No sé si alguna vez alguno de ustedes abran visto por la tele una película que se llama "el verano de los campanelli". Una comedia que trata las aventuras de una familia numerosa y que por diferentes motivos se van todos a Mar del Plata. Bueno en el verano del 2012 se podría decir que yo viví mi propio verano de los campanelli pero una versión completamente turra villera y llena de calentura y sexo salvaje.
Todo comenzó con la putez infinita de mi suegra y evidentemente sus maravillosos petes porque consiguió que uno de sus tantos novios la lleve dos semanas justamente a Mar del Plata. Cuando anuncio la gran noticia tanto mi turra como la turra del fondo se pusieron como locas. De repente querían ir a Mar del Plata de repente querían viajar "para que los chicos conozcan el mar" mentira claramente era para no ser menos que la madre. Competencia entre turras en absolutamente todo. Mi cuñado del fondo laburaba bastante bien en esa época y consiguió préstamo mediante alquilar también un hotel en el centro de la ciudad feliz. Cuando Jésica se enteró de esto puso el grito en el cielo. "me llevas a Mar del Plata" me dijo una noche. Pero nuestro problema era evidentemente no teníamos ni un peso partido al medio. No había forma.
Sin embargo mi turra no se va a rendir fácilmente y después de moverse por facebook y mensajes consiguió que su tía, se acuerdan de la tía la que vino a casa con el gordo grasuriento marido y garchamos en la misma piesa, bueno esa tía nos dejó ir con ellos a una casita que alquilaban en Punta Mogotes. Mi turra exploto de felicidad y con la plata de la asignación se compró dos bikinis diminutas para la playa. Una roja y la otra blanca. Además de una musculosa escotada para salir por la noche y un vestidito rosa bien cortito. Yo prepare mi valija básicamente con toda ropa de San Lorenzo y me ocupe más de afinar el pobre Fiat 147 que ya tenía sus buenos años. Le hice cambio de bujías de aceite y filtros y hasta le purgue el sistema del agua.
La salida de la casilla fue lo que me hizo acordar tanto a la película de los campanelli, mi suegra se fue primero con su chongo a bordo de una coupé Escort XR3 roja, bastante linda y salieron rápido como dos pendejos. La muy putona iba con un escote bien profundo sin corpiño que le marcaba todos los pezones. Mis cuñados del fondo salieron después en un Falcón que consiguió mi cuñado de parte de no se quién que se caía a pedazos para colmo iban cargados hasta las pelotas. Mi cuñada igual a diferencia del Falcón iba bien encalsada recontra entangada y brillaba por si sola.
Nosotros fuimos los últimos en partir, el 147 bien lavadito y con el spoiler fantasma que le había puesto tiraba una onda al Sorpasso (versión deportiva) y Jésica viaja al mejor estilo Wanda Nara. Se había puesto una pollerita de jean blanca súper corta. Al ras de la cola que ya sentada en el auto se le veía toda la tanga hilito roja. Una combinación que prendía fuego a cualquiera. La pancita al aire mostrando su embarazo y un topsito tipo moño verde clarito sin corpiño que marcaba bien sus hermosos pezones. Yo con la camiseta del cuervo por su puesto.
Pasamos primero al Falcón que iba despacito por la derecha y luego alcanzamos a la coupé roja. Fuimos juntos los dos por la ruta hasta Atalaya. Capricho de las turras de querer comer las medialunas para mí sobrevaluadas de Atalaya. Pero con Jésica vestida así imposible decirle que no y perderme la oportunidad de presumir la en lugares nuevos. Apenas cruzamos la entrada varios tipos se dieron vuelta a mirar a nuestras turras. Llamaban mucho la atención sobre todo en un lugar donde había todas chetas. Había una parejita que estaba comiendo en una de las mesas eran pendejos y el pibe miraba disimuladamente a mi turra y a mi suegra. En un momento ví como la novia lo cagaba a pedos por mirar. Mi turra también se dió cuenta y de maldad nomás cruzo por delante de el meneando el orto como putona y el pendejo caliente no tuvo otra que mirar. La novia se enojo y le dijo: "tanto te gusta la villera esa". Yo me cagaba de risa. Desayunamos algo juntos con mi suegra y su chongo. Se sentía la competencia entre turras. Cada una sacaba a relucir algo de su macho. Mi suegra que por cierto estaba con los pezones durísimos bien marcados hablaba del lugar donde habían alquilado y del trabajo del chongo. Mi turra más terrenal le contaba al chongo de su embarazo y de que quedó "al toque". Me imagino los de la mesa de atrás una familia cheta escuchando la charla abran hasta tenido pesadillas esa noche. Ya después de desayunar enfilamos para los autos a seguir camino.
