Los peores amantes: Capitulo III

Capitulo III: Los planetas siguieron su curso


Luego de esa primer experiencia juntos, las cosas dieron un giro bastante brusco, pero esta vez por suerte fue para bien. Si bien seguíamos muy complicados con nuestros compromisos para poder tener encuentros con el tiempo suficiente para ir al telo y coger como queríamos, ambos nos dimos cuenta de que eso era lo que queríamos. Pero no todo era color de rosas, justo en ese momento mi empresa dejo de trabajar con la de ella, por lo cual dejaba de verla durante el trabajo. Pero por suerte, nuestra decisión de seguir adelante fue mucho más, nosotros queríamos más.
 
Seguíamos teniendo encuentros furtivos de los que teníamos antes, eso no cambió, y después de todo yo me seguía haciendo la misma pregunta… A esta chica le gusta todo conmigo, pero no me toco nunca la pija, ni siquiera por encima del pantalón… Qué onda? No lo entendía, nunca me había pasado algo así, ni siquiera mencionar de una chupada de pija, no, era lo más básico de todo, una tocada, una paja, solo eso… pero nada de eso ocurría. Claro que no fue algo que me hiciera caer el ánimo, me gustaba, la pasábamos bien y encima sentimos algo tan extraño como nuevo cuando cogimos. Sigamos adelante.
 
Los mensajes se tornaron notoriamente mucho más sexuales, si bien teníamos nuestra confianza de tanto tiempo hablando y compartíamos también momentos que atravesábamos, problemas, quejas, etc., ya esa parte fue quedando más relegada, queríamos hablar de sexo y sentirnos cerca del otro aunque estemos lejos, nos demostrábamos lo mucho que nos deseábamos. En una de esas charlas nos pusimos las pilas.
 
- Cuando nos vemos Bea? No podemos seguir perdiendo tiempo.
- No lo sé, tengo que ver cómo viene él con sus horarios, no la tengo fácil.
- Ya lo sé, pero no aguanto más las ganas de cogerte, ya no me alcanza con tenerte 10 minutos en el auto.
- A mí tampoco me alcanza, necesito sentirte adentro mío, y esta vez sin problema de por medio.
- Jajaja si, problema, bien que al final ese problema quedo de lado el otro día! –le dije para sacarle una sonrisa.
- Y si, obvio nene! –exclamo ella– Como no queres que quede de lado si me calentas de esa manera!
- Era la idea, si te apuraba de una con cogerte sé que ibas a ceder, pero te ibas a seguir sintiendo algo incómoda y no hubiera sido lo mismo.
- Me supiste llevar muy bien hasta donde querías ¡Puerco!
- Con tres años remándola un poco te conocí. Pero dale, organízate, yo puedo casi cualquier día, me voy al mediodía del trabajo y te voy a buscar.
- Pero a qué hora llegarías a buscarme? Me vas a buscar por acá en el trabajo? –me indagaba
- Si, te busco por donde vos me digas, si salgo al mediodía calculale que tipo 14:30 estoy ahí, fijate de salir a esa hora –la fui apurando poco a poco.
- Pero no me puedo ir con vos de acá, nos ven todos, saben quién sos y yo no soy precisamente soltera! –note algo de nerviosismo en esas palabras– A las 14:30 sale una combi de acá, dejame que vea de irme en la combi y nos encontramos a las 15 en tal lugar, así nadie nos ve.
- Dale, listo, no damos más vueltas, nos vemos a las 15 y al menos podemos quedarnos hasta las 18 que vos tenes que volver. Ya está, no se habla más, el miércoles nos vemos. –termine de apurarla para que no se ponga temerosa y se caiga el encuentro, no le iba a dar opción.
- Aguantame que me voy a bañar y seguimos –me aviso desconectándose rápidamente.
 
Yo la verdad que ya estaba ansioso, y también quería seguir la charla rápido para que no se corte y no empiece con dudas respecto a vernos. Hasta que vuelve a estar en línea.
 
- Ya estoy de vuelta! Te cuento algo?
- Si, decime –Quede algo extrañado, cambio de tema por completo.
- Me fui a bañar y quería mostrarte algo, me saque una foto para que me veas ahora.
- En serio? –yo estaba extrañado, nunca nos habíamos sacado fotos y mandado por mensaje, me sorprendió muy para bien que tome ella esa iniciativa.
 
