Soy Adriana, acabó de cumplir 50 hace poco tiempo, estoy divorciada hace cuatro años, vivo con mi hija que tiene 25, me mantengo muy bien, en forma, mucho gimnasio, buena alimentación, me doy cuenta como atraigo miradas por la calle, siempre estoy muy arreglada, producida, siempre me ha encantado esa sensación de sentirse deseada, atractiva. Tengo un amigo amante con el que nos vemos habitualmente, al principio me sentía mal con él tema, él está casado, tiene dos hijas chicas, está cerca de los cuarenta años, ni bien me separé su contacto se fue volviendo más estrecho, que fuera un amigo de mi esposo me parece que le daba un morbo especial, pero me frenaba el que fuera casado, me invitaba a salir, escuchaba mis quejas, reproches a su amigo. Mi amiga Susana, me insistía que saliera de ahí, que iba a terminar teniendo algo con él, y si realmente no quería meterme con alguien casado que tomara distancia. Por dos meses lo dejé de ver, pero finalmente lo llamé un día en que me sentía muy caída, mi analista estaba de vacaciones, nos encontramos, me llevó a cenar, tomamos vino, y terminamos en un hotel, a partir de ese momento solemos vernos cada quince o veinte días, se ha establecido como una rutina en mi vida. Mi hija todo el tiempo va saliendo con distintos muchachos, no sale demasiado tiempo con ninguno, o debo decir no salía, hace un año que está saliendo con un muchacho, parece que se está enamorando de él, se llama Marcos, y hace unos meses lo trajo a comer a casa, quería que lo conozca, él tiene treinta años, es alto, con un físico trabajado, estaba cocinando, ella fue a abrirle, salí al comedor a saludarlo, quedé realmente impactada, me recordaba a mi ex marido a esa edad, el parecido era impresionante, me acerque a saludarlo, me dio un suave beso en la mejilla, pude aspirar su perfume, siempre me encantaron los hombres que usan esos perfumes fuertes, personales, intercambiamos unas frases de cortesía, y volví a la cocina. La cena transcurrió normal. Solía venir seguido a casa y el trato siempre era muy cordial con él, manteniendo la distancia, que la relación con la madre de su novia indicaba, pero había una carga fuerte entre los dos. Primero se fue metiendo en mis sueños, soñaba habitualmente con él, a veces se mezclaba con la imagen de mi ex, como pasa en los sueños, de pronto soñaba que lo hacía con mi ex, pero de golpe lo miraba a la cara y era el novio de mi hija. Lo hablé en mi terapia, era obvio que había una fuerte atracción, pero era el novio de mi hija, realmente no me parecía correcto que nada pasara con él, fui tratando de no estar tan presente, cuando mi hija me avisaba que venía a casa, solía generarme una salida, trataba de evitarlo, por otro lado cada vez que salía con mi amante estaba mucho más excitada cuando lo hacíamos, el siempre insistía en hacerme una fotos, nunca lo había dejado, le dije que sí, pero con mi celular, quería que me sacara de atrás, en cuatro sobre la cama, que la toma no pasara de la altura de mi cuello, que no se viera ni mi pelo, me sacó varias, primero simplemente esperándolo con mi vestido levantado, con la tanga puesta, varias con el hilo de la tanga corrido a un costado sobre mi culo, me hizo otra con la tanga enrollada entre mis muslos, finalmente me hizo otras mientras lo hacíamos y otra cuando la sacaba y me tiraba toda la leche en mi culazo, fue una cogida muy caliente y por primera vez descubrí como me gustaba que me sacaran fotos, siempre me había gustado exhibirme, pero era algo que tenía muy reprimido.
Una noche que vino a cenar Marcos, no pude poner excusas, realmente no podía irme cada vez que venía, estaba cocinando, tenía un vestido que me ajusta mucho el culo, se nota un montón como se mete mi tanga en él, mi hija se había ido a bañar él estaba en el living, le había servido un vaso de cerveza hacía un rato, me sentí observada, cuando giré la cabeza, estaba apoyado en el marco de la puerta, con su metro ochenta, mirándome, gire la cabeza y le sonreí.
