grasa.

“Hola preciosa!” me respondió sonriendo. Yo ya venia con tremenda calentura desde Bariloche, pensando en el hace horas, haciendo edging durante casi todo el viaje, frotando mi concha sobre la tela finita de mi calza cuando nadie me miraba. Había estado al borde del orgasmo varias veces, pero nunca llegue. Entonces, que el me sonriera y abriera los brazos así para darme la bienvenida, me volvió loca. Llevaba el torso desnudo, y gracias al calor de ese fin de Noviembre, el sudor le caía por el pecho. No era un tipo muy musculoso, pero si entrenaba, y se notaba que tenia mucha fuerza.

Yo no me quedo atrás, se el cuerpo que tengo por que se que me lo miran mis compañeros. También entreno, por que juego al voley—y por dios, cómo me calentaba la idea de que el me estuviera mirando desde la tribuna, con sus ojos clavados en mi cola, mi shorcito apretado y mis tetas que se sacudían con cada salto. Siempre jugaba mejor cuando mi papa venia a los partidos, y me inclinaba mas seguido de lo normal para “estirar,” pero principalmente para que el me mirara. Vivía fantaseando con la idea de que el se calentara conmigo, aunque no sabia si eso pasaba—Me acerque y se abalanzo sobre mi, envolviéndome en sus brazos y levantándome del suelo.

Me dijo “Anto, como te extrañe mi amor!” y enseguida empece a sentir como me chorreaba la concha, arruinandome la calza. Cuando me planto un beso largo y profundo en el cachete, sentí la necesidad urgente de correr al baño, agarrar el primer cepillo que encontrara, y metermelo hasta el fondo. Pero no, me force a calmarme, por que mi virginidad era para el.

“Y yo te extrañe a vos, papi…” le plante cinco o seis besos de los mas lindos que pude en el cachete, como una nenita inocente. Estaba agarrándome bien firme, con sus brazos apretando mi espalda baja. En vez de dejarme caer, como no quería que me soltara, me aferre a su torso con mas fuerza. Rodeé su cuello con mis brazos y envolví su cintura con mis piernas, enganchándolas a su espalda. El casi se tropezó, y termino sentado sobre el capó del auto, conmigo encima agarrada como un animal. Yo no podía parar de respirarlo hondo para sentir el olor de hombre que tenia cada vez que se ponía a laburar. Dios, hasta hoy me sigue volviendo loca el aroma de de ese cuerpo sudado.

Quería que bajara sus manos, y que sintieran lo firme que estaba mi colita trabajada con tantos años de rutina y deporte. Quería que me besara en la boca, y que me mordiera los labios mientras sus dedos se metían entre mis piernas, pero tuve que dejarlo ir. Si iba a hacer esto, tenia que hacerlo bien. Pero era difícil, por que en esta posición, mi concha estaba bien firme sobre su entrepierna, y seguramente no fue el caso, pero podría jurar que con el paso de los segundos, sentía esa pija cada vez mas dura, creciendo de a poco.

“Por dios, papa… decime que te estas poniendo así por mi, que es tu nena la que hace que se te ponga bien dura la pija…” pensaba mientras lo sentía creciendo.

“Jaja, a ver, bajate corazón, que casi me caigo…” me dio un par de palmaditas en la cadera que me mandaron shocks eléctricos por todo el cuerpo, se sentían casi como nalgadas (Y como estaba necesitando que me diera una o dos…) Pero le hice caso, baje.

“Como estuvo el viaje?” pregunto mientras recuperaba la postura. “Uf, largo, y difícil” le respondí. Sin agregar que lo difícil fue masturbarme sin meter mis dedos bajo la calza en un bondi lleno de gente. Tenia el asiento de la ventana, pero tuve que esperar a que mi amiga, Mica, que viajaba conmigo, se durmiera. Incluso así no había logrado acabar. “Pero ya estoy acá, no sabes las ganas que tenia de llegar,” agarre la manija de mi bolso, y ahí el se acerco.

“Para que te ayudo con eso. Veni, Laura ya te arreglo el cuarto.” Incluso nombrándola de esa manera pasajera me hacia enojar, pero estaba bastante feliz de estar con el, y de estar viendo este espectáculo de hombre llevándome al cuarto, así que no dije nada. El sabe interpretar mis silencios, y sabe que la odio.

