Todavía me acuerdo esa mirada cómplice y de ternura entre nosotras. De hecho, el escribirlo ahora no puedo evitar sonreír como una tonta.
Incluso hoy puedo confesar que no solo Bian es mi mejor amiga, también con el tiempo descubrí que fué mi primer amor.
Esa mañana, después de algunas risitas de vergüenza entre nosotras, la miré a esos ojos verdes que tiene por milagro genético y no pude resistir darle un beso apasionado. De esos que no sólo te hace temblar toda, sino que se dan con todo el cuerpo.
Nuestras manos fueron recorriendo otra vez las curvas de la otra, sus tetas eran apenitas más grandes de lo que mi mano podía abarcar, las mías eran para ella eran ya casi una tarea imposible pero no impidió que se encargue de agarrarlas y jugar con ellas.
Como si recién estuviéramos descubriendo nuestros cuerpos, nos rozabamos la una a la otra, cruzando nuestras piernas y buscando el mayor contacto posible con el cuerpo desnudo de la otra.
Ella se bajó un poquito y con una mirada que nunca había visto en ella hasta ese día, me empezó a chupar las tetas. Se notaba el deseo en Bian, realmente disfrutaba como nadie ese momento. Su lengua envolvía mi pezón, sus labios lo apretaban y succionaban. Ya era imposible no gemir de manera ridícula frente a ella. Pasaba su lengua de pezón a pezón, envolviendo todo lo que podía las tetas con sus manos e incluso su cara.
Mientras tanto, como si pocos fueran los estímulos, mi conchita se frotaba ya con la de ella. Sintiendo lo mojada que se iba volviendo, aunque me era imposible diferenciar si era ella, yo o ambas las que estábamos mojandonos de esa manera tan ridícula.
Producto de eso, ella también empezó a gemir pero mis tetas ahogaban esos gemidos. Apenas podía escucharlos cuando ella se frenaba a respirar un poco. Estaba hipnotizada en su tarea y yo en mi amiga.
"Ceci, ayer yo fui mala amiga"
Esa frase me dijo y me sorprendió, no sabía de que se refería. Hasta que una dulce sonrisa de ella me dió a entender todo. Bajó escurriendose por abajo de mi cuerpo, dándome besos en el recorrido de mi pancita hasta mi entrepierna.
Se refería a que ayer a la noche, solo ella había recibido sexo oral. Pero esta vez me tocaba a mí. Pude sentir su aliento frente a mi conchita. Me empapé sin que ella empiece, ya me retorcía de placer.
Sentí el contacto de la punta de su lengua y acto seguido lamidas que me fueron soltando. Mis gemidos acompañaban el veloz ritmo que agarró Bian, su lengua cada vez iba más profundo en mi conchita. Yo me fui soltando y dejando caer el peso sobre la carita de mi amiga que nunca amagó a frenar.
Mientras seguía jugando con mi clítoris y toda mi conchita, sus manos apretaban mi cola con fuerza. Estaba agarrada al cabezal de la cama sintiendo que me iba a desmayar, los temblores eran cada vez mayores y mis gemidos habían sido cambiados por gritos de placer.
Sentí como empecé a acabar, como estaba acabando en toda la boquita de Bian, mi amiga de toda la vida.
Ella nunca se detuvo, se encargó de seguir hasta hacerme prácticamente desmayar a un costado de la cama.
Nunca me había acabado así y nunca pensé que ella iba a ser la razón por la que sucediera.
Tirada sobre la cama, la busqué con la mirada y la imagen era hermosa. Sus siempre perfectos bucles rojizos estaban por primera vez revueltos pero de manera salvaje y sexy. Sus ojitos verdes brillaban tanto como si boquita, mentón y nariz, los cuales estaban empapados por mis jugos.
Se acercó con la misma mirada de gata que había puesto segundos antes de bajar a chuparmela, y me dió un beso el cuál pude sentir cómo la había acabado en su carita. Eso sólo me calentó más, ella se habrá dado cuenta porque en ése momento y sin piedad de haberme hecho acabar hacía menos de dos segundos, me coló 2 dedos, que al instante se volvieron 3.
Me estaba haciendo una paja increíble, solo podía gemir y pedirle por favor que no pare. Ella sonreía con cierta maldad y me besaba de forma desesperada. Estaba tan caliente como yo. Le gustaba jugar conmigo y mi calentura.