-Está bien fría la cerveza eh…
-Buenísima Adri… te quería preguntar… bueno… si realmente te molesta que venga… me doy cuenta que no soles estar cuando vengo… realmente es tu casa y me resulta incómoda la situación…
-No, no hay problema… me parece bueno que mi hija sienta que es su espacio también… ya que todavía no tiene la posibilidad de tener su propio lugar… -seguí cocinando y sentía su mirada en mi culo, lo estaba disfrutando seguramente, me sentía muy caliente, me concentré en seguir cocinando, él estuvo un rato más mirándome y volvió al living, esa noche me masturbe por primera vez pensando en él. Me había acostado después de cenar y me desperté cerca de las dos de la mañana, escuchaba los gemidos de mi hija, que trataba de no hacer ruido, pero a esa hora era imposible que no la escuchara, en ese momento me empecé a acariciar, pensaba en que era yo la que estaba siendo cogida, me volvía loca de excitación. Pasaron casi dos meses en los que seguí evitando encontrarme con él.
Un sábado por la noche, Salí con mi grupo de amigas, una de ellas se había divorciado, salimos a acompañarla, tomamos mucho, fuimos a bailar, yo baile con un desconocido, estuvimos apretándonos un rato, pero no pasó nada finalmente, llegué a casa caliente, muy borracha, escribí un texto que decía,
-Te mando las fotos que me sacaste esa noche en el hotel… se discreto… que queden entre vos y yo… -en realidad le mande este texto y todas las fotos al novio de mi hija, no fue por error, en mi borrachera, me sentía caliente, enojada, celosa, un torbellino de sensaciones, intenté varias veces frenarme, a la mañana siguiente traté de eliminarlas. Realmente no sabía que cara pondría cuando volviera a verlo a él. Le mandé un mensaje al día siguiente, diciéndole que me disculpara que había salido con amigas, tomado demasiado, y me equivoque de destinatario, que por favor las borrara.
-Me encantaron las fotos… podes mandarme más si queres…
Era un cambio tan fuerte en la situación, traté de no cruzármelo por un largo tiempo, una noche de encuentro con mi amante le pedí que me hiciera más fotos, esta vez no estaba borracha, ni bien volví del encuentro con mi amante, le mandé todas las fotos al novio de mi hija, sin mensajes ni comentarios.
Una noche que vino a cenar Marcos, no pude poner excusas, realmente no podía irme cada vez que venía, estaba cocinando, tenía un vestido que me ajusta mucho el culo, se nota un montón como se mete mi tanga en él, mi hija se había ido a bañar él estaba en el living, le había servido un vaso de cerveza hacía un rato, me sentí observada, cuando giré la cabeza, estaba apoyado en el marco de la puerta, con su metro ochenta, mirándome, gire la cabeza y le sonreí.
-Está bien fría la cerveza eh…
-Buenísima Adri… te quería preguntar… bueno… si realmente te molesta que venga… me doy cuenta que no soles estar cuando vengo… realmente es tu casa y me resulta incómoda la situación…
-No, no hay problema… me parece bueno que mi hija sienta que es su espacio también… ya que todavía no tiene la posibilidad de tener su propio lugar… -seguí cocinando y sentía su mirada en mi culo, lo estaba disfrutando seguramente, me sentía muy caliente, me concentré en seguir cocinando, él estuvo un rato más mirándome y volvió al living, esa noche me masturbe por primera vez pensando en él. Me había acostado después de cenar y me desperté cerca de las dos de la mañana, escuchaba los gemidos de mi hija, que trataba de no hacer ruido, pero a esa hora era imposible que no la escuchara, en ese momento me empecé a acariciar, pensaba en que era yo la que estaba siendo cogida, me volvía loca de excitación. Pasaron casi dos meses en los que seguí evitando encontrarme con él.
Un sábado por la noche, Salí con mi grupo de amigas, una de ellas se había divorciado, salimos a acompañarla, tomamos mucho, fuimos a bailar, yo baile con un desconocido, estuvimos apretándonos un rato, pero no pasó nada finalmente, llegué a casa caliente, muy borracha, escribí un texto que decía,
-Te mando las fotos que me sacaste esa noche en el hotel… se discreto… que queden entre vos y yo… -en realidad le mande este texto y todas las fotos al novio de mi hija, no fue por error, en mi borrachera, me sentía caliente, enojada, celosa, un torbellino de sensaciones, intenté varias veces frenarme, a la mañana siguiente traté de eliminarlas. Realmente no sabía que cara pondría cuando volviera a verlo a él. Le mandé un mensaje al día siguiente, diciéndole que me disculpara que había salido con amigas, tomado demasiado, y me equivoque de destinatario, que por favor las borrara.
-Me encantaron las fotos… podes mandarme más si queres…
Era un cambio tan fuerte en la situación, traté de no cruzármelo por un largo tiempo, una noche de encuentro con mi amante le pedí que me hiciera más fotos, esta vez no estaba borracha, ni bien volví del encuentro con mi amante, le mandé todas las fotos al novio de mi hija, sin mensajes ni comentarios.
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