No podíamos dejar de besarnos con mucha lengua y mucha saliva.
Hacía minutos estábamos tomando mate en la cocina con mi hermana, y ahora estábamos de pie junto a mi cama, ella solo con las calzas puestas (aún), y yo totalmente vestido.
Como pude le terminé de sacar el corpiño y le manoseaba las tetas gigantes que tiene y su enorme culo, reconozco que no me daban las manos para manosearla, y mientras chapabamos, le pellizcaba y estiraba sus pezones, pero esto solo hacía que ella gimiera y se pusiera más caliente en cada beso que nos dábamos.
I: Me estás matando... Estoy re mojada!
Creo que no terminó de decir eso, que fue como una luz verde para mi.
Metí mí mano a través de su calza y su tanga, y pude sentir esa concha totalmente depilada y babosa, súper mojada. Sin dudar encontré fácil su clítoris porque estaba bien durito, y lo aprisioné con mis dedos índice y mayor, sintiendo como se me llenaba de flujo el resto de la mano. Cuando por fin metí dos dedos directamente en su interior, la puteada no se hizo esperar.
I: Hay hijo de puta!!! Que caliente me tenés! Necesito chuparte ya la pija, no me la quiero imaginar más... De pendeja lo hago! Sacate la ropa ya!
Me desabroché el pantalón y no había terminado de sacarme la remera, que ella sola me bajó el boxer para meterse mi pija en la boca. Yo no daba crédito a lo que veía y sentía.
Mientras se la tragaba entera hasta atragantarse, me miraba con los ojos llenos de lágrimas. Y solo se la sacaba de la boca para pasarle la lengua a lo largo.
Yo: Mmmmm si... Así herma.. (y me frené para no decirle hermanita).
Ella se dió cuenta al toque, y me dice:
Te gusta que tu hermanita más chica te chupe la pija así?
Yo: Si Isabel.... Me encanta... Me estás matando.
I: No, Isabel no, soy tu hermana... La puta con la que siempre quisiste estar, desde que era pendejita.
Querés que tu hermanita te chupe los huevos?
Solo pude asentir con la cabeza, y mí hermana empezó a meterse de a uno mis huevos en su boca.
Los succionaba provocándome esa mezcla de placer y dolor al mismo tiempo. Con mis huevos dentro de su boca, podía sentir su lengua... Y los sacaba llenos de saliva.
Yo: Te quiero coger ya!...
I: Hacelo! Cojete ya a tu hermana... Necesito sentir tu pija bien adentro.
La tiré en la cama y bajé su calza lo más rápido que pude.
Ella se abrió de piernas al instante, y pude contemplar una pequeña tanga que era devorada literalmente por la concha gorda de mí hermana.. los labios sobresalían por los costados de la diminuta tela.
No me pude resistir, le hice a un costado la tanga, y me sumergí en esa terrible concha carnosa y totalmente empapada.
Ahí estaba duro como antes lo había notado su clítoris, bien rojo, grande, como un timbre. No lo dudé y comenzé a lamer su cavidad notando como se abría más y más a medida que mí lengua pasaba por entre sus labios. Y en cada lamida podía sentir su sabor entre dulce y ácido por momentos. Desde mi nariz hasta mí pera estaban totalmente empapadas por los jugos de mi hermana, y ella se retorcía de placer. En un momento ambos hicimos contacto visual el uno con el otro, era maravilloso, era sexo, pasión, lujuria, morbo, amor. Toda una mezcla de sensaciones que pasaba por el cuerpo de los dos. Con un movimiento rápido dejé de lamer sus labios, para dedicarme solamente en su clítoris. Lo aprisioné entre mis labios para luego hacerlo con mucha suavidad con mis dientes... Mientras mentía, primero un dedo y luego dos, en la concha de mí hermanita.
I: Por favor... Meteme la pija ya, no doy más!! Cojeme, cojeme ya...
Me reincorporé solo para poder meterle mi verga, mientras veía que ella jugaba con sus tetas, se pellizcaba los pezones y gemía esperando su premio.
De una sola vez metí mi pija en la concha de Isabel.
Era increíble la sensación de estar haciendo algo tan deseado por ambos y tan prohibido.
I: Ahhhhhgg mi amor, como me estás cojiendo. Que hermosa pija tenés, por favor!
Y: Ahhhh... Toda para vos, putita ..
Así querías que te coja tu propio hermano?
- Siiiii.. así... seguí así por favor no pares.
Los gemidos se transformaron en gritos de ambos, en insultos ultrajantes para los dos.
Por un momento juro que pensé en qué pasaría si entraba mi esposa a la habitación en ese momento. Y de solo pensarlo más me calentaba, y más dura se me ponía la pija.
Mí hermana lo sabía o increíblemente parecía intuirlo porque soltó:
- Así te cojes a mí cuñada acá?
- No, mí amor... Así te cojo a vos sola, pendeja hermosa.
- No me digas así, que me vas hacer acabar ya..
- Es lo que quiero hermanita, que me acabes toda la pija!
Cuanto más nos hablábamos, más subía la apuesta cada uno.
Mí orgasmo era inminente y se lo hice saber:
- Ahhh... Acabo, Isa... Estoy a punto de acabar.
- Hacelo, llename de leche. Acebemos juntos.... Llename ahora .
- Ahhhhhgg.. ahí va... Tomá, tomá..
Primero dos y después un tercer chorro de mí leche salieron con fuerza en el interior de mi hermana...
- Ahhh, Ahhhhh.... Siiiii que caliente que está. Me decía ella.
De a poco fuimos bajando el ritmo... Y el desenfreno le dió lugar a las caricias, a las miradas cómplices, y a los besos..
No podíamos creer lo que habíamos hecho.
