Pasaron un par de días para que pudiera volver a mirar las cámaras, volví a donde había quedado, mi padrastro chupándola arrodillada en el sillón, jugando con su dedo en su culito, le sacaba la ropa interior del todo mientras seguía pajeandola con sus dedos, él se sentó en el sillón, la sentó junto a él, las piernas separadas pajeandola mientras se besaban, ella las piernas muy separadas, obscenamente ofrecida, sacó la mano con que la pajeaba y se la dio a chupar, volvió a pajearla, la otra mano la llevó a su boca, ella solo gemía. Me impresionaba como se dejaba hacer, sin ningún pudor siempre tan pudorosa conmigo.
-Necesitas que te trate con cariño… eh...? –su respuesta eran siempre gemidos. Ella sacó su lengua, se volvieron a besar de esa forma tan obscena, la mano de él bajo a su pecho mientras con la otra seguía pajeandola, me pareció que ella estaba llegando, se quejaba como posesa, él se arrodillo a los pies del sillón mientras seguía pajeandola, ella parecía no poder parar de acabar, me asombraba como separaba bien sus piernas, exhibiéndose obscenamente para él, conmigo era siempre tan recatada, se mostraba avergonzada que la mirara, la estuvo chupando un rato y después se acercó a besarla de nuevo, la cara de ella estaba tan relajada, se la notaba tan entregada al juego, él se quedó en ropa interior, se acostó en el sillón y la guió a ella a acuclillarse sobre su boca para chuparla en esta posición ahora, llevó la mano de ella hacia su bulto que empezó a acariciar sobre el bóxer, ella lo sacó del bóxer, y acomodándose, se la fue metiendo en la boca, su boca estaba babeante, estaban en un sesenta y nueve ahora, estuvieron un montón haciéndolo, ella todo el tiempo babeaba. Como uno no puede dejar de comparar, me asombraba el placer con que lo chupaba, cuando me la chupaba a mí, algunas pocas veces parecía hacerlo de compromiso, ahora, se la veía encantada con lo que hacía, disfrutándolo a pleno, él se salió de debajo de ella y la acomodó a ella acostada sobre el sillón. Se arrodilló entre sus piernas y empezó a jugar por fuera de su conchita.
-Te vas a poner forro…?
-Para que… se siente tan lindo asi… querés que me ponga?
-Me gusta sentirla asi… -ella lo miraba todo el tiempo a los ojos, la acomodó y la penetró lentamente, de a poco fue dándole un hermosa y profunda penetración, iba hasta el fondo y salía, la agarró y levantándola como si fuera de papel, se sentó él en el sillón y la acomodó sobre él, ella tenía todavía toda la ropa puesta, solo le faltaba la bombacha, ella quedó con los dos pies al costado de él en el sillón,
-Ahora te vas a mover vos… como a vos te gusta… marcando el ritmo eh… -otra vez los gemidos eran la única respuesta, estuvo moviéndose un montón sobre él, hasta que la agarró fuerte del culo sin dejarla mover, otra vez empezaron a besarse obscenamente, ella montada sobre él empezó a moverse de nuevo, me asombraba como no tenía ningún pudor con él y conmigo era tan vergonzosa, ella se movía cada vez más frenéticamente, él ahora si libero sus pechos que se movían con la cadencia que ella imprimia,
-Llega de nuevo para mi… mira como tenes de duros los pezones… -ella gemía cada vez más. Se empezó a mover más rápido sobre él, sus gemidos indicaban claramente que estaba llegando de nuevo, en un momento su cadera parecía descontrolada, ella se fue calmando de a poco, volvieron a besarse, de esa manera tan caliente, ella se puso en cuatro en el sillón, él se acomodó detrás y la penetró de nuevo lentamente, empezó a aumentar la intensidad, ella lo miraba girando la cabeza por debajo primero y luego por encima del hombro, siempre gimiendo muy caliente, yo veía las piernas fuertes, gruesas de él, siempre me habían llamado la atención, le daba bien duro y no llegaba, ella seguía gozando la penetración, la agarraba con sus manos gruesas de las caderas, le daba cada vez más duro, notaba lo agitado de su respiración, llevó una de sus grandes manos hacia el hombro de ella, era la imagen del macho cabrío montando a la hembra y la hembra gozosa. Ella estaba acabando de nuevo, su cintura se movía de una forma tan característica, se salió de ella y la acomodó en el sillón, otra vez en la pose del misionero, levantó la remera y la rompió, ella gimió cuando lo hizo, libero sus pechos y los empezó a amasar, la tomó de la cintura dándole más duro aún, cada vez más agitado y mirando el hipnótico movimiento de sus pechos, ahora si, por primera vez, totalmente desnudos, le siguió dando bien duro, en un momento se quedó quieto, arrodillado, la sacaba un poco y la volvía a clavar, sin sacarla del todo, me pareció que estaba llegando, otra vez la cintura de ella se movía de esa forma tan característica que tiene al acabar, la abundante corrida de él, empezaba a chorrear hacia el sillón. Se fue hacia su boca y se la dio a chupar, ella lo miraba con una cara de satisfacción plena, lo chupaba con fruición, lo miraba a los ojos.
