Y siguiendo el consejo de mi amigo, por llamarlo de alguna manera, deje de siquiera tocar o rozar el agujerito de mi mujer, para mi sorpresa, nuestras relaciones se volvieron cada vez más calientes, ella estaba caliente todo el tiempo, no me evitaba para nada, estaba siempre bien dispuesta, es decir nuestra vida sexual había mejorado un montón, me costaba entender que estaba pasando realmente, no volví a preguntarle nada sobre si la habían vuelto a molestar alguno de los chicos de la barra, mi insistencia en el tema sería sospechosa, casi por dos meses no tuve ninguna noticia, ni videos, ni nada. Una tarde cuando volví a casa, mi mujer estaba ya, le pregunté que le pasaba, tenía la cara seria. Me desvió el tema, me dijo que no me preocupara que todo iba a estar bien, estuve averiguando por la zona, y como el jefe de la banda estaba de viaje, uno de los chicos la había seguido a mi mujer, en una calle obscura, habían visto que le tocaba el culo, besado, le había hecho que le apretara su bulto, ella después me dijo que uno de los chicos la había molestado, pero que no pasaba nada, me dijo que no quería salir a comprar ni ir hacia ese lado del barrio. Le dije que esperaba poder juntar un poco de plata y mudarnos a un barrio mejor. Una de las tardes que iba a comprar pase por al lado de los muchachos, cuando volvía con la compra uno de ellos se me acercó.
-Eh maestro… y su señora que hace mucho que no la vemos…
-Esta trabajando hasta tarde… no tiene tiempo de hacer las compras…
-Pero a los muchachos nos hace bien verla… dígale que venga a comprar… asi por lo menos la miramos un rato con lo buena que está…
-Perdoname… no te olvides que es mi esposa…
-Pero usted debe estar acostumbrado a que se la miren… además es demasiado hembra para semejante salame…
Me parecía un tipo peligroso, realmente no sabía como manejar la situación, cambié el tema y le pregunté por su jefe.
-Yo no tengo jefe maestro… el otro día la acompañe unas cuadras a su señora… la tomé de la cintura… le bajé la mano hacia el culito… no parecía molestarle… doblamos para la calle obscura… y la hija de puta… me apretó la chota sobre el jogging… le manosee las tetas y me parece que se asusto y salió corriendo…
-Pero que estás diciendo… estás loco… que te pensás que es mi mujer…
-No se chive maestro… era una joda… -por suerte dejo de insistir y se volvió con el grupo, en el camino a casa me quedé pensando y si realmente era como él decía, el jefe no estaba en esos días, mi mujer quizás lo extrañaba y me parecía que la excitaba que estos pibes, la estuvieran intentando levantar, le dijeran guarradas, si en realidad su miedo era por lo que pudiera pasar cuando el jefe volviera. Cada vez estaba más lleno de dudas. Realmente no sabíamos nada del jefe, una de esas tardes, la curiosidad me revolvía el alma, le dije a mi mujer que fuera ella a comprar, que seguramente no pasaba nada, que no fuera chiquilina, al principio se negó, pero finalmente accedió, la seguí a una distancia prudencial, el pibe que me habló la última vez no estaba los otros le dijeron algo cuando paso de ida y de vuelta, nadie la siguió, me apuré para llegar a casa antes que ella. Pasaron varios días más, nadie sabía que había sido del paradero del jefe, mi mujer y yo habíamos estado muy ocupados en nuestros trabajos, no nos habíamos acostado mucho. Otra de esas tardes me pidió de ir a comprar, estaba vestida con el vestido ajustado con el que el chabón se la había cogido en la cocina, le dije que fuera ella, que tenía que terminar un trabajo, salió de casa la seguí a distancia prudencial, le dijeron algo al pasar, cuando volvía el que me había