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El diario secreto de mi esposa V con imágenes


(Continuación) Esta es la quinta entrega del "Diario secreto e íntimo de mi esposa" les dejo los links

http://www.poringa.net/posts/relatos/5504888/El-diario-secreto-de-mi-esposa-C-imagenes.html
http://www.poringa.net/posts/relatos/5506036/El-diario-secreto-de-mi-esposa-II-c-imagenes.html
http://www.poringa.net/posts/relatos/5507294/El-diario-secreto-de-mi-esposa-III-c-imagenes.html
http://www.poringa.net/posts/relatos/5521585/El-diario-secreto-de-mi-esposa-IV-c-imagenes.html
Sinopsis:

Una madre sorprende a su hijo mientras éste miraba películas pornográficas y se masturbaba junto a sus amigos. Esto fue el episodio I, en el episodio II, la cosa se puso más "heavy". Y demuestra como un acto pícaro pero ingenuo o inocente, puede desencadenar en un papelón, y un desastre escándaloso.
Los amigos de mi hijo junto con él, suplicaron a mi esposa que, (por cierto de manera comedida y cachonda) a que muestre sus senos y dos de esos amigos la manosearon.
En el episodio III, comienza con el descontrol general y las malas decisiones que va tomando mi cónyuge que, al notar que los eventos se le están yendo de las manos, continúa con la idea del diálogo, apostando a la razón y reflexión de la turba en la que se habían convertido mi hijo y su grupo de amigos compañeros de colegio. En el episodio IV fue el comienzo de la perdición de mi esposa, transformándose en partícipe necesariamente activa y vencida por su ansia, su anhelo intenso que causaba en su cuerpo esa inquietud o agitación violenta, el deseo voraz de avidez sexual.

Continúo con la transcripción:
El diario secreto de mi esposa V con imágenes

 Supuse que debía comenzar con Fabio ya que él fue el de la idea. 
Tomé su verga con ambas manos y la miré detenidamente, de verdad tenía un tamaño considerable. 
Pude ver unas gotitas de líquido pre seminal saliendo de la punta pero eso no me detuvo. Acerqué mis labios y lo besé justo ahí, sentí el líquido pegajoso en mi boca, me quedé allí por unos segundos y luego me aparté sólo para acercarme al siguiente pene, éste era el de David. Repetí la acción de tomarlo con las dos manos y darle un suave beso en la punta. 
No era la gran cosa, podía hacerlo tranquilamente hasta con el de mi hijo. 
De hecho a continuación le tocaba a él. 
Mis manos se aferraron con firmeza a su tronco y mis labios se posaron sobre su glande. Sentir esos penes rozando mis labios me ponía aún más cachonda. 

amigos

Tomé el sexto pene, el de Mauro, y lo besé con las mismas ganas que a los demás.
Noté que habían quedado poco satisfechos, de hecho yo también lo estaba, por eso partiendo desde Mauro hasta Fabio besé los penes otra vez, solo que ahora di un primer beso en los testículos, luego un par más en el tronco y al final otro en el glande, esto les gustó mucho más y yo podía sentir el sabor a pene en mi boca. 
Estaba tan excitada como ellos y necesitaba más. Me levanté y caminé hasta el sillón individual, allí me senté y me abrí de piernas, colocándolas sobre los apoyabrazos. Usando dos dedos abrí mi concha para deleite de ellos y les dije:
- Yo también quiero besitos.
No esperaron ni un segundo, se acercaron los seis. Fabio y Alexis se sentaron en el piso justo delante de mí y los otros cuatro se quedaron de pie, dos a cada lado. Al estar prácticamente acostada en el camastro, los penes de los chicos que estaban parados quedaban a pocos centímetros de mi cara. 