De nuevo en la ruta me era difícil no mirar la entrepierna de mi turrita. Una belleza esa concha bien carnosa a duras penas contenida por esa tanguita hilito. En la ruta pasamos de vuelta al Falcón de mi cuñado y quedamos en parar todos en una parrilla a almorzar. Después de pasar Dolores al costado de la Ruta 2 encontramos una parrilla que se caía a pedazos. Por algún motivo todo en nuestras vidas tiene que caerse a pedazos. Paramos los tres autos en la puerta. De echo había una foto de eso y lamentablemente se perdió en viejos celulares. Había algo de gente pero estábamos muy tranquilos. Compartimos una mesa grande todos juntos. El dueño de la parrilla y el cocinero miraban de reojo a las tres turras. Llamativas bien producidas las tres se fueron para el baño a retocarse. Jésica y la hermana competían mano a mano por el mejor orto. La calza le favorecia a la hermana pero la pollerita corta hacia desear mucho a mi turra. Los tres machos nos quedamos en la mesa hablando de lo único que sabemos hablar los hombres en un viaje. Autos y mujeres ajenas. Así remarcamos que la pendejita que atendía la parrilla tenía una hermosa cola encalsada. Y que hasta el momento los autos se habían portado bien.
Para cuando volvieron mi turra siempre marcando territorio se me sentó a upa. Me apoyo esa cola divina sobre mi bulto que empezaba a tomar cada vez más calentura. Ensima la muy Wacha comenzó a bebotearme cuál nena de secundaria y me alagaba constantemente haciéndome mimitos con las manos y dándome besos bien apasionados. Yo sentí como la verga de me iba poniendo más y más dura y chocaba contra su cola y su pollerita corta. "Ufff mi amor llegó y te violo" me dijo al oído mi turrita mientras sentía como mi verga se clavaba en su precioso orto.
No sé el tamaño del desastre que las tres turras hicieron en el baño (lógicamente porque al ser baño de mujeres no podía entrar) pero cuando fui al de hombres a mear escuché que la que limpiaba le decía a otra: "no sabes el desastre que dejaron esas tres" y señalaba disimuladamente la mesa de nuestras hermosas turras. Supongo que abran meado el piso y tirado papel o toallitas por todos lados. Almorzamos un poco de carne a buen precio y a la salida el Falcón no arrancaba. Nosotros nos pusimos a verlo pero la solidaridad entre hermanas dejaba bastante que desear. "Amor vamos la tía nos esta esperando" dijo mi turra mientras ya acomodaba a Dylan en la sillita. Yo me sentí un poco mal pero no me iba a meter en viejas deudas de hermanas turras. De modo que el Escort y el 147 siguieron flamantes hacia Mar del Plata.
Nos despedimos con un par de bocinas en la rotonda y cada uno siguió hacia su hospedaje. Para esa altura y con como seis o siete horas con mi turra bien putona mal yo estaba caliente como una pava.
Una vez en la dirección que nos habían pasado la tía y el gordo llegamos a destino. Una casita chiquita pero bastante linda pintada de blanco. Entramos al terreno con el auto y la tía y el gordo nos estaban esperando tomando una cerveza. Recién habían vuelto de la playa y la tía tenía todavía una bikini negra bien chiquita que le quedaba un espectáculo. Aprecie ver ese orto bien parado con algún pozito pero llamativo. Los hijos de ellos jugaban a la play en la tele y nos mostró la que sería nuestra habitación. Al lado de la casilla era un hotel cinco estrellas. Una habitación chiquita con una cama de una plaza y media. Nos íbamos a acomodar. Además la idea era estar todo el día en la playa.
