Salí de ahí con mil dólares en mi bolsillo y las manos con olor a semen de un desconocido hace 2 horas atrás. Para peor, mi nuevo amigo era casado y yo iba con su leche entre mis tetas caminando por el hotel, sólo salvada por el buzo de la NBA que mi hermano me había regalado.
Volví a mi casa y entrando cuál polizón, me fui rápido a la ducha a sacarme el ya seco esperma entre mis tetas. Lavé algo de la ropa bajo el agua caliente para evitar manchas y salí relajada, casi dando por superada la experiencia de haber sido una especie de puta por una hora.
BIANCA. Pensé.
Mi cerebro en su relajación, dió lugar al gran problema que me venía castigando el último día. Ayudar a mi amiga sin defraudar a mi hermano.
Casi como en una conexión (muy inoportuna) de mejores amigas, me llegó su clásico mensaje. "Yendo", estaba viniendo a mi casa a merendar. Cómo la iba a mirar a la cara? Cómo le iba a mentir haciendo de cuenta que todo estaba bien?
Pasaron los minutos y yo seguía en toalla sentada en la cama. Pude reaccionar y me puse una tanga negra y un remerón viejo que tenía por ahí.
Fui a poner el agua y preparar el mate para esperarla.
"Abrimeeeeee yeguaaaa" escuché desde afuera de manera muy poco sutil.
Abrí la puerta y se fundió en un abrazo que no merecía y como si no nos hubiéramos visto en años.
"Hola amiga!" Me dijo con mucha alegría.
"Hola Bian!" Intenté imitar su euforia, pero sabía que sonaba falso. Ella me la dejó pasar.
Charlamos como siempre, un poco el chismerio me fue distrayendo, sin embargo no podía dejar de pensar en cómo Franco era tan imbecil de desperdiciar una chica como ella. No exagero si digo que es el sueño de toda persona que conocí. Sus ojos verdes, su pelo rojizo, sus rasgos tan delicados y su siempre simpatía, acompañado todo este combo de un cuerpazo de infarto con un culo que nadie puede dejar de apreciar.
El desprecio a Franco era total en ese punto. Quizás porque el tenía algo que yo hubiera querido y no le daba el valor que merecía.
"Estás bien? Te noto ida amiga" interrumpió mis pensamientos Bian.
"Si perdón, estaba pensando en cualquiera"
"Entonces no te jode que pase Fran un ratito por acá?"
QUÉ.
La vida no podía ser así, no me podía poner a prueba de esa manera. No había respuesta en la que yo gane. O tenía que explicarle por qué no quería que venga o poner mi mejor cara de póker ante ese imbécil.
"Si, obvio!" Otra vez, mi falso tono pasó porque ella lo dejó pasar.
Llegó a los pocos minutos e intenté disimular lo mejor posible. Lo traté como siempre al recibirlo y me fui a poner un shorcito para que por un descuido no se me vea nada, quizás en otro momento no me preocupaba, pero la verdad que ni se merecía tener esa suerte.
Seguimos tomando mates, la charla fue como siempre y pude actuar con mi mejor naturalidad. Sin embargo, la vida me dió un guiño.
Bian: "Che te noto resfriado Fran, te sentís bien?"
Fran: "Si, si, habré tomado frío el viernes"
OTRA VEZ, QUÉ.
Mi amiga, no hizo las cuentas ni se avivó de lo que había hecho su novio, sin querer se olvidó que ese día "estaba enfermo en la casa".
Fue mi momento.
"Fran, pero el viernes no estabas en tu casa que por eso se quedó Bian?"
Él: "eh eehh, si si, claro, dije cualquiera"
No, no te vas a escapar ahora hijo de puta y mintiendo tan fácil.
"No igual pará, estoy confundida yo, creo que tenés razón. Si Juan me dijo que te vió esa noche" (tendríamos fácil 4 Juan en común, tiré el lance)
Bian: "pará cómo? Si vos el viernes me dijiste que estabas enfermo"
Fran: "Si pero salí a tomar aire a ver si se me pasaban las náuseas"
Pumba, se empezó a romper. Era ahora. Por suerte mi amiga notó algo raro.
Bian: "Na bueno, sos un pelotudo, volá de acá si? Después hablamos pero ahora no me cortes la tarde con ella"
Se fué y apenas cruzó la puerta le dije a Bian en un enorme desahogo, todo lo que sabía. Le dije que por favor, no use la información que sabía pero que aproveche lo que pasó, para ir a fondo con el tema que se iba a quebrar finalmente él. Que invente algún testigo como hice yo.
