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El día que espié a mi tía y me descubrieron...

Pase mi adolescencia durante los años 90. Época intensa en varios sentidos. Hoy vuelvo a contar esta historia que, creo, vale la pena recordarla una vez más. Uds me dirán que piensan.


Noche secreta en la casa de mí tía.
La noche en que descubrí la belleza del cuerpo desnudo de mi tía (una mujer realmente hermosa), es la misma en la que conocí el rostro más puro del placer. Esa noche es una de las memorias más fuertes que tengo.
 Es un recuerdo que, durante un tiempo, había quedado un poco borroso por el paso del tiempo. Algo que después, con la experiencia que fui ganando, se fue tapando de otras memorias, de momentos, quizá, más estimulantes desde lo físico o desde lo perceptivo.
Pero volviendo al recuerdo, hoy, entendí la importancia que tuvo en el desarrollo de mi vida sexual posterior. La forma en que me marcó y me estimuló.

 Las cosas se dieron así: 

Era una noche de viernes y estaba llegando a la casa de mi tía. En ese momento me cruzé con mi prima que justo salía a bailar con unas amigas. Estaba con mis viejos, que me estaban llevando allá, para pasar unos días en la casa de la hermana de mi vieja, porque ellos iban a aprovechar yéndose el fin de semana a la costa. Ya habíamos cenado en una pizzería y serian cerca de las 11 de la noche cuando llegamos. 

 Todavía no era verano, pero era una noche bastante calurosa. Recuerdo lo mucho que me llamó la atención ver a mi prima tan producida para salir. No era nada demasiado llamativo, tenía una mini de jean, una remerita… quizás era que la veía maquillada, o quizás que nunca la había mirado como una mujer.
Era mi prima. Mi prima mayor. Me llevaba unos pocos años, pero a esa edad la diferencia nos colocaba en mundos totalmente distintos. En fin... esa sensación del despertar del deseo, es algo que en aquel momento no terminé de comprender. 

 Mis viejos hablaron dos minutos con mi tía, ya estaba todo arreglado. De hecho, habían dejado el auto en marcha para arrancar lo antes posible.
Ahora entiendo por qué tenían ganas de seguir viaje. En ese momento, aunque me daba cuenta de lo que pasaba, pensaba: “¿tan desesperados están por ir a coger?”. Ahora que lo veo en retrospectiva comprendo que, desde que nací, ese fue el primer momento que se tomaron para ellos exclusivamente. No puedo concebir la calentura que habrían juntado todos esos años, sin un tiempo puramente para ellos.
Yo ya era un adolescente hecho y derecho y aunque hubiera podido quedarme solo (o eso creía) ellos prefirieron que me quedara con mi tía. 

 Al día de hoy agradezco que hayan tomado esa decisión...

 Mi tía era una mina independiente. Era la hermana menor de mi vieja. Había tenido a mi prima de muy pendeja. El padre de mi prima se había borrado, así que eran ellas dos solas. Calculo que mi tía tendría alrededor de 35 años en ese momento. Para mí era lo mismo que una persona mayor.
Al margen de ser mí tía, jamás la había mirado como una mina. Reconocía que tenía un cuerpo muy bien formado, de curvas bien marcadas. Y una cola impresionante… grande, redonda. Solía usar calzas, así que la forma en que se le marcaban los glúteos, las piernas, y hasta la raja a veces, era notoria.
Pero nunca antes el cuerpo de mi tía había sido el foco de una mirada sexual de mi parte.

 Nunca antes de esa noche…

 Cuando nos quedamos solos, charlamos un rato de cosas varias. Mí tía me dijo donde me iba a acomodar ese fin de semana, para que yo fuera dejando mis cosas y después, como era temprano para irse a dormir siendo viernes, me propuso mirar alguna peli.
La verdad que mí tía era una persona con la que se podía estar cómodo. Es de esas personas que saben llegar a uno demostrando interés y comprensión. Eso me generaba una sensación extraña porque, por momentos, cuando ella no lo notaba -o así lo creía yo- le miraba la cola o los pechos (que tampoco dejaban de llamar mi atención).
Al principio, cuando llegué, ella vestía unas calzas cortas, bien ajustadas y una musculosa, creo, que sin nada debajo. Pero cuando volví de acomodarme en la habitación se había cambiado la musculosa por una remera larga que la tapaba un poco más y se había puesto corpiños. Siempre me pregunté si fue porque la había mirado muy alevosamente…