Si bien las ganas de garchar eran muchas mi turra quiso ir primero a la playa. Se cambió en dos minutos y se puso la bikini diminuta roja. Le quedaba la cola explotada mal. Un fuego. Bien redonda bien entangada mal. La parte de arriba le hacia las tetas bien paraditas firmes y la pancita embarazada le daba el toque. La tía decidió acompañarnos con esa cola perfecta. Cómo ellos tenían carpa nos quedamos ahí charlando jodiendo mientras ambas turras tomaban sol y presumían sus colas entangadas. Yo volaba mal de calentura viéndolas ensima las tenía las dos para mí solito. Podía disfrutar de mirarlas todo el tiempo sin distracciones. Por su puesto que también miraba un poco el paisaje a mi al rededor y era un oasis de ortos.
Mi turrita siempre provocativa se me venía ensima y me comía la boca a besos agradeciendo me por el viaje. Me apoyaba ese orto divino en mi bulto que ya literalmente tenía todo el tiempo parado. No podía ni quería controlarlo lo dejaba libre que se marque bien duro. Mi turra sabiendo eso más me provocaba más me calentaba y me Rosaba me apoyaba la cola y me besaba apoyándome las tetas en mi pecho. Yo estaba prendido fuego mal.
La calentura era tanta pero tanta que no había chance de esperar hasta la noche. Mi turra le dejo a Dylan un rato a mi tía y me agarró de la mano. Me hizo bajar del balneario por otra escalera hacia el estacionamiento y entramos en unos baños que parecían menos usados. Estaban rotos y casi sin mantenimiento. Entramos sin que nadie nos viera y nos metimos en uno de los baños con puerta. Comenzamos a besarnos bien apasionadamente. Bien salvaje. Lengua con lengua mientras yo le apretaba fuerte los cachetes de la cola. Mi verga estaba a punto de explotar de tanta calentura y mi turra tenía la concha en llamas. Me senté en el inodoro y quedé con la verga dura y cabezona completamente desnuda frente a ella. Mi turra se sacó la bikini tanga y se me sentó encima. Dejo que su concha flujeada deslice por mi verga haciendo que está se ensarte hasta el fondo. Dió un par de gemidos cortitos y comenzó a cabalgarme como loba en celo. Me saltaba ensima que daba gusto y yo le sacaba las tetas de la bikini para chuparselas como loco. Le mordía los pezones y la muy turra pasaba de gemidos a grititos. Trataba de controlarse pero no podía la exitacion era demasiada. Más me cabalgaba y me decía "siiii bebé siiii que rica pija como me gusta tu pija". Yo sentía como me saltaba ensima sin forro piel con piel y me volvía loco. Estaba en mi mundo. Por su puesto que no podíamos estar dos horas garchando en el baño asique mi turra me empezó a cabalgarme más y más fuerte. Mi verga se clavaba bien al fondo de su concha y ella gemia como puta. En un momento sentí como mientras le mordía los pezones y ella me saltaba ensima que daba gusto acabo un hermoso orgasmo que me salpicó toda la pija y la pierna de flujo. Ahí si que pego dos tres gritos que retumbaron mal. Pero estábamos jugados ya nada nos importaba. Yo con la verga al palo mal y con esa mezcla hermosa de flujos no di más y le llene por completo la concha de leche. Fue una explosión hermosa pero mal. Literalmente le acabe todo toda la leche bien adentro de su concha. Mi turra lo recibió con placer.
Se levantó de encima mío dándome unos ricos besos y con la llave del auto rayo un corazón con nuestras letras dentro en la puerta. Si alguien lo ve (si es que existe todavía) sepa que fuimos nosotros garchando. Volvimos para la playa de la mano y con ganas de más...