venido a hablar la otra vez se acercó a ella, ella caminaba más despacio ahora, él tomo una de las bolsas para ayudarla a llevarla, ella no dijo nada, en un momento él la tomó de la cintura, ella le dijo algo, parecía rechazarlo pero su mano seguía en la cintura de ella cuando llegaron a la esquina doblaron en la otra dirección, ese callejón que era más obscuro, me acerqué lo más que pude sin ser visto, él le iba acariciando el culo, no parecía que estuviera obligándola a nada, se pararon en un momento, mi esposa miraba para todos lados, en la obscuridad me pareció que el pibe sacaba su miembro del pantalón tomó la mano de ella y la llevó a que se la acariciara, ella seguía mirando para todos lados pero estaba haciendo lo que él le había dicho. El dejó la bolsa en el piso y me pareció que le acariciaba los pechos, la atrajo contra él, se escuchó un ruido en el callejón, mi esposa se asustó, tomó las dos bolsas y se fue rápido del lugar, yo me alejé más rápido todavía. Entre muy agitado a casa, ella llegó enseguida, me dijo que no quería ir más a comprar, que los chicos la molestaban cada vez que pasaba, que no lo soportaba. No dije nada, pero era obvio para mí que extrañaba la presencia de su amante, a la vez me parecía una locura lo que estaba pasando. Me sentía tan caliente, pensaba la forma de ponérsela en bandeja a este chabón. Mi mujer sale a andar en bicicleta todos los sábados a la mañana, va por un camino que es un descampado, bastante peligroso me parece, a veces me da miedo, tiene una caseta vacía en una parte del recorrido, una tarde voy a comprar se me acerca el mismo chabón
-Hola maestro… y la doña…
-Otra vez con mucho trabajo… -sentía un nudo en mi estómago cuando lo dije- mira mi mujer sale los sábados a la mañana a andar en bicicleta… se va para el camino ese que va al descampado… me da un poco de miedo que le pase algo… porque no te conseguís una bici y la acompañas un tramo… así estoy más tranquilo…
-Olvidese maestro… sin problema…
-Sale cerca de las ocho mas o menos…
Era un día de verano de calor, estaba con un vestido muy flojo, muy corto, yo me sentía recaliente, obviamente pensé seguirla a la distancia, no confiaba del todo en ese pendejo, temía que pudiera lastimarla. Ella empezó a andar, se levantó sobre los pedales una vez en el camino y se le levantaba el vestido, se le veía parte de su culo, el pendejo se le acercó en una curva del camino ella le sonrió y empezaron a andar juntos, desconozco de que hablarían, pero se la veía cómoda a ella. No sé cómo fue su charla, pero entraron en la caseta que estaba abandonada, el pendejo no lo podía creer me parece, ella miro para varios lados antes de entrar, me parecía que el corazón se me salía del pecho, dejé mi bici atrás de unos árboles para que no la vieran y busque un agujero en la madera en el que poder mirar, finalmente lo encontré, entraba una luz fuerte por una ventana, cuando pude mirar casi me muero de un infarto, mi mujer totalmente desnuda de rodillas delante de él que también estaba desnudo. Tenía un pedazo muy grande ella lo chupaba se lo pasaba por los labios, por primera vez veía algo así en vivo, y me sentía morir. Ella gemía mientras lo chupaba, el pibe estaba realmente sorprendido. Junto sus tetas para que el se pajeara entre ellas, lo siguió chupando. La ayudó a levantarse, había un colchón sucio que se ve que alguien usaba alguna vez para dormir, la acostó en él y empezó a chuparla, enseguida la penetro así, a pelo, ella empezó a gemir, otra herramienta grande que te encanta, puta, pensé. La puso de perrito y empezó a cogerla, si bien era temprano, debía hacer mucho calor