En ese momento me llega esa imagen, les juro, aún hoy la recuerdo como si la tuviera en la billetera y la viera todos los días. Simplemente hermosa, indescriptible, perfecta. Aún en su ducha, se muestra quieta como una escultura, en un perfil que deja ver al detalle cada curva y que invita a quemarse la mente imaginando las partes que no se ven. La imagen te hace de guía, al parecer, intencionalmente. Te invita a recorrer desde el inicio sus piernas, las más hermosas que puedan llegar a conocer, ni hablar de cómo las posiciona para que sean más vistosas con la primera algo flexionada y por detrás se ve totalmente recta. Muestra a voluntad como de esas piernas se desprende una redondez increíblemente perfecta, y que por la posición y desnudez da aviso que solo esa firmeza puede mantener erguido en el aire la cola más linda y tentadora del mundo. Por el frente un abdomen chato, deja ver el comienzo de las costillas y si bien te hace quedar con las ganas, ya que sus pechos son ocultos por sus manos, no hace más que confirmar que esa imagen no es solo una imagen, no es una foto, no es algo sexual, es una obra de arte de seducción y que invita a poner a disposición toda la imaginación que uno tenga y para redondear toda esa maravilla, todo su cuerpo está adornado de gotas de agua que le daba el toque final de sofisticación a la obra. Yo por un buen rato me quede mirando esa foto, obnubilado, incrédulo, cegado, no sé cuánto tiempo paso, pero imaginen lo que era para mí tener ese tesoro en mi celular. Claro, me tarde algo en volver a la realidad y a la conversación.
 
- Te gusto? O estoy fea? –fue su primer mensaje.
- Holaaaa??? Estás ahí??? –insistía, claro.
- Uhhh te fuiste? Te asustaste con lo que viste? –buscaba tirarme de la lengua para que le diga lo contrario.
- Si, si! Acá estoy! Perdón! –comencé diciendo– Es que no podía dejar de verte! Me mataste, casi me provocas un ACV! Anda llamando al nueve once, me voy a morir!
- Que exagerado! Tampoco es para tanto! Es una foto nada más!
- Para vos no será para tanto, para mí es un montón, es algo único, y para el amigo acá abajo ni te cuento!
- Si?? Para tanto??? –comenzó a decir, pero cambió rápidamente de tema– Pero volviendo a lo que hablábamos antes, te prometo que nos vemos el miércoles como dijimos, pero tenemos un problema.
 
Cuando dijo “tenemos un problema” dije listo, siempre tiene que pasar algo, seguro otra vez justo coincide que está indispuesta o alguna otra cosa paso. No me quedo otra que preguntarle.
 
- Que paso? Qué problema hay esta vez?
- Es que quiero que me cojas ahora –me tiro sin que me lo espere.
- Ayyy la puta madre, con lo caliente que me tenes todo el tiempo, encima después de ver esa obra de arte que me mandaste y me decís así??? Me va a reventar la pija sin tocarme siquiera! –quería que sepa lo duro que me tenía en ese momento a raíz de sus palabras.
- Si? Ahora la tenes muy dura? Se te pone a sí por mí? –dejaba ver que beboteaba en su forma de escribir.
- Sabes bien como me pones, sabes que cada vez que te veo y te pienso me pones la pija muy dura, y mucho menos si me hablas así como perrita… –casi que le digo putita, pero no teníamos aún ese tipo de lenguaje que a mí por cierto, en determinados momentos me encanta.
- Y así bien dura me la vas a meter? Tenes ganas de llenarme la conchita de leche otra vez? –ella iba subiendo la apuesta.
- Es que te voy a llenar de leche, o acaso no te gustó?
- Siiiii me encantó! Te re sentí cuando acabaste, te palpitaba a full la pija adentro mío. –por dios, cada vez me gustaba más el lenguaje que se iba animando a usar pensaba yo.
- Te diste cuenta que ni a vos ni a mí se nos ocurrió en ningún momento mencionar la palabra “forro”? No usamos. –lo había pensado pero olvide antes preguntarle, quería saber que decía.
- Si, si, osea, no me di cuenta pero luego si lo pensé. Habías llevado?
- Si, obvio que lleve, pero te juro que me perdí tanto que ni lo recordé siquiera.
- Me paso lo mismo, igual estaba indispuesta, y también nos conocemos hace tres años, sé que vos no andas en cualquiera y vos sabes que yo tampoco, sabemos que somos sanos, y confío en que si en algún momento cambia algo, usarías.
- Yo también estaba tranquilo por eso, no me da miedo contagiarme algo porque coincido con lo que dijiste, no nos conocimos ese mismo día. Pero bueno, ahora el problema lo vamos a tener cuando no estés indispuesta! Porque ya probamos el dulce, quién nos lo saca?
- Seeee que problemón! Voy a querer que me llenes y no vas a poder al final! Jajaja –se burlaba alegremente ella como si nada– así que nada de acabarme adentro! Vas a tener que controlar a tu amiguito!
- Bueno, veremos donde se presta, o que lugar le prestas! –porque no tirar una punta, no?
 
