-Que significa esto?
-Que cosa?
-Tu sabes que cosa…esto. Porque me hiciste esto?
-Jaja…linda, yo nunca te hice hacer nada que no quisieras.
-No! Eso no es verdad. Tu me obligas hacer todo. Yo estoy casada, soy una madre y…
-No parecías casada o una madre cuando estabas bailando jaja.
Teresa no sabía que responder.
-Además linda no me vengas a hablar a mi con eso tono. No soy uno de tus niños y tampoco el pendejo de tu marido así que si quieres decirme algo, lo harás en un modo que me guste. Entiendes?
-S…si, entiendo… Puedes decirme por favor porque me llevaste aquí y porque me hiciste bai…porque bailé para esos hombres?
-Mmm, si, así me gusta mas. Toma.
Marcelo le entrega en su mano un billete de 100.
-Un regalo de mi parte, fuiste muy buena primero.
Ella no quería admitirlo pero le gustó recibir la aprobación de Marcelo.
-Oh me viste? Creía que estabas entretenido con la rubia esa.
Marcelo hace una pequeña sonrisa ya que la celosía de Teresa salió claramente a la luz.
-No te preocupes, no me olvidé de tu sorpresa, te la daré cuando regresemos. De todos modos cuando te lo diga tendrás que venir en este lugar por ti misma, yo te esperaré aquí.
-Que?
-No se cuando pero uno de estos días te llamaré al celular con algunos días de anticipación para que vengas aquí a una cierta hora. No me importa con quien estés o que estés haciendo.
-Pero…pero yo… esto no puedo hacerlo… otra vez, si alguien…
-No hay peros. Harás como te digo sin protestar o prefieres que me enoje.
-…No…Esta bien.
Después los dos subieron al auto y Marcelo se puso a manejar mientras Teresa no decía nada. Pensaba a lo que había aceptado hacer y a todo lo que significaría para ella y su vida.
El auto se detuvo y la distraída mujer recién se dio cuenta que estaban frente a su casa.
-Estas lista?
-Lista? Para que?
-Para tu sorpresa.
Marcelo le pone en su mano una botellita de lubricante y la mujer tarda unos segundos en entender. Sus ojos se abrieron aún más cuando realizó lo que estaba para pasar.
-No queras…enserio?
-Tienes problemas con eso linda?
-No, digo si, no se…Yo…Yo nunca intenté y además eso es demasiado vulgar, sucio y…
-Excitante?
-No. No es así. Por favor no me pidas eso, además si comenzamos ahora no lograré recoger a mi hijo y, y…
-Sabes que no me importa un carajo de tus hijos.
-No digas así. Es que yo también no estoy preparada y si pones esa cosa adentro me vas a matar…
-Ok, ok, si no quieres no quieres, tu eres la que pierde.
-Uff…gracias.
-De todos modos yo creía que querías tu sorpresa…bueno, si tu no la quieres la doy a alguien más.
-Que? A que te refieres?
-No te hagas a la tonta. Yo no pienso esperar a que te vengan ganas de divertirte. Yo tengo ganas y tu no, así que iré a visitar a alguien que tiene ganas.
-Que? Quien?
-Pienso que ya lo sabes.
-No, no lo sé…quien?
-Jaja…Quieres escucharlo verdad? Bueno, la rubia de primero parecía muy divertida, estoy segura que ella no le van a faltar las ganas.
-Ofelia?
-Si, ella. Porque? Estas celosa?
-Que? No, yo nunca…estas loco, as lo que quieras.
-Muy bien, nos vemos linda.
Después de saludar Marcelo hace para salir del auto pero Teresa lo agarra de su brazo impidiéndole que salga.
-Espera!
-…
Marcelo la mira fingiendo no saber porque lo había parado. La madre de Pedro había actuado de puro impulso; no quería que el bully se alejara de ella, sobretodo si quería reemplazarla con otra. Ella sabía que había perdido.
-Yo…tu…que sea una cosa rápida ok? No quiero estar tarde para recoger a Jonás.