Poco pude aguantar, me volví a acabar y esta vez sí, se apiadó y se acostó al lado mío. Dejó mi conchita en paz, satisfecha ante todo, eso sí.
Nos quedamos dormidas un ratito más después de eso. Ya con una satisfacción enorme ambas, nos levantamos al ratito y fuimos a la ducha. Volvimos a ser las de siempre, no era la primera vez que nos bañabamos juntas y lo tomamos de forma muy natural.
Compartimos unos mates y por suerte el día había mejorado. No sentimos necesidad de charlar de lo que pasó, no había ninguna incomodidad, ni nada de culpa. Si bien Fran (su novio) no se iba a enterar de esto, no sentimos que hayamos hecho una maldad.
Ese día me fui y a la tarde ya estábamos arreglando para vernos otra vez. Iba a haber una fiesta en la casa de un amigo de Fran de un pueblo cercano. Lo único que no me cerraba, era que también iría mi hermano, es muy celoso y siempre terminamos peleando.
Le dije a Bian que cuente conmigo para ir, así que fijamos un horario para esperarla a ella y su novio para que pasen por casa.
A eso de las 11 de la noche, llegan ambos, me revisé por última vez al espejo, llevaba unas botas largas negras, un pantalón de jean negro también y un suéter (repito, hace frío allá). Aunque había trampa, no quería que mi papá me viera, por lo que debajo del suéter tenía un top tipo corset rosa que nunca había usado. Pero esa noche, quizás inconsciente o quizás no tanto, quería resaltar mis siempre llamativas tetas. Quería que Bian las pueda "disfrutar" como esa misma mañana.
Si, lo hice por ella. No me juzguen.
Temía la reacción de mi hermano, pero pensaba evitarlo todo lo que pueda.
Me subí al auto, la ví a Bian perrisima como siempre. Tenía una calza blanca que hacía todavía mejor su culazo. Incluso diría que describir el resto es casi una perdida de tiempo porque seguro nadie recuerde otra cosa. Pero como buena amiga, sé que tenía puesto una remera manga larga al cuerpo roja y unas botitas rojas también.
Saludé a Fran con un beso, a Bian con un abrazo enorme y me quedé atrás.
La calefacción me estaba matando y tuve que sacarme el suéter, pobrecito Fran casi pierde la vista de la ruta. Creo que nunca había tenido el gusto de verme así las tetas. Bian empezó a aplaudir y reírse "por fin las mostras nena!".
Toda mi palidez se había ido y estaba roja como un tomate.
Mientras tanto, Fran no dejaba de intentar mirar por el espejito. Eso un poco me molestó por ser amiga de su novia pero otro poco me calentó y me dió a entender que así sería mi noche.
Llegamos a la fiesta y empezamos a tomar. Necesitaba olvidarme que estaba en tetas para todo el mundo. Difícil tarea, solamente me miraban el escote deseando que finalmente cumpla la promesa de reventar.
Siempre al ser la amiga soltera, se me acercan bastantes chicos, esa noche era increíble. Quizás me faltaba alcohol en sangre o quizás era porque mi escote era para mi amiga, pero sentía que estaban más pajeros que nunca.
Me pasó al igual que con Fran (que tampoco dejó de mirarme las tetas en toda la noche), sentía entre cierta rabia mezclada con calentura. Poco les importaba que yo me dé cuenta, eran felices viéndome las tetas apretadas contra mi escote.
Bian estaba súper borracha, bailaba con todo el mundo y nadie perdía oportunidad de aprovechar algún roce con el fin de apoyarle su culazo que esa calza poco dejaba para imaginar.
Fran varias veces tuvo que interceder por celos y otro poco porque realmente se estaban aprovechando de ella (aunque poco parecía importarle).
Ella entre risas vino a mí, me abrazó y me dijo al oído "no le digo nada a mi novio de que te mira las tetas, porque yo no puedo sacarte los ojos de encima"
Yo: jajaja y eso que ya las viste varias veces!
Bian: hoy viniste diosa amiga! Me encanta!
Yo: bueno vos también, todavía hay fila para sacarte a bailar.
Bian me guiñó el ojo y se volvió a acerca más a mi oído, eso me dió un escalofrío en el cuerpo, sentía cómo se apoyaba en mí y su aliento cerca de mi cara.