Seguimos bromeando un poco más sobre el uso del forro –usen forro, siempre– y cortamos la charla del día, bah, de la noche. Pero por suerte ya teníamos definido fecha y hora, faltaban apenas dos días para cogerme a esa morocha otra vez, y entre que la charla anterior me había dejado la pija dura y las cosas que venían a mi cabeza viendo esa imagen que me mando, no pude aguantar las ganas y me tuve que hacer una buena paja para calmar la ansiedad.
 
Al día siguiente todo transcurrió con normalidad, no parábamos de mensajearnos mientras trabajábamos, y si bien hablamos muchas cosas, sin duda lo que reinaba era la calentura, nos queríamos dejar bien calientes para el día siguiente, para hacer mierda la cama si era necesario. Por suerte paso rápido el día, soy ansioso, tengo ese problema, así que intente mantenerme ocupado hasta el final del día, siempre en compañía de Bea por mensaje y haciendo cosas. Al otro día lo mismo, fui al trabajo y sabiendo que pasadas las 12 me iba, las horas se me hacían eternas, eran de goma. Ya no sabía qué hacer para distraerme hasta que por fin salí, fui rápido al auto, agarre la ruta y fui a los pedos como si eso haría que pase más rápido el tiempo. Error de amante novato pensé cuando llegue, apenas había hecho el trayecto en hora y media… para que vine tan rápido si ahora tengo que esperar acá otra hora y media… Sí, todos lo dirán, un tarado… pero si conocieran a esta morocha, a todos le pasaría lo mismo. Mí morocha obliga a la desesperación, hace que la ansiedad te tense todo el tiempo los músculos, difícil de explicar, pero el que paso por esto sabe de lo que hablo, y no exagero.
 
Volviendo. Llegue, me fui hasta algún lugar a comprarme un agua y me quede adentro del auto a esperar. No fue hasta después de un largo rato que veo pasar una combi de traslado que para una esquina por detrás de mí y baja una mujer, bue… mujer, baja mí morocha, estaba a una cuadra, y por el espejo veía como en su camino hacia donde yo estaba, todos los transeúntes que estaban y pasaban por ahí, o por enfrente, miraban y se daban vuelta para seguir mirando la hembra de infarto que pasaba caminando, hombres que claramente la deseaban, y mujeres que sobre todo la envidiaban, pero que también la seguían con la mirada. Claro, no todos los días se ve algo tan perfecto, y mucho menos tan de cerca. Yo mientras tanto contento, obvio, todos la miraban, pero a esa bomba me la iba a comer yo, cómo no iba a estar contento!
 
Después de que cuarenta personas le hayan ojeado el culo por unos cien metros, ella al fin llego al auto y se subió.
 
- Mira lo que me haces hacer! Salí temprano del trabajo y un compañero tiro “no te irás a encontrar con ojitos claros no?” –dijo entre broma y preocupación.
- En serio te tiraron esa? Porque? –le pregunte.
- No sé! Será que me fui muy contenta! Y no son boludos, hasta hace poco venías al trabajo y se daban cuenta de que algo pasaba.
- Pero de ahí a que te digan así… tan obvio éramos? Jajaja
- Seee mal, me jodían todos cuando vos venías, me decían de todo!
- No sabía que tanto ni que te decían directamente, que te decían? –quise indagar.
- Es que se re notaba, como me mirabas el culo cada vez que yo me levantaba de la silla, como te miraba yo a vos, cuando nos hablábamos y nos acercábamos.
- Es que me era imposible no mirarte, así no quisiera se me iban lo ojos, te escaneaba completa con la mirada.
- Si y yo poco más y se me notaba lo que me mojaba! Cada vez que venías me tenía que cambiar la toallita protectora porque me dejabas toda babeada!
 
