Trío con Leo II (pasando a la acción)

Primera parte: http://www.poringa.net/posts/relatos/5200923/Trio-con-Leo-gestando-la-idea.html


Después de la garchada que nos pegamos fantaseando con Leo (y su pija) no hablamos del tema por un tiempo. Una noche volvimos medio en pedo de una fiesta y a la hora de gar
char mi pitito estaba a media máquina.  


- Qué le pasa al campeón? -me pregunta ella.
- No sé, debe ser el alcohol.  
- Querés que lo dejemos para mañana?
- No… quiero coger, te juro… ya se me va a parar.
- En serio, podemos dormir, no pasa nada.
- Ahora nos vendría bien tener una pija extra -le digo.
- ¿Cómo?
- Y… como la de Leo. Además con la poronga que tiene seguro te la podría poner hasta con la pija muerta.
- No estarás exagerando
- En serio… creo que la de él muerta es más grande que la mía dura -empiezo a buscar el celular con las fotos para comparar.  
- La verdad que sí… vendría bien -me empieza a seguir el juego.


Busco las fotos en el teléfono se la muestro.


- ¿Qué decís, es más grande así muerta?  
- Qué como la tenés ahora seguro… jajaja


Mi pene no estaba del todo flácido, sino a medio camino. Ella me lo tocó un poco.


- Está blandito, lo necesito duro, no super enorme con la de Leo.
- ¿Pero si Leo estuviera acá en la cama que harías? ¿Aprovechas?
- ¿Me estás preguntando si me cogería a tu amigo?
- Sí, lo tenés al lado, onda trío…                                                                                                                                           
- ¿En serio querés que te diga?                                                                                                                                              
- Claro, por eso te estoy preguntando.                                                                                                                                       
- ¿Pero no te vas a enojar?                                                                                                                                                  
- Te parece que me puedo enojar?                                                                                                                                             
                                                                                                                                                                            
                                                                                                                                                                            
Le empiezo a tocar la concha y chupar una teta…                                                                                                                              


- Te parece que me voy a enojar…  
- Y… si me lo pedís algo haría
- Imaginate que estamos así, vos de costado tranzando conmigo como ahora… y el te apoya desde atrás.
- Le saco más la cola
- El te la empieza a acomodar en la concha.
- Que me la meta toda… que va a ser… si a vos te gusta.
- Sí, quiero verte con toda esa pija adentro.


Ella busca mi pene con las manos y nota que está completamente erecto.


- Bueno, veo que esto revivió.
- Sí, me calenté con la idea del trío.


Ella se sube arriba mío y hace entras mi pene en su vulva. Esa noche cogimos hasta quedarnos dormidos. Por la mañana, en realidad casi mediodía cuando nos levantamos, yo es
taba de nuevo erecto y la empecé a apoyar de atrás mientras nos fuimos despertando. Entonces le pregunto.


- Te gustó lo de anoche
- Sí, estuvo buena la fantasía.  
- No es una fantasía le dije. A mi me gustaría en serio.  


Después de eso volvimos a hablar varias veces de tema trío. Ella me volvió a preguntar varias veces si realmente a mi me gustaría que me coja a su amigo. También me pregunt
ó si me gustaría un trío con otra mujer. Le dije que sí, pero que no era por eso que le proponía. Ella me dijo que a veces le gustaría estar con otra mujer. Que quizás esta
ría bueno eso también.  


En las siguientes semanas cada vez que cogíamos el tema del Leo, su pija o hacer un trío siempre estaba presente, incluso lo hablamos bastante seriamente un par de veces en
situaciones no sexuales. Estaba más que claro, que llegada la ocasión, a los dos nos gustaría experimentar un trío, y si era con Leo, mucho mejor.  