Hay como 4 capitulos acá asique tengamos paciencia
Todo comenzó con la putez infinita de mi suegra y evidentemente sus maravillosos petes porque consiguió que uno de sus tantos novios la lleve dos semanas justamente a Mar del Plata. Cuando anuncio la gran noticia tanto mi turra como la turra del fondo se pusieron como locas. De repente querían ir a Mar del Plata de repente querían viajar "para que los chicos conozcan el mar" mentira claramente era para no ser menos que la madre. Competencia entre turras en absolutamente todo. Mi cuñado del fondo laburaba bastante bien en esa época y consiguió préstamo mediante alquilar también un hotel en el centro de la ciudad feliz. Cuando Jésica se enteró de esto puso el grito en el cielo. "me llevas a Mar del Plata" me dijo una noche. Pero nuestro problema era evidentemente no teníamos ni un peso partido al medio. No había forma.
Sin embargo mi turra no se va a rendir fácilmente y después de moverse por facebook y mensajes consiguió que su tía, se acuerdan de la tía la que vino a casa con el gordo grasuriento marido y garchamos en la misma piesa, bueno esa tía nos dejó ir con ellos a una casita que alquilaban en Punta Mogotes. Mi turra exploto de felicidad y con la plata de la asignación se compró dos bikinis diminutas para la playa. Una roja y la otra blanca. Además de una musculosa escotada para salir por la noche y un vestidito rosa bien cortito. Yo prepare mi valija básicamente con toda ropa de San Lorenzo y me ocupe más de afinar el pobre Fiat 147 que ya tenía sus buenos años. Le hice cambio de bujías de aceite y filtros y hasta le purgue el sistema del agua.
La salida de la casilla fue lo que me hizo acordar tanto a la película de los campanelli, mi suegra se fue primero con su chongo a bordo de una coupé Escort XR3 roja, bastante linda y salieron rápido como dos pendejos. La muy putona iba con un escote bien profundo sin corpiño que le marcaba todos los pezones. Mis cuñados del fondo salieron después en un Falcón que consiguió mi cuñado de parte de no se quién que se caía a pedazos para colmo iban cargados hasta las pelotas. Mi cuñada igual a diferencia del Falcón iba bien encalsada recontra entangada y brillaba por si sola.
Nosotros fuimos los últimos en partir, el 147 bien lavadito y con el spoiler fantasma que le había puesto tiraba una onda al Sorpasso (versión deportiva) y Jésica viaja al mejor estilo Wanda Nara. Se había puesto una pollerita de jean blanca súper corta. Al ras de la cola que ya sentada en el auto se le veía toda la tanga hilito roja. Una combinación que prendía fuego a cualquiera. La pancita al aire mostrando su embarazo y un topsito tipo moño verde clarito sin corpiño que marcaba bien sus hermosos pezones. Yo con la camiseta del cuervo por su puesto.
Pasamos primero al Falcón que iba despacito por la derecha y luego alcanzamos a la coupé roja. Fuimos juntos los dos por la ruta hasta Atalaya. Capricho de las turras de querer comer las medialunas para mí sobrevaluadas de Atalaya. Pero con Jésica vestida así imposible decirle que no y perderme la oportunidad de presumir la en lugares nuevos. Apenas cruzamos la entrada varios tipos se dieron vuelta a mirar a nuestras turras. Llamaban mucho la atención sobre todo en un lugar donde había todas chetas. Había una parejita que estaba comiendo en una de las mesas eran pendejos y el pibe miraba disimuladamente a mi turra y a mi suegra. En un momento ví como la novia lo cagaba a pedos por mirar. Mi turra también se dió cuenta y de maldad nomás cruzo por delante de el meneando el orto como putona y el pendejo caliente no tuvo otra que mirar. La novia se enojo y le dijo: "tanto te gusta la villera esa". Yo me cagaba de risa. Desayunamos algo juntos con mi suegra y su chongo. Se sentía la competencia entre turras. Cada una sacaba a relucir algo de su macho. Mi suegra que por cierto estaba con los pezones durísimos bien marcados hablaba del lugar donde habían alquilado y del trabajo del chongo. Mi turra más terrenal le contaba al chongo de su embarazo y de que quedó "al toque". Me imagino los de la mesa de atrás una familia cheta escuchando la charla abran hasta tenido pesadillas esa noche. Ya después de desayunar enfilamos para los autos a seguir camino.