Marcelo había ganado, Teresa había perdido o almenos una parte de ella. Cada vez perdía parte de sí misma, de lo que era, de su moral, de su familia y de una cierta manera lo sabía pero lo mismo seguía adelante en un camino que no tenía idea cuánto lejos la llevaría.
Mientras ella giraba la llave en la cerradura de su puerta mil pensamientos pasaban por su cabeza. Talvez podía decirle que no, cambiar idea, dejarlo que se vaya con la otra, talvez eso la alejaría de ella una vez por todas. Pero no podía aceptarlo, no quería. Algo dentro de ella le impulsaba a seguir complaciendo los deseos del bully de su hijo.
CLACK
La puerta se abrió. Pensaba como se sintió cuando estaba viendo Ofelia mamarle la verga y nunca más quería probar nuevamente esa sensación. Se dio cuenta de estar en su misma casa para hacer lo indecible con ese bastardo pero entonces porque su corazón no paraba de latir tan fuerte? Porque su ropa interior comenzaba a mojarse?
-Emm…Quieres que te ofrezca algo? Una bebida…algo?
Teresa no sabía como comportarse, estaba nerviosa y ansiosa aunque si no era la primera vez que pasaba, algo parecía haber cambiado. Marcelo sin decir nada le pone una mano bajo su falda y con los dedos se hace espacio asta su vagina mojada.
-Aaajj
Es el único ruido que logra hacer Teresa mientras el bully de su hijo la masturbaba con extrema habilidad. Sus piernas comenzaron a temblar sintiendo el placer que estuvo esperando por casi toda la mañana pero justo cuando su orgasmo estaba para llegar Marcelo sacó su mano y se la llevó a la boca chapado sus dos dedos.
-Mmm…me gusta tu sabor linda.
Ella estaba sorprendida por tal gesto, llena de deseo por el casi orgasmo y lista para cualquier cosa el chico propusiera. Marcelo no interrumpió el contacto visivo ni un segundo y llevó sus dedos a la boca de la mamá de Pedro apoyándolos sobre sus labios rojos.
-Te gusta tu sabor?
-…
Teresa no responde y comienza a chupar los dedos de Marcelo como si fueran chupetes, poniendo una cara de puta como nunca primero.
Los dos subieron las escaleras sacándose la ropa y dejándola botada por todas partes mientras se besaban. Caminaron por el pasillo para ir a la cámara matrimonial pero en el medio de la calentura el pie de Teresa se choca con una puerta abierta. Los dos se detienen por un momento y Marcelo la sujeta para que no se caiga lo que dirige su atención al cuarto que estaba delante de el. Era el curto de Pedro; se podía notar por el obvio contenido que era la de un típico chico de su edad. Teresa se da cuenta de eso y sin que el diga nada ya entendió lo que quería. Una ola de morbo y lujuria la llenó en ese momento. El solo pensamiento de eso la encendió como un volcán de placer pero junto a eso también el miedo de sí misma. Se mordió el labio de abajo para resistir a la tentación y agarró la mano del bully y la llevó a su seno mientras caminaba hacia atrás haciéndose seguir por él al cuarto matrimonial.
Alejó ese pensamiento de su cabeza lo más rápido que podía consolada por el echo que el primero en tener ese pensamiento fue el bully. “Es él que me metió esos pensamientos sucios en la cabeza, si no era por el…” Teresa no logró terminar su razonamiento porque Marcelo con una patada abrió la puerta que estaba cerrada. Marcelo terminó de sacarle toda su ropa y se quedó totalmente desnuda y ardiente de deseo.
Él podía ver como Teresa respiraba afanada, como lo miraba, y orgulloso de que la madre de Pedro lo deseara tanto. No tardó en caer junto con ella en la cama abrazados, besándose, con las piernas de ella que lo apretaban a sí misma mientras su verga erecta estaba apoyada sobre su vientre cubriéndose más allá de su ombligo.