En esos momentos que manejaba y hablábamos de eso riéndonos aproveche para pasar mi mano a su pierna, comencé a acariciarla, a recorrerla hasta donde llegaba, me acercaba a su conchita y sentía ese calor que se identificaba sin problemas. Ella me estaba deseando.
 
- Si seguís así te voy a pedir que entres en algún camino y te voy a coger ahí nomás –me amenazo sin reparos.
- Tranquila que estamos más cerca del telo que de un camino de campo… otro día cogemos al aire libre, hoy vamos a coger sin restricciones, mejor que estes preparada –le advertí para no quedarme atrás.
- Mira que soy muy exigente, ya lo sabes… –volvió  a amenazar– mejor que cumplas.
- Ahhh me queres probar bajo presión? Eso buscas? Ojo! No sea cosa que termines lamentándote. –ambos queríamos superar la amenaza del otro.
- Obvio, si me rendís, quizás me convenzas a seguir viéndonos, no sé, voy a ver…
- Listooo… después no quiero quejas eh! –cerré yo cuando estábamos justo en la entrada del telo.
 
Ella se puso levemente nerviosa cuando estuvimos frente a la ventanilla, miró para el lado opuesto por temor, claro, nunca se sabe quién está detrás de ese vidrio espejado de telos viejos. Intente ponerme en posición para que la visual la tape un poco al menos y ella pueda relajar, cuando ingresamos me agradeció el gesto que hice en la entrada, no sé cómo se dio cuenta porque tampoco era gran cosa y me dio un muy buen beso que obviamente supe recibir y retribuir.
 
Ya bajando del auto e ingresando a la habitación, no me pude contener, en el tiempo que nos conocemos por oportunidad no había podido hacerlo, pero cuando la tuve delante le di un buen chirlo en esa cola firme que resonó en todo el ambiente. Pego tremendo salto porque no se lo vio venir.
 
- Ay!!! Cómo me diste! –dijo– Sabía que en algún momento me iba a comer una mano, no me la esperaba ahora… Le tenías ganas no? Cuanto te aguantaste… –bromeó con una risa bien socarrona girando solo su cabeza mirándome sobre su hombro.
- Y las que te vas a comer, ese culo se va todo marcado hoy, no vas a zafar.
- Mira que tan marcado no me lo podes dejar, acordate de eso cuando me tengas a tu disposición… Controlate –me advirtió y recordó.
- No sé si me voy a controlar, te lo aviso… tenes un culo demasiado perfecto, muy durito, se banca lo que sea… Lo siento por vos, pero si no queres que tu marido se dé cuenta, vas a tener que andar tapadita.
 
Y en ese momento aprovechando que seguía camino hacia un lado de la cama le estampe otro chirlo fuerte para que entienda que ella en ese momento era mía, no me iba a decir que podía y que no podía hacer, no tenía más opción que aceptar quién mandaba en ese cuarto.
 
De a poco fuimos calmando las agresiones y amenazas verbales y me acerque hasta donde ella estaba dejando sus cosas, no tenía pensado dejarle mucho tiempo ocioso, estábamos ahí para algo y eso era lo que íbamos a hacer. Así como llegue por detrás ella se estaba quitando sus anillos y pulseras.
 
- Que prolija y cuidadosa que sos –le dije observando justo que quitaba su anillo de casada.
- Sí, no me gusta tener todo puesto, te puedo llegar a lastimar o raspar…
- Y te sacas el anillo que te dio el cornudo para que yo te coja? –me tente y metí un poco de morbo para ver su reacción.
- No lo dejo por eso, ya te dije porque… Acaso tenes ganas de que me lo deje puesto? –preguntó sin que me lo espere.
- No me interesa, lo tengas o no puesto, lo que te voy a hacer yo no lo vas a tener nunca de su parte, si a vos te gusta lo usas y si preferís sacártelo me da igual, pero aunque lo tengas puesto, vos ya sabes que sos mía.
 
