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Primera vez con eray

Primera vez con eray
Yo estaba de espalda y me jalo con fuerza del brazo y me puso delante de el, entonces coloco su enorme pene entre mis nalgas, yo podía sentir como palpitaba y saludaba a mi ano como si ambos se conocieran, el soltó mi brazo me tomo de la cadera con fuerza y con la otra mano comenzó a jugar la cabeza de su miembro con mi virgen ano, podía sentir en cada tallon cada pliegue de mi culito como iba de arriba abajo estaba impotente ante tal acción; Me sentía invadido y de una sensación extraña nunca antes experimentada y termino su juego con una ligera embestida sin éxito... Me dejó y fue al buró del cuarto por algo de lubricante para aplicarlo en toda su tremenda virilidad, se puso en poco entre sus tres dedos y con ellos procedió a lubricarme, jamás había sentido tal emoción, como de desconcierto, susto, palpitaciones tales que el corazón quería salir de mi boca! Comenzó a frotar sus tres varoniles y rústicos dedos entre mis nalgas y ano y al tocarlo lanze un ligero gemido que ahoge en mi garganta, pero mientras lubricaba su dedo medio iba acercandose más y más! y sin mas me lo introdujo; su dedo calloso y rústico entro sin oponer ninguna resistencia, debo admitir que me sentí invadido pero tener esa sensación del dedo dentro hizo que mi corazón se elevara y mis piernas temblaran más; se dispuso a chorrear otro poco de lubricante y me resultaba bastante extraño y hasta vergonzoso que el estuviera tomando de esa manera mi ano sin consentimiento, pero lo hacía porque simplemente podía hacerlo
el comenzó a dedearme con tal maestría despacio de dentro hacia afuera ejerciendo presión en los bordes. Una espontánea convulsión me recorrió el intestino. Noté mucho más delgada la piel del margen de mi culo entonces solo cerré mis ojos y apreté un poco mis dientes para poder soportar... no podía pensar en nada en otra cosa por más que me concentra, así que me deje llevar! Podía entonces con los ojos cerrados visualice mentalmente su dedo e imaginaba las figuras geométricas y caprichosas que el hacia dentro de mi recto, podía darme cuenta que rascaba lento con las llemas de su dedos mi punto g. A veces lento A veces suave y en un punto de una manera rápida y frenetica, hacía 8 con su dedo, tocaba mis paredes haciendo círculos, triangulos y muchas figuras! Todo esto mientras yo me perdía entre manchas abstractas y brillantes que aparecían en mi mente, y la sensación ruda de sus nudillos pegando contra mis nalgas y ano
Cuando abrí los ojos me di cuenta de que perdí la noción, pero estaba gimiendo repetidamente y de manera instintiva y natural, también pude percatarme de que habían pasado 13 minutos desde que empezo a dedearme y por más insólito que suene tampoco no me di cuenta cuando introdujo otro de sus dedos, no solo había sido una dedeada! Si no UNA CHIQUITITEADA Y DE CAMPEONATO!!; yo estaba en posición ofreciéndole mi culo con mi espalda inclinada y el tenía el rostro pegado a mis nalgas abrazando mi pelvis! Entonces solo y hasta cuándo pude dejar de gemir es que puse reincorporarme y sentia un calor general que se concentraba en mi vientre y recto, ese calor en mi vientre iba de lo delicioso a lo casi insoportable; entonces el saco sus dedos que se deslizaban con destreza y facilidad dentro de mi recién dilatado esfínter y dijo:
-valla! Parece que salió limpio!-
Yo solo podía pensar en que pasaría después! En eso el me dio una orden tajante, con voz fuerte masculina y de autoridad
-SUBETE A LA CAMA! Y PONTE EN 4 PATAS!
Di un ligero brinco del susto ante la sorpresa, solo pude obedecerlo; me puse en 4 y abrí lo más que pude las piernas
Sentí, entonces, cómo se acercaba; fue evidente su peso sobre el colchón... Oí los clics de la cámara...Y al fin, noté la mano de ese macho dejando mi ano al descubierto me tomó por los glúteos (una mano en cada uno) y comenzó a separarlos.
–¡Vaya! –dijo, con avidez– ¡Qué rosadito y sabroso es!
