Bajé del avión en Asunción pensando en él, en mi dulce paraguayito que esa noche, como en mis viajes anteriores, me iba a dar la dulzura de sus besos, la sensualidad de todo su cuerpo, y que me iba a llevar al cielo con su cola perfecta, tibia y suave.
Iba a estar 5 noches en Asunción, en ese tranquilo hotel del centro, frente a la plaza, y ya imaginaba que cada noche sería mío. Saldría de la Universidad a las 5 de la tarde y se vendría corriendo al hotel donde cenaríamos la dulce miel de su cuerpo perfecto. Una pena que no se quedara a dormir, pero sus padres no se imaginaban siquiera que su hijo, tan estudioso y bueno, era "un chico sensible" y él no quería que sospecharan nada, y razones tenía ya que era una familia muy religiosa.
Apenas me senté en el taxi, le escribí, me respondió en el acto, confirmamos.
-Matu, cuando llegue al hotel te paso el número de habitación, así no preguntás en la conserjería, que te da vergüencita, si?
-Ay, si por favor, no sé, sé que es una boludez, pero mejor subo directo-
-Te llevo lo que hablamos-
-¿En serio?-
-Si nene, lo prometido es deuda-
En realidad lo prometido aún no lo había comprado. Le dije al taxista que me llevara a un shopping de Villa Morra y me esperara. Fui al local de lencería femenina más lindo. Respiré hondo, es una boludez, la vendedora ni se iba a imaginar que lo que compraba iba a ser el regalo para un putito, pero yo lo sabía y mi moral antediluviana me hacía sonrojar. Entré. Por suerte había muchas cosas en exposición y puede elegir casi solo. Quiero esto y esto. ¿talle?, ahhh, ¡qué problema!, no podía decirle a la mina "Matu es más culoncito que vos pero de cintura más chiquita". Y bue "intermedio", "¿le doy un C?", "si si, está bien". Total con las nalgas de Matu, nada podía quedarle mal.
Pagué y salí rajando, no fuera que me vieran, ¿pero quién?, estaba a más de 2 horas de vuelo de Aeroparque, no me conocía nadie.
Llegué al hotel, le avisé a Matu el nro. de cuarto y me fui a hacer mis cosas. Volví a las 4 y media, una ducha rápida, un poco del Kenzo que había comprado en el duty free, mi mejor bóxer y a esperar a mi putito. Por supuesto, el regalito sobre la cama, ya sacado de su bolsa.
Tres golpes en la puerta, corrí a abrirle y ahí estaba mi putito de carita morena y sonrisa de nena. Apenas le di tiempo para dejar su mochila en el piso cuando lo abracé y nuestras bocas se fundieron en un beso largo y sentido. Mi pija ya abultaba contra su pitulín, ya de por sí chico y además apretado por su jean. Mis manos bajaron a su cola, sobé, apreté, mientras nuestras bocas se devoraban. Metí mis manos como puede y busqué sus nalgas, el contacto de su piel le hizo dar un respingo a mi pija, busqué su vulvita.
-Ay no amor, estoy transpirado, ya sabés- Si, sabía, pero la calentura me ganaba. Luego de todo un día y de 45 minutos arriba de un bondi lleno y con el calor de Asunción para llegar a mi hotel, no podía entregarse a su macho todo transpirado.
-Bueno está bien-, le dije acomodándome la pija en el bóxer. -pero antes de meterte a la ducha, mirá lo que te traje-
Sobre la cama vio la tanga rosa con encaje, las medias, el corpiñito, el baby doll.