Mientras le decía eso apoyándola por detrás, ella sacaba un poco de cola para sentir como la apoyaba, yo ya estaba con la verga como mástil claro, era notorio. Con una mano corrí su pelo hacia la izquierda dejando todo su cuello al desnudo y corrí su cara hacia el lado opuesto para encontrar su boca, después de un beso bien profundo y húmedo, comencé a comerle el cuello mientras ahora si ambas manos comenzaron a bajar por su abdomen hasta su pantalón para desprenderlo. Ella estiró ambos brazos por encima de sus hombros y tomo mi cabeza con fuerza indicándome que siga con mi tarea de recorrer su cuello, en ese momento aproveche y subí su blusa para quitarla por encima y rápidamente desprendí su corpiño liberando esos limones deliciosos que alcancé con mis manos, ahí estaba en la posición perfecta, mi boca alternando entre su boca y su cuello, una mano comando sus tetas, acariciándolas y hasta algún leve pellizco se llevaban, y mi otra mano comenzaba a cavar hondo en su vientre para llegar a esa conchita suave que rogaba ser explorada.
 
- Que mojada que estás Bea, tenes todo empapado –le dije queriendo que confiese que me deseaba.
- Cada vez que hablamos me mojo, me tenes caliente todos los días pensando en que cogemos. Necesitaba verte.
- Y yo a vos, las pajas que me hago esperando verte otra vez, pensando en este momento, imaginándome todo tipo de cosas.
- Si? Tenías ganas de mí? –continuaba preguntando.
 
Luego de unos momentos de tenerla de esa manera masturbándola un poco la di vuelta bruscamente para que quede de frente a mí y le comí la boca fuertemente mientras por ambos costados comencé a tironear de su jean para bajarlo, no quería quitarle todo, necesitaba ver por primera vez esa figura entangada y apreciar como ese culo se comía toda la tela, así que solo quite su pantalón y la empuje para separarla de mi un momento.
 
- Que haces? –pregunto algo sorprendida– porque me empujaste?
- Quiero verte, quiero ver cómo te queda la tanga. Dejame verte. Mostrame vos –le ordene.
 
Ella no esperaba eso, se sintió algo incómoda, avergonzada, quedo sola de pie sin saber qué hacer, quizás yo pensé que iba a tener alguna actitud de perra, de seducción, pero hasta me pareció tierna que se haya avergonzado por querer mirarla en detalle.
 
- No pensas mostrarme como te queda la tanga?
- Es que no sé qué queres ver! No tengo nada que te vaya a sorprender, soy común y es solo una tanga! –exclamo.
- Pero tu culo no es algo común, es la perfección, no hay culito que se compare, y quiero ver cómo te queda esa tanga, no te lo estoy pidiendo, te estoy diciendo lo que tenes que hacer.
 
Ella quedo algo descolocada en ese momento, quizás no se esperaba que yo tome definitivamente ese rol dominante. Pero a mí no me importó, no iba a ceder solo por un momento de incomodidad, tenía claro lo que quería y me iba a tener que dar el gusto. En ese mismo momento retrocedió unos pasos, se giró lentamente permitiéndome ver bien su figura y siempre viendo sobre su hombro hacia donde yo estaba, apoyo sus manos contra la pared, casi desafiante, pero claramente en el papel de sumisa obediente que le toco interpretar.
 
- Esto era lo que querías? –dijo con voz suave– Querías ver este culito feo? –buscaba negación a sus palabras de mi parte.
- Sí, eso quería, quiero verte, quiero que vos me muestres.
- Mira bien entonces, ahora quiero que me mires. Te gusta mi cola? –decía al mismo tiempo que levantaba y sacaba culo para dejar en evidencia esa obra de arte.
- Me encanta como te queda esa tanga, como ese culo come esa tirita y la hace desaparecer –yo intentaba seguir firme pero por dentro me moría, yo mismo me di cuenta cuál era ahora mi debilidad.
- Y vas a cuidar esta colita? La vas a mimar? No la vas a lastimar, no?
 
En el momento que escuche esas palabras, instintivamente me levante del borde de la cama, mirándola a los ojos y sin demostrar más que seguridad, me acerque a ella, pase mi mano desde sus tatuajes corriéndome diagonalmente por su espalda hasta llegar a su nalga, lo acaricié, fui hacia el otro glúteo y rápidamente le di un chirlo que esperaba pero que igual la hico estremecerse.
 
