You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

El Joven del Apartamento 28 (Es por esto...) 1

Ha pasado un tiempo. Antes estaba allá, rodeada de personas conocidas, en una ciudad conocida, y ahora estoy aquí, en medio de esta jungla de cristal desconocida, durmiendo bajo un techo desconocido. Pero no sé por qué me hace sentirme extraña y rara esto, si ya estoy acostumbrada a ir de un lado a otro, a no estar tanto tiempo en un solo lugar porque así es la vida, dinámica. Y aquí estoy, mirando la noche a través de la ventana mientras una canción pop suena en el estéreo al interior de mi apartamento, el número 29.

Trato de hacer un recuento de todo lo que he pasado para llegar aquí y sonrío, sin duda no ha sido nada lindo, pero al menos he tenido momentos divertidos, y como producto de la soledad, la insensata tristeza que repta sobre mí hace que recuerde a todos y a cada uno de los encuentros sexuales que he tenido en mi corta vida. Sonrío por la picardía que abunda en mí y el corazón me palpita, siento algo de calor y tengo una pequeña reacción entre mis piernas. Suspiro y me digo que debería calmarme, que si bien puedo darme algo de cariño a mí misma, en este momento lo que ansío más es algo de compañía, haya o no haya sexo de por medio.

Quizás solo estoy siendo algo romántica, cosas que faltan en estos días, y algo a lo que quizás no estoy destinada. Me aparto de la ventana y camino por el apartamento hacia el refrigerador, tomo algo de beber y me siento frente a la computadora a revisar algunos documentos del trabajo así como la novela que estoy leyendo. Y mientras me hallo aquí, un pensamiento viene a mí.

"¿Y si un muchacho entrara en este momento por esa puerta y se me acercara por la espalda y me acariciara el cuello con sus labios al punto que despierte en mí mis más carnales deseos?"

Creo que eso sería mucho pedir en este momento. Suspiro y entonces recuerdo cierta página en la que estoy registrada. Entro y reviso mi perfil, busco posts de otros miembros y pienso en lo rico y delicioso que se la pasan algunos internautas entre ellos. Me gustaría ser parte de ese pequeño mundo de gente que se divierte de esa manera, compartiendo sus ubicaciones y yendo a satisfacer sus cuerpos y mentes. Me excita la idea de hacerlo y luego se apagan las llamas en mi interior al recordar lo imposible que es que eso me pase a mí. Suspiro, quizás lo mejor sea relajarme y pensar en algo diferente.

Sin embargo, la idea se queda en mi mente y al ver algunas captions, siento que el fuego vuelve a extenderse, me levanto de la silla y camino a la ventana una vez más, viendo el mundo a través de esta. Las luces en el apartamento están apagadas, no se ve de afuera hacia adentro, y mejor así, porque al menos la gente del otro lado no me ve aquí, espiando. Y agradezco que sea así, porque entonces no habría visto mejor al joven del apartamento 28.

Hace unos meses que estoy aquí, en parte por trabajo, en parte por las cosas de mi vida, y estoy tratando de sobrevivir, de hacer amigos, de conocer gente, de tratar de ocultar lo que hay conmigo. Y a él lo conozco desde que llegué, se mostró como alguien amable y tranquilo, claro, no sabe mi otra verdad, pero me trata con simpatía y eso me gusta. Así como me gusta el cómo se ve en este momento frente a mí, tendiendo ropa mientras se halla en toalla y sin camiseta.

El fuego que hay en mi interior se desata una vez más. Puedo ver su musculatura marcada, así como otra cosa asomándose entre sus piernas, aunque la toalla lo tapa. Termina de colgar la ropa y vuelve adentro, dejándome con la respiración entrecortada. ¡Demonios! Qué joven más hermoso. Meneo la cabeza para sacudirme las ideas, ¿En serio que hoy estaré orillada a masturbarme o algo por el estilo? Me apartó de la ventana y mejor me tiro en la cama, tomo mi celular y mejor miro las historias y los estados de la gente.