Entramos a casa, y empece a subir las escaleras mientras charlábamos. La calza que llevaba puesta era super finita, y muy ajustada, así que subí primero, con el atrás. Empece a mover mis caderas de una manera mas exagerada, imaginando sus ojos de mi papa clavados en mi cola, siguiendo su movimiento, y excitándose conmigo. Llegamos a mi cuarto. Abrí y el lugar estaba idéntico a como lo había dejado, pero la cama tenia un juego de sabanas nuevas, y hacia un calor infernal. Era una tarde muy soleada, y no habían prendido el aire en el cuarto, era un horno.

“Uf, que calor, para que te busco el control del aire,” dijo.

“Deja, no pasa nada, ya me iba a tirar un ratito a descansar, no puedo dormir con el aire,” esto era verdad, técnicamente, pero yo lo exageraba. Amaba el calor, y yo disfrutaba mucho estando desnuda en estas fechas en las que empezaba a levantar la temperatura.

“Bueno, bebe,” se acerco y me abrazo devuelta. Casi largo un gemido cuando volví a sentir esos brazos rodeándome. Me susurro al oído. “Después veni a cenar, y nos contas como te fue en el viaje, ok?”

“Dale, gracias pa,” me volvió dar otro beso y eso me llevo al limite, tenia que hacer algo. Se dio media vuelta, pero dejo la puerta abierta. Ya tenia mi mano entre las piernas mientras lo espiaba yéndose y bajando la escalera. En cuanto desapareció, cerré la puerta y me fui a parar frente a mi espejo. El calor asfixiante, el olor a el en mi piel, las horas de manosearme en el camino esperando el momento de verlo, no aguante mas. Me empece a desnudar. Tenia un espejo enorme que cubría toda la pared, como los que hay en el estudio de ballet en el que daba clases Noelia.

Primero perdí la camiseta, casi la tiro, pero cuando me la iba sacando me di cuenta de que el olor que sentía era el de el. Me había agarrado de mi papa como un monito durante tanto tiempo que su sudor quedo impregnado en mi ropa, así que deje la camiseta en mi cama. Estaba harta del corpiño, así que prácticamente me lo arranque, casi rompiendo los breteles, dejando caer mis tetas. No son enormes, pero son firmes, y con los pezones tan tiesos y sensibles, el menor roce me hacia temblar. Lo lindo que era imaginármelo a el lamiendo, chupando, y mordiéndome los pezones. Descubrí unos días atrás, frotándome la concha contra la barrera de la cama cuando estaba sola en el hotel de Bariloche, que me gusta un poco el dolor. Ahora, con el torso desnudo frente al espejo, me empece a acariciar los pechos imaginándome sus manos en mi cuerpo. Me imagine que mi papa me agarraba desde atrás, apretando mis tetas con sus manos enormes de mecánico, y entonces las apreté con fuerza, fingiendo que era el. Luego tome mis pezones entre el indice y el pulgar, y los empece a apretar de a poquito, tironeando y jugueteando. Mis manos no eran tan fuertes, así que tuve que apretar con fuerza. Fingir que esto me lo hacia el era hermoso.

No podía mas, me incline para desatarme las zapas, y quede descalza sobre el alfombrado. Volviendo a subir me acaricie las piernas, por la cara interna del muslo, y me frote el clítoris un poco sobre la calza, que ya tenia super sensible después de hacer edging toda la mañana. Confirme con mis dedos lo que ya venia sintiendo: Tenia toda la ropa completamente mojada. Nunca en mi vida habia estado tan excitada. Así que enganche el borde de la calza y mi tanguita con mis pulgares, y me empece a bajar la ropa de a poco, y quede de pie, mirándome frente al espejo, completamente desnuda. Separe mis piernas, y vi como brillaban mis muslos. Me había chorreado toda. Pase un par de dedos por mis labios, y me sentí el clítoris. Se me erizo toda la piel. Sin dudarlo mas, me senté en mi cama, la espalda contra la pared, mirándome al espejo. Ahí, finalmente luego de estar caliente y frustrada durante horas, comencé a masturbarme de verdad.

Esta vez no fue sutil, necesitaba acabarme toda, pero sabia que había gente en la casa, así que tome mi camiseta, me la puse en la boca como una mordaza, y respire hondo por la nariz el olor a sudor y trabajo que mi padre dejo impregnado en la tela, lo cual me éxito tanto, que sabia que no iba demorar en llegar al orgasmo. Con una mano mantenía la camiseta en mi cara mientras inhalaba profundo, y con la otra, finalmente, empece a tocar mi concha.