De nuevo en la ruta me era difícil no mirar la entrepierna de mi turrita. Una belleza esa concha bien carnosa a duras penas contenida por esa tanguita hilito. En la ruta pasamos de vuelta al Falcón de mi cuñado y quedamos en parar todos en una parrilla a almorzar. Después de pasar Dolores al costado de la Ruta 2 encontramos una parrilla que se caía a pedazos. Por algún motivo todo en nuestras vidas tiene que caerse a pedazos. Paramos los tres autos en la puerta. De echo había una foto de eso y lamentablemente se perdió en viejos celulares. Había algo de gente pero estábamos muy tranquilos. Compartimos una mesa grande todos juntos. El dueño de la parrilla y el cocinero miraban de reojo a las tres turras. Llamativas bien producidas las tres se fueron para el baño a retocarse. Jésica y la hermana competían mano a mano por el mejor orto. La calza le favorecia a la hermana pero la pollerita corta hacia desear mucho a mi turra. Los tres machos nos quedamos en la mesa hablando de lo único que sabemos hablar los hombres en un viaje. Autos y mujeres ajenas. Así remarcamos que la pendejita que atendía la parrilla tenía una hermosa cola encalsada. Y que hasta el momento los autos se habían portado bien.
Para cuando volvieron mi turra siempre marcando territorio se me sentó a upa. Me apoyo esa cola divina sobre mi bulto que empezaba a tomar cada vez más calentura. Ensima la muy Wacha comenzó a bebotearme cuál nena de secundaria y me alagaba constantemente haciéndome mimitos con las manos y dándome besos bien apasionados. Yo sentí como la verga de me iba poniendo más y más dura y chocaba contra su cola y su pollerita corta. "Ufff mi amor llegó y te violo" me dijo al oído mi turrita mientras sentía como mi verga se clavaba en su precioso orto.
No sé el tamaño del desastre que las tres turras hicieron en el baño (lógicamente porque al ser baño de mujeres no podía entrar) pero cuando fui al de hombres a mear escuché que la que limpiaba le decía a otra: "no sabes el desastre que dejaron esas tres" y señalaba disimuladamente la mesa de nuestras hermosas turras. Supongo que abran meado el piso y tirado papel o toallitas por todos lados. Almorzamos un poco de carne a buen precio y a la salida el Falcón no arrancaba. Nosotros nos pusimos a verlo pero la solidaridad entre hermanas dejaba bastante que desear. "Amor vamos la tía nos esta esperando" dijo mi turra mientras ya acomodaba a Dylan en la sillita. Yo me sentí un poco mal pero no me iba a meter en viejas deudas de hermanas turras. De modo que el Escort y el 147 siguieron flamantes hacia Mar del Plata.
Nos despedimos con un par de bocinas en la rotonda y cada uno siguió hacia su hospedaje. Para esa altura y con como seis o siete horas con mi turra bien putona mal yo estaba caliente como una pava.
Una vez en la dirección que nos habían pasado la tía y el gordo llegamos a destino. Una casita chiquita pero bastante linda pintada de blanco. Entramos al terreno con el auto y la tía y el gordo nos estaban esperando tomando una cerveza. Recién habían vuelto de la playa y la tía tenía todavía una bikini negra bien chiquita que le quedaba un espectáculo. Aprecie ver ese orto bien parado con algún pozito pero llamativo. Los hijos de ellos jugaban a la play en la tele y nos mostró la que sería nuestra habitación. Al lado de la casilla era un hotel cinco estrellas. Una habitación chiquita con una cama de una plaza y media. Nos íbamos a acomodar. Además la idea era estar todo el día en la playa.