madre

Los dedos de Fabio se introdujeron en mi concha y mi hijo se concentró en tocar mi clítoris, parecían estar analizándolo, como si se tratase de un bicho raro. 
Agarré las dos vergas que tenía a mi alcance y comencé a jugar con ellas mientras los otros exploraban el exterior e interior de mi sexo. 
Tanto toqueteo hacía que me mojara más. Introducían sus dedos con total libertad. 
Luego Fabio se colocó de rodillas y apuntó su verga, primero pensé que me la quería meter pero me equivoqué. 
Comenzó a frotarla por afuera, se movía como si me estuviera cogiendo pero el pene se mantenía en el exterior.
- Mmmm, eso me gusta – dije y le di un beso al pene de Mauro.
Fabio se movió a mayor velocidad, yo sentía mi clítoris a punto de estallar, quería que me la metiera pero no me animaba a decirlo, la cosa es que el muchacho no siguió con eso, sino que metió la cabeza entre mis piernas y pasó la lengua por el centro de mi concha, solté un gemido de placer y pasé la verga de David por mis labios. 
Luego Fabio se animó a más, comenzó a chuparme la concha con ganas, se centraba más que nada en mi clítoris, al parecer tantas películas porno le habían enseñado cómo hacerlo. Mientras me la comía yo daba besos a los penes que tenía aferrados, me animé a sacar un poquito la lengua y a darle finas lamidas casi imperceptibles. 

incesto

Mi hijo tomó el lugar de Fabio, al parecer habían establecido una rutina, primero frotó su verga por el exterior de mi concha, tal y como lo había hecho su predecesor, y luego se mandó directo a comerme la concha, 
Mauro se apartó para reservar su turno y Fabio me ofreció su pene. 
Continuaba dando besos a diestra y siniestra sin reprimir mis gemidos de placer, la lengua de mi hijo entraba y salía de mi vagina y luego me daba fuertes chupadas en el clítoris.
Tenía la cabeza inclinada hacia atrás y las piernas muy abiertas. 
Ya no podía luchar contra la tentación, me dirigí hacia el pene de Fabio y le di una lamida a todo el largo de su tronco justo cuando mi hijo dejaba de chupármela y Mauro ocupaba su lugar. 
Mientras Mauro frotaba su pene contra mi concha yo le daba una lamida a la verga de David pasando por su glande. 
El muchacho rubio se apartó para dejarle lugar a Alexis, inmediatamente pasé mi lengua por su miembro, como si se tratara de un helado. 
Yo gemía sin parar, me sorprendía que Mauro chupara tan bien mi concha, se la comía con placer, su cabeza se sacudía de un lado a otro haciendo brotar líquido de mi interior. 
En el momento en que estaba dándole una lamida a la verga de Fabio ocurrió algo inesperado pero que en algún momento tenía que pasar. 
Mi lengua estaba a punto de llegar a su glande cuando fuertes chorros de espeso semen cayeron saltaron directo a mi cara, lo masturbé para que largara hasta la última gota. 

familia

Casi al mismo instante Alexis hizo lo mismo, haciendo saltar más semen sobre mi cara y mis tetas, como yo gemía por las chupadas que me daban parte del semen terminó dentro de mi boca, estaba tibio y cremoso, no me molestó tragarlo. 
Le llegó el turno a David, quien repitió la rutina de sus amigos, se frotó contra mi mientras Mauro volvía a brindarme su verga, yo estaba empapada de semen y él vino dispuesto a darme más, acabó rápidamente sobre mi sin dejar de masturbarse, pude sentir algo más de leche dentro de mi boca aunque la mayoría había caído sobre mi cuello y mis tetas. 
Llegué a mi punto de quiebre y tuve un riquísimo orgasmo llenando de jugo la boca del muchachito rubio. 
Éste comprendió lo que había ocurrido y en pocos segundos dejó de chupármela, se acercó hasta mí con su verga en mano y se masturbó mientras yo frotaba mi clítoris. 
Recibí nuevamente ese líquido sexual sobre mi cuerpo, me sentía una puta de primera y no me importaba. 
Con una mano me masturbaba y con la otra esparcía toda esa gran cantidad de semen sobre mi cuerpo. 
Poco a poco me fui tranquilizando y recobré la cordura. 

