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Aplastando a una heroína

Aplastando a una heroína

Nana Shimura se había enfrentado a más obstáculos aparentemente insuperables de los que le correspondían.

Como actual curadora de One For All, la heroína número uno de facto había luchado contra villanos que podrían haber derribado sin esfuerzo a una docena de sus compañeros luchadores contra el crimen.

Había perfeccionado su poder heredado hasta el filo de una navaja, trabajando incansablemente para desarrollar su potencia para que pudiera transmitirse a un sucesor digno. Ella era todo lo que debería ser un héroe y se reía ante el peligro.

¿Por qué, entonces, este chico había logrado borrar la sonrisa de su hermoso rostro?

Izuku Midoriya estaba demasiado deslumbrado para hablar. Sus rizos verdes y esponjosos todavía estaban desordenados por haber sido llevados por el aire por Nana, miró fijamente al Héroe. Sus ojos verdes parecían casi brillar, y su boca se abrió mientras permanecía estupefacto ante la vista de la increíble mujer que lo había salvado de un villano arrasador hecho de lodo rezumante.

Nana había sido el ídolo personal de Izuku desde que tenía uso de razón. Sin un Quirk propio, los sueños de Izuku de convertirse en un héroe como Nana se habían frustrado.

Aunque su intelecto excepcional y su habilidad para observar héroes le habían asegurado un lugar en el Departamento de Apoyo de la prestigiosa escuela secundaria de la UA, siempre había ansiado algo más.

A sus ojos, Nana representaba ese algo, y a lo largo de los años, mientras Izuku veía sus innumerables hazañas de heroísmo transmitidas en las noticias, había desarrollado una especie de atracción por ella.

Si en algo coincidieron los fans de Nana es en que era preciosa. A pesar de su esbelta figura, era bien formada y voluptuosa.

Su traje ajustado y sin mangas dejaba muy poco a la imaginación, aferrándose cómodamente a su amplio busto, sus curvas caderas y su trasero bellamente redondeado.

Su cabello oscuro y liso y sus ojos gris acero casi parecían brillar con su brillo y belleza, y la mayoría de las veces, tenía una amplia y feliz sonrisa en su rostro.

De repente, sin embargo, Nana dejó de sonreír. Miró a Izuku, parpadeando confundida mientras sus labios se separaban. Sin embargo, no se atrevía a hablar.

Tartamudeando sin palabras, sintió que sus mejillas se enrojecían y su temperatura corporal aumentaba rápidamente. Tiró de su mono, tratando de mitigar algo del calor húmedo y sudoroso que se acumulaba debajo. No sirvio.

Ella sólo logró quitarse la capa y jadeó bruscamente mientras el chico frente a ella sufría una experiencia similar.

Izuku había practicado lo que diría si se encontrara con Nana en innumerables ocasiones. Se la imaginaba revolviéndole el pelo o dándole una gran y brillante sonrisa después de haberlo rescatado de cualquier peligro en el que se encontrara.

A medida que pasaba el tiempo, sus fantasías tendían a terminar con Nana dándole un beso en su mejilla pecosa. Ahora, sin embargo, se encontró petrificado, clavado en el suelo mientras algo inesperado crecía dentro de él.

"¿Q-Qué está pasando?"

La voz de Izuku tembló cuando sintió que algo en su cuerpo se encendía de repente. Jadeó pesadamente, jadeando al ver el cuerpo de Nana.

Su cabeza daba vueltas, llenándose de pensamientos depravados y retorcidos sobre el héroe número uno. Lo único en lo que podía pensar en ese momento era en lo bien que se veía su cuerpo envuelto en un traje tan ajustado. Sintió una opresión en sus pantalones.

Nana se mordió el labio. Olió algo dulce. Olió algo irresistible y embriagadoramente dulce. Se sintió mareada y mientras tiraba de su traje para aliviar el calor dentro de su cuerpo, descubrió que tiraba cada vez más fuerte.