ahí adentro los dos transpiraban un montón. La caseta era bastante chica, yo tenía una vista inmejorable, ella separaba su cachete con una mano, ninguno de los dos decía nada, solo lo hacían. Me impresionaba lo empapada de los jugos de ella que salía su herramienta, mucho más que con el otro tipo, en un momento le pidió que parara, necesitaba hacer pis, se acuclillo en un costado de la caseta y delante de él, sin ningún pudor empezó a orinar, había un tarro con algo de agua y lo uso para enjuagarse, él también se enjuago su miembro que seguía super duro. Ella se volvió a arrodillar delante de él y volvió a chupársela pero ahora mucho más apasionadamente. Ella se puso de pie, le dio la espalda y puso una pierna sobre una silla vieja que había, el volvió a cogerle su conchita desde atrás, los dos seguían transpirando a chorros, ella se salió y volvió a arrodillarse delante de él y se la volvió a chupar, se acomodaron asi de pie y el ahora la clavó de frente a ella, se salieron, era muy incómoda la posición, ella se inclinó un poco apoyándose en una de las paredes y volvió a penetrarla, le daba bien duro, ella no paraba de gemir, la agarraba de los muslos, de las tetas, le daba cada vez más duro, cuando podía ver su cara era increíble la cara de goce que ella tenía, él se sentó en la silla y ella lo montó, entraba bien a fondo y ella subía y bajaba, marcando el ritmo de la cogida, se acomodaron un poco mejor y empezaron a darse bien duro, ella habló
-Podes acabarme en la cara…? –él se puso de pie, con ella montada sobre él la siguió cogiendo, era de brazos bien fuertes la manejaba como si fuera liviana, ella se salió, se arrodillo delante de él, que le tomó la cabeza con una mano, mientras con la otra se pajeaba, ella abría la boca y sacaba la lengua, la cantidad de chorros que le tiro fue impresionante ella escupía un poco y otro chorro entraba, termino chupándosela con cara de viciosa, el chabón estaba encantado. El semen chorreaba de su boca, caía en sus pechos, ella lo juntaba y se lo llevaba a la boca de nuevo. Ella le dijo que se tenía que ir, el chabón seguía al repalo.
-Es temprano todavía… tenemos tiempo…
-Hace mucho calor aca… -por respuesta la acostó en el colchón y empezó a chuparla. La giro al borde del colchón la dio vuelta y empezó a acariciarle los glúteos, ella solo gemía, él se quedó solo mirándola, ella movía suavemente el culo hacia ambos lados sacudiéndolo, estuvo un largo rato mirándola, juntó saliva con su dedo índice y se lo metió suavemente en el culito, ella solo gimió, no se movió ni dijo nada, la cogió un rato con el dedo, ella gemía ahora con la boca abierta, el largo un escupitajo, y sumó su dedo medio a la penetración, lo que la hizo gemir aún más, tuve que parar de ver un momento, cuando volví a mirar el la levantaba un poco, ella movía el culito en el aire suavemente,
-No, está muy seco… -dijo ella anticipando lo que venía, él se escupio la mano y la paso por su miembro, la apuntó a su culito, era mucho más gruesa que la del otro chabón, le costaba meterla, metió su cabecita y ella se tiró para adelante, como no había mucho espacio siguió metida, se la fue metiendo toda, se le salió un par de veces, pero a pesar de los quejidos, ella se quedo quietita, esperando que la volviera a penetrar, le llevó las manos hacia atrás para que se separara ella los cachetes, lo hizo pero casi el gesto, no era lo mismo que con el jefe, que se separaba bien los cachetes, parecía nada más que eso, el gesto, le debía dar miedo semejante herramienta, el la sacó y me pareció que su culo quedaba muy dilatado,
-Querés que pare…?
-No… no… seguí…
-Te gusta eh…?