Pasados un par de meses Leo y Virginia nos aceptaron una invitación para venir a cenar a nuestra casa. Yo hice un asado, tomamos un par de vinos, una noche casi normal, exc
epto porque en un momento de la sobremesa empezamos a hablar de las parejas swinger. Yo tiré el tema al pasar, mencionando algo que había dicho Beto Casela en una entrevist
a. Como corresponde, en un momento surgió la pregunta de rigor: cada uno fue respondiendo si se animaría a participar en un encuentro de ese tipo, o en un trio. Tanto Romo
como yo dijimos que nos daba curiosidad, y que podría estar bueno. Leo dijo que un trío se animaría, pero que no sabía si se bancaría compartir a su pareja. Salvo que fuera
con otra mujer, ahí sí. Virginia, la novia de Leo, dio un no rotundo. Ella jamás podría estar con otra persona salvo Leo, y además tiró la frase “Con la de Leo me alcanza
y me sobra”. Creo que cuando dijo eso Romi se mordió los labios. Luego pasamos a otro tema y todo quedó en olvido.


Cerca de las 12 Virginia estaba ya bostezando, pero a Leo se le había calentado un poco el pico. Ellos vivían a sólo dos cuadras de casa, así que Leo me dijo, aguantame que
la llevo de un pique a Vir a casa así se acuesta, y nos terminamos la botella, ¿te parece?
Yo le respondí que encantado, y me ofrecí a acompañarlo, así no volvía caminando solo. Romi se quedó lavando los platos.  


Luego de dejar a Vir en su casa, en el camino le tiré en broma:


- Qué lástima que Vir no se copó con la onda intercambio, sino por ahí terminábamos los cuatro garchando.
- Bueno, pero ahora quedamos los tres a los que nos copa - me retrucó él.  


Yo en vez de reirme lo miré intrigado y le pregunté:


- ¿Te gusta Romi?
- Es tu novia boludo.
- Pero le darías o no?
- ¿Vos me estás preguntando en serio?
- Yo que sé… nosotros la verdad hace unos meses que venimos fantaseando con un trío… nunca se sabe.  
- Y… es tu novia boludo, pero sí, la verdad que está muy linda.  
- Pero no tiene ni las tetas ni el orto de Vir -le digo.  
- Mejor, uno se aburre de coger siempre con la misma.


Todo quedó ahí, no definimos nada, pero el anzuelo estaba en el agua. Cuando llegamos Romi estaba en el baño y se asoma desde el pasillo que da la habitación.  


- Chicos, yo me voy a dormir, ya me puse el pijama, así ustedes charlan tranquilos.  
- ¿Seguro no querés tomar algo con nosotros amor?
- No, ya me cambié, me estoy limpiando el maquillaje.  


Le dije a Leo que se sirva algo que me estaba meando, que ya volvía, y me fui para el baño a hablar con Romi. Ella estaba frente al espejo y la abracé desde atrás. Una mano
en las tetas, otra entre las piernas.  


- ¿Ya te agarró sueño?
- Un poco
- O te vas a hacer una pajita pensando en la pija de Leo, que lo tenés sentado en el living.
- No seas boludo.
- Mi amor, vení a tomarte al menos una copa con nosotros - le dije mientras le masajeaba la almeja por arriba del pijama de seda.  
- Pero ya me puse el pijama.
- Mejor… cuando veníamos le pregunté a Leo si le gustaría hacer un trío.  
- ¿Qué? ¿Me estás jodiendo?
- Me dijo que siempre lo calentaste mucho. Que hoy en la cena cuando hablamos se re hizo la cabeza.  


Metí mi mano por dentro de la bombacha. En efecto ya estaba mojada.


- No te creo -me dijo.  
- Dijo que le encantaría cogerte bien despacio, para que puedas sentir bien el tamaño de su verga.
- Basta, dejá de mentir.
Entonces le conté la verdad, lo que había hablado con él, y le dije que solo una copa, para boludear, ver que pasaba, que no se cambie, que vaya así. Todo esto mientras la
seguía masturbando y masajeando las tetas. Sabía que ya tenía las ganas de pija, que era imposible que se fuera a dormir sin una buena garchada.


- La convencí de que se tome una copa - le dije a Leo que miraba a Romi casi sin poder disimularlo.  
- ¿Disculpá, te molesta que esté con el pijama puesto?
- Estás en tu casa - dijo Leo galante.  


El pijama era un shortcito finito que le marcaba la cola aunque sin ser ajustado, y una remerita a juego que le dejaba el pupo a la vista, y le marcaba mucho los pezones, y
a que no llevaba corpiño.  