Nana tiró y retorció su ajustado disfraz hasta que, con un suave gruñido, rasgó la tela, arrancándola de su piel suave y cremosa con un tirón firme.
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Izuku sintió que su polla se endurecía aún más rápidamente al ver los grandes y suaves pechos de Nana.

Las regordetas y rebotantes tetas del Héroe número uno se derramaron libremente, moviéndose mientras arrancaba la mitad superior de su atuendo. Izuku sólo podía suponer que fue la presencia de Nana, su proximidad a él, lo que había desencadenado esta repentina aparición de lujuria incontrolable.

Cuando la razón lo abandonó, buscó sus pantalones y se tambaleó hacia Nana mientras ella retrocedía hacia un callejón, con la mano entre sus gruesos muslos.

“E-¿Es este tu Quirk?” Nana logró jadear, burlándose desesperadamente de sí misma a través de su traje.

Izuku comenzó a entender. El intenso calor en su núcleo, el aroma salvaje y convincente que emanaba de él, el abrumador impulso de inmovilizar a Nana y hacerla suya, y cada pedacito de poder nuevo e increíble que sentía era el resultado de un Quirk latente durante mucho tiempo.

Después de todo, no era un Quirkless. Su Quirk simplemente nunca se había activado, y su encuentro con Nana lo desencadenó.

"Creo que sí", murmuró Izuku, tropezándose con los brazos de Nana.

Nana abandonó cualquier delirio de control que creía tener sobre sí misma. Su cuerpo, sus impulsos la controlaban ahora, y lo único que quería era a Izuku.

Ella lo acercó mientras él extendía la mano para abrazarla, forzando sus labios contra los suyos. Ella gruñó de necesidad, con voz baja y ronca, mientras le metía la lengua en la boca. Ella sintió su polla tensarse contra sus pantalones, frotándose contra su muslo mientras lo besaba.


Ella lo manoseó, acariciándolo bruscamente mientras estaba ocupada metiéndole la lengua en la garganta.

Izuku podría haber tenido la presencia de ánimo para detener las cosas si Nana no lo hubiera besado. Ahora, sin embargo, con sus labios envueltos alrededor de su lengua y su incómodamente dura polla palpitando y palpitando desesperadamente en sus pantalones, había perdido por completo el control de sí mismo.

Empujó a Nana hacia atrás, rompiendo el beso y sujetándola contra la pared. Se apresuró a bajarse los pantalones, jadeando desesperadamente, gruñendo cuando finalmente liberó su erección.

Nana nunca antes había visto algo tan increíble. La gran y gorda polla de Izuku palpitaba y se hinchaba, volviéndose más rígida y más grande a cada segundo.

Sus bolas estaban visiblemente hinchadas, palpitando poderosamente mientras una carga espesa y pesada se agitaba en su interior. Nana se arrancó los restos restantes de su disfraz, dejando al descubierto su coño maduro y empapado.

Coronada por un pelo negro sin afeitar, su raja estaba sonrojada de rosa con excitación salvaje, goteando su humedad y abriéndose ligeramente como una flor recién florecida.

"¡ Fóllame!" Nana suplicó, su voz era poco más que un gemido desesperado. "¡No sé por qué, pero necesito que me folles!" Agarró a Izuku por los hombros y lo hizo girar, cambiando de lugar con él. Sujetando al chico de cabello rizado contra la pared, levantó la pierna y plantó el pie a su lado.

Ella se deslizó hacia adelante, presionando su coño contra su eje.

"¡Nunca había necesitado algo tan desesperadamente en mi vida!" Nana gruñó, chocando contra Izuku. Izuku tomó a Nana por la cintura y tiró de ella hacia abajo, incapaz de esperar un momento más.

Su polla empujó sus pliegues maduros, deslizándose fácilmente dentro de los cálidos y apretados confines de su coño. Ella chilló de éxtasis, estremeciéndose mientras se llenaba. Ambos comenzaron a empujar sus caderas, golpeándose el uno contra el otro como bestias salvajes, ambos desesperados por liberarse.