El beso continuaba y Teresa ya no podía aguantar más. Sus caderas se movían tratando de frotar su conchita mojada con el miembro del bully. Marcelo sabía que no había momento mejor que ese para lo que quería.
PLACK
El sonido de la botellita que se abrió llamó la atención de la mujer que ya estaba lista para recibir verga. La madre de Pedro todavía dudaba si quería seguir adelante pero de lo que estaba cierta era que no quería que Marcelo se fuera.
El bully la giró boca abajo teniendo delante de él la vista del precioso trasero que estaba para penetrar. Era un espectáculo magnífico que el chico se lanzó a comerlo como fuera un manjar.
Con una mano apretaba una nalga y con la otra se masturbaba su gran miembro.
-Mmm…
Nuevamente los gemidos de Teresa comenzaron a salir. Estaba experimentado algo diferente a cuando Marcelo le comió su vagina; esta vez era su culo que recibía la atención del chico. Le gustaba como la hacía sentir, algo nuevo, algo prohibido.
Lentamente en la mente de Teresa se comenzaba a formar la idea que talvez no sería tan mal como imaginaba.
Después de poco la mamá de Pedro estaba nuevamente prendida de lujuria y casi no se dio cuenta cuando Marcelo comenzó hacer caer el lubrificante sobre ella. Lo estaba haciendo mientras seguía devorando su culo así que parte del líquido mojó la cama y la espalda de la mujer.
La piel clara de Teresa era resaltada por el lubrificante anal haciéndola brillar delante de los ojos del bully que estaba para darle una follada que nunca hubiera olvidado.
-Ya esta.
Dijo Marcelo, al que Teresa agarra fuerte la almuada con miedo y excitacion. El glande se apoya a sobre el agujero haciéndole sentir aún más grande el miembro del chico. Solo cuando Marcelo comienza a empujarlo adentro, Teresa siente el verdadero peligro de eso. El dolor comenzó a ser siempre más y más fuerte que la mujer tuvo que apretar la almohada a en su cara con todas sus fuerzas para no gritar.
Si primero la verga de Marcelo le parecía enorme ahora la sentía mastodóntica, algo de otro mundo. No lograba percatarse de cómo estuviera entrando dentro de ella pero lo estaba haciendo.
-Aaaah, Dios, Aaaaj…
Marcelo empujaba lentamente pero a cada centímetro sentía aún más placer lo que lo empujaba a querer ir más y más haya.
Teresa sentía como si un fierro ardiente la estuviera clavando, que su cuerpo y sobretodo su culo lo recordarían para siempre. En ese momento tenía miedo, miedo de él dolor que estaba para probar y por las consecuencias.
“Después estoy segura que no lograré caminar” piensa Teresa o talvez lo dijo a voz alta? Ya no entendía nada.
-AAAAAAJ…Mmmm…DUELEEE
Marcelo no decía nada, solo seguía adelante.
-YA BASTA! Espera un rato…por favor
-No te preocupes perra, ya falta poco.
Teresa mordía almohada y sus manos casi destrozaban la tela de la que recién se dio cuenta era la de su esposo.
-Ufff, estas muy estrecha perra.
Finalmente Marcelo había parado. La verga seguía todavía adentro y su trasero trataba como podía de acostumbrarse.
-A que mierda servía el lubrificante si lo mismo duele?!
-Duele tanto linda?
-Como el infierno. No creía que podía ser así.
Marcelo le pasa una bolsita con adentro ese polvito blanco que no sabia de donde venia.
-Talvez esto te ayuda…sabes no. Para sentir la parte mejor.
Teresa sabia que tenía razón. Todas las veces que la había tomado las cosas parecían mejores. No sólo eran más soportables pero asta lo volvían todo mejor.
Nada más culpa y nada más frenos; solo el placer del momento. Marcelo pero, solo le estaba ofreciendo, no era una orden. Podía decir no. Ya no estaba bien que ella tomara drogas pero era peor que las tomara de su voluntad.
-Si o no? Apúrate a decidir que quiero lograr meterte toda.