Quien se quebró fue ella. Esos hermosos ojos verdes se inundaron de lágrimas y se tiró al sillón derrumbada.
No quería que la vean así, la llevé a mi pieza, la abracé y le pedí perdón por haberme guardado esa información.
"Tranquila amiga, sé lo difícil que habrá sido para vos y me doy cuenta que en todo momento hiciste lo que pudiste para ayudarme. Gracias, te quiero con el alma"
Me dijo esas palabras y sólo pude llorar yo también con ella. Era tan buena, incluso en su peor momento tenía tiempo de pensar lo mejor del otro.
Ella seguía abrazada a mí como un peluche. Yo por nada del mundo la iba a soltar en ese momento. Los llantos de ambas cesaron e hicimos algunos chistes sobre cuernos y cosas así. Tratamos juntas de ponerle la otra mejilla.
Bian: "será que me lo merecía por lo que hicimos juntas?"
Me dejó pensando. Cuál era la diferencia? Porque yo era su amiga o del mismo sexo, eso era válido?
No sabía qué responderle. Pensé y le dije:
"Mirá, vos nunca te vas a merecer algo así, eso seguro. Y lo que pasó entre nosotras estoy muy contenta que haya pasado"
Ella respondió con un silencio, una sonrisa y un tierno beso. La miré y respondí con otro, que fue llevando a uno más apasionado y que desembocó en nuestras lenguas desesperadas jugando entre sí y las manos de ambas recorriendo la figura de la otra.
En dos movimientos me dejó las tetas al aire y se lanzó a chuparlas mientras me frotaba con una de sus manos, por encima del short.
Me regalé a ella, sabía que lo que necesitaba era eso y estaba feliz de darle todo mi cuerpo si hacía falta.
Me siguió chupando los pezones, alternando con algunos mordiscos que me daban descargas de placer. Yo aprovechaba para masajear su culo por encima de la ropa hasta que casi leyendome la mente, se levantó, se sacó todo con mucha rapidez y de un tirón me bajó el short dejándome en tanga frente a ella.
"Que hermosa que sos" me dijo. Admirando mi cuerpo en ese momento.
Se tiró entre mis piernas y corriendo la tanguita, me regaló una chupada de concha inolvidable. Mientras jugaba con su lengüita, me fue metiendo dedos en la conchita y en la cola. Jugó con mis tetas y con cada centímetro de mi cuerpo que creyó me podría estimular.
Yo en retorno, mientras mordía la almohada le regalé una acabada en su boquita como premio por semejante desempeño.
Ella no conforme, casi sin pensar, subió su cola en mi carita, me apoyó su conchita que estaba empapada y la empezó a frotar contra mi cara. Yo sacaba la lengua buscando abarcar todo lo que podía, sea su conchita, su ano, lo que fuese que ella desee ponerme delante.
Cuando me dejó quietita su concha, se inclinó en busca de la mía otra vez y empezamos un 69 que servía para ahogar los gemidos de la otra. Me volví a acabar, esta vez en simultáneo con ella, quién cayó rendida sobre mí. Había pasado casi una hora que las dos estábamos dándole placer a la otra. El olor a sexo en la habitación era abismal. Nuestros cuerpos transpirados eran una muestra de lo bien que lo habíamos pasado. Sin embargo, me quedaba algo pendiente. La moví y al dejé boca abajo, la hice levantar la cola y le empecé a chupar su culito.
"Ay hija de puta por diossss siiiiii" me respondió.
"No no no, por favor no pares"
"Dale dale dale dale, más más más"
"Ah... Ahhh... Siiiiii"
Sus frases me daban a entender que le encantaba cómo mi lengua jugaba en su ano, mi amiga tenía el mejor culo que había visto y yo estaba feliz pudiendo consolarla mientras lo disfrutaba.
Le empecé a meter un dedo, dos, tres y hasta 4. Era increíble como su culo dejaba como límite mi imaginación. La fuí cogiendo con mucha fuerza mientras seguí chupándole la conchita ya en 4.
Me largó un chorro de líquido espeso en mi boca y menton, incluso me salpicó las tetas y gran parte de la cama.
Se giró casi con una mezcla de enojo y placer, se tiró encima mío y me partió la boca de un beso, el más fogoso que habíamos tenido hasta ahora. Entre nuestras lenguas estaban sus fluidos. Ambas teníamos un gustito a concha hermoso.
"Gracias Ceci, necesitaba esto, te quiero"
"Yo también te quiero Bian"
Nos dormimos otra vez juntas como ya se había hecho costumbre. Las dos llenas de los flujos de la otra, las conchitas empapadas y despeinadas como nunca.