-Te amo, Luuuuuuuuuuu-, las tomó y salió corriendo al baño. Me quité el bóxer y me acosté en el centro de la cama King, de sábanas blancas y frescas. Escuchaba la ducha correr y me masturbaba despacito. Sobrevino un silencio que me pareció eterno. Entre vapores vi salir a Matu del baño envuelto en un toallón atado sobre sus pechos. Me miró sensual, se paró de costado a un metro de la cama, y sin dejar de mirame fijo se desató el toallón y lo fue dejando caer. Ahhh, qué cosa bella, su cuerpo moreno y voluptuoso, sus nalgas increíbles adornadas por la tanga. Se subió a la cama en 4 patas y vino como la gata que es a mi encuentro, apenas un pico y su boca se zambulló en mi verga, sus labios besaron mi glande, bajaron por el tronco, su garganta tragó mis 18 cm y se quedó largo rato pasando su lengua por la raíz de mi pija, ella sabe que eso me pone loco.
-Dame tu concha putaaaaaaaa-
Me acosté, acomodó sus piernas al costado de mi cuerpo, se puso un poco de saliva, se corrió el hilo de la tanga y mirándome con lujuria se comenzó a sentar despacito. Dolía, estaba cerrado, ni me había dado oportunidad a que lo dilatara con mi lengua. Subiendo y bajando de a poco terminó sentado en mi pubis.
-Estoy cerradito amor, hace mucho que no venís, la conchi de tu putito sólo quiere tu pija, si no venís se cierra- de a poco la gata iba dejando lugar a la nena dulce que cuando se entregaba a su hombre se evadía del mundo, de ese mundo que la castraba, la obligaba a ser nene, a tener esas novias que no le duraban para sólo aparentar. Los ojos hablaban, los cuerpos hablaban Matu y yo éramos uno.
Su leche llegó primero, abundantísima como siempre sobre mi pecho, la mía llegó después entre gritos de los dos, extenuado cayó sobre mi, mi pija se salió de su culo, mi leche se escurrió de su esfínter abierto a mi pubis
-Ay que enchastre amor, la ropita nueva, perdón!!-, nuestros pechos pegoteados de su semen, su bombacha nueva empapada, hasta el corpiño con leche!
De la mano nos fuimos a la ducha, nos duchamos entre besos, entre juegos. Bromeando tiré el jabón al piso, me agaché a levantarlo y me quedé así. Matu me tomó de las caderas y me apoyó su pija dormida en la raya.
-Esto quiere mi Lu?, que no se haga ilusiones, de mí nunca lo va a conseguir-, nos reímos, me incorporé, lo abracé y comencé a besarlo. Se tomó de mi cuello y me rodeó con sus piernas. Así mojados lo llevé a la cama, lo apoyé en el borde y se la mandé a guardar de una.
-Ay, mi virginidad se va-, nos cagamos tanto de risa que se la tuve que sacar, nos revolcamos, le mordí los pezones, le dí nalgadas, me chupó todo lo chupable (sí, el culo también) y terminó boca abajo con mi cuerpo sobre él y mi pija entrando y saliendo de su conchi y mi polvo largo anidando en su recto.
Pedimos algo de comer y luego me dio la mala nueva.
-Amor, hoy murió mi tío y mañana nos vamos con toda la familia a Juan Caballero para estar con mi tía y la familia, vuelvo la semana que viene. Perdoname, me muero por estar con vos pero no puedo. Igual seguro algún putito que me reemplace vas a conseguir-
-¿Y si no quiero otro putito?- Su carita se iluminó.
-Sos un macho y entiendo Lu, sólo te pido que te cuides-
Esa noche otros dos polvos anidaron en su culito moreno y suave. Nos despedimos casi llorando.
Pasó otro día, llegó otra noche, en bolas en la cama me hice una paja, me dormí.
Pasó otro día, llegó otra noche, en bolas en la cama me hice dos pajas mirando porno gay en el celu, me dormí.
Ya no aguantaba más. Buscaba otro putito en Internet y me lo cogía? Nunca me gustó el sexo express y además quería respetar a Matu.