padre

Estos chicos debían pensar que yo era igual a las mujeres de sus películas porno.
Me reincorporé y los miré a todos con una sonrisa, ya había terminado todo y lo más extraño es que no me arrepentía de lo ocurrido, ellos lo habían disfrutado y yo también. 
Les dije que quería darme una ducha antes de irme a dormir, no podía acostarme con el cuerpo cubierto de semen.
El agua de la ducha estaba tibia, tirando a fría, eso me ayudó no solo a quitar la leche de mi piel sino también a bajar mi temperatura corporal, dejé que el agua cayera sobre mi cara y cerré los ojos. 
No podía quitarme de la mente la imagen de esos viriles miembros juveniles. 
Sentía que me habían poseído. 
Estaba como drogada. 
Lavé mi vagina pero aún podía escuchar su llamada. 
Me invitaba al placer. 
Tuve que admitir que aún no había quedado satisfecha. 

hijo

Tomé una toalla y me sequé, me envolví en ella y regresé a la sala donde estaban los chicos. Aún no quería irme a dormir.
Al regresar a la sala de estar encontré a los chicos sentados en el sillón pasando canales en la tele, al parecer se habían lavado sus penes con agua de la cocina (luego debería darle una buena limpieza al lavatorio) pero no se habían vestido. 
Yo estaba envuelta en mi toalla blanca y en cuanto aparecí todos se voltearon para verme. Estaban sorprendidos pero alegres. 
Me acerqué a ellos y se pusieron de pie al unísono, inmediatamente me despojaron de la toalla.

companeros

- Que bueno que haya vuelto, Laura – me dijo David al mismo tiempo que agarraba una de mis tetas y la apretaba.
Ahora sus penes estaban flácidos, los toqué uno por uno y me sorprendió mucho ver con qué facilidad volvían a ponerse duros. 
El entusiasmo juvenil hacía milagros. 
No pidieron permiso para colarme los dedos en la concha, a cada rato podía sentir un nuevo dedo entrando. 
En ocasiones metían de a dos a la vez. 
Eso me calentaba muchísimo. 
Además todavía tenía muy presente en mi mente la lluvia de semen que me dieron estos chicos. 
El semen era uno de mis tabúes, podía excitarme mucho con solo imaginarlo. 
De joven, cuando tenía apenas un par de años más que estos muchachos y estaba experimentando sexualmente, solía hacerles sexo oral a algunos de mis amigos o conocidos sólo para poder tomarme su semen, ya con eso podía masturbarme locamente. 
De hecho conocí a mi marido de esa forma. 

marido cornudo

Se la chupé en un cumpleaños de un amigo en común y con eso él quedó perdidamente enamorado de mí, luego se esforzó mucho por conquistarme hasta que lo consiguió. 
Aún me inhibía un poco la idea de chupársela a estos chicos, en parte seguía sintiéndome como la madre de cada uno, especialmente de Alexis, que de verdad era mi hijo. 
Había llegado muy lejos y había cometido muchas locuras con ellos, pero no podía detenerme.
Me incliné hacia adelante dejando mi cola levantada, al instante sentí unos dedos introduciéndose en mi concha y a mi cola también le dieron. 
El de la cola me dolía un poco ya que nunca lo había hecho por ahí, mi marido nunca me lo había pedido, creo que no le interesaban esas cosas. 
Mientras dos de ellos exploraban mis partes bajas, tomé el pene de Mauro y le pasé la lengua a su glande, luego hice lo mismo sobre otro pene que encontré cerca de mi cara, creo que era el de David. 
Mi hijo se paró atrás de mí y me tomó por la cintura. 
Presionó su miembro contra mi culito, sabía que él disfrutaba apretándose contra eso, pero no podría introducirlo tan fácilmente así que lo dejé seguir. 
Fabio me acercó su verga y también le di una linda lamida desde abajo hacia arriba y luego repetí la acción sobre su glande. 
Mi hijo desistió y cedió su lugar a David, quien también se abalanzó contra mi cola, la presión de su verga era considerable y parecían no olvidar humedecer sus penes, yo podía sentir mi culito abriéndose de a poco. 
Lamí otro pene pero esta vez, cuando llegué al glande, lo apreté entre mis labios. 
David seguía intentando lograr algún resultado, pero a pesar de empujar con fuerza no podía meterla, eso me tranquilizaba un poco.