Si bien las ganas de garchar eran muchas mi turra quiso ir primero a la playa. Se cambió en dos minutos y se puso la bikini diminuta roja. Le quedaba la cola explotada mal. Un fuego. Bien redonda bien entangada mal. La parte de arriba le hacia las tetas bien paraditas firmes y la pancita embarazada le daba el toque. La tía decidió acompañarnos con esa cola perfecta. Cómo ellos tenían carpa nos quedamos ahí charlando jodiendo mientras ambas turras tomaban sol y presumían sus colas entangadas. Yo volaba mal de calentura viéndolas ensima las tenía las dos para mí solito. Podía disfrutar de mirarlas todo el tiempo sin distracciones. Por su puesto que también miraba un poco el paisaje a mi al rededor y era un oasis de ortos.
Mi turrita siempre provocativa se me venía ensima y me comía la boca a besos agradeciendo me por el viaje. Me apoyaba ese orto divino en mi bulto que ya literalmente tenía todo el tiempo parado. No podía ni quería controlarlo lo dejaba libre que se marque bien duro. Mi turra sabiendo eso más me provocaba más me calentaba y me Rosaba me apoyaba la cola y me besaba apoyándome las tetas en mi pecho. Yo estaba prendido fuego mal.
La calentura era tanta pero tanta que no había chance de esperar hasta la noche. Mi turra le dejo a Dylan un rato a mi tía y me agarró de la mano. Me hizo bajar del balneario por otra escalera hacia el estacionamiento y entramos en unos baños que parecían menos usados. Estaban rotos y casi sin mantenimiento. Entramos sin que nadie nos viera y nos metimos en uno de los baños con puerta. Comenzamos a besarnos bien apasionadamente. Bien salvaje. Lengua con lengua mientras yo le apretaba fuerte los cachetes de la cola. Mi verga estaba a punto de explotar de tanta calentura y mi turra tenía la concha en llamas. Me senté en el inodoro y quedé con la verga dura y cabezona completamente desnuda frente a ella. Mi turra se sacó la bikini tanga y se me sentó encima. Dejo que su concha flujeada deslice por mi verga haciendo que está se ensarte hasta el fondo. Dió un par de gemidos cortitos y comenzó a cabalgarme como loba en celo. Me saltaba ensima que daba gusto y yo le sacaba las tetas de la bikini para chuparselas como loco. Le mordía los pezones y la muy turra pasaba de gemidos a grititos. Trataba de controlarse pero no podía la exitacion era demasiada. Más me cabalgaba y me decía "siiii bebé siiii que rica pija como me gusta tu pija". Yo sentía como me saltaba ensima sin forro piel con piel y me volvía loco. Estaba en mi mundo. Por su puesto que no podíamos estar dos horas garchando en el baño asique mi turra me empezó a cabalgarme más y más fuerte. Mi verga se clavaba bien al fondo de su concha y ella gemia como puta. En un momento sentí como mientras le mordía los pezones y ella me saltaba ensima que daba gusto acabo un hermoso orgasmo que me salpicó toda la pija y la pierna de flujo. Ahí si que pego dos tres gritos que retumbaron mal. Pero estábamos jugados ya nada nos importaba. Yo con la verga al palo mal y con esa mezcla hermosa de flujos no di más y le llene por completo la concha de leche. Fue una explosión hermosa pero mal. Literalmente le acabe todo toda la leche bien adentro de su concha. Mi turra lo recibió con placer.
Se levantó de encima mío dándome unos ricos besos y con la llave del auto rayo un corazón con nuestras letras dentro en la puerta. Si alguien lo ve (si es que existe todavía) sepa que fuimos nosotros garchando. Volvimos para la playa de la mano y con ganas de más...
Hay como 4 capitulos acá asique tengamos paciencia
13 comentarios - Vacaciones turras parte 1 (cap 34)
Van puntos y sale otra japa, la cuarta con Jesi, la sucia de la vieja y la trola del fondo.
la vieja mechera debe cojer bien rico y ni hablar de las otras 2 rochas
Solo imaginar la actitud de las tremendas delincuentes de Jesi, la hermana, tu suegra y la tía me hacen acabar, paja trás paja.