Algo tenía que hacer. Recordé mis inicios con, por supuesto, mi primito. Con él era versátil riguroso, él no se dejaba si yo no le daba el culo y yo no me dejaba si él no me daba el culo. Recordé cuando corté con él, cuando andaba por los 16. Claro, corté, pero la verdad, en cada paja adolescente pensaba en él y a pesar que yo siempre me decía "cuando me cogen no siento nada", mientras en el baño de casa meneaba mi palito, mi culito me reclamaba pija. Entonces mis dedos, uno, dos, iban a mi culo mientras me pajeaba pensando en mi primo, añorando su culito hermoso y desando tener adentro mío su pija dura cogiéndome!!
Claro, de adulto seguí negando mi culito, me fui olvidando y me hice activo, pero de eso no te olvidás. Estaba solo y recaliente, a 2 horas de vuelo de Aeroparque, de mi casa, de mi familia. Con la calentura que tenía, mi esfínter me comenzó a cosquillear como en mi adolescencia.
¿Buscaba alguien que me cogiera?, ni en pedo!!!
Pero algo tenía que hacer.
¿Dedos en mi culo mientras me pajeo?, no, incómodo!
¿Qué me meto? ¿cepillo de dientes?, naaa, muy chico. ¿desodorante?, nooo!!!, demasiado grande, y además frio y duro.
Miré alrededor, sobre la mesa del cuarto la vi. En la frutera, una banana mediana, bastante verde ¿por qué no?
La lavé, busqué crema enjuague del hotel y me metí el dedo con crema en mi ojete que hacía como 10 años que no recibía ni verga ni dedos ni nada. Le puse crema a la banana, me acosté boca arriba y levanté mis piernas, la apoyé en mi entrada. Mi pija estaba apenas parada, mi cola mandaba, todo mi ser estaba concentrado en esa cosita fría que estaba apoyada en mi esfínter caliente. El ángel de los prejuicios tocó mi conciencia, -no, vos no sos puto, dejate de joder, tirá eso a la mierda-, no lo dejé seguir, cerré los ojos, respiré hondo y me clavé la punta de la banana en el culito, dolió, pero menos de lo que esperaba, volví a cerrar los ojos y le di otro empujón, ayy, dolió bastante, pero más de media banana ya estaba dentro de mi culo. Me quedé quieto, traté de relajarme, respiré una, dos tres veces, comencé a sentirme cómodo. Empecé un mete y saca despacito, no era dura como un consolador, era amable con mi culito, como una pija de verdad, se sentía rico, mi verga solita se había puesto dura. Empecé a pajearme despacito, mmmm, qué deliciosa sensación en todo mi culito, en mi perineo, en la base de mi pija! Dejé descansar a mi mano derecha, sentía tan rico por mi culito que ni quería tocarme, sólo seguí poniendo y sacando la banana de mi culo. Cerré los ojos y volví a la adolescencia, a la cama de mis viejos, mi mejilla contra las sábanas y el peso de mi primo sobre mi espalda, su pija entrando y saliendo de mi culito. Volví a ese escondrijo que armamos entre los tamariscos en Mar de X, mi pija llena de arena, mi pecho, mi cara llenos de arena, pero mi culito feliz sintiendo la poronga adolescente e incansable de mi primo.
Mi verga rezumaba preseminal a lo loco, levanté aún más las piernas y con las dos manos comencé a meter y sacar más fuerte esa banana de mi culo, espero que no hayan escuchado mis gemidos en el cuarto de al lado, pero ni cogiendo a Matu gemía tanto como ahora. Mi leche saltó por el aire, como si yo fuera el más trolo de los pasivos, saqué mis manos y mi amiga fue saliendo sola de mi culito. Me levanté a limpiarme, al caminar sentía mi agujero mojado y abierto, ¿raro?, si. ¿rico?, también. Me senté en el bidet, abrí el chorro y me metí un dedo, ¡wow!, había quedado re abierto. ¡Qué puto que soy!, me dije.
Esa noche dormí relajado y feliz. A falta de mi Matu, mi nueva amiga me hacía compañía.