-Toda? Pero dijiste que…
-Que faltaba poco, lo se…pero decía poco para llegar a la mitad.
-QUE?
Era verdad, la verga del bully estaba adentro solo por mitad y ella la sentía que estaba ya a su máximo. Teresa sabía que Marcelo no hubiera parado ya que estaba a ese punto.
Con un movimiento rápido y torpe abre la bolsita rompiéndola y haciendo que el polvo cayera todo sobre la almohada y cama. La madre de Pedro tragó saliva y como una toxica se puso a aspirarla por su nariz como vio alguna vez en las películas.
-Wooo…jajaja. Bueno que te parece?
-Que cosa?
-Jajaja, nada, nada.
Dicho eso el bully nuevamente comienza a empujar pero menos delicado de primero.
-AAAAAAH
El dolor para ella comienza nuevamente, esta vez más fuerte ya que Marcelo estaba ansioso de follarla.
-DIOOOOOS…DUEEELEEE
Teresa había alzado la voz tanto que prácticamente estaba gritando de dolor.
Por lo contrario el chico estaba caliente como un toro y sentía como el ano de la madre de Pedro se trataba su miembro, como lo aspiraba.
-AAAAAJ…MIERDA!
El chico no quería esperar más y sin pensarlo dos veces, con un golpe seco le enterró los últimos centímetros que quedaban.
-AAAAAAJJjjjjj
Los lamentos de Teresa habían parado ya que el afonde del chico le quitó el aire para seguir gritando. La verga del bully estaba dentro de ella, por completo.
Fue una sensación indescriptible para ella, sentir ese dolor pero también la sensación de haber sido completamente rellenada por ese miembro.
Marcelo comenzó entonces el afuera adentro gozando cada segundo del orto de su puta. Teresa sentía cada movimiento al máximo pero poco a poco el dolor disminuía y un nuevo placer crecía.
-AH…AH…AH…AH…AH…
La velocidad de sus afondes aumentaba y ella seguía agarrada de esa almohada con todas sus fuerzas. Se dio cuenta que también la cama comenzaba a moverse y su cuerpo también. En poco tiempo llegó el punto en el cual el placer y el dolor estaban en perfecto equilibrio y fue ahí cuando la musica cambió.
Los gritos de dolor se transformaron en gemidos. Los dos eran igualmente presentes en ese momento para Teresa que estaba apreciando la nueva experiencia que le regalaba el chico.
El sonido de los cuerpos de los dos amantes sonaba fuerte en el cuarto y los gemidos de la buena madre y esposa se escuchaban en toda la casa. La mente de Teresa comenzó a nublarse y el único pensamiento lúcido que logró tener ese día fue “La droga está haciendo efecto…wow”.
Para la madre de Pedro se le abrían nuevas puertas de placer y lujuria que no creía posibles. Ella no sabía cuanto tiempo había pasado, su parte racional ahora estaba apagada. Lo único que en ella estaba prendido era el deseo y todas las sensaciones que percibía su cuerpo: sus dedos tiesos que todavía apretaban la almohada, sus boca que percibía lo mojado que estaba esa misma almohada por tanto morderla, el calor de su cuerpo junto al de el bully, su espalda mojada del sudor suyo y de Marcelo como también el ardor en su ano que ahora no le molestaba si no casi le gustaba.
Pasó aún más tiempo y los seguían follando como animales. Teresa no paraba de gritar de placer pero algo tenía que interrumpir esa melodía. La mujer no estaba completamente lúcida pero un ruido de fondo parecía quererla despertar de ese delicioso sueño que estaba viviendo. Al principio no lograba identificarlo bien, pero poco a poco se hacía más claro.
Era el sonido de su celular justo al lado de ella y sobre la pantalla estaba escrito Escuela J.
Su cerebro tardó unos segundos en procesar la información por culpa también de los brutales afondes que Marcelo le daba.
-NOOOO!
Teresa realizó en ese momento que le estaban llamando de la escuela de su hijo Jonás porque ella todavía no había llegado a recogerlo.