Y mientras las voy pasando, veo una llamativa y al ver de quién se trata, se me corta la respiración y una parte de mí reacciona.
El Joven del Apartamento 28 (Es por esto...) 1
Rápidamente me pido calmarme, pero es que con solo verlo así, algo dentro de mí hierve y no puedo evitar imaginarme cosas al respecto. Y de pronto se me cruza por la mente escribirle, pero luego recuerdo que él solo me ve como un chico nada más, porque al final es como me he presentado ante él, ante todos, como un chico que, puertas para adentro y en la intimidad, me convierto en la mujer que algunos desean, en la que sueño ser.

Me salgo de ahí y me quedo acostada en la cama, pensando en lo que vi. No puedo creer que alguien así viva a mi lado. Trato de guardar la calma, es lo mejor que puedo hacer en este momento. Y así estará bien por un buen rato. Pero es que... rayos. Pero la situación me gana y termino cediendo, entro de nuevo a su perfil para ver su estado y ahí está la imagen nuevamente, le saco captura y regreso a ver la foto de su perfil.
relatos
Sin duda que es un chico guapo. Tomo un pequeño respiro y entonces me masturbo. Suerte que ando semidesnuda. Me quito la tanga que llevo puesta y me quedo así, sin nada, y entonces empiezo a tocarme.

Me paso una mano por mis pechos pequeños, luego por mi cuello, después por mis labios, me chupo un dedo, dos, imaginando que es un pene, y con mi propia saliva, hago un camino hasta mi abdomen y hasta llegar a mí pequeña pija, la cual tomo y empiezo a moverla lentamente mientras me imagino lo rico que sería que lo hiciera mi vecino. Cierro los ojos y arqueo mi espalda en la cama, mientras me masturbo. Con mi mano libro no dejo de acariciar mi cuerpo, pensando que es él quien me está poseyendo. Pronto lo imagino tocándome la cintura y después tomándome las nalgas, abriéndolas para luego pasar sus dedos con saliva y así comenzar a dilatarme.

Me muerdo los labios imaginando que me está haciendo suya. Pienso en las fotos, en sus abdominales, en sus pechos, en sus brazos fuertes, en esa mirada penetrante y en lo mucho que deseo que me penetre con su pija la cual esconde debajo de la toalla. Joder, es tan delicioso, estoy tan húmeda, mis dedos están lubricados por mí. En cualquier momento voy a explotar, no dejo de imaginarlo entrando y saliendo de mí. De pronto me doy vuelta en la cama y paro el culo, y entonces lo siento palpitando, deseando que una pija me destroce, que su pija me destroce.

Gimo de placer, en cualquier momento voy a acabar. Siento que ya lo hago, ¡Joder! Deseo que me haga suya, y de pronto... acabo sobre la cama. Me tiemblan las piernas y tenso los músculos ante las sensaciones. Me tiro en la cama y me quedo así, con mi leche chorreándome.trans
Suspiro, eso sí que ha estado rico, pero más rico estaría si fuera con él. Como puedo, me levanto de la cama y voy por algo de papel para limpiar la cama y limpiarme a mí. Me asomo a la ventana para ver si alcanzo a verlo una vez más, pero no tengo suerte. Suspiro de nuevo, pero esta vez cansada. Quizás deba descansar un poco, dormir ayudará a relejarme y a pensar mejor las cosas. Y es que, no todos los hombres están dispuestos a estar con alguien como yo, y tampoco puedo arriesgarme a revelar mis verdaderas intenciones a sabiendas de por qué estoy aquí, y aunque nadie me conoce del todo, un escándalo de este tipo es lo que menos quiero.