 Habíamos enganchado una peli en Telefe y nos sentamos a verla en el sofá. Ella se tomaba una cervecita y a mí me sirvió alguna gaseosa. En fin, de la peli casi no recuerdo nada. Sí recuerdo la sensación extraña que me atravesaba.
Me sentía un poco mal por mirarla de ese modo. Pero por otro lado su presencia me estimulaba un montón. Me excitaba. Pero iba manejando la situación. Mi intención no era pasarme de la raya con mi tía.

Esperaba el momento de irme a dormir para hacerme una buena paja pensando en esa piel, en esa carne.
 Y todo venía bastante tranquilo hasta que, de repente, la peli se puso un poco picante.
No era común ver en ese momento una escena de sexo fuerte en la tele... quizá por eso todavía recuerdo el cuerpo de esa rubia, en la película: totalmente desnuda, de espaldas. El cabello largo y ondulado casi rozándole la cola... Una cola hermosa.
Y de pronto cambia la toma a una vista de frente: unos pechos grandes, de pezones rosados, duros, erectos. Y el protagonista que la besaba, fuerte en la boca, con lengua. Y después le besaba el cuello y terminaba lamiéndole los pezones…

 ¡Que momento! Creo que fue la erección más fuerte que jamás había sentido. Hacía calor y yo sudaba. Por la calentura y por la vergüenza.
Estaba con mi tía, quien me atraía físicamente ¡viendo esa escena con ella! No quería ni mirarla...
De reojo me pareció ver que se sonreía un poco.

Yo buscaba la posición para que no se me notara la pija parada. No sé. No habrán sido ni dos minutos pero, a mí, me parecieron diez.
Creo, que, si la escena duraba unos segundos más, yo me iba en seco.
Es que veía a la mujer en la película, su desnudez, su entrega… Yo me imaginaba que debajo de la ropa, mi tía, era una mujer igual a aquella, con ese cuerpo voluptuoso, con ese deseo tan candente…

 Estaba tan caliente y abochornado que ni bien terminó la peli, le dije a mi tía que tenía sueño y me fui a la habitación a “dormir”. Y en eso estaba, acostado en la cama masajeándome la verga, pensando en ese cuerpo, cuando escucho que mi tía entra al baño y oigo el sonido de la canilla que se abre…

 Tardé dos segundos en darme cuenta de la situación. Si era cauteloso, podía espiar a mi tía mientras se bañaba. El corazón me latió a mil. Sentía un fuerte nudo en la garganta de solo imaginar que tenía la posibilidad de verle el cuerpo desnudo a mi tía.

 Muy despacio me levanté y me dirigí al baño. Con el mayor sigilo acerqué mi ojo a la mirilla.
La sensación que sentí aun hoy la revivo con fuerza. Es una sensación extraña. Ambigua. De alguna manera me jugó un poco la culpa, sentí como una arcada, una implosión en mi pecho. Pero también una excitación automática, una erección potente e instantánea. 

 Ahí estaba mi tía... Era verdaderamente una diosa. Sinceramente, creo que nunca volví a ver un cuerpo más hermoso que aquel. Sus hombros, su espalda. Las piernas largas y torneadas. La forma de sus pechos y el color de sus pezones. Una vulva bien peluda que se notaba que terminaba en una raja hermosa. El brillo de todo su cuerpo bajo el agua…

 Así estaba yo, extasiado espiando a mi tía. Cómo hipnotizado.

 Y de repente me doy cuenta, que enfrente mío, la tengo a mi prima, que había llegado no sé cuando y que me miraba con una cara mezcla de asombro y horror.
 ¡No lo podía creer!No la había escuchado entrar...
¿qué hacía tan temprano en la casa?
Supuse que iba a estar toda la noche afuera. Esas preguntas jamás tuvieron respuesta. 