Volví a mi casa y entrando cuál polizón, me fui rápido a la ducha a sacarme el ya seco esperma entre mis tetas. Lavé algo de la ropa bajo el agua caliente para evitar manchas y salí relajada, casi dando por superada la experiencia de haber sido una especie de puta por una hora.
BIANCA. Pensé.
Mi cerebro en su relajación, dió lugar al gran problema que me venía castigando el último día. Ayudar a mi amiga sin defraudar a mi hermano.
Casi como en una conexión (muy inoportuna) de mejores amigas, me llegó su clásico mensaje. "Yendo", estaba viniendo a mi casa a merendar. Cómo la iba a mirar a la cara? Cómo le iba a mentir haciendo de cuenta que todo estaba bien?
Pasaron los minutos y yo seguía en toalla sentada en la cama. Pude reaccionar y me puse una tanga negra y un remerón viejo que tenía por ahí.
Fui a poner el agua y preparar el mate para esperarla.
"Abrimeeeeee yeguaaaa" escuché desde afuera de manera muy poco sutil.
Abrí la puerta y se fundió en un abrazo que no merecía y como si no nos hubiéramos visto en años.
"Hola amiga!" Me dijo con mucha alegría.
"Hola Bian!" Intenté imitar su euforia, pero sabía que sonaba falso. Ella me la dejó pasar.
Charlamos como siempre, un poco el chismerio me fue distrayendo, sin embargo no podía dejar de pensar en cómo Franco era tan imbecil de desperdiciar una chica como ella. No exagero si digo que es el sueño de toda persona que conocí. Sus ojos verdes, su pelo rojizo, sus rasgos tan delicados y su siempre simpatía, acompañado todo este combo de un cuerpazo de infarto con un culo que nadie puede dejar de apreciar.
El desprecio a Franco era total en ese punto. Quizás porque el tenía algo que yo hubiera querido y no le daba el valor que merecía.
"Estás bien? Te noto ida amiga" interrumpió mis pensamientos Bian.
"Si perdón, estaba pensando en cualquiera"
"Entonces no te jode que pase Fran un ratito por acá?"
QUÉ.
La vida no podía ser así, no me podía poner a prueba de esa manera. No había respuesta en la que yo gane. O tenía que explicarle por qué no quería que venga o poner mi mejor cara de póker ante ese imbécil.
"Si, obvio!" Otra vez, mi falso tono pasó porque ella lo dejó pasar.
Llegó a los pocos minutos e intenté disimular lo mejor posible. Lo traté como siempre al recibirlo y me fui a poner un shorcito para que por un descuido no se me vea nada, quizás en otro momento no me preocupaba, pero la verdad que ni se merecía tener esa suerte.
Seguimos tomando mates, la charla fue como siempre y pude actuar con mi mejor naturalidad. Sin embargo, la vida me dió un guiño.
Bian: "Che te noto resfriado Fran, te sentís bien?"
Fran: "Si, si, habré tomado frío el viernes"
OTRA VEZ, QUÉ.
Mi amiga, no hizo las cuentas ni se avivó de lo que había hecho su novio, sin querer se olvidó que ese día "estaba enfermo en la casa".
Fue mi momento.
"Fran, pero el viernes no estabas en tu casa que por eso se quedó Bian?"
Él: "eh eehh, si si, claro, dije cualquiera"
No, no te vas a escapar ahora hijo de puta y mintiendo tan fácil.
"No igual pará, estoy confundida yo, creo que tenés razón. Si Juan me dijo que te vió esa noche" (tendríamos fácil 4 Juan en común, tiré el lance)
Bian: "pará cómo? Si vos el viernes me dijiste que estabas enfermo"
Fran: "Si pero salí a tomar aire a ver si se me pasaban las náuseas"
Pumba, se empezó a romper. Era ahora. Por suerte mi amiga notó algo raro.
Bian: "Na bueno, sos un pelotudo, volá de acá si? Después hablamos pero ahora no me cortes la tarde con ella"
Se fué y apenas cruzó la puerta le dije a Bian en un enorme desahogo, todo lo que sabía. Le dije que por favor, no use la información que sabía pero que aproveche lo que pasó, para ir a fondo con el tema que se iba a quebrar finalmente él. Que invente algún testigo como hice yo.
Quien se quebró fue ella. Esos hermosos ojos verdes se inundaron de lágrimas y se tiró al sillón derrumbada.