Dejo mi celular a un lado luego de haber apagado todo y me quedo acostado, pensando en el vecino de al lado y en lo que le haría de tener una oportunidad con él, sin darme cuenta, me quedo dormida y el día termina. Y en mis sueños, lo primero que veo es un cuarto lleno de luces brillando y titilando por doquier, hay cientos de personas moviéndose por aquí y por allá y el beat pegadizo de una canción que conozco hasta el hartazgo, suena por todo el lugar. Y sin darme cuenta, comienzo a seguir a la multitud, realmente se siente bien, es tan relajante y tranquilizador el baile que cierro los ojos y solo me dejo llevar, imaginándome ser una chica sensual que solo mueve las caderas y el trasero pensando que alguien la observa. Y hay un resultado. Cuando menos acuerdo, siento el tacto de unas manos en mis caderas, suben lentamente por mis costados hasta llegar a mi pecho, reptan por mi cuello y me toman por el rostro, volteándome y haciendo que lo vea a él. Es el joven del apartamento 28.

Alza una ceja, sonríe y se acerca con prontitud a mis labios, pero no me besa, se queda a escasos centímetros y vuelve a sonreír, la canción cambia y se aleja para dejarse llevar, me toma de la mano y me hace seguirlo con sus movimientos, pronto, ambos nos vemos envueltos en una danza en donde nuestros cuerpos son los que hablan por nosotros y expresan aquellas cosas que ya no pueden decirse con los labios. Siento el tacto de sus manos en mis nalgas, también en mi espalda, en mis caderas, en mis piernas, puedo sentir como manosea mi torso, mis brazos, mis manos e incluso me toma del rostro y mientras me muerdo el labio tratando de entender todo lo que está haciendo, y disfrutando de todo el acto, me besa y el aliento se me corta.

Despierto. Estoy en mi cama, veo a mi alrededor y estoy desnuda, manchada de mis fluidos y con mi celular apagado. Me levanto y me baño, al salir, veo la hora en el reloj de la pared y falta poco para que yo entre a trabajar. Como puedo, me alisto y trato de salir en cinco minutos de mi apartamento. Y ahí, en el pasillo, cuando echo llave a la puerta y me giro para salir corriendo, choco con el chico, quien también está saliendo en este momento. Es más alto que mí, huele muy bien y mis manos han tocado su pecho, es suave, pero firme a la vez. Sonríe y me aparta, tomándome de ambos brazos.

—Cuidado o vas a golpear a alguien.

—Lo siento, es que voy algo tarde y no esperaba encontrarme a alguien saliendo de aquí —respondo tratando de comportarme para que no note que me ha puesto nerviosa.

—Entiendo... bueno, entonces no te detengo —me dice haciéndose a un lado—. Aunque, quería preguntarte... ¿Vas a estar haciendo algo esta noche? Es que unos amigos van a venir a ver una película y... bueno, ya que somos vecinos y te veo solo, no sé si te gustaría acompañarnos.

—¿Y son muchos? —pregunto por inercia.

—No, realmente no, solo dos amigos, ambos traen a sus novias —se ríe—. Yo estaré de violinista y... bueno, podría invitar a una chica, pero... solo es una película, realmente no lo veo para tanto como para traer a alguien, así que... en serio disculpa si lo ves como una segunda opción o como una manera de salir del paso, pero es que...

—No te preocupes, también haría lo mismo —sonrío—. Pero está bien, no hay problema, ¿A qué hora es?

—A las 8 de la noche.

—De acuerdo, dale, no hay problema, a esa hora nos vemos entonces. Solo me tocas la puerta y yo salgo —contesto—. Ahora sí, disculpa, pero ya me voy.

—Oh, de acuerdo. Ten cuidado.

Y acto seguido, nos despedimos con un apretón de manos. Es fuerte y puedo sentir los callos de sus dedos, creo que se ejercita mucho. Tratando de guardar la calma, salgo de ahí y me voy corriendo por el pasillo hasta las escaleras, intentando no pensar en nada de lo que acaba de pasar. Sin embargo, me es difícil no hacerlo, me acaba de invitar a ver una película, y sé que me ve como un amigo y lo hizo en plan para salir del paso, pero... me invitó a ver una película aun así. Me muerdo el labio y no dejo de pensar en lo que soñé, en lo que imaginé, en ese momento cercano que tuvimos hace un rato y meditando sobre todo, me someto a mi trabajo y mejor dejo que este sea el que me distraiga de todo lo que hay en mi mente.