-¿Qué haces? - Me preguntó. Pero inmediatamente se dio cuenta que la estaba espiando a la tía - ¿La estás mirando a mamá!?- Todo esto lo decía en voz muy baja, como si fuera un secreto que estuviéramos compartiendo. 

 Se había acuclillado frente a mí y yo podía verle bien las piernas y, como la pollerita que llevaba se arremangaba, por la posición en la que estaba, noté que tenía una bombacha blanca. 

– Sos un pervertido – me dijo después, sonriendo. Pero al levantarse, me dice – A ver, correte - y un poco me empuja a un lado y se agacha ella hasta poder ver por la mirilla. 

 Al inclinarse para mirar a través de la puerta, el frente de la musculosa que llevaba se abrió lo suficiente para que yo pudiera ver que esa tela era lo único que la cubría... Le pude ver los pechos, preciosos, bien formados, cayendo pesados hacia unos pezones en punta. Pude ver un lunar que tenía entre los pechos.
La escuché decir: - es hermosa la vieja, que hija de puta, que bien que mantiene el cuerpo – lo decía mientras miraba a su propia madre bañándose. Y yo le miraba las tetas.

 Y ahí se dió cuenta lo regalada que había quedado a mi vista. -¿Qué haces pendejo? ¿ahora me espias a mí? ¡Sos tremendo! – todo lo decía en un susurro. No sé por qué. Lo lógico hubiera sido que gritara o me mandara al frente o al menos me sacara cagando de ahí. Pero no. Algo la divertía de la situación. 

 Yo bajé la cara de vergüenza, ella se arrodilló frente a mí. Otra vez le miré las piernas. – ¡Ah! No paras, vos. – me dice llevándose un dedo a la boca como pidiéndome que haga silencio.
¡Ella me pedía a mí que hiciera silencio! 

-Mirala – me dice. – Mirala a mamá. 
 Yo no sabía qué decir ni que hacer, estaba congelado. –Mirala.- Me repite en un tono más imperativo, ya con un brillo distinto en sus ojos. Yo le obedezco y vuelvo a espiar a mi tía por el agujerito. Y no podía creer lo que estaba viendo...
Mi tía sentada, bajo la ducha, con la espalda apoyada en la pared y las piernas totalmente extendidas, se estaba masturbando.
Fue la primera vez que ví como era una concha así, abierta.
Ella se tocaba entre los labios, se ponía saliva en la mano y se la llevaba de nuevo ahí como rascándose, mientras con la otra mano se abría bien la concha y se palpaba la abertura.
La pija, dura como la tenía, hacia presión en el bóxer que llevaba.
De pronto mi prima me dice: - ¿Viste que lindas tetas?- Yo no sabía si se refería a las de ella o a las de su mama. Pero noté que bajo la musculosa se le notaban los timbres bien marcados de sus pezones. 

 Mi prima lleva su dedo índice hacia mi entrepierna y me pregunta: - ¿Qué tenemos acá? - Al hacerlo apoya la punta del dedo índice sobre el bóxer de tal manera que, presionando, logra empujarme la piel de la pija hacia atrás liberando la cabeza... Todo por debajo de la tela del bóxer.
Se notaba, entendí después, que sabía muy bien a donde ponía mano.

 Sonriendo me dice: -¡Ápa! Está bien durita... ¿Te calienta mirar? ¿no? – Yo tendría una cara de susto imposible, ella con voz directa me ordena: - Mirá un poco más.

 Y entonces la veo a la tía, jugando en la concha con el envase de un shampoo redondo y fino, muy parecido a un consolador. La hija de puta se estaba cogiendo a ella misma y disfrutaba bastante, porque no solo le veía la cara de excitacion, sino que los gemidos llegaban a oírse a través de la puerta.

 -No me hagas trampa chiquito- me dice de repente mi prima – vos ya me viste las tetas, creo que es justo que me muestres un poquito lo tuyo... ¿Queres...? ¡Dale! - Me susurraba risueña y guiñándome un ojo.