- Ay! Mi amor, me vas a dejar colorado… –grito en voz baja–, tan feo es mi culito que lo castigas? Me parece que no te gusto ni un poquito… –era obvio que me quería desafiar.
- Shhhh… no te quejes, no viniste acá a quejarte, viniste a coger y a entregarte… o no?
- Si mi vida, hoy soy tuya por completo!
- Hoy? –le dije esperando que retroceda en sus palabras y diga las correctas.
- Sí, soy tuya –volvió a decir sabiendo que no eran las palabras correctas.
- Hoy no sos mía, ya sos mía, ayer, hoy y en adelante, ya dejaste de ser de ese, ahora sos mi putita, y espero que lo entiendas…
 
En ese momento no sabía cómo iba a tomar ella esas palabras y en adelante gran parte su papel en mi vida, pero verla así me decidió a que era el momento de que yo se lo confirme sin dar muchas vueltas. Ella se quedó dubitativa por un instante apenas perceptible pero inmediatamente reaccionó al sentir otro fuerte chirlo ahora en el otro lado. Inmediatamente abrió grande los ojos al tiempo que tomo aire, me miro y se mordió el labio inferior provocativamente invitándome a que avance a mi antojo. Me acerque más aun quedando de lado a su izquierda, tome su cara y le encaje un buen beso con mucha lengua y saliva. Ella no tuvo más opción que responderlo, se la notaba ya caliente con el juego. Mis manos comenzaron a recorrer esa piel suave bajando una por delante y otra por detrás y comencé a hurgar, con la izquierda por delante apreté un poco sus pezones y su lengua aceleró el ritmo, continué con mi derecha bajando siguiendo el relieve de su columna que sin dudas dejaría mis dedos en el surco que te lleva al mismísimo infierno. Ella comenzó a agitarse un poco, era inevitable, tenía ahora dos manos bajando su tanga y continuando con la misma tarea, cuando le libere la tanga de los tobillos, subí acariciando el interno de sus muslos con ambas manos, por delante y por detrás ubicándome aún a su lado, pero mis manos frenaron inmediatamente cuando sintieron la humedad que comenzó a chorrear de manera más que visible de su conchita.
 
- Estás empapada Bea –comencé diciendo.
- Es que estoy muy caliente –responde algo agitada pero con la voz acelerada y ansiosa– no pares…
 
Mi boca fue a darle amor a los cuatro tatuajes que tenía en fila desde el omóplato a la clavícula mientras por detrás comencé a recoger miel con mis dedos, acaricié un poco su vulva y unté un poco de esos líquidos por el contorno de su culito, sus piernas temblaron levemente en señal de que la estimulaba y aproveche a volver con mis dedos a esa conchita empapada para volver a juntar esa miel. Al momento en que quise repetir la tarea de seguir el contorno de su ano, ella en un rápido movimiento se separó unos centímetros más de la pared sacando más culo y abriendo más las piernas para dejar expuesto ese asterisco de cuero hermoso. Obviamente no demoro en llegar mi respuesta, centre mi dedo empapado en la entrada de su culo y al momento que hice un poco de presión sobre él, mi otra mano atacó sin que se lo espere de lleno su clítoris ya en ese momento bien hinchado.
 
Compulsivamente ella comenzó a esbozar unos gemidos suaves pero notorios, y sus piernas que estaban más que firmes y fuertes, hacían el trabajo de acompañar el movimiento frenético de mis manos. Fue ahí que sin moverme de su lado apoye bien mi verga sobre su piel, y mientras mis dos manos se encargaban de su conchita masturbándola, mi dedo pulgar no quiso quedarse solo y comenzó a hacer el trabajo de cogerle de a poco ese culo que tanto deseaba.
 
- Te gusta? Tenías ganas de sentir mis manos jugando?
- Si… si… –decía algo entrecortada por los gemidos y su respiración.
- Sentís lo dura que me pusiste la pija por usar esa tanga?
 
No fue hasta mencionarle la palabra pija que separo su mano izquierda de la pared y rápidamente tomo mi pija de manera firme pero sin ser brusca, me jaló un par de veces y no tuvo mejor idea que soltarla, llevar su mano a su boca, lamer y babear bien toda la mano y volver a tomar mí pija con total decisión. Yo en ese momento casi acabo, que puedo decir, lo que me tuve que contener… era la primera vez que ella me tocaba, jamás había sentido el contacto de su mano y lo venía deseando.
 