-Si… me gusta… pero es muy gruesa… me siento rara…
Le daba un poco, par de cachetazos, la sacaba, miraba como le iba dejando el culo y la volvía a meter, era realmente gruesa, duraba un montón, ya había acabado una vez, parecía que no iba a parar nunca, los gemidos de ella eran menos quejosos ahora, más placenteros, la estaba disfrutando a pleno, la puso de costado y siguió dándole, ella se acariciaba su almeja, seguía gimiendo sin parar, con la otra mano empezó a apretarse duro sus pezones, estaba extasiada, la hizo parar y la clavó de pie, otra vez por el culo contra la pared, él le sobaba los pechos ahora, ella con una mano separaba un cachete de su culazo, me pareció que ella estaba llegando como gemía, el aceleró su cogida para tratar de unírsele, enseguida la clavo, ella intentó tirarse para adelante, pero la había agarrado de las caderas para clavarla a fondo, la sacó dura todavía y unas gotas de leche empezaron a salir, las juntó con su pija y la volvió a meter, volvió a salirse, se quedó viendo como goteaba su corrida, ella giró y lo beso, salí de raje con mi bici de regreso a casa, cuando ella llegó media hora después estaba toda transpirada, le pregunté si estaba bien y me dijo que si, que hacía mucho calor solamente.
-Eh maestro… y su señora que hace mucho que no la vemos…
-Esta trabajando hasta tarde… no tiene tiempo de hacer las compras…
-Pero a los muchachos nos hace bien verla… dígale que venga a comprar… asi por lo menos la miramos un rato con lo buena que está…
-Perdoname… no te olvides que es mi esposa…
-Pero usted debe estar acostumbrado a que se la miren… además es demasiado hembra para semejante salame…
Me parecía un tipo peligroso, realmente no sabía como manejar la situación, cambié el tema y le pregunté por su jefe.
-Yo no tengo jefe maestro… el otro día la acompañe unas cuadras a su señora… la tomé de la cintura… le bajé la mano hacia el culito… no parecía molestarle… doblamos para la calle obscura… y la hija de puta… me apretó la chota sobre el jogging… le manosee las tetas y me parece que se asusto y salió corriendo…
-Pero que estás diciendo… estás loco… que te pensás que es mi mujer…
-No se chive maestro… era una joda… -por suerte dejo de insistir y se volvió con el grupo, en el camino a casa me quedé pensando y si realmente era como él decía, el jefe no estaba en esos días, mi mujer quizás lo extrañaba y me parecía que la excitaba que estos pibes, la estuvieran intentando levantar, le dijeran guarradas, si en realidad su miedo era por lo que pudiera pasar cuando el jefe volviera. Cada vez estaba más lleno de dudas. Realmente no sabíamos nada del jefe, una de esas tardes, la curiosidad me revolvía el alma, le dije a mi mujer que fuera ella a comprar, que seguramente no pasaba nada, que no fuera chiquilina, al principio se negó, pero finalmente accedió, la seguí a una distancia prudencial, el pibe que me habló la última vez no estaba los otros le dijeron algo cuando paso de ida y de vuelta, nadie la siguió, me apuré para llegar a casa antes que ella. Pasaron varios días más, nadie sabía que había sido del paradero del jefe, mi mujer y yo habíamos estado muy ocupados en nuestros trabajos, no nos habíamos acostado mucho. Otra de esas tardes me pidió de ir a comprar, estaba vestida con el vestido ajustado con el que el chabón se la había cogido en la cocina, le dije que fuera ella, que tenía que terminar un trabajo, salió de casa la seguí a distancia prudencial, le dijeron algo al pasar, cuando volvía el que me había venido a hablar la otra vez se acercó a ella, ella caminaba más despacio ahora, él tomo una de las bolsas para ayudarla a llevarla, ella no dijo nada, en un momento él la tomó de la cintura, ella le dijo algo, parecía rechazarlo pero su mano seguía en la cintura de ella cuando llegaron a la esquina doblaron en la otra dirección, ese callejón que era más obscuro, me acerqué lo más que pude sin ser visto, él le iba acariciando el culo, no parecía que estuviera obligándola a nada, se pararon en un momento, mi esposa miraba para todos lados, en la obscuridad me pareció que el pibe sacaba su miembro del pantalón tomó la mano de ella y la llevó a que se la acariciara, ella seguía mirando para todos lados pero estaba haciendo lo que él le había dicho. El dejó la bolsa en el piso y me pareció que le acariciaba los pechos, la atrajo contra él, se escuchó un ruido en el callejón, mi esposa se asustó, tomó las dos bolsas y se fue rápido del lugar, yo me alejé más rápido todavía. Entre muy agitado a casa, ella llegó enseguida, me dijo que no quería ir más a comprar, que los chicos la molestaban cada vez que pasaba, que no lo soportaba. No dije nada, pero era obvio para mí que extrañaba la presencia de su amante, a la vez me parecía una locura lo que estaba pasando. Me sentía tan caliente, pensaba la forma de ponérsela en bandeja a este chabón. Mi mujer sale a andar en bicicleta todos los sábados a la mañana, va por un camino que es un descampado, bastante peligroso me parece, a veces me da miedo, tiene una caseta vacía en una parte del recorrido, una tarde voy a comprar se me acerca el mismo chabón