Yo casi nunca hacia cosas así, acumulaba la calentura para tocarme cuando pudiera, y siempre era a las apuradas. Pero esta estaba siendo la mejor paja de mi vida. Empece a frotar mi clítoris con furia, con fuerza, no era necesario tomarme el tiempo por que estaba desesperada, mi concha estaba cada vez mas mojada, y era fácil deslizar los dedos en cualquier dirección, siempre que generara roce y me permitiera hacerme acabar. Tuve que hacer un esfuerzo grande por no meterme los dedos. Nunca había hecho algo así, seguía virgen y pura, y así quería llegar a la cama de mi papa. Seguí jugando.

En mi fantasía, estaba en el bosque, entre los arboles. Estaba sentada contra la corteza del árbol dedeandome muy desesperada, cuando aparecía mi papa. Enseguida se arrodillaba ante mi, enojado con su hija por ser tan puta, y me agarra del brazo para tirarme al pasto. Seguí tocándome disfrutando cada vez mas, mientras la fantasía seguía proyectándose en mi cerebro, como una película porno. Mi papa se baja el cierre del pantanlon, liberando ese pedazo de verga que se que tiene–no lo he visto desnudo, pero se nota que es un monstruo, debe tener veinticuatro o veinticinco de largo. El me aprieta contra el barro, y empieza a cogerme.

Yo grito bien fuerte en el bosque, nadie me escucha, y si lo hicieran no me importara, por que en mi fantasía, todo el mundo sabe que soy la puta de mi papa, y que el puede cogerme cuando quiera, como quiera, frente a cualquier persona. Lo imagino agarrándome de la cintura, inmovilizándose con su peso mientras entierra su pija hasta el fondo. Mis dedos cada vez mas rápidos me están matando de placer, ya no puedo aguantar mas los gemidos y lo único que me ayuda a taparlos es la camiseta que estoy usando de mordaza. Pero se que cualquier persona que pase por el pasillo va a escuchar mis gemidos ahogados. Me veo preciosa en el espejo, con mi pelo castaño que me llega hasta las tetas, mis ojos entreabiertos y los cachetes colorados que me dan la apariencia de ser la nena mas puta del mundo. Amo lo brillante que se ven mis dedos, el desastre que estoy haciendo con mis fluidos en la cama recién tendida, y cuando me doy cuenta, estoy acabando.

Estoy respirando fuerte ese olor tan rico, mi fantasía del bosque es tan vivida que puedo sentir como mi papa me llena la concha de leche, y porfavor que rico que estoy acabando!... Mi espalda se arquea y mis piernas comienzan a temblar tanto que quedan rectas y tiesas, cierro los ojos y largo un grito que no se puede tapar con nada, mientras acabo. Por dios que rica manera de acabar! Mi cuerpo cae al costado, y me estrello contra los almohadones de mi cama. Me dejo relajar,mientras saboreo las olas de placer recorriendo todo mi cuerpo.

“ANTONELLA!” El grito me saca completamente del momento, y me llena
el corazon de miedo. Me olvide de trancar la puerta. Mi padre esta mirandome,
con los ojos como platos y una expresion de furia en la cara. Estaba tan
concentrada en acabar que no oi como se abria la puerta.

Sienti el terror correr por mi piel, aunque no lograba caer en la gravedad de
la situacion. Parte de mi sigue excitada, y me decia que siga, que le haga juego,
que me toque para el. Pero mi papa cruza los brazos sobre su pecho, me mira con
severidad, y dice: “Se puede saber que carajo estas haciendo?”

FIN DE LA PARTE UNO.

Gracias por leer mi historia. Voy a estar publicando todas las partes que escribí hasta ahora (que son 15), así que estén atentos.

Los y las invito a comentar, o mandarme un DM.

Hasta pronto!



relato

4 comentarios - Era sola de papá (Antonella - Parte I)

lumer +1
🥴️ Ufff Qué tremendo relato!
Tan bien descripto todo que no hizo más que recontra calentarme..
Espero la continuación
Zaheel +1
Gracias por el comentario y los puntos! La parte dos se viene pronto
Koopa8524 +1
tremendo. termine durisimo. esperando continuación.
Elmorbocerdit4
Fuaaaa tremendo relato bro te ganaste mis 10 puntos