Izuku jadeaba y jadeaba con cada golpe. Ciertamente no había imaginado que su primera vez fuera así, pero ya no le importaba nada de eso. La intimidad no tenía cabida aquí. Todo lo que quería era reproducirse.

No le importaba nada más que follar a Nana hasta dejarla sin sentido y dejarla embarazada. Ahora era más que un deseo. Era un imperativo biológico, una necesidad abrumadora y devoradora que había anulado cualquier sentido de lógica o razonamiento. Nana golpeó sus caderas contra Izuku.

Ella gimió descaradamente, sin importarle si algún posible transeúnte la veía u oía. Podía sentir la polla de Izuku besando su útero con cada embestida, empujando sus zonas más profundas e íntimas. Ella necesitaba que él se corriera.

Necesitaba que su semilla saliera a chorros profu
ndamente dentro de su vientre. Necesitaba que él la dejara embarazada y trabajó decididamente para lograr ese fin. Izuku llegó después de menos de un minuto de follada dura y animal.

Con un gemido, se enterró dentro de Nana, agarrando con fuerza su trasero suave y redondo mientras sus bolas llenas drenaban dentro de ella. Ella gritó, temblando de placer mientras llegaba al clímax con él, empujada al límite por la sensación de ser bombeada llena de esperma viril y caliente.
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La pareja cayó al suelo. Nana aterrizó de espaldas, con Izuku cayendo encima de ella. Él todavía se estaba corriendo, su polla gruesa y dura se hinchaba con cada disparo de semen fresco que arrojaba a su útero.


Antes de terminar, comenzó a empujar de nuevo, moviendo sus caderas en respuesta al impulso silencioso y dominante que gritaba dentro de su cerebro para que continuara.

Se vio obligado a continuar. Sabía de alguna manera que aún no había logrado criar a Nana y que no se detendría hasta lograrlo.

“ ¡S-Sísshhh!” Nana arrastraba las palabras, con la lengua colgando de la boca. “ ¡Que me jodan! ¡¡¡NNNUUHHHH!!!” Gimiendo tontamente, Nana movió sus caderas, arqueando su espalda del suelo y envolviendo sus piernas alrededor de la parte baja de la espalda de Izuku, apretándolo con fuerza.

Ella volvió a correrse, impulsada una vez más al orgasmo mientras Izuku agitaba su carga recién depositada dentro de ella. Ella se quedó bizca, gruñendo y babeando, balbuceando casi incoherentemente ante la idea de ser preñada por él.

“¡D-dame a tus bebés!” Nana suplicó. “¡ Corre! C-¡Correte dentro!” Izuku impulsó sus caderas hacia adelante como un pistón, follando a Nana contra el suelo.

Jadeos pesados, bofetadas húmedas y gritos compartidos de lujuria llenaron el callejón mientras la pareja follaba como animales hasta bien entrada la noche.

Izuku disparó carga tras carga pesada y potente a Nana, drenando completamente sus bolas dentro de ella hasta que estuvo seguro, sin lugar a dudas, de que estaba embarazada. Ni siquiera se molestó en salir y simplemente se desplomó encima de ella una vez que terminó.

Nana se retorció y gruñó débilmente debajo del cuerpo inconsciente de Izuku, sonriendo tontamente al cielo mientras yacía en un charco de semen pegajoso. La baba le corría por la barbilla mientras miraba hacia arriba, bizca, gimiendo y jadeando felizmente.

En algún lugar de su cerebro roto, sintió una chispa de pura alegría, encendida por el conocimiento de que aquella era su nueva vida. Ella ya no era una heroína

. Ahora no era más que una perra reproductora con la cabeza vacía, destinada a pasar el resto de su vida siendo preñada una y otra y otra vez
izuku midoriya
Nana Shimura

1 comentarios - Aplastando a una heroína

Jiren28
Muy bueno bro,estába rica la historia