Esa mañana me levanté sonriendo por la rara sensación que persistía en mi culito. Me fui a laburar. Cuando volví, por suerte, la frutera había sido renovada y vi una nueva amiga para acompañarme esa noche. Le di un besito y comencé a desnudarme.
Iba a estar 5 noches en Asunción, en ese tranquilo hotel del centro, frente a la plaza, y ya imaginaba que cada noche sería mío. Saldría de la Universidad a las 5 de la tarde y se vendría corriendo al hotel donde cenaríamos la dulce miel de su cuerpo perfecto. Una pena que no se quedara a dormir, pero sus padres no se imaginaban siquiera que su hijo, tan estudioso y bueno, era "un chico sensible" y él no quería que sospecharan nada, y razones tenía ya que era una familia muy religiosa.
Apenas me senté en el taxi, le escribí, me respondió en el acto, confirmamos.
-Matu, cuando llegue al hotel te paso el número de habitación, así no preguntás en la conserjería, que te da vergüencita, si?
-Ay, si por favor, no sé, sé que es una boludez, pero mejor subo directo-
-Te llevo lo que hablamos-
-¿En serio?-
-Si nene, lo prometido es deuda-
En realidad lo prometido aún no lo había comprado. Le dije al taxista que me llevara a un shopping de Villa Morra y me esperara. Fui al local de lencería femenina más lindo. Respiré hondo, es una boludez, la vendedora ni se iba a imaginar que lo que compraba iba a ser el regalo para un putito, pero yo lo sabía y mi moral antediluviana me hacía sonrojar. Entré. Por suerte había muchas cosas en exposición y puede elegir casi solo. Quiero esto y esto. ¿talle?, ahhh, ¡qué problema!, no podía decirle a la mina "Matu es más culoncito que vos pero de cintura más chiquita". Y bue "intermedio", "¿le doy un C?", "si si, está bien". Total con las nalgas de Matu, nada podía quedarle mal.
Pagué y salí rajando, no fuera que me vieran, ¿pero quién?, estaba a más de 2 horas de vuelo de Aeroparque, no me conocía nadie.
Llegué al hotel, le avisé a Matu el nro. de cuarto y me fui a hacer mis cosas. Volví a las 4 y media, una ducha rápida, un poco del Kenzo que había comprado en el duty free, mi mejor bóxer y a esperar a mi putito. Por supuesto, el regalito sobre la cama, ya sacado de su bolsa.
Tres golpes en la puerta, corrí a abrirle y ahí estaba mi putito de carita morena y sonrisa de nena. Apenas le di tiempo para dejar su mochila en el piso cuando lo abracé y nuestras bocas se fundieron en un beso largo y sentido. Mi pija ya abultaba contra su pitulín, ya de por sí chico y además apretado por su jean. Mis manos bajaron a su cola, sobé, apreté, mientras nuestras bocas se devoraban. Metí mis manos como puede y busqué sus nalgas, el contacto de su piel le hizo dar un respingo a mi pija, busqué su vulvita.
-Ay no amor, estoy transpirado, ya sabés- Si, sabía, pero la calentura me ganaba. Luego de todo un día y de 45 minutos arriba de un bondi lleno y con el calor de Asunción para llegar a mi hotel, no podía entregarse a su macho todo transpirado.
-Bueno está bien-, le dije acomodándome la pija en el bóxer. -pero antes de meterte a la ducha, mirá lo que te traje-
Sobre la cama vio la tanga rosa con encaje, las medias, el corpiñito, el baby doll.
-Te amo, Luuuuuuuuuuu-, las tomó y salió corriendo al baño. Me quité el bóxer y me acosté en el centro de la cama King, de sábanas blancas y frescas. Escuchaba la ducha correr y me masturbaba despacito. Sobrevino un silencio que me pareció eterno. Entre vapores vi salir a Matu del baño envuelto en un toallón atado sobre sus pechos. Me miró sensual, se paró de costado a un metro de la cama, y sin dejar de mirame fijo se desató el toallón y lo fue dejando caer. Ahhh, qué cosa bella, su cuerpo moreno y voluptuoso, sus nalgas increíbles adornadas por la tanga. Se subió a la cama en 4 patas y vino como la gata que es a mi encuentro, apenas un pico y su boca se zambulló en mi verga, sus labios besaron mi glande, bajaron por el tronco, su garganta tragó mis 18 cm y se quedó largo rato pasando su lengua por la raíz de mi pija, ella sabe que eso me pone loco.