- Que hermoso sentir que me tocas, deseaba mucho que lo hagas –le decía bajo al oído para no cortar el clima.
- Yo quería sentirla en la mano, está muy dura y caliente… –y freno sus palabras.
- La queres sentir en todos lados? –le decía pero nunca dejamos lo que estabamos haciendo, la masturbación de parte de ambos continuaba.
- Voy a ser tu putita, quiero ser tu puta, pero para algunas cosas vas a tener que esperar… –seguía hablando como podía de manera agitada– yo no juego todas mis cartas en una sola mano… Ahhh… –soltó cuando mis dedos ingresaron más tanto en su concha como en su culo.
- No? Me queres hacer desear? No te olvides quién manda cuando estamos juntos… –le recordé para que no piense que eso podía cambiar.
- No me olvido y no quiero que eso cambie… Ahh… Me gusta eso –continuaba diciendo cada vez más agitada y sus piernas se tensionaban y temblaban– pero quiero que confíes en mí, te prometo que si solo en eso me dejas hacerlo a mi manera y tiempos te voy a volar la cabeza y no vas a olvidarte de esto nunca más…
 
No sé bien porque habrá sido, si por maldad, castigo, o qué, pero al escuchar lo que dijo le termine de meter todo lo que restaba de dedos en la concha y el pulgar por completo en el culo. No se aguantó y empezó a acabar de una manera que mis dedos sentían por completo la contracción que su concha ejercía, se contraía una y otra vez, y mi pulgar sufría el acogotamiento más placentero de mi vida dentro del culo de mi morocha. Ella se retorció bastante y hacía como un vaivén sobre mis manos que casi la sostenían de como dejo caer parte de su cuerpo al vencerse sus piernas. De todas maneras se las rebuscó para que mientras estaba acabando y temblando, acelerar los movimientos de su mano ejerciendo la presión perfecta y necesaria para provocar que yo acompañe su acabada con una potente eyaculación que fue a parar directamente a su nalga izquierda y parte de su pierna.
 
- Que acabada tan intensa me hiciste tener la puta madre! –dijo separándose de la pared y ya poniéndose de frente a mi pasando su brazo libre por detrás de mi cuello.
- Tremendo como me hiciste acabar vos a mí con esa paja… –le dije algo agitado.
 
Casi que no me dejo terminar la frase que se tiró fuertemente a comerme la boca, parecía estar acabando otra vez de la desesperación con la que me besaba y metía su lengua. Empezó a jugar con mi pija que aún estaba en su mano ya perdiendo firmeza y chorreando aún gotas que quedaron sin fuerza en el glande todavía colorado y se la empezó a frotar sobre su pierna. Vaya actitud pensé yo, después de no tocarme siquiera, ahora resultó juguetona… y no fue solo eso.
 
Por un momento se puso rebelde y quiso ser protagonista tomando decisiones, claro, era evidente que algo quería demostrarme. Me aparto extendiendo su brazo y llevándome con su mano sobre mi pecho hacia atrás hasta toparme con la cama y quedar sentado por obligación, mostro su nalga de costado totalmente enchastrada de semen y sin dudar y mirándome fijamente a los ojos y aún con las yemas de sus dedos en mi pecho avisando que no debía moverme de ese lugar, empezó con su otra mano a esparcir la leche que decoraba ese culo por todo el cachete, recogiendo lo que quedaba en sus piernas y untándolo como manteca por encima de su conchita, mostrándome orgullosa cómo disfrutaba de cada gota de esperma que ella misma había producido.
 
Una vez hecho eso, sin separar aún sus dedos de mi pecho, me empujó hacia atrás para dejarme totalmente recostado, subió sobre mi quedando sentada encima y nuestros sexos dedaron apoyados, y con la misma mano que desparramo la leche lentamente mostrando como dejaba solo sus dedos índice y medio a la vista, se los llevó hasta su concha que aún seguía empapada, metió ambos hasta el fondo como comenzando una paja y apenas los saco se los llevo a su boca, los lamió, los chupo y luego repitió los mismos pasos recogiendo miel de su conchita pero esta vez lo acerco a mi cara, rozó mis labios y finalmente los introdujo en mi boca convidándome para que coma del mismo plato. Ni bien sacó sus dedos otra vez me beso violentamente, ambos teníamos que mezclar todos los sabores recolectados.
 
Mi cabeza voló en ese instante, el mensaje estaba claro, va paso a paso, pero cada paso que da demuestra lo puta que le gusta ser. No tuve ninguna duda de que iba a aceptar su pedido para que muestre y haga lo que quiera en el momento que así lo decida.

1 comentario - Los peores amantes: Capitulo III