-Que hermosa puerquita sos… vamos a disfrutar mucho juntos… hoy tampoco lo hagas con tu marido… guarda las ganas para nuestro próximo encuentro…
Se la seguía dando en la boca, no estaba dura del todo pero bastante, ella lo pajeaba mientras lo chupaba, aunque no lo podía creer estaba duro de nuevo, volvió a acomodarse entre sus piernas y la penetró nuevamente, le daba bien duro, mucho más rápido que antes, pensé que debía haber tomado alguna pastilla o algo, no me parecía que pudiera hacerlo tan pronto, pero con él nunca sabía, siempre había sido un obseso con el tema sexual, la sacó cuando estaba por llegar y se acomodó sobre su pecho dándosela en la boca, ella entreabría los labios y la leche cayo en su boca, lo miraba a los ojos, mientras chupaba y degustaba su corrida, le mostró su lengua, toda manchada de su corrida, restos en sus mejillas, entrecerró los ojos, se fue relajando cada vez más, ella estaba agarrada del borde del sillón, veía en esa mano nuestro anillo de bodas, él se fue hacia el baño, ella quedo tirada un largo rato en el sillón, le dio un beso de despedida y salió, al rato ella fue al baño, escuché la ducha, la escuché cantar mientras se bañaba.
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-Necesitas que te trate con cariño… eh...? –su respuesta eran siempre gemidos. Ella sacó su lengua, se volvieron a besar de esa forma tan obscena, la mano de él bajo a su pecho mientras con la otra seguía pajeandola, me pareció que ella estaba llegando, se quejaba como posesa, él se arrodillo a los pies del sillón mientras seguía pajeandola, ella parecía no poder parar de acabar, me asombraba como separaba bien sus piernas, exhibiéndose obscenamente para él, conmigo era siempre tan recatada, se mostraba avergonzada que la mirara, la estuvo chupando un rato y después se acercó a besarla de nuevo, la cara de ella estaba tan relajada, se la notaba tan entregada al juego, él se quedó en ropa interior, se acostó en el sillón y la guió a ella a acuclillarse sobre su boca para chuparla en esta posición ahora, llevó la mano de ella hacia su bulto que empezó a acariciar sobre el bóxer, ella lo sacó del bóxer, y acomodándose, se la fue metiendo en la boca, su boca estaba babeante, estaban en un sesenta y nueve ahora, estuvieron un montón haciéndolo, ella todo el tiempo babeaba. Como uno no puede dejar de comparar, me asombraba el placer con que lo chupaba, cuando me la chupaba a mí, algunas pocas veces parecía hacerlo de compromiso, ahora, se la veía encantada con lo que hacía, disfrutándolo a pleno, él se salió de debajo de ella y la acomodó a ella acostada sobre el sillón. Se arrodilló entre sus piernas y empezó a jugar por fuera de su conchita.
-Te vas a poner forro…?
-Para que… se siente tan lindo asi… querés que me ponga?