Leo estaba un poco nervioso, como aún cayendo en si era verdad lo que le estábamos insinuando, aún tenía la copa de vino en la mano. Yo en cambio había dejado la mía en el
comedor, y Romi ni siquiera tenía una. Leo estaba en un sillón frente a nosotros, en el medio había una butaca que hacía de mesa ratona y Romi estaba sentaba al lado mío en
el sillón de enfrente.  


- Amor - le dije a Romi mientras la miraba a los ojos, mis labios casi sobre los de ella - cuando veníamos le conté a Leo de nuestras fantasías. Qué nos gustaría hacer un t
río.  


Vi que Romi se puso colorada y escondió su cara contra mi cuello. Yo le empecé a tocar una teta sobre el pijama, y luego lo levanté un poco y se la empecé a tocar directame
nte mientras ella hundía su cara contra mi pecho, no se animaba aún a mirar. Entonces lo miré a Leo y le hice un gesto para que se sentara al lado nuestro. Ni lento ni pere
zoso se puso al lado y le agarre la mano para que fuera él el que le tocara la tetas.  


- Ya está mi amor -le dije- ya no hay vuelta atrás.


Entonces, sin sacarle el short, que era bastante abierto, me arrodille entre sus piernas y por los pliegues de la tema acerqué mi boca a su sexo. Ella me miraba incrédula m
ientras Leo desde al lado le tocaba ya ambas tetas, hasta subió una mano a su rostro, puso un dedo en su barbilla, y le corrió la cara para que lo mirara a él y le comió lo
s labios. Las piernas de ella, que aún estaban algo tiesas, se aflojaron de golpe, y yo sentí que ya la suerte estaba echada, así que tomé un poco de distancia para ver com
o Leo la besaba, y la mano que antes le tocaba las tetas ahora se metia debajo de su short, en busca de la preciada conchita de mi novia.  


Ella no se quedó atrás y empezó a sacarle la chomba a Leo, y entonces lo hizo parar, le aflojó el cinturón, abrió el botón de su pantalón, y le bajó la bragueta. Luego acer
có su cara al boxer de Leo que ya marcaba un buen bulto, le dio un par de besos, y finalmente dejó libre la poronga con la que tantas veces habíamos soñado. Entonces hizo u
na pausa y me miró un tanto incrédula, como pidiendo permiso, yo solo pude sonreír embobado, y ella comenzó a besar su pene, que aún sin estar del todo duro era mucho más g
rande que el mio estando parado. Los besos se convirtieron en chupadas, y con una mano le corrió el prepucio hacía atrás y comenzó a pajearlo para que se parara, pero estab
a tardando un poco. Entonces Romi se paró y vino al lado mio y me dijo:


- Amor, andá a buscar los forros - y acercando sus labios a mi oído agregó- tarda un poco, que me parece que Leo está un poco nervioso aún.  


Yo no me pude contener y le comí la boca en la que segundos antes había estaba la pija de Leo. Ahora busco, mi amor, fue todo lo que pude responder.  


Fui a la pieza a buscar los forros y esperé aproximadamente un minuto. Cuando volví la pija de Leo estaba en todo su esplendor y Romi la pajeaba con una mano, y le chupaba
lo que sobraba de pija que era un pedazo bastante importante. Me hubiese gustado empezar a pajearme ahí nomás, pero tenía miedo de acabar ni bien me tocara el pene. Estaba
muy caliente.  


- Traje los forros, Romi.  
- Mirá lo que esta pija - me dijo.- ¿Le entraran los forros que usas vos?
- Entran, entran -dijo Leo - pero antes te quiero comer la concha.  


Entonces fue Leo quien se arrodilló frente a Romi que estaba sentada en el sillón y le sacó la parte de abajo del pijama, le corrió la tanga a un lado, y le empezó a comer
la concha. Romi no es de esas que se afeitan la cotorra, y tenía miedo que a Leo eso le molestase, pero le entró como un campeón. De hecho hizo que me ponga un poco celoso,
ya que chupar conchas siempre fue mi especialidad como pito chico, pero Romi parecía volar por los aires con lo que Leo le estaba haciendo. Pensé en acercarme y ofrecerle
mi pija a Romi para que me la chupe, después de todo esto era un trío, pero no me animé a interrumpir la escena.  
Después de un par de minutos Leo se incorporó y tiró de la tanga de Romi y la arrojó hacía donde estaba yo y me pidió los forros, y me dijo que le acerque un almohadón. Cua
ndo le llevó el almohadón la pija de Leo ya estaba enfundada en el forro.  
Leo agarró el almohadón y lo puso bajo sus rodillas, y acercó el glande a la concha de Romi que estaba sentada en el sillón con las piernas abiertas. Aún con el forro puest
o se notaba que el glande era mucho más grande que el tronco, y lo frotaba despacio en la húmeda concha de mi novia.