El diario secreto de mi esposa V con imágenes

Giré mi cuerpo para ofrecerle mi cola a Fabio, tomé su miembro con una mano y lo orienté hasta mi agujerito, si bien no quería que me la metan, me calentaba mucho que lo intentaran… y a ellos también. 
Pasé mi lengua a lo largo de la verga de Alexis y apreté la punta entre mis labios como había hecho antes. 
Fabio presionó contra mi cola y sentí algo diferente. 
Ésta vez se abrió más de lo normal. 
El glande me penetró y mi culo volvió a cerrarse una vez que éste entró. 
No me dolió, pero el placer hizo que mis rodillas temblaran y no pude reprimir un gemido. Para disimular lamí el pene de Mauro dejando su glande entre mis labios por unos segundos. Por suerte el chico no siguió presionando sino que se conformó con sentir la punta de su pene allí dentro, luego lo retiró con cuidado. 

amigos

Estos chicos me respetaban, no querían lastimarme, aunque si querían divertirse con mi cuerpo.
Mauro ocupó el lugar de Fabio y en el momento en que me introducía su glande por la cola yo lamí el de David y lo dejé entre mis labios, pero el muchacho rubio no se conformó con eso, me tomó de la cabeza y me metió toda su verga en la boca, llegando casi hasta la garganta, no pude gemir cuando mi cola se abrió para dejar pasar la punta del pene del otro chico. 
David la sacó y finos hilos de saliva quedaron colgando entre su verga y mis labios, quedé con la boca abierta, un poco aturdida, no me esperaba eso, pero tampoco me disgustó. Alexis no quiso ser menos así que también metió de lleno su verga dura dentro de mi boca, esta vez estaba un poco más preparada, hasta pude disfrutarlo más cuando la fue sacando de a poco. 
A Fabio le habrá parecido divertido el nuevo jueguito ya que también quiso probarlo, lo esperé con la boca abierta y me la tragué. 
Cuando Mauro soltó mi cola caí suavemente de rodillas al piso. Fabio no quitaba su pene y yo quedé con toda esa carne en la boca mirando como los seis muchachos me rodeaban sosteniendo sus vergas. Esa imagen me calentó más todavía.

madre

Tragué el pene de Mauro sin que él me lo pidiera y a los pocos segundos me lancé sobre otro miembro y lo succioné con fuerza, me estaba volviendo loca, tenía seis vergas para mi solita y solamente una boca, no sabía cuál comerme primero, tenía ambas manos ocupadas, masturbando siempre a dos de ellos y pasaba mi cabeza de un lado a otro, me tragaba sus penes y les daba fuertes chupadas, los podía sentir poniéndose bien duros dentro de mi boca, mis labios se apretaban con fuerza a ellos cuando los iba sacando y luego volvía a introducirlos. 
Ellos presionaban mi cabeza contra sus respectivos penes y me hacían comerlas por más tiempo.
- Que buenos petes hace tu mamá – comentó David.
- Los mejores – les respondió mi hijo.
Esos halagos hicieron que pusiera aún más entusiasmo en el sexo oral, me atragantaba con sus vergas y lo disfrutaba. 
Mi cabeza se columpiaba de atrás hacia adelante mientras introducía algún pene. 
No olvidaba chuparles bien los testículos, sé muy bien que a los hombres eso les encanta. Mis chupadas eran frenéticas y con toda la intención de hacerlos acabar, pero estos chicos tenían buen aguante, si quería lograrlo debía utilizar otro recurso.

incesto

- Siéntense acá – les pedí señalando el sofá.

39 comentarios - El diario secreto de mi esposa V con imágenes

Seximarc69 +1
Que buen relato,segui contando. Excelente!!!!
jorgehindami
Leíste los cuatro primeros.?
Cordoba69 +1
Esperamos ansiosos los próximos capítulos!!!
jorgehindami
Este es el quinto episodio, viste los anteriores?
Videla2024 +1
Van 10, está tremenda la historia 💯🔥
jorgehindami
Muchas gracias, me alegra que te guste, saludos