No quería que la vean así, la llevé a mi pieza, la abracé y le pedí perdón por haberme guardado esa información.
"Tranquila amiga, sé lo difícil que habrá sido para vos y me doy cuenta que en todo momento hiciste lo que pudiste para ayudarme. Gracias, te quiero con el alma"
Me dijo esas palabras y sólo pude llorar yo también con ella. Era tan buena, incluso en su peor momento tenía tiempo de pensar lo mejor del otro.
Ella seguía abrazada a mí como un peluche. Yo por nada del mundo la iba a soltar en ese momento. Los llantos de ambas cesaron e hicimos algunos chistes sobre cuernos y cosas así. Tratamos juntas de ponerle la otra mejilla.
Bian: "será que me lo merecía por lo que hicimos juntas?"
Me dejó pensando. Cuál era la diferencia? Porque yo era su amiga o del mismo sexo, eso era válido?
No sabía qué responderle. Pensé y le dije:
"Mirá, vos nunca te vas a merecer algo así, eso seguro. Y lo que pasó entre nosotras estoy muy contenta que haya pasado"
Ella respondió con un silencio, una sonrisa y un tierno beso. La miré y respondí con otro, que fue llevando a uno más apasionado y que desembocó en nuestras lenguas desesperadas jugando entre sí y las manos de ambas recorriendo la figura de la otra.
En dos movimientos me dejó las tetas al aire y se lanzó a chuparlas mientras me frotaba con una de sus manos, por encima del short.
Me regalé a ella, sabía que lo que necesitaba era eso y estaba feliz de darle todo mi cuerpo si hacía falta.
Me siguió chupando los pezones, alternando con algunos mordiscos que me daban descargas de placer. Yo aprovechaba para masajear su culo por encima de la ropa hasta que casi leyendome la mente, se levantó, se sacó todo con mucha rapidez y de un tirón me bajó el short dejándome en tanga frente a ella.
"Que hermosa que sos" me dijo. Admirando mi cuerpo en ese momento.
Se tiró entre mis piernas y corriendo la tanguita, me regaló una chupada de concha inolvidable. Mientras jugaba con su lengüita, me fue metiendo dedos en la conchita y en la cola. Jugó con mis tetas y con cada centímetro de mi cuerpo que creyó me podría estimular.
Yo en retorno, mientras mordía la almohada le regalé una acabada en su boquita como premio por semejante desempeño.
Ella no conforme, casi sin pensar, subió su cola en mi carita, me apoyó su conchita que estaba empapada y la empezó a frotar contra mi cara. Yo sacaba la lengua buscando abarcar todo lo que podía, sea su conchita, su ano, lo que fuese que ella desee ponerme delante.
Cuando me dejó quietita su concha, se inclinó en busca de la mía otra vez y empezamos un 69 que servía para ahogar los gemidos de la otra. Me volví a acabar, esta vez en simultáneo con ella, quién cayó rendida sobre mí. Había pasado casi una hora que las dos estábamos dándole placer a la otra. El olor a sexo en la habitación era abismal. Nuestros cuerpos transpirados eran una muestra de lo bien que lo habíamos pasado. Sin embargo, me quedaba algo pendiente. La moví y al dejé boca abajo, la hice levantar la cola y le empecé a chupar su culito.
"Ay hija de puta por diossss siiiiii" me respondió.
"No no no, por favor no pares"
"Dale dale dale dale, más más más"
"Ah... Ahhh... Siiiiii"
Sus frases me daban a entender que le encantaba cómo mi lengua jugaba en su ano, mi amiga tenía el mejor culo que había visto y yo estaba feliz pudiendo consolarla mientras lo disfrutaba.
Le empecé a meter un dedo, dos, tres y hasta 4. Era increíble como su culo dejaba como límite mi imaginación. La fuí cogiendo con mucha fuerza mientras seguí chupándole la conchita ya en 4.
Me largó un chorro de líquido espeso en mi boca y menton, incluso me salpicó las tetas y gran parte de la cama.
Se giró casi con una mezcla de enojo y placer, se tiró encima mío y me partió la boca de un beso, el más fogoso que habíamos tenido hasta ahora. Entre nuestras lenguas estaban sus fluidos. Ambas teníamos un gustito a concha hermoso.
"Gracias Ceci, necesitaba esto, te quiero"
"Yo también te quiero Bian"
Nos dormimos otra vez juntas como ya se había hecho costumbre. Las dos llenas de los flujos de la otra, las conchitas empapadas y despeinadas como nunca.
1 comentarios - Una chica sencilla (5)