-Dame tu concha putaaaaaaaa-
Me acosté, acomodó sus piernas al costado de mi cuerpo, se puso un poco de saliva, se corrió el hilo de la tanga y mirándome con lujuria se comenzó a sentar despacito. Dolía, estaba cerrado, ni me había dado oportunidad a que lo dilatara con mi lengua. Subiendo y bajando de a poco terminó sentado en mi pubis.
-Estoy cerradito amor, hace mucho que no venís, la conchi de tu putito sólo quiere tu pija, si no venís se cierra- de a poco la gata iba dejando lugar a la nena dulce que cuando se entregaba a su hombre se evadía del mundo, de ese mundo que la castraba, la obligaba a ser nene, a tener esas novias que no le duraban para sólo aparentar. Los ojos hablaban, los cuerpos hablaban Matu y yo éramos uno.
Su leche llegó primero, abundantísima como siempre sobre mi pecho, la mía llegó después entre gritos de los dos, extenuado cayó sobre mi, mi pija se salió de su culo, mi leche se escurrió de su esfínter abierto a mi pubis
-Ay que enchastre amor, la ropita nueva, perdón!!-, nuestros pechos pegoteados de su semen, su bombacha nueva empapada, hasta el corpiño con leche!
De la mano nos fuimos a la ducha, nos duchamos entre besos, entre juegos. Bromeando tiré el jabón al piso, me agaché a levantarlo y me quedé así. Matu me tomó de las caderas y me apoyó su pija dormida en la raya.
-Esto quiere mi Lu?, que no se haga ilusiones, de mí nunca lo va a conseguir-, nos reímos, me incorporé, lo abracé y comencé a besarlo. Se tomó de mi cuello y me rodeó con sus piernas. Así mojados lo llevé a la cama, lo apoyé en el borde y se la mandé a guardar de una.
-Ay, mi virginidad se va-, nos cagamos tanto de risa que se la tuve que sacar, nos revolcamos, le mordí los pezones, le dí nalgadas, me chupó todo lo chupable (sí, el culo también) y terminó boca abajo con mi cuerpo sobre él y mi pija entrando y saliendo de su conchi y mi polvo largo anidando en su recto.
Pedimos algo de comer y luego me dio la mala nueva.
-Amor, hoy murió mi tío y mañana nos vamos con toda la familia a Juan Caballero para estar con mi tía y la familia, vuelvo la semana que viene. Perdoname, me muero por estar con vos pero no puedo. Igual seguro algún putito que me reemplace vas a conseguir-
-¿Y si no quiero otro putito?- Su carita se iluminó.
-Sos un macho y entiendo Lu, sólo te pido que te cuides-
Esa noche otros dos polvos anidaron en su culito moreno y suave. Nos despedimos casi llorando.
Pasó otro día, llegó otra noche, en bolas en la cama me hice una paja, me dormí.
Pasó otro día, llegó otra noche, en bolas en la cama me hice dos pajas mirando porno gay en el celu, me dormí.
Ya no aguantaba más. Buscaba otro putito en Internet y me lo cogía? Nunca me gustó el sexo express y además quería respetar a Matu.
Algo tenía que hacer. Recordé mis inicios con, por supuesto, mi primito. Con él era versátil riguroso, él no se dejaba si yo no le daba el culo y yo no me dejaba si él no me daba el culo. Recordé cuando corté con él, cuando andaba por los 16. Claro, corté, pero la verdad, en cada paja adolescente pensaba en él y a pesar que yo siempre me decía "cuando me cogen no siento nada", mientras en el baño de casa meneaba mi palito, mi culito me reclamaba pija. Entonces mis dedos, uno, dos, iban a mi culo mientras me pajeaba pensando en mi primo, añorando su culito hermoso y desando tener adentro mío su pija dura cogiéndome!!