Los dos sabíamos que esto era solo el principio.
Hacía minutos estábamos tomando mate en la cocina con mi hermana, y ahora estábamos de pie junto a mi cama, ella solo con las calzas puestas (aún), y yo totalmente vestido.
Como pude le terminé de sacar el corpiño y le manoseaba las tetas gigantes que tiene y su enorme culo, reconozco que no me daban las manos para manosearla, y mientras chapabamos, le pellizcaba y estiraba sus pezones, pero esto solo hacía que ella gimiera y se pusiera más caliente en cada beso que nos dábamos.
I: Me estás matando... Estoy re mojada!
Creo que no terminó de decir eso, que fue como una luz verde para mi.
Metí mí mano a través de su calza y su tanga, y pude sentir esa concha totalmente depilada y babosa, súper mojada. Sin dudar encontré fácil su clítoris porque estaba bien durito, y lo aprisioné con mis dedos índice y mayor, sintiendo como se me llenaba de flujo el resto de la mano. Cuando por fin metí dos dedos directamente en su interior, la puteada no se hizo esperar.
I: Hay hijo de puta!!! Que caliente me tenés! Necesito chuparte ya la pija, no me la quiero imaginar más... De pendeja lo hago! Sacate la ropa ya!
Me desabroché el pantalón y no había terminado de sacarme la remera, que ella sola me bajó el boxer para meterse mi pija en la boca. Yo no daba crédito a lo que veía y sentía.
Mientras se la tragaba entera hasta atragantarse, me miraba con los ojos llenos de lágrimas. Y solo se la sacaba de la boca para pasarle la lengua a lo largo.
Yo: Mmmmm si... Así herma.. (y me frené para no decirle hermanita).
Ella se dió cuenta al toque, y me dice:
Te gusta que tu hermanita más chica te chupe la pija así?
Yo: Si Isabel.... Me encanta... Me estás matando.
I: No, Isabel no, soy tu hermana... La puta con la que siempre quisiste estar, desde que era pendejita.
Querés que tu hermanita te chupe los huevos?
Solo pude asentir con la cabeza, y mí hermana empezó a meterse de a uno mis huevos en su boca.
Los succionaba provocándome esa mezcla de placer y dolor al mismo tiempo. Con mis huevos dentro de su boca, podía sentir su lengua... Y los sacaba llenos de saliva.
Yo: Te quiero coger ya!...
I: Hacelo! Cojete ya a tu hermana... Necesito sentir tu pija bien adentro.
La tiré en la cama y bajé su calza lo más rápido que pude.
Ella se abrió de piernas al instante, y pude contemplar una pequeña tanga que era devorada literalmente por la concha gorda de mí hermana.. los labios sobresalían por los costados de la diminuta tela.
No me pude resistir, le hice a un costado la tanga, y me sumergí en esa terrible concha carnosa y totalmente empapada.
Ahí estaba duro como antes lo había notado su clítoris, bien rojo, grande, como un timbre. No lo dudé y comenzé a lamer su cavidad notando como se abría más y más a medida que mí lengua pasaba por entre sus labios. Y en cada lamida podía sentir su sabor entre dulce y ácido por momentos. Desde mi nariz hasta mí pera estaban totalmente empapadas por los jugos de mi hermana, y ella se retorcía de placer. En un momento ambos hicimos contacto visual el uno con el otro, era maravilloso, era sexo, pasión, lujuria, morbo, amor. Toda una mezcla de sensaciones que pasaba por el cuerpo de los dos. Con un movimiento rápido dejé de lamer sus labios, para dedicarme solamente en su clítoris. Lo aprisioné entre mis labios para luego hacerlo con mucha suavidad con mis dientes... Mientras mentía, primero un dedo y luego dos, en la concha de mí hermanita.
I: Por favor... Meteme la pija ya, no doy más!! Cojeme, cojeme ya...
Me reincorporé solo para poder meterle mi verga, mientras veía que ella jugaba con sus tetas, se pellizcaba los pezones y gemía esperando su premio.
De una sola vez metí mi pija en la concha de Isabel.
Era increíble la sensación de estar haciendo algo tan deseado por ambos y tan prohibido.
I: Ahhhhhgg mi amor, como me estás cojiendo. Que hermosa pija tenés, por favor!
Y: Ahhhh... Toda para vos, putita ..
Así querías que te coja tu propio hermano?
- Siiiii.. así... seguí así por favor no pares.
Los gemidos se transformaron en gritos de ambos, en insultos ultrajantes para los dos.
Por un momento juro que pensé en qué pasaría si entraba mi esposa a la habitación en ese momento. Y de solo pensarlo más me calentaba, y más dura se me ponía la pija.
Mí hermana lo sabía o increíblemente parecía intuirlo porque soltó:
- Así te cojes a mí cuñada acá?
- No, mí amor... Así te cojo a vos sola, pendeja hermosa.
- No me digas así, que me vas hacer acabar ya..
- Es lo que quiero hermanita, que me acabes toda la pija!
Cuanto más nos hablábamos, más subía la apuesta cada uno.
Mí orgasmo era inminente y se lo hice saber:
- Ahhh... Acabo, Isa... Estoy a punto de acabar.
- Hacelo, llename de leche. Acebemos juntos.... Llename ahora .
- Ahhhhhgg.. ahí va... Tomá, tomá..
Primero dos y después un tercer chorro de mí leche salieron con fuerza en el interior de mi hermana...
- Ahhh, Ahhhhh.... Siiiii que caliente que está. Me decía ella.
De a poco fuimos bajando el ritmo... Y el desenfreno le dió lugar a las caricias, a las miradas cómplices, y a los besos..
No podíamos creer lo que habíamos hecho.
Los dos sabíamos que esto era solo el principio.
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