-Hola maestro… y la doña…
-Otra vez con mucho trabajo… -sentía un nudo en mi estómago cuando lo dije- mira mi mujer sale los sábados a la mañana a andar en bicicleta… se va para el camino ese que va al descampado… me da un poco de miedo que le pase algo… porque no te conseguís una bici y la acompañas un tramo… así estoy más tranquilo…
-Olvidese maestro… sin problema…
-Sale cerca de las ocho mas o menos…
Era un día de verano de calor, estaba con un vestido muy flojo, muy corto, yo me sentía recaliente, obviamente pensé seguirla a la distancia, no confiaba del todo en ese pendejo, temía que pudiera lastimarla. Ella empezó a andar, se levantó sobre los pedales una vez en el camino y se le levantaba el vestido, se le veía parte de su culo, el pendejo se le acercó en una curva del camino ella le sonrió y empezaron a andar juntos, desconozco de que hablarían, pero se la veía cómoda a ella. No sé cómo fue su charla, pero entraron en la caseta que estaba abandonada, el pendejo no lo podía creer me parece, ella miro para varios lados antes de entrar, me parecía que el corazón se me salía del pecho, dejé mi bici atrás de unos árboles para que no la vieran y busque un agujero en la madera en el que poder mirar, finalmente lo encontré, entraba una luz fuerte por una ventana, cuando pude mirar casi me muero de un infarto, mi mujer totalmente desnuda de rodillas delante de él que también estaba desnudo. Tenía un pedazo muy grande ella lo chupaba se lo pasaba por los labios, por primera vez veía algo así en vivo, y me sentía morir. Ella gemía mientras lo chupaba, el pibe estaba realmente sorprendido. Junto sus tetas para que el se pajeara entre ellas, lo siguió chupando. La ayudó a levantarse, había un colchón sucio que se ve que alguien usaba alguna vez para dormir, la acostó en él y empezó a chuparla, enseguida la penetro así, a pelo, ella empezó a gemir, otra herramienta grande que te encanta, puta, pensé. La puso de perrito y empezó a cogerla, si bien era temprano, debía hacer mucho calor ahí adentro los dos transpiraban un montón. La caseta era bastante chica, yo tenía una vista inmejorable, ella separaba su cachete con una mano, ninguno de los dos decía nada, solo lo hacían. Me impresionaba lo empapada de los jugos de ella que salía su herramienta, mucho más que con el otro tipo, en un momento le pidió que parara, necesitaba hacer pis, se acuclillo en un costado de la caseta y delante de él, sin ningún pudor empezó a orinar, había un tarro con algo de agua y lo uso para enjuagarse, él también se enjuago su miembro que seguía super duro. Ella se volvió a arrodillar delante de él y volvió a chupársela pero ahora mucho más apasionadamente. Ella se puso de pie, le dio la espalda y puso una pierna sobre una silla vieja que había, el volvió a cogerle su conchita desde atrás, los dos seguían transpirando a chorros, ella se salió y volvió a arrodillarse delante de él y se la volvió a chupar, se acomodaron asi de pie y el ahora la clavó de frente a ella, se salieron, era muy incómoda la posición, ella se inclinó un poco apoyándose en una de las paredes y volvió a penetrarla, le daba bien duro, ella no paraba de gemir, la agarraba de los muslos, de las tetas, le daba cada vez más duro, cuando podía ver su cara era increíble la cara de goce que ella tenía, él se sentó en la silla y ella lo montó, entraba bien a fondo y ella subía y bajaba, marcando el ritmo de la cogida, se acomodaron un poco mejor y empezaron a darse bien duro, ella habló
-Podes acabarme en la cara…? –él se puso de pie, con ella montada sobre él la siguió cogiendo, era de brazos bien fuertes la manejaba como si fuera liviana, ella se salió, se arrodillo delante de él, que le tomó la cabeza con una mano, mientras con la otra se pajeaba, ella abría la boca y sacaba la lengua, la cantidad de chorros que le tiro fue impresionante ella escupía un poco y otro chorro entraba, termino chupándosela con cara de viciosa, el chabón estaba encantado. El semen chorreaba de su boca, caía en sus pechos, ella lo juntaba y se lo llevaba a la boca de nuevo. Ella le dijo que se tenía que ir, el chabón seguía al repalo.