Continúa…
-Que cosa?
-Tu sabes que cosa…esto. Porque me hiciste esto?
-Jaja…linda, yo nunca te hice hacer nada que no quisieras.
-No! Eso no es verdad. Tu me obligas hacer todo. Yo estoy casada, soy una madre y…
-No parecías casada o una madre cuando estabas bailando jaja.
Teresa no sabía que responder.
-Además linda no me vengas a hablar a mi con eso tono. No soy uno de tus niños y tampoco el pendejo de tu marido así que si quieres decirme algo, lo harás en un modo que me guste. Entiendes?
-S…si, entiendo… Puedes decirme por favor porque me llevaste aquí y porque me hiciste bai…porque bailé para esos hombres?
-Mmm, si, así me gusta mas. Toma.
Marcelo le entrega en su mano un billete de 100.
-Un regalo de mi parte, fuiste muy buena primero.
Ella no quería admitirlo pero le gustó recibir la aprobación de Marcelo.
-Oh me viste? Creía que estabas entretenido con la rubia esa.
Marcelo hace una pequeña sonrisa ya que la celosía de Teresa salió claramente a la luz.
-No te preocupes, no me olvidé de tu sorpresa, te la daré cuando regresemos. De todos modos cuando te lo diga tendrás que venir en este lugar por ti misma, yo te esperaré aquí.
-Que?
-No se cuando pero uno de estos días te llamaré al celular con algunos días de anticipación para que vengas aquí a una cierta hora. No me importa con quien estés o que estés haciendo.
-Pero…pero yo… esto no puedo hacerlo… otra vez, si alguien…
-No hay peros. Harás como te digo sin protestar o prefieres que me enoje.
-…No…Esta bien.
Después los dos subieron al auto y Marcelo se puso a manejar mientras Teresa no decía nada. Pensaba a lo que había aceptado hacer y a todo lo que significaría para ella y su vida.
El auto se detuvo y la distraída mujer recién se dio cuenta que estaban frente a su casa.
-Estas lista?
-Lista? Para que?
-Para tu sorpresa.
Marcelo le pone en su mano una botellita de lubricante y la mujer tarda unos segundos en entender. Sus ojos se abrieron aún más cuando realizó lo que estaba para pasar.
-No queras…enserio?
-Tienes problemas con eso linda?
-No, digo si, no se…Yo…Yo nunca intenté y además eso es demasiado vulgar, sucio y…
-Excitante?
-No. No es así. Por favor no me pidas eso, además si comenzamos ahora no lograré recoger a mi hijo y, y…
-Sabes que no me importa un carajo de tus hijos.
-No digas así. Es que yo también no estoy preparada y si pones esa cosa adentro me vas a matar…
-Ok, ok, si no quieres no quieres, tu eres la que pierde.
-Uff…gracias.
-De todos modos yo creía que querías tu sorpresa…bueno, si tu no la quieres la doy a alguien más.
-Que? A que te refieres?
-No te hagas a la tonta. Yo no pienso esperar a que te vengan ganas de divertirte. Yo tengo ganas y tu no, así que iré a visitar a alguien que tiene ganas.
-Que? Quien?
-Pienso que ya lo sabes.
-No, no lo sé…quien?
-Jaja…Quieres escucharlo verdad? Bueno, la rubia de primero parecía muy divertida, estoy segura que ella no le van a faltar las ganas.
-Ofelia?
-Si, ella. Porque? Estas celosa?
-Que? No, yo nunca…estas loco, as lo que quieras.
-Muy bien, nos vemos linda.
Después de saludar Marcelo hace para salir del auto pero Teresa lo agarra de su brazo impidiéndole que salga.
-Espera!
-…
Marcelo la mira fingiendo no saber porque lo había parado. La madre de Pedro había actuado de puro impulso; no quería que el bully se alejara de ella, sobretodo si quería reemplazarla con otra. Ella sabía que había perdido.
-Yo…tu…que sea una cosa rápida ok? No quiero estar tarde para recoger a Jonás.
