Amar el riesgo, digo esto porque descubrí en el diario secreto de mi hermana, un anexo donde me enteré cómo fueron las cosas, cómo empezaron la relación entre ella y nuestro padre y porque terminó Felina, mi hermana, su hija, como lo que es.... textual de su secretismo.
Pasó un mes antes de que papá y yo volviéramos a intimar. Intentamos hacer el bien según lo que acordamos: era solo romper mi himen y hacer que mi primera vez fuera especial.
No tienen idea de cuántas veces no se levantó por ocultar una erección, o cuántas veces tuvo que caminar con ella. Yo estaba convencida que sería más feliz sin esas restricciones, pero él se mantenía firme en que no era necesario volver a hacerlo.
Me desesperé. Necesitaba la pija de mi padre dentro de mí otra vez.
Entonces empecé a caminar desnuda por la casa. Saltó la primera vez que entró a la cocina conmigo completamente desnuda. "¿¡Qué estás haciendo!?" El grito.
"Sólo estoy tomando un refrigerio". Le guiñé un ojo mientras cerraba la heladera. Su bulto aumentó notablemente mientras se movía incómodamente.
"¡Eso no es divertido!" Él se quejó.
Fue un fracaso.
Al día siguiente serví la cena de esa manera y él se llevó el plato a su habitación. Luché para que se quedara pero no lo hizo.
El día después de ese me acosté en su cama, con las piernas estiradas y la concha expuesta, esperando que volviera a casa. Casi cayó de rodillas cuando me vio. "¡Tenés que detener esto!" El rogó.
"¿Pero por qué?" Exclamé. "Fue lo mejor que me has hecho jamás".
Su poronga se elevó bajo sus pantalones y no se molestó en ocultarlo. "Cariño, siento lo mismo". Cerró los ojos. "Dios, sí. Pero soy tu padre, y el incesto está mal en muchos niveles".
Me deslicé hasta el final de la cama. "¿Crees que no lo sé?" Yo dije. "Pero como te manifesté esa noche, no me arrepiento".
"Yo tampoco, pero..." Soltó bruscamente, mientras yo le desabrochaba los pantalones y le quitaba la hebilla.
"¿Pero que?" Dije mientras sacaba su chota fuera de la bragueta. Se sobresaltó cuando mi mano agarró la pesada vara y la sacó hacia la libertad.
Tragó saliva. "¿Y si te dejo embarazada?" Él dijo.
"Simplemente conseguimos condones". Dije mientras comenzaba a acariciar lentamente su eje, admirando el prepucio retrocediendo y recuperando su cabeza una y otra vez.
"Pero odio los condones". Él gimió.
Lamí el líquido preseminal que rezumaba de la punta de su glande y él se estremeció: "Odio los condones". Él gimió.
"Simplemente nos retiramos". Dije, dando otra lamida.
"No puedo." Él gimió.
"¿Por qué no?" Pregunté antes de engullir su cabeza por completo. Sus rodillas casi se doblan mientras gemía fuertemente mientras él pasaba sus dedos por mi cabello.
"Porque si estoy en esa vulva tuya me correré dentro de ella". Él admitió. "No me retiro."
"Quiero que te corras dentro de mí, papá". Dije antes de tragarme la cabeza y unos centímetros.
"Bebé, papá tiene tantas ganas de hacerlo". Él gimió cuando llegué a la mitad de su miembro. "Pero tuvimos suerte de que no te pasara nada la última vez".
Continué chupando lo más que pude y le bajé los pantalones. Se quitó los zapatos y salió de ellos inclinándose. Sus dedos encontraron mi vagina goteante y empujaron dos dedos hacia adentro. Gemí alrededor de su verga.
"Tan jodidamente mojada." Exclamó con los ojos cerrados.
"Te quiere, papá". Gemí.
"Lo sé, cariño". Dijo mientras hundía otro dedo y profundizaba más.
Cuando sus dedos se retiraron de mí, me levanté, me di la vuelta y me arrodillé en la cama. Extendí los labios de mi vulva con mis dedos, su cabeza en perfecto nivel con mi coño cuando casi se tocaba. Todo lo que papá necesitaba para entregarse era seguir adelante.
"Oh Dios." Gimió mientras su glande revoloteaba arriba y abajo por mi raja. Los jugos se vertieron por toda la cabeza y la lubricaron perfectamente. "¿Cuándo fue la última vez que tuviste tu periodo?" Preguntó.
"¿Hace casi dos semanas?" Yo dije. "¿Por qué?"
"Mierda." Él gimió. Su respiración era pesada por el conflicto. Empujé hacia atrás y hundí su cabeza un poco más dentro de mí. "Es arriesgado en este momento".