"Que te mire las tetas pero con esto se acuerda que no se tiene que distraer de mi"
Bian era terrible. Con eso se dió media vuelta, me quedó caliente con apenas acercarse y se fue a bailar otra vez con alguno que pasaba solo para molestar a su novio.
Ahí en ése momento sentí un abrazo de atrás, me sobresalté porque todavía estaba en transe de haber sentido el cuerpo de mi amiga y no me esperaba otro contacto.
Me giré y era Rafa, un amigo de mi hermano. Eso significaba fin de la paz. Ni bien viera mi escote iba a hacer un escándalo.
"Hola junior" me dijo en tono burlón Rafa. Los amigos de mi hermano me llamaban así desde chica para molestarme (y lo lograban).
Admito que él era lindo. Pero siempre fue muy pajero conmigo y eso un poco me frenaba. Era morocho, alto pero flaquito. Tenía lindo cuerpo por hacer escalada. Siempre nos tiraba onda a Bian y a mí, como a casi todas las que conocíamos.
Obvio no fue menos que el resto y cuando me giré y vió me escote se quedó helado.
Sus ojitos se fueron directo ahí y no medió más palabras.
Bueno, sí. A los pocos segundos de mirarlo fijo con la mirada denotando algo de rabia me dijo "Junior, qué tetas!"
Me reí, no esperé ese comentario. Porque aparte no logró dejar de mirarme. Ahí noté que venía muy borracho.
Pensé en un segundo, hacer una maldad, gracias a lo que me enseñó mi amiga.
"Si mi hermano no fuera celoso seguro te dejaba tocarlas"
Por fin me miró a los ojos, pero del shock por mi comentario. Se le iluminó una sonrisa y pensé "Qué hiciste Ceci!".
Rafa se acercó más y pegó el cuerpo a mí, me apretó las tetas a su pecho y me dijo "tu hermanito se fue de la previa con una chica y no viene, estoy de suerte".
Dios, mi chiste se había vuelto contra mí.
Rafa me agarró de la mano y me llevó para afuera. Si bien estaba borracho, no quería historias con mi hermano. Me llevó contra una pared y me empezó a comer la boca mientras en un sólo movimiento me dejó las tetas afuera del corset.
Las empezó a masajear y agarrar con fuerza, sus besos eran desesperados, como si hubiera deseado ésto toda la vida.
Bajó a chuparme las tetas mientras empezó a pasar una de sus manos por mi entrepierna.
Yo no entendía cómo había llegado a eso. Pero me estaba dejando comer las tetas en medio de una fiesta. Los aprendizajes y la calentura que me había dado mi amiga me habían dejado ahí.
A Rafa poco le importaba dónde estábamos y lo posible que era que alguien salga a fumar a chapar con otra persona.
Yo miraba a mi alrededor mientras él seguía con su premio. Tenía las tetas llenas de su saliva, cada vez se soltaba más. Me daba mordisquitos en el pezón que fueron soltando mis primeros gemidos. También su mano en mi conchita ayudó a éso.
"RAFA, NOS VAN A VER"
Le intenté decir con voz autoritaria. Aunque poco efecto tenía si algunos gemidos se escapaban en medio de la frase.
Se levantó y me siguió comiendo la boca. Me llevó su mano a su pija y pude sentir que ya la tenía completamente dura.
Él se desabrochó el pantalón y me dejó la verga lista para mí. Lo empecé a pajear mientras él retomó su tarea de chuparme las tetas.
Empecé con mucha suavidad a masajearle su pija, estaba súper caliente en contraste con el frío que hacía afuera. Dejé que unas gotas de saliva caigan encima de su cabecita y ayudé a lubricarla. Empecé con movimientos más envolventes y de más velocidad. Rodeaba bien la cabeza de su verga mientras iba escupiendola más para aumentar la velocidad y que mi mano patine mejor. Él dejó de chuparme las tetas, no podía. Sólo me miraba y gemía. Eso me empezó a calentar. Fui subiendo la velocidad de la paja y fui yo por primera vez la que le robó un beso.
En ése momento empecé a sentir su leche saliendo y la tensión de su pija. Me fue llenando la mano de leche, aunque no me frené, ya estaba en transe con esa verga.
Seguí pajeando porque su carita de no poder más me calentaba. Estaba vulnerable y diciendome "ay sos una hija de puta pendeja".
Me apiadé, le solté la pija y me limpié con su camisa.
"Ni una palabra a mi hermano".