Oírlo me aceleró aún más el ritmo cardíaco: ¡él hablaba así de mi intimidad! ¡él contemplaba mi ano, esa cavidad que había permanecido secreta, que ninguna mano extraña había tocado, y que ahora estaba a punto de ser subyugada, usada, desvirgada! Sin reflexión ni posibilidad de detenerme; Sin pensarlo, así como estaba, en cuatro patas, me incliné al máximo como ofreciéndole las nalgas, desplegando mi entrada ante él, hasta que mi cabeza toco la cama. Desde ahí, quise girar un poco: verlo viéndome. Pero él me detuvo con otra orden tajante:
–Quieta, puta... Hacia el frente, ya te dije.
Me había tratado como puta! Primero, una tibieza casi voltaica se me extendió por el vientre. Después, una especie de calambre hizo que mi pene dejara de ser mío: no sólo se me constriñó y se me adormeció (como si me hubieran inyectado anestesia), se acomodó tras de mí y tomó nuevamente mis nalgas: las separó por tercera vez, pero ahora con un movimiento violento, como si quisiera partirme. "Me va a coger", pensé. me ordenó poner mis brazos hacia atrás cabeza pegada totalmente hacia abajo y el sin ningún problema tomándome ambas muñecas con una sola mano, sentir esa mano y esa fuerza que sin dificultad tomaba las dos manos mías con tal autoridad y yo con tal inferioridad-sumision intenté acomodar mis manos para tener comodidad pero estaban de tal manera apresadas que me di cuenta que todo intento por hacer algo por mi cuenta sería inútil; No tardé en apreciar la dura cabeza de su enorme pene en mi culo ¡Éste, entonces, se dilató instintivamente! con habilidad, comenzó a entrar en mí, sin esfuerzo, atiborrando de dureza mi suavidad interna.
–¡Carajo! –bramó– ¡Se te está yendo la verga bien fácil!
Yo, ante la gustosa sensación de recibir a mi hombre, me sumí en un pozo de voluptuosidad. De hecho, descubrí que conforme ese macho avanzaba, sojuzgándome, rompiéndome, embutiéndome, un desgarre y goce infinito florecía en mi vientre y se extendía por mi piel, mutándola toda en una zona erógena, lista para responder a roces y caricias ¡Supe cómo es poder recibir a un macho! ¡La poderosa herramienta viril hundiéndose en mí, más y más, semejaba un pistón caliente que encendía los motores de mi nueva sexualidad
–¡Ahhh! –pense– ¡Esto es delicioso! ¡Estás enorme, pero el dolor la culpa de la conciencia también me invadia
Justo cuando me habían entrado poco más de tres cuartos de verga, mi culo se cerró. Sí: ahora mi cuerpo reaccionaba instintivamente, Oí un masculinismo "ah", de placer.
–Me aprietas, puta 
comenzó a moverse violentamente, sacándome y metiéndome la verga; y tomándome por la cintura con mucha fuerza, me obligó a seguirle el ritmo. "Me llena", pensé, "me deleita por dentro". ¡Dios! ¡Cómo me sujetaban sus manos rudas! ¡Cómo enervaba ese masculino tacto mi dócil piel! Cerré los ojos, captando las incitantes penetradas y salidas de mi macho, la manera en que me abría, el golpeteo de su cuerpo contra el mío (que lograba levantarme cada vez, dejándome un poco en el aire) y el balanceo sin control de pene. Soltó mis manos que estaban entumidas y con ambas manos me abría las nalgas a un punto de que me ardían mientras me cogía y me dolía pero como todo lo que hacía en la cama ese hombre lo hacía bien hecho! termino gustandome "Estoy dando las nalgas", me dije. No dudé: mi carne, mi piel y mis huesos se estaban transformado en instrumentos al servicio de su placer, afinados por él, supeditados a él. Lejanas, me llegaron una serie de gemidos, agudas, desvergonzadas: era yo mismo, entregándome sin pudor a mi semental. "Tengo una verga dentro", me repetía. No supe en qué momento me llegó una nalgada, pero inició una serie imparable que me hizo caracolear y preguntarme: "¿Dónde termina el dolor? ¿Dónde empieza el éxtasis?".
Comprendí por fin que estaba gozando de esa cogida tanto como el! pese a que algo dentro de mi quería negarlo. El placer a ese punto era algo innegable y caí en qué el placer de ese hombre era mi responsabilidad 

1 comentarios - Primera vez con eray

aleqp +1
Guau. Me calentaste mal
Heinrrich_himler
Faltan las otras 5 partes