Pienso ahora, en tu boca húmeda y entre abierta. En la pasión que me alimenta y me despierta.
Pienso en tus pezones duros y erectos, en mi lengua visitando, todos tus trayectos.
Pienso en tu cuerpo arqueado ante el placer, en el gemido, imposible de esconder.
Pienso en tu pelo cayendo, sobre tus hombros despeinado, en la espalda desnuda, que recorro a besos, extasiado.
Pienso en estar adentro tuyo cómo nunca nadie, antes lo hizo.
Pienso en tu mirada que atraviesa, en tu sonrisa y en tu hechizo.
Pienso en tus piernas, de recorrido interminable.
Pienso en el olor, de tu piel inalterable. Siento a tu cuerpo contrayéndose, en olas intermitentes de placer. Siento tu sensualidad más cruda, expresando su querer.
Pienso en la humedad de tus labios, pidiendo en silencio ser explorados.
Pienso en mi boca, recorriendo curvas y costados.
Pienso en tus muslos, que dominan apretados y siento a tus caderas, bailando ritmos no inventados.Tu cuerpo sobre el mío y tus manos en mi pelo. Tu mirada llena, de lujuria y de deseo.
El baile frenético, salvaje y acompasado, el abrazo que une y que divide, en éxtasis apasionado.Los ruidos que delatan, la conexión casi animal. Y el instante de los instintos y de la más pura voracidad sexual. El latido acelerado, indomable y disparado.
El gemido tan humano, siendo liberado.Y llenando el aire con un tono nuevo, que es recuerdo tan preciado.
Y entonces el después, con el abrazo y el beso reinventado.
Entonces el después, del susurro dulce al oído murmurado, y entonces el después en que agradezco haberte cruzado y entonces el después, en que te miro enamorado.
Ése después que importa tanto. Ése después que es todo, que es ritmo, que es voz y es canto. Ese después que es lo que queda y lo que se guarda en el corazón.
Ése después que es el lenguaje del amor y es la cuna de toda la ilusión.
Pienso en tus pezones duros y erectos, en mi lengua visitando, todos tus trayectos.
Pienso en tu cuerpo arqueado ante el placer, en el gemido, imposible de esconder.
Pienso en tu pelo cayendo, sobre tus hombros despeinado, en la espalda desnuda, que recorro a besos, extasiado.
Pienso en estar adentro tuyo cómo nunca nadie, antes lo hizo.
Pienso en tu mirada que atraviesa, en tu sonrisa y en tu hechizo.
Pienso en tus piernas, de recorrido interminable.
Pienso en el olor, de tu piel inalterable. Siento a tu cuerpo contrayéndose, en olas intermitentes de placer. Siento tu sensualidad más cruda, expresando su querer.
Pienso en la humedad de tus labios, pidiendo en silencio ser explorados.
Pienso en mi boca, recorriendo curvas y costados.
Pienso en tus muslos, que dominan apretados y siento a tus caderas, bailando ritmos no inventados.Tu cuerpo sobre el mío y tus manos en mi pelo. Tu mirada llena, de lujuria y de deseo.
El baile frenético, salvaje y acompasado, el abrazo que une y que divide, en éxtasis apasionado.Los ruidos que delatan, la conexión casi animal. Y el instante de los instintos y de la más pura voracidad sexual. El latido acelerado, indomable y disparado.
El gemido tan humano, siendo liberado.Y llenando el aire con un tono nuevo, que es recuerdo tan preciado.
Y entonces el después, con el abrazo y el beso reinventado.
Entonces el después, del susurro dulce al oído murmurado, y entonces el después en que agradezco haberte cruzado y entonces el después, en que te miro enamorado.
Ése después que importa tanto. Ése después que es todo, que es ritmo, que es voz y es canto. Ese después que es lo que queda y lo que se guarda en el corazón.
Ése después que es el lenguaje del amor y es la cuna de toda la ilusión.
1 comentarios - No hay frío sin fuego