Y volví adentro dejándolo ahí con la pija al aire afuera.
Incluso hoy puedo confesar que no solo Bian es mi mejor amiga, también con el tiempo descubrí que fué mi primer amor.
Esa mañana, después de algunas risitas de vergüenza entre nosotras, la miré a esos ojos verdes que tiene por milagro genético y no pude resistir darle un beso apasionado. De esos que no sólo te hace temblar toda, sino que se dan con todo el cuerpo.
Nuestras manos fueron recorriendo otra vez las curvas de la otra, sus tetas eran apenitas más grandes de lo que mi mano podía abarcar, las mías eran para ella eran ya casi una tarea imposible pero no impidió que se encargue de agarrarlas y jugar con ellas.
Como si recién estuviéramos descubriendo nuestros cuerpos, nos rozabamos la una a la otra, cruzando nuestras piernas y buscando el mayor contacto posible con el cuerpo desnudo de la otra.
Ella se bajó un poquito y con una mirada que nunca había visto en ella hasta ese día, me empezó a chupar las tetas. Se notaba el deseo en Bian, realmente disfrutaba como nadie ese momento. Su lengua envolvía mi pezón, sus labios lo apretaban y succionaban. Ya era imposible no gemir de manera ridícula frente a ella. Pasaba su lengua de pezón a pezón, envolviendo todo lo que podía las tetas con sus manos e incluso su cara.
Mientras tanto, como si pocos fueran los estímulos, mi conchita se frotaba ya con la de ella. Sintiendo lo mojada que se iba volviendo, aunque me era imposible diferenciar si era ella, yo o ambas las que estábamos mojandonos de esa manera tan ridícula.
Producto de eso, ella también empezó a gemir pero mis tetas ahogaban esos gemidos. Apenas podía escucharlos cuando ella se frenaba a respirar un poco. Estaba hipnotizada en su tarea y yo en mi amiga.
"Ceci, ayer yo fui mala amiga"
Esa frase me dijo y me sorprendió, no sabía de que se refería. Hasta que una dulce sonrisa de ella me dió a entender todo. Bajó escurriendose por abajo de mi cuerpo, dándome besos en el recorrido de mi pancita hasta mi entrepierna.
Se refería a que ayer a la noche, solo ella había recibido sexo oral. Pero esta vez me tocaba a mí. Pude sentir su aliento frente a mi conchita. Me empapé sin que ella empiece, ya me retorcía de placer.
Sentí el contacto de la punta de su lengua y acto seguido lamidas que me fueron soltando. Mis gemidos acompañaban el veloz ritmo que agarró Bian, su lengua cada vez iba más profundo en mi conchita. Yo me fui soltando y dejando caer el peso sobre la carita de mi amiga que nunca amagó a frenar.
Mientras seguía jugando con mi clítoris y toda mi conchita, sus manos apretaban mi cola con fuerza. Estaba agarrada al cabezal de la cama sintiendo que me iba a desmayar, los temblores eran cada vez mayores y mis gemidos habían sido cambiados por gritos de placer.
Sentí como empecé a acabar, como estaba acabando en toda la boquita de Bian, mi amiga de toda la vida.
Ella nunca se detuvo, se encargó de seguir hasta hacerme prácticamente desmayar a un costado de la cama.
Nunca me había acabado así y nunca pensé que ella iba a ser la razón por la que sucediera.
Tirada sobre la cama, la busqué con la mirada y la imagen era hermosa. Sus siempre perfectos bucles rojizos estaban por primera vez revueltos pero de manera salvaje y sexy. Sus ojitos verdes brillaban tanto como si boquita, mentón y nariz, los cuales estaban empapados por mis jugos.
Se acercó con la misma mirada de gata que había puesto segundos antes de bajar a chuparmela, y me dió un beso el cuál pude sentir cómo la había acabado en su carita. Eso sólo me calentó más, ella se habrá dado cuenta porque en ése momento y sin piedad de haberme hecho acabar hacía menos de dos segundos, me coló 2 dedos, que al instante se volvieron 3.
Me estaba haciendo una paja increíble, solo podía gemir y pedirle por favor que no pare. Ella sonreía con cierta maldad y me besaba de forma desesperada. Estaba tan caliente como yo. Le gustaba jugar conmigo y mi calentura.