Claro, de adulto seguí negando mi culito, me fui olvidando y me hice activo, pero de eso no te olvidás. Estaba solo y recaliente, a 2 horas de vuelo de Aeroparque, de mi casa, de mi familia. Con la calentura que tenía, mi esfínter me comenzó a cosquillear como en mi adolescencia.
¿Buscaba alguien que me cogiera?, ni en pedo!!!
Pero algo tenía que hacer.
¿Dedos en mi culo mientras me pajeo?, no, incómodo!
¿Qué me meto? ¿cepillo de dientes?, naaa, muy chico. ¿desodorante?, nooo!!!, demasiado grande, y además frio y duro.
Miré alrededor, sobre la mesa del cuarto la vi. En la frutera, una banana mediana, bastante verde ¿por qué no?
La lavé, busqué crema enjuague del hotel y me metí el dedo con crema en mi ojete que hacía como 10 años que no recibía ni verga ni dedos ni nada. Le puse crema a la banana, me acosté boca arriba y levanté mis piernas, la apoyé en mi entrada. Mi pija estaba apenas parada, mi cola mandaba, todo mi ser estaba concentrado en esa cosita fría que estaba apoyada en mi esfínter caliente. El ángel de los prejuicios tocó mi conciencia, -no, vos no sos puto, dejate de joder, tirá eso a la mierda-, no lo dejé seguir, cerré los ojos, respiré hondo y me clavé la punta de la banana en el culito, dolió, pero menos de lo que esperaba, volví a cerrar los ojos y le di otro empujón, ayy, dolió bastante, pero más de media banana ya estaba dentro de mi culo. Me quedé quieto, traté de relajarme, respiré una, dos tres veces, comencé a sentirme cómodo. Empecé un mete y saca despacito, no era dura como un consolador, era amable con mi culito, como una pija de verdad, se sentía rico, mi verga solita se había puesto dura. Empecé a pajearme despacito, mmmm, qué deliciosa sensación en todo mi culito, en mi perineo, en la base de mi pija! Dejé descansar a mi mano derecha, sentía tan rico por mi culito que ni quería tocarme, sólo seguí poniendo y sacando la banana de mi culo. Cerré los ojos y volví a la adolescencia, a la cama de mis viejos, mi mejilla contra las sábanas y el peso de mi primo sobre mi espalda, su pija entrando y saliendo de mi culito. Volví a ese escondrijo que armamos entre los tamariscos en Mar de X, mi pija llena de arena, mi pecho, mi cara llenos de arena, pero mi culito feliz sintiendo la poronga adolescente e incansable de mi primo.
Mi verga rezumaba preseminal a lo loco, levanté aún más las piernas y con las dos manos comencé a meter y sacar más fuerte esa banana de mi culo, espero que no hayan escuchado mis gemidos en el cuarto de al lado, pero ni cogiendo a Matu gemía tanto como ahora. Mi leche saltó por el aire, como si yo fuera el más trolo de los pasivos, saqué mis manos y mi amiga fue saliendo sola de mi culito. Me levanté a limpiarme, al caminar sentía mi agujero mojado y abierto, ¿raro?, si. ¿rico?, también. Me senté en el bidet, abrí el chorro y me metí un dedo, ¡wow!, había quedado re abierto. ¡Qué puto que soy!, me dije.
Esa noche dormí relajado y feliz. A falta de mi Matu, mi nueva amiga me hacía compañía.
Esa mañana me levanté sonriendo por la rara sensación que persistía en mi culito. Me fui a laburar. Cuando volví, por suerte, la frutera había sido renovada y vi una nueva amiga para acompañarme esa noche. Le di un besito y comencé a desnudarme.
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