-Me gusta sentirla asi… -ella lo miraba todo el tiempo a los ojos, la acomodó y la penetró lentamente, de a poco fue dándole un hermosa y profunda penetración, iba hasta el fondo y salía, la agarró y levantándola como si fuera de papel, se sentó él en el sillón y la acomodó sobre él, ella tenía todavía toda la ropa puesta, solo le faltaba la bombacha, ella quedó con los dos pies al costado de él en el sillón,
-Ahora te vas a mover vos… como a vos te gusta… marcando el ritmo eh… -otra vez los gemidos eran la única respuesta, estuvo moviéndose un montón sobre él, hasta que la agarró fuerte del culo sin dejarla mover, otra vez empezaron a besarse obscenamente, ella montada sobre él empezó a moverse de nuevo, me asombraba como no tenía ningún pudor con él y conmigo era tan vergonzosa, ella se movía cada vez más frenéticamente, él ahora si libero sus pechos que se movían con la cadencia que ella imprimia,
-Llega de nuevo para mi… mira como tenes de duros los pezones… -ella gemía cada vez más. Se empezó a mover más rápido sobre él, sus gemidos indicaban claramente que estaba llegando de nuevo, en un momento su cadera parecía descontrolada, ella se fue calmando de a poco, volvieron a besarse, de esa manera tan caliente, ella se puso en cuatro en el sillón, él se acomodó detrás y la penetró de nuevo lentamente, empezó a aumentar la intensidad, ella lo miraba girando la cabeza por debajo primero y luego por encima del hombro, siempre gimiendo muy caliente, yo veía las piernas fuertes, gruesas de él, siempre me habían llamado la atención, le daba bien duro y no llegaba, ella seguía gozando la penetración, la agarraba con sus manos gruesas de las caderas, le daba cada vez más duro, notaba lo agitado de su respiración, llevó una de sus grandes manos hacia el hombro de ella, era la imagen del macho cabrío montando a la hembra y la hembra gozosa. Ella estaba acabando de nuevo, su cintura se movía de una forma tan característica, se salió de ella y la acomodó en el sillón, otra vez en la pose del misionero, levantó la remera y la rompió, ella gimió cuando lo hizo, libero sus pechos y los empezó a amasar, la tomó de la cintura dándole más duro aún, cada vez más agitado y mirando el hipnótico movimiento de sus pechos, ahora si, por primera vez, totalmente desnudos, le siguió dando bien duro, en un momento se quedó quieto, arrodillado, la sacaba un poco y la volvía a clavar, sin sacarla del todo, me pareció que estaba llegando, otra vez la cintura de ella se movía de esa forma tan característica que tiene al acabar, la abundante corrida de él, empezaba a chorrear hacia el sillón. Se fue hacia su boca y se la dio a chupar, ella lo miraba con una cara de satisfacción plena, lo chupaba con fruición, lo miraba a los ojos.
-Que hermosa puerquita sos… vamos a disfrutar mucho juntos… hoy tampoco lo hagas con tu marido… guarda las ganas para nuestro próximo encuentro…
Se la seguía dando en la boca, no estaba dura del todo pero bastante, ella lo pajeaba mientras lo chupaba, aunque no lo podía creer estaba duro de nuevo, volvió a acomodarse entre sus piernas y la penetró nuevamente, le daba bien duro, mucho más rápido que antes, pensé que debía haber tomado alguna pastilla o algo, no me parecía que pudiera hacerlo tan pronto, pero con él nunca sabía, siempre había sido un obseso con el tema sexual, la sacó cuando estaba por llegar y se acomodó sobre su pecho dándosela en la boca, ella entreabría los labios y la leche cayo en su boca, lo miraba a los ojos, mientras chupaba y degustaba su corrida, le mostró su lengua, toda manchada de su corrida, restos en sus mejillas, entrecerró los ojos, se fue relajando cada vez más, ella estaba agarrada del borde del sillón, veía en esa mano nuestro anillo de bodas, él se fue hacia el baño, ella quedo tirada un largo rato en el sillón, le dio un beso de despedida y salió, al rato ella fue al baño, escuché la ducha, la escuché cantar mientras se bañaba.
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