Marcelo había ganado, Teresa había perdido o almenos una parte de ella. Cada vez perdía parte de sí misma, de lo que era, de su moral, de su familia y de una cierta manera lo sabía pero lo mismo seguía adelante en un camino que no tenía idea cuánto lejos la llevaría.
Mientras ella giraba la llave en la cerradura de su puerta mil pensamientos pasaban por su cabeza. Talvez podía decirle que no, cambiar idea, dejarlo que se vaya con la otra, talvez eso la alejaría de ella una vez por todas. Pero no podía aceptarlo, no quería. Algo dentro de ella le impulsaba a seguir complaciendo los deseos del bully de su hijo.
CLACK
La puerta se abrió. Pensaba como se sintió cuando estaba viendo Ofelia mamarle la verga y nunca más quería probar nuevamente esa sensación. Se dio cuenta de estar en su misma casa para hacer lo indecible con ese bastardo pero entonces porque su corazón no paraba de latir tan fuerte? Porque su ropa interior comenzaba a mojarse?
-Emm…Quieres que te ofrezca algo? Una bebida…algo?
Teresa no sabía como comportarse, estaba nerviosa y ansiosa aunque si no era la primera vez que pasaba, algo parecía haber cambiado. Marcelo sin decir nada le pone una mano bajo su falda y con los dedos se hace espacio asta su vagina mojada.
-Aaajj
Es el único ruido que logra hacer Teresa mientras el bully de su hijo la masturbaba con extrema habilidad. Sus piernas comenzaron a temblar sintiendo el placer que estuvo esperando por casi toda la mañana pero justo cuando su orgasmo estaba para llegar Marcelo sacó su mano y se la llevó a la boca chapado sus dos dedos.
-Mmm…me gusta tu sabor linda.
Ella estaba sorprendida por tal gesto, llena de deseo por el casi orgasmo y lista para cualquier cosa el chico propusiera. Marcelo no interrumpió el contacto visivo ni un segundo y llevó sus dedos a la boca de la mamá de Pedro apoyándolos sobre sus labios rojos.
-Te gusta tu sabor?
-…
Teresa no responde y comienza a chupar los dedos de Marcelo como si fueran chupetes, poniendo una cara de puta como nunca primero.
Los dos subieron las escaleras sacándose la ropa y dejándola botada por todas partes mientras se besaban. Caminaron por el pasillo para ir a la cámara matrimonial pero en el medio de la calentura el pie de Teresa se choca con una puerta abierta. Los dos se detienen por un momento y Marcelo la sujeta para que no se caiga lo que dirige su atención al cuarto que estaba delante de el. Era el curto de Pedro; se podía notar por el obvio contenido que era la de un típico chico de su edad. Teresa se da cuenta de eso y sin que el diga nada ya entendió lo que quería. Una ola de morbo y lujuria la llenó en ese momento. El solo pensamiento de eso la encendió como un volcán de placer pero junto a eso también el miedo de sí misma. Se mordió el labio de abajo para resistir a la tentación y agarró la mano del bully y la llevó a su seno mientras caminaba hacia atrás haciéndose seguir por él al cuarto matrimonial.
Alejó ese pensamiento de su cabeza lo más rápido que podía consolada por el echo que el primero en tener ese pensamiento fue el bully. “Es él que me metió esos pensamientos sucios en la cabeza, si no era por el…” Teresa no logró terminar su razonamiento porque Marcelo con una patada abrió la puerta que estaba cerrada. Marcelo terminó de sacarle toda su ropa y se quedó totalmente desnuda y ardiente de deseo.
Él podía ver como Teresa respiraba afanada, como lo miraba, y orgulloso de que la madre de Pedro lo deseara tanto. No tardó en caer junto con ella en la cama abrazados, besándose, con las piernas de ella que lo apretaban a sí misma mientras su verga erecta estaba apoyada sobre su vientre cubriéndose más allá de su ombligo.
