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Lu, la consultora. Parte 3

La situación había cambiado. La amazonas, la mujer que pensaba que iba a cogerse un pibito entendió que estaba delante de un igual. Y la cazadora fue cazada.
Y: "Chupala, vas a ver lo que es una pijota de verdad".
Me miró con cara de gata en celo. Empezó a acariciarla con los labios y cara de libidinosa.
"Por favor, chupala. Te deseo". Le dije y ella con maestría lo hizo.
La beso, la recorrió lento con la lengua lamiéndola. La sostuvo agarrada con una mano por la base del tronco, la apretó fuerte. Se la pasó por la cara, el cuello... y volvió a besarla, lamerla, continuó con esa boca prodigiosa. La miré, caliente. Ido. Vieron cuándo la leche se les sube a la cabeza? Estaba en éxtasis. El mejor pete de mi vida. "Me re calienta cómo la chupas. Sos una petera hermosa y soy TODO TUYO". La danza del sexo amazónico había empezado. Era tremendo. Gemia y puteaba. "Dónde había estado está mujer?" Pensaba.
En un rapto de cordura le pedía que paré, no iba a aguantar semejante sexo oral y quería guerra, queríamos guerra. Ella seguía, me chupaba, pajeaba y tocaba.
Y:"Vas a sacarme la leche, hdp. Me estás volviendo loco". Me peteaba ahogándose, sólo me la sacaba para tomar una bocanada de aire y seguir. Se la saco de la boca chorrea saliva, babeaba, se la frotaba por las tetas y seguía. Por Dios. Qué hembra. Qué tetas. Qué peteada.
Por mi parte había entrado en trance, los gemidos eran alaridos. Y la tomé de la cabeza, le cogí la boca, gente. Unos 10 bombeos violentos. Empezaba a ahogarse en pija, ojos vidriosos y alguna lágrima. Era TREMENDO. Mis huevos estaban duros y alineados, con un poco más iba a acabar de una forma muy picante. Tenía que hacer algo, no iba a acabar acá, así. No podía quedar como un inexperto.
La pare y la levanté, nos dimos un beso... Uuuuufffff. Beso, apretada, cogida de lenguas. Todo. De los besos top de mi vida. La empujé a la cama, era MI momento de chuparla. Qué presión. Porqué después de ese nivel de sexo oral había que rendir en un nivel similar. Les recuerdo, seguía en tanga. Baje desde su boca rápidamente a sus tetas mientras la pajeaba un poco. Estaba muy empapada. Le calentaba lo que sucedía. Le corrí la tanga...sin pelos. Rosadita. Húmeda. HERMOSA. Un olor dulce que contrastaba con la calentura. Abrí grande la boca y me la comí de una, con mi lengua metiéndola para adentro, recorrí esa cavidad. Después de unos segundos, salí. Dos dedos y empecé a dedearla mientras que con mi lengua buscaba su clítoris. Ella gemia re caliente. Tenía entre sus piernas a un pibe unos años menor y que había tenido como alumno, era muy caliente la situación. Nos habremos dado cuenta que éramos protagonistas de una sesión de sexo épica.

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