"Tal vez deberíamos parar." Dije, la decepción llenando mi voz.
Agarró ambos lados de mis caderas, "¡A la mierda!" Gruñó mientras se sumergía en mí. Casi grito cuando una ola gigante se estrelló dentro de mí. Mis piernas temblaron cuando cada centímetro de su pija estiraba mi concha.
Su poronga entrando en mí no se parecía en nada a la última vez. Casi me corro de inmediato.
Sin un segundo para descansar, comenzó a mover sus caderas. Gimo implacablemente mientras su verga se retrae y se hunde en mí una y otra vez.
"¡Joder bebé!" El grito. "¡Me encanta tu concha!"
"¡Bien papá!" Gemí. "¡Me encanta tu pene!"
"¿¡Sí!?" Agarró mi muñeca y tiró de ella hacia atrás para hacer palanca y perforarme más fuerte. "¿¡De quién es esta conchita!?"
[b]"¡Tuya, papá!" [/b] Yo grité. Mi cuerpo apenas podía soportar el placer de su pija en ese momento. "¡Mi conchita es tuya!"
"¡Eso es cierto bebe!" Echó mi cabeza hacia atrás y cerró mis labios con los suyos. Me amoldé a él mientras su otra mano tomaba mi pecho y apretaba mi pezón.
"¡Te amo papá!" Gemí.
"¡Yo también te quiero, cariño!" Dijo mientras me acercaba para darme otro beso. "¿Bebé?" Dijo en mi oído.
"¿Sí?" yo gemí
"Necesito correrme pronto". Él gimió.
Me volví hacia él: "¿Estás seguro de que no quieres retirarte? Lo tragaré o lo llevaré a cualquier parte por ti".
Se retiró de mí y me guió hacia la cama y hacia mi espalda. No hubo tiempo para una pausa ya que él ya estaba entre mis piernas empujando su verga hasta la mitad hacia mí, haciendo que mi cabeza se estirara con un gemido. "Te lo dije cariño, si me metía dentro tuyo no iba a salir".
"Como dijiste qué, podría quedar embarazada". Gemí mientras colocaba mis pies detrás de sus rodillas y acariciaba sus costados con mis dedos, invitándolo.
"¡No me importa!" Él afirmó. "¡Estoy llenando tu concha con cada gota que tengo!"
"¡Quiero eso papi!" Gemí más fuerte cuando él se hizo notablemente más rápido.
"¿¡Si!? ¿¡Queres el semen de tu propio padre dentro de vos!?" Preguntó con una sonrisa tortuosa.
"¡Sí, papá! ¡Lo hago!" Casi chillé.
"¿Qué diría la gente?[/b] Dijo, sus ojos parpadeando hasta cerrarse. Estaba en cualquier momento por acabar.
"¡No me importa, papá!" Grité a punto de romperme. "¡Correte dentro de mí, papá! ¡Llename con mis propios hermanos y hermanas! ¡Quiero a tus bebés DENTRO DE MÍ!"
Fue como la compuerta de un maldito estallido. Lo que parecía un líquido hirviendo explotó en mi cuello uterino a quemarropa mientras él gruñía con un rugido animal después de golpearme profundamente con las bolas.
Grité cuando mi vagina se agarró y se contrajo fuera de mi control alrededor de su pija, el líquido brotó a su alrededor y empapó la cama. Sentí que mi cuello uterino aspiraba su aparentemente interminable flujo de semen.
Mi papá cerró mi cabeza con su mano y devoró mis labios. Mis piernas se envolvieron alrededor de su espalda baja y mis brazos alrededor de su parte superior, atrayéndolo más profundamente hacia mí.
Nos quedamos así durante mucho tiempo. Envueltos el uno en el otro con él todavía enterrado entre mis piernas y su poronga manteniendo mi concha tapada y besándonos.
"Papá." Murmuré contra sus labios.
"¿Qué cariño?" Preguntó antes de continuar.
Me separé lo suficiente otra vez, "¿Cuándo vas a salir de mí?"
Mmmmm y sonrió. Puso su palma sobre mi estómago, las llevó a mis tetas "Cuando se pegue".
Me reí. "Ya veo, cambiaste de opinión"
"Lo hice." Él sonrió.
"¿Y qué pasa si no lo hacen?"
"Bueno", acarició mi cabello y su pija tenía un débil pulso dentro de mí. Estaba besando mi cuello hasta mi oreja mientras su verga lentamente comenzaba a inflarse con vida nuevamente. "Tendremos que seguir intentándolo".
"Tantas veces como sea necesario, papá". Yo dije. "Te amo."
Me miró fijamente a los ojos, "Yo también te amo".