Poco pude aguantar, me volví a acabar y esta vez sí, se apiadó y se acostó al lado mío. Dejó mi conchita en paz, satisfecha ante todo, eso sí.
Nos quedamos dormidas un ratito más después de eso. Ya con una satisfacción enorme ambas, nos levantamos al ratito y fuimos a la ducha. Volvimos a ser las de siempre, no era la primera vez que nos bañabamos juntas y lo tomamos de forma muy natural.
Compartimos unos mates y por suerte el día había mejorado. No sentimos necesidad de charlar de lo que pasó, no había ninguna incomodidad, ni nada de culpa. Si bien Fran (su novio) no se iba a enterar de esto, no sentimos que hayamos hecho una maldad.
Ese día me fui y a la tarde ya estábamos arreglando para vernos otra vez. Iba a haber una fiesta en la casa de un amigo de Fran de un pueblo cercano. Lo único que no me cerraba, era que también iría mi hermano, es muy celoso y siempre terminamos peleando.
Le dije a Bian que cuente conmigo para ir, así que fijamos un horario para esperarla a ella y su novio para que pasen por casa.
A eso de las 11 de la noche, llegan ambos, me revisé por última vez al espejo, llevaba unas botas largas negras, un pantalón de jean negro también y un suéter (repito, hace frío allá). Aunque había trampa, no quería que mi papá me viera, por lo que debajo del suéter tenía un top tipo corset rosa que nunca había usado. Pero esa noche, quizás inconsciente o quizás no tanto, quería resaltar mis siempre llamativas tetas. Quería que Bian las pueda "disfrutar" como esa misma mañana.
Si, lo hice por ella. No me juzguen.
Temía la reacción de mi hermano, pero pensaba evitarlo todo lo que pueda.
Me subí al auto, la ví a Bian perrisima como siempre. Tenía una calza blanca que hacía todavía mejor su culazo. Incluso diría que describir el resto es casi una perdida de tiempo porque seguro nadie recuerde otra cosa. Pero como buena amiga, sé que tenía puesto una remera manga larga al cuerpo roja y unas botitas rojas también.
Saludé a Fran con un beso, a Bian con un abrazo enorme y me quedé atrás.
La calefacción me estaba matando y tuve que sacarme el suéter, pobrecito Fran casi pierde la vista de la ruta. Creo que nunca había tenido el gusto de verme así las tetas. Bian empezó a aplaudir y reírse "por fin las mostras nena!".
Toda mi palidez se había ido y estaba roja como un tomate.
Mientras tanto, Fran no dejaba de intentar mirar por el espejito. Eso un poco me molestó por ser amiga de su novia pero otro poco me calentó y me dió a entender que así sería mi noche.
Llegamos a la fiesta y empezamos a tomar. Necesitaba olvidarme que estaba en tetas para todo el mundo. Difícil tarea, solamente me miraban el escote deseando que finalmente cumpla la promesa de reventar.
Siempre al ser la amiga soltera, se me acercan bastantes chicos, esa noche era increíble. Quizás me faltaba alcohol en sangre o quizás era porque mi escote era para mi amiga, pero sentía que estaban más pajeros que nunca.
Me pasó al igual que con Fran (que tampoco dejó de mirarme las tetas en toda la noche), sentía entre cierta rabia mezclada con calentura. Poco les importaba que yo me dé cuenta, eran felices viéndome las tetas apretadas contra mi escote.
Bian estaba súper borracha, bailaba con todo el mundo y nadie perdía oportunidad de aprovechar algún roce con el fin de apoyarle su culazo que esa calza poco dejaba para imaginar.
Fran varias veces tuvo que interceder por celos y otro poco porque realmente se estaban aprovechando de ella (aunque poco parecía importarle).
Ella entre risas vino a mí, me abrazó y me dijo al oído "no le digo nada a mi novio de que te mira las tetas, porque yo no puedo sacarte los ojos de encima"
Yo: jajaja y eso que ya las viste varias veces!
Bian: hoy viniste diosa amiga! Me encanta!
Yo: bueno vos también, todavía hay fila para sacarte a bailar.
Bian me guiñó el ojo y se volvió a acerca más a mi oído, eso me dió un escalofrío en el cuerpo, sentía cómo se apoyaba en mí y su aliento cerca de mi cara.
"Que te mire las tetas pero con esto se acuerda que no se tiene que distraer de mi"
Bian era terrible. Con eso se dió media vuelta, me quedó caliente con apenas acercarse y se fue a bailar otra vez con alguno que pasaba solo para molestar a su novio.