- ¿Estás lista?
- Sííí… la quiero adentro.  


Entonces, casi en cámara lenta, empezó a introducir su miembro en la vagina apretada de mi amor, que se mordía los dientes con los ojos en blanco. Cuando más de la mitad de
ese mástil estuvo dentro, la empezó a coger. Fue no más de un minuto que la veo a Romi temblar en lo que inequívocamente fue un terrible orgasmo. Estuvo gimiendo y temblan
do como quince segundos y después agarró la pija de Leo con su mano y se la sacó de la concha.  


- Perdoná pero no puedo seguir -le dijo a Leo.  


Ella tiene una particularidad y es que cuando acaba se sensibiliza mucho, y necesita un buen rato para poder volver a usar la concha. Entonces vi que tiró del forro que env
olvía la pija de Leo y le dijo: te hago acabar con la boca, dale, por la concha ya no puedo.  


Leo se paró y le volvió a poner la pija en la cara. Ella lo empezó a pajear alternando con chupadas, y también pasándose la pija por las tetas. Pero sobre todo mucha paja p
ara que el monstruo que tenía entre las manos explote en miles de borbotones de semen que le cubrieron parte de la cara y las tetas. Leo quedó rendido por casi un minuto, R
omi también.


- Leo, te querés bañar - le pregunté.
- No, me baño ni bien llego a casa, sino Ver puede sospechar. De hecho me voy yendo ya, que es tarde.  


Se ve que estaba con el bajón que viene luego de acabar, eramos tres y él ahora sobraba, ya había hecho lo suyo. Yo le abrí la puerta y cuando volví Romi seguía desplomada
en el sillón. Cuando me ve se da cuenta que yo ni una paja me había hecho. Creo que sintió un poco de culpa, o quizás hasta miedo al qué vendría ahora.  


- ¿Estás bien? - me preguntó.  
- Sí, mi amor, me acerqué a ella, muy bien, y caliente.  
- Perdona, pero fue todo muy rápido, ni me di cuenta.  
- Está todo bien mi amor, me encantó. ¿Vos cómo la pasaste?
- ¿Qué te parece? Tráeme un poco de papel higiénico que estoy toda enchastrada.  
- Aguantá un poco
- ¿Qué?
- Me gusta verte así… me calienta.  
- No sé si aún voy a poder coger, vení, probemos.  


Entonces me senté en el sillón con los pantalones bajos,  y ella se subió encima mio. Yo ya tenía la pijita al palo, pero sin penetrarla.  


- ¿En serio te gusto?
- Mucho, creo que nunca estuve tan caliente. Por eso no me quise ni pajear.  
- Te amo - me dijo Romi y empezamos a besarnos. Yo le acariciaba las tetas aún con restos del semen de Leo.  


Entonces no pude resistir la tentación y le empecé a chupar las tetas todas acabadas.  


- ¿Te gustan así mi amor?
- Sí, me encantan tus tetas…
- A mi me encanta que me las chupes


Entonces  empezó a frotar su concha contra mi pene.  


- ¿Te calentaste viendo como cogíamos?
- Mucho
- ¿Me va a volver a coger?
- Si mi amor… esto recién empieza.
- Seguí chupandome las tetas, creo que voy a acabar de nuevo.
- Yo también acabo, ahhh


Y así, frotando su clítoris contra mi pija tuvo su segundo orgasmo de la noche y yo el primero.

2 comentarios - Trío con Leo II (pasando a la acción)

cornu99
excelente ¡¡¡¡¡los cuernos es un camino sin retorno , despue sno podes vivir sin ellos .....
nick8765
Sí, terrible adicción