-Es temprano todavía… tenemos tiempo…
-Hace mucho calor aca… -por respuesta la acostó en el colchón y empezó a chuparla. La giro al borde del colchón la dio vuelta y empezó a acariciarle los glúteos, ella solo gemía, él se quedó solo mirándola, ella movía suavemente el culo hacia ambos lados sacudiéndolo, estuvo un largo rato mirándola, juntó saliva con su dedo índice y se lo metió suavemente en el culito, ella solo gimió, no se movió ni dijo nada, la cogió un rato con el dedo, ella gemía ahora con la boca abierta, el largo un escupitajo, y sumó su dedo medio a la penetración, lo que la hizo gemir aún más, tuve que parar de ver un momento, cuando volví a mirar el la levantaba un poco, ella movía el culito en el aire suavemente,
-No, está muy seco… -dijo ella anticipando lo que venía, él se escupio la mano y la paso por su miembro, la apuntó a su culito, era mucho más gruesa que la del otro chabón, le costaba meterla, metió su cabecita y ella se tiró para adelante, como no había mucho espacio siguió metida, se la fue metiendo toda, se le salió un par de veces, pero a pesar de los quejidos, ella se quedo quietita, esperando que la volviera a penetrar, le llevó las manos hacia atrás para que se separara ella los cachetes, lo hizo pero casi el gesto, no era lo mismo que con el jefe, que se separaba bien los cachetes, parecía nada más que eso, el gesto, le debía dar miedo semejante herramienta, el la sacó y me pareció que su culo quedaba muy dilatado,
-Querés que pare…?
-No… no… seguí…
-Te gusta eh…?
-Si… me gusta… pero es muy gruesa… me siento rara…
Le daba un poco, par de cachetazos, la sacaba, miraba como le iba dejando el culo y la volvía a meter, era realmente gruesa, duraba un montón, ya había acabado una vez, parecía que no iba a parar nunca, los gemidos de ella eran menos quejosos ahora, más placenteros, la estaba disfrutando a pleno, la puso de costado y siguió dándole, ella se acariciaba su almeja, seguía gimiendo sin parar, con la otra mano empezó a apretarse duro sus pezones, estaba extasiada, la hizo parar y la clavó de pie, otra vez por el culo contra la pared, él le sobaba los pechos ahora, ella con una mano separaba un cachete de su culazo, me pareció que ella estaba llegando como gemía, el aceleró su cogida para tratar de unírsele, enseguida la clavo, ella intentó tirarse para adelante, pero la había agarrado de las caderas para clavarla a fondo, la sacó dura todavía y unas gotas de leche empezaron a salir, las juntó con su pija y la volvió a meter, volvió a salirse, se quedó viendo como goteaba su corrida, ella giró y lo beso, salí de raje con mi bici de regreso a casa, cuando ella llegó media hora después estaba toda transpirada, le pregunté si estaba bien y me dijo que si, que hacía mucho calor solamente.
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