Al salir, corro rápido por aquellas calles para volver pronto a mi apartamento. Una vez ahí, entro a bañarme para estar fresca y lista para la noche, aunque no vaya a pasar nada. Es solo que quiero causar una buena impresión, aunque no vaya vestida como una chica y mucho menos en ese sentido. Y de pronto viene a mi mente la noche del baile, esa que soñé, y sonrío como boba. Cierro los ojos y me siento en la cama, completamente desnuda. Suspiro y tomo mi celular para ver lo que ha subido el vecino. No hay nada nuevo por ningún lado. Entro a su chat y solo hay unos pocos mensajes, tanto que el último fue de hace una semana exactamente.

Y entonces pienso... ¿Cómo puedo llamar su atención? Y es que, con otros hombres, la jugada ha salido porque básicamente nos hemos visto envueltos en la misma situación de una u otra forma, sin embargo, con él, es completamente distinto, porque no hay una manera en la que podamos vernos envueltos, no hay una forma en la que venga aquí y me encuentre en ropa interior y vea mi cuerpo tal cual es, tampoco hay una forma en la que me vea desnuda porque, tal vez, estamos teniendo sexo grupal o algo por el estilo, tampoco es como que vaya y me le lance de pronto. Es, a pocas luces, imposible que pueda surgir un deseo suyo por mí. Y tampoco sé cómo despertarlo, ni siquiera su curiosidad de saber cómo mi cuerpo es así.

Y así se me ocurre una idea. Pero cuando estoy a punto de llevarla a cabo, alguien toca la puerta de pronto.

—¿Quién? —pregunto desde adentro.

—¡Soy yo! ¡El vecino!

Se me van los colores. Estoy desnuda, no estoy lista para nada y tengo que moverme rápido. Me envuelvo en una toalla y me acerco a la puerta, sin abrirla.

—Dime —contesto.

—Es que... tengo que ir a comprar las bebidas y no quiero ir solo, no sé si te gustaría venir conmigo, es para que me ayudes —¿Acaso piensa traer toda la tienda?

—Pero no me he cambiado.

—No te preocupes, en unos veinte minutos está bien, te espero en mi apartamento, o si quieres, te puedo esperar adentro del tuyo.

Abro los ojos como platos y trato de mantener la calma. Miro la hora, falta poco para las seis de la tarde. Puedo ponerme algo rápido y salir enseguida, de todos modos, los varones no ocupan mucho para vestirse.

—Yo paso a tu cuarto a avisarte cuando ya esté listo —respondo y acepta, lo escucho alejarse de la puerta.

Así que, sin más, voy y me pongo una tanga, para sentirme sexy aunque los demás me vean diferente, luego un bóxer, por cualquier cosa, un pantalón holgado y una camiseta grande también, me calzo mis Jordan y me siento como si fuese un personaje dentro del Spiderverse de Miles Morales. Salgo y toco tres veces la puerta del apartamento 28. El chico sale, viste una camiseta de tirantes debajo de una camisa hawaiana, lleva un sombrero y pantalones cortos. No digo nada al respecto, solo nos sonreímos y arrancamos a comprar las cosas.


En el camino nadie dice nada, solo disfrutamos de la música que suena en el estéreo. Veo la gente afuera del coche y me distraigo de esa manera para no pensar en que tengo a un papacito a la par y que no puedo hacerle nada. Pero, por más que quiero actuar como si nada pasa, la situación se empeña en que no pueda mantener el control.

—¿Y qué tal el trabajo? —pregunta mientras gira en una calle para adentrarse en un bulevar.



—Pues... todo bien, nada fuera de la común, todo tranquilo, ¿Y por tu lado?



—Lo normal, nada fuera de lo común tampoco, solo que por ratos termino cansado, como hoy —bosteza—. Espero que la reunión termine rápido, porque no creo poder aguantar todo el rato despierto je, je.