El beso continuaba y Teresa ya no podía aguantar más. Sus caderas se movían tratando de frotar su conchita mojada con el miembro del bully. Marcelo sabía que no había momento mejor que ese para lo que quería.
PLACK
El sonido de la botellita que se abrió llamó la atención de la mujer que ya estaba lista para recibir verga. La madre de Pedro todavía dudaba si quería seguir adelante pero de lo que estaba cierta era que no quería que Marcelo se fuera.
El bully la giró boca abajo teniendo delante de él la vista del precioso trasero que estaba para penetrar. Era un espectáculo magnífico que el chico se lanzó a comerlo como fuera un manjar.
Con una mano apretaba una nalga y con la otra se masturbaba su gran miembro.
-Mmm…
Nuevamente los gemidos de Teresa comenzaron a salir. Estaba experimentado algo diferente a cuando Marcelo le comió su vagina; esta vez era su culo que recibía la atención del chico. Le gustaba como la hacía sentir, algo nuevo, algo prohibido.
Lentamente en la mente de Teresa se comenzaba a formar la idea que talvez no sería tan mal como imaginaba.
Después de poco la mamá de Pedro estaba nuevamente prendida de lujuria y casi no se dio cuenta cuando Marcelo comenzó hacer caer el lubrificante sobre ella. Lo estaba haciendo mientras seguía devorando su culo así que parte del líquido mojó la cama y la espalda de la mujer.
La piel clara de Teresa era resaltada por el lubrificante anal haciéndola brillar delante de los ojos del bully que estaba para darle una follada que nunca hubiera olvidado.
-Ya esta.
Dijo Marcelo, al que Teresa agarra fuerte la almuada con miedo y excitacion. El glande se apoya a sobre el agujero haciéndole sentir aún más grande el miembro del chico. Solo cuando Marcelo comienza a empujarlo adentro, Teresa siente el verdadero peligro de eso. El dolor comenzó a ser siempre más y más fuerte que la mujer tuvo que apretar la almohada a en su cara con todas sus fuerzas para no gritar.
Si primero la verga de Marcelo le parecía enorme ahora la sentía mastodóntica, algo de otro mundo. No lograba percatarse de cómo estuviera entrando dentro de ella pero lo estaba haciendo.
-Aaaah, Dios, Aaaaj…
Marcelo empujaba lentamente pero a cada centímetro sentía aún más placer lo que lo empujaba a querer ir más y más haya.
Teresa sentía como si un fierro ardiente la estuviera clavando, que su cuerpo y sobretodo su culo lo recordarían para siempre. En ese momento tenía miedo, miedo de él dolor que estaba para probar y por las consecuencias.
“Después estoy segura que no lograré caminar” piensa Teresa o talvez lo dijo a voz alta? Ya no entendía nada.
-AAAAAAJ…Mmmm…DUELEEE
Marcelo no decía nada, solo seguía adelante.
-YA BASTA! Espera un rato…por favor
-No te preocupes perra, ya falta poco.
Teresa mordía almohada y sus manos casi destrozaban la tela de la que recién se dio cuenta era la de su esposo.
-Ufff, estas muy estrecha perra.
Finalmente Marcelo había parado. La verga seguía todavía adentro y su trasero trataba como podía de acostumbrarse.
-A que mierda servía el lubrificante si lo mismo duele?!
-Duele tanto linda?
-Como el infierno. No creía que podía ser así.
Marcelo le pasa una bolsita con adentro ese polvito blanco que no sabia de donde venia.
-Talvez esto te ayuda…sabes no. Para sentir la parte mejor.
Teresa sabia que tenía razón. Todas las veces que la había tomado las cosas parecían mejores. No sólo eran más soportables pero asta lo volvían todo mejor.
Nada más culpa y nada más frenos; solo el placer del momento. Marcelo pero, solo le estaba ofreciendo, no era una orden. Podía decir no. Ya no estaba bien que ella tomara drogas pero era peor que las tomara de su voluntad.
-Si o no? Apúrate a decidir que quiero lograr meterte toda.