Y la verdad, era, que la pija no me daba más, tenía que liberarla, porque si no me explotaba...
Siempre voy a recordar: la manera en que saltó como rebotando y se mantuvo dura y erguida al correrme el bóxer, y tambien los ojos, bien abiertos de ella mirándome la poronga y mordiéndose apenas los labios. 

 Mi prima se agacho un poco, no sé si para que pudiera verle las tetas de nuevo o porque ya no le importaba nada, y me agarro la pija con las dos manos enteras. - ¡Que caliente! – dijo mientras me pajeaba. Y mientras lo hacía pasaba la vista de mirarme directo a los ojos a mirarme la pija. Ida y vuelta.

Yo sentía como si tuviera mucha fiebre y una sensación fuerte, que en ese momento, se me hacía como algo parecido a la bronca, y después supe que era calentura pura.

 No solo se escuchaba gemir a mi tía tras la puerta, también mi prima daba unos pequeños grititos al subirme y bajarme la piel de la poronga. Y Ahí paso lo que más me marcó esa noche....
Con cara de curiosa me pregunta: -¿Primito, sabes que gusto tiene una concha?-

Yo le hago que no con la cabeza. Ella se lleva dos dedos hacia su entrepierna y por el costado de la bombacha pude ver cómo se hurgó bajo la tela, entre los pelos que se notaba que tenía, y también pude oír de cerca, por primera vez, el sonido que hace una concha húmeda al acariciarla...
Se toca un poco más y despues me acerca los dedos a la cara y me ordena: - Olé.

 Yo obedecía. ¿Qué podía hacer? Era mi prima mayor.
– Ahora chupame los dedos. - me dijo.
Lo hice.
- ¿Sentís...? Ese es el gusto de una conchita caliente primo curioso. ¿Te gusta? - Y ahí empezó, con una mano, a apretarme fuerte la pija y con la otra, bien metida debajo de la bombacha, a jugar con ella.

Su respiración se entrecortaba a la par que se incrementaban los gemidos de mi tía dentro del baño...
Yo no aguantaba más, creo que nunca había aguantado tanto tiempo haciéndome la paja.
Pero quería esperar. Quería ver cómo era. Deseaba saber cómo era la cara de una mujer cuando acaba. 

 Mis ojos pasaban, de espiar a mi tía dentro del baño, a mirar a mi prima en frente mío. 

 Ya no faltaba casi nada… 

 Y cuando escuchamos que mi tía explotó con un grito más fuerte y yo la ví cómo se hundía bien hasta el fondo el envase de shampoo, mi prima me sacudió la pija de manera desesperada, no tanto pensando en mí, sino porque estaba acabando con unos movimientos espasmódicos, que no podía controlar...
Y ahí mismo yo largue toda la leche…


Gracias por leer hasta acá. Espero tu comentario.
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5 comentarios - El día que espié a mi tía y me descubrieron...

Seximarc69 +1
Extraordinario van 10 hay segunda parte me imagino
martinfcd
Pasaron cosas luego, quizás las cuente... Gracias por comentar y puntuar.
w89910016 +1
Suertudo!! van 10+
martinfcd
Gracias loco, y sí. Tuve suerte. Mi prima me siguió enseñando muchas cosas ...
H-perfeccionista +1
Excelente relato. Nada exagerado y muy creíble!! X lo gral los relatos me aburren xq ahondan en dtalles innecesarios, éste tiene todo lo justo y real. Admás, me llevó a esa épok d los 90. Felicitaciones. +10 es poco
martinfcd
Gracias! Me alegro que lo hayas disfrutado. Tengo otros relatos si querés buscar en mi perfil.
AndreAtila +1
Disfruté un montón con tus relatos. También fui adolescente en los 90. Seguí escribiendo, por favor.
martinfcd +1
Gracias loco. Linda época para los que la vivimos. Aunque en temas sexuales, creo que ahora a los pibes se les da mucho más fácil. Y eso puede estar bueno pero también tiene su contra. Cómo costaba todo antes! Tenés varios relatos míos en mí perfil. Salud
chimon10
Siempre quise tener una tía así... y unas primas.. ja ja