Ahí en ése momento sentí un abrazo de atrás, me sobresalté porque todavía estaba en transe de haber sentido el cuerpo de mi amiga y no me esperaba otro contacto.
Me giré y era Rafa, un amigo de mi hermano. Eso significaba fin de la paz. Ni bien viera mi escote iba a hacer un escándalo.
"Hola junior" me dijo en tono burlón Rafa. Los amigos de mi hermano me llamaban así desde chica para molestarme (y lo lograban).
Admito que él era lindo. Pero siempre fue muy pajero conmigo y eso un poco me frenaba. Era morocho, alto pero flaquito. Tenía lindo cuerpo por hacer escalada. Siempre nos tiraba onda a Bian y a mí, como a casi todas las que conocíamos.
Obvio no fue menos que el resto y cuando me giré y vió me escote se quedó helado.
Sus ojitos se fueron directo ahí y no medió más palabras.
Bueno, sí. A los pocos segundos de mirarlo fijo con la mirada denotando algo de rabia me dijo "Junior, qué tetas!"
Me reí, no esperé ese comentario. Porque aparte no logró dejar de mirarme. Ahí noté que venía muy borracho.
Pensé en un segundo, hacer una maldad, gracias a lo que me enseñó mi amiga.
"Si mi hermano no fuera celoso seguro te dejaba tocarlas"
Por fin me miró a los ojos, pero del shock por mi comentario. Se le iluminó una sonrisa y pensé "Qué hiciste Ceci!".
Rafa se acercó más y pegó el cuerpo a mí, me apretó las tetas a su pecho y me dijo "tu hermanito se fue de la previa con una chica y no viene, estoy de suerte".
Dios, mi chiste se había vuelto contra mí.
Rafa me agarró de la mano y me llevó para afuera. Si bien estaba borracho, no quería historias con mi hermano. Me llevó contra una pared y me empezó a comer la boca mientras en un sólo movimiento me dejó las tetas afuera del corset.
Las empezó a masajear y agarrar con fuerza, sus besos eran desesperados, como si hubiera deseado ésto toda la vida.
Bajó a chuparme las tetas mientras empezó a pasar una de sus manos por mi entrepierna.
Yo no entendía cómo había llegado a eso. Pero me estaba dejando comer las tetas en medio de una fiesta. Los aprendizajes y la calentura que me había dado mi amiga me habían dejado ahí.
A Rafa poco le importaba dónde estábamos y lo posible que era que alguien salga a fumar a chapar con otra persona.
Yo miraba a mi alrededor mientras él seguía con su premio. Tenía las tetas llenas de su saliva, cada vez se soltaba más. Me daba mordisquitos en el pezón que fueron soltando mis primeros gemidos. También su mano en mi conchita ayudó a éso.
"RAFA, NOS VAN A VER"
Le intenté decir con voz autoritaria. Aunque poco efecto tenía si algunos gemidos se escapaban en medio de la frase.
Se levantó y me siguió comiendo la boca. Me llevó su mano a su pija y pude sentir que ya la tenía completamente dura.
Él se desabrochó el pantalón y me dejó la verga lista para mí. Lo empecé a pajear mientras él retomó su tarea de chuparme las tetas.
Empecé con mucha suavidad a masajearle su pija, estaba súper caliente en contraste con el frío que hacía afuera. Dejé que unas gotas de saliva caigan encima de su cabecita y ayudé a lubricarla. Empecé con movimientos más envolventes y de más velocidad. Rodeaba bien la cabeza de su verga mientras iba escupiendola más para aumentar la velocidad y que mi mano patine mejor. Él dejó de chuparme las tetas, no podía. Sólo me miraba y gemía. Eso me empezó a calentar. Fui subiendo la velocidad de la paja y fui yo por primera vez la que le robó un beso.
En ése momento empecé a sentir su leche saliendo y la tensión de su pija. Me fue llenando la mano de leche, aunque no me frené, ya estaba en transe con esa verga.
Seguí pajeando porque su carita de no poder más me calentaba. Estaba vulnerable y diciendome "ay sos una hija de puta pendeja".
Me apiadé, le solté la pija y me limpié con su camisa.
"Ni una palabra a mi hermano".
Y volví adentro dejándolo ahí con la pija al aire afuera.
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