-Toda? Pero dijiste que…
-Que faltaba poco, lo se…pero decía poco para llegar a la mitad.
-QUE?
Era verdad, la verga del bully estaba adentro solo por mitad y ella la sentía que estaba ya a su máximo. Teresa sabía que Marcelo no hubiera parado ya que estaba a ese punto.
Con un movimiento rápido y torpe abre la bolsita rompiéndola y haciendo que el polvo cayera todo sobre la almohada y cama. La madre de Pedro tragó saliva y como una toxica se puso a aspirarla por su nariz como vio alguna vez en las películas.
-Wooo…jajaja. Bueno que te parece?
-Que cosa?
-Jajaja, nada, nada.
Dicho eso el bully nuevamente comienza a empujar pero menos delicado de primero.
-AAAAAAH
El dolor para ella comienza nuevamente, esta vez más fuerte ya que Marcelo estaba ansioso de follarla.
-DIOOOOOS…DUEEELEEE
Teresa había alzado la voz tanto que prácticamente estaba gritando de dolor.
Por lo contrario el chico estaba caliente como un toro y sentía como el ano de la madre de Pedro se trataba su miembro, como lo aspiraba.
-AAAAAJ…MIERDA!
El chico no quería esperar más y sin pensarlo dos veces, con un golpe seco le enterró los últimos centímetros que quedaban.
-AAAAAAJJjjjjj
Los lamentos de Teresa habían parado ya que el afonde del chico le quitó el aire para seguir gritando. La verga del bully estaba dentro de ella, por completo.
Fue una sensación indescriptible para ella, sentir ese dolor pero también la sensación de haber sido completamente rellenada por ese miembro.
Marcelo comenzó entonces el afuera adentro gozando cada segundo del orto de su puta. Teresa sentía cada movimiento al máximo pero poco a poco el dolor disminuía y un nuevo placer crecía.
-AH…AH…AH…AH…AH…
La velocidad de sus afondes aumentaba y ella seguía agarrada de esa almohada con todas sus fuerzas. Se dio cuenta que también la cama comenzaba a moverse y su cuerpo también. En poco tiempo llegó el punto en el cual el placer y el dolor estaban en perfecto equilibrio y fue ahí cuando la musica cambió.
Los gritos de dolor se transformaron en gemidos. Los dos eran igualmente presentes en ese momento para Teresa que estaba apreciando la nueva experiencia que le regalaba el chico.
El sonido de los cuerpos de los dos amantes sonaba fuerte en el cuarto y los gemidos de la buena madre y esposa se escuchaban en toda la casa. La mente de Teresa comenzó a nublarse y el único pensamiento lúcido que logró tener ese día fue “La droga está haciendo efecto…wow”.
Para la madre de Pedro se le abrían nuevas puertas de placer y lujuria que no creía posibles. Ella no sabía cuanto tiempo había pasado, su parte racional ahora estaba apagada. Lo único que en ella estaba prendido era el deseo y todas las sensaciones que percibía su cuerpo: sus dedos tiesos que todavía apretaban la almohada, sus boca que percibía lo mojado que estaba esa misma almohada por tanto morderla, el calor de su cuerpo junto al de el bully, su espalda mojada del sudor suyo y de Marcelo como también el ardor en su ano que ahora no le molestaba si no casi le gustaba.
Pasó aún más tiempo y los seguían follando como animales. Teresa no paraba de gritar de placer pero algo tenía que interrumpir esa melodía. La mujer no estaba completamente lúcida pero un ruido de fondo parecía quererla despertar de ese delicioso sueño que estaba viviendo. Al principio no lograba identificarlo bien, pero poco a poco se hacía más claro.
Era el sonido de su celular justo al lado de ella y sobre la pantalla estaba escrito Escuela J.
Su cerebro tardó unos segundos en procesar la información por culpa también de los brutales afondes que Marcelo le daba.
-NOOOO!
Teresa realizó en ese momento que le estaban llamando de la escuela de su hijo Jonás porque ella todavía no había llegado a recogerlo.
Continúa…
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