—Entiendo —respondo sin más.



De pronto lo miro y lo veo menearse en el asiento como para desperezarse.


—Uh, mirá —suelta de pronto y señala algo en la calle, y al girar, veo que se trata de una chica en vestido caminando por la calle.



Es, sin duda alguna, demasiado guapa. Alta, cinturita y con un culito marcado y muy rico. Tiene poco pecho, pero se ve fenomenal, y de pronto se me cruza la idea de que me gustaría ser ella y que él me vea de esa manera, más que una idea, es un pensamiento, como envidia, y es que deseo que me vea de esa manera, que me desee así. Baja un poco la velocidad para verla mejor, en ese momento noto que no lleva ropa interior. Y sonrío al pensar que definitivamente haría lo mismo, de estar en esas condiciones, y es que pienso en la sorpresita que tengo entre las piernas, razón por la que me sería un poco difícil utilizar esos vestidos ajustados.


—Qué buen culo el de esa nena... ¡Uf! Qué rico sería estar un rato con una lindura así.



—Sí, definitivamente sí —contesto olvidando a la mujer un poco.



El joven acelera y pronto llegamos al supermercado. Y mientras vagamos por los pasillos buscado las cosas que necesita para la reunión que será en unas horas, no dejo de pensar en cómo miró a la chica de la calle y lo que deseo que me vea de esa forma. Y sé que no lo conozco de nada, pero qué ganas de estar con él un rato así, de manera carnal. Quizás no le gusten las chicas como yo, pero es que... solo pido un momento con él así, a solas.

Terminamos las compras y volvemos a su casa enseguida. En todo el trayecto no dejo de pensar en lo que me haría este hombre si me tuviera a su disposición así como se imaginó a la putita de la calle. Incluso veo los vestidos de algunas tiendas y la lencería que exhiben y me pregunto si pensaría lo mismo de mí al verme así. Lo ayudo a descargar las cosas en su lugar y cuando terminamos, nos sentamos en la sala a esperar. 

Miramos unos videos musicales y hablamos un poco del trabajo y demás, de pronto se levanta y dice que irá por agua a la cocina y me pregunta si quiero, digo que sí, y en lo que lo espero, me da por revisar mi celular. Veo mi galería y me encuentra con algunas fotos mías vistiendo lencería y algunas tanguitas, así como también las fotos de él que guardo en mi celular. De pronto entro de nuevo a su perfil y lo reviso, solo para ver si ha subido algún estado nuevo, pero no hay nada. Reviso la galería desde el chat y me quedo en esta fotografía en lo que él vuelve y con el agua, bloqueo rápidamente el celular y lo atiendo.
zorritas
De pronto, lo veo sacando su celular y fruncir el ceño.

—¿Me escribiste? —me pregunta, y yo, extrañado, respondo meneando la cabeza—. Qué raro, porque me acaba de caer un mensaje tuyo.



Confundida, reviso mi celular y los colores se me van cuando veo que le he enviado la imagen que estaba viendo, y cuando levanto la mirada, él me observa con confusión y justo cuando está por decir algo, alguien toca la puerta.

Ambos nos quedamos sin palabras en ese momento, la puerta vuelve a ser tocada y solo responde en voz baja "Ya voy", acto seguido, va para la puerta y cuando la abre, veo a sus amigos saludarlo, cambia su semblante y actúa normal, como si nada ha pasado. Los chicos pasan y me saludan, respondo con amabilidad y me presento. Pronto, el joven me echa una mirada desde la puerta y cierra, luego sonríe y me escribe.

—Quiero una explicación de esto... pero más que eso, me gustaría saber ¿Quién es la dama?



Y una sonrisa aflora en mi rostro cuando leo eso, y algo en mí comienza a germinar. Me muerdo el labio y sin llamar mucho la atención, respondo:


—Te cuento luego de la reunión.

1 comentarios - El Joven del Apartamento 28 (Es por esto...) 1