Y así comenzó el adiestramiento, para convertir a mi hermana en una golfa, que más tarde por supuesto yo exploté y maximicé, como ustedes ya saben.
Pasó un mes antes de que papá y yo volviéramos a intimar. Intentamos hacer el bien según lo que acordamos: era solo romper mi himen y hacer que mi primera vez fuera especial.
No tienen idea de cuántas veces no se levantó por ocultar una erección, o cuántas veces tuvo que caminar con ella. Yo estaba convencida que sería más feliz sin esas restricciones, pero él se mantenía firme en que no era necesario volver a hacerlo.
Me desesperé. Necesitaba la pija de mi padre dentro de mí otra vez.
Entonces empecé a caminar desnuda por la casa. Saltó la primera vez que entró a la cocina conmigo completamente desnuda. "¿¡Qué estás haciendo!?" El grito.
"Sólo estoy tomando un refrigerio". Le guiñé un ojo mientras cerraba la heladera. Su bulto aumentó notablemente mientras se movía incómodamente.
"¡Eso no es divertido!" Él se quejó.
Fue un fracaso.
Al día siguiente serví la cena de esa manera y él se llevó el plato a su habitación. Luché para que se quedara pero no lo hizo.
El día después de ese me acosté en su cama, con las piernas estiradas y la concha expuesta, esperando que volviera a casa. Casi cayó de rodillas cuando me vio. "¡Tenés que detener esto!" El rogó.
"¿Pero por qué?" Exclamé. "Fue lo mejor que me has hecho jamás".
Su poronga se elevó bajo sus pantalones y no se molestó en ocultarlo. "Cariño, siento lo mismo". Cerró los ojos. "Dios, sí. Pero soy tu padre, y el incesto está mal en muchos niveles".
Me deslicé hasta el final de la cama. "¿Crees que no lo sé?" Yo dije. "Pero como te manifesté esa noche, no me arrepiento".
"Yo tampoco, pero..." Soltó bruscamente, mientras yo le desabrochaba los pantalones y le quitaba la hebilla.
"¿Pero que?" Dije mientras sacaba su chota fuera de la bragueta. Se sobresaltó cuando mi mano agarró la pesada vara y la sacó hacia la libertad.
Tragó saliva. "¿Y si te dejo embarazada?" Él dijo.
"Simplemente conseguimos condones". Dije mientras comenzaba a acariciar lentamente su eje, admirando el prepucio retrocediendo y recuperando su cabeza una y otra vez.
"Pero odio los condones". Él gimió.
Lamí el líquido preseminal que rezumaba de la punta de su glande y él se estremeció: "Odio los condones". Él gimió.
"Simplemente nos retiramos". Dije, dando otra lamida.
"No puedo." Él gimió.
"¿Por qué no?" Pregunté antes de engullir su cabeza por completo. Sus rodillas casi se doblan mientras gemía fuertemente mientras él pasaba sus dedos por mi cabello.
"Porque si estoy en esa vulva tuya me correré dentro de ella". Él admitió. "No me retiro."
"Quiero que te corras dentro de mí, papá". Dije antes de tragarme la cabeza y unos centímetros.
"Bebé, papá tiene tantas ganas de hacerlo". Él gimió cuando llegué a la mitad de su miembro. "Pero tuvimos suerte de que no te pasara nada la última vez".
Continué chupando lo más que pude y le bajé los pantalones. Se quitó los zapatos y salió de ellos inclinándose. Sus dedos encontraron mi vagina goteante y empujaron dos dedos hacia adentro. Gemí alrededor de su verga.
"Tan jodidamente mojada." Exclamó con los ojos cerrados.
"Te quiere, papá". Gemí.
"Lo sé, cariño". Dijo mientras hundía otro dedo y profundizaba más.
Cuando sus dedos se retiraron de mí, me levanté, me di la vuelta y me arrodillé en la cama. Extendí los labios de mi vulva con mis dedos, su cabeza en perfecto nivel con mi coño cuando casi se tocaba. Todo lo que papá necesitaba para entregarse era seguir adelante.
"Oh Dios." Gimió mientras su glande revoloteaba arriba y abajo por mi raja. Los jugos se vertieron por toda la cabeza y la lubricaron perfectamente. "¿Cuándo fue la última vez que tuviste tu periodo?" Preguntó.
"¿Hace casi dos semanas?" Yo dije. "¿Por qué?"
"Mierda." Él gimió. Su respiración era pesada por el conflicto. Empujé hacia atrás y hundí su cabeza un poco más dentro de mí. "Es arriesgado en este momento".
"Tal vez deberíamos parar." Dije, la decepción llenando mi voz.
Agarró ambos lados de mis caderas, "¡A la mierda!" Gruñó mientras se sumergía en mí. Casi grito cuando una ola gigante se estrelló dentro de mí. Mis piernas temblaron cuando cada centímetro de su pija estiraba mi concha.
Su poronga entrando en mí no se parecía en nada a la última vez. Casi me corro de inmediato.
Sin un segundo para descansar, comenzó a mover sus caderas. Gimo implacablemente mientras su verga se retrae y se hunde en mí una y otra vez.
"¡Joder bebé!" El grito. "¡Me encanta tu concha!"
"¡Bien papá!" Gemí. "¡Me encanta tu pene!"
"¿¡Sí!?" Agarró mi muñeca y tiró de ella hacia atrás para hacer palanca y perforarme más fuerte. "¿¡De quién es esta conchita!?"
[b]"¡Tuya, papá!" [/b] Yo grité. Mi cuerpo apenas podía soportar el placer de su pija en ese momento. "¡Mi conchita es tuya!"
"¡Eso es cierto bebe!" Echó mi cabeza hacia atrás y cerró mis labios con los suyos. Me amoldé a él mientras su otra mano tomaba mi pecho y apretaba mi pezón.
"¡Te amo papá!" Gemí.
"¡Yo también te quiero, cariño!" Dijo mientras me acercaba para darme otro beso. "¿Bebé?" Dijo en mi oído.
"¿Sí?" yo gemí
"Necesito correrme pronto". Él gimió.
Me volví hacia él: "¿Estás seguro de que no quieres retirarte? Lo tragaré o lo llevaré a cualquier parte por ti".
Se retiró de mí y me guió hacia la cama y hacia mi espalda. No hubo tiempo para una pausa ya que él ya estaba entre mis piernas empujando su verga hasta la mitad hacia mí, haciendo que mi cabeza se estirara con un gemido. "Te lo dije cariño, si me metía dentro tuyo no iba a salir".
"Como dijiste qué, podría quedar embarazada". Gemí mientras colocaba mis pies detrás de sus rodillas y acariciaba sus costados con mis dedos, invitándolo.
"¡No me importa!" Él afirmó. "¡Estoy llenando tu concha con cada gota que tengo!"
"¡Quiero eso papi!" Gemí más fuerte cuando él se hizo notablemente más rápido.
"¿¡Si!? ¿¡Queres el semen de tu propio padre dentro de vos!?" Preguntó con una sonrisa tortuosa.
"¡Sí, papá! ¡Lo hago!" Casi chillé.
"¿Qué diría la gente?[/b] Dijo, sus ojos parpadeando hasta cerrarse. Estaba en cualquier momento por acabar.
"¡No me importa, papá!" Grité a punto de romperme. "¡Correte dentro de mí, papá! ¡Llename con mis propios hermanos y hermanas! ¡Quiero a tus bebés DENTRO DE MÍ!"
Fue como la compuerta de un maldito estallido. Lo que parecía un líquido hirviendo explotó en mi cuello uterino a quemarropa mientras él gruñía con un rugido animal después de golpearme profundamente con las bolas.
Grité cuando mi vagina se agarró y se contrajo fuera de mi control alrededor de su pija, el líquido brotó a su alrededor y empapó la cama. Sentí que mi cuello uterino aspiraba su aparentemente interminable flujo de semen.
Mi papá cerró mi cabeza con su mano y devoró mis labios. Mis piernas se envolvieron alrededor de su espalda baja y mis brazos alrededor de su parte superior, atrayéndolo más profundamente hacia mí.
Nos quedamos así durante mucho tiempo. Envueltos el uno en el otro con él todavía enterrado entre mis piernas y su poronga manteniendo mi concha tapada y besándonos.
"Papá." Murmuré contra sus labios.
"¿Qué cariño?" Preguntó antes de continuar.
Me separé lo suficiente otra vez, "¿Cuándo vas a salir de mí?"
Mmmmm y sonrió. Puso su palma sobre mi estómago, las llevó a mis tetas "Cuando se pegue".
Me reí. "Ya veo, cambiaste de opinión"
"Lo hice." Él sonrió.
"¿Y qué pasa si no lo hacen?"
"Bueno", acarició mi cabello y su pija tenía un débil pulso dentro de mí. Estaba besando mi cuello hasta mi oreja mientras su verga lentamente comenzaba a inflarse con vida nuevamente. "Tendremos que seguir intentándolo".
"Tantas veces como sea necesario, papá". Yo dije. "Te amo."
Me miró fijamente a los ojos, "Yo también te amo".
Y así comenzó el adiestramiento, para convertir a mi hermana en una golfa, que más tarde por supuesto yo exploté